De camino a Antigua [Maekar, Libre]

Aquella posada tenía muy mala pinta, pero con los guardias rodeándola no temía. No es que no supiese defenderse, pero prefería no ensuciarse las manos de camino a una de las ciudades más importantes del Dominio. Prefería no ensuciarse las manos nunca, ni la cara, ni el cuerpo... Llevaba en el corsé un pañuelo blanco inmaculado con el que se frotó por enésima vez las manos antes de volver a coger las riendas de Ystaba.

Cabalgaba porque prefería que el aire rozase su cara y le diese un tono rosáceo. A nadie le gustaba ver una jovencita con la piel tan blanca que parecía enferma. Paró en seco, arriesgándose a caer del caballo y se apeó. Miró con una mueca hacia la posada y pensó que mejor era acabar cuanto antes.

Entró en el lugar y quedó sorprendida a ver el estado. Por fuera parecía que lo que encontraría allí sería una pocilga, pero el interior estaba todo lo limpio que podía estar tratándose de un lugar de paso, bastante concurrido en los últimos días.

- Necesito una habitación para cambiarme de ropa, nada más.

- Eh... Sí.

El posadero le indicó un lugar para cambiarse. Eligió su vestido marrón y se lo puso. Ató la daga a su pierna, y se colgó la pequeña espada de la cintura. No era una mujer corriente, llevaba extracto de belladona en un bote de cristal oculto en uno de los bolsillos de su capa. Una capa con un gran pez bordado en hilo de plata.

Salió de allí sin decir nada más. Sus guardias estaban todos en el exterior, pero Ystaba no se encontraba allí. Algún inepto la había guardado en las caballerizas y los estúpidos de sus guardias lo habían permitido.

- ¿Os pasáis el día pegados a mis faldas y no reconocéis mi yegua? ¡Id en busca de Ystaba ahora mismo! - su tono de voz era más chillón de lo normal, no denotaba cordialidad. Estaba realmente enfadada.

Maekar se encontraba en el estudio cuando tuvo noticias de la impresionante carrera que se llevaría en antigua, llevaba meses encerrado en Desembarco del rey rezando a los dioses por que le dieran una oportunidad de viajar ahora que el tiempo acompañaba de tan placentera manera, así que cuando a sus oídos llego tan agradable noticia, tomo un par de ropajes, dinero para el camino y a sus dos guardianes personales, miembros como no de la guardia personal del mismísimo rey, su padre, sin tardar demasiado y casi sin dejar avisado a uno de los maestres para que avisara a sus padres tomo a su fiel Atalaya, metió al pequeño Cuchilla en su zurron y se puso rumbo hacia Antigua.
En mitad del camino y debido a las pocas previsiones que llevaban en una partida tan apresurada, tuvieron que plantearse parar a cazar, y estaban apunto de hacerlo cuando los dioses le enseñaron una pequeña posada en el camino que seria su salvación, encamino a Atalaya con paso firme y presuroso hacia el lugar, seguido de sus capas blancas, no salvo por un broche que revelaba su relación con los Targaryen pues tenia un dragón con tres cabeza, había intentado pasar lo mas desapercibido posible, aunque el color de su cabello y ojos no fuera de demasiada ayuda.
Alzo las cejas al acercarse y ver a la joven dama gritar a los soldado sobre algo de nombre extraño, el permaneció sobre su caballo estudiando silenciosamente al situación y percatándose rápidamente de la procedencia de la joven y extraño frunció el ceño, tan pocos hombres para escoltar a la Lady y las damas de compañía que solían acompañarlas, amen de los baúles llenos de joyas y ropa?.
Indico a uno de sus guardianes que fuera a por provisiones mientras el otro se quedaba a su lado aun en el caballo mirando tranquilamente a los guardias que allí había. Maekar sonrió levemente y miro directamente a la dama.
Necesitáis ayuda mi Lady? Algo que podamos ofrecerle mis caballeros y yo? No deberíais con tan pocos hombres rumbo a Antigua, estos caminos están llenos de maleantes que desearían hacerse con lo que una dama de tan alta alcurnia llevase.

- ¿Ayuda? - se giró bruscamente para encarar al hombre, creyendo que era uno de sus guardias que se burlaba de ella. Se quedó muda al verlo. Era un Targaryen.

Conocía a los hijos del rey en persona, y sabía sus nombres: Baelor y Maekar. No lograba reconocer cuál de los dos era. Era uno de ellos, estaba segura. Enrojeció tanto que su piel quedó casi del color de su pelo.

