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Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
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Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
Había decidido dar un paseo con su dama aquel esplendido día, vestían no demasiado pomposos sino a la moda típica dorniense, con ropa fresca para aguantar tanto calor, aquel era día de mercado, de hecho toda la ciudad estaba de fiesta y había incluso mas mercadillos y juglares que nunca, todos celebrando la pronta unión del príncipe con la princesa de poniente, quizás no estuvieran muy enterados de lo que supondría todo aquello, pero tampoco le interesaba en demasiada lo que la plebe pensara así que salieron tranquilos, su dama pendida de su brazo y sus guardias y algunas de las damas de su señora atrás con estos, vigilando por el bien estar del príncipe y la futura princesa de poniente.
Sonrió viendo las tiendas y acercándose a unas cuantas con su dama para que comprara lo que desease todo a su cuenta, el mismo había comprado algunas joyas y cachivaches que le habían llamado la atención, e incluso algunas telas para que le hicieran algo de ropa en el castillo en aquel tiempo, pero entre tantas compras y vistazos por aquel sitio hubo algo que el le llamo la atención y le hizo acercarse con su dama, y prácticamente se quedo hipnotizado como los pequeños que allí estaban sentados observando todo aquello, los titiriteros siempre le habían gustado, y cuando tenia oportunidad y venían a desembarco se escapaba para verlos, así que tiro de su dama para colocarse en un buen lugar donde pudieran observan ambos la función que allí mostraban, miro aquella función hasta que sintió como un jovenzuelo intentaba pasar entre todo el gentío para ver la función si conseguirlo demasiado, así que se agacho un poco para tomar al pequeño sentándolo en sus hombros para que pudiera verla sin tener que dar saltos u empujones para hacerse un hueco.
Tsss….ya casi esta apunto de aparecer el gran dragón… - Sonrió observando de reojo a su dama mientras sentía los vítores del pequeño sobre sus hombros emocionado como todos los demás al ver como el muñequito del dragón daba un aliento de fuego chamuscando al rebelde del otro muñeco ganándose gritos de animo para que lo aniquilara.
Sonrió viendo las tiendas y acercándose a unas cuantas con su dama para que comprara lo que desease todo a su cuenta, el mismo había comprado algunas joyas y cachivaches que le habían llamado la atención, e incluso algunas telas para que le hicieran algo de ropa en el castillo en aquel tiempo, pero entre tantas compras y vistazos por aquel sitio hubo algo que el le llamo la atención y le hizo acercarse con su dama, y prácticamente se quedo hipnotizado como los pequeños que allí estaban sentados observando todo aquello, los titiriteros siempre le habían gustado, y cuando tenia oportunidad y venían a desembarco se escapaba para verlos, así que tiro de su dama para colocarse en un buen lugar donde pudieran observan ambos la función que allí mostraban, miro aquella función hasta que sintió como un jovenzuelo intentaba pasar entre todo el gentío para ver la función si conseguirlo demasiado, así que se agacho un poco para tomar al pequeño sentándolo en sus hombros para que pudiera verla sin tener que dar saltos u empujones para hacerse un hueco.
Tsss….ya casi esta apunto de aparecer el gran dragón… - Sonrió observando de reojo a su dama mientras sentía los vítores del pequeño sobre sus hombros emocionado como todos los demás al ver como el muñequito del dragón daba un aliento de fuego chamuscando al rebelde del otro muñeco ganándose gritos de animo para que lo aniquilara.
Maekar Targaryen- Realeza
Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
Jenna estaba convencida de que en los pocos días que llevaba en Lanza del Sol, cuanto menos media ciudad debía conocer ya al pequeño revoltoso conocido como Stefan a su madre, que siempre iba prácticamente corriendo tras él y gritando su nombre. Increíblemente extrovertido teniendo en cuenta que ninguno de sus dos padres lo era, el niño no dudaba en zafarse de la mano de su madre y echar a correr si algo llamaba su atención. Y aquella colorida mañana en la que las calles aparecían llenas de tenderetes de vistosos colores, juglares, malabaristas y otros buscavidas, el pequeño parecía no saber a qué atender primero, hasta que reparó en un teatro de títeres. - ¡Stefan! - la voz de Jenna se elevó por encima de las risas de los niños y de la gente que conversaba animadamente mientras veía la mercancía expuesta en los puestos ambulantes, y sonaba entre enfadada y resignada ya que el niño siquiera volvió la cabeza al escuchar su nombre. Jenna logró verle abriéndose paso a empujones, sin ningún tipo de modales, hasta que desapareció de su vista y la dama sintió que se le cortaba la respiración. Por fortuna, el susto le duró poco pues de repente y entre el mar de cabezas que la separaba de los titiriteros, vio emerger a Stefan sobre los hombros de un joven rubio.
Se abrió paso con cuidado, recogiéndose los bajos del vestido con una mano y usando la otra para poder caminar hasta que llegó hasta el caballero que se había ocupado de su hijo, disculpándose de inmediato algo sofocada por la vergüenza y por el esfuerzo de atravesar tantas filas de personas apelotonadas. - Disculpad a mi hijo, mi señor - Jenna recordó que el día anterior había tenido que pronunciar las mismas palabras - Le entusiasman las marionetas... - en ese momento el niño dio un par de botas, castigando los hombros del caballero que le sujetaba, quien se veía acompañado de una hermosa joven - … como vos mismo podéis comprobar - finalizó su frase con una sonrisa de disculpa. Levantó los brazos para tratar de coger al niño y aliviar al hombre de su peso, pero Stefan se rebeló, dirigiendo su atención de nuevo hacia las marionetas. - Stefan, compórtate, no estamos en Bastión, por la Madre - dijo Jenna entre dientes, aproximándose para no tener que levantar la voz de nuevo.
Se abrió paso con cuidado, recogiéndose los bajos del vestido con una mano y usando la otra para poder caminar hasta que llegó hasta el caballero que se había ocupado de su hijo, disculpándose de inmediato algo sofocada por la vergüenza y por el esfuerzo de atravesar tantas filas de personas apelotonadas. - Disculpad a mi hijo, mi señor - Jenna recordó que el día anterior había tenido que pronunciar las mismas palabras - Le entusiasman las marionetas... - en ese momento el niño dio un par de botas, castigando los hombros del caballero que le sujetaba, quien se veía acompañado de una hermosa joven - … como vos mismo podéis comprobar - finalizó su frase con una sonrisa de disculpa. Levantó los brazos para tratar de coger al niño y aliviar al hombre de su peso, pero Stefan se rebeló, dirigiendo su atención de nuevo hacia las marionetas. - Stefan, compórtate, no estamos en Bastión, por la Madre - dijo Jenna entre dientes, aproximándose para no tener que levantar la voz de nuevo.
Invitado- Invitado
Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
Sofia había estado toda la noche pidiéndole a su príncipe que la llevase a pasear a la mañana siguiente por la ciudad. Si algo le gustaba a la leona era dar largos paseos por las ciudades que visitaba, pues sentía que era el mejor modo de conocer cualquier lugar y sus gentes. Podía mostrarse clasista en alguna de sus actitudes, pero le encantaba saber las necesidades del pueblo, cómo vivían, en qué empleaban su tiempo, y cada vez que tenía ocasión, aprovechaba para dialogar con cualquiera que llamase su atención. El príncipe parecía conocer aquellos gustos de Sofia, así que no se opuso y aceptó, así que por la mañana, no muy tarde, ya estaban ambos entre las calles de la ciudad, dando un tranquilo paseo bajo el fuerte sol del sur.
Llevaba un vestido compuesto por sedas de diversos colores, todos cálidos, que acariciaba sus piernas mientras caminaba, sensación que Sofia encontraba bastante agradable, pero a pesar de lo volatil y fino de las telas, el calor se hacía notar. Su cabello iba parcialmente recogido con un pasador color oro viejo en forma de león, aunque sus mechones dorados caían sobre sus hombros, meciendose con la brisa de la que disfrutaban durante el paseo. Pasaron por el mercado, atestado de gente que iban de un lado a otro buscando las mejores ofertas, donde la leona no pudo evitar resistirse ante unas flores preciosas que nunca habia visto, blancas y amarillas, bastante semejantes a las margaritas. A pesar de no saber su nombre, Sofia compró un ramo, que le entregaron en una cesta de mimbre. Cogió una y se la colocó en el pelo, mirando después al príncipe divertida.
Entonces sintió el tirón que le daba para llevarla hasta donde se encontraba el espectáculo de títeres, con un generoso grupo de niños que lo veían embobados, casi tanto como Maekar. Ella encontraba esa faceta particularmente dulce, así que se alzó para besar su mejilla y revolverle luego el pelo, mirándole con una amplia sonrisa. Se acordó de Rose Tyrell en aquel momento, su amiga sentía terror hacia aquellos muñecos de tela. Miró de nuevo al príncipe al ver cómo cogía a un crío y lo colocaba sobre sus hombros para que viese la función. Esa imagen conmovió a la leona, tarea que solamente conseguía el dragón, y suspiro profundamente. Pero la madre del muchacho no tardó en aparecer, haciendo que la leona quedase especialmente impresionada por su belleza. Creía haber visto a aquella mujer en alguna ocasión, y al escucharla hablar de su lugar de origen finalmente lo supo- Disculpad, mi señora, ¿sois vos Lady Jenna Baratheon? Tenéis un rostro difícil de olvidar... -dijo acompañándose con una sonrisa.
