La llegada de La Sirena (Olyvar Martell)

Cuando Keira Greyjoy divisó la silueta recortada de la costa de Lanza del Sol sintió que había concluído un viaje para comenzar otro. Se dirigió a la borda de popa y sacó una daga de su cinto. Era un buen puñal de acero de castillo obtenido del cadáver de un enemigo vencido. Se hizo un pequeño corte en un dedo hasta que la yema se tiñó de rojo oscuro. Con esa gota manchó un dragón de oro obtenido del saqueo de un mercante penthosi. Una vez echo esto lanzó la daga y la moneda al mar mientras recitaba una corta plegaria. Una ofrenda de hierro, oro y sangre para el Dios Ahogado. Pronto podría hacerle una ofrenda de sangre mayor, pero no estaba de más agradecerle su protección durante el viaje.

El viaje había sido y largo y tenso pero no había tiempo que perder. Volvió a su camarote para adecentarse, quería reunirse con los Martell lo antes posible. Se refrescó y se cambió de ropa. Seguramente debería vestirse con las prendas que Shiera le había confeccionado. Lo cierto es que hacía un calor de mil demonios en aquellas tierras. Sin embargo desechó la idea, por mucho que lo intentase se seguía sintiendo ridícula con aquellos trajes. Se enfundó unos pantalones de cuero y una camisa fina de lino. Se cruzó a Sentencia y a sus queridas dagas. Ordenó que prepararan a ariete y que le colocaran los regalos de Shiera en las alforjas. Al menos en eso si que le haría caso.

Al llegar a puerto ordenó a su segundo que se hiciera cargo del barco. Envió mensaje al resto de sus barcos. Debían atracar en el puerto y esperar órdenes. Mientras tanto quería que elaboraran un informe completo. Estado de los barcos, inventario de provisiones, pérdidas o daños sufridos y el número total de hombres. Quería saber si había enfermos, heridos o si alguno había muerto. Tras ello se reunió con Wynch y sus hombres de confianza y se dirigieron a la parte del puerto donde la aguardaba la flota del Targaryen. Localizó al Almirante al cargo y tomó el control de los barcos. Se pondrían bajo sus órdenes y en su ausencia dejó claro que la palabra de Gerald era la suya. No había tiempo que perder. Quería los mismos informes que había solicitado de la flota del hierro, de los barcos del dragón. Puso a hombres de su confianza al mando de los nuevos barcos para asegurarse su control y ordenó que parte de las tripulaciones de intercambiaran. Unos cuantos continentales entre los hombres del hierro estarían controlados. Y unos cuantos hombres del hierro entre los continentales darían apoyo y cobertura a los nuevos capitanes. Los barcos del Targaryen debían conocer sus tácticas y obedecer sus órdenes con la misma precisión que los suyos propios.

De todas maneras Wynch se encargaría de todo eso mientras ella partía con su escolta hacia la fortaleza de los Martell. Subida en ariete dio la orden y partieron al galope. En pocos minutos se encontró traspasando las puertas de la muralla exterior. Al parecer la esperaban pues le dieron paso franco tras identificarse. Al llegar al interior de la fortaleza, un hombrecillo de tez bronceada se identificó como Ser no se qué y le pidió que la acompañara. Los señores de lanza del sol iban a recibirla. El hombre se detuvo frente a una puerta de madera repujada, llamó y abrió ambas hojas. Keira avanzó con paso firme al interior de la instancia. Un Martell la aguardaba.

