A través del espejo {Maekar, Sofia...}

Una risa cantarina se le escapó a la rosa cuando su amiga sugirió tal cosa, con lo recatadas que eran la mayoría de las damas de Poniente, una canción así no pasaría más de algunos bardos antes de que les cortaran la lengua y nadie más pudiese cantarla, todas hablaban de honor y valentía pero ningun beso era tan valiente como aquel que era robado, se necesitaba coraje para tal cosa, por que había demasiados riesgos implicados. -Emocionantes si, pero demasiado... liberales para los gustos de las grandes casas.- comentó con sencillez y no era más que la verdad. A ninguna de sus madres le gustaría que se hablara de como sus pequeñas hijas habían conseguido aquellos besos, menos si el caballero lo había robado, había ciertos valores implicados en aquel gesto que sinceramente, Rose daba por saco.

Se quedó callada cuando Sofia comenzó a hablar de su padre en tal forma, no dejó que su sonrisa decayera, pero se encontraba pensativa, quizá más que eso, nerviosa. - Tener lazos con la corona es mejor que nada, Sof, todo el mundo lo sabe, y si Baelor deja el paso para el trono, la responsabilidad recaerá en Maekar, sino, en cuanto su hermano suba y no tenga herederos aún, se convertirá en señor de Rocadragón, que he de decir que es un lugar formidable, no es un trato donde tu padre lleve las de perder, su pequeña conquistó uno de los corazones más codiciados de todo el continente.- analizó Rose con una sonrisa conciliadora, la verdad era que quería que Sofia estuviese tranquila, por que si se daba la ocasión, tendría que presentar todos los puntos a favor para conseguir lo que ella quería, cosa que no dudaba que la leona hiciese.

Una sonrisa se escapó de sus labios al imaginar a la rubia en el campo, la verdad era que no la veía con esa vida, no a ella. -Si te soy sincera, tendrías que trabajar demasiado para acostumbrarte, la vida fuera de las grandes ciudades es solitaria, y tu, me temo que estas demasiado acostumbrada a la gente, los buenos tratos y la buena vida, Sof, si supiera que te gusta el campo, las flores y demás como a mí, te creería, pero... no lo sé, supongo que tendrías que trabajar contigo misma en eso.- soltó bajando un poco la mirada, no quería cortarle sus esperanzas ni nada, pero la verdad era eso, la verdad.

Sofia sonrió después haber estado escuchando con atención a Rose. Si había algo que hacía de la rosa una buena amiga es que siempre, fuese cual fuese la situación, intentaba que sus amigos se encontrasen bien. Otra podría haber elegido palabras más pesimistas, las cuales habrían hecho que Sofia definitivamente hubiese salido corriendo para preparar su huída al campo. Sin embargo, pese a ser totalmente sincera, Rose supo hacerle ver a la leona que no tenía por qué suceder aquello, y eso hacía que su optimismo al pensar en su situación fuese mayor

- Espero que mi padre comparta tu visión. Nunca hemos hablado demasiado sobre estos temas, bueno, a decir verdad, hemos tratado pocos temas que tuvieran verdadera trascendencia -dijo con la cabeza gacha mirando al hurón. Damon Lannister siempre había tenido en cuenta a sus hijos, pero nunca se había preocupado por saber qué pensaba Sofia, qué sentía, sus inquietudes o preocupaciones, y ella se había cansado tiempo atrás de intentar mantener ese tipo de conversaciones con el señor de Roca Casterly, por lo que había terminado por asumir que aquella relación se limitaría a lo básico. Después suspiró profundamente y elevó la vista hacia la dama de nuevo.- Maekar me dijo que nos fugaríamos si no lo aprobaban. Espero que no cambie de parecer si llega a darse la necesidad. Si para mí sería difícil, para él debe serlo mucho más...

Si bien la leona se había metido en un gran lío, Rose no era quién para decirle lo que estaba bien y lo que estaba mal, estaba feliz por ella, no había alguna otra explicación que dar, simplemente el ver a su amiga enamorada traía una sonrisa soñadora a sus propios labios, si bien la rosa era enamoradiza y coqueta, nunca llegó a tal punto de ver al cielo y suspirar como muchas otras jóvenes de su edad lo hacían y si no había entregado nunca su alma al amor, mucho menos su cuerpo, eran temas que no le parecían apropiados pues al ser tan inexperta, no podía hablar con soltura como ella acostumbraba, era algo difícil para ella pensar en aquello por lo tanto, nunca lo hacía, ni siquiera se daba a la tarea de preguntarlo, en cierto punto le parecía... impuro.