Llevaba un vestido compuesto por sedas de diversos colores, todos cálidos, que acariciaba sus piernas mientras caminaba, sensación que Sofia encontraba bastante agradable, pero a pesar de lo volatil y fino de las telas, el calor se hacía notar. Su cabello iba parcialmente recogido con un pasador color oro viejo en forma de león, aunque sus mechones dorados caían sobre sus hombros, meciendose con la brisa de la que disfrutaban durante el paseo. Pasaron por el mercado, atestado de gente que iban de un lado a otro buscando las mejores ofertas, donde la leona no pudo evitar resistirse ante unas flores preciosas que nunca habia visto, blancas y amarillas, bastante semejantes a las margaritas. A pesar de no saber su nombre, Sofia compró un ramo, que le entregaron en una cesta de mimbre. Cogió una y se la colocó en el pelo, mirando después al príncipe divertida.
Entonces sintió el tirón que le daba para llevarla hasta donde se encontraba el espectáculo de títeres, con un generoso grupo de niños que lo veían embobados, casi tanto como Maekar. Ella encontraba esa faceta particularmente dulce, así que se alzó para besar su mejilla y revolverle luego el pelo, mirándole con una amplia sonrisa. Se acordó de Rose Tyrell en aquel momento, su amiga sentía terror hacia aquellos muñecos de tela. Miró de nuevo al príncipe al ver cómo cogía a un crío y lo colocaba sobre sus hombros para que viese la función. Esa imagen conmovió a la leona, tarea que solamente conseguía el dragón, y suspiro profundamente. Pero la madre del muchacho no tardó en aparecer, haciendo que la leona quedase especialmente impresionada por su belleza. Creía haber visto a aquella mujer en alguna ocasión, y al escucharla hablar de su lugar de origen finalmente lo supo- Disculpad, mi señora, ¿sois vos Lady Jenna Baratheon? Tenéis un rostro difícil de olvidar... -dijo acompañándose con una sonrisa.
Invitado- Invitado
Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
Aquel día, prácticamente se había escapado de la cama y de sus aposentos. No hacía falta especificar el motivo de esta escapada y basta con decir que no le apetecía seguir más tiempo allí encerrado. Se vistió tan rápido como pudo y de la misma forma salió de su estancia para dirigirse a las calles de Lanza del Sol, donde aquella mañana reinaba el jolgorio y cierto aire festivo debido a las recientes noticias de boda. Lo que no parecía cambiar en absoluto era aquel calor constante al que el Lord de Aguasdulces no terminaba de acostumbrarse, aunque por suerte llevaba ropas para aquel tipo de clima de sobra. Había paseado un buen rato por la calle del mercado sin escolta alguna, llevar soldados tras el todo el rato no era algo que le agradara y como confiaba en que nada podría sucederle, decidió dejarlos donde estaban.
La verdad es que el hombre encontró muy interesantes algunas de las cosas que vio por los tenderetes pequeños puestos, pero no compró nada aparte de un par de pequeños regalos y unas joyas bastante caras que pretendía regalar a su sobrina. Vio entonces un cumulo de gente reunida en torno a unos titiriteros que representaban aquel momento una obra con un dragón, el espectáculo en cuestión llamó la atención lo suficiente como para que el hombre se acercara a mirar. La obra iba dirigida sobre todo a los pequeños que por allí correteaban, pero alrededor también había personajes de lo más variopintos, entre ellos... Gente de la nobleza. Una nobleza cercana y muy bien conocida, pues no se le escapó el detalle de los guardias que acompañaban a una pareja joven que en aquel momento hablaban con la madre de un niño.
Se acercó en el momento justo para escuchar como a sus oídos llegaban las palabras de la mujer que dijo algo acerca del Bastión de las Tormentas. Como no, parecía que la nobleza se atraía a sí misma con una especie de extraña magia. - Siento molestar. - Dijo cuando las palabras hubieron cesado y se hizo un pequeño silencio en el grupo - Pero ya me parecía a mi reconocer esa cabellera rubia. - Su tono de voz era de lo más animado, pero claro estaba que era bajo, no le interesaba que los presentes allí supieran quienes eran - Un placer saludaros joven Targaryen, os habéis convertido en todo un hombre. - Sonrió de forma agradable y miró a la joven a su lado - Lady Lannister, vuestro padre no mentía cuando mencionaba vuestra belleza. - Hizo una inclinación de cabeza para ambos y luego clavó sus ojos en el niño y luego en su madre. No la reconocía, pero Sofia Lannister se había referido a ella como Jenna Baratheon, aquello sí que era una grata sorpresa para el Tully, pues la última vez que la había visto, ella tenía tres años. - Aun no me lo creo... - Murmuró sorprendido mientras le hacía una reverencia - Jenna Baratheon, pues si que habéis cambiado desde los tres años. - Sonrió.
Invitado- Invitado
Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
Sonrió a a la madre del pequeño que pronto empezó a disculparse y negó suavemente una y dos veces ante las palabras de la dama, aquello no era necesario, si no hubiera cogido al pequeño y no supiera a que se enfrentaba no lo habría tomado en sus hombros y animado casi a que se emocionara con el relato, haciendo que le patease un poco el torso, pero no le importo en lo mas mínimo, sonrió a la dama negando de nuevo.- No es necesario que os disculpéis mi señora, es un buen chico, solo se emociona con el relato como todos hacíamos en nuestra primera infancia…- Iba a comentar mas cuando escucho a su dama referirse a la mujer como Jenna Baratheon ni mas ni menos, parecía que aquel era su día de suerte.
Casi estaba apunto de abrir de nuevo los labios para hablar cuando un señor noble se acercó y a este pudo reconocerlo rápidamente por quien era ni mas ni menos que el actual Lord de los Tully, sin duda los dioses estaban de su lado, las formalidades no eran lo suyo pero en aquel sitio con un aire mas distendido se encontraba mas a gusto, asintió a las palabras del Lord con una suave sonrisa. – Vaya Lord Tully, no os esperaba encontrar aquí antes que en la cena, como a todos los demás ciertamente, apenas recuerdo la ultima vez que nos vimos pero gracias por el halago…. – Sonrió bajando al pequeño de sus hombros al ver que la función terminaba y empezaban a dispersarse las personas, dándole un dragón de oro para que fuera a dárselo a los titiriteros en su nombre- Cuando alguien hace un buen trabajo siempre hay que premiarles, y a los titiriteros se les premia con dinero….id jovencito y llevad esto, y os prometo que en vuestro próximo cumpleaños los volveréis a ver… preguntadles lo que querias, ellos os atenderán joven señorito..
Sonrió divertido dejando al pequeño marcharse emocionado con los titiriteros haciendo un movimiento con la cabeza para que uno de sus guardias velara por el pequeño alzándose luego para estar a la altura de los otros adultos – Lady Baratheon un placer encontrarnos aquí, tenéis un hijo adorable… - Sonrió a la dama mientras acariciaba la mano de la suya propia observando a los nobles allí presente. – Umh….os apetecería seguir paseando con mi dama y conmigo por las calles de Lanza, al final de estas hay una taberna que prepara dulces de Essos deliciosos, y me encantaría que Stefan y sus señorías la probaran en nuestra compañía si no es demasiada molestia, además debemos …mi dama y yo tratar un tema con ustedes…pero no es adecuado hacerlo saber aquí en la calle… - Sonrió suavemente acariciando de nuevo la mano de su dama observando a la dama y el caballero largamente, esperando sus respuestas.
Casi estaba apunto de abrir de nuevo los labios para hablar cuando un señor noble se acercó y a este pudo reconocerlo rápidamente por quien era ni mas ni menos que el actual Lord de los Tully, sin duda los dioses estaban de su lado, las formalidades no eran lo suyo pero en aquel sitio con un aire mas distendido se encontraba mas a gusto, asintió a las palabras del Lord con una suave sonrisa. – Vaya Lord Tully, no os esperaba encontrar aquí antes que en la cena, como a todos los demás ciertamente, apenas recuerdo la ultima vez que nos vimos pero gracias por el halago…. – Sonrió bajando al pequeño de sus hombros al ver que la función terminaba y empezaban a dispersarse las personas, dándole un dragón de oro para que fuera a dárselo a los titiriteros en su nombre- Cuando alguien hace un buen trabajo siempre hay que premiarles, y a los titiriteros se les premia con dinero….id jovencito y llevad esto, y os prometo que en vuestro próximo cumpleaños los volveréis a ver… preguntadles lo que querias, ellos os atenderán joven señorito..
