El camino de la Ciudad de Antigua. [Escena Grupal]

La risa de la loba blanca se unió a la de Rose cuando ésta comentó sobre el tamaño de su peluda acompañante, no pudiendo hacer otra cosa que asentir levemetne mientras dirigía su mirada hacia la susodicha animal. Aunque seguía siendo relativamente pequeña sin duda Fang ya había empezado a crecer, si la lady no calculaba mal en poco tiempo daría un buen estirón y tendría el tamaño aproximado -o mayor- de un lobo adulto. Se sentía muy orgullosa de su pequeña y en ningún momento se arrepintió de haberla tomado bajo su cuidado, sería un hermoso ejemplar de huargo cuando creciera. Al saludar a la joven leona los gestos de la norteña siempre fueron apacibles e incluso tiernos, siendo la mayor en el lugar se sentía de nuevo como una madre y, aunque no pudiera tomarse demasiadas confianzas salvo con la rosa de Altojardín, sin duda el toque maternal estaba impreso en su voz y en su risa cuando la muchacha respondió. Iba a comentar algo más pero la conocida voz de John Escarcha hizo que callase y voltease hacia él, regalándole una sonrisa.

- John, estoy encantada de verte aquí. Para mí es un placer poder disfrutar de la carrera también en tu compañía -y dicho eso volteó hacia la otra dama que les acompañaba, la joven de cabello castaño había llamado su atención pues parecía agobiada. Quizá fueran imaginaciones suyas pero era una mujer que se preocupaba mucho por quienes la rodeaban así que se acercó un poco a ella para intentar a lo mejor entablar conversación- Agradezco el halago hacia mi pequeña, Lady Leana y siento gran curiosidad por vuestro encuentro con un huargo. ¿Habéis visitado el norte? -cuestionó pues no recordaba que ninguna noble del Valle hubiera aparecido por Invernalia- Y disculpe si soy entrometida pero... hace unos momentos os vi como decaída, ¿os encontráis bien? -añadió sin poder retener más su preocupación.

Había comenzado bien la carrera pero no se podía confiar, azuzó a su ejemplar para intentar alcanzar al jinete que tenía delante. En una de las rectas fue capaz de volverse y comprobar que sus perseguidores le iban recortando distancias, eso lo puso aún más nervioso. Intentó concentrarse, agarró fuertemente las riendas de Aswan y espoleó al caballo.

Pero fue un error. Aswan hizo un gran esfuerzo y al volver la mirada al camino que los aguardaba vió que se trataba de una curva que acababa en un puente, intentó girar a tiempo pero no lo logró. El resultado fue un fuerte golpe en su pierna izquierda que le hizo morderse el labio para reprimir un grito, la madera crujió por el golpe en un ruido seco, aún con todo siguió en su silla y salió del puente pero no lo suficientemente rápido.

Dos de sus perseguidores le adelantaron, entre ellos Maekar que le hizo un gesto gracioso al hacerlo, tenía que alcanzarle pero ahora sus ojos estaban puestos en Tempelton que estaba a escasos metros de él. La pierna le dolía a rabiar pero hizo caso omiso del dolor y continuó con mas ganas si cabía, ya se preocuparía de su pierna cuando acabase. O eso era lo que pretendía.

Estaba siendo adelantado por todos y eso no le gustaba, tal vez había sobreestimado a Nymeria, puede que el empedrado no le sentara bien, o que si la carrera fuera demasiado corta, pero de todos modos.

Vamos Nymeria, es hora de correr

Los gritos de su compatriotas no hicieron salvo reforzar su decisión

Vino de la nada, pero ocurrió. Ser Risley pareció no poder controlar a su caballo cuando alguien, desde el lateral, lanzó una tea de fuego que impactó en el empedrado, casi a sus pies. Eso hizo que el caballo tropezase y se torciese una pata, cayendo a la calle y tirando a su jinete por los aires. Al menos el Príncipe Martell pudo pasar de largo y así dar lugar a que los soldados se dirigiesen al herido para responder a la pregunta de como se encontraba.

Lo mismo ocurrió en la cabeza de carrera, pero esta vez tanto el Ryswell como el Príncipe Targaryen pudieron hacer frente a esos inconvenientes sin caer del caballo, aunque si perdiendo bastante tiempo en ello, tanto como para observar que Blackwood cabalgaba veloz hacia ellos hasta casi sobrepasarlos. Templeton, por su parte, siguió con un camino bastante accidentado en búsqueda de los hombres que, aunque lejanos, podían ser alcanzados antes de llegar a de nuevo a la meta, entrando en la última etapa de aquella carrera dirigida a la gloria.

