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Encuentros en el mercado [Shiera Seastar]
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Encuentros en el mercado [Shiera Seastar]
Un nuevo día... y un nuevo paseo por el mercado. Se sentía más hábil o más integrado a la vez que reconocido por los mercaderes que ya no insistían tres horas o hasta que los gritaba tres veces para dejar de intentar convencerles para que compara algo. Aunque también compró. Unos recuerdos para sus sobrinos. Para Robben un cuchillo curvo con mango dorado y para Sarah un arco de madera negra como el carbón, a pesar de saber las discusiones que tendría con su hermano por ese regalo.
Ordenó a alguno de los hombre que lo seguían a lo lejos, paranoicos por su seguridad que llevara todo a sus aposentos y así poder librarse de cargar con todo en el camino y de la presencia molesta de aquellos norteños. Precisamente lo curioso era que le molestaran los norteños. ¿Se estaba relajando tanto como para pensar que allí estaba bien y cómodo y que la presencia de aquellos hombres era exagerada? Se plantearía el darles esquinazo de regreso al Norte. Aunque no era lo mismo recorrer Poniente sólo que pasear por una ciudad en la que había sido acogido como huésped.
Iba planteándose os pasos que dar, apagando de su mente las voces de los mercaderes, de los niños, las risas, charlas, gritos, presencia de personas, animales, puestos de tal manera que por un momento pensó que estaba en mitad del bosque de los dioses de Invernalia donde, en lo más crudo del invierno, ni se escuchaba el viento trasportando la nieve. Pero no era invierno, si no la primavera asfixiante de Dorne, no era el Bosque de los Dioses, si no una calle de Lana del Sol. Y no se encontraba en soledad si no rodeado de personas.
Así que ocurrió lo que suele ocurrir en los casos en los que se está soñando despierto sin fijarse por donde se camina: chocó contra alguien, por suerte para él de constitución no tan fuerte pero al ir caminado despacio no se trató de un golpe fuerte. Parpadeó y volvió a la tierra que pisaba para ver como una joven dama de cabello rubio estaba algo contrariada por lo sucedido. Intentó pedir disculpas de la forma adecuada, pero claro... ella era una dama y eso en sí era un problema. - Lo lamento. - escapó simplemente como disculpa entre sus dientes.
Ordenó a alguno de los hombre que lo seguían a lo lejos, paranoicos por su seguridad que llevara todo a sus aposentos y así poder librarse de cargar con todo en el camino y de la presencia molesta de aquellos norteños. Precisamente lo curioso era que le molestaran los norteños. ¿Se estaba relajando tanto como para pensar que allí estaba bien y cómodo y que la presencia de aquellos hombres era exagerada? Se plantearía el darles esquinazo de regreso al Norte. Aunque no era lo mismo recorrer Poniente sólo que pasear por una ciudad en la que había sido acogido como huésped.
Iba planteándose os pasos que dar, apagando de su mente las voces de los mercaderes, de los niños, las risas, charlas, gritos, presencia de personas, animales, puestos de tal manera que por un momento pensó que estaba en mitad del bosque de los dioses de Invernalia donde, en lo más crudo del invierno, ni se escuchaba el viento trasportando la nieve. Pero no era invierno, si no la primavera asfixiante de Dorne, no era el Bosque de los Dioses, si no una calle de Lana del Sol. Y no se encontraba en soledad si no rodeado de personas.
Así que ocurrió lo que suele ocurrir en los casos en los que se está soñando despierto sin fijarse por donde se camina: chocó contra alguien, por suerte para él de constitución no tan fuerte pero al ir caminado despacio no se trató de un golpe fuerte. Parpadeó y volvió a la tierra que pisaba para ver como una joven dama de cabello rubio estaba algo contrariada por lo sucedido. Intentó pedir disculpas de la forma adecuada, pero claro... ella era una dama y eso en sí era un problema. - Lo lamento. - escapó simplemente como disculpa entre sus dientes.