Sonrió divertido dejando al pequeño marcharse emocionado con los titiriteros haciendo un movimiento con la cabeza para que uno de sus guardias velara por el pequeño alzándose luego para estar a la altura de los otros adultos – Lady Baratheon un placer encontrarnos aquí, tenéis un hijo adorable… - Sonrió a la dama mientras acariciaba la mano de la suya propia observando a los nobles allí presente. – Umh….os apetecería seguir paseando con mi dama y conmigo por las calles de Lanza, al final de estas hay una taberna que prepara dulces de Essos deliciosos, y me encantaría que Stefan y sus señorías la probaran en nuestra compañía si no es demasiada molestia, además debemos …mi dama y yo tratar un tema con ustedes…pero no es adecuado hacerlo saber aquí en la calle… - Sonrió suavemente acariciando de nuevo la mano de su dama observando a la dama y el caballero largamente, esperando sus respuestas.
Maekar Targaryen- Realeza
Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
Jenna giró el rostro hacia la hermosa joven que acompañaba al intrépido caballero que se había atrevido a soportar los saltos de Stefan sobre sus hombros y que evidentemente, prestando atención a sus propias palabras, había dilucidado quién era ella. Por unos instantes olvidó que estaba tratando de que Stefan se comportase para atender a la joven con cordialidad. – Así es, mi señora, soy Jenna Baratheon y una vez más lamento el comportamiento de mi hijo – agregó devolviendo la vista al joven que le quitaba importancia al mal comportamiento de Stefan aludiendo a su corta edad. – Espero que no lo toméis como un ejemplo de lo que es mi familia, por lo general no somos tan inquietos – añadió intentando aligerar la situación; a pesar de que la joven pareja parecía relajada y muy poco alterada por Stefan, Jenna sentía cierto pudor. Se dijo a si misma además que sus palabras no habían sido del todo exactas: quizá Orson y Valerie podrían ser catalogados dentro el mismo tipo de sangre que el de Stefan, siendo Nathan y ella algo más tranquilos. La conversación fue interrumpida por la aparición de un hombre ricamente vestido que se incorporó a la charla con la maestría de quien sabe exactamente cuándo y cómo hablar. Jenna reprimió una exclamación al descubrir la importancia de los jóvenes ante los que se encontraba, y el hecho de que Stefan la hubiese desobedecido delante de uno de los hijos del rey de Poniente y su bella acompañante le produjo aún más incomodidad. Sin embargo, cuando aquel hombre hizo una reverencia ante ella descubriendo que la conocía desde niña, enarcó las cejas con una expresión de sorpresa. El perfil que mostraba el espontáneo caballero tan sólo se ajustaba al de una persona: Lord Tully. Jenna se apresuró a hacer una reverencia igualmente mientras exclamaba: - ¡Lord Tully! ¡Tantos años sin vernos! Me alegra encontraros de nuevo tras tanto tiempo, es una lástima que mi hermano no me haya acompañado, estoy segura de que le gustaría sobremanera volver a veros.
Mientras intercambiaban saludos e impresiones, los titiriteros decidieron que su función a cambio de la voluntad de los espectadores ya se había extendido lo suficiente por lo que dieron fin a las peripecias de sus marionetas, ante los aplausos de todos los que estaban allí. El príncipe Targaryen bajó a Stefan de sus hombros, posando en la palma de su mano –algo sucia por sus correrías- una moneda de oro para los comediantes. Jenna siguió los movimientos de su pequeño con la mirada hasta que volvió a mirar al joven cuando éste se dirigió a ella. – Me alegra que tengáis esa visión de Stefan, quizá es porque no pasáis el día entero corriendo tras él – argumentó antes de reír suavemente para restar la posible dureza que pudiese entenderse en sus palabras; obviamente ella adoraba a Stefan pero eso no quitaba que la tarea de cuidarle le resultase agotadora. – Será un placer acompañaros – respondió ante la propuesta de Maekar, recordando una invitación muy similar que había recibido por parte de Rose Tyrell en Antigua y que había terminado con una indigestión de Stefan. Esta vez procuraría que el pequeño se controlase. Jenna levantó la voz una vez más para llamar a su hijo, quien esta vez no dudó en acudir corriendo al lado de su madre para contarle todas las curiosidades que los titiriteros habían saciado en él. – Veo que conocéis bien esta ciudad, mi señor – comentó Jenna mientras el grupo echaba a andar y reflexionaba acerca de cuál podría ser ese asunto tan importante; esperaba que no se tratase de política, esos asuntos los manejaba mejor Nathan, al igual que los temas de guerra le parecían más apropiados para Orson. - ¿Habéis estado aquí más veces o es que tenéis explorada ya la ciudad en estos días?
Mientras intercambiaban saludos e impresiones, los titiriteros decidieron que su función a cambio de la voluntad de los espectadores ya se había extendido lo suficiente por lo que dieron fin a las peripecias de sus marionetas, ante los aplausos de todos los que estaban allí. El príncipe Targaryen bajó a Stefan de sus hombros, posando en la palma de su mano –algo sucia por sus correrías- una moneda de oro para los comediantes. Jenna siguió los movimientos de su pequeño con la mirada hasta que volvió a mirar al joven cuando éste se dirigió a ella. – Me alegra que tengáis esa visión de Stefan, quizá es porque no pasáis el día entero corriendo tras él – argumentó antes de reír suavemente para restar la posible dureza que pudiese entenderse en sus palabras; obviamente ella adoraba a Stefan pero eso no quitaba que la tarea de cuidarle le resultase agotadora. – Será un placer acompañaros – respondió ante la propuesta de Maekar, recordando una invitación muy similar que había recibido por parte de Rose Tyrell en Antigua y que había terminado con una indigestión de Stefan. Esta vez procuraría que el pequeño se controlase. Jenna levantó la voz una vez más para llamar a su hijo, quien esta vez no dudó en acudir corriendo al lado de su madre para contarle todas las curiosidades que los titiriteros habían saciado en él. – Veo que conocéis bien esta ciudad, mi señor – comentó Jenna mientras el grupo echaba a andar y reflexionaba acerca de cuál podría ser ese asunto tan importante; esperaba que no se tratase de política, esos asuntos los manejaba mejor Nathan, al igual que los temas de guerra le parecían más apropiados para Orson. - ¿Habéis estado aquí más veces o es que tenéis explorada ya la ciudad en estos días?
Invitado- Invitado
Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
Aún la mujer no había contestado a las palabras de Sofia cuando alguien más se unió a aquella improvisada reunión entre nobles, alguien a quien no veía desde hacía años. Afortunadamente, no había cambiado demasiado, a diferencia de ella, y eso ayudó a que la leona pudiese recordarle con facilidad. No sabía aún qué posición habían tomado los señores del Tridente frente a todas las disputas que empezaban a surgir, pero igual que había tratado con cordialidad a Silvia Tully durante los festejos de Antigua, haría con su tío, más aún cuando él la elogiaba de aquel modo- Sois muy amable, Lord Tully -respondió Sofia con una sonrisa. Finalmente, fue el mismo Medgard Tully el que confirmó su suposición al dirigirse a la Viuda de Bastión.
No le hizo gracia que la mujer solo se dirigiese a ella para afirmar a su pregunta, pero Sofia Lannister nunca perdía los buenos modos, así que mantuvo la amabilidad para dirigirse a ella- No le regañéis, mi señora. Vuestro hijo solo está tan emocionado como cualquier otro niño -respondió con una sonrisa, alzando el rostro para mirar al pequeño Stefan Baratheon que parecía que a pesar de las palabras suyas y las del príncipe, al final terminaría ganándose una regañina de su madre.
Se fijo en que los títeres no aparecieron nuevamente después de esconderse aquella vez tras el escenario, dando de aquel modo por terminada la función. Los niños que se agolpaban para ver el espectaculo empezaron a dejar libre la zona, aunque esta continuaba llena de transeúntes Se giró para mirar a Maekar al escuchar la propuesta que les hacía a los dos nobles, frunciendo el ceño curiosa, pensando qué podía ser aquello que quisiese tratar con ambos. Cuando empezaron a caminar, Sofia buscó con su mano la del príncipe, tomandola mientras avanzaban.
No le hizo gracia que la mujer solo se dirigiese a ella para afirmar a su pregunta, pero Sofia Lannister nunca perdía los buenos modos, así que mantuvo la amabilidad para dirigirse a ella- No le regañéis, mi señora. Vuestro hijo solo está tan emocionado como cualquier otro niño -respondió con una sonrisa, alzando el rostro para mirar al pequeño Stefan Baratheon que parecía que a pesar de las palabras suyas y las del príncipe, al final terminaría ganándose una regañina de su madre.