Spoiler:

Sintió la caída y volvió la vista hacia atrás solo unos segundos para ver lo que ocurría, pudiendo tomar las riendas de Atalaya para apartarla haciendo un giro que lo puso bastante nervioso, pero consiguiendo salir ilesos de aquello, no le importaba haber perdido tiempo, su caballo y el mismo estaban bien y a salvo, no creía que pudiera decir los mismo del jinete que había caído del suyo, esperaba estuviera bien, pero no era momento de pensar, era momento de actuar, así que hinco de nuevo las piernas en los muslo de Atalaya para que fuera rápidamente de vuelta a la carrera jadeando al ver como todos se acercaban e incluso le sobrepasaban, aquella ultima etapa estaría verdaderamente reñida.

Había echo un movimiento brusco así que sintió los muslos tirantes de la presión, seguramente se habría hecho daño al intentar no caer del caballo, vio como Ser Blackwood lo pasaba por unos pocos metros, quedándose a su lado, y vio también a su tío colocarse a pocos metros tras el, gruño internamente por ello y palmeo la grupa del caballo para animarlo.

Vamos chico!! Vamos, ya casi lo tenemos, ya casi lo tenemos!! Un poco mas – Se pego de nuevo a la grupa y se alzo ligeramente para intentar cabalgar lo mas rápido posible.

Observo a las señoritas con su charla ligeramente insulsa, así que habían muerto algunos corredores antes en aquella carrera, pues que mas decir que le parecía una mierda digna de la nobleza, en Braavos había visto mejores carreras de corredores que cabalgaban solo con las protecciones de sus piernas, sin briznas a las que agarrarse o sillas en las que acomodar su suave trasero.

Observo la emoción que había en el ambiente que le parecía un poco insulsa, si no podían ver nada por el amor de los antiguos, solo se escuchaban los cascos, y a lo lejos, después de un largo rato por fin escucho como se acercaban los cascos de los jinetes, y después de las cercanías un tremendo golpe y chillidos a lo lejos, gente chillaba y los murmullos se alzaban en a lo lejos, seguramente algún jinete se hubiera hecho daño.

Parece que ya llegan, señoritas, atentas, seguramente pasen como una flecha por delante nuestra, siendo la recta final irán lo mas rápido posible… - Sonrió mirando a las señoritas y su nerviosismo, ains…jovencitas nobles, si el tuviera una hija, la dejaría correr en esa carrera para mujeres- Ya casi están….los escucháis?

Casi delante suya se formó la tragedia, Ser Rysley no pudo controlar a su caballo, precipitándose en su carrera, por fortuna Nymeria estaba bien entrenada y consiguió saltar a montura y jinete con facilidad. Estaba claro desde el principio que el hombre del Dominio no había sabido soportar la carga de correr ante su gente.

Poco a poco fue recortando distancia con sus predecesores, el hombre del Valle pronto fue superado, su montura parecía cansada por el esfuerzo inicial.

El resto de participantes estaba a un tiro de piedra suya, excepto el norteño, cuya montura llena de nervio le estaba llevando a liderar la carrera. El más cercano era su sobrino. Olyvar esbozó una sonrisa.

Nymeria tranquila. No hace falta correr tanto, deja que mi sobrino se exhiba ante las damas...no te pido ganar. Sólo que hagas un buena carrera como estás haciendo hasta ahora Estaba seguro que su sobrino le había escuchado, si ganaba siempre pensaría que le había cedido la victoria, si ganaba podría decir que sintiéndolo mucho no había podido refrenar a su montura so pena de que se notara demasiado. A pesar de eso sus piernas espolearon a la yegua, Nymeria, era lo suficientemente inteligente para saber que hacer y que ordenes obedecer.

Por un momento saboreó las mieles del triunfo y lo que supondría, nombrar a la reina de la primavera, aunque sólo fue un momento, ya que no podría nombrar a Rose, si ganaba tendría que pensar en otra, ya que Garlan podría tomarse a mal la elección tras la conversación y la petición de posterior baile. Tendría que decidir y rápido, ya que las consecuencias de una mala elección podrían ser catastróficas.

