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Antigua no duerme, no esta noche
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Antigua no duerme, no esta noche
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Mance Blackwood
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Mance Blackwood
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La ciudad era un auténtico caos, al menos en las zonas menos visitadas por los nobles. Por la mañana todo había sido fiesta, feria, diversión y alegría, pero por la noche todo lo que por el día había sido algo bueno se transformaba en un auténtico descontrol. Los nobles podían estar tranquilos pues Lord Hightower ya parecía haberse encargado de que ellos y sus acompañantes tuvieran cabida en El Faro, pero todos los demás visitantes de la ciudad que habían asistido a las festividades acabarían sufriendo de estrés en menos de dos días, al menos aquellos que habían querido inútilmente conciliar el sueño en sus hogares o en las posadas que los acogían a cambio de un par de monedas. Nymeria no estaba incluída en ninguno de los dos grupos, estaba acostumbrada a cualqueir tipo de vida, diurna o nocturna, y se movía como pez en el agua entre el caos de las calles, las risas de los borrachos y los aires de pelea que desprendía más de una taberna.
Sin mucha prisa y por primera vez desde hace mucho sin la compañía de ninguno de sus animales la fémina se dirigió a una taberna cualquiera, teniendo cuidado de que en ella el ambiente estuviera todavía calmo, animado sí, pero sin posibilidad de entrar en una pelea de bar durante un buen rato. El lugar en concreto no era la gran cosa, un conjunto de unas doce o quince mesas desperdigadas por aquí y por allá con gran cantidad de hombres con jarra de cerbeza en la diestra y mujer en la zurda -ahí se ve que a muchos les importa más el alcohol que el calor de una mujer- acompañados de un numeroso grupo que hacía bromas y que estaba reunido en una esquina de la larga barra tras la que el tabernero servía, habiendo dejado a su mujer e hijas relegadas a la cocina para que ningún hombre con más alcohol que sangre en las venas pudiese hacerles algo mientras su hijo menor -un chiquillo de poco más de cinco años- limpiaba los vasos y jarras para poder volverlos a usar.
La mujer al entrar captó casi todas las miradas del lugar, aunque ninguna -salvo quizá la del mesero y su curioso hijo- se dirigieron a sus ojos bicolor, todas se posaron en el notorio escote que su vestido marrón y el corsé negro que lo ceñía a su torso mostraban. Su rostro estaba semi oculto bajo la capucha de una capa que abierta como estaba mostraba su cuerpo, sus piernas cubiertas por la tela larga del vestido bajo la cual se hallaban unas botas altas hasta casi medio muslo, sus brazos totalmente libres de tela y su cadera marcada por un cinturón del que colgaban varias bolsas de cuero, donde llevaba el dinero y alguna que otra cosa más. Se acercó a la barra ignorando los comentarios y miradas lascivas, los silbidos lujuriosos y las risas burlonas o seductoras de las mujeres que ya había allí. Hizo oídos sordos a todos menos al adulto de cabeza casi calva con canas y al chiquillo que había a su lado, de grandes ojos saltones y pelo semilargo que se los intentaba tapar. Pidió un trago de cualqueir alcohol que ellos quisieran servirle y esperó a que se lo trajeran, tomando asiento en un banco y apoyando sus codos en la barra, entrelazando sus manos a la altura de sus labios.
Nymeria- Ciudadano
Re: Antigua no duerme, no esta noche
Después del día entero de falsos formalísmos, falsas sonrisas, falsa cortesía, hipocrítas todos. Hipócrita él, necesitaba aclarar sus ideas. Lord Hightower había puesto una férrea vigilancia para que nadie entrase por las noches a las zonas cercanas a sus invitados. Pero apenas estaban atentos de si alguna figura envuelta en sombras se escabullía hacía la ruidosa ciudad.
Arrebujado en una capa verde oscuro que le cubría casi por completo, se dirigió a las calles empedradas de esquina en esquina hasta haberse alejado. Después se quitó la capucha y siguió caminando entre miradas extrañas rumbo al corazón de la ciudad. No llevaba insignias, no llevaba embleas, sólo algunos enseres como su hacha arrojadiza bien guardada y su espada. Sólo necesitaba eso y el puñado de monedas que llevaba colgado del cinturón para pasar la noche.
Estaba nervioso pronto sería la gran carrera, había tenido que fingir durante todo el día. Por fin era él. Por fin podía beber. Entró en una posada que no le llamaba la atención, nadie esperaría encontrar un noble allí y por sus vestiduras nadie se debería dar cuenta.
Entró en la estancia con ambiente cargado, el crepitar de unas llamas casi apagadas se mezclaba con los sonidos propios del local, una mezcla de olores pasearon por su nariz. Alcohol, perfume barato, sudor, comida. Se acercó sin prestar atención a nadie a la barra.
.- Posadero, dame la botella del licor mas fuerte que tengas, no te preocupes por el precio. No tenía que utilizar galantería, tenía que ser uno más. Una vez servida la bebida se dió la vuelta apoyando la espada en la barra y echó un vistazo mas detenidamente a la gente que allí se encontraba. No pudo evitar posar su mirada en el pecho de una mujer que había cerca suyo. Apartó la mirada sonriente intentando disimular y dió un trago largo de su bebida. Esa mujer ... ¿Trabajaría allí?
Arrebujado en una capa verde oscuro que le cubría casi por completo, se dirigió a las calles empedradas de esquina en esquina hasta haberse alejado. Después se quitó la capucha y siguió caminando entre miradas extrañas rumbo al corazón de la ciudad. No llevaba insignias, no llevaba embleas, sólo algunos enseres como su hacha arrojadiza bien guardada y su espada. Sólo necesitaba eso y el puñado de monedas que llevaba colgado del cinturón para pasar la noche.
Estaba nervioso pronto sería la gran carrera, había tenido que fingir durante todo el día. Por fin era él. Por fin podía beber. Entró en una posada que no le llamaba la atención, nadie esperaría encontrar un noble allí y por sus vestiduras nadie se debería dar cuenta.
Entró en la estancia con ambiente cargado, el crepitar de unas llamas casi apagadas se mezclaba con los sonidos propios del local, una mezcla de olores pasearon por su nariz. Alcohol, perfume barato, sudor, comida. Se acercó sin prestar atención a nadie a la barra.
.- Posadero, dame la botella del licor mas fuerte que tengas, no te preocupes por el precio. No tenía que utilizar galantería, tenía que ser uno más. Una vez servida la bebida se dió la vuelta apoyando la espada en la barra y echó un vistazo mas detenidamente a la gente que allí se encontraba. No pudo evitar posar su mirada en el pecho de una mujer que había cerca suyo. Apartó la mirada sonriente intentando disimular y dió un trago largo de su bebida. Esa mujer ... ¿Trabajaría allí?
Mance Blackwood- Casa vasalla
Re: Antigua no duerme, no esta noche
La entrada de una nueva persona a la taberna no pasó inadvertida pues cuando se abría la puerta lo que no estaban muy borrachos siempre volteaban a ver y se hacía un escaso periodo de silencio antes de que se volvieran a instaurar las risas, bromas y comentarios -muchos por demás obscenos- montando de nuevo la algarabia propia de la vida nocturna de cualquier lugar como ese. A Nymeria, sin embargo, le daba igual quién entrara o quién saliera, no estaba allí para espiar a alguien concreto sino para escuchar. Los hombres sobrios callan, los ebrios hablan, y ella había aprendido hace mucho que sacarle verdades a un hombre solía ser más fácil con bebida que con tortura pues la borrachera te aseguraba la fidelidad de lo oído aún cuando sólo fueran rumores escuchados en los caminos o entre los soldados.
Escuchó la orden del nuevo y le miró de reojo desde la seguridad de las sombras de su capa mientras el tabernero preparaba el pedido, teniendo que ir a la bodega subterránea para ello dejando al chiquillo al mando durante los pocos minutos que tardase. La fémina le observó con detenimiento: pelo corto, rasgos ponientíes, piel algo morena, manos grandes, ropas humildes pero en buen estado y gesto serio. Parecía un hombre de los ríos o tal vez un viajero del norte al que le había dado mucho el sol, lo que le llamó la atención fue sin duda la ropa y su aspecto en general. No parecía un noble, pero su despreocupación por el precio de una buena botella -que le sirvieron al poco- y sus ropas en buen estado decían que tenía buena racha. Podía ser un mercenario que acababa de cobrar, bien sabía ella que no muchos hombres guardaban el dinero de sus recompensas, antes se lo bebían o se lo tiraban.
