El camino de la Ciudad de Antigua. [Escena Grupal]

La presencia de John le resultaba reconfortante, más aún cuando Ser Thomas había obedecido su orden y la joven rosa se dirigió hacia ella. No tenía nada en contra de las otras damas del palco, pero temía que dados los acontecimientos los Stark y los Tyrell fueran sospechosos de haber saboteado la carrera e intentado asesinar a los dos ilustres participantes que eran los príncipes de King's landing y Dorne. Por eso prefería mantenerse junto a ella, además no se le escapó que la primogénita Tully saltó del palco y corrió hacia su vasallo ni que Sofia Lannister ya había sido acompañada hacia un lugar seguro. Por otro lado la llegada de Olyvar Martell la sorprendió, incluso llegó a temer alguna acción irracional producto del enfado pero no hubo nada parecido y respiró tranquila al ver que se dirigió a ellas sólo con la intención de mantenerlas a salvo. Bien podía ser una simple tapadera que enmascarara sospecha, pero ella no tenía datos ni motivos más que la duda para sospechar por lo que no iba a juzgar a nadie aún cuando sinceramente en esos momentos no se sintiese del todo cómoda rodeada de algunos hombres del príncipe Maekar y del dorniense pues vio un rostro que ya había visto anteriormente en la cena. No recordaba su nombre pues no lo había escuchado ni recordaba haber entablado conversación con él, le recuerda porque fue quien se le adelantó a la hora de ir con la joven Lysa Tully, suerte que la pequeña no había estado con ellas, habría sido altamente desagradable que contemplase tal escena.

- No es el pueblo el que me preocupa -le susurró a su actual guardián antes de comenzar a caminar, no tardando más de unos segundos en alcanzar el ritmo que los demás llevaban, volviendo a colocarse al lado de la rosa de Highgarden. Había escuchado lo que le dijo antes y le había dedicado una cálida sonrisa en respuesta, pero nada podía quitar de su mente esa nube negra llamada sospecha que crecía más de lo que ella hubiera deseado. Sin embargo no dijo nada, sólo acompañó a la comitiva mirando disimuladamente a todos lados, con Fang a su vera también alerta antes de posar sus orbes aguamarina sobre la joven a su lado. Sonrió maternal cuando percibió su inquietud y su miedo y por eso no dudó ni un segundo antes de tomar su mano, entrelazando sus dedos con los contrarios en un gesto de confianza y cariño. El tiempo que había pasado en compañía de sus viejos amigos le había permitido sentir un gran aprecio por la pequeña rosa. Buscaba transmitirle confianza y seguridad, esa misma serenidad que la dama norteña parecía ahora irradiar por cada poro de su piel. No iba a mostrar su miedo y su duda, Anna Stark era experta en ocultar las emociones negativas y dejar ver sólo aquellas que inspiraban confianza en sus allegados. Mostrarse temerosa haría que Rose se pudiera sentir perdida y más asustada, y no iba a permitir tal cosa cuando estaba en sus manos hacerle sentirse protegida y al lado de una amiga.

Estuvo tentado de intervenir cuando la Tully trató de escapar, pero desistió, no podía obligarla, además iba armada, suponía que sabría defenderse y tenía que preocuparse por el resto.

Seguiremos ese camino, ya que lo habéis escogido y que nadie se preocupe, protegeremos con nuestras vidas las vuestras

Rogaba que el camino fuera rápido y sin dificultades, aunque no podía confiar en ello. Una vez en el catillo y a salvo, tendría que empezar a organizar la búsqueda de culpables o mejor aún tratar de averiguar quien estaba detrás de esto.

No ocurrió más.

Simplemente aquello había sucedido como las llamas que se habían visto en aquel lugar. Todo se había avivado en unos segundos provocando pánico, desconcierto, pero nada más. Sin duda era imposible saber quienes habían tirado tales cerámicas incendiarias. La multitud había salido corriendo y se había dirigido a sus casas, tabernas y otros lugares buscando cobijo. Y en una ciudad como Antigua saber y encontrar explicación a todo aquello sería más que difícil. Por eso la guardia de la ciudad no pudo más que dar noticia de que seguiría investigando.

Los nobles pudieron llegar al castillo y allí los Hightower decidieron no dar ningún tipo de celebración en honor al Ryswell. Las noticias sobre los heridos dejaban a un Risley magullado y tomando leche de amapola para reponerse, un Blackwood que debería quedar al menos una semana (onrol) en la Ciudadela bajo los cuidados del maestre y un Templeton muerto por las pisadas de las herraduras de su caballo. De esa forma el premio se le dio al norteño sin ninguna ceremonia mientras la guardia se doblaba en Faro, la fortaleza d elos Hightower.

Sin embargo aún quedaban unos días se fiesta en los que no se debía obviar la llegada de la Primavera.

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