Casting de Medgard Tully

Nombre del Cannon Elegido: Medgard Tully
¿Porque lo has elegido?: El Tridente me parece una región muy interesante, y no entiendo como no hay más jugadores por allí. Al principio no buscaba uno cannon porque no me atrevía, pero al leer el perfil de Medgard me ha encantado: Es inteligente, astuto y tiene un punto "sádico" que me encanta. Es el tipo de personajes que más me gustan y creo que podría darle un toque perverso, removiendo lo que hiciera falta con tal de conseguir lo quiere utilizando a quien haga falta.

Casting:

- Mí pequeña, hoy ha sido glorioso... - jadeaba, siempre era demasiado impetuoso en la cama y terminaba quedándose sin aliento. Pero esta vez no era solo por eso, hacía unas horas habían dejado ir el cadáver de su hermano río abajo y oficialmente era Lord Tully, aquello le había excitado de tal manera que se retiró en cuanto pudo, con la excusa de la pena, a sus aposentos. -... ni una ramera de Lecho de Pulgas lo hubiera hecho mejor. - se rió a carcajadas, de la que él consideraba había sido su premio por la actuación del día durante todo el funeral, hasta se había permitido el lujo de soltar una lágrima mientras veía arder la barcaza de su hermano con la flecha que el mismo había lanzado, como indicaba la tradición.

La chica, llena de ira por el insulto, hizo el ademán de irse pero él la sujetó con fuerza y la tiró de nuevo contra la cama. - Chss... tranquila... era broma. - le dijo mientras la sujetaba ambos brazos, cuando sintió que ella se tranquilizaba un poco la soltó y sin quitarse él de encima, se estiró para coger ambas copas de vino que había en la mesa al lado de la cama, él se quedaba una y la otra se la ofreció a ella. Levantó la copa y brindó: - ¡Por el nuevo Señor de Aguasdulces y por mí hermano...! y como no, por los dragones que hicieron todo ésto posible. - continuó riendo, no podía parar, mejor ahora que luego eso estaba claro, allí es como si estuviera solo. Y de un trago se bebió la copa. Ella le siguió el ritmo, la miraba con deseo y miedo, o eso percibía Medgard, de todas formas tampoco le importaba, ya estaba acostumbrado y prefería que así fuera. La agarró de nuevo y la empujó, la copa salió disparada y se rompió en cachitos al impactar contra el suelo. Él encima de ella, la besó con fuerza, agarrándola del pelo con cierta violencia y, con las pocas fuerzas que tenía, volvieron a hacerlo hasta quedar exhaustos de nuevo. Si ella opuso resistencia apenas se notaría, Medgard era de constitución fuerte y la joven no sería ni la mitad que él.

Ambos quedaron tumbados junto al otro al terminar, había sido corto. La besó por última vez y apartándose dijo: - Bueno, es hora de que vaya a ver los invitados, si no salgo pronto todos se quedarán por aquí una noche más y hay cosas que hacer. - se sentó y comenzó a calzarse la ropa. - Limpia todo ésto antes de que vuelva a la noche para dormir. - y sin decir más se levantó y dejó a la doncella que acababa de ser algo más allí, agotada y tirada en la cama; eso sí, le sonrió mientras cerraba la puerta poco a poco como último gesto. Bajó las largas escaleras de la Torre Central y se fue directo al gran salón de Aguasdulces. Antes de que le abrieran las puertas dos guardas se aseguró de llevar bien el pelo, respiró hondo y entró. Para él todo esto era un juego al que había que ser inteligente

La sala estaba abarrotada de gente, llena de mesas, sillas, poca comida y mucha bebida. El ambiente era lúgubre, Edmure no había sido un mal Lord, quizás débil para el gusto de Medgard que siempre se había visto como el más capacitado, pero era un Tully y nunca le había faltado a la palabra a ninguno de los presentes. La sala estaba entremezclada de gente de todas las casas de El Tridente y de unos pocos representantes de las casas mayores. Uno al entrar notaba que algo pasaba, la situación en el Trono de Hierro era algo que preocupaba, y la neutralidad de El Tridente podía verse quebrantada con un nuevo Lord en el sillón de Aguasdulces. Echó un vistazo a ver si podía ver a Desmond, su hijo, o a Joanna, la viuda, no los veía, deberían estar en los jardines. Joanna no había dejado de llorar, y Desmond se pasaba día y noche consolándola como buen sobrino. En cambio su mirada solo pudo cruzarse con su sobrina Silvia que lo miraba sin siquiera pestañear. Medgard suspiró hacia sus adentros y caminó hacía ella rápidamente, para él Silvia comenzaba a ser un fastidio y podría descubrirle, no dejaba de seguirle a todas partes y eso era un mal complice... - ¡Silvia, querida sobrina!. - la abrazó con gesto familiar. Le dió un beso en la mejilla y le susurró: - Esta noche venid a mis aposentos, lloraremos juntos el inoportuno fallecimiento de tu padre.. - la apartó con suavidad, ella le miraba sonrojada, y se dirigió a un grupo de nobles que le miraban desde uno de los rincones de la sala.

Por el caminó cogió una copa de vino de una mesa, >>Otra más.<<, pensó y dió un pequeño trago esta vez. Ya ante ellos, sonriendo, les saludó tocando el hombro del más cercano a su derecha, Lord Blackwood. - Lord Blackwood, Lord Bracken y Lord Lothson... tenemos cosas que tratar, ¿cómo veis lo ocurrido en las Tierras de la Corona?.