Dejó de mirarle cuando el tabernero le dio la botella junto a un vaso de cristal seguramente guardado para ese tipo de licores y ella regresó a su jarra de cerveza, dándole un trago mientras apoyaba su mano izquierda en la barra fingiendo no estar al tanto de la nueva mirada que recibió su escote. La verdad es que a pesar de los años seguía molestándole profundamente que sólo le mirasen el pecho o el trasero, pero era eso o que se fijaran en sus ojos bicolor y prefería que pensaran en ella como una mujer algo dotada que como una mujer atractiva y verdevidente al mismo tiempo.
Escuchó la orden del nuevo y le miró de reojo desde la seguridad de las sombras de su capa mientras el tabernero preparaba el pedido, teniendo que ir a la bodega subterránea para ello dejando al chiquillo al mando durante los pocos minutos que tardase. La fémina le observó con detenimiento: pelo corto, rasgos ponientíes, piel algo morena, manos grandes, ropas humildes pero en buen estado y gesto serio. Parecía un hombre de los ríos o tal vez un viajero del norte al que le había dado mucho el sol, lo que le llamó la atención fue sin duda la ropa y su aspecto en general. No parecía un noble, pero su despreocupación por el precio de una buena botella -que le sirvieron al poco- y sus ropas en buen estado decían que tenía buena racha. Podía ser un mercenario que acababa de cobrar, bien sabía ella que no muchos hombres guardaban el dinero de sus recompensas, antes se lo bebían o se lo tiraban.
Dejó de mirarle cuando el tabernero le dio la botella junto a un vaso de cristal seguramente guardado para ese tipo de licores y ella regresó a su jarra de cerveza, dándole un trago mientras apoyaba su mano izquierda en la barra fingiendo no estar al tanto de la nueva mirada que recibió su escote. La verdad es que a pesar de los años seguía molestándole profundamente que sólo le mirasen el pecho o el trasero, pero era eso o que se fijaran en sus ojos bicolor y prefería que pensaran en ella como una mujer algo dotada que como una mujer atractiva y verdevidente al mismo tiempo.
Nymeria- Ciudadano
Re: Antigua no duerme, no esta noche
Al posadero se le iluminó el rostro al oír la petición y no tardo en ejecutarla, antes de darse cuenta ya tenía servido su brebaje. Consiguió oír un leve murmullo que apareció entre la ruidosa estancia debido a su entrada. Eran conscientes de que tenía dinero, y estaba solo. Decidió no crear tensiones nada más entrar, quería una velada tranquila.
Si la mujer había notado su mirada, no había dado signo alguno. Tenía la vista fija en su jarra de cerveza y apenas si se movía. Mance no había visto su rostro, pero si aquella mujer trabajaba allí lo hacía de pena. Ni si quiera una mirada o una sonrisa, resultaba extraño. Y en caso de no trabajar allí, que hacía sola a esas horas en una posada de mala muerte con una jarra de cerveza.
Analizó descaradamente a la mujer tapada con su capa, callada y ensimismada. Parecía sana, era esbelta y tenía muy buen cuerpo o al menos eso parecía. No era una pueblerina sin más eso se veía a simple vista. Pero nada en ella excepto el ya mencionado escote llamaba la atención. Simplemente era una más.
Estaba claro que le había resultado cuanto menos curiosa. Tomó un largo trago vaciando el vaso y a continuación se volvió a servir. Se acercó a la mujer y sin mirarle le dijo.
.-No sé que buscáis en el fondo de una jarra, pero parece que aquí no lo váis a encontrar.
Pegó otro trago al vaso y comprobó que ya llevaba más de la mitad de la jarra bebida, hizo un gesto al hombretón gordo para que le sirviese otra.
Si la mujer había notado su mirada, no había dado signo alguno. Tenía la vista fija en su jarra de cerveza y apenas si se movía. Mance no había visto su rostro, pero si aquella mujer trabajaba allí lo hacía de pena. Ni si quiera una mirada o una sonrisa, resultaba extraño. Y en caso de no trabajar allí, que hacía sola a esas horas en una posada de mala muerte con una jarra de cerveza.
Analizó descaradamente a la mujer tapada con su capa, callada y ensimismada. Parecía sana, era esbelta y tenía muy buen cuerpo o al menos eso parecía. No era una pueblerina sin más eso se veía a simple vista. Pero nada en ella excepto el ya mencionado escote llamaba la atención. Simplemente era una más.
Estaba claro que le había resultado cuanto menos curiosa. Tomó un largo trago vaciando el vaso y a continuación se volvió a servir. Se acercó a la mujer y sin mirarle le dijo.
.-No sé que buscáis en el fondo de una jarra, pero parece que aquí no lo váis a encontrar.
Pegó otro trago al vaso y comprobó que ya llevaba más de la mitad de la jarra bebida, hizo un gesto al hombretón gordo para que le sirviese otra.
Mance Blackwood- Casa vasalla
Re: Antigua no duerme, no esta noche
Nymeria ni suspiró cuando volvió a notar la mirada del hombre sobre su cuerpo, hizo como si el aire fuese quien la mirase y como a tal ignoró siguiendo con su bebida, con la mirada perdida en la jarra pero el oído agudo y atento a cualquier comentario que pudiese llamar su atención. Risas y bromas era lo que más se escuchaba en el local, eso y los gritos de "¡Otra cerveza, viejo!" que cada vez tenían menos tiempo entre uno y otro. No le dio mayor importancia hasta que escuchó cómo alguien se acercaba a ella y dirigió sus orbes hacia la figura del varón al que había analizado antes, mirándole de soslayo y frunciendo ligeramente el ceño al ver que ciertamente se estaba acercando a ella.
No tenía intención de empezar una pelea y dudaba que a él le interesase montar un espectáculo por lo que ni se molestó en llevar su mano libre hacia el dirk oculto en su escote o las dagas escondidas en sus botas. Simplemente fingió ignroarle hasta que le tuvo al lado y le escuchó hablar, no pudiendo evitar soltar una corta y más bien tajante risa sarcástica que rompió el silencio que había mantenido hasta el momento y que acompañó de una respuesta.
- ¿Y qué os hace pensar que no lo encontré ya? -cuestionó dejando la pregunta en el aire, sin mencionar nada concreto. El moreno podía interpretar sus palabras como quisiera aunque lo que primero que se podía pensar dadas sus palabras era que había ido a buscar bebida, y que obviamente la había encontrado pues aunque su tono de voz no fuera precisamente conciliador -que tampoco hostil- no negó la jarra a la que se le invitó y se terminó la que tenía en la mano con un par de tragos antes de tomar la otra- A mí salud -mencionó con tono divertido dando así un trago a la bebida ofrecida.
No tenía intención de empezar una pelea y dudaba que a él le interesase montar un espectáculo por lo que ni se molestó en llevar su mano libre hacia el dirk oculto en su escote o las dagas escondidas en sus botas. Simplemente fingió ignroarle hasta que le tuvo al lado y le escuchó hablar, no pudiendo evitar soltar una corta y más bien tajante risa sarcástica que rompió el silencio que había mantenido hasta el momento y que acompañó de una respuesta.
- ¿Y qué os hace pensar que no lo encontré ya? -cuestionó dejando la pregunta en el aire, sin mencionar nada concreto. El moreno podía interpretar sus palabras como quisiera aunque lo que primero que se podía pensar dadas sus palabras era que había ido a buscar bebida, y que obviamente la había encontrado pues aunque su tono de voz no fuera precisamente conciliador -que tampoco hostil- no negó la jarra a la que se le invitó y se terminó la que tenía en la mano con un par de tragos antes de tomar la otra- A mí salud -mencionó con tono divertido dando así un trago a la bebida ofrecida.
Nymeria- Ciudadano
Re: Antigua no duerme, no esta noche
Durante un breve instante pareció ver algo extraño en esos ojos que le miraban inquisitivamente, pero la mujer apartó rapidamente sus ojos por lo que no le dió más importancia, serían cosas de la bebida. La extraña mujer ni se inmutó cuando se acercó, parecía estar más que acostumbrada a ese tipo de situaciones.