Invitado- Invitado
Re: Encuentros en el mercado [Shiera Seastar]
Necesitaba respirar, necesitaba espacio vital fuera de su familia, todo era un sinsentido, un cúmulo de sucesivos acontecimientos, al menos desdichados, el collar de Daemon, no podía más que pensar que su hermana pequeña era, algo menos que impudente, ¿cómo era tan estúpida? ¿Cómo Daemon era tan insensato?, decidió que esa mañana, sin excesivo calor, con Bryn despachando con el rey, la reina recordando tiempos pasados, parte de su juventud pasada, en sus tierras. Sus sobrinos, en especial Maehkar, seguro que retozando con la cachorrita de león, y su hermana disfrutando de la compañía del príncipe Martell... ¡Por fin podía respirar!, no había cuervos en la sombra, su guardaespaldas de Lys, al parecer estaba algo despistado, no lo pensó dos veces... se escapó por la puerta de atrás, con, claro, está, aburrido león.
Vestida de forma sencilla, con un suave vestido de lino, para no pasar demasiado calor, y un gracioso sombrerito de paja para cubrirse del sol de Dorne, demasiada temperatura para su fina y blanca piel, seguida por su cachorro, que estaba hasta… digamos la rala melena blanca, de estar encerrado, salió del palacio, era evidente que no pasaría desapercibida, un hrakkarl, no era precisamente un bicho común, Kalael, dijo la dama a su mascota, creo que nos van a mirar, no sé quien llama más la atención, le miró divertida, acariciándole entre los ojos y la nariz, ¡vale!, de acuerdo, dijo ante el cabezazo que casi la…, bueno se dio de bruces contra una mole de músculos y huesos que estaba en medio de su camino sin avisar, arrugó la naricilla, se tuvo que agarrar al brazo del hombre, para no perder el equilibrio. El inmenso león blanco, gruñó, olía... a… ¿un perro?, un perro con el que jugar. ¿Dónde estaba?, nada que se pudiera ver.
Shiera miró al hombretón con aspecto de norteño… ¿sería un Baratheon?, disculpad señor, mi mascota me ha hecho dar un traspiés y vos habéis pagado las consecuencias, no os espantéis, es sólo un gato grande, y esta alimentado, no come humanos, y, susurró divertida, gracias a los cocineros, siente una gran repugnancia por la carne cruda.
La joven dama se incorporó, recobrando el equilibrio, recomponiendo en su sitio el sombrero de paja que la cubría el cabello, sonrió alzando el ala del sombrero, clavando su mirada bicolor en el caballero, permitidme que me presente, es lo menos que puedo hacer, ya que os he atropellado, dijo alegre, dado que su frágil figura no le había movido ni un milímetro, soy Lady Shiera Seastar, hermana del rey, y…, le susurró, con un gesto divertido, habéis tenido suerte, si hubiera sido mi león, no os lo habríais quitado de encima, y no habríais tenido que bañaros, pues de un lametón, lo habría hecho él, era su forma de quitar hierro al asunto, dado lo que imponía su mascota.
Vestida de forma sencilla, con un suave vestido de lino, para no pasar demasiado calor, y un gracioso sombrerito de paja para cubrirse del sol de Dorne, demasiada temperatura para su fina y blanca piel, seguida por su cachorro, que estaba hasta… digamos la rala melena blanca, de estar encerrado, salió del palacio, era evidente que no pasaría desapercibida, un hrakkarl, no era precisamente un bicho común, Kalael, dijo la dama a su mascota, creo que nos van a mirar, no sé quien llama más la atención, le miró divertida, acariciándole entre los ojos y la nariz, ¡vale!, de acuerdo, dijo ante el cabezazo que casi la…, bueno se dio de bruces contra una mole de músculos y huesos que estaba en medio de su camino sin avisar, arrugó la naricilla, se tuvo que agarrar al brazo del hombre, para no perder el equilibrio. El inmenso león blanco, gruñó, olía... a… ¿un perro?, un perro con el que jugar. ¿Dónde estaba?, nada que se pudiera ver.
