El camino de la Ciudad de Antigua. [Escena Grupal]

Era uno de los acontecimientos más esperados por todos. La Gran Carrera de Antigua. Esta carrera se llevaba a cabo por todas las grandes avenidas de la Ciudad, pasando por las distintas islas conectadas por puentes, por el puerto dividido en dos de la ciudad e incluso llegaba a los barrios de menos fortuna de la ciudad, convirtiendo todo el lugar en un circuito por el que los caballos y sus jinetes corrían en pos de la victoria.

Las calles de Antigua se habían despejado con ayuda de la Guardia de la ciudad, haciendo que ningún tendero quedara en su empedrado, y montando un cordón que no dejaba a los visitantes o habitantes de la ciudad internarse en la calzada ya que las consecuencias podrían ser desastrosas para caballo, jinete y transeúnte.

Era un espectáculo casi único el que se dejaría ver en Poniente ya que muy pocos eventos de este tipo se llevaban a cabo en otros lugares, y sin embargo muchos criadores de caballos llevaban a sus equinos al lugar esperando a que demostrasen su poderío. Es más, el ganador aparte de ser reconocido en méritos con cien dragones de oro era afamado por Poniente, y muchos buscaban tenerlo a su lado en sus caballerizas para llevar a cabo cruces entre sus caballos, buscando la potencia de éste.

Se habían levantado diversos tenderetes por toda la ciudad por los que habían pagado burgueses, señores vasallos...pero todos aquellos pertenecientes a las grandes familias habían sido dispuestos a la derecha de la salida, el mismo lugar de llegada tras rodear toda la ciudad por las calles. Habían refrigerios para todos, pues era un día de cierto calor. Era la segunda oportunidad de compartir un espacio en reunión, más cerca de la gente de Antigua, que se arremolinaba en las aceras de las calles.

La Gran Carrera estaba dispuesta para menos de una hora desde ese instante, y se esperaban a todos los invitados a las gradas.

Spoiler:

Había bajado del palco que había compartido con sus amigas solo para acercarse a su fiel corcel que esperaba junto a uno de los chicos, perfectamente acicalado y refrescado para la ocasión, monto presto en el caballo para dar un suave troto alrededor de la la salida, sin apartarse demasiado, algún iluso no calentaría ni protegería su piel del calor de aquel día, pero el estaba claro que no caería en aquella estupidez, ya sentía su coronilla arder aun a pesar de toda la protección que se había puesto, seria un día interesante.

Cuando termino de su pequeña ronda de calentamiento llevo el caballo al mozo advirtiéndole que le diera agua pero no demasiada, pues no quería que estuviera lleno de liquido para la carrera, mientras el mismo empezaba un suave calentamiento de torso, piernas y brazos, mientras fijaba su mirada en todos aquellos contrincantes a los que se enfrentaría aquel día, algunos sabia, seguro harian trampas, e intentarían tirarlo del caballo, había visto aquel tipo de actos en otras carreras con caballeros mas honorables de los que allí se enfrentaría.

Tomo las riendas de su querido Atalaya y fue a la línea de salida concentrándose, y sin prestar ahora atención a otra cosa que no fuera su respiración, era muy posible que no ganase ese día, pero los siete estarían presentes de que daría lo mejor de el mismo.

Iba vestido con ropa cómoda, poco más que una camisa abierta que pensaba quitarse antes de empezar la carrera, unos pantalones cortos, sueltos y unas botas de montar. Era lo único que necesitaba, Nymeria era rápida y llevar peso de más la perjudicaría.

Antes de empezar la carrera Olyvar decidió realizar una pequeña travesura, hizo el sonido con su boca haciendo que su montura se levantara sobre sus patas traseras. Aquello llamaría la atención y se comentaría. Puede que llegara a oidos de algunos espectadores que no estuvieran presentes....

Por Dorne

Se acercó a la zona donde debía prepararse para competir, iba calmado intentando concentrarse en la carrera. Tenía que demostrar lo que valían el y Aswan, debía ganar. Vió a lo lejos a Maekar que había sido su compañero de camino hacía la ciudad junto con Silvia Tully. Sería formal, pero ahora era un enemigo mas, un competidor igual que el resto. No hay favoritismos.

Ordenó a uno de sus guardias cuidar de Aswan y prepararlo para el evento, se colocó los guantes de montar y empezó los calentamientos.