.- No creo que hayáis venido a emborracharos como el resto de ésta gentuza. Comentó tranquilo, no creía que la gente del lugar le pudiese escuchar, estaban enfrascados en sus propias conversaciones y la noche ya estaba bien entrada por lo que no estaban sobrios precisamente.
Bebió un largo trago de su vaso y observó satisfecho como la mujer aceptaba de buen grado su invitación. .- A vuestra salud. Y volvió a beber.
.- Me diréis entonces que os ha traído aquí, creo que con la invitación me lo he ganado.
Notaba cómo poco a poco un leve calor alcanzaba su rostro y pecho, el brebaje iba haciendo su efecto.
.- No creo que hayáis venido a emborracharos como el resto de ésta gentuza. Comentó tranquilo, no creía que la gente del lugar le pudiese escuchar, estaban enfrascados en sus propias conversaciones y la noche ya estaba bien entrada por lo que no estaban sobrios precisamente.
Bebió un largo trago de su vaso y observó satisfecho como la mujer aceptaba de buen grado su invitación. .- A vuestra salud. Y volvió a beber.
.- Me diréis entonces que os ha traído aquí, creo que con la invitación me lo he ganado.
Notaba cómo poco a poco un leve calor alcanzaba su rostro y pecho, el brebaje iba haciendo su efecto.
Mance Blackwood- Casa vasalla
Re: Antigua no duerme, no esta noche
La fémina rió por lo bajo y le miró una vez más de soslayo, clavando su orbe derecho de tono verde acuoso sobre los de su actual acompañante, claramente divertida por su suposición que aunque no lo admitiera estaba completamente en lo cierto. No dijo nada al respecto, simplemente brindó por sí misma y bebió soltando un hondo pero complacido suspiro cuando dejó de verter el líquido ambarino por su garganta y fue entonces cuando volvió a oírle, no pudiendo evitar reír de forma más suelta no por efecto de la bebida, pero al menos eso fingía.
- Sois un tipo curioso pero no voy a poder complaceros... Necesitaréis algo más que una jarra de cerveza para conseguir que os diga algo sobre mí o mis intereses. Ser fácil nunca ha sido mi punto fuerte -contestó sin evitar poner un tinte divertido a esas últimas palabras que había elegido precisamente por el doble sentido que poseían. Hacía mucho que no bebía alcohol pues siempre simulaba beber cuando en realidad lo único que hacía era dar pequeños tragos que a veces ni siquiera llevaban líquido a su boca pero esta vez no, bebía a gusto y fingiría que se le estaba subiendo a la cabeza pero pararía cuando notase que su actuación pudiera convertirse en verdad.
- Sois un tipo curioso pero no voy a poder complaceros... Necesitaréis algo más que una jarra de cerveza para conseguir que os diga algo sobre mí o mis intereses. Ser fácil nunca ha sido mi punto fuerte -contestó sin evitar poner un tinte divertido a esas últimas palabras que había elegido precisamente por el doble sentido que poseían. Hacía mucho que no bebía alcohol pues siempre simulaba beber cuando en realidad lo único que hacía era dar pequeños tragos que a veces ni siquiera llevaban líquido a su boca pero esta vez no, bebía a gusto y fingiría que se le estaba subiendo a la cabeza pero pararía cuando notase que su actuación pudiera convertirse en verdad.
Nymeria- Ciudadano
Re: Antigua no duerme, no esta noche
La mujer se rió ante los comentarios, quizás iba mas bebida de lo que parecía a simple vista, y era lo que Mance necesitaba, compañía y conversación, y a poder ser compañía que bebiese.
.- ¿Un tipo curioso? Quizás, pero no menos que vos. ¿Acaso tenéis miedo de que conozca algún secreto o asunto turbio? Todos tenemos nuestros “secretos”. Dijo cambiando la entonación de la última palabra.
.- Más claros, más oscuros, pero todo el mundo tiene secretos.
Pegó un trago apurando el vaso, se sirvió pero decidió aminorar el ritmo de ingesta porque de seguir así no sería capaz de terminar la conversación.
.- No me preocupa que seáis difícil. Sonrió. .- Me preocuparía más lo contrario, de hecho, de ser así no estaría hablando con vos. Me habéis llamado la atención y soy muy curioso, necesito saciarla.
Se fijó en el precioso ojo de la mujer, un tono verdoso que parecía tocar toda la escala cromática del verde. Un ojo inquisitivo que irradiaba astucia. No le importó quedarse unos instantes observándolo. En esa situación, las formalidades y lo que pudiese pensar su interlocutora daba igual, él no era Mance, no ahora.
.- ¿Un tipo curioso? Quizás, pero no menos que vos. ¿Acaso tenéis miedo de que conozca algún secreto o asunto turbio? Todos tenemos nuestros “secretos”. Dijo cambiando la entonación de la última palabra.
.- Más claros, más oscuros, pero todo el mundo tiene secretos.
Pegó un trago apurando el vaso, se sirvió pero decidió aminorar el ritmo de ingesta porque de seguir así no sería capaz de terminar la conversación.
.- No me preocupa que seáis difícil. Sonrió. .- Me preocuparía más lo contrario, de hecho, de ser así no estaría hablando con vos. Me habéis llamado la atención y soy muy curioso, necesito saciarla.
Se fijó en el precioso ojo de la mujer, un tono verdoso que parecía tocar toda la escala cromática del verde. Un ojo inquisitivo que irradiaba astucia. No le importó quedarse unos instantes observándolo. En esa situación, las formalidades y lo que pudiese pensar su interlocutora daba igual, él no era Mance, no ahora.
Mance Blackwood- Casa vasalla
Re: Antigua no duerme, no esta noche
Nymeria volvió a posar su mirada en el varón cuando éste le preguntó sobre algún posible secreto. Su ceño se frunció durante unos fugaces segundos pues pensó que quizá no era un hombre que había ido sólo a beber sino que la estaba siguiendo aunque eso sonaba demasiado paranoico incluso para una prófuga como ella por lo que descartó tal posibilidad poco después de que ésta se formulase en su cabeza. Según los rumores que había oído la última vez su hermano todavía no se había asentado en ningún lugar del continente por lo que seguramente seguiría amasando fortuna en Braavos a la espera de que la apertura de una ruta comercial directa con la isla atrayera la atención de alguna buena casa de Westeros.
- Los secretos siempre son oscuros, por eso son secretos -respondió antes de dar un nuevo trago a la jarra que reposaba en su mano sin darle aparente importancia a ese tema aún cuando estaba completamente de acuerdo con el varón. Toda persona tiene secretos, y todos ellos son siempre oscuros. Algunos más y algunos menos, pero nunca hay claridad en ellos, o esa era la opinión de la fémina quein no tardó en reír por lo bajo al escuchar las nuevas palabras de su interlocutor.
- Decidme pues, ¿qué es lo que ansía saber de una desconocida como yo? Dudo que sea cuánto cobro, ya habéis podido notar que no soy una de ellas -tras sus casi sarcásticas palabras señaló con un simple gesto a las muchas mujeres que había tras ella, algunas pegadas a hombres, otras buscando clientes pero todas ligeras de ropas y con la mirada puesta sobre algún cuello del que colgarse- Aunque mis pechos puedan decir lo contrario -añadiría aparentemente divertida por su propio comentario pues ciertamente mostraba bastante escote y eso podía hacerla pasar con facilidad por una meretriz.
- Los secretos siempre son oscuros, por eso son secretos -respondió antes de dar un nuevo trago a la jarra que reposaba en su mano sin darle aparente importancia a ese tema aún cuando estaba completamente de acuerdo con el varón. Toda persona tiene secretos, y todos ellos son siempre oscuros. Algunos más y algunos menos, pero nunca hay claridad en ellos, o esa era la opinión de la fémina quein no tardó en reír por lo bajo al escuchar las nuevas palabras de su interlocutor.
- Decidme pues, ¿qué es lo que ansía saber de una desconocida como yo? Dudo que sea cuánto cobro, ya habéis podido notar que no soy una de ellas -tras sus casi sarcásticas palabras señaló con un simple gesto a las muchas mujeres que había tras ella, algunas pegadas a hombres, otras buscando clientes pero todas ligeras de ropas y con la mirada puesta sobre algún cuello del que colgarse- Aunque mis pechos puedan decir lo contrario -añadiría aparentemente divertida por su propio comentario pues ciertamente mostraba bastante escote y eso podía hacerla pasar con facilidad por una meretriz.