Dejó aquellas cavilaciones suyas y volvió a concentrar su atención en su acompañante. -Si quieres que te preste atención en eso, pidele una audiencia en privado, dile que quieres que trate tus asuntos como el de cualquiera de sus vasallos, que te escuche, al menos eso es lo que yo haría, pero por supuesto que tendría miedo, son temas delicados, hay que saberlos llevar con calma y cuidado.- musitó la pequeña de los Tyrell, si bien su propio padre le imponía cierto respeto, el Lannister era mucho más imponente para Rose, siempre lo había visto como alguien alejado, incluso un tanto frío pero inteligente, había algo extraño en él pero nunca había reparado en el detalle de que no escuchase a sus hijos, parecía que la historia se repetía mayoritariamente en las grandes casas. Una sonrisa divertida se formó en sus labios en cuanto habló de la razón por la que pensaba en el campo. -¿Escaparse? ¿A dónde piensan ir? ¿A las Ciudades Libres o venir a Altojardín y apelar por los intereses de mi padre?.- soltó con diversión, el mundo era demasiado amplio para esconderse, pero el rey y el león de oro seguramente tenían recursos hasta por debajo de la lengua, y eso era algo de considerarse.

- Una audiencia... -murmuró la leona, repitiendo las palabras de su amiga como signo de que estaba pensando en ellas. Quizás así su padre la escuchase. Quizás incluso le agradase que lo hiciera de ese modo, demostrando que sabía usar las vías formales para tratar con él. Ella hubiese preferido sentarse con él en cualquier banco del gran jardín del que podían disfrutar en Antigua, rodeados de flores y plantas de delicados aromas que ayudasen a la dama a encontrar las palabras acertadas, pues era consciente que al señor de la Roca no podía contárselo del mismo modo que lo había hecho con Rose. Ella no le juzgaba, o eso pensaba Sofia, pues ella no lo hubiese hecho. Pero no sabía si seguría así si entraba en detalles y le contaba a la rosa todo lo sucedido, quien podría incluso poner en entredicho su honor.

Seguía reflexionando sobre el consejo que le había proporcionado su amiga, cuando escuchó lo que añadía sobre el asunto de su huída con Maekar. No estaba demasiado ilusionada con aquello, y que Rose se riese a su costa no le ayudaba, por lo que su sonrisa se esfumó y su ceño se frunció ligeramente. Sabía que no lo hacía con mala intención, y seguramente, si no fuese ella la afectada su reacción ante aquello habría sido similar, pero eso le hacía ver lo improbable que les resultaría salir adelante de aquel modo. Dio un sorbo de su té- Cualquier cosa antes de que nos separen, Rose -dijo con seriedad, segura de sus intenciones- No me importa tener que darle una patada a mi honor si eso nos ayuda de algún modo -suspiró- Y respecto esa audiencia, sea como sea, tendré que esperar. Antes está saber la opinión del rey, supongo, y en caso de que éste acepte, creo que debería ser quien lo acordase con mi padre. Le dará mucha más credibilidad a las palabras de un rey que desea unir sus casas que a las de una cría enamorada, por mucho que esa cría sea su propia hija -dejó que una sonrisa ladina se dibujase en sus labios.

Dejó que la pequeña leona considerase sus opciones, intentara ver el camino fuera de aquel laberinto, no quería presionarle, ni siquiera intentaba que viera todo desde su punto de vista pues sabía que aquello era casi imposible desde que ambas tenían formas distintas de resolver el mundo. Pasara lo que pasara la rosa no iba a pensar distinto de su amiga, si nunca le había sucedido antes, ahora no habría razón alguna, incluso estaba yendo contra las ideas de su propio padre por tal cosa, si hubiera sido igual que él, justo ahora ya no habría conversación que seguir y se habría alejado, pero no lo había hecho, estaba ahí, tan firme como las paredes de cualquier castillo, era una fortaleza en sus propios medios, y quería proteger a su amiga, incluso aunque eso implicase ser la que le diera problemas.