Se fijo en que los títeres no aparecieron nuevamente después de esconderse aquella vez tras el escenario, dando de aquel modo por terminada la función. Los niños que se agolpaban para ver el espectaculo empezaron a dejar libre la zona, aunque esta continuaba llena de transeúntes Se giró para mirar a Maekar al escuchar la propuesta que les hacía a los dos nobles, frunciendo el ceño curiosa, pensando qué podía ser aquello que quisiese tratar con ambos. Cuando empezaron a caminar, Sofia buscó con su mano la del príncipe, tomandola mientras avanzaban.
Invitado- Invitado
Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
El lord asintió a las palabras de Jenna con una sonrisa cordial, estaba seguro de que él también se alegraría de ver a Nathan Baratheon después de unos cuantos años. Como era de esperar, no se opuso a la propuesta de dar un paseo, pues la idea era tentativa y el joven Targaryen había despertado su curiosidad con aquellos asuntos que quería tratar. La función finalmente había finalizado y por fin el joven Stefan había regresado al lado de su madre - Opino como Lady Lannister, mi señora. Es solo un niño y hacen este tipo de cosas, además... - Una sonrisa divertida asomó a los labios del Tully - Yo recuerdo a una niña hace años, que se parecía mucho a Stefan. - Evidentemente el hombre estaba haciendo referencia a la propia Jenna, que ahora era toda una mujer y madre, pero cuando él la había conocido, no hacía más que tirarle de los pelos a su hermano Nathan - Espero no ofenderos con mis palabras mi lady, ¿pero quién no ha sido niño alguna vez y se ha llenado de barro? - Se encogió de hombros ligeramente y cuando el grupo empezó a caminar, él le ofreció con cortesía su brazo a Lady Baratheon, ya que los otros dos jóvenes ya iban de la mano - Si ellos pueden nosotros no vamos a ser menos. - Bromeó antes de guiñarle un ojo a la mujer.
- Admito que me tenéis en ascuas Maekar, no puedo esperar a llegar a la taberna para que comentéis ese asunto. - Dirigió una rápida mirada al rubio - Está bien, está bien... Contendré mis ganas de preguntar. - ¿Qué sería tan importante? No veía aun a Makear ejerciendo de rey, pero quizás el chico tuviera algún asunto pendiente entre manos al que su padre le habría daod permiso para ejecutar. O seguramente tendría alguna interesante propuesta para ganarse la confianza de los lores en aquellos tiempos en los que ya nadie sabía a quien era mejor deber lealtad. Se dejo guiar por las calles de Lanza del Sol que aun no conocía y como mismamente había pensado antes, en aquellos días la ciudad era bulliciosa y alegre una verdadera fiesta. Bajo la atenta mirada del joven Baratheon, Medgard estiró una mano tras la oreja del pequeño y con un floritura hizo aparecer una moneda en sus manos que luego le entregó - Confio en que sois un hombre de palabra, ser Stefan Baratheon. - Dijo con la voz de un experto narrador de historias - ¿Guardaréis esta moneda para comprar un regalo a vuestra madre o la usaréis para compraros un capricho? - Dejó que el niño tomara la moneda y sonrió.
- Admito que me tenéis en ascuas Maekar, no puedo esperar a llegar a la taberna para que comentéis ese asunto. - Dirigió una rápida mirada al rubio - Está bien, está bien... Contendré mis ganas de preguntar. - ¿Qué sería tan importante? No veía aun a Makear ejerciendo de rey, pero quizás el chico tuviera algún asunto pendiente entre manos al que su padre le habría daod permiso para ejecutar. O seguramente tendría alguna interesante propuesta para ganarse la confianza de los lores en aquellos tiempos en los que ya nadie sabía a quien era mejor deber lealtad. Se dejo guiar por las calles de Lanza del Sol que aun no conocía y como mismamente había pensado antes, en aquellos días la ciudad era bulliciosa y alegre una verdadera fiesta. Bajo la atenta mirada del joven Baratheon, Medgard estiró una mano tras la oreja del pequeño y con un floritura hizo aparecer una moneda en sus manos que luego le entregó - Confio en que sois un hombre de palabra, ser Stefan Baratheon. - Dijo con la voz de un experto narrador de historias - ¿Guardaréis esta moneda para comprar un regalo a vuestra madre o la usaréis para compraros un capricho? - Dejó que el niño tomara la moneda y sonrió.
Invitado- Invitado
Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
Sonrió al sentir la mano de su dama buscar la suya para entrecruzar los dedos con esta, haciendo que se volviera a ella y sonriera aun mas por el gesto, le gustaba toda aquella naturalidad en su dama, le hacía sentir como un joven mas no como el príncipe de impecable presencia que debía ser. Cuando escucho las preguntas de Lord Tully sonrió levemente, aunque no le paso desapercibido la falta de algún titulo al referirse a su persona, pero lo dejaría pasar, pues no sabia si quería ser cercano o faltarle el respeto, y para como estaban las cosas lo mejor era ser cautos y pacientes, aunque no fuera su fuerte aquello.
Me temo Lord Tully, que no es para nada lo que vos os imagináis, tenia pensamiento de viajar por todo poniente para dar la noticia, pero ya que los siete nos aun juntado no creo que deba desaprovechar la oportunidad para invitaros a un buen vino Dorniense y unos buenos mangares de Lys… - Sonrió suavemente viendo como el pequeño casi chillaba al ver el truco de magia de Lord Tully, haciendo lo mismo con la Lady Jenna, antes de llegar al establecimiento, haciéndolos entrar seguidos de cerca también por la guardia, por si algo ocurria.
Los guio entre los comensales hasta una mesa apartada haciendo que todos se sentaran y pidiendo todos los mangares que podía ofrecer aquel sitio, así como vino y zumo para el pequeño, sabia que no era el mejor lugar para una panda de nobles, pero su tía Shiera lo había llevado una vez allí, y había sido lo mejor que había probado en toda su joven vida, ni en el castillo podían tener aquel nivel de texturas y sabores.
Bien pronto nos traerán la comida, pero disfrutad por favor de lo vino, es delicioso os lo aseguro…y en cuanto al tema que pensaba tratar… - Miro completamente embelesado a su dama sin separa sus manos en ningún momento, volviéndose luego a los nobles con una suave sonrisa.- Bueno no creo que sea mucho secreto a estas alturas, pero quería invitar a sus mercedes a otra boda…
Me temo Lord Tully, que no es para nada lo que vos os imagináis, tenia pensamiento de viajar por todo poniente para dar la noticia, pero ya que los siete nos aun juntado no creo que deba desaprovechar la oportunidad para invitaros a un buen vino Dorniense y unos buenos mangares de Lys… - Sonrió suavemente viendo como el pequeño casi chillaba al ver el truco de magia de Lord Tully, haciendo lo mismo con la Lady Jenna, antes de llegar al establecimiento, haciéndolos entrar seguidos de cerca también por la guardia, por si algo ocurria.
Los guio entre los comensales hasta una mesa apartada haciendo que todos se sentaran y pidiendo todos los mangares que podía ofrecer aquel sitio, así como vino y zumo para el pequeño, sabia que no era el mejor lugar para una panda de nobles, pero su tía Shiera lo había llevado una vez allí, y había sido lo mejor que había probado en toda su joven vida, ni en el castillo podían tener aquel nivel de texturas y sabores.
Bien pronto nos traerán la comida, pero disfrutad por favor de lo vino, es delicioso os lo aseguro…y en cuanto al tema que pensaba tratar… - Miro completamente embelesado a su dama sin separa sus manos en ningún momento, volviéndose luego a los nobles con una suave sonrisa.- Bueno no creo que sea mucho secreto a estas alturas, pero quería invitar a sus mercedes a otra boda…
Maekar Targaryen- Realeza
Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
La benevolencia de Sofia Lannister ante el pequeño Stefan enterneció de algún modo a Jenna, quien al contemplar a la joven se vio reflejada a sí misma años atrás, cuando también caminaba del brazo de Ser Buckler por Bastión y ella también mostraba aquella luz en su mirada, extinta desde hacía ya dos años. Lord Tully se unió a la comprensiva actitud de Sofia para con el niño, aludiendo además a la infancia de la propia venado. – No os falta razón, Lord Tully, y seguramente vos recordéis aquellos tiempos mucho mejor que yo – le respondió mientras enlazaba su brazo en el del caballero, siguiendo a la joven pareja por las tumultuosas calles de Lanza de Sol. Jenna se dijo a sí misma que era imposible no despertar cierta curiosidad entre los transeúntes, aparte de por sus apariencia que les delataba como muy alejados de la población, por el hecho de caminar rodeados de guardias. Lord Tully expresó en voz alta la misma inquietud que sentía la propia Jenna ante las enigmáticas palabras del príncipe Targaryen, haciendo gala de una soltura propia de la experiencia que les faltaba a todos los que le rodeaban en aquel momento. Para culminar sus buenas palabras hacia el príncipe, al que llamó por su nombre de pila para sorpresa y estupor de Jenna, a quien no se le hubiese ocurrido tal atrevimiento, deleitó a Stefan con un truco de magia que acabó haciéndole ganador de un dragón de oro. El pequeño la guardó entre sus dedos afirmando que la usaría para comprar una espada. – Artimañas de brujos – comentó Jenna con un deje de disgusto en la voz; aquel tipo de cosas, aunque sabía que eran trucos de prestidigitador comunes y vulgares, le recordaban a las malas artes de más allá del Mar Angosto que tanto le disgustaban.