Nymeria- Ciudadano
Re: Antigua no duerme, no esta noche
Tenía el sueño tan ligero como el dedo a la hora de disparar una flecha, y el oído tan agudo como el ojo guiñado al apuntar a un objetivo.
Sin mentar nada a su medio hermana, salió a hurtadillas de la villa donde se alojaban acompañado por cuatro de sus mejores Dientes de Cuervo.
La algarabía que la ciudad emanaba durante el día en las calles, se trasladaba a otros lugares un tanto más recónditos por la noche. Y es que, para ser buen consejero de los rumores, no solo había que saber deambular por el mercado a plena luz, sino también encontrar un lugar equivalente durante la noche donde poder llevar a cabo su labor.
Cuando los centelleantes ojos de un gato daban ese halo de siniestralidad a un callejón, cuando el resplandor mortecino de la luna dejaba embelesado a todo aquel que osara mirarla, cuando las jarras de vino se consumían más rápido que la hojarasca por el fuego, allí estaba el cuervo.
Un cuervo sangriento.
Ataviado con su habitual vestimenta negra, con una capa negra mate desgastada, ocultando a Hermana Oscura, guantes de piel que describían perfectamente la forma de sus huesudos nudillos y una capucha que cubría hasta sus ojos, Brynden Ríos tomaba plácidamente una copa de vino, pasando desapercibido a los ojos de todos menos del tabernero, cuya preocupación era que aquel extraño pagase la consumición y no armara ninguna zapatiesta.
Mientras a sus oídos llegaban baladas mal entonadas, algún comentario del tipo: “¿Tiene las tetas más grandes que mi mujer o no?” o eructos que harían ladrar a un perro, un rostro llamó su atención cuando alzó la vista.
Se levantó y se sentó al lado del hombre y con voz sepulcral:
-Tranquilo, no te sientas amenazado, no voy a quitarte a tu chica. Solo quiero información y creo que el precio es más que razonable.
Miró a la joven de reojo, y a pesar de que era bastante voluptuosa, los intereses carnales del bastardo estaban en la villa que compartía con su medio hermana.
No, en ese instante solo quería información.
Sin mentar nada a su medio hermana, salió a hurtadillas de la villa donde se alojaban acompañado por cuatro de sus mejores Dientes de Cuervo.
La algarabía que la ciudad emanaba durante el día en las calles, se trasladaba a otros lugares un tanto más recónditos por la noche. Y es que, para ser buen consejero de los rumores, no solo había que saber deambular por el mercado a plena luz, sino también encontrar un lugar equivalente durante la noche donde poder llevar a cabo su labor.
Cuando los centelleantes ojos de un gato daban ese halo de siniestralidad a un callejón, cuando el resplandor mortecino de la luna dejaba embelesado a todo aquel que osara mirarla, cuando las jarras de vino se consumían más rápido que la hojarasca por el fuego, allí estaba el cuervo.
Un cuervo sangriento.
Ataviado con su habitual vestimenta negra, con una capa negra mate desgastada, ocultando a Hermana Oscura, guantes de piel que describían perfectamente la forma de sus huesudos nudillos y una capucha que cubría hasta sus ojos, Brynden Ríos tomaba plácidamente una copa de vino, pasando desapercibido a los ojos de todos menos del tabernero, cuya preocupación era que aquel extraño pagase la consumición y no armara ninguna zapatiesta.
Mientras a sus oídos llegaban baladas mal entonadas, algún comentario del tipo: “¿Tiene las tetas más grandes que mi mujer o no?” o eructos que harían ladrar a un perro, un rostro llamó su atención cuando alzó la vista.
Se levantó y se sentó al lado del hombre y con voz sepulcral:
-Tranquilo, no te sientas amenazado, no voy a quitarte a tu chica. Solo quiero información y creo que el precio es más que razonable.
Miró a la joven de reojo, y a pesar de que era bastante voluptuosa, los intereses carnales del bastardo estaban en la villa que compartía con su medio hermana.
No, en ese instante solo quería información.
Brynden Ríos- Nobleza
Re: Antigua no duerme, no esta noche
La mujer parecía divertida con la conversación o quizás sólo era la manera de agradecerle la invitación, ahora que la tenía mas cerca veía que era realmente atractiva, aunque no había ido allí buscando un trato así.
.- Sólo busco conversación, se veía por vuestra actitud que no trabajáis aquí. Sólo quiero saciar mi curiosidad porque aunque te desenvuelves bien, no encajas en un sitio así, quizás me equivoque.
Añadió una coletilla que hizo que Mance automáticamente mirase su pecho para apartar la vista y beber un trago del vaso con una medio sonrisa en el rostro. .- No quería llamaros eso, disculpadme. La mujer sonreía extrañamente, no se había ofendido ni mucho menos, más bien pareciera que le estaba tomando el pelo.
Una figura oscura que se sentó cerca de él le sacó de sus pensamientos, miró de reojo al hombre con su capa negra que ocultaba su identidad cuando sorprendentemente se dirigió a Mance. Sus palabras fueron directas y nadie excepto Mance y quizás su interlocutora las oyeron, instintivamente agarró el pomo de su espada y se dirigió a él.
.- Creo que te has equivocado de persona amigo, vuelve a donde estabas sentado, tomate tu bebida tranquilamente y déjanos a mi chica y a mi con nuestra conversación.
Había algo en aquel hombre que lo desconcertaba, además claro está de su actitud, era más bien la voz. Pero no sabría decirlo.
.- Sólo busco conversación, se veía por vuestra actitud que no trabajáis aquí. Sólo quiero saciar mi curiosidad porque aunque te desenvuelves bien, no encajas en un sitio así, quizás me equivoque.
Añadió una coletilla que hizo que Mance automáticamente mirase su pecho para apartar la vista y beber un trago del vaso con una medio sonrisa en el rostro. .- No quería llamaros eso, disculpadme. La mujer sonreía extrañamente, no se había ofendido ni mucho menos, más bien pareciera que le estaba tomando el pelo.
Una figura oscura que se sentó cerca de él le sacó de sus pensamientos, miró de reojo al hombre con su capa negra que ocultaba su identidad cuando sorprendentemente se dirigió a Mance. Sus palabras fueron directas y nadie excepto Mance y quizás su interlocutora las oyeron, instintivamente agarró el pomo de su espada y se dirigió a él.
.- Creo que te has equivocado de persona amigo, vuelve a donde estabas sentado, tomate tu bebida tranquilamente y déjanos a mi chica y a mi con nuestra conversación.
Había algo en aquel hombre que lo desconcertaba, además claro está de su actitud, era más bien la voz. Pero no sabría decirlo.
Mance Blackwood- Casa vasalla
Re: Antigua no duerme, no esta noche
- Spoiler:
- Ugh, quedó larguísimo
Un ligero sonido afirmativo aunque con toque interrogativo surgió de la garganta de la fémina cuando su acompañante le dijo que sólo buscaba entablar una conversación. Muchos utilizaban esa excusa cuando realmente buscaban contacto físico pero Nymeria no era de las que generalizaban aún cuando solía hacer ver que sí para enmascarar esa pequeña parte de su personalidad como hacía con todas las demás, cada trozo escondido detrás de otro que era su contrario o un complementario no tan cercano a la realidad. Tras ello rió por lo bajo al oírle decir que no encajaba en un lugar como aquel y estuvo tentada a darle la razón, las tabernas de noche no eran su ambiente, ella estaba a gusto en la naturaleza o ayudando a los demás con su oficio, no en un sitio que olía a alcohol, sudor y cosas menos reseñables por los cuatro costados. Obviamente no lo dijo, pero ganas no le faltaron.
- Te disculpas mucho, eso no es propio en un hombre de esta calaña -dijo señalando con la jarra al tumulto de personas que se expandía a sus espaldas- Bueno, de ningún hombre en realidad, por lo menos no de los que yo he conocido hasta ahora -añadiría sin mostrarse en absoluto ofendida por lo que pudiera haber pensado Mance sobre ella. Ciertamente no daba el pego como prostituta pues de ser así ya estaría en los brazos de alguno de los hombres cercanos, pero tampoco iba a decirle que su escote estaba así de descubierto a propósito no par aatraer clientes, sino para desviar las miradas de sus ojos bicolor, en especial de su orbe izquierdo pues el color amatista no pasaba inadvertido y con tanto bastardo Targaryen suelto prefería que no la confundieran con uno.