Vio el cambio automático en las reacciones de su amiga y se dio cuenta de que había llegado al punto, al corazón del asunto donde tendría que ser ella quién hablara de frente, sin temer por el corazón de la leona para que aprendiese a afrontar los problemas, pues si Rose lo dejaba escapar, seguramente Damon Lannister no lo haría, quizá se vería como la villana de la historia, pero era todo por ella, lo entendiese o no. -En el momento en el que no lo sacaste de tus aposentos, le diste una patada a tu honor, Sofia, no para el mundo quizá, pero para ti misma, así que no te escudes en ser seria, afróntalo.- soltó la rosa con dureza aunque le dolía tener que ser así, eran argumentos que seguramente tendría que escuchar. -A la voz del Rey se tendrán que unir la tuya, la de Maekar y si tienes suerte, la de tu propio hermano, es el heredero a Roca Casterly, si tu padre no arregla tu futuro, la tarea recae en Tybolt, vas a tener que hacer uso de todos los contactos que tengas, enredar todo a tu favor si quieres que esto funcione.- comentó alzando una ceja, apoyandose contra la silla, quizá sería la tarea más difícil de su vida, pero si algo entendía la rosa era que para conseguir lo que quería, había que usar todo lo que se podía conseguir.

No le gustaron las palabras de Rose, las que hicieron que un calor sofocante subiese hasta el rostro de Sofia. Había sentido aquello en multitud de ocasiones, cada vez que la rabia se hacía con ella, pero era la primera vez en que la causante de aquella sensación era su amiga. Era duro para la leona oír de labios ajenos lo que había escuchado tantas veces en su cabeza. Ahora lo tenía claro; no podía contarle a Rose todo lo ocurrido o pensaría lo peor sobre ella, incluso aunque fuese su amiga.- ¿Afrontarlo? Créeme, me gustaría no hacerlo. Me gustaría pensar que todo va a ser como en las canciones, que todos los implicados darán su aprobación y que no habrá dificultades. Pero lo afronto. Soy consciente de lo que he hecho y de las consecuencias que se darían si todo saliese mal -dijo de mal humor. Sabía que las intenciones de Rose no eran malas, que no pretendía más que hacerla ver la verdad, pero ella no necesitaba que nadie le abriese los ojos.

Suspiró profundamente, intentando tranquilizarse, tratando de calmar a la leona, pues lo que menos quería en aquel momento era tener una disputa con Rose.- Dudo que Tybolt se atreva a contrariar a mi padre... -acarició al hurón que aún descansaba en su regazo y lo sostuvo para bajarlo al suelo y dejarle moverse a sus anchas, aunque sujetando el extremo de la correa que Maekar le había atado, para evitar que se alejase demasiado- De todos modos, intentaré que mi hermano entre en razón si se da la necesidad, creo que es con el único con el que tendría posibilidades.

No se necesitaba a un vidente para que le dijera lo que le sucedía a su amiga, vio en su mirada todo aquello que le molestaba de esas palabras y se contuvo de disculparse como haría en cualquier otra situación, la rosa tenía sus motivos bien acomodados, no iba a retroceder por más que aquello le pareciese lo sensato, ella al igual que Sofia, quería lo mejor para esa relación que comenzaba a formarse. ¡Eran sus amigos de toda la vida, por los Siete! Nunca les desearía ningún mal, pero al parecer, la leona, tan metida en todo aquello no podía verlo, y Rose necesitaba desesperadamente que aprendiera a ir más allá de su molestia, de lo que la gente pudiera decir por que era la única forma, ella lo sabía, ¿Por qué nadie más podía verlo así?. -Perfecto, ahora intenta decirme eso mismo sonando como la perfecta dama que tu padre ve en tí, dime que conoces lo que haces y estás dispuesta a hacer lo que sea por lograr tus objetivos.- pidió con una sonrisa a medias, era una prueba, por que aquello que estaba por pasar era una guerra, de un tipo político, pero guerra al fin.