Shiera miró al hombretón con aspecto de norteño… ¿sería un Baratheon?, disculpad señor, mi mascota me ha hecho dar un traspiés y vos habéis pagado las consecuencias, no os espantéis, es sólo un gato grande, y esta alimentado, no come humanos, y, susurró divertida, gracias a los cocineros, siente una gran repugnancia por la carne cruda.
La joven dama se incorporó, recobrando el equilibrio, recomponiendo en su sitio el sombrero de paja que la cubría el cabello, sonrió alzando el ala del sombrero, clavando su mirada bicolor en el caballero, permitidme que me presente, es lo menos que puedo hacer, ya que os he atropellado, dijo alegre, dado que su frágil figura no le había movido ni un milímetro, soy Lady Shiera Seastar, hermana del rey, y…, le susurró, con un gesto divertido, habéis tenido suerte, si hubiera sido mi león, no os lo habríais quitado de encima, y no habríais tenido que bañaros, pues de un lametón, lo habría hecho él, era su forma de quitar hierro al asunto, dado lo que imponía su mascota.
Shiera Greyjoy- Nobleza
Re: Encuentros en el mercado [Shiera Seastar]
La mujer empezó a disculparse demostrando el granp oder de comunicación que poseía en apenas unos segundos. El Stark se quedó algo aturdido intentando recordar todo lo que había dicho para poder contestar adecuadamente. Con lo primero no estaba de acuerdo. él iba caminando pensando en otras cosas y lo mismo se podría haber chocado con un mercader o mercenario de Essos con peor genio que podía llegar a mostrar el norteño. en eso el destino parecía haber estado de su lado y la joven resultaba más agradable aunque la culpa no se la echaba. - No os preocupéis, parece que estáis en perfecto estado y por mi parte no he sufrido daño alguno. - dificil era la dama parecía un junco frente a su y tamaño y constitución propia de los guerreros del Norte.
Observó a la bestia que iba tras ella. Lo estudió con detenimiento, sólo recordaba haber visto leones en libros y blasones de los Lannister. y uno blanco era todavía más raro. escuchó lo que contaba aunque miraba al animal. No puso evitar sonreír cuando habló de carne humana y carne horneada. Podía ser una bestia impresionante pero estaba amaestrada. Su pequeño huargo Acero mostraba más rebeldía y fiereza que el "gato grande" también las apariencias engañaban y más con los animales. Tal vez tenía mejor educación, doma y obediencia a su amo que la que demostraba el cachorro gris.
Escuchó a la joven presentarse. Sus ojos se abrieron todo lo que era capaz, se giró al instante y miró a la joven, era rubia, aunque los ojos el parecieron más oscuros que los de los Targaryen, su apellido debía de ser de bastardo pero estaba allí ante una parte de la familia real y no se podía creer que fuera sola por la calle con ese sombrero tan llamativo y un león blanco a la espalda como única escolta. ¿Valía más esa fiera que todo el ejército de Desembarco que arecía acompañar según decían los rumores a los miembros de la casa real? - Ser Rickard de la Casa Stark. Un completo honor conoceros mi señora. - y no pudo evitar inclinarse ligeramente al presentarse a ella. Mientras alzaba la cabeza rompió todas las trampas y engaños para posar firmemente sus ojos en los de ella mirando con sinceridad sin profundidad ni recelo tampoco de una forma intensa. Simplemente con educación que se trasmitió a sus palabras. - Tengo mi propio compañero aunque no esté tras de mí. aún es pequeño pero sabe perfectamente como lavarme la cara aún siendo necesario más de un lametón. - siguió con la broma para quitar, como ella, peso al hecho que habían chocado, aunque nunca hubo inconveniente en ello por muy poco agradable que fuera ir chocando con los demás.