Esperó paciente una reacción a tal comentario pero el acercamiento de un segundo varón no le pasó inadvertido y para disimular que se había dado cuenta de la cercanía del moreno dio un largo trago, terminando con el contenido de su jarra antes de alzarla y moverla un poco de un lado a otro en señal silenciosa al tabernero o a la primer mesera que la viera para que se le llenase de nuevo. El tintineo de la espada colgando del cinturón contrario llegó a sus oídos como si estuvieran haciendo repicar un cascabel justo en su oído pero al ver que ocultaba dicha arma no dijo nada, simplemente esperó a que él tomase asiento mientras se alejaba un poco del borde de la mesa para así subir su pierna derecha al hueco que le hizo en la silla, teniendo mucho más a mano la daga oculta en su bota y, todo hay que decirlo, dando una buena visión de parte de su muslo porque casi toda su pierna estaba cubierta por la larga bota.
Fue tal la tensión que se formó en el momento que la castaña tenía una corazonada: si sacaba su daga podía ser capaz de cortar el aire pues a un ojo observador como el suyo la reacción del hombre que tenía frente a ella no le pasó desapercibida y, siendo sincera, el tono sepulcral y casi tenebroso del desconocido que tomó asiento con tanta confianza al lado del Blackwood logró estremecerla. Esa no era una buena forma de acercarse a alguien, no si quería que se le recibiera bien y no de forma hostil como estaba haciendo su acompañante cuyo nombre ella aún desconocía. La mirada que el cuervo le dirigió no logró provocarle nada pues ya había aplacado su cuerpo y no dudó ni un segundo en clavar sus orbes sobre los contrarios, ambos pares protegidos por las sombras de las capuchas aunque en esa situación el que se veía más peligroso era el varón precisamente por su género.
- Si fuera su chica tened por seguro que no le dejaría traerme a un sitio como éste -mencionó en, quizá, un burdo intento por deshacer la tensión que se había asentado en esa mesa y al mismo tiempo rebatiendo las creencias del desconocido y las palabras de su interlocutor. No obstante, la verdad es que le pareció divertido que el varón que tenía justo en frente le hubiera seguido el juego afirmando que era su chica pero supo aprovechar bien la situación para introducirse en la conversación. Ella no era un simple deleite visual y, pese a no ser vanidosa, sí le molestaba que no la tomasen en cuenta pues el desconocido se había dirigido única y expresamente a Mance, ignorándola a ella salvo por esa rápida mirada a sus atributos.
Nymeria- Ciudadano
Re: Antigua no duerme, no esta noche
Bajo la capucha, Brynden arqueó una ceja escéptico con un único pensamiento en la cabeza: otro chulo de taberna.
Pero el bastardo no se dio por vencido y haciendo acopio de paciencia, algo que en él brillaba por su ausencia, aclaró sus intenciones con voz aún más profunda dejando entrever su rostro en la penumbra de la capucha:
-Muchacho, el que se os estáis equivocando sois vos. No me tomeís por un moscardón de taberna ni por un plebeyo; de ese modo todo irá bien -su mano estaba ya posada en la empuñadura de Hermana Oscura, pues la mera presencia de aquella espada haría ver a cualquiera que el consejero no era un don nadie -No te fíes de un rostro oculto, una voz de ultratumba ni unas ropas ajadas... tras eso podría esconderse desde un rey, hasta un hombre sin rostro -miró a la chica de reojo, pues siguiendo su propio consejo, no se fiaba de las apariencias y una mujer en una taberna era como mínimo a tener en cuenta. Se volvió al joven: -Solo quiero información y me la vas a dar -hizo una leve pausa -Como has comprobado, ahora no te lo estoy pidiendo -y antes tampoco, pero tenía que ser cortés, pensó.
En ese instante, la mujer, en un alarde de distender el ambiente, se pronunció:
-En ese caso me sentiré menos culpable si esta noche no follas, muchacho -¿era necesario decir eso? dijo una voz en su cabeza mientras el bastardo sonreía sin ganas. Miró al joven: -Vuestra amiga es más simpática que vos -la miró a ella -Quizás me seáis vos de más utilidad -dejando el interrogante en el aire para quien lo cogiera.
Levantó la cabeza para que la joven pudiera ver hasta sus ojos, y al remangarse unas pulgadas el brazo izquierdo, un brazalete de arquero en cuero negro se dejó entrever.
Pero el bastardo no se dio por vencido y haciendo acopio de paciencia, algo que en él brillaba por su ausencia, aclaró sus intenciones con voz aún más profunda dejando entrever su rostro en la penumbra de la capucha:
-Muchacho, el que se os estáis equivocando sois vos. No me tomeís por un moscardón de taberna ni por un plebeyo; de ese modo todo irá bien -su mano estaba ya posada en la empuñadura de Hermana Oscura, pues la mera presencia de aquella espada haría ver a cualquiera que el consejero no era un don nadie -No te fíes de un rostro oculto, una voz de ultratumba ni unas ropas ajadas... tras eso podría esconderse desde un rey, hasta un hombre sin rostro -miró a la chica de reojo, pues siguiendo su propio consejo, no se fiaba de las apariencias y una mujer en una taberna era como mínimo a tener en cuenta. Se volvió al joven: -Solo quiero información y me la vas a dar -hizo una leve pausa -Como has comprobado, ahora no te lo estoy pidiendo -y antes tampoco, pero tenía que ser cortés, pensó.
En ese instante, la mujer, en un alarde de distender el ambiente, se pronunció:
-En ese caso me sentiré menos culpable si esta noche no follas, muchacho -¿era necesario decir eso? dijo una voz en su cabeza mientras el bastardo sonreía sin ganas. Miró al joven: -Vuestra amiga es más simpática que vos -la miró a ella -Quizás me seáis vos de más utilidad -dejando el interrogante en el aire para quien lo cogiera.
Levantó la cabeza para que la joven pudiera ver hasta sus ojos, y al remangarse unas pulgadas el brazo izquierdo, un brazalete de arquero en cuero negro se dejó entrever.
Brynden Ríos- Nobleza
Re: Antigua no duerme, no esta noche
El hombre seguía en sus trece, había dejado ver parte de su rostro, pero la taberna no estaba bien iluminada y apenas si alcanzó a ver alguno de sus rasgos, que no reconoció. De todos modos estaba más atento a sus soberbias palabras.
.- Y tu no creas que puedes acercarte aquí tratarme con desfachatez y darme órdenes, aplicáte la lección que me acabas de dar porque nunca se sabe con quién se está hablando.
La situación le estaba resultando del todo molesta, frunció el ceño, el último comentario referente a la información le había sacado de sus casillas, se volvió hacia él.
.- Mi señor, se ve a simpe vista que no sois un sin mas, pero como volváis a dirigiros a mi en ese tono me temo que tendré que cortaros esa lengua tan afilada y que tan bien usáis.
Su interlocutora estaba intentando relajar el ambiente, pero el desconocido en otro giro de la conversación había usado el comentario para humillarle. Era la gota que colmó el vaso, Mance se disfrazaba y interpretaba bien el papel de plebeyo, pero no estaba acostumbrado a que le tratasen sin respeto y mucho menos de esa manera tan ofensiva, o quizás simplemente era la situación sumada a la bebida que ya había ingerido. De un manotazo le tiró la jarra que estaba bebiendo al sujeto que le hablaba ganando tiempo para desenvainar un poco la espada mostrándosela a él mismo bajo la capa.
.- Otra más y se acabaron las palabras amigo.
.- Y tu no creas que puedes acercarte aquí tratarme con desfachatez y darme órdenes, aplicáte la lección que me acabas de dar porque nunca se sabe con quién se está hablando.
La situación le estaba resultando del todo molesta, frunció el ceño, el último comentario referente a la información le había sacado de sus casillas, se volvió hacia él.
.- Mi señor, se ve a simpe vista que no sois un sin mas, pero como volváis a dirigiros a mi en ese tono me temo que tendré que cortaros esa lengua tan afilada y que tan bien usáis.