Le había dicho aquello, con tales palabras pues era lo que Lord Lannister quería para sus hijos, que supieran lo que hacían y que hicieran lo imposible por lograr sus objetivos, eso era lo que se necesitaba, no una imagen de la dama sumisa pues los leones no eran así, Sofia ciertamente no era así. -Mientras exista la duda, existe la posibilidad.- recitó con perfección las palabras de su tío aunque el tema había sido completamente distinto. -Toda tu vida has conseguido lo que quieres, Sof, esto es solo algo más, ve todo este asunto como otra de tus metas para que puedas pensar en ello sin poner el corazón de por medio, sé que suena difícil, pero para quién ve el matrimonio como una alianza, esa es la única forma.- comento dandole un sorbo a su té, el último donde las pequeñas hojas se quedaban en el fondo, pensando en que cualquier "vidente" diría lo que sus formas significaban para el futuro.

Observó cómo Cuchilla frotaba su lomo contra la pata de la mesa, la que, pese a que la leona, la rosa y el dragón habían probado prácticamente de todo, aún estaba llena de frutas y dulces. A Sofia le llamó la atención el colorido del bol de cerezas que había junto a la tetera, así que alargó la mano mientras escuchaba a su amiga y cogió dos de ellas, llevándoselas a la boca justo después. Estaban frescas y dulces, llenas de sabor. Se giró entonces hacia Rose de nuevo, atenta a sus palabras, sonriendo después de sus primeras palabras- Necesitaría tenerle en frente para ello. No han sido pocas las ocasiones en las que he ensayado delante de un espejo lo que quería decirle cuando se que va a ser tarea difícil. Nunca lo consigo, y es en el momento en que me mira cuando consigo que todo eso salga adecuadamente. Es curioso. Lo que inspira Damon Lannister en las personas es algo totalmente distinto a seguridad en sí mismas. -sonrió, sintiéndose afortunada- Es eso lo que me hace tener esperanzas en que puede salir bien.

Dio un mordisco a la segunda cereza y, tras saborearla y tragar, continuó- Eso es lo que intento, y sé por qué no lo consigo -se giró un poco en su silla para quedar frente a su amiga- La mayor parte de los objetivos que me planteo son caprichos, es ahora cuando me doy cuenta. En otras ocasiones, no alcanzarlos simplemente daña a mi orgullo, tan solo eso, pero ahora no es así. Ahora temo realmente no poder controlar la situación, y de ahí la inseguridad. -argumentó. De no ser por ello, Sofia habría tratado aquello como uno más de sus antojos en los que no tenía nada que perder, pero ahora no era así.- Aún así, confío en que los dioses estén de nuestro lado. No sería un mal momento para hacerlo... -suspiró profunda y sonoramente.

Imitando el movimiento de la leona de Lannister, Rose tomó una cereza, comiendola mientras esperaba la respuesta que había pedido minutos antes, al terminarla, buscó hacer el nudo con la lengua que sus damas tanto presumían de saber hacer. Estaba un tanto ocupada con aquello, terminando ese nudo en el momento mismo en el que la voz de la joven rubia le llamaba de nuevo. -Entonces, piensa bien en tus palabras, por que no me voy a disfrazar de tu padre ni verte con ojos de "Si dices algo mal, te corto la lengua", soy un poco más delicada que eso, querida.- musitó la rosa con una sonrisa ligera, encogiéndose de hombros como si no fuera nada, la verdad era que aquel Lord era un tanto más duro que cualquier otro, por momentos estaba realmente agradecida de ser hija de Garlan Tyrell como nunca antes lo había estado.

Se acomodó de frente a la leona para poder escucharle y verle mejor, siempre era así, veía a todos de frente. -Vas a superar esa inseguridad, lo sé, pero tienes que ver esto como un asunto de poder, todos dicen que los sentimientos y los gobiernos no son amigos, hay que separarlos antes de que vuelvan a unirse perfectamente, yo sé que esto te importa Sof, y vas a hacer todo lo que esten en tus manos.- confió con una sonrisa, posando una mano sobre su hombro, de verdad la rosa confiaba en que su amiga haría un gran papel. -Enciende velas para la Vieja, que te dé sabiduría y para el Guerrero, para que te de fuerza.- aconsejo ante aquello.

- Eso haré -la leona asintió vivaz, decidida a hacer caso del consejo otorgado por su amiga. Confiaba en sus posibilidades, siempre lo había hecho, pero no estaría de más recurrir a la ayuda de los dioses. Sofia creía en ellos, su educación la hizo acoger la fe de los Siete desde el momento en que nació, pero nunca le había gustado dejar ningún asunto en sus manos, como tantas personas hacían continuamente. La menor de los Lannister nunca había comprendido cómo podían hacer tal cosa, pues ella se sentía mucho más segura cuando los asuntos dependían de ella, cuando estaba en sus manos solucionarlos o no. Pese a ello, unas velas no harían ningún daño, y realmente necesitaba toda la ayuda que pudiese recibir, fuera quien fuera el portador.