- Oh... Disculpad. No era mi intención hablaros con ese tono. Es que... Bueno, han dejado que se llevasen a mi yegua a las caballerizas, a sabiendas de que debemos continuar nuestro viaje de inmediato.

"Perfecto. Me disculpo, me hago la víctima y consigo la amistad de un príncipe... Perfecto" Sabía que había empezado mal, pero también sabía que podía arreglarlo.

- ¡Qué modales los míos! No me he presentado. Soy Lady Silvia Tully, de Aguasdulces. - dijo a la vez que hacía una profunda reverencia. - Y ellos, bueno... Ellos son algunos de los guardias que me acompañan. No están todos aquí, cuatro de ellos se han adelantado, por lo que no debéis preocuparos. Ellos se encargan de protegerme. De protegerme y de hacerme perder el tiempo.- rió con suavidad, como si lo que acabase de decir fuese una simple broma.

No sin cierto interés mostró su espada, oculta bajo su capa. No iba a hacer ningún comentario sobre ella, pero enseñándola sabía que el Targaryen vería que no era otra de esas damas que corren peligro con solo salir al exterior de sus murallas. Ella era distinta, muy distinta.

Sonrió mas por educación que por otra cosa, que se burlara de los soldados que cuidaban y daban la vida por ella si era necesario no era según su ver la forma mas adecuada de comportarse, sobre todo siendo el mismo un soldado o considerándose tal, el trataba a todos sus compañeros de arma como iguales, todos sudaban por igual, sufrían por igual y sangraban por igual, vio su risa suave, típica de una dama sin duda, esa que a veces le daba un poco de repelus.

Asintio suavemente a la dama y bajo apeándose para ir el mismo a la caballeriza y traer el caballo de la dama, si tanta prisa tenia no era bueno hacerla esperar, volvió acompañado de uno de los soldados de la señora que había ido por la yegua, lo sostuvo a la dama, había visto su espada, pero aquel tipo de cosas en una dama no lo impresionaban ni mucho menos, sabia que había algunas que se creían fuertes y preparadas para todo por tener unos cuantos conocimientos de defensa personal, pero lo cierto es que en un verdadero ataque no podrían hacer demasiado.

Os veo bien preparada señora… nosotros nos dirigimos también a Antigua rumbo a las celebraciones, montad iremos juntos en el camino si no os parece mal, os aseguro que no os retrasaremos y una partida grande de guardias y caballeros serán mas que suficiente para desalentar a cualquier maleante a que se lo piense dos veces antes de atacar… - Sonrió levemente sosteniendo aun el caballo para la dama.

Teneis razón, soy un Targaryen, siento no haberme presentado antes, pero a veces tengo unos modales desastrosos, sobre todo con damas como vos… -Uso su mejor sonrisa cortes dejando las riendas y montándose el mismo de forma grácil en Atalaya colocándose a la altura de la señorita para iniciar el viaje juntos rodeado completamente por sus guardias.

Soy Maekar el hijo menor del rey Daeron II, no soy tan apuesto, ni tan inteligente como mis hermanos y padres, pero espero que pueda daros un viaje agradable a mi lado, hare mi mejor esfuerzo… - Sonrió y dio un ligero toque al caballo con el tacon para que empezara a andar- Contadme mi señora, que os lleva a Antigua? Ireis para ver las carreras? Os esperan allí?...

Hecho a andar dando la señal para que sus guardias quedaran uno delante y otro detrás, el vigilaría los laterales aunque viera y hablara con la señora no se le pasaría ni por un segundo cualquier detalle que ocurriese en su alrededor.

Observo a la dama y sus palabras sobre lo que había ocurrido con su padres, no había sabido que Lord Tully había fallecido, pero ciertamente esos asuntos eran cosas de su padre y hermano, el solía estar pendiente de muchas otras cosas, como para encima preocuparse de los fallecidos de otras personas.


Lo siento mi Lady, comprendo vuestra perdida, y os doy mis mas sinceras condolencias, espero que el dolor que lleváis no sea demasiado pesado…- La miro con gesto serio, pues no quería que pensase que se estaba burlando de su persona algo parecido.