Su interlocutora estaba intentando relajar el ambiente, pero el desconocido en otro giro de la conversación había usado el comentario para humillarle. Era la gota que colmó el vaso, Mance se disfrazaba y interpretaba bien el papel de plebeyo, pero no estaba acostumbrado a que le tratasen sin respeto y mucho menos de esa manera tan ofensiva, o quizás simplemente era la situación sumada a la bebida que ya había ingerido. De un manotazo le tiró la jarra que estaba bebiendo al sujeto que le hablaba ganando tiempo para desenvainar un poco la espada mostrándosela a él mismo bajo la capa.
.- Otra más y se acabaron las palabras amigo.
Mance Blackwood- Casa vasalla
Re: Antigua no duerme, no esta noche
No había necesidad de ser intuitivo para captar la tensión que se instaló en aquella pequeña mesa que la fémina ocupaba junto a los dos varones, era tan notoria que hasta un infante la sentiría y saldría corriendo a la mínima oportunidad. Su intento por calmar la situación añadiendo cierto toque de humor al tema no dio demasiado resultado, y aunque logró que el deconocido le prestase atención no es como si hubiera ganado algo pues el noble -por su reacción ya no le cabía duda de que el varón menor tenía sangre noble- se había sentido más que ofendido, algo que sinceramente a Nymeria no le sorprendía, pocos hombres dejarían pasar de largo las palabras del extraño y la gran mayoría se le habrían tirado al cuello, el Blackwood estaba echando mano de una paciencia que la fémina veía ya a punto de agotarse.
Cabe añadir que la alusión a los hombres sin rostro hizo que un fugaz brillo de curiosidad brillase en los orbes bicolor de la extranjera, pero disimuló bien su curiosidad y esperó con calma, bebiendo un nuevo trago de su jarra mientras el bastardo exigía información en lugar de pedirla. Pensó en no meterse, las peleas de taberna no eran lo suyo y no quería llamar demasiado la atención por lo que además evitó reírse por la ocurrencia del segundo varón. Le había hecho gracia, eso no iba a negarlo, pero tampoco sería tan estúpida como para mostrar abiertamente su diversión, eso sólo haría que su primer acompañante apuntase la espada contra ella si es que llegaba a sentirse humillado por el hecho de que una mujer se riese de él, o por un comentario jocoso a su costa mejor dicho. Sus orbes mantuvieron con firmeza la mirada que el bastardo le dirigió, dándole a entender no sólo que estaba escuchándole, sino también que no le tenía miedo y que no iba a darle una respuesta a sus posibles preguntas sólo porque él así se lo exigiera. Nymeria no obedecía a nadie, ni siquiera al conocido rey al que ya había tenido ocasión de conocer.
- Os aconsejo que os relajéis, mis señores, no creo que a ninguno de nosotros nos convenga montar una escena -mencionó buscando que su voz tuviera un tono calmo y conciliador, lo cual consiguió a la perfección pues ya había sido mediadora entre los miembros de su familia en su juventud -tener tres hermanos y un sobrino pequeño había tenido sus ventajas- pero sabía que los dos varones no se calmarían con unas palabras, al menos el noble parecía muy dispuesto a entablar pelea si se le provocaba una vez más. Fue por ello por lo que dirigió un rápido vistazo a ambos cuerpos, observando las armas de ambos para tenerlas contadas y localizadas por si acaso. Tampoco le pasó desapercibido el brazalete de arquero que estaba en el brazo del extraño pero no veía arco ni flechas junto a él, sólo aquella espada que le resultaba distinta. No era una espada de tres al cuarto, nada que pudieras conseguir a menos que la comprases a un alto precio, la heredases o la robases, y ninguna de esas tres opciones le parecía muy alentadora.
- "Ahora es cuando todo se va a la mierda" -fue el pensamiento que raudo cruzó su cabeza cuando, haciendo caso omiso a sus palabras -aunque ella estaba segura de que ni siquiera la había oído, centrado en la humillación- Mance le arrojó la cerveza al extraño- "Hombres... Primitivos como siempre" -pensó para sus adentros dirigiendo su mirada a su alrededor viendo así que habían captado la atención de algunos grupos cercanos. Eran como niños, en cuanto algo les llamaba la atención buscaban enterarse de todo y ahora Nymeria lo tenía muy difícil para pasar inadvertida pero por lo menos sabía que su rostro quedaría oculto por ahora a menos que algo hiciera que su capucha abandonara su lugar y que las miradas de los curiosos decidieran subir de su escote y trasero para observar algo más que sus atributos de mujer. Fuera como fuera, ahora sólo le quedaba esperar y ver si necesitaba utilizar su recién ideada ruta de escape para no verse envuelta en una más que probable reyerta.
Cabe añadir que la alusión a los hombres sin rostro hizo que un fugaz brillo de curiosidad brillase en los orbes bicolor de la extranjera, pero disimuló bien su curiosidad y esperó con calma, bebiendo un nuevo trago de su jarra mientras el bastardo exigía información en lugar de pedirla. Pensó en no meterse, las peleas de taberna no eran lo suyo y no quería llamar demasiado la atención por lo que además evitó reírse por la ocurrencia del segundo varón. Le había hecho gracia, eso no iba a negarlo, pero tampoco sería tan estúpida como para mostrar abiertamente su diversión, eso sólo haría que su primer acompañante apuntase la espada contra ella si es que llegaba a sentirse humillado por el hecho de que una mujer se riese de él, o por un comentario jocoso a su costa mejor dicho. Sus orbes mantuvieron con firmeza la mirada que el bastardo le dirigió, dándole a entender no sólo que estaba escuchándole, sino también que no le tenía miedo y que no iba a darle una respuesta a sus posibles preguntas sólo porque él así se lo exigiera. Nymeria no obedecía a nadie, ni siquiera al conocido rey al que ya había tenido ocasión de conocer.
- Os aconsejo que os relajéis, mis señores, no creo que a ninguno de nosotros nos convenga montar una escena -mencionó buscando que su voz tuviera un tono calmo y conciliador, lo cual consiguió a la perfección pues ya había sido mediadora entre los miembros de su familia en su juventud -tener tres hermanos y un sobrino pequeño había tenido sus ventajas- pero sabía que los dos varones no se calmarían con unas palabras, al menos el noble parecía muy dispuesto a entablar pelea si se le provocaba una vez más. Fue por ello por lo que dirigió un rápido vistazo a ambos cuerpos, observando las armas de ambos para tenerlas contadas y localizadas por si acaso. Tampoco le pasó desapercibido el brazalete de arquero que estaba en el brazo del extraño pero no veía arco ni flechas junto a él, sólo aquella espada que le resultaba distinta. No era una espada de tres al cuarto, nada que pudieras conseguir a menos que la comprases a un alto precio, la heredases o la robases, y ninguna de esas tres opciones le parecía muy alentadora.
- "Ahora es cuando todo se va a la mierda" -fue el pensamiento que raudo cruzó su cabeza cuando, haciendo caso omiso a sus palabras -aunque ella estaba segura de que ni siquiera la había oído, centrado en la humillación- Mance le arrojó la cerveza al extraño- "Hombres... Primitivos como siempre" -pensó para sus adentros dirigiendo su mirada a su alrededor viendo así que habían captado la atención de algunos grupos cercanos. Eran como niños, en cuanto algo les llamaba la atención buscaban enterarse de todo y ahora Nymeria lo tenía muy difícil para pasar inadvertida pero por lo menos sabía que su rostro quedaría oculto por ahora a menos que algo hiciera que su capucha abandonara su lugar y que las miradas de los curiosos decidieran subir de su escote y trasero para observar algo más que sus atributos de mujer. Fuera como fuera, ahora sólo le quedaba esperar y ver si necesitaba utilizar su recién ideada ruta de escape para no verse envuelta en una más que probable reyerta.
Nymeria- Ciudadano
Re: Antigua no duerme, no esta noche
Sonrió con ironía, pero no solo sonrió. Si había algo que Cuervo Sangriento era incapaz de hacer era darse por vencido y mucho menos mantener la boca cerrada en situaciones así.
-En ese caso, mis disculpas, mi Lord, a veces los bastardos olvidamos que nuestra condición nos posiciona por debajo de vosotros los nobles -dijo con sorna.