Al fin llegaron a una taberna y se acomodaron en una de las mesas del fondo; el lugar no era demasiado discreto pero la posición de aquella mesa les permitía cierta intimidad a la hora de conversar. Tras recibir la bebida de manos de un tabernero grueso y desagradable pero sin embargo cordial y eficaz, se dispusieron a escuchar la noticia que el príncipe tenía para ellos. Jenna no necesito nada más tras comprobar las miradas que los jóvenes intercambiaron mientras sus manos continuaban entrelazadas. - ¡Enhorabuena! - exclamó sonriendo abiertamente antes de dejar que el príncipe Maekar continuase dando pistas – Ciertamente no es un secreto el amor que hay entre ambos, pues se percibe en vuestras miradas, pero aún así siempre es bueno ver que queréis consolidarlo ante los Siete. Brindo por vuestra felicidad… y también por la de vuestra hermana y el príncipe Martell – dijo Jenna levantando su copa, superando con gran esfuerzo la nostalgia que le producían aquellas situaciones y el pesar que parecía convertir su corazón en piedra.
Al fin llegaron a una taberna y se acomodaron en una de las mesas del fondo; el lugar no era demasiado discreto pero la posición de aquella mesa les permitía cierta intimidad a la hora de conversar. Tras recibir la bebida de manos de un tabernero grueso y desagradable pero sin embargo cordial y eficaz, se dispusieron a escuchar la noticia que el príncipe tenía para ellos. Jenna no necesito nada más tras comprobar las miradas que los jóvenes intercambiaron mientras sus manos continuaban entrelazadas. - ¡Enhorabuena! - exclamó sonriendo abiertamente antes de dejar que el príncipe Maekar continuase dando pistas – Ciertamente no es un secreto el amor que hay entre ambos, pues se percibe en vuestras miradas, pero aún así siempre es bueno ver que queréis consolidarlo ante los Siete. Brindo por vuestra felicidad… y también por la de vuestra hermana y el príncipe Martell – dijo Jenna levantando su copa, superando con gran esfuerzo la nostalgia que le producían aquellas situaciones y el pesar que parecía convertir su corazón en piedra.
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Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
Le complació escuchar a Lord Tully secundar su petición, y pareció que las palabras de los tres a favor del pequeño terminarían haciendo efecto, pues ahora Lady Jenna miraba a su hijo de otro modo. Una sonrisa nostálgica se dibujó en los labios de Sofia cuando vió el truco de magia que el de Aguasdulces le hacía al crío, dándole al final una moneda que, pese a su petición, estaba segura de que el inquieto venado gastaría en algo para sí, cualquier capricho, como cualquier crío. Recordó al maestro de armas que tenían cuando ella no tenía más de cinco años, quien le hacía a la leona esos juegos de manos y otros muchos por el estilo, los cuales conseguían dejarla siempre con la boca abierta.
A medida que caminaban, Sofia escuchaba el repiqueteo de las armaduras de los hombres que iban tras ellos, la guardia personal de Maekar, pues la de ella había recibido órdenes de quedarse en el casillo. Querían ir seguros, pero no que pareciese un desfile de caballeros en armas. Empezaba a hacerse una idea de qué era lo que su príncipe quería compartir con aquellos distinguidos nobles. No tardaron demasiado en llegar a donde les llevaba, ella no había ido nunca, así que se dejaba guiar de la mano del Targaryen, quien parecía tener claro su destino. Sofia no tardó en descubrirlo. Entraron en lo que desde fuera no parecía ser más que una taberna como cualquier otra, pero por dentro parecía más ordenada y acogedora, más propia de la visita de unos nobles, aunque no demasiado. Al llegar hasta la mesa, tomó lugar al lado del dragón, y se alisó su sedoso vestido, colocándolo adecuadamente para evitar arrugas. Indicó que su bebida fuese un vino dulce, y prestó atención a la conversación, aunque Stefan no dejaba de distraerla, curiosa por qué futuro tendría la moneda en las inquietas manos del crío, pues no sabía qué espada podría conseguir por ese precio.
Al escuchar a Maekar hacer alusión a la invitación sus sospechas se vieron confirmadas. Aún no había hablado de fechas, ni con él ni con su familia, pero le gustaba aquel modo de informar a los invitados al enlace, más personal que un cuervo cualquiera. Alzó su vaso de vino uniéndose al brindis, y dio un trago después- Muchas gracias, Lady Jenna -dijo animada tras escucharla darles la enhorabuena.- Aún no sabremos cuando será, pues todas las mentes están puestas en el enlace en ciernes, pero se celebrará lo antes posible -les dijo tanto a ella como a Lord Tully, aunque terminó sus palabras sonriéndole al dragón.
A medida que caminaban, Sofia escuchaba el repiqueteo de las armaduras de los hombres que iban tras ellos, la guardia personal de Maekar, pues la de ella había recibido órdenes de quedarse en el casillo. Querían ir seguros, pero no que pareciese un desfile de caballeros en armas. Empezaba a hacerse una idea de qué era lo que su príncipe quería compartir con aquellos distinguidos nobles. No tardaron demasiado en llegar a donde les llevaba, ella no había ido nunca, así que se dejaba guiar de la mano del Targaryen, quien parecía tener claro su destino. Sofia no tardó en descubrirlo. Entraron en lo que desde fuera no parecía ser más que una taberna como cualquier otra, pero por dentro parecía más ordenada y acogedora, más propia de la visita de unos nobles, aunque no demasiado. Al llegar hasta la mesa, tomó lugar al lado del dragón, y se alisó su sedoso vestido, colocándolo adecuadamente para evitar arrugas. Indicó que su bebida fuese un vino dulce, y prestó atención a la conversación, aunque Stefan no dejaba de distraerla, curiosa por qué futuro tendría la moneda en las inquietas manos del crío, pues no sabía qué espada podría conseguir por ese precio.
Al escuchar a Maekar hacer alusión a la invitación sus sospechas se vieron confirmadas. Aún no había hablado de fechas, ni con él ni con su familia, pero le gustaba aquel modo de informar a los invitados al enlace, más personal que un cuervo cualquiera. Alzó su vaso de vino uniéndose al brindis, y dio un trago después- Muchas gracias, Lady Jenna -dijo animada tras escucharla darles la enhorabuena.- Aún no sabremos cuando será, pues todas las mentes están puestas en el enlace en ciernes, pero se celebrará lo antes posible -les dijo tanto a ella como a Lord Tully, aunque terminó sus palabras sonriéndole al dragón.
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Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
Los ojos del Tully recorrieron de un lado a otro el lugar donde entraron, antes de sentarse a la mesa elegida por el Targaryen esperó a que el resto le hiciera para hacerlo él en último lugar. - ¿Artimañas de brujos? - Preguntó Medgard aparentando sorpresa a las palabras de Lady Baratheon - Por favor mi lady, si no es más que un sencillo truco sin secreto alguno. - Dijo de forma que Stefan no se enterara. Lord Tully contempló con tranquilidad como el príncipe pedía vino, zumo y comida en abundancia y luego miró como estos eran traídos a la mesa. Quizás si era verdad que aquel lugar no era el más adecuado para nobles como ellos, cosa que ha él no le importaba demasiado, pero la comida presentaba un aspecto estupendo, sobre todo a un hombre que no había cenado la noche anterior por satisfacer ciertas... urgencias de su familia.
Finalmente el chico Targaryen se decidió a sacarlos de las dudas y los sorprendió con la noticia de un futuro enlace con la mujer que tenía a su lado. Una gran noticia sin duda y para las familias lo era aun más, ya que el compromiso forjaría una estupenda alianza entre Lannister y Targaryen, los cuales también tenían lazos con los Martell, motivo por el cual estaban ellos allí. - Es una gran noticia señores, los felicito por la boda y os doy las gracias por la invitación, la familia Tully acudirá sin duda alguna. - Hizo una pausa en la que aprovechó para esbozar una agradable sonrisa - Tan solo espero que vuestra boda, mi señor, no sea en tierras tan calurosas como estas. - Aquel futuro enlace hizo pensar al lord en las cuestiones que había decidido evitar el resto de su viaje a Lanza del Sol y que evitó en aquel momento, no tenía ganas de quebraderos de cabeza.
Mientras el resto hablaba y el ponía atención a las palabras, se dedicaba a entretener a Stefan con pequeñas bromas y trucos de "brujería" que su madre seguramente no aprobaría, pero como aquello no eran más que sencillos trucos de magia de salón enseñados por bardos y otros bufones al lord, no se preocupaba de tales opiniones. Levantó un momento la mirada y contempló a la joven pareja y a lady Baratheon - La verdad es que me alegra saber que después de las cosas que han pasado y de lo que quizás pueda suceder, aun haya jóvenes con ganas de mantener la paz entre las casas y en todo Poniente.