El Jefe de la Guardia frunció el ceño cuando pareció ocurrir lo mismo, otra vez, en las cercanías del palco principal, pero esta vez con un resultado más dramático. Ser Templeton encontró a su caballo encabritado por la aparición de una lengua de fuego, cayó al suelo y fue pisoteado por el equino una vez tras otra, totalmente dueño del miedo.

Por otra parte Ser Blackwood no pudo mantener a raya a su caballo y salió despedido contra el pavimento, provocándole un golpe en el costado que hizo alarmar a los hombresy damas del palco. Sin lugar a dudas todo aquello no era lógico que ocurriese, ni mucho menos, y los guardias comenzaron a adentrarse por las calles buscando a hombres que huyesen del lugar, claro que muchos lo hacían al observar aquella especie de atentado contra la carrera.

Pero muchos siguieron el espectáculo con ganas y observaron como el norteño se hacía ganador por un ajustado margen sobre el Príncipe Targaryen y el Dorniense. Los Príncipes no habían podido con la rudeza del Norte, y muchos comenzaron a dejar saber esta opinión con cierta burla por los grupos de ciudadanos que se congregaban en las avenidas.

Poco a poco la noticia del vencedor se difuminaba por la ciudad, al igual que las noticias sobre Ser Risley. Había sido fuertemente golpeado y no despertaba, aunque estaba vivo, o respiraba. El Blackwood alzaba la mano en señal de encontrarse bien, pero estaría magullado por bastante tiempo. Los maestres se encargarían de cuidarle. Sin embargo Ser Templeton no se movía para nada...todo aquello era muy extraño.

Spoiler:

Termino la carrera por que frenar en seco en aquel momento habría sido contra producente tanto para si mismo como para su querido caballo, suerte que Atalaya no se asustaba con prácticamente nada, así pues sin saber siquiera quien gano o no salió disparado a trote llamando a sus hombres de armas, estos rápidamente le tendieron un arma, después de aquello, alzo la voz hasta que se hizo oír entre todo aquella agitación.

Los ciudadanos vuelvan a sus hogares, con calma! No queremos que haya mas heridos!, la guardia vigile las salidas, quiero toda taberna y lugar de parada vigilado!, reporten movimientos extraños que se hayan producido últimamente! – Se volvió hacia la guardia mas cercana- visiten alfarerías para saber quien diablos a podido comprar lo necesario para hacer esas lenguas de fuego, llevadle las sobras a los maestres y septones quiero que lo examinen todo detalladamente….- Se volvió a los demás guardias que esperaban instrucciones-. La mitad de la guardia la quiero custodiando a las nobles de vuelta al castillo, los demás seguidme!.... – No espero ni un segundo antes de partir los grupos y dirigirlos hacia donde podrían haber salido aquellas bombas, que seguramente seria de un atentado, sin ser ególatra, hacia su persona por partidarios o seguidores de su tío.

Camino hacia el gentío seguido de sus guardas personales, estaba casi seguro que no daría con ellos, peor tenían que poner un poco de orden y hacer ver que la justicia del rey si no era inmediata al menos se movilizaría y daría caza a quien se atreviera a atentar contra la paz del reino.

La norteña mantuvo la sonrisa en el momento en que la castaña comenzó a responder, sintiéndose intrigada y muy curiosa por sus palabras. Ya de por sí era raro ver huargos al sur del Muro pero que ella supiera ningún huargo había franqueado nunca las fronteras del Norte, no en la edad adulta pues tal y como la joven se lo describía era un lobo que servía de montura a un hombre adulto. Por un momento creyó que se estaba refiriendo al difunto padre de su marido aunque descartó esa opción enseguida. No podía ser su suegro, cuando la Lynderly era joven Lord Stark ya había fallecido y seguramente tampoco había sido Brandon, él no acostumbraba a ir tan lejos y menos con el ya tiempo atrás fallecido huargo de su padre. Fuera quien fuese ese jinete, era sin duda una persona de la que ella no tenía constancia y el suceso quizá merecía investigación, los huargos eran peligrosos al fin y al cabo y sólo la sangre Stark había aprendido a domarlos. No creyó que el jinete y el huargo fueran invenciones de Leana, su sinceridad no daba lugar a dudas.

Tras ello fue que expuso su preocupación y como estaba centrada en la mujer del Valle no se percató de que los comentarios sobre accidentes en otras carreras habían enturbiado el humor de varias de sus acompañantes. La verdad es que veía innecesario comentar tales sucesos pues nombrar el mal sólo logra atraerlo. Al escuchar al fin una respuesta no pudo hacer más que sonreír con cierta picardía y al mismo tiempo ternura, una curiosa mezcla que ensalzaba aún más su instinto de madre no demasiado conservadora.