¿Habéis venido a este concurrido marcado sola? - aunque con ello se refería a la falta de presencia de escolta o de otro miembro de su familia, esperando que con ello el león no se sintiera molesto, ya que sabía perfectamente cómo reaccionaba Acero cuando no era tenido en cuenta, sin embargo el huargo era un cachorro y el león parecía más crecido.
Observó a la bestia que iba tras ella. Lo estudió con detenimiento, sólo recordaba haber visto leones en libros y blasones de los Lannister. y uno blanco era todavía más raro. escuchó lo que contaba aunque miraba al animal. No puso evitar sonreír cuando habló de carne humana y carne horneada. Podía ser una bestia impresionante pero estaba amaestrada. Su pequeño huargo Acero mostraba más rebeldía y fiereza que el "gato grande" también las apariencias engañaban y más con los animales. Tal vez tenía mejor educación, doma y obediencia a su amo que la que demostraba el cachorro gris.
Escuchó a la joven presentarse. Sus ojos se abrieron todo lo que era capaz, se giró al instante y miró a la joven, era rubia, aunque los ojos el parecieron más oscuros que los de los Targaryen, su apellido debía de ser de bastardo pero estaba allí ante una parte de la familia real y no se podía creer que fuera sola por la calle con ese sombrero tan llamativo y un león blanco a la espalda como única escolta. ¿Valía más esa fiera que todo el ejército de Desembarco que arecía acompañar según decían los rumores a los miembros de la casa real? - Ser Rickard de la Casa Stark. Un completo honor conoceros mi señora. - y no pudo evitar inclinarse ligeramente al presentarse a ella. Mientras alzaba la cabeza rompió todas las trampas y engaños para posar firmemente sus ojos en los de ella mirando con sinceridad sin profundidad ni recelo tampoco de una forma intensa. Simplemente con educación que se trasmitió a sus palabras. - Tengo mi propio compañero aunque no esté tras de mí. aún es pequeño pero sabe perfectamente como lavarme la cara aún siendo necesario más de un lametón. - siguió con la broma para quitar, como ella, peso al hecho que habían chocado, aunque nunca hubo inconveniente en ello por muy poco agradable que fuera ir chocando con los demás.
¿Habéis venido a este concurrido marcado sola? - aunque con ello se refería a la falta de presencia de escolta o de otro miembro de su familia, esperando que con ello el león no se sintiera molesto, ya que sabía perfectamente cómo reaccionaba Acero cuando no era tenido en cuenta, sin embargo el huargo era un cachorro y el león parecía más crecido.
Invitado- Invitado
Re: Encuentros en el mercado [Shiera Seastar]
Encantada de conoceros Ser Stark, ¿qué hacía un lobo tan lejos de su cubil y más el hermano de Lord Stark en Dorne, donde seguramente no sería muy bien recibido?, la joven sonrió, igual algo estaba cambiando en Invernalia y querían un acercamiento, siendo esa velada hostilidad, una pose una de parte de la familia y no de la totalidad de los lobitos, no lanzaría las campanas al vuelo, pero era un buen deseo.
El hombre insinuaba que… ¿Creéis que necesito escolta, con esta formidable mascota de más de trescientas treinta libras?, acarició al león, que para dejarla en mal lugar emitió un leve rugido, más un ronroneo, puede parecer un gatito encantador, pero tiene un alto sentido de posesividad, como Lord Cuervo, pensó, os aseguro que una caricia suya derrumbaría a varios agresores. Sin embargo, lo bueno de los escoltas es que no se vean, que estén a tu lado sin que sepas que van a actuar, no me sorprendería que alguno de los cuervos de mi hermano esté por acá, se acercó al hombre, ¡creedme cada día me cuesta más darlos esquinazo!