.- Me alegra veros por aquí mi príncipe. Así me veréis ganar. No sabía nada acerca de cómo montaban ninguno de los presentes, pero él solía ser rápido, se había preparado concienzudamente y se esforzaría, quizás un poco de provocación antes de la carrera no venía nada mal.

Las calles estaban abarrotadas y los palcos se iban ocupando conforme pasaba el tiempo. Estaba ansioso pero intentaba no aparentarlo.

Maekar estaba concentrado y sonrió al Ser Blackwood cuando este se acercó para hablar con el, le dio una suave reverencia y le tendió la mano en señal de competitividad sana y buen humor. – Así que seréis vos el que ganáis eso ya lo veremos, yo también he entrenado mucho para esto, asi que si vas a ganar te aseguro que no te lo pondré fácil…te has echado ya crema? Deberías hacerlo, este sol es fuerte, podrías quemarte….y también deberías tomar algo de beber antes de que empecemos, y no se te olvide calentar muy bien los talones será lo que mas sufra en la carrera, y ningún buen guerrero debería lesionarse por una competición deportiva.

Asintio largamente llamando a uno de sus guardias que también participarían y mostraba su misma apariencia, pantalones de algodón, y suaves botas de piel para las piernas, embadurnado de crema, este se acercó y le tendió al Ser Blackwood la crema y algo de bebida.

El día de la carrera había llegado por fin y Anna Stark no quería perderse tal evento. Sintió ganas de ponerse a prueba y una parte de ella, esa más rebelde que había sobrevivido a sus años de madurez- le decía que participase, sin embargo toda carrera de caballos tenía sus riesgos y no tenía intención de arriesgarse a sufrir un accidente que le costase la vida a Siria o su propia salud, no iba a dejar a su esposo viudo y a sus hijos sin madre, no con la que se avecinaba. Por ello se levantó temprano, viendo que su cama estaba vacía salvo por la presencia de una todavía en desarrollo Fang. No le sorprendió, su marido solía pasear y cazar antes de la salida del sol por lo que con una sonrisa la mujer se arregló, dejando su largo cabello de ébano tomado en un sencillo recogido -sujeto por un broche de mariposa- que dejaba a la vista los rasgos aún jóvenes de su rostro, sus orejas un poco más alargadas de lo común y su largo cuello decorado con la Estrella invernal, que hacía juego con el sencillo vestido que eligió para la ocasión, de telas blancas y livianas que parecían flotar pero que se ceñían a su cintura mediante un cinto hecho a base de gruesos eslabones de tonalidad ocre y que tenía grabada la cabeza de un huargo, símbolo de su casa.

Una vez vestida y arreglada Ser Thomas y su doncella de confianza la guiaron hasta los palcos que se situaban en la línea de salida y meta, donde miró para encontrar algún rostro conocido. Buscó el de Brandon pero en su lugar encontró a la pequeña Rose hablando con una joven a la que había visto en el banquete pero a la que no había tenido ocasión de saludar. Se acercó a ellas dejando a su guardia y su doncella libres de responsabilidad para que disfrutasen de la carrera, llegando sola hasta la vera de ambas siendo seguida por su pequeña huargo que no se despegaba de sus faldas aunque miraba ávidamente y con curiosidad infantil todo cuanto la rodeaba.

- Muy buenos días Rose, milady -fue su saludo acompañado de una leve reverencia y su siempre agradable y maternal tono de voz- Soy Anna Stark, es un placer. ¿Puedo acompañarlas? -se presentó ante la desconocida y cuestionó educadamente si podía sentarse junto a ellas para así tener ocasión de conversar y ver el espectáculo juntas.

Estrechó su mano con firmeza aceptando el gesto. Se notaba que le habían inculcado esa deportividad desde pequeño, o simplemente era algo innato en él. Pero fue un buen comienzo.

.- No me he echado crema, aunque es una buena idea este sol es insoportable, puede ser todavía mayor contrincante que el resto de corredores.
Soltó una carcajada sincera y observó como se acercaba el guardia ofreciéndole crema y algo de beber. Dudó unos segundos, pero el heredero no tenía el más mínimo interés en envenenarlo o causarle algún daño en público y con todo abarrotado.