- Ha de ser un caballero excepcional si logró que una dama tan bella pensase en él. Me alegro por ambos -mencionó con sinceridad, susurrándole al oído aquel último comentario sin intención alguna de añadir nada más. Le había bastado ese comentario para comprender que, al parecer, la joven estaba enamorada pero en efecto no iba a meterse donde no la llamaban. Las relaciones de Leana eran cosa suya, ella simplemente se alegraba por ellos y regresó su mirada a la carrera cuando John y el griterío de las gentes a lo lejos llamaron su atencón. Sin embargo su apacible sonrisa se tornó en una fría y seria expresión, sus orbes dejaron de mostrar esa calidez tan suya para dar paso a dos agudos y gélidos témpanos de hielo que observaron con avidez todo lo que ocurría a tan sólo unos metros de la línea final.

Una lengua de fuego invadió la zona de carrera encabritando a uno de los caballos y ocasionándole graves heridas a su jinete. Sobrevivir a algo así sin lesiones era imposible, y quizá el Templeton quedase lisiado por lo que le restaba de vida si es que había logrado sobrevivir. A él le siguió el representante del Tridente, aunque sus heridas fueron menos graves. La multitud no había tardado ni dos segundos antes de exhaltarse y muchos corrían lejos temiendo ser víctimas de más incidentes, aunque Anna suponía que era un sabotaje en toda regla pues ninguna carrera anterior se había visto tan estropeada... y las lenguas de fuego no aparecen de repente. Fue cuando vio a Ser Ryswell y a los príncipes Maekar y Olyvar cruzar la meta sanos y salvos cuando se permitió respirar y relajar un poco de la tensión que había acumulado. Era imposible que aquello se tratase de una trama de los Fuegoscuro para deshacerse de dos enemigos, Daemon había sido criado bajo el código de honor del anterior Lord Stark, un movimiento tan sucio como ese no podía ser obra de un caballero como él y, aunque le costase afirmarlo incluso en la privacidad de su mente, esperaba que tampoco fuera cosa de Anais. Se había mostrado agradable, amable y muy gentil con ella, no quería ni pensar que sería capaz de matar a dos niños -porque teniendo en cuenta su edad eso eran para ella el Targaryen y el Martell- junto al resto de participantes sólo como estrategia para la guerra que ahora estaba mucho más cercana.

- Thomas, reuníos con Lord Ryswell y buscad a mi marido para contarle lo ocurrido antes de que los guardias os impidan el paso. John permanecerá conmigo, marchad -y tras ordenarle eso en secreto a su guardaespaldas silbó para que Fang regresara a su lado. Mandaría un cuervo a Invernalia en cuanto le fuera posible, sus hijos debían saber lo que había ocurrido para estar preparados. La familia real y los dornienses no se quedarían de brazos cruzados cuando sus príncipes habían estado a punto de perder la vida y Anna temía por la seguridad de su hogar y su familia- John, te ruego que permanezcas junto a nosotras, temo que mi familia y la de Rose serán las primeras sospechosas del incidente -le susurró seria intentando no revelar su preocupación aunque de seguro el tono de voz acabó por delatarla. Poco después los guardias entraron en el palco en pos de escoltarlas de vuelta al Faro, por lo que le dirigió una mirada a la Tyrell. Dudaba que los soldados del Dominio le hiciesen algún mal, pero entre esos hombres también se hallaban caballeros del Targaryen y bien sabía ella que un guerrero joven podía ser blanco fácil de la furia.

La carrera iba a resultar demasiado corta, estaba alcanzando al resto de participantes, el aguante de Nymeria estaba demostrando su razón de ser y poco a poco la distancia con los que le precedían menguaba, pero no iba a ser suficiente, ya se vislumbraba la meta. Entonces se desataron los infiernos, una lengua de fuego lamió el paso de los participantes, consumiendo a uno de ellos, Olyvar no pudo precisar en ese momento quién era. Olyvar no alteró el paso ni el rumbo, podía haber echo perder el control a las monturas, no solo a la suya.