La dama le ofreció el brazo, con toda naturalidad, la diplomática de los Targaryen era una dama empática, y solía tranquilizar a las personas con su presencia y su sonrisa, posó su pequeña mano en el antebrazo del lobo, no obstante, ahora que vos estáis aquí, si logro no dar ningún traspiés, puesto que me guía un fuerte guerrero, estoy completamente protegida, ¿verdad, mi señor?
Sin el menor de los problemas, natural, sin dobleces, como era lady Shiera, cosa que veces sorprendía a los que sólo la conocían por los cotilleos, presionó levemente el antebrazo del lobo, no sin antes colocarse el sombrero de paja que la protegía del fuerte sol de Dorne, vos, mi señor que procedéis de tierras donde el calor no es tan insoportable, ni los rayos del astro son tan peligrosos, os deberíais cuidar, y señaló su sombrerito y su fina piel, de una mujer casi albina, busquemos una sombra, me han dicho que hay una pequeña taberna con un té exquisito, y sirven pulpo en unos espetones, a la brasa, que tienen mucha fama, se acercó a su oído, es lo bueno de ser diplomática, se posee información privilegiada. Tiró suavemente, así me contáis como están las cosas en vuestras tierras, nos conocemos, pues, a no mucho tardar, he de ir a visitaros, comenzando a andar hacia la sombra, no os preocupéis, no muerdo, soy un lagarto bien adiestrado, tampoco hecho fuego, y si no tenéis mucho que hacer, podéis ayudarme, quiero comprar unos libros, unas chucherías para mis sobrinos, siempre hay cosas curiosas en los mercados
.El hombre insinuaba que… ¿Creéis que necesito escolta, con esta formidable mascota de más de trescientas treinta libras?, acarició al león, que para dejarla en mal lugar emitió un leve rugido, más un ronroneo, puede parecer un gatito encantador, pero tiene un alto sentido de posesividad, como Lord Cuervo, pensó, os aseguro que una caricia suya derrumbaría a varios agresores. Sin embargo, lo bueno de los escoltas es que no se vean, que estén a tu lado sin que sepas que van a actuar, no me sorprendería que alguno de los cuervos de mi hermano esté por acá, se acercó al hombre, ¡creedme cada día me cuesta más darlos esquinazo!
La dama le ofreció el brazo, con toda naturalidad, la diplomática de los Targaryen era una dama empática, y solía tranquilizar a las personas con su presencia y su sonrisa, posó su pequeña mano en el antebrazo del lobo, no obstante, ahora que vos estáis aquí, si logro no dar ningún traspiés, puesto que me guía un fuerte guerrero, estoy completamente protegida, ¿verdad, mi señor?
Sin el menor de los problemas, natural, sin dobleces, como era lady Shiera, cosa que veces sorprendía a los que sólo la conocían por los cotilleos, presionó levemente el antebrazo del lobo, no sin antes colocarse el sombrero de paja que la protegía del fuerte sol de Dorne, vos, mi señor que procedéis de tierras donde el calor no es tan insoportable, ni los rayos del astro son tan peligrosos, os deberíais cuidar, y señaló su sombrerito y su fina piel, de una mujer casi albina, busquemos una sombra, me han dicho que hay una pequeña taberna con un té exquisito, y sirven pulpo en unos espetones, a la brasa, que tienen mucha fama, se acercó a su oído, es lo bueno de ser diplomática, se posee información privilegiada. Tiró suavemente, así me contáis como están las cosas en vuestras tierras, nos conocemos, pues, a no mucho tardar, he de ir a visitaros, comenzando a andar hacia la sombra, no os preocupéis, no muerdo, soy un lagarto bien adiestrado, tampoco hecho fuego, y si no tenéis mucho que hacer, podéis ayudarme, quiero comprar unos libros, unas chucherías para mis sobrinos, siempre hay cosas curiosas en los mercados
Shiera Greyjoy- Nobleza
Re: Encuentros en el mercado [Shiera Seastar]
-El honor es mío. - añadió como formula respetuosa y cierra a todas las presentaciones posibles ya que no había nada más que añadir en ese aspecto pues, al menos por su parte, no le gustaba todas las formulas y posibles títulos que se desarrollaban en los encuentros de cualquiera de las cortes de cada uno de los señores de los Siete Reinos, fueran estos de alta o baja cuna.
