Después del Teatro. (Leana y Lucas).

La obra había sido divertida y la había relajado mucho. No solo había disfrutado de ella, si no también de la presencia de la gente, la juventud la hacía sentir alegre, sobretodo si veía a su hija divertirse entre ella. Se alejó de Garlan con reticiencia, queriendo acompañar a Rose en ese momento para pasar un poco de tiempo con ella.
Se habían encontrado con otros invitados, a los que había saludado con dulzura y educación. Hasta encontrarse con Lady Hightower. Su saludo entonces fue mucho más reverencial y agradecido, manteniendo una conversación que duró algunos minutos, hasta que otros invitados quisieron saludarla también.
Livia había echado a andar de nuevo con Rose, paseando muy lentamente. Hasta que la había dejado a sus anchas, no queriendo privarla de las compañías más jóvenes. Se quedó entonces en silencio, esperando que todos volviesen a reunirse para marcharse juntos, intentando no preocuparse ni pensar que les podría pasar algo, aunque la costaba, mucho.

Apretó ligeramente el abanico que llevaba en las manos y se apartó los largos cabellos hacia la espalda.

Lucas sonrió ante las palabras de Lea, claro, claro que iría a visitarla pronto, aunque no sabía con qué intenciones... aún. Se sorprendió por el leve tirón de su acompañante y miró hacia allí, encontrándose a la señora esposa de Garlan, arqueó las cejas sorprendido. Vaya, es una dama tan rubia y nívea como debería ser un Lannister...quizá le pregunte de dónde procede... calló cuando Lea la saludó.

Permítame hacer mías las palabras de mi compañera, señora, es un placer conocer a la esposa de Lord Garlan, soy Ser Lucas Coldwater, heredero de mi padre y de las tierras de mi familia, ambos venimos del lejano Valle. Sonrió e inclinó la cabeza ante ella también. Era una dama hermosa, una dama que hizo que Lucas como hombre que era se fijara más de la cuenta, apartando después la vista ruborizado, para no incomodar a Lea.

Espero que no la hayamos molestado, ¿Disfrutó de la comedia de los actores? dijo con cortesía.

Se había sumido en sus pensamientos, manteniendo una apariencia serena que recordaba a las figuras que había de la Madre en los Septos. No supo cuanto rato pasó desde que la saludaron hasta que reaccionó, dando ligeras vueltas al abanico entre sus dedos.
Siempre era un placer encontrarse con nuevas personas, la hacían disfrutar aún más su día a día hasta que tuviera que volver a sus obligaciones en Altojardín.

Livia se giró muy lentamente hacia ellos, con una sonrisa de amabilidad asomando en sus labios y en sus ojos. No los conocía, aunque le parecía haberlos visto durante aquello festejos. Primero observó a la dama, haciendo una ligera reverencia con la cabeza, a modo de primerizo saludo. Posteriormente, hizo lo mismo con el varón. Y sonrió un poco más a ambos.

- Es un auténtico placer conocerte, Leana Lynderly.- impregnó su voz con la misma amabilidad con la que había creado aquella sonrisa.- Y ser Lucas.- añadió deprisa en cuanto supo su nombre.

Escuchó con atención a ambos y, cuando el hombre había terminado de hablar, el abanico ya se había detenido en sus manos, apretándolo contra el vientre con ambas. Contestó a ambos.

- Ha sido divertido. Llevaba mucho tiempo sin acudir al teatro, y ya lo echaba de menos. Espero que para vosotros haya sido igual de productivo y lo disfrutarais tanto como lo he disfrutado yo.

Hablando de aquella forma parecían iluminársela los ojos, como una niña pequeña que está contando a su hermano mayor una pequeña travesura o el descubrimiento de algún tesoro.

Señora, la Doncella y la Madre debieron de ponerse de acuerdo a la hora de daros vuestro hálito de vida en verdad era una mujer espléndida y él deseaba mostrarse complaciente con nada menos que los señores de las tierras con los mejores caballeros de Poniente. Sonrió y miró a Lea, dedicándole a ella otro tipo de sonrisa alejada de la cortesía y sumergida en el más profundo de los amores. Mi dama y yo... comenzó a decir, sin importarle en absoluto afirmar en público su amor por Lea y el de ella hacia él ...venimos de lejanas tierras, pero hermosas como la más frugal de las historias, ¿Creéis que alguna vez honraríais al Valle de Arryn con vuestra presencia? Y con la de vuestro esposo, por supuesto. El orden de los cónyuges era intencionado y cuidadosamente aplicado.

La noche comenzaba a estar ya bien entrada y Lucas observó como su amada se apagaba poco a poco quizá presa del sueño, aún adormilada tenía para él el más hermoso rostro, suave, dulce y cándido. Vuestro esposo mencionó una entrevista conmigo en su despacho, espero que siendo así pueda volver a veros. Dicho esto inclinó la cabeza ante ella y sonrió. Mi dama parece caer en manos de las musas del sueño, oportuno será que la lleve a descansar si a vos os place.

Por la sonrisa que exhibieron los labios de Lady Tyrell casi parecía tímida, posiblemente no estuviera muy acostumbrada a aquello o llevara mucho tiempo sin visitas. Y así era, Livia estaba mucho tiempo en compañía de sus dos doncellas, a veces con Garlan, de vez en cuando con Rose y cada ciertos días podía ver a Luthor. Pensar en ello la hizo sentirse un poco nerviosa, de ninguna manera quería perder su decoro, ni parecer maleducada ante tan adorables jóvenes. Escuchó a la mujer, y la gustó su voz, era suave y muy femenina, sin duda la quedaba bien con aquella belleza.

Sí, ha acertado absolutamente. Espero poder robárselos algún día para algún festejo en Altojardín. Contestó intentando no parecer efusiva, aunque sin duda la habría gustado que aquellos actores se pasasen por su hogar alguna vez. Y se fijó en los ojos de ella, que descendieron hasta el abanico. Habría hecho algún comentario, quizá sobre lo extraño que tendría que resultar para ellos ese objeto allá en el Valle, pero el caballero que estaba a su lado comenzó a hablar.

Ante aquella cortesía, Livia lo otorgó una sonrisa e inclinó con gracia la cabeza, a modo de coqueta reverencia.
"Mi dama y yo". Lady Tyrell reprimió una nueva sonrisa, aunque esta quedó reflejada en el claro de sus ojos. Por supuesto, el amor juvenil la traía recuerdos y aún la alegraba que hubiese jóvenes que mantuvieran viva aquella llama del romanticismo. Sin duda, esperaba que los fuera bien y que los Siete los protegieran. Me encantaría visitar el valle, Lord Tyrell y yo quizá podríamos hacer un pequeño viaje. Para Livia no había pasado desapercibido aquel orden y se había dado prisa en corregirlo de aquella manera. Pero la idea de ir al Valle la emocionaba, significaría pasar algo más de tiempo con su esposo.

Los jóvenes parecían tener que marcharse ya y Lady Tyrell no quería entretenerlos, pareció incluso sentirse mal de tenerlos allí charlando cuando Ser Lucas mencionó que su dama se encontraba cansada. Por supuesto, por supuesto,... no debo entreteneros más. Espero que los Siete os cuiden. Podéis venir a visitarnos cuando queráis, seréis bienvenidos.