Tenía que actuar, en un momento dado se podría llegar a pensar que había sido culpa de los dornienses, tenía que demostrar que no. Maekar había tomado el mando, aunque las palabras podían generar un caos, los espectadores ante la perspectiva de más fuego podían empezar a correr, y anunciar a plena voz que iban a cerrar las salidas y que investigaran movimientos sospechosos…una medida inútil aunque pareciera lo contrario y en todo caso al pregonarlo podía poner sobreaviso a los culpables, pero una vez hecho… Se alzó un poco sobre Nymeria y alzó su voz Cinco soles de oro para aquel que aporte información para atrapar al culpable y otros treinta soles de oro para aquel que lo traiga Puede que esa fuera una medida efectiva.

Entonces tuvo una idea, ahora mismo, sin armas ni armadura su presencia podía considerarse poco más que superflua, así que tomó una decisión Maekar, ve tras ellos, yo protegeré a las damas Hizo un par de requiebros con Nymeria para acercarse al palco y entonces hizo que se alzara sobre sus patas traseras, alzando el cuerpo estaba a escasa distancia del palco apenas un salto y podría llegar. El no llevar armadura ni nada de peso le sirvió para que la maniobra fuera mucho más sencilla, aunque eso no significaba que fuera fácil. Una vez en el palco obtendría una espada para proteger a las damas y sus acompañantas.

John se tenso la ver todo aquello y apretó la barandilla que los apartaba del camino, casi había sentido el impulso de saltar y ayudar en todo lo posible a aquellos jinetes caidos, pero parecían tenerlo todo controlado y cuando vio como los guardias empezaban a acercarse para supuestamente llevarlos a sitio seguro se tenso, algunos parecían amigables, pero otros no lo eran tanto, escucho la petición de la señora del norte y asintió llevando la mano a su funda de espada con la clara intención de proteger incluso de aquellos hombres a la señora.

Miro como los guiaban a la salida y un señorito noble se acercaba intentando hacerse el héroe, no le presto demasiada atención, y ayudo a la dama a levantarse proteguiendola con su cuerpo guiándola a la salida.

Vamos mi señora, todo esta bien, solo es el caos del momento, no vienen por nosotros, y la plebe no ira hacia la nobleza para haceros daños, prefieren huir a casa por si acaso, pero vendrá gente morbosa a observar el espectáculo, así que lo mejor es irnos…. – Observo a la chica Tyrell y la guio con el brazo para que fuera con la noble norteña- Señorita…vámonos..

William Dayne no poseia talento para las intrigas palaciegas ni de tronos, amen de que personalmente las detestaba. Lo que si poseia era un agudo instinto. La antorcha que derribo al jinete lo considero una burla del vulgo mostrando desden y consiguiendo un motivo de hilaridad. Cuando voló la segunda hizo un gesto a las 4 Estrellas que le acompañaban (todas,siendo el la quinta) se llevo la mano a su espada y se dirigió hacia el lugar donde acabaria la carrera,abandonando el palco. Esperó a que Olyvar acabara de hacer su anuncio y se dirigió a el con un tono urgente.


- Salgamos de aqui, mis hombres y yo te escoltaremos a lugar seguro Olyvar.

Todos tenian ya las espadas desenvainadas.

rápido. No parecía estar demasiado interesado en conservarla tras la petición de un noble.

Tenemos que salir de aquí. Es lo más seguro, todo el mundo hacía el castillo

Se le daba bien dar ordenes y los guardias se prestaron a cumplirlas, sabía que las damas no darían problemas, en esos casos sabían que tendrían que obedecer. Lady Leana ya se había puesto a su disposición y el resto de las mujeres se estaba empezando a poner en acción.

Olyvar señaló a uno de los guardias Tú, una parte de tus guardias delante, abriendo paso, otros a los flancos, que algunos cierren el grupo, las espadas en mano

Por fin vio a William, era una suerte, no conocía a los guardias y puede que solo fueran de adorno, pero se fiaba de los hombres del Dayne

William, por el Desconocido ¿qué ha pasado?. Vamos a tener que organizarnos, uno de tis hombres, otro detrás y uno a cada lado, tú ponte en una parte del grupo, yo en la otra, hay que proteger a las damas a cualquier precio

Si había sido un atentado las damas podían ser también un objetivo, desgraciadamente Olyvar no estaba preparado para la lucha, sólo tenía una espada y estaba sin más protección, ni escudo ni armadura ni nada, pero tendría que ser suficiente.

Se colocó al lado de Rose, podía ser un objetivo prioritario, además para se estrategia sería un buen paso Lady Rose, tenemos que salir de aquí ¿cuál es el camino más corto para el castillo?