Bebió un trago y observó la reacción del hombre ante aquellas palabras. También observó a la mujer, que cada vez se sentía más incómoda, pero como lo último que el bastardo quería era que ambos se marcharan, fue él mismo el que suavizó su tono, pues aquel hombre no lo haría. Tenía la paciencia típica de un noble, además de noble venido a más. Quizás las cosas en el Tridente estuvieran cambiando y aún no había llegado a oídos de Brynden.
-Si me quedo sin lengua no podré informar al consejero de los rumores de mis andanzas... -en ese instante el noble le echó la jarra por encima y desenvainó ligeramente su espada. Brynden miró su regazo y observó al sujeto. Acto seguido, se levantó, mostró la empuñadura de Hermana Oscura y se volvió a sentar con la misma tranquilidad de quien se levanta para rascarse el culo.
Los dos Dientes de Cuervo que esperaban en la puerta entraron y se apalancaron en la barra sin quitar ojo a su comandante.
Cuervo Sangriento, haciendo caso omiso de las palabras de la mujer, descubrió su rostro y miró con una media sonrisa al Blackwood que con toda seguridad lo reconocería:
-Tienes que ser más paciente con los palurdos que te vayas encontrando, Mance -dijo -Venga, siéntate y relájate, se acabaron las ofensas por mi parte -miró su atuendo -¿Me invitas a una jarra? es que cierto ribereño me la ha tirado por encima -miró a la mujer y le sonrió de medio lado.
-En ese caso, mis disculpas, mi Lord, a veces los bastardos olvidamos que nuestra condición nos posiciona por debajo de vosotros los nobles -dijo con sorna.
Bebió un trago y observó la reacción del hombre ante aquellas palabras. También observó a la mujer, que cada vez se sentía más incómoda, pero como lo último que el bastardo quería era que ambos se marcharan, fue él mismo el que suavizó su tono, pues aquel hombre no lo haría. Tenía la paciencia típica de un noble, además de noble venido a más. Quizás las cosas en el Tridente estuvieran cambiando y aún no había llegado a oídos de Brynden.
-Si me quedo sin lengua no podré informar al consejero de los rumores de mis andanzas... -en ese instante el noble le echó la jarra por encima y desenvainó ligeramente su espada. Brynden miró su regazo y observó al sujeto. Acto seguido, se levantó, mostró la empuñadura de Hermana Oscura y se volvió a sentar con la misma tranquilidad de quien se levanta para rascarse el culo.
Los dos Dientes de Cuervo que esperaban en la puerta entraron y se apalancaron en la barra sin quitar ojo a su comandante.
Cuervo Sangriento, haciendo caso omiso de las palabras de la mujer, descubrió su rostro y miró con una media sonrisa al Blackwood que con toda seguridad lo reconocería:
-Tienes que ser más paciente con los palurdos que te vayas encontrando, Mance -dijo -Venga, siéntate y relájate, se acabaron las ofensas por mi parte -miró su atuendo -¿Me invitas a una jarra? es que cierto ribereño me la ha tirado por encima -miró a la mujer y le sonrió de medio lado.
Brynden Ríos- Nobleza
Re: Antigua no duerme, no esta noche
Escuchó las palabras con atención, le había llamado Lord, el todavía no lo era, pero el rintintin con el que dijo la palabra noble no le hizo ninguna gracia. Había descubierto su tapadera y a la mujer que le acompañaba no le había dicho ni su nombre ni su posición. Aunque preocuparse por eso ya, era una tontería porque debía haberle quedado más que claro.
Bebió de su jarra cuando casi se atragantó al oir lo que el sujeto dijo a continuación, consejero de los rumores ... no había hecho bien yendo a una posada y metiéndose con alguien así. Por eso sabía de su condición, no hay nada que les puedas ocultar. La cabeza de Mance estaba dando vueltas para ver como podía salir airoso de la situación cuando de repente entraron dos Dientes de Cuervo y su interlocutor se quitó la capucha, Mance se quedó atónito.
.-¿Bry …. Brynden?, por los antiguos dioses, ¡disculpadme! No me imaginaba que fuéseis vos, hace años que no os veo, Árbol de Cuervos os echa de menos. ¿Cómo os ha tratado estos años la vida? y ¿qué hacéis en este antro? Hizo un gesto y el tabernero se acercó para servirle una jarra y acto seguido se dio la vuelta para explicarle a la mujer que probablemente no entendiese nada.
.- Veréis mi señora, soy Ser Mance Blackwood de Árbol de Cuervos y éste es … bueno un familiar, más bien viejo amigo al que admiro y llevaba mucho sin ver.
Bebió de su jarra cuando casi se atragantó al oir lo que el sujeto dijo a continuación, consejero de los rumores ... no había hecho bien yendo a una posada y metiéndose con alguien así. Por eso sabía de su condición, no hay nada que les puedas ocultar. La cabeza de Mance estaba dando vueltas para ver como podía salir airoso de la situación cuando de repente entraron dos Dientes de Cuervo y su interlocutor se quitó la capucha, Mance se quedó atónito.
.-¿Bry …. Brynden?, por los antiguos dioses, ¡disculpadme! No me imaginaba que fuéseis vos, hace años que no os veo, Árbol de Cuervos os echa de menos. ¿Cómo os ha tratado estos años la vida? y ¿qué hacéis en este antro? Hizo un gesto y el tabernero se acercó para servirle una jarra y acto seguido se dio la vuelta para explicarle a la mujer que probablemente no entendiese nada.
.- Veréis mi señora, soy Ser Mance Blackwood de Árbol de Cuervos y éste es … bueno un familiar, más bien viejo amigo al que admiro y llevaba mucho sin ver.
Mance Blackwood- Casa vasalla
Re: Antigua no duerme, no esta noche
Brynden se mostró amable, seco, pero amable, pues entendía perfectamente la actitud de su pariente. El bastardo habría tardado menos en saltarle los dientes al que osara tocarle las narices de aquella manera.
Una nueva jarra desfiló por delante de sus ojos, y cuando se hubo engrasado la garganta habló con tranquilidad:
-¿Árbol de Cuervos me echa de menos? me gustaría creerlo si hubiera recibido alguna prueba, pero bueno -no estaba allí para echar en cara asuntos nimios -En cambio, la vida me trata más o menos bien, vivo en la Fortaleza Roja, soy consejero de los rumores del rey Daeron, mis Dientes de Cuervo son la élite de los arqueros de casi todo Poniente, y puedo disfrutar de una cerveza mientras meto ciña a mis parientes en las tabernas -sonrió de medio lado -Por otro lado, hay rumores sobre que practico magia negra, que me follo a mi hermana, e incluso he oído que me voy a unir a mi medio hermano Fuegoscuro en su revolución contra la corona... unas cosas... -bebió otro trago -Soy consejero de los rumores, Mance, qué mejor lugar que el mercado o una taberna para saber lo que se cuece entre el populacho.
Alzó la copa un palmo cuando el Blackwood lo presentó a la mujer:
-Brynden Ríos, aunque te sonará más Cuervo Sangriento -dijo en voz baja, para que no se enteraran en derredor -¿Y vos sois...?
Volvió la vista a su pariente de nuevo, pues tenía preguntas que hacerle:
-Bueno, dime ¿qué se cuece en las tierras de los ríos? ¿cómo va Árbol de Cuervos y la familia? ¿se han extinguido ya esos malditos Bracken? -sabía que no, pero por probar...
Una nueva jarra desfiló por delante de sus ojos, y cuando se hubo engrasado la garganta habló con tranquilidad:
-¿Árbol de Cuervos me echa de menos? me gustaría creerlo si hubiera recibido alguna prueba, pero bueno -no estaba allí para echar en cara asuntos nimios -En cambio, la vida me trata más o menos bien, vivo en la Fortaleza Roja, soy consejero de los rumores del rey Daeron, mis Dientes de Cuervo son la élite de los arqueros de casi todo Poniente, y puedo disfrutar de una cerveza mientras meto ciña a mis parientes en las tabernas -sonrió de medio lado -Por otro lado, hay rumores sobre que practico magia negra, que me follo a mi hermana, e incluso he oído que me voy a unir a mi medio hermano Fuegoscuro en su revolución contra la corona... unas cosas... -bebió otro trago -Soy consejero de los rumores, Mance, qué mejor lugar que el mercado o una taberna para saber lo que se cuece entre el populacho.