Finalmente el chico Targaryen se decidió a sacarlos de las dudas y los sorprendió con la noticia de un futuro enlace con la mujer que tenía a su lado. Una gran noticia sin duda y para las familias lo era aun más, ya que el compromiso forjaría una estupenda alianza entre Lannister y Targaryen, los cuales también tenían lazos con los Martell, motivo por el cual estaban ellos allí. - Es una gran noticia señores, los felicito por la boda y os doy las gracias por la invitación, la familia Tully acudirá sin duda alguna. - Hizo una pausa en la que aprovechó para esbozar una agradable sonrisa - Tan solo espero que vuestra boda, mi señor, no sea en tierras tan calurosas como estas. - Aquel futuro enlace hizo pensar al lord en las cuestiones que había decidido evitar el resto de su viaje a Lanza del Sol y que evitó en aquel momento, no tenía ganas de quebraderos de cabeza.
Mientras el resto hablaba y el ponía atención a las palabras, se dedicaba a entretener a Stefan con pequeñas bromas y trucos de "brujería" que su madre seguramente no aprobaría, pero como aquello no eran más que sencillos trucos de magia de salón enseñados por bardos y otros bufones al lord, no se preocupaba de tales opiniones. Levantó un momento la mirada y contempló a la joven pareja y a lady Baratheon - La verdad es que me alegra saber que después de las cosas que han pasado y de lo que quizás pueda suceder, aun haya jóvenes con ganas de mantener la paz entre las casas y en todo Poniente.
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Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
Sonrió mirando a todos sus comensales, y al ver que llegaba la comida el mismo empezó a servírselos a todos de forma adecuada, dejando una generosa ración para su dama, y otra adecuada para el pequeño Steffan que preveía que posiblemente repetiría de aquella comida, tomo un cuenco con agua para lavarse las manos y miro a sus acompañantes con una sonrisa, - Podéis sus señorías comer con cubiertos, pero este tipo de comida debe o suele mas bien degustarse mejor si es con las manos… - Sonrió mirando en especial al pequeño que seguro que disfrutaría de poder comer con las manos sin que nadie le recriminase su comportamiento tan poco modélico.
Lord Medgard creo que no somos únicamente los jóvenes los que desean mantener la paz en Poniente, pero me temo que hay gente que quiere perturbarla, pero no es un tema para hablar con damas y jovenzuelos delante, además estamos disfrutando de una buena comida, no hablemos, de paz y de guerra…. – Sonrió suavemente a las damas, aunque suponía que el pequeño Steffan como el mismo a esa edad disfrutaría de saber todos los detalles de una próxima guerra, como era lógico.
Os agradezco las felicitaciones, mi señores, y tengo entendido que la boda se celebrara en Roca Casterly, en la casa de mi señora, aunque aun no tenemos una fecha exacta de cuando se producirá, espero que sea pronto.. – Sonrió suavemente y sirvió un poco mas de vino antes de que todos empezaran a comer- Cuando sepamos las fechas se os avisara adecuadamente claro esta…y espero sinceramente que no sea dentro de demasiado tiempo, con suerte dentro de menos de seis meses… - Sonrió en aquel momento observando a su dama y alzando su mano para besar el dorso de esta.
Y ahora por favor sus señorias, empezar a comer, todo debe estar delicioso, si es como recuerdo de mis dias de infancia aqui, asi que probad y decidme que os parece.. - Sonrio observando, esperando a que todos hubieran probado antes sus platos, para ver sus reacciones, antes de empezar a comer el mismo, sacando su pequeña mascota del zurron para dejarla en su regazo y alimentar al Huron como a el mismo.
Lord Medgard creo que no somos únicamente los jóvenes los que desean mantener la paz en Poniente, pero me temo que hay gente que quiere perturbarla, pero no es un tema para hablar con damas y jovenzuelos delante, además estamos disfrutando de una buena comida, no hablemos, de paz y de guerra…. – Sonrió suavemente a las damas, aunque suponía que el pequeño Steffan como el mismo a esa edad disfrutaría de saber todos los detalles de una próxima guerra, como era lógico.
Os agradezco las felicitaciones, mi señores, y tengo entendido que la boda se celebrara en Roca Casterly, en la casa de mi señora, aunque aun no tenemos una fecha exacta de cuando se producirá, espero que sea pronto.. – Sonrió suavemente y sirvió un poco mas de vino antes de que todos empezaran a comer- Cuando sepamos las fechas se os avisara adecuadamente claro esta…y espero sinceramente que no sea dentro de demasiado tiempo, con suerte dentro de menos de seis meses… - Sonrió en aquel momento observando a su dama y alzando su mano para besar el dorso de esta.
Y ahora por favor sus señorias, empezar a comer, todo debe estar delicioso, si es como recuerdo de mis dias de infancia aqui, asi que probad y decidme que os parece.. - Sonrio observando, esperando a que todos hubieran probado antes sus platos, para ver sus reacciones, antes de empezar a comer el mismo, sacando su pequeña mascota del zurron para dejarla en su regazo y alimentar al Huron como a el mismo.
Maekar Targaryen- Realeza
Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
La emoción contenida ante el enlace era palpable en la expresión de la joven Lannister, que miraba a su futuro marido con ojos tiernos y expresión de admiración. Jenna recordó que también ella había mirado alguna vez así a Alcide, fruto del intenso cortejo al que la había sometido en sus continuas visitas desde Puertabronce hasta Bastión de Tormentas con el consentimiento de su padre hasta que ella había caído rendida ante sus encantos. Jenna salió de sus recuerdos al escuchar la voz de Medgard Tully, quien apelaba a un lugar más cómodo para el futuro enlace, y no pudo menos que darle la razón con un asentimiento de la cabeza. Mientras daba un sorbo a su copa de vino y contemplaba a los jóvenes contrayentes, vio de reojo que Lord Tully continuaba haciendo trucos ante Stefan y a pesar de su disgusto, por lo que decidió respirar hondo y armarse de paciencia. Al fin la comida llegó inundando el olfato de todos y Jenna atendió a las instrucciones del joven Targaryen, quien incluso sirvió personalmente la comida en los platos. Stefan, admirado ante las palabras del príncipe, miró a su madre para confirmar que realmente podía comer con las manos, y ella asintió con la cabeza con una sonrisa divertida, aunque la dama prefiriera usar los cubiertos. – Decíais la verdad, Ser Targaryen – exclamó tras probar uno de aquellos deliciosos bocados – Hacía tiempo que no probaba algo tan sabroso, últimamente me estoy cerciorando de que en las tabernas se come mejor que en los castillos – agregó rememorando la comida con Rose Tyrell en Antigua.
Jenna frunció los labios ante la respuesta del príncipe a Lord Tully; nunca se hablaba de política ni de guerra ante las mujeres pero sin embargo éstas acababan sirviendo a sus propósitos o en su propio caso, quedando arrinconadas cuando ya no eran útiles para nada más. Dedicó una mirada a Lady Lannister, deseando que la muchacha realmente estuviese enamorada y aquella unión no hubiese sido forzada de alguna manera ara beneficiar a los grandes Lores. – Nunca he visitado Roca Casterly – comentó Jenna, siguiendo el consejo del príncipe Targaryen y dejando a un lado los asuntos de guerra. Sintió cierta desazón al escuchar que el enlace se celebraría en las próximas lunas y que seguramente Nathan volvería a enviarla en representación de los Baratheon. Deseó que Orson pudiese acompañarla en esa ocasión en el lugar de Eve, o mejor aún, que fuesen Lord y Lady Baratheon quienes asistiesen. En las últimas lunas había confirmado que gustaba mucho de los desplazamientos. Observó la mirada que el príncipe dedicó a la joven Lannister para besar después su mano y bajó los ojos a su comida, sintiendo de nuevo la añoranza en su seno. Stefan se dedicó a amenizar la comida contando mil y una historias con entusiasmo hasta que Maekar sacó su pequeño hurón y el niño concentró su interés en el pequeño animal.
