Aaron Tully

Nombre del Cannon Elegido: Aaron Tully
¿Porque lo has elegido?: Por su carácter y por su posición, le permite relacionarse con los altos señores y, por supuesto, participar de las grandes batallas.
Casting:
Cuando su caballo bayo se detuvo ante las puertas de Aguasdulces la polvareda del camino se arremolinó en torno a él y su jinete. La cabalgada, más intensa desde que quedara a la vista la ciudadela, había terminado tan bruscamente que los guardias cruzaron las alabardas frente al caballero.
-¿Quién va?- preguntó uno de ellos.
-¡Apartad esas armas malditas rameras, o haré que os azoten cuando haya dejado al caballo en el abrevadero!- rugió el jinete calmando al caballo que se había encabritado levantándose sobre sus cuartos traseros. Los hombres apartaron las alabardas al reconocer los cabellos rojizos de los Tully y con un gesto hicieron llamar a los sargentos.- ¡Eso está mejor muchachos, haré que os lleven de putas en lugar de a las celdas!- rugió el hombre tras poner a su caballo al trote de nuevo.

Hacía mucho tiempo que no pisaba aquel patio de armas, ni tenía ganas de volverlo a hacer, pero el maldito cuervo que le había llegado no le dejaba otra opción. Dejó a su mejor caballero a cargo del castillo y sin tomar más equipaje que el que habría llevado al campo de batalla partió armado con su particular escudo: el pez de plata sobre capo de azur con palos ondulados de gules, y en jefe una espada de plata sobre gules. Él era el caballero de Aguasdulces, la Espada de los Tully, y así había sido siempre. No tenía ningunas ganas de volver a aquel castillo ni a rendirse al son que aquellos salones entonaban.
Cuando estuvo en medio del patio un hombre seguido de dos soldados le salió al paso, salía de la torre así que Aaron detuvo el caballo. Lo reconoció al instante, era ser Herin Whent, maestro de armas de la ciudadela y viejo amigo de su padre y fiel servidor de su familia. "¿A cuántos de mis parientes ha servido ya? Uno de ellos incluso era rey" aquello le pareció gracioso.
-No esperábamos que llegaras tan pronto- dijo ser Herin, pero no dio ni un sólo signo de respeto. Aaron no habría esperado que hincara la rodilla o algo similar, pero el caballero ni siquiera inclinó la cabeza. El jinete ignoró la osadía y descabalgó. Le entregó las riendas a uno de los hombres que las tomó entre dudoso y temeroso, miró a ser Whent buscando su permiso.
-¡Te he dado a mi montura, hombre!- Aaron intentaba controlarse,- eso es casi como ofrecerte a mi esposa. Anda y llévalo a las caballerizas y que lo traten como si se tratara de la mismísima reina ¿me has oído? Te prometo un barril de buen vino y una semana de permiso si te aseguras de que sea así- añadió.
Había ignorado a ser Herin y tomó el camino a la torre, pero el caballero lo siguió, intentando igualar las zancadas del Tully.
-¡Señor, todo ha ocurrido hace demasiado poco tiempo!- se disculpó ser Herin. "Ahora empieza a hablarme como debe". Aaron se detuvo y se giró para encarar al vetusto caballero.- Aguasdulces aún está de luto, mi señor. Soy el castellano de la ciudadela y,- suspiró, resignado,- lo cierto es que esperaba que tardaras más par poder poner un poco de orden. Algunos de los señores de los ríos aún están aquí y...
-Lo has hecho bien, -le dijo Aaron apoyando su mano en el hombro del anciano.- No estuve aquí cuando murió Edmure porque la sangre corría por las Forcas, pero ya no hay guerra y Medgar ha caído también. ¡Maldita sea! ¡Que me lleve el Desconocido si no vengo a presentar mis respetos a mi hermano! Los señores, ¿están en el salón de honor?- preguntó el Tully.
-Sí, en el salón del trono, milord- dijo ser Whent.
Aaron no pudo evitar que la sonrisa se dibujara en su rostro cuando se giró y enfiló los últimos metros hasta la torre.

Las puertas del salón se abrieron de golpe y de par en par. Los señores se giraron de pronto. Por el centro del salón andaba Aaron con paso firme y a unos pasos tras él un cabizbajo ser Herin. Todas las miradas se centraron en él. Allí había un Mallister y un Blackwood, también varios Frey, un Smallwood y un Ryger y un Terrick y un Wayne, y varias jóvenes que lord Tully no ubicó. El primero en cruzarse ante él fue el viejo maestre, el fiel y leal Maveric.
-Señor...- fue a decir, pero Aaron no se detuvo le hizo un leve asentimiento de cabeza y siguió andando hacia delante. Los señores miraron al maestre que no supo reaccionar.
Y entonces alcanzó el estrado donde se alzaba la silla de madera decorada con los colores de los Tully y con los pomos en forma de truchas saltarinas. Aaron se dio la vuelta y miró a los señores.
-Perdonad el retraso- dijo, y se sentó en el trono.
Maveric fue el primero en hincar la rodilla, ser Herin fue el siguiente. Los demás lo imitaron.
Aaron sonrió.

Bendición o condena, aquel era su trono. Era su maldito destino.