Oro blanco y rencor fraternal (Shiera y Brynden)

Shiera se había deslizado del lecho esa mañana para contemplar el amanecer, había logrado equilibrar el estado de su estómago con una cierta estabilidad después de una horrible travesía, de hecho la había ayudado una noche de descanso en tierra sin cenar, por lo cual estaba hambrienta, a su lado su mascota, emitió un pequeño rugido, dándola un cabezazo..

Si era sincera, consigo misma, las atenciones de Bryn durante le viaje la ayudaron a superar sus miedos, que somatizaba mediante mareos, como también, contribuyeron los cariñosos brazos que la arrullaron esa noche. Giró la cabeza par verle dormir satisfecho, con un gesto que pocas personas podían presumir de apreciar, la dulzura del hombre más temido de la corte

Sonrió al observarle sosegado, y se reprochó los años perdidos por ese miedo infantil y ese estúpido conservadurismo y perjuicios hacia su medio hermano. Le miró, no tenía vestigios de un hilo de sangre que ambos compartían cuando las pesadillas les llevaban a soñar con sangre, y el protagonista era Aceroamargo. Volvió a mirar al exterior, al jardín del pabellón, el sol anaranjado del amanecer presagiaba un día caluroso, al menos para ella, y su delicada piel. Su vista se fijo en la nota que su hermano, el rey, la había hecho llegar, convocándolos a una reunión en los aposentos que le había asignado el príncipe de Dorne. Esa mañana iba a desayunar con Dany antes de que se liase en protocolarios asuntos, entre otras cosas para hablar del espinoso asunto del collar que pertenecía a Daemon, y que tanto preocupaba a su hermano mayor.

Sintió al Cuervo revolverse en el lecho buscándola, se acercó de nuevo, es pronto, mi señor hermano, sigue durmiendo, tengo que hablar con Dany antes de la entrevista con nuestro hermano mayor, así que me adelantaré a ti, asaltando el baño unos momentos antes que tu. Nos encontraremos en las habitaciones del rey, despidiéndose con un beso en los labios.

Shiera llegó a las habitaciones del rey, espero que me indiques que te preocupa tanto, para llamarnos con tanta rapidez, en ese momento escuchó lo que le decía a Brynden.

Podría haber dicho que no esperaba que el viaje se fuera a desarrollar de aquella manera; acostándose con su hermana, pero lo cierto es que se habría engañado a sí mismo si negara que lo hubiera visto venir.
El sexo había sido muy satisfactorio, aunque silencioso, pues las paredes del barco, más que de madera, eran de papel, y no podían permitirse tal desliz en pleno viaje.
Dio un respingo cuando no sintió a su hermana, abrió con acusado trabajo los ojos, y la observó despedirse con unas palabras que no alcanzó a escuchar.
El bastardo volvió a dormirse para, instantes después, despertar de forma violenta a causa de una de sus pesadillas.


Brynden tomó la copa que su hermano le ofrecía sin dejar de mirarlo detenidamente, y acompañaba el escanciado del vino con el vaivén del barco para que no se derramara.
Cuervo Sangriento era conocido entre sus más allegados por su capacidad para ver conspiraciones donde otros veían coincidencias. Sí, era un auténtico paranoico, y lo cierto era que muchas veces le había dado resultado.
-Puede que sea más que una provocación, hermano, ya que una pieza tan valiosa y cargada de significado no penda del cuello de Anais Fuegoscuro, sino de Daenerys Targaryen, es algo muy sospechoso -podría haber sido más crudo -No es necesario que se hayan visto, pero dudo que nuestro hermano confíe tal joya a un vulgar mensajero. O ha sido él en persona, o alguien muy allegado el que se la ha entregado a nuestra hermana -no meditó lo que dijo a continuación -En cualquiera de los casos, hay que vigilarla, Daeron, no hay muchas más opciones, porque si hablas con ella, se lo dirá a Daemon, y éste estará ya sobreavisado -bebió un sorbo -Está claro que algo hay entre ellos... Porque no quiero creer que en Dorne también tengan algo entre manos con ese rebelde, o lo que es peor, que una facción... los marqueños, por ejemplo, apoyara a los Fuegoscuro. En ese caso, la guerra sería en Dorne, los Martell estarían en peligro, y todos pedirían ayuda al rey... o lo culparían de ello.

En ese instante, la melena platino de su hermana hizo acto de presencia en la sala. No puedo evitar sonreír, y aunque le hubiera preguntado dónde había ido tan de mañana, no podía hacerlo en presencia de Daeron.
-Hermano, la traición se está colando en nuestra familia y está emponzoñando la sangre Targaryen... hay que cortar de raíz la gangrena.

Contundencia e intransigencia, eso es lo que siempre había caracterizado la mediación de Cuervo Sangriento.