Espero que la fiesta en Antigua os anime un poco, yo como habéis dicho iré para participar en la carrera, llevo queriendo hacerlo desde hace mucho tiempo, pero era demasiado joven en la anterior primavera como para poder hacerlo, así que este año aprovechare y si es posible ganara dicha carrera – Sonrió cortésmente, intentando animar a la dama.- Supongo que estaréis en un palco con vuestra hermana cierto? Porque no habéis venido con ella, si no es demasiada indiscrepcion…

Vió a la extraña comitiva a lo lejos, dirección a Antigua. Eran un grupo curioso. Distinguió a los guardias Tully y el cabello rojizo de Silvia a lo lejos. Pero, ¿quién era su acompañante?
Los dos capas blancas lo delataron, debía ser alguien de la familia real, por el aspecto debía ser uno de los herederos Targaryen.

Espoleó al caballo para acercase mas rápido seguido de su guardia personal, al menos no tendría que hacer el camino hasta Antigua sólo. Ya llevaba varios días y estaba siendo desesperante. Un poco de compañía y buena conversación lo harían mas llevadero.

Cuando todavía estaban a una distancia prudencial, los capas blancas se dieron la vuelta y salieron a su encuentro, tras intercambiar unas palabras con ellos, pudo acercarse al grupo.

.-Veo que llego en el momento adecuado, soy Mance Blackwood de Árbol de Cuervos, Vasallo de los Tully y su servidor, ¿He oído algo sobre la carrera? Intentó ser amable, el chico era un personaje influyente y Silvia era una pieza estratégica en sus planes para alzar la casa Blackwood, debía llevarse bien con ella.

Era consciente de que había interrumpido su conversación, pero esperaba no haber resultado inoportuno.

Maekar alzo la ceja al ver acercarse al Lord, creía que se había cruzado con el en su larga y rápida huida por los caminos rumbo a Antigua antes de que fueran tras en para buscarle, así que un vasallo de los Tully, bueno, así la dama estaría acompañada y el no tendría que mostrarse demasiado solicito con la dama, sobre una pena hacia un hombre que dudaba conocer salvo de vista.

Lo que le puntillo especialmente fue como la dama se refería al caballero como Mance, no como Lord, ni Ser, acaso serian amantes?, y tampoco había mostrado demasiada gallardía o educación para con la señora de la casa Tully, serian tan relajados como daban la impresión?, aquello lo turbaba un poco.

Buenos días Ser Blackwood, espero que podamos compartir un largo y tranquilo camino hasta Antigua, y si vamos rumbo a la carrera que allí se celebrara, yo como presupongo alguno de mis familiares cercanos participaremos en la carrera, hace falta valor y gallardía para demostrar que se es un buen jinete en una carrera tan larga y peligrosa como esa, estaréis preparados para participar? O preferiréis cuidar de vuestra señora, creo que necesita compañía con la reciente perdida de su padre…- Alzo la ceja para mirar al caballero, mientras veía como uno de sus capas blancas se ponía casi a su par cuidado de que los otros caballeros no se le acercaran demasiado.

Sonrió ante las palabras de la dama, y asintió levemente.

.-Así es, me gustaría participar. Mi señora, y me alegra mucho que vos estéis presente. Dejaré bien alto el pabellón de las tierras de los ríos. Comentó orgulloso para después atender al Targaryen.

Le escuchó atento aunque le extrañó que no se presentase. Quizás era altivo, soberbio, o puede que arrogante y pensase que no hacían falta presentaciones. Pero Mance jamás le había visto. Y sabía que no era capaz de distinguir a Baelor de Maekar, por lo que no se arriesgaría a ofenderle.

.- Yo también deseo disfrutar de un viaje tranquilo hasta las celebraciones de Antigua. Sé que se necesita valor, y yo lo tengo, valor y ganas de demostrarme y demostrarles a todos de lo que soy capaz. Un poco de arrogancia tampoco venía mal de vez en cuando, ¿no?
.- No os preocupéis que Lady Silvia estará bien atendida y protegida, no os quepa la menor duda, mejor que sea ella quién decida de quién rodearse. A veces la mejor compañía es precisamente no tenerla.

No creía que sacar el tema de la reciente muerte del padre de Silvia fuese adecuado, no quería que se sintiese incómoda o le invadiese la tristeza, no le ayudaría en nada. La bella mujer ya había tenido suficiente dosis de falsa pena en El Tridente, seguro no quería más.

Se percató de la posición que habían adoptado los Capas Blancas, le resultó de lo más normal, hizo un gesto a su guardia para que cerrase la comitiva a una distancia prudente, el camino a Antigua no sería demasiado peligroso en esa compañía y seguro que todos se sentirían mas cómodos en ausencia de actitudes hostiles.

