Cásting para Rhaegel Targaryen

Nombre del Cannon Elegido:
Rhaegel Targaryen

¿Porque lo has elegido?:

¿Qué puede decirse? Me gusta este tipo de personajes; podría entenderse que egoístas, salvajes, que solo viven para sí. Es el tipo de personajes que suelo llevar y con el que más a gusto me siento.

Casting:

La noche aún era joven, pero aquella joven y hermosa ramera no había aguantado ni dos asaltos. El rubio no podía evitar esbozar una sonrisa torcida cada vez que observaba, sentado desde la cama, el cuerpo inconsciente de aquella morena debido a la cantidad de golpes que había recibido. Aquellos ojos de color azabache donde tiempo atrás se habría podido contemplar el reflejo estaban ahora cerrados. El joven se levantó y pasó por encima del cuerpo de la muchacha con cuidado de no pisarla… No era divertido sin sus estridentes gritos penetrando en sus oídos cuales cuernos de guerra. El joven se tomó su tiempo para volver a vestirse y, dedicando otra cruel sonrisa al cuerpo de la joven salió de la estancia bajando las escaleras de madera las cuales crujían bajo sus botas. A pesar de que se había acabado la diversión con aquella muchacha, la noche no lo había hecho. Se sentó en una de las mesas y pidió una cerveza la cual le trajo una muchacha que, por su aspecto, parecía haber pasado los seis últimos años de su vida comiendo, el joven frunció el ceño en una señal de asco para volver enseguida la mirada a la cerveza, el nivel de aquel antro iba en picado ¿Cómo osaba a servirle una mujer como aquella? Tomó la fresca jarra de cerveza entre sus manos y pegó un trago largo que acabó con media jarra; aquella camarera dos veces se negó a darle más alcohol y dos veces acabó sirviendo una nueva cerveza hasta que el Targaryen decidió que ya había bebido bastante levantándose y saliendo de aquel tugurio con olor a estiércol.

¿Dónde podría ir? No quería volver al castillo tan pronto, por lo que deambuló por las calles de desembarco, sintiéndose satisfecho al notar las miradas de la gente conforme pasaba, los cuchicheos al verle… Sí, sentaba bien ser reconocido, saber que tenía en sus manos el poder para hacer que cualquiera de esos infectados hiciesen lo que el deseara. En uno de sus paseos se metió en un oscuro y prácticamente desierto callejón exceptuando a un par de guardias blancos que estaban precisamente buscándolos. Uno de ellos era un nuevo miembro de la orden mientras que el otro era el viejo Wilffred a quien ya conocía bien. El más joven fue el primero en percatarse de su presencia y avanzó hacia él dirigiéndose hacia él con total respeto y solicitándole que volviera a palacio pues no quedaba mucho para el amanecer. Rhaegel, sin prestar demasiada atención a las palabras que se dirigían a su persona pensó que aquella sería una gran oportunidad para probar al nuevo guardia blanco, darle a entender que tenía que responder ante él, obedecer y escuchar cada palabra y callar y obedecer por lo que no sólo se negó a volver a casa sino que el puño derecho del rubio voló hasta el mentón del guardia impactando con gran fuerza que hizo al sorprendido guardia volverse con intención de devolverle el puñetazo pero Wilffred, justo a tiempo, le sujetó el brazo; el joven Targaryen estaba complacido por la respuesta del muchacho pues así podría divertirse —Has intentado atacarme…— Dijo divertido; pero Wilffred intentó salir al auxilio de su pupilo —Señor… perdónele… es solo un recluta y…— Rhaegel alzó la mano haciéndolo callar antes de que acabara la frase —Yo acabaré la frase por ti ¿Y a mi qué? Pongámosle un castigo ejemplar… córtale la mano con la que ha intentado atacarme— Ambos guardias pestañearon sorprendidos y el joven bebido soltó una carcajada —Vamos… es una orden, que aprenda y recuerde toda su vida lo que ocurre por desafiarme— El veterano Wilffred desenfundó la espada y el joven, sabiendo que debía elegir entre su vida o su mano extendió esta última soltando un grito de dolor cuando el filo de la fría espada cercenó rápidamente su miembro.