Alzó la copa un palmo cuando el Blackwood lo presentó a la mujer:
-Brynden Ríos, aunque te sonará más Cuervo Sangriento -dijo en voz baja, para que no se enteraran en derredor -¿Y vos sois...?
Volvió la vista a su pariente de nuevo, pues tenía preguntas que hacerle:
-Bueno, dime ¿qué se cuece en las tierras de los ríos? ¿cómo va Árbol de Cuervos y la familia? ¿se han extinguido ya esos malditos Bracken? -sabía que no, pero por probar...
Brynden Ríos- Nobleza
Re: Antigua no duerme, no esta noche
- Spoiler:
- Lamento la tardanza, estaba medio ausente -.-
La situación se había vuelto demasiado tensa para Nymeria, más aún cuando la voz del bastardo volvió a escucharse, con esa sorna tan descarada que sacaría de quicio a cualquier noble, más aún a aquel al que se había dirigido. La verdad es que la idea de retirarse le pareció muy jugosa en esos momentos pero no tenía manera de irse sin llamar más atención de la necesaria, por lo que permaneció en el asiento y en silencio, como alejada de la conversación que estaba teniendo lugar y en la que no le interesaba intervenir, no a menos que quisiera interponerse entre una disputa -por suave que fuera por el momento- de dos hombres. No era la primera que había visto ni sería la última, y la castaña apreciaba demasiado su vida como para meterse en medio de ambos mientras estaban de gresca.
Así pues, decidió mantenerse en una posición más bien pasiva, sobre todo cuando escuchó nombrar al Consejero de rumores. Ya había tenido suficiente con acercarse más de lo planeado a la familia real, no quería encima tener problemas con un miembro del consejo del rey Daeron II al que, además, estaba segura que no le caía excepcionalmente bien, no como a su hijo Maekar desde luego. Cuando el licor fue derramado la fémina no apartó sus ojos bicolor del hombre de negro y llevó disimuladamente su mano a la bota que reposaba sobre su propia silla, dispuesta a coger la daga que ocultaba en ella de ser necesario pues ver ambas espadas listas para desenvainarse no era precisamente un agradable paisaje. A pesar de la atención que le ponía a ambos varones no le pasó inadvertido el movimiento de otros hombres que pasaron de la puerta a la barra sin dejar de mirar al desconocido que tenía a su lado, lo cual no hacía más que aumentar las sospechas y la desconfianza en ella.
- "¿En qué lio me he metido ahora?" -pensó con cierto desazón pues últimamente parecía que su suerte no mejoraba y que salía del fuego para caer no en las brasas, sino en una hoguera más grande. Los dioses -antiguos, nuevos, de luz o de sombra- eran crueles con ella y ya se estaba cansando de meterse en problemas cada dos por tres. Por suerte para ella y para sus nervios el desconocido se quitó la capucha y descubrió su rostro, aunque la extranjera no se fijó en sus facciones sino en esa marca color vino que su cuello mostraba, ese cuervo de sangre que le subía por el cuello y que le daba su nombre. No hizo falta que el Blackwood le nombrase, Nymeria ya le había reconocido a pesar de que nunca le había visto. No tenía pensado decir nada, su mente trabajaba desenfrentada hasta que la voz del bastardo la sacó de sus pensamientos, haciendo que le devolviera la mirada y que plasmase también una leve sonrisa en su rostro, fingida pues aún estaba tensa, pero suficiente para mostrar tranquilidad a pesar de no sentirla.
- Siendo así deberías pedírsela a él, no es cortés pedir a una dama que os invite... aunque yo no sea una dama precisamente -respondió con un pequeño deje de humor en pos de relajarse a sí misma, además de que no tenía la intención de invitar a nadie a beber. El dinero a ella no le sobraba precisamente, y visto lo visto estaba claro que ambos varones tendrían dinero de sobra teniendo en cuenta quiénes eran- Supongo que es un placer conoceros, aunque debo confesar vuestra pequeña "reunión familiar" no ha sido muy ordinaria -comentó respondiendo la presentación que Mance hizo de ambos. Al menos ahora estaba segura de que ninguno de los dos intentaría cortarle la garganta al otro por lo que se permitió beber lo que le quedaba de cerveza en la jarra, el sabor agrio despejaría un poco su mente y beber era una buena forma de fingir no estar atenta a lo que ambos varones comenzaron a hablar, aunque todos los rumores que el bastardo había nombrado ella ya los conocía.
- No tengo títulos eso creo que ya lo habréis adivinado así que no soy alguien precisamente importante, sólo una viajera que pasaba cerca de la ciudad y decidió disfrutar de las fiestas. Ya se echaba de menos la primavera -contestó sin dar ningún indicio de su identidad, sólo afirmando que no era una noble y que no era de Antigua. No tenía intención de decir nada más sobre sí misma a menos que se le preguntase más directamente, en cuyo caso no le temblaría el pulso a la hora de adoptar una de sus muchas identidades falsas. Cualquier nombre le vendría bien en ese momento, pero dado que estaba en El Dominio y que ya tiempo atrás se cruzó con el regente de dichas tierras, probablemente usase el mismo nombre que utilizó aquella vez pues estaba segura de que, a pesar de haberse convertido -de forma inexplicable cabe añadir- en una especie de maestra del príncipe Maekar, Brynden no la conocía. Quizá de oídas, pero ni su nombre ni su rostro, quizá sólo uno de los apodos que recibía.
Nymeria- Ciudadano
Re: Antigua no duerme, no esta noche
Escuchó a su pariente hablar, y lanzarle alguna que otra puya pero por el desinterés con que lo dijo probablemente no le importaba en lo más mínimo. No pudo sino soltar una carcajada cuando le hizo referencia a la “broma” que le acababa de gastar, sacándole de quicio y poniéndole en evidencia y más aún delante de la fémina que le acompañaba aquella noche. Agudizó más el oido con los rumores que mentó, de los cuales, todo había que decirlo, no había oído gran cosa.
De todos modos no había que ser un genio para saber que Daeron no mantendría como consejero de los rumores a un hombre del que se sospechase que podía unirse a los Fuegoscuro. Eso estaba claro.
.- Efectivamente, pero el problema es que en este tipo de sitios sólo oyes eso, rumores, ¡A saber de cuales te puedes fiar!
Comentó bebiendo un trago de su brebaje.
.-Aunque de eso ya os encargaréis vos. La vida no os va nada mal y me alegra oírlo. Respecto al Tridente, Lord Tully murió como bien sabrás, ahora está al cargo Medgard, y los Bracken como siempre, no hacen más que incordiar y meterse donde no les llaman. Pero no han aparecido por Antigua y no se les ve mucho, creo que cada vez están peor.
Se giró hacia la dama cuando les habló sobre sus relaciones familiares y sonrió de medio lado ante el comentario.
.- Vaya, supongo que estas celebraciones atraen a toda clase de gente, la verdad es que es increíble el trabajo de Lord Hightower. Y ¿Cómo debemos dirigirnos a vos mi señora? Preguntó con una cortesía propia del rango que ya no servía de nada ocultar.
De todos modos no había que ser un genio para saber que Daeron no mantendría como consejero de los rumores a un hombre del que se sospechase que podía unirse a los Fuegoscuro. Eso estaba claro.
.- Efectivamente, pero el problema es que en este tipo de sitios sólo oyes eso, rumores, ¡A saber de cuales te puedes fiar!
Comentó bebiendo un trago de su brebaje.
.-Aunque de eso ya os encargaréis vos. La vida no os va nada mal y me alegra oírlo. Respecto al Tridente, Lord Tully murió como bien sabrás, ahora está al cargo Medgard, y los Bracken como siempre, no hacen más que incordiar y meterse donde no les llaman. Pero no han aparecido por Antigua y no se les ve mucho, creo que cada vez están peor.
Se giró hacia la dama cuando les habló sobre sus relaciones familiares y sonrió de medio lado ante el comentario.
.- Vaya, supongo que estas celebraciones atraen a toda clase de gente, la verdad es que es increíble el trabajo de Lord Hightower. Y ¿Cómo debemos dirigirnos a vos mi señora? Preguntó con una cortesía propia del rango que ya no servía de nada ocultar.
Mance Blackwood- Casa vasalla
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