Volvió a mirar al "gatito" y si parecía lo suficientemente amenazador, el problema era si eran superados en número y que se encontraba en terreno relativamente abierto donde un ataque desde lo alto podría suponer el fin. Prefirió no meterse ni discutir de aquellos asuntos en ese momento. Si ella y el resto de su familia estaba convencida que así se encontraba bien, él no era quién para criticar, pero si para tenerlo en cuenta.[i] - No dudo de la eficiencia y letalidad de vuestro acompañante. Simplemente me resulta extraño que no sea así. - [i]miró alrededor cuando habló de aquellos cuervos. - Si se encuentran cerca de nosotros o se esconden bien o no soy una amenaza. Y no sé que es peor. - dijo bromeando y con una pequeña sonrisa.
El ofrecimiento de la dama lo pilló desprevenido pero se alzó y con él aquellos muros que creaba entre él y las mujeres. Y esta vez fue demasiado tarde como para aparatarse pues sus brazos quedaron enlazados. Se puso tengo un instante y luego comprendió que llevar esa actitud con aquella rubia iba a ser absurdo. Por muy errado o borde que llegara a actuar, la mujer conseguiría que hablara, andara y la tomara del brazo. Así que lo hizo sin más para evitar la incomodidad. - Las apariencias engañan mi señora y puedo ser más débil y cobarde que cualquier niño que se cruce en nuestro camino. - no dio ningún tono a su voz para que ella misma sacara las conclusiones que quisiera.
No asintió directamente a las palabras ni a la propuesta de la mujer. - No os preocupéis mi señora, el Norte hace a sus hijos duros y resistentes. Y a mí sincero como para decir que un poco de sombra no vendría mal. aunque no es necesario tomar nada y menos ese agua caliente con sabores exóticos. - no entendía para que servía el té, daba calor y picor de garganta. Ni relajaba, curaba ni daba sueño, tampoco se ahogaban las penas con esa bebida. No servía para nada. De nuevo no expuso tales razonamientos de forma abierta. Simplemente asintió. - Podemos buscar ese lugar pero preferiré otro tipo de bebida para combatir el calor. - [i]aunque la idea de hacer de porteador y protector de una forma completamente gratuita lo desagradaba por completo, tragó saliva y se dejó guiar por la dama rumbo a donde sólo ella conocía.
Volvió a mirar al "gatito" y si parecía lo suficientemente amenazador, el problema era si eran superados en número y que se encontraba en terreno relativamente abierto donde un ataque desde lo alto podría suponer el fin. Prefirió no meterse ni discutir de aquellos asuntos en ese momento. Si ella y el resto de su familia estaba convencida que así se encontraba bien, él no era quién para criticar, pero si para tenerlo en cuenta.[i] - No dudo de la eficiencia y letalidad de vuestro acompañante. Simplemente me resulta extraño que no sea así. - [i]miró alrededor cuando habló de aquellos cuervos. - Si se encuentran cerca de nosotros o se esconden bien o no soy una amenaza. Y no sé que es peor. - dijo bromeando y con una pequeña sonrisa.
El ofrecimiento de la dama lo pilló desprevenido pero se alzó y con él aquellos muros que creaba entre él y las mujeres. Y esta vez fue demasiado tarde como para aparatarse pues sus brazos quedaron enlazados. Se puso tengo un instante y luego comprendió que llevar esa actitud con aquella rubia iba a ser absurdo. Por muy errado o borde que llegara a actuar, la mujer conseguiría que hablara, andara y la tomara del brazo. Así que lo hizo sin más para evitar la incomodidad. - Las apariencias engañan mi señora y puedo ser más débil y cobarde que cualquier niño que se cruce en nuestro camino. - no dio ningún tono a su voz para que ella misma sacara las conclusiones que quisiera.