Respecto a lo demás, Sofia estaba decidida. Tenía que dejar de lado a la dama y sacar a la leona, paciente pero impulsiva, tendría que buscar las palabras exactas y tomar el camino de la política, ese que le desagradaba y aburría a partes iguales.- De todos modos, prefiero tratarlo con Tybolt. Nadie me entenderá mejor que él. Conoce a mi padre tan bien como yo, sabe lo que es ser hijo del señor de la Roca, y su relación con Maekar es bastante buena. En momentos así es cuando agradezco que la política sea un asunto de hombres, no hay nada más tedioso. -ofreció a su amiga una sonrisa ladina antes de sentir cómo el hurón tiraba de ella. Ella rodeó la cinta en su muñeca, para hacerla más corta.- Lo haré bien, sé que lo haré bien. Tengo demasiado que ganar, y pasar mis días con él es motivación más que suficiente -asintió segura de sí misma, mirando a Rose. Esperaba poder mantener aquella seguridad cuando se acercase el momento clave.

La confianza que demostraba Sofia Lannister le dejaba una sonrisa a la rosa que eso era lo que había estado buscando todo el rato, que la leona sacase sus garras para pelear por lo que quería, sin importar nada más que sus deseos era lo que se necesitaba, en aquel juego donde estaba en la bolsa toda una vida, no se podía permitir perder, tenía que buscar la mejor alternativa posible en pos de conseguir tranquilidad en el futuro que si bien era incierto, se tenía que buscar lo mejor, sin tener consideraciones políticas que solo eran lagunas que el gran señor de Roca Casterly podía encontrar fácilmente si le parecía.

Sonrió cuando aceptó encenderle velas a los Siete, incluso un poco más cuando su plan comenzó a formularse lentamente. -Política... aburrida pero necesaria.- soltó Rose con una sonrisa parecida a la de su amiga, rodando los ojos al tomar una fresa, antes de morderla, dejando que una sola gota de jugo se escapase entre las comisuras de sus labios, limpiandola con una mano. -Confío en ti, Sof, ya lo verás.- musitó dedicandole una sonrisa confiada, esa que solían darse cuando necesitaban salir de problemas, una complicidad marcada entre cada línea de sus labios, por supuesto que saldrían de aquello, y si le permitían, tendría la osadía de ir a la boda.

Una leve risa escapó de los labios de Sofia al comprobar que su amiga le daba la razón. Siempre le había parecido que no era justo dejar a las mujeres a un lado cuando se trataban asuntos importantes, con verdadera relevancia, pero ahora se sentía afortunada por el hecho de que esa fuese la situación en Poniente, así no tendría que sufrir aquellas infumables reuniones a las que asistían Tybolt y su padre. En momentos así, daba gracias a los dioses por haberla hecho mujer.

Sonrió cuando escuchó a Rose. Le agradaba que su amiga confiara en ella, y en cierto modo le daba seguridad. E iba a necesitarla. Cuchilla seguía haciendo de las suyas, dando vueltas a una de las patas de su silla, así que Sofia lo recogió del suelo y lo volvió a colocar en su regazo. Suspiró.- Parece que alguien está empezando a inquietarse -dijo colocando bien la cinta de nuevo.- Deberíamos ir cogiendo sitios para la carrera. No quiero tener que estar intentando ver algo entre la gente -dijo con una sonrisa. El sol empezaba a calentar bastante, y tenía la sensación de que si seguían mucho tiempo en la terraza solo iban a quedar de ellas sus vestidos, así que, sujetando al animal en sus brazos, se echó hacia atrás para apartar la silla de la mesa y ponerse de nuevo en pie.- ¿Vamos? -preguntó mirando a su amiga. Se alegraba de no tener que recoger la mesa.

Caminó hasta la puerta, y al ver que Rose iba tras ella, salió de la terraza.- Vosotras dos, quedaos a ayudar -dijo señalando a dos de sus damas. No necesitó decirle a las otras dos que la siguieran, pues lo hicieron en cuanto Sofia continuó caminando junto a Rose.