Yo también soy princesa (Maron, Mors y Olyvar Martell)

"Tengo que buscar otra urna". Arena no estaba acostumbrada a compartir su casa con ninguna compañera, ya que tenía una urna más pequeña en la que guardaba el resto de sus serpientes. Pero Dragón no era una serpiente convencional, por lo que tendrían que hacerse a la convivencia por el momento.

En ese instante llamaron a la puerta. Ya sabía quienes eran. Con una amplia sonrisa, se acicaló y dijo ¡Pasad!. Sus tres hermanos entraron en la alcoba. Vaya, venís juntitos, que bien. Se acercó a cada uno de ellos y los besó en la mejilla. Sentaos, os he servido un poco de vino. Olyvar, tu vaso es ese, que es el que tiene el vino aguado, como a ti te gusta.

Mientras sus hermanos tomaban asiento, fue a buscar el objetivo de la reunión, que se encontraba custodiado bajo su almohada. Se dirigió hacia la mesa, pero se quedó de pie. No era mujer de estar sentada, necesitaba moverse, sobre todo si tenía cosas importantes que decir. Si os he mandado llamar es por esto. Depositó la [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] en la mesa y dejó tiempo para que sus hermanos pudieran leerla. Llegó ayer y me he pasado la noche leyéndola una y otra vez. La verdad es que no sé que responder... Hizo una mueca ... si es que contesto algo. En la situación en la que estamos, un cuervo que va y viene de Lanza del Sol a Bastión de Tormentas corre grave riesgo de ser interceptado, y por poco que diga en él, esto podría traernos problemas.

Hermanos, he de reconocer que no termino de enterarme bien de qué está pasando, y eso me avergüenza. Soy tan princesa como vosotros, debería estar más involucrada, y si esta guerra finalmente se llevara a cabo... Respiró hondo. Bien sabían los dioses que le costaba la vida pronunciar ciertas palabras, aceptar ciertas premisas. "...Tus tres hermanos podrán morir..." Tengo unas responsabilidades que debo acatar. Sé que estáis hasta arriba con reuniones, pero os suplico que me hagáis partícipe de estas, que contéis conmigo, que me mandéis llamar como si fuera un general más. No soy una niña, y quizá pueda serviros de ayuda y disminuir el peso que lleváis sobre vuestros hombros. Se os nota alicaídos, a los tres, y así no se puede afrontar una situación como esta. La responsabilidad también es mía...

Sentía que se estaba desviando del tema, por lo que recogió la carta, la miró y empezó a darle vueltas entre las manos. Ni siquiera estoy segura de saber quién nos ha atacado realmente... ¿cómo contestar? Además, por muy amiga tuya que Valerie sea, Maron, ¿qué debemos hacer ante esta situación? Se supone que están en el bando opuesto al nuestro, no puedo ofrecer detalles de lo que hacemos y lo que dejamos de hacer... Dice que nos ven como un reino hermano. En cambio, nuestro... cuñado puso los ojos en blanco al mencionar esa última palabra les desea arder en los infiernos. Esta situación me tiene realmente confusa. Se dejó caer en uno de los sillones y miró a sus hermanos con pesadumbre, uno a uno. Soy una Martell, no una muñeca de trapo. No puedo permitirme no saber ni siquiera como responder un cuervo correctamente. "...Tus tres hermanos podrán morir... ¿y yo no?". Yo también quiero formar parte de esta guerra, ser útil, como vosotros. No necesito ningún cargo. Si es necesario, me haré pasar por varón: Me cortaré el pelo y me compraré una armadura. La imagen pareció hacer mucha gracia a sus hermanos. No es justo que nuestros destinos sean diferentes. Soy una Martell. Ya es hora de que actúe como tal.

Olyvar vestía con sencillez, más de la acostumbrada, una sencilla camisa de manga corta y unos pantalones negros, en las muñecas lucía un par de muñequeras de cuero en las que estaban grabados, en su izquierda el sol y la lanza de Dorne, mientras que en su derecha una sinuosa serpiente, esperaba que ella lo apreciara.
Se había demorado un poco más peinándose, volvía a tener el pelo largo, que le llegaba ya a los hombros y se lo había recogido en tres coletas, una sobre la cabeza, otra en la coronilla y otra más baja, no había sido idea suya, pero cuando se la propuso le gustó y la adoptó.

Los encontró cerca de la puerta de su hermana, él iba cargado con un pequeño regalo para aplacar a su hermana, confiaba en que eso la aplacara un poco, en los últimos días la había disgustado y no le gustaba, quería que Sarella, su querida hermana, a la que más apreciaba en esta tierra.
Bueno, será mejor que entremos, no creo que sea bueno que además esté enfadada con nuestro retraso…..
Olyvar llamó a la puerta y pasó Hola Sare, te traigo un regalito, espero que te guste, me ha costado encontrarla. Olyvar sacó una pequeña serpiente de color arena, con pequeñas pintas rojizas y se la tendió a su hermana. Bueno, veo que te has preocupado de que todo