No asintió directamente a las palabras ni a la propuesta de la mujer. - No os preocupéis mi señora, el Norte hace a sus hijos duros y resistentes. Y a mí sincero como para decir que un poco de sombra no vendría mal. aunque no es necesario tomar nada y menos ese agua caliente con sabores exóticos. - no entendía para que servía el té, daba calor y picor de garganta. Ni relajaba, curaba ni daba sueño, tampoco se ahogaban las penas con esa bebida. No servía para nada. De nuevo no expuso tales razonamientos de forma abierta. Simplemente asintió. - Podemos buscar ese lugar pero preferiré otro tipo de bebida para combatir el calor. - [i]aunque la idea de hacer de porteador y protector de una forma completamente gratuita lo desagradaba por completo, tragó saliva y se dejó guiar por la dama rumbo a donde sólo ella conocía.
Invitado- Invitado
Re: Encuentros en el mercado [Shiera Seastar]
Me alegro, mi señor que logréis resistir este calor, por mi parte, a mi me cuesta un poco, pese a que lo pasaría peor en vuestras gélidas tierras, dado que soy bastante friolera.
Shiera se paró en seco, en una encrucijada, para poder orientarse. Miró a un lado y a otro, bromeando con su mascota, Kal, ya podrías ejercer de felino, y no pensar en carne asada, ¡anda por una vez sirve de algo! y busca un pulpo a la brasa o quedaremos fatal con Ser Stark. No conocía muy bien Lanza, pero estaba segura que podría llegar, se decidió por la bifurcación de la derecha, animada, si se equivocaba, se encogería de hombros y daría la vuelta, pero los dioses de la orientación estaban de buen humor
Shiera se encaminó al establecimiento con el caballero del norte, sintió como se tensaba, seguro que la compañía femenina no le hacía ni la más mínima gracia, no entendía a ese tipo de hombres, ¿quizá conociera su fama? Era absurdo, si su existencia era de lo más aburrida, siempre perdida entre libros, investigando, encerrada en su biblioteca. La seductora bastarda pasaba bastante de juegos con la mayoría de los hombres, arrugó la nariz, ¡estos norteños tenían hielo en las venas! Siguió caminado por las calles, hasta llegar al lugar que la había indicado, sonrió divertida, esperaba que el lobo tuviera algo de vidilla, pues llamar a la taberna " El pulpo enroscado" decía de su propietario, que tenía un cierto toque cínico.
La dama sonrió, espero que la comida responda a la fama que tiene, sólo tengo que hacer una indicación, el té caliente es estupendo cuando hace calor, refresca, los nómadas lo toman cuando hace un calor insoportable, es peor tomar una bebida fría que puede hacer un terrible choque en el organismo, mi señor, creedme, en mis estudios he observado que es una opción razonable. La joven le miró divertida, mientras empujaba la puerta para poder entrar y comer algo.
Shiera se paró en seco, en una encrucijada, para poder orientarse. Miró a un lado y a otro, bromeando con su mascota, Kal, ya podrías ejercer de felino, y no pensar en carne asada, ¡anda por una vez sirve de algo! y busca un pulpo a la brasa o quedaremos fatal con Ser Stark. No conocía muy bien Lanza, pero estaba segura que podría llegar, se decidió por la bifurcación de la derecha, animada, si se equivocaba, se encogería de hombros y daría la vuelta, pero los dioses de la orientación estaban de buen humor
Shiera se encaminó al establecimiento con el caballero del norte, sintió como se tensaba, seguro que la compañía femenina no le hacía ni la más mínima gracia, no entendía a ese tipo de hombres, ¿quizá conociera su fama? Era absurdo, si su existencia era de lo más aburrida, siempre perdida entre libros, investigando, encerrada en su biblioteca. La seductora bastarda pasaba bastante de juegos con la mayoría de los hombres, arrugó la nariz, ¡estos norteños tenían hielo en las venas! Siguió caminado por las calles, hasta llegar al lugar que la había indicado, sonrió divertida, esperaba que el lobo tuviera algo de vidilla, pues llamar a la taberna " El pulpo enroscado" decía de su propietario, que tenía un cierto toque cínico.