Escucho las palabras huecas de ambos, intentando no soltar un bostezo por lo aburrido que llegaba a parecerle toda aquella cháchara, hasta que como iluminado por un rayo de sol que le hizo recordar todas aquellas horas presionado por el Septon para aprenderse las ascendencias y descendencias de todos y cada uno de los nobles le hizo volverse hacia Ser Blackwood, con el ceño fruncido.

Ser….perdonad por no haber caído pero….tenéis algún parentesco con mi tio Brynden? Tengo entendido que su madre era una señora de vuestra casa, y si es así seriamos casi familia…de forma política clara, aprecio mucho a mi Tio Brynden y no me perdonaría no haberos tratado adecuadamente…si así fuera…- Lo miro largamente como intentando sacar algún tipo de parecido entre el señor Blackwood y su tio Brynden.

Después se volvió hacia la señora largamente – Mi Lady, podemos compartir mi caballo si lo deseáis, esta descansado y esta acostumbrado para largas cabalgadas con gran peso encima, vuestra yegua es grácil y rápida para un paseo, pero para largas distancias se cansa con facilidad…- Sonrió mirándola con toda la educación y caballerosidad del mundo- Que me decis?..

Respondió a su pregunta con una media sonrisa.

.- No, no la vi en Aguasdulces, salvo unos instantes en la sala cuando llegué. Pero no tuve el gusto de hablar con ella. Me gustaría charlar cuando lleguemos a nuestro destino, si no pensará que soy descortés. Rió entredientes ladeando la cabeza.

El camino se estaba haciendo muy largo, pasaban por pequeños pueblecitos que estaban cansados de ver comitivas en dirección a Antigua, prácticamente ni les prestaron atención. Se quitó los guantes y se los anudó al cinto, se aflojó la capa, empezaba a hacer calor.

Se volvió hacía el Targaryen cuando le mencionó a su tío Brynden.

.- Así es mi señor, si no recuerdo mal su madre era Blackwood, estamos emparentados, no os preocupéis mi señor, me habéis tratado perfectamente, Brynden no oirá queja alguna. Yo le admiro muchísimo, es encomiable el trabajo que hizo por nuestra casa. Hace tiempo que no le veo, ¿Sabéis si vendrá a Antigua?

Escuchó la proposición que le hizo a Silvia y le costó disimular un gesto de sorpresa, pero miró al frente y siguió adelante sin mostrar mayor atención. No sabía que clase de relación tenía Silvia con él, y tampoco debía entrometerse.

Miro a la dama como se negaba casi de forma tangante y como luego empezaba a hacer tonterías con las manos y el pañuelo de forma compulsiva y obsesiva, y eso le recordó inequívocamente a su hermana, ella también hacia gestos como aquellos, tan extraños y salidos de tono.

Su vista se desvió al camino con el ceño ligeramente fruncido, que una persona tuviera aquel tipo de comportamientos, revelaba a su ver que no estaba sana de la cabeza, al igual que su hermana, y por tanto debían tener mucho cuidado, no sabían por donde te podían salir con todo aquello, sus ojos se volvieron al caballero que los acompañaban.

Creo que tio Brynden esta de viaje si no en la ciudad si cerca, quizás tengáis la suerte de conocerlo, aunque no se aun permaneciendo en Antigua podáis dar con el, es muy escurridizo, y esta constantemente viajando o trabajando para mi padre o haciéndolo para Baelor…- Se encogió suavemente los hombros mirándoles.

Escuchó como Silvia rechazaba cortésmente pero firme la invitación del príncipe, intentó no soltar una risita así que ni si quiera se giró. Habría sido muy violento. Escuchó las palabras de Maekar sobre Brynden, Mance siempre había querido agradecerle todo lo que había hecho, pero parecía que no iba a ser posible.

.-Llevamos muchos meses sin recibir noticias de él, supongo que sus quehaceres le mantienen ocupado, de todos modos hay mucho que hacer en Antigua, no se si habría tenido tiempo.

Observó los gestos extraños que realizaba Silvia, había oído de ellos pero no dejaban de ser impactantes, tampoco quiso darle mas importancia.

.-Cada vez peor my Lady, los maestres dicen que es sólo cuestión de tiempo. Ahora tenéis cosas en las que pensar, dí orden de no enviar cuervos hasta su fallecimiento.
Bastante revuelta estaba la cosa como para anunciar mas muertes, no le apetecía lo más mínimo tener que recibir audiencias y menos para escuchar falsas penas e hipocresía.