Hacía días que esperaba su llegada, en el momento en que se observó en el horizonte la flota un mensajero a caballo irrumpió en el palacio para avisarle. Ordenó que prepararan caballos para los isleños, sabiendo que Keyra no le hubiera gustado un carro.
Se vistió de gala para recibirla y en ese momento se dio cuenta de su error, puede que fuera tratada como una Lady, pero no apreciaría ese tipo de vestimenta, era una guerrera, por lo que la recibiría como tal, unos pantalones negros, una camisa blanca y sobre ella un jubón sin mangas de cuero endurecido, portaba un par de espadas a sus caderas y un puñal a su espalda.
Uno de sus hombres se le acercó y le susurró al oído lo que había pasado en el puerto. Olyvar asintió con las medidas, le hubiera gustado que le consultaran antes, pero para eso ya era tarde
Estaba tranquilamente sentado con una copa en la mano llena de un tinto aguado cuando se abrió la puerta, no se había equivocado en la apreciación, vestía con pantalones en vez de con un vestido. Se levantó y se dirigió a su encuentro. Keyra, es un honor volver a verte, no lo hacíamos desde Antigua. ¿Cómo ha sido el viaje?, espero que las tormentas os hayan respetado. Por lo que me cuentan ya habéis tomado medidas ene l puerto, yo por mi parte ya he dado orden de que os envíen provisiones y hagan la aguada. Pero antes de proseguir, ¿quieres algo?, ¿cerveza?. ¿vino?, ¿tal vez algo de comer?.
Olyvar se dirigió hacia ella mientras hacía una señal discreta a sus hombres para que se fueran retirando discretamente

Olyvar Martell se encontraba en la sala a la que la habían conducido tras su llegada a Lanza del Sol. Keira ya conocía al dorniense aunque muy brevemente, un fugaz encuentro en Antigua que el Martell le recordó. Le pareció un muchacho agradable y atractivo y por lo que parecía lo seguía siendo. Sin embargo en ese momento eso era lo de menos. Lo que quería era a alguien capaz y resuelto que le explicara la situación a la mayor brevedad. Parecía que el hermano menor era el encargado de recibirla. Se preguntó si Maron no lo hacía por estar ocupado o por estar ausente de la capital. Si las noticias con las que partió de Pyke no se habían quedado obsoletas durante el viaje, suponía que la defensa de Bosquepinto ya estaría en marcha. Quizá el príncipe había partido con sus tropas. Solo había una manera de averiguarlo así que la isleña avanzó por la sala hasta encontrarse con su anfitrión contestando a su saludo.

- Olyvar, lo mismo digo. Suponía que volvería a encontrarte. El viaje no ha tenido contratiempos gracias al ahogado y hemos tenido buenos vientos. Todos mis barcos has llegado a puerto así que lo consideraré un buen presagio. - Keira sonrió de medio lado. Por lo que parecía las noticias volaban. Las capitales están llenas de espías, lameculos y ratones que se ganan la vida susurrando a los oídos de los poderosos. Agradecía no volver a Desembarco pero tenía claro que la corte dorniense también tenía sus entresijos. - Así es, ya he puesto orden entre las flotas. En breve estarán listas y preparadas. Es una flota numerosa y bien armada. - era la mayor flota que Keira había comandado en solitario en toda su vida y el orgullo hacía acto de presencia en su corazón al pensar en ello. Sin embargo era demasiado precavida para dejar que la influyera. Olyvar al parecer iba a abastecer les, tanto mejor

-Te lo agradezco. No esperaba menos de vuestra hospitalidad. Nos vendrán bien las provisiones que nos podáis suministrar. También quería pediros unos cuantos mapas actualizados de vuestros territorios y vuestros mares y costas. Quiero asegurarme de que los míos sean completamente exactos. Y si no es abusar de vuestra amabilidad contar con unos cuantos dornienses, marinos experimentados serían de gran ayuda. Necesito a alguien que conozca hasta la última roca del mar de verano. - Ella conocía a la perfección la zona, pero contar con un par de dornienses como consultores no sería mala idea. La kraken agradeció el ofrecimiento. - Algo para beber sería más que bien recibido. Hace un calor del infierno.- Entonces recordó los regalos que portaba. Le pareció un buen momento para entregarlos mientras esperaban la bebida. Prefería hablar de negocios con un vaso en la mano.