La dama sonrió, espero que la comida responda a la fama que tiene, sólo tengo que hacer una indicación, el té caliente es estupendo cuando hace calor, refresca, los nómadas lo toman cuando hace un calor insoportable, es peor tomar una bebida fría que puede hacer un terrible choque en el organismo, mi señor, creedme, en mis estudios he observado que es una opción razonable. La joven le miró divertida, mientras empujaba la puerta para poder entrar y comer algo.
Shiera Greyjoy- Nobleza
Re: Encuentros en el mercado [Shiera Seastar]
Se encogió de hombros. ¿Qué iba a decir él del Norte? Pues que tenía el clima adecuado, era su hogar, allí se había criado y siempre se encontraba cómodo. - Eso se soluciona del frío se soluciona con ropa gruesa, cada de piel y una manta bien gorda - tal vez no fuera suficiente para esa joven tan despierta a la que parecía que la vida del tan al sur le sentaba como anillo al dedo.
El Stark tuvo que hacer de nuevo malabares para no caer cuando la mujer frenó en seco y se le escapó un pequeño bufido de disgusto por tantos cambios en tan poco tiempo, tantas concesiones y permisos que no daba a ninguna dama. Aunque no pudo evitar sonreír al escuchar la reprimenda al felino. - Tal vez algún lugareño sepa donde está. - intervino con disimulo ya que no quería tampoco resultar molesto aunque el comentario ya lo fue.
Siguió con la dama en su brazo por donde decidió que quería seguir caminando, rumbo no sabía muy bien a donde. Empezaba a dudar de ella, era un dragón y él un lobo que debía soportar lo que estaba haciendo su hermano y mantener la calma. Pero las trampas siempre estaban allí. ¿Podía fiarse? Vio el lugar al que iban frunció un poco el ceño. El pulpo enroscado... qué tipo de lugar era ese...
- ¿Bebida caliente para combatir el calor? - aquello empezaba a parecer una completa locura, una mayor de la que ya era todo este asunto y sin embargo se dejó llevar aunque dudaba que tomara anda de aquél lugar peculiar. - Después de vos mi señora.
El Stark tuvo que hacer de nuevo malabares para no caer cuando la mujer frenó en seco y se le escapó un pequeño bufido de disgusto por tantos cambios en tan poco tiempo, tantas concesiones y permisos que no daba a ninguna dama. Aunque no pudo evitar sonreír al escuchar la reprimenda al felino. - Tal vez algún lugareño sepa donde está. - intervino con disimulo ya que no quería tampoco resultar molesto aunque el comentario ya lo fue.
Siguió con la dama en su brazo por donde decidió que quería seguir caminando, rumbo no sabía muy bien a donde. Empezaba a dudar de ella, era un dragón y él un lobo que debía soportar lo que estaba haciendo su hermano y mantener la calma. Pero las trampas siempre estaban allí. ¿Podía fiarse? Vio el lugar al que iban frunció un poco el ceño. El pulpo enroscado... qué tipo de lugar era ese...
- ¿Bebida caliente para combatir el calor? - aquello empezaba a parecer una completa locura, una mayor de la que ya era todo este asunto y sin embargo se dejó llevar aunque dudaba que tomara anda de aquél lugar peculiar. - Después de vos mi señora.
Invitado- Invitado
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