Cásting: Aerys Targaryen

por **Aerys Targaryen** Jue Mayo 09, 2013 4:24 am

Personaje elegido: Aerys Targaryen

Razón de la elección: Veo en este personaje un reflejo de mi personalidad, y me encanta el ver que un huevo dragón pronto alzará sus alas para un nuevo reinado de Poniente.

Cásting

Se hacía tarde en la Fortaleza Roja. Aerys veía el sol ocultarse en el mar, fundiéndose en un cálido abrazo que reflejaba los más bellos colores en la superficie turquesa y zafiro del mar batido por el incesante ruido de las olas. El joven muchacho se acarició su pelo blanquecino y encendió una vela junto al escritorio. Ante él se encontraba un pergamino plasmado de dibujos y números que poca gente comprendería en todo Poniente, pero él, con solo catorce días del nombre, era capaz de manejar. Para él, ellos eran sus amigos. Se oyó un ruido en la puerta, y el joven Targaryen supo enseguida quien se hallaba al otro lado. Era su madre, Miryah, la que estaba.
-Hijo, ¿estás ocupado? –preguntó melodiosamente.
-No, pasa madre. Mi puerta siempre está abierta ante ti. –dijo cariñosamente el joven. -¿Qué os trae por aquí? Pensaba que tendríais muchas ocupaciones.
-Tranquilo, nada interesante ocurre. Y la vida de la Corte es tan aburrida. –respondió la mujer. En su hijo veía puramente el reflejo de su abuelo, del que casi ya no conservaba recuerdos. Era un dorniense de verdad, pensó. –El maestro de armas dice que lleváis una semana sin acudir a sus clases. ¿A qué se debe?
-Nada importante, simplemente, no le veo utilidad. –respondió el joven. –Mirad esto, he diseñado un sistema para ahorrar trabajo a los campesinos. Lo llamo, la noria. –dijo orgulloso de su trabajo.
-Jovencito, aun tienes mucho que aprender. –dijo el Gran Maestre entrando a la estancia. –Has de saber que los campesinos tienen a bien su trabajo, es su oficio, no tienes por qué hacérselo más fácil. –dijo en un tono cariñoso. Al fin y al cabo, era su alumno predilecto. –¿Has decidido ya si ir a la Ciudadela? –preguntó.
-¿Cómo? –dijo Myriah, sorprendida. Tú no irás a la Ciudadela, ni vestirás una cadena. –dijo enfadada. –Tu sangre es de la arena y el dragón, respeta tus orígenes y no te conviertas en un criado.
-Pero, madre. –dijo Aerys con voz nerviosa. –Allí hay miles de libros. Podré conocer todas las lenguas, podré diseñar nuevos artilugios… ¡Serviré al reino desde allí! –dijo pensando en todas las proezas que podría hacer. Por su cabeza volaron miles de imágenes de artilugios para hacer más fácil la vida, para un reino mejor. Vio entonces una gran biblioteca, tan grande que no llegaba a ver los confines de sus paredes. Los libros se extendían perfectamente ordenados ante él, ocupando todas las estanterías. Vio libros del saber Valyrio perdido hacía cientos de años.
-Recuperaré el saber de Valyria, madre, seremos como ellos. –dijo el joven, pensando en el reino que se podía extender a sus pies.
-¡Y la maldición! –dijo furiosa. –Hijo, ese saber está prohibido, por ello los dioses castigaron a la Antigua Valyria. –entonces vio la mirada del joven, apenas era un niño. Vio sus ojos purpúreos, inocentes, infantiles que pensaban en sus sueños. –Además, eres mucho más feliz aquí, junto a mi. –dijo melodiosamente.
Aerys se quedó pensativo una vez se hubieron marchado ambos. Dejó a un lado su pergamino con anotaciones y se dirigió a una esquina de su habitación. El huevo de dragón seguía junto a él, con su misterioso color blanco, fundido con hebras azules y esmeraldas. Descubriría el misterio de los dragones, se dijo, descubriría el misterio de su origen.

por **Brynden Ríos** Jue Mayo 09, 2013 5:11 am

¡Casting aceptado! pásate a hacer la ficha.

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