Bebió confiado y se echó el mejunje despreocupado, captando las miradas intermitentes que éste echaba al palco.
.- ¿Mi señor, espera la aparición de una moza? Miró al palco en busca del objetivo pero no apreció nada. .- ¿Quizás ya está presente? Bromeó mientras comenzaba a calentar para no lesionarse como bien le había recomendado el Targaryen

Soltó una suave carcajada al escuchar las palabras del Ser Blackwood, así que era mas avispado de lo que él pensaba o quizás él era mas obvio de lo que quería admitir, si había estado mirando hacia donde se encontraba Rose, con otras damas que tardo un segundo en identificar, pero cuando por fin dio con su princesa sonrió hasta que sus ojos se encontraron un segundo y volvió su mirada al caballero.

Si podría decirse que estaba esperando a que mis amigas aparecieran, y por fin lo han hecho así que ahora me siento mucho mas tranquilo y confiado, con tan bellas damas animándome me temo que tendré que ganar Ser, pero os dejare un lugar tras el trasero de mi caballo, para que no estéis muy humillado… - Sonrió palmeándole el hombro calentando de nuevo con el.

Sin duda le encantaba el ambiente de comadrería y hermandad que había siempre entre soldados, sobre todo si eran nobles como aquel Ser que tenia delante.

Ser Edrick Templeton de Nuevestrellas tomaba su corcel, el cual portaba un faldón negro donde observarse las estrellas doradas, era el único representante del Valle. Ronald Ryswell por su parte domaba a un equino que parecía más bien nervioso y que, sin duda alguna, extrañaría el fresco del Norte que contrastaba con las temperaturas templadas de Antigua. Ser Jonnas Risley competía por el Dominio, llevando los colores blanco y negro de su casa. Ser Mance Blackwood había tomado la opción de competir como representante del Tridente. Y además dos príncipes, Maekar Targaryen y Olyvar Martell, habían decidido tomar parte en la carrera por las calles de Antigua.

El circuito comenzaba frente a la misma entrada de la Fortaleza de Faro de los Hightower. Desde allí se dirigía por los puentes que comunicaban las islas de la Desembocadura del río. La zona de los palacetes de los comerciantes era la siguiente a atravesar. Se llegaría al recorrido paralelo a las murallas de la ciudad y finalmente se volvería a la fortaleza, frente al palco, donde se encontraría la meta.

La gente se afanaba en encontrar hueco a ambos lados de las calles empedradas, las cuales estaban limitadas con cadenas para que nadie traspasase, y además había guardias cada ciertos números de pasos, para controlar la algarabía. Y ya muchos también habían llegado al gran palco dirigido a los nobles, desde donde se podría observar la salida y la llegada de los jinetes, los cuales se encontraban tomando todo lo ancho de la avenida. La mayoría portaba ropas de cabalgar, exceptuando al dorniense, siempre exótico.

Fue el mismo Lord Hightower quien alzó la bandera azul sobre su brazo y cabeza, para que todos la observasen. Cuando la bajase, daría lugar la carrera. Y por ello pareció que el silencio se apoderó de todos en alrededor, escuchándose solo la algarabía del resto de la ciudad como murmullo y a las aves marinas que rondaban la ciudad. Pero cuando el brazo cayó el ruido lo invadió todo mientras las banderolas eran izadas con los estandartes de las distintas casas que participaban. Era el momento de salir disparados al frente, y eso es algo que consiguió hacer el jinete norteño, sorprendiendo a todos, seguido por el Blackwood muy de cerca, consiguiendo ambos distanciarse del resto, en especial del vasallo del Valle, el cual tuvo que apaciguar su bestia ante el griterío de las gentes.

Spoiler:

Lanzo un gruñido al ver como los otros caballos salían disparados hacia delante, y espoleo a Atalaya, sabia que su querido caballo no se caracterizaba por la rapidez de su carrera, si no mas bien por la resistencia de su cuerpo tanto en batalla como en los largos viajes, así que aunque habían empezado definitivamente mal, no estaba todo perdido, además, el hecho de ser un caballo de guerra le daba cierta ventaja en consecuencia a otros corceles que no estaban acostumbrados a los griterías y tumultos y que asustaban con facilidad, así que alzo las piernas para hacer galopas a su negro Atalaya, con una velocidad media alta, era mejor no cansarlo del todo al principio de la carrera siendo consciente de lo grande que era la ciudad de antigua, y suponiendo que debía tener algún cuidado por si algún chiquillo se cruzaba en su camino tuviera alguna oportunidad de apartarse, quería ganar, pero no morir en el intento.