La venado comió frugalmente; el estómago se le había cerrado ante la avalancha de recuerdos del pasado y aunque se congratulaba de corazón del enlace entre los dos jóvenes, no podía sentir la alegría que se suponía que había que sentir ante noticias como aquellas, además de la deferencia que los novios habían tenido al haberles partícipes del enlace en un ambiente tan íntimo y de confianza. Se mantuvo silenciosa hasta que comprobó que Stefan hubo vaciado su plato mientras escuchaba lo que el príncipe le contaba acerca del hurón, y tras un suave carraspeo, dijo: - Stefan ha de dormir su siesta y yo estoy algo cansada, mis señores, así que si nos disculpáis, nosotros nos retiramos – Jenna se puso en pie tomando del brazo a Stefan, quien obviamente protestó enérgicamente ante la decisión de su madre – Os deseo mucha felicidad – añadió mirando a la joven pareja para después volver su mirada hacia Lord Tully – Ha sido un placer volver a veros, mi señor – y levantando los ojos hacia los comensales, finalizó el código de cortesía ignorando las súplicas de Stefan, que se aferraba a las faldas de su vestido – Espero poder tener ocasión de volver a conversar el día del enlace, hasta entonces espero que disfruten de su estancia en Lanza del Sol… - iba a añadir “como yo lo estoy haciendo”, pero no pudo con tanto cinismo así que obvió aquella aclaración – Buenos días y buen provecho -. Una vez fuera de la taberna y de nuevo entre el barullo de la gente, amenizado además con las quejas de Stefan, Jenna reprimió un sollozo y bajando la cabeza, se encaminó rápidamente hacia el castillo para enclaustrarse en sus aposentos y deleitarse así con la tristeza de sus propios recuerdos sin tener que mantener la compostura.
[Jenna sale del post]
Jenna frunció los labios ante la respuesta del príncipe a Lord Tully; nunca se hablaba de política ni de guerra ante las mujeres pero sin embargo éstas acababan sirviendo a sus propósitos o en su propio caso, quedando arrinconadas cuando ya no eran útiles para nada más. Dedicó una mirada a Lady Lannister, deseando que la muchacha realmente estuviese enamorada y aquella unión no hubiese sido forzada de alguna manera ara beneficiar a los grandes Lores. – Nunca he visitado Roca Casterly – comentó Jenna, siguiendo el consejo del príncipe Targaryen y dejando a un lado los asuntos de guerra. Sintió cierta desazón al escuchar que el enlace se celebraría en las próximas lunas y que seguramente Nathan volvería a enviarla en representación de los Baratheon. Deseó que Orson pudiese acompañarla en esa ocasión en el lugar de Eve, o mejor aún, que fuesen Lord y Lady Baratheon quienes asistiesen. En las últimas lunas había confirmado que gustaba mucho de los desplazamientos. Observó la mirada que el príncipe dedicó a la joven Lannister para besar después su mano y bajó los ojos a su comida, sintiendo de nuevo la añoranza en su seno. Stefan se dedicó a amenizar la comida contando mil y una historias con entusiasmo hasta que Maekar sacó su pequeño hurón y el niño concentró su interés en el pequeño animal.
La venado comió frugalmente; el estómago se le había cerrado ante la avalancha de recuerdos del pasado y aunque se congratulaba de corazón del enlace entre los dos jóvenes, no podía sentir la alegría que se suponía que había que sentir ante noticias como aquellas, además de la deferencia que los novios habían tenido al haberles partícipes del enlace en un ambiente tan íntimo y de confianza. Se mantuvo silenciosa hasta que comprobó que Stefan hubo vaciado su plato mientras escuchaba lo que el príncipe le contaba acerca del hurón, y tras un suave carraspeo, dijo: - Stefan ha de dormir su siesta y yo estoy algo cansada, mis señores, así que si nos disculpáis, nosotros nos retiramos – Jenna se puso en pie tomando del brazo a Stefan, quien obviamente protestó enérgicamente ante la decisión de su madre – Os deseo mucha felicidad – añadió mirando a la joven pareja para después volver su mirada hacia Lord Tully – Ha sido un placer volver a veros, mi señor – y levantando los ojos hacia los comensales, finalizó el código de cortesía ignorando las súplicas de Stefan, que se aferraba a las faldas de su vestido – Espero poder tener ocasión de volver a conversar el día del enlace, hasta entonces espero que disfruten de su estancia en Lanza del Sol… - iba a añadir “como yo lo estoy haciendo”, pero no pudo con tanto cinismo así que obvió aquella aclaración – Buenos días y buen provecho -. Una vez fuera de la taberna y de nuevo entre el barullo de la gente, amenizado además con las quejas de Stefan, Jenna reprimió un sollozo y bajando la cabeza, se encaminó rápidamente hacia el castillo para enclaustrarse en sus aposentos y deleitarse así con la tristeza de sus propios recuerdos sin tener que mantener la compostura.
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Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
Ya llevaba algunos dias en Dorne y si bien era cierto que las comidas dornienses tan especiadas y particulares eran deliciosas tenia que poner un alto a tantos gustos fuertes y picantes, pues su estomago y salud le pedian otra cosa. Por eso habia hecho averiguar donde podia encontrar una taberna donde ofrecieran comidas de Lys o de alguna de otra ciudad libre a las que estaba mas acostumbrada. Sabia que si estuviera quizas en otro lugar de Poniente se le haria imposible aspirar a algo asi, pero era conciente que en Lanza del Sol se comerciaba mucho con las ciudades libres y podria encontrar un lugar asi.
Cuando Tyella y su joven guardian le avisaron que habian encontrado un lugar, decidio ir al dia siguiente a comer alli para pasar todo un dia dejando que su estomago descanse de los vinos fuertes y las comidas especiadas. Lo unico que no le molestaba para nada de Dorne era el clima calido que habia alli. A eso podia adaptarse bien, quizas mejor que su compañia Lysena por la poca sangre dorniense que corria por sus venas.
Con un solo hombre para protegerla a ella y a su doncella, no le gustaba a Cersei lucir demasiadas joyas por la calle, ni parecer demasiado rica, por lo que su atuendo aunque ligero y de tela muy suave, de algodon tejido, no lucia encajes ni parecia demasiado valioso, ni mucho menos los atuendos de su doncella Tyella que ya llamaba bastante la atencion por su cabello color plata. La noble Lysena camino del brazo de su guardia, como si fuera su marido y acompañada por su doncella. Su guardia iba armado con espada y daga, aunque la ultima no se llegaba a ver bajo su tunica.
La lysena entro a la taberna donde habia algun bullicio justo despues de que una mujer saliera, y busco un lugar libre donde sentarse con su doncella y guardian. En Lys no se sentaban en la misma mesa que ella, pero en Dorne era diferente mientras estaban por las calles. Cersei lo primero que pidio fue vino blanco de Lys y algunas hogazas de pan para mojar en salsa, asi como algo de capon condimentado con especias de Lys.
Ni habia notado a los nobles, y fue Tyella quien la hizo mirar, sin señalar en direccion a donde estaban aquellos hombres, en especial el de cabello rubio, casi plateado.
Cuando Tyella y su joven guardian le avisaron que habian encontrado un lugar, decidio ir al dia siguiente a comer alli para pasar todo un dia dejando que su estomago descanse de los vinos fuertes y las comidas especiadas. Lo unico que no le molestaba para nada de Dorne era el clima calido que habia alli. A eso podia adaptarse bien, quizas mejor que su compañia Lysena por la poca sangre dorniense que corria por sus venas.
Con un solo hombre para protegerla a ella y a su doncella, no le gustaba a Cersei lucir demasiadas joyas por la calle, ni parecer demasiado rica, por lo que su atuendo aunque ligero y de tela muy suave, de algodon tejido, no lucia encajes ni parecia demasiado valioso, ni mucho menos los atuendos de su doncella Tyella que ya llamaba bastante la atencion por su cabello color plata. La noble Lysena camino del brazo de su guardia, como si fuera su marido y acompañada por su doncella. Su guardia iba armado con espada y daga, aunque la ultima no se llegaba a ver bajo su tunica.
La lysena entro a la taberna donde habia algun bullicio justo despues de que una mujer saliera, y busco un lugar libre donde sentarse con su doncella y guardian. En Lys no se sentaban en la misma mesa que ella, pero en Dorne era diferente mientras estaban por las calles. Cersei lo primero que pidio fue vino blanco de Lys y algunas hogazas de pan para mojar en salsa, asi como algo de capon condimentado con especias de Lys.
Ni habia notado a los nobles, y fue Tyella quien la hizo mirar, sin señalar en direccion a donde estaban aquellos hombres, en especial el de cabello rubio, casi plateado.
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Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
- Será un placer recibiros, a ambos -dijo Sofia refiriéndose tanto a Lord Medgard como a Lady Jenna, a quienes recibiría de buena gana, más aún si la de Bastión nunca había visitado Roca Casterly. Bien es cierto que las grandes celebraciones dejaban exhausta a la joven dama, pero no era fruto de otra cosa que no fuera la implicación de Sofia en cuanto a festejos se refería, pues se obligaba a vivirlos de forma intensa. No pasaba por alto los gestos de la segunda mientras escuchaba hablar sobre el enlace, o cada vez que entre el príncipe y la leona había un gesto de cariño, y aquello hizo que Sofia se sintiese como la persona más desconsiderada e irrespetuosa de Poniente.