Lo siento por los dos…sé que perder a un ser querido debe ser terriblemente duro, aun mas si cabe si es una persona tan amada como un padre, yo creo que me volvería loco si algo así me ocurriese, ambos tenéis todo mi apoyo para lo que necesitéis…mis mas sinceras condolencias a ambos.. – Asintió de forma solemne, se acordaba cuando perdió a su querido perro y estuvo semanas llorando en silencio su perdida, hasta que consiguió hacerse con Cuchilla.

Y hablando del pequeño bicho lo saco cuidadosamente de su zurrón y lo coloco en su hombro dándole un poco de carne cruda para que se alimentara y refrescara ya empezaba a hacer verdadero calor, estaban muy cerca de Antigua y la primavera llegaba con fuerza.

Ya estamos cerca, en cuanto lleguemos me temo que tendré que separarme de ustedes mis señores, si no me equivoco aquellos de a lo lejos son hombres de mi padre que esperan mi llegada… - Soltó un largo suspiro, de nuevo lo había pillado, aunque era lógico, no había sido demasiado cuidadoso aquella vez.

Las palabras le afectaron como un jarro de agua fría, habían sido educados y formales. Pero nunca le gustaron ni gustarían esos gestos, porque no era capaz de distinguir si eran sinceros o un trato más. Como todo lo que rodeaba a la política.

.- Gracias mi Lady, en estos momentos nadie mejor que vos me entiende.

La muchacha estaba visiblemente afectada, o eso parecía. Seguramente hacía ese viaje precisamente para no pensar en su pérdida.

Observó al animal comiendo la carne cruda, era un hurón, en algunos lugares solían ser utilizados para la caza. Pero no parecía la finalidad de este. A Mance le encantaba la caza, era una de sus aficiones, sobretodo si implicaba utilizar a Syro.
Le había caído bien el muchacho y parecía compartir gustos con él. No le dio tiempo a preguntarle.

.-¿ De vuestro padre?¿ Acaso no sabía de vuestra llegada a Antigua? Que extraño, ¿por qué le estaban esperando, y ese suspiro. Todo parecía indicar desobediencia por parte del joven Targaryen. De un modo u otro parecía que por fin el viaje iba tocando a su fin.

Me temo que me reconocerían igual mi señora, solo hay un hijo Targaryen con mis rasgos, Baelor podría pasar mas desapercibido con su cabello castaño y sus ojos mas oscuros, no tenemos forma de escapar, además, mis capas blancas también son reconocibles, y esos si no me equivoco son hombres de nuestra casa, así que me habrán visto corretear por el castillo miles de veces…dudo que pueda pasar por su lado desapercibido…-.Puso los ojos en blancos simplemente era imposible sobretodo si ya lo estaban esperando, quería saber como se había enterado y reaccionado tan rápidamente, pero no le quedaba mas que aceptar su destino y las charlas.

Os lo agradezco de todas formas, ha sido un gesto muy amable por vuestra parte mi señora, supongo que nos volveremos a ver en la recepción del señor de la ciudad en cuanto consiga liberarme de mis acompañantes….aunque… - Se encogió de hombros pensándoselo mejor- Podría hacer que mis caballeros llegaran algo mas tarde, y si me dejáis algo mas discreto para ponerme, podría cambiarme e intentar pasar, pero tendría que confiar en vuestros guardias...

Vio de reojo como uno de sus capas le ponía la mano en el hombro y negaba suavemente- Si vais a disfrazaros príncipe, nos disfrazaremos con su alteza, no creáis ni por un segundo que vamos a dejarle solo, si tenéis ropajes para nosotros también, nos cambiaremos con su alteza.

.-Mi señor, si lo deseáis podéis vestiros vos y vuestros capas blancas con enseñas de la casa Blackwood, he traído guardia más que de sobra, por tres menos no se notaría la diferencia. Vos decidís.

No lograba entender del todo la situación, no sabía porque le buscaban y debía esconderse. Pero si Mance podía ayudar lo haría.
No sabía si el chico Targaryen iba a confiar en él o en sus hombres, pero mínimo tenía que plantear la oferta, y si la rechazaba no se trataba de ningún tipo de gesto, si no solo de cordura.

.- Se que nos acabamos de conocer, pero Lady Silvia puede responder por mi en caso de que os pase algo. Ella sabe que soy leal. Dijo con gesto serio.

Aminoró el paso tirando suavemente de las riendas del caballo en que iba montado para que Maekar pudiese pensar su decisión, no era Aswan ya que estaba reservando al ejemplar para la gran carrera, pero era un buen corcel.