Sonrió viendo que uno de los que estaban a la cabeza era Blackwood, se notaba que era un corcel experimentado, echo una vista hacia atrás regodeándose ligeramente de tener a su tio en trasero, aunque no ganara sin duda sentiría cierta satisfacción si quedaba por delante de este.

Apreto las riendas y pego su cuerpo a la grupa para que ambos pudieran cortar mejor el viento y pudieran sacar aunque fuera unos segundo a los demás contrincantes.

- Un placer Lady Lynderly, espero que estéis disfrutando de la primavera -saludó a la primera y cuando la joven leona apareció Anna quiso saludarla, no obstante la vio más centrada en la carrera y en uno de los participantes por lo que no quiso importunarla y regresó su atención a las otras dos damas, mostrando una ligera expresión sorprendida cuando la rosa de Altojardín le preguntó por su huargo- Fang está... -miró a sus pies y no la vio por lo que preocupada dirigió una vista a la línea de salida por si por algún casual la todavía cría había cometido la insensatez de ir hacia los caballos. Sintió alivio cuando en lugar de bajo los palcos la vio allí mismo, subida a uno de los asientos libres y más concretamente al que había junto a la joven Sofia, a la que miraba moviendo suavemente la cola y con la boca ligeramente abierta como si estuviese a punto de ladrar para llamar su atención. Rió por lo bajo al verla así y se mantuvo de pie para cuando la primogénita del Tridente hizo su aparición.

- Un gusto Lady Tully, vi a su hermana en el banquete pero no tuve ocasión de conversar con ella -mencionó como saludo a la recién llegada que la había sorprendido un poco pero eso no evitó que le dirigiera su siempre conciliadora y suave sonrisa. No tuvo tiempo para sentarse pues pudo notar el silencio que se hizo a su alrededor y dirigió la vista a Lord Hightower, quien se preparaba para anunciar la salida. Lo observó con atención y casi parecía cautivada por el suave ondear de la bandera a la que no perdió de vista hasta que descendió, dirigiendo entonces su mirada a los caballos que se echaban a la carrera. Decir que no se sintió orgullosa de ver cómo el representante del Norte se ponía en cabeza sería mentir pero animaba a todos los participantes por igual, no le importaba quién ganase mientras no hubiera accidentes ni heridos. Cuando los caballos se perdieron de vista fue cuando la norteña avanzó un poco hacia la otra rubia, iniciando así una nueva reverencia cuando ésta la mirase.

- Agradezco el permiso mis señoras. Lady Lannister, no tuve ocasión de conoceros cuando visité Roca Casterly pero es un verdadero placer poder hacerlo ahora -no hubo halagos por su parte pero sin duda la muchacha no tenía nada que envidiarle a otras jóvenes hermosas como Silvia o Rose, a quien se parecía bastante de hecho- Espero que Fang no os moleste, se encariña rápido con la gente -añadiría con suavidad señalando disimuladamente a la bola de pelo blanca que la joven tenía a su lado y que bajaría de la silla en cuanto viera que alguien intentaba sentarse en ella.

Olyvar no tenía prisa, la carrera sería larga y más de uno era capaz de desfondar a su montura al inicio para impresionar a las damas. Él prefería que su montura llegase fresca al final para ganar la carrera o al menos intentarlo.

Al pasar desvió por un momento la mirada hacía el palco, donde estaban las damas, la vió allí. Por un momento se peguntó si le animaría o algún otro sería objeto de sus peferencias.

VAmos Nymeria, la cerrera es larga, pero les demostraremos de lo que es capaz Dorne

En cuanto salió de su humilde estancia miro a su alrededor y pudo apreciar la algarabía, seguramente aquel seria el día de la carrera, solo por la cantidad de gentes y soldados que plagaban en lugar, comenzó a caminar por las calles, claramente buscando algún estandarte Stark para ver si podía dar con la dama de la casa, y quizás plantarse a su lado y tener unas vistas de primera de la carrera, hubiera participado, pero tanto su cuerpo como su caballo aun estaban tremendamente cansados del viaje en barco y habría sido una estupidez por su parte solo para ponerse en vergüenza.