Aún así, no se reprimió. Lamentaba los sucesos que habían provocado en la mirada de la dama aquel halo de tristeza, pero sentía la necesidad de expresar su felicidad de aquel modo. Era bien sabido que la mayoría de jóvenes nobles no disfrutaban de la vida que narraban las canciones de los bardos, llenas de príncipes y doncellas que se prometían amor eterno. Era más comunes los enlaces arreglados, uniones por conveniencia de ambas familias, de los que las dos se beneficiaban. Pero afortunadamente, la joven Lannister tuvo la oportunidad de hacer una elección, y su padre parecía no oponerse, por lo que pensaba disfrutar de su relación tanto como otras no podían.
Ella no mostró tanto énfasis con la comida como hizo el príncipe. Notó perfectamente el intento de Maekar de que comiese más, pues dejó especialmente lleno el plato de la leona, pero ella se limitó a mover la comida con el tenedor, y no fue hasta después cuando se decidió a coger el cuchillo y cortar un trozo de carne para probarlo, lamentándolo no haberlo hecho antes al saborearlo.- Delicioso -dijo de mala gana, mirando a modo de reprimenda a Maekar, quien sabía que estaría orgulloso de salirse con la suya. Pinchó una verdurita y se la llevó a la boca mientras veía divertida los trucos del del Tridente. Elevó la mirada al ver cómo la dama Baratheon se ponía en pie y tomaba a su hijo del brazo, quien no dudó en protestar ante la decisión de su madre de dejarles.-Gracias de nuevo, Lady Jenna. Espero volver a veros pronto -sonrió, antes de volver a fijarse en su plato, pinchando un trozo de zanahoria. Se quedó después escudriñando el lugar, como siempre hacía, examinando con la mirada a todos los que entraban. No fueron pocas las atenciones que los tres nobles recibieron, aún más el Targaryen, pero fue la mirada de una mujer de piel oscura y cabello azabache la que hizo que la de la Roca frunciera el ceño, aún sin actuar.
Aún así, no se reprimió. Lamentaba los sucesos que habían provocado en la mirada de la dama aquel halo de tristeza, pero sentía la necesidad de expresar su felicidad de aquel modo. Era bien sabido que la mayoría de jóvenes nobles no disfrutaban de la vida que narraban las canciones de los bardos, llenas de príncipes y doncellas que se prometían amor eterno. Era más comunes los enlaces arreglados, uniones por conveniencia de ambas familias, de los que las dos se beneficiaban. Pero afortunadamente, la joven Lannister tuvo la oportunidad de hacer una elección, y su padre parecía no oponerse, por lo que pensaba disfrutar de su relación tanto como otras no podían.
Ella no mostró tanto énfasis con la comida como hizo el príncipe. Notó perfectamente el intento de Maekar de que comiese más, pues dejó especialmente lleno el plato de la leona, pero ella se limitó a mover la comida con el tenedor, y no fue hasta después cuando se decidió a coger el cuchillo y cortar un trozo de carne para probarlo, lamentándolo no haberlo hecho antes al saborearlo.- Delicioso -dijo de mala gana, mirando a modo de reprimenda a Maekar, quien sabía que estaría orgulloso de salirse con la suya. Pinchó una verdurita y se la llevó a la boca mientras veía divertida los trucos del del Tridente. Elevó la mirada al ver cómo la dama Baratheon se ponía en pie y tomaba a su hijo del brazo, quien no dudó en protestar ante la decisión de su madre de dejarles.-Gracias de nuevo, Lady Jenna. Espero volver a veros pronto -sonrió, antes de volver a fijarse en su plato, pinchando un trozo de zanahoria. Se quedó después escudriñando el lugar, como siempre hacía, examinando con la mirada a todos los que entraban. No fueron pocas las atenciones que los tres nobles recibieron, aún más el Targaryen, pero fue la mirada de una mujer de piel oscura y cabello azabache la que hizo que la de la Roca frunciera el ceño, aún sin actuar.
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Re: Entre Titeres ( Jenna, Medgard, Sofia, Libre)
El calor en Dorne era sofocante, el cambio de temperatura de occidente a este lugar había sido muy notable para Ariadne, quien además, era bastante calurosa. En esos momentos se hallaba sentada cerca de la ventana de sus aposentos, abanicándose con un abanico de plumas egipcio, lo conservaba desde hacía años, pues era como una pequeña reliquia para ella. Tocaron a la puerta, y después de dar paso, una de sus doncellas paso a la habitación para ver si necesitaba algo. Ariadne no lo pensó demasiado, y ordenó que se marchara, pues si no era capaz de cambiar aquel horrendo clima, no necesitaba nada de ella, y su presencia le incomodaba.
Cuando la joven doncella estaba a punto de marcharse, la Lannister la detuvo, había tomado unos segundos de reflexión, y ahora si iba a necesitar algo. Le ordeno que llamará a sus doncellas más personales y a dos hombres de su guardia, pues iba a salir a enfrentar aquel infierno en llamas, no quería pasar encima toda la tarde aburrida encerrada entre cuatro paredes. La doncella se tomo más tiempo del necesario en reaccionar, y Ariadne perdió la paciencia. -Vamos muchacha, ¿A que esperas? haz lo que te he pedido, no tengo todo el día... gruño la leona de mal humor.
Ariadne empezó a cepillarse el pelo ella misma, y a retocarse un poco para la salida, prefirió hacerlo ella misma, pues cuando perdía la paciencia, prefería hacer las cosas ella misma, o cortaría más de una cabeza, y eso no siempre era conveniente, por no mencionar que ella jamás se ensuciaba las manos. Suspiró con fuerza y se miró por ultima vez en el espejo. Miro un segundo a la puerta, había pasado suficiente tiempo para que las doncellas ya hubieran llegado. -Oh, ¡por los dioses!, que ineptitud, todo tengo que hacerlo yo misma...-Justo cuando abrió la puerta, su corrillo de doncellas estaba en la puerta, ella alzó una ceja y eligió a dos de ellas para que la acompañasen.
La guardia seguía exactamente, a siete pasos, a Lady Lannister, quien mantenía el primer paso, teniendo a dos por detrás a sus doncellas, una a cada lado. Las calles estaban abarrotadas de gente, todos iban de un lado a otro. Mientras tanto, una fiera mirada, contemplaba cada uno de los locales que iban pasando antes sus ojos. Finalmente puso la vista en una posada, quizás podría tomar algo fresco, para aliviar este caluroso clima. Se paro en seco, y después inició sus pasos de nuevo hasta el interior del lugar. Para mi sorpresa dentro encontré algunas caras conocidas, aunque otras no tanto sonreí de medio lado y empecé a caminar hasta ellos.
-Buenas tardes.. a todos- Ariadne paso una mirada algo singular a los que no conocía, una seria a Maekar, y otra con cariño y dulzura a su sobrina. -Querida... me alegra haberte encontrado.
Cuando la joven doncella estaba a punto de marcharse, la Lannister la detuvo, había tomado unos segundos de reflexión, y ahora si iba a necesitar algo. Le ordeno que llamará a sus doncellas más personales y a dos hombres de su guardia, pues iba a salir a enfrentar aquel infierno en llamas, no quería pasar encima toda la tarde aburrida encerrada entre cuatro paredes. La doncella se tomo más tiempo del necesario en reaccionar, y Ariadne perdió la paciencia. -Vamos muchacha, ¿A que esperas? haz lo que te he pedido, no tengo todo el día... gruño la leona de mal humor.
Ariadne empezó a cepillarse el pelo ella misma, y a retocarse un poco para la salida, prefirió hacerlo ella misma, pues cuando perdía la paciencia, prefería hacer las cosas ella misma, o cortaría más de una cabeza, y eso no siempre era conveniente, por no mencionar que ella jamás se ensuciaba las manos. Suspiró con fuerza y se miró por ultima vez en el espejo. Miro un segundo a la puerta, había pasado suficiente tiempo para que las doncellas ya hubieran llegado. -Oh, ¡por los dioses!, que ineptitud, todo tengo que hacerlo yo misma...-Justo cuando abrió la puerta, su corrillo de doncellas estaba en la puerta, ella alzó una ceja y eligió a dos de ellas para que la acompañasen.
La guardia seguía exactamente, a siete pasos, a Lady Lannister, quien mantenía el primer paso, teniendo a dos por detrás a sus doncellas, una a cada lado. Las calles estaban abarrotadas de gente, todos iban de un lado a otro. Mientras tanto, una fiera mirada, contemplaba cada uno de los locales que iban pasando antes sus ojos. Finalmente puso la vista en una posada, quizás podría tomar algo fresco, para aliviar este caluroso clima. Se paro en seco, y después inició sus pasos de nuevo hasta el interior del lugar. Para mi sorpresa dentro encontré algunas caras conocidas, aunque otras no tanto sonreí de medio lado y empecé a caminar hasta ellos.
-Buenas tardes.. a todos- Ariadne paso una mirada algo singular a los que no conocía, una seria a Maekar, y otra con cariño y dulzura a su sobrina. -Querida... me alegra haberte encontrado.
Ariadne Lannister- Nobleza
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