- Su magestad Harrald Greyjoy y su reina Shiera os envían todo su cariño a toda vuestra familia y me han encargado que os haga llegar estos pequeños presentes. - Keira le entregó a Olyvar el tratado de caballería y le tendió la pequeña piedra para la hija de Maron. -Este lo envía Shiera para la pequeña princesa. es algo que perteneció a su madre cuando era una niña. Os ruego que se lo hagáis llegar cuando sea más mayor. Shiera me hizo prometer que me encargaría personalmente de que lo tuviera. - Una vez cumplido el protocolo, la Kraken deseaba saber la situación sin más tardanza. -Decidme, ¿están todos vuestros hermanos en Lanza del Sol o han partido hacia Bosquepinto? .

Olyvar asintió Me alegro, es una buena noticia, a veces la costa tiene rocas ocultas y las tormentas siempre son dañinas. Olyvar vio como sonreía, estaba claro que le gustaba estar al mando, una autentica hija del hierro Si, por nuestra parte no habrá problemas, cuando hagamos una acción conjunta, estarán bajo vuestra supervisión Había evitado conscientemente usar la palabra mando Me alegra saber eso, que es una flota poderosa, sin duda la necesitaremos. Por cierto, avísame en el momento en que esté lista para partir

La siguiente petición no le gustó un pelo, puede que ahora fuesen aliados, pero entregar unos mapas detallados de las costas a unos piratas que ya en el pasado alguna vez las atacaron….. aunque había otra posibilidad Mandaré a marineros expertos para que comprueben vuestros mapas y por supuesto que puedes contar con esos lobos de mar.

Bueno parece que ya estaban pasando a una fase mucho más tranquila Yo ya estoy acostumbrado, aunque lo noto, así que imagino lo que tiene que ser para un norteño. ¿Qué prefieres cerveza, vino o tal vez una limonada bien fresquita?, yo tomaré de esto último, viene bien para combatir el calor.

Olyvar recibió emocionado los regalos, estaba claro la influencia de Shiera en la corte Os lo agradezco de pleno corazón, en mi nombre y en el de mis hermanos, aquí están vuestros regalos, para vuestro padre, este astrolabio y para vuestra reina este paño de seda de Yi Ti, seda negra como sus nuevos colores y para ti, este catalejo con una buena óptica de Myr, espero que te resulte útil.

Una vez entregados los regalos por las dos partes la situación se hizo más amena, sobre todo cuando trajeron las copas ¿tenéis algún plan pensado?, por cierto se me olvidaba, he mandado que os preparen unas habitaciones y te he puesto una doncella personal para que atienda todas tus necesidades, se llama Ariel, espero que te guste.

Keira no entendió la contestación del dorniense. Palabras confusas sobre sus barcos. A los continentales les gustaba jugar con las palabras. Los isleños preferían jugar con hachas. Era más directo y más valiente en opinión de Keira. Pero ella ya estaba acostumbrada a las frases sibilinas y con dobles sentidos. Su estancia en Desembarco había sido muy instructiva y Shiera una gran maestra. -"¿Supervisión?, ¿pero qué mierda es esa?"- pensó la kraken sin trasmitir a su rostro expresión alguna. venía a salvarles el culo y empezaban con gilipolleces. El Targaryen le había entregado la flota a elle y ella era el comandante al mando. Y defendería su control a hierro. Como odiaba aquellos juegos de palacio. -"Padre, ¿por qué me has mandado al culo de poniente en lugar de permitirme luchar con mis hermanos en las escudo?" - Allí al menos sabes quien es tu enemigo y cómo combatirlo. Espada contra espada, hierro contra hierro. Puso cara de inocente como si no comprendiera. Al fin y al cabo era una bruta del hierro. - Pues claro, ¿qué problemas habríais de tener? Sólo un necio no se alegraría de que un amigo acuda con su flota a socorrerle. Mis barcos están a vuestro servicio por deseo de mi padre, el rey del Hierro. Espero ser útil frente al enemigo que os ataca. - A ver si el dorniense se enteraba de quien era el adversario y quién el aliado. Habían acudido allí de buena fe pero empezaba a dudar de que en verdad fueran bien recibidos.

- Os lo agradezco. - contestó sonriendo con dulzura. Había accedido a mandarle hombres pero no sabía por qué demonios parecía reacio a darle sus propios mapas. no importaba, era sólo una simple precaución, disponía de todo cuanto necesitaba en sus propias cartas de navegación. Pero si algo le estaba quedando claro es que no debía bajar la guardia. - Tomaré limonada también, gracias. - dijo por cortesía. Mejor relajarse y pasar a temas menos espinosos. - Haré llegar vuestros presentes a mi regreso. Y os agradezco el catalejo, es un instrumento muy útil sin duda.

Seguía sin saber la situación exacta de la guerra y dónde estaban Maron y Mors. Cuanto antes supiera el estado de la invasión antes podrían ponerse manos a la obra. Estaba cansada del viaje y de la charla pero volvió a insistir. - Quizá deberíais informarme de cómo están las cosas por Bosquepinto y dónde se encuentran vuestros hermanos. ¿con qué fuerzas cuenta el invasor? - Escuchó el ofrecimiento de unas habitaciones en la fortaleza pero la idea no le agradaba en absoluto. No era mujer para andar entre damas y doncellas. Prefería estar centrada en su tarea. - Os lo agradezco pero no hará falta. En mi camarote tengo todo lo que necesito y prefiero supervisar a mis hombres en todo momento. No hay tiempo que perder si queremos que todo esté dispuesto para la batalla.

Olyvar soltó un sonoro suspiro mientras torcía el gesto, se la notaba molesta. Maldito Maron, le podía haber dicho algo más aparte de que venían a ayudar. Decidió transigir un poco. Mis hermanos Maron y Mors, han partido a Bosquepinto para solucionar el problema, y poco más me dijeron salvo que vendríais a ayudarnos, supongo que en la posterior guerra, ya que la habrá. Sois mejor marinera que yo, por lo que estaréis al mando de las naves dornienses en caso de necesidad. Juntos podremos discutir que vamos a hacer con todos los barcos, y por supuesto que estamos agradecidos por la ayuda. Dorne no olvida ni a sus amigos ni a sus enemigos. Sobre la situación de Bosquepinto estoy esperando la comunicación por parte de mis hermanos, parecía que era una fuerza bastante importante, pero poco más sé.

Keira había declinado la invitación, no se lo podía reprochar al fin y al cabo era una isleña, que preferían el mecer de sus barcos a una buena cama en tierra firme. Como quieras, os mantendré informada de cualquier novedad mediante mensajero, aunque si estás en palacio te enterarías antes.

Al fin la reunión ganaba en fluidez. Keira agradeció que comenzaran a entenderse. Escuchó al dorniense. La información sobre el enemigo y el estado de la guerra era cuanto menos escasa, pero qué se le iba a hacer. Las cosas no son siempre como a uno le gustarían que fueran. Habría que trabajar con lo que tenían. La kraken se aproximó al Martell para hablar cara a cara y con franqueza. - Olyvar, mi palabra es hierro al igual que la de mi padre. Hemos venido a defender Dorne y sangraremos por vosotros. No sabemos a cuantos nos enfrentamos y desconocemos sus tácticas de combate, pero dicen que un hombre del Hierro vale por diez continentales. Pronto descubriremos si valemos como diez volantis.

La kraken tomó asiento, estaba cansada del viaje y de aquella temperatura inclemente que perlaba sus sienes. - Necesitamos tener noticias de tus hermanos para planear la mejor estrategia. Debemos saber dónde dirigir la flota y qué necesitan de nosotros. Si no se comunican contigo quizá deberíais mandar un mensajero que nos ponga al corriente. En cuanto sepamos la situación de Maron, partiremos. La flota estará lista inmediatamente. Keira asintió en respuesta al dorniense. Sabía que quizá se enteraría unos minutos antes si permanecía en palacio pero era mejor que permaneciera junto a la flota para supervisar los preparativos. Además debía de reconocer que se sentía más a gusto en un medio conocido y familiar como lo era su propio barco que entre los pasillos de aquel palacio extraño. - Bien, agradezco tu comprensión. Pero seré de mayor utilidad allí. Si ocurre cualquier cosa acudiré inmediatamente a palacio. Avísame de cualquier incidencia de día o de noche. el tiempo apremia. - Al disponer de tan poca información, poco más se podía establecer con respecto a la estrategia por el momento. Sólo restaba prepararse y esperar.

- Una cosa más. Si queréis que coordine vuestra flota, sería buena idea que me pusierais al corriente del estado de vuestros efectivos. Si queremos que actúen con la unidad y coordinación de una única fuerza, es importante. Numero de hombres, barcos y estado de los mismos. Si queréis puedo echarles un ojo para asegurarme que estén a punto para el combate y ver si puedo aportar alguna mejora. Lo dejo en vuestras manos. - Seguro que dadas las aptitudes de Mors como marino, sería una flota preparada y eficaz. Pero nunca estaba de más un segundo par de ojos. De todos modos no iba a inmiscuirse si no lo deseaban. No quería despertar más suspicacias cuando su única motivación era ayudarles. - Bien, ¿hay algo más que deba saber o algún otro tema que tratar por el momento?.

Bueno aquello aclaraba algunas cosas, venían con ganas de guerra y de ayudar eso era bueno. Te lo agradezco de todo corazón y estoy seguro que tus hombres valen en el mar por diez de esos que nos atacan y sobre sus tácticas, creo que descubrirán que nosotros también tenemos. No era un discurso muy brillante y podía resultar un tanto….confuso.

Mis hermanos han partido, la flota que queda es para defender Lanza, ya que no podemos estar seguros de que sea el único ejército, ya que para ser una invasión tendría muy pocos hombres, lo que me dijo fue poco más o menos que esperaríamos a tener más datos y después…lo tenemos que hacer pagar y esos volantis… les haremos sufrir podríamos interrumpirles el comercio y puede que algo más….Estaba dejando caer una perita en dulce Y es bueno eso de que esté disponible, nuestra flota también lo estará. Y será mejor que revises mejor tú la flota, creo que te harás una idea mucho más eficaz.

Bueno parecía que la pirata no se iba a alojar en palacio, en el fondo lo sospechaba, pero Olyvar había tenido que hacer el ofrecimiento. Os mandaré mensajeros regularmente por si necesitáis algo.

Keira estaba satisfecha, al final habían tratado los temas más prioritarios de manera directa y clara. Al parecer en cuanto aclararon las intenciones de ambos, Olyvar dejó los subterfugios y las medias tintas. Eso satisfizo a la kraken que ya se temía continuar con ese tipo de juegos durante toda su estancia. - Está bien Olyvar, creo que todo está claro por el momento. Estaré en el puerto supervisando los barcos y poniéndolos a punto. Da las ordenes pertinentes para que tus capitanes sigan mis indicaciones. No quiero discutir con cada dorniense testarudo por que cambie un nudo de su vela. - Keira se levantó y volvió a calarse su sombrero dando la reunión por concluida.

- Estaré en La Princesa del Mar, avisadme de cualquier novedad inmediatamente. Es importante que respondamos rápido en caso de incidencias. - la Kraken comenzó a avanzar hacia la puerta de salida de la lujosa sala - Por cierto si algo me sucediera, no lo quiera el Ahogado, Lord Gerald Wynch es mi segundo al mando. El tomará el control de la flota y hablará en nombre de mi padre. Es un marino extraordinario, escuchad sus directrices y confiad en él como si fuera yo misma. - la guerra era una puta traidora y si moría durante la batalla no quería que la flota de su padre se dispersara o quedase sin comandante. Hay que ser precavido hasta con la muerte de uno mismo. Por otra parte tampoco quería que quedaran dudas al respecto de los barcos del Targaryen. Seguirían a Skuller, se había asegurado de ello.

- Muchas gracias Olyvar por vuestra hospitalidad - Sin más hizo una reverencia y salio por la puerta rumbo al puerto. Montó en Ariete y salió a galope tendido. Había mucho por hacer, la guerra la aguardaba.