Cuando empezó a andar dio por fin con la dama rodeada de otras pequeñas damas de la sociedad, que sin duda le hicieron fruncir el ceño y pensárselo dos veces antes de ir al lado de la señora de la casa Stark, pero finalmente y al ver que no había incluso demasiados soldados cerca decidió acercarse, aquello le parecía una imprudencia, si el hubiera sido un asesino, podría haber hecho su ataque fácilmente sin que se dieran demasiada cuenta, camino con paso seguro hacia las damas, y después de esquivar a los pocos soldados puestos allí, saludando al guardia de la dama Stark se planto detrás de esta cuando se acercó a saludar una damita rubia, que estaba cerca de la pequeña bola de pelo blanca.

Señoras….Mi señora Stark, espero que no tengáis inconveniente de que me plante a vuestro lado para protegerlas están aquí muy expuestas… - Sonrió ligeramente y luego de una leve reverencia se volvió hacia la carrera para ver como trascurría todo.

Cerró los ojos durante unos instantes mientras la ciudad pareció quedarse muda, respiró hondo y abrió los ojos mirando al frente, decidido. Había llegado el momento, la carrera que tanto estaba esperando iba a comenzar. Gracias al Targaryen se encontraba en perfectas condiciones para competir, calentar con él y charlar del evento le ayudó a concentrarse.

Cuando la bandera azul cayó golpeó las ingles de Aswan con firmeza y el ejemplar negro salió disparado todo lo rápido que pudo, sin embargo no había sido el más rápido. No era algo que afectase ya que la carrera era larga y acababa de comenzar.

Sujetó las riendas fuertemente y condujo al caballo veloz tras el cabeza de carrera norteño. No miró atrás para ver cuanto sacaba a sus perseguidores, no se podía permitir una distracción así. Por lo que siguió con la vista al frente haciendo caso omiso de los gritos y el ruido que había vuelto a estallar con sólo una cosa en mente. Ganar.

Los rostros de todos los hombres, mujeres, niños y ancianos, quedaban atrás a una velocidad enorme para todos los participantes en la carrera. El camino les llevaba por una avenida ancha y larga, pero al final el estrechamiento era consistente debido a que había dos puentes distintos por donde poder seguir el camino.

Pasaron sobre el río mientras que las barcas que quedaban entre las islas vitoreaban a los distintos caballeros. Unos quedaban sorprendidos por la rapidez del norteño mientras que otros aullaban tratando de esperar que el Risley tomase posiciones más adelantadas y una coca de Dorne alzó sus gritos y cuernos al paso de su Príncipe tratando de animarle aunque fuese el último.

Seguía siendo el Ryswell el que llevaba el dominio de la prueba con una velocidad que, aunque no era la mayor, siempre se había mantenido continua por lo que tenía una diferencia con el siguiente, el Targaryen, suficiente para poder seguir administrando bien el cansancio de su equino, algo que parecía no ocurrir con el Blackwood, el cual había tenido que rectificar su paso a tiempo para tomar uno de los puentes, a punto de salir despedido de su caballo al agua.

Spoiler:

Apretó un poco mas el ritmo del caballo cuando se acercaban a la mitad de la carrera, tomaría un poco de ventaja ahora y lo dejaría descansar un poco luego antes de la recta final quería lucirse en aquella ultima etapa, pero en aquel momento estaban dejándole demasiado atrás así que no podía permitirse aquello, tomo aire y tiro de las riendas clavando los talones a Atalaya para indicarle que quería un buen galope, había estado alimentándole bien aquella semana para aquella carrera, así que sabia que su Atalaya estaría perfectamente aunque le presionara un poco, y así lo hizo.

Pronto vio como empezaba a pasar a otros caballeros que habían tomado la delantera desde el principio de la carrera, y cuando paso finalmente al Ser Blackwood le sonrió e inclino suavemente la cabeza antes de adelantarlo, dejándolo atrás pero no demasiado, siguió cabalgando hasta que por fin pudo observar algo adelantado al que iba en cabeza, lanzo un suspiro estaba demasiado lejos y no sabia si podría acercarse lo suficiente como para adelantarle finalmente, pero por ahora se conformaría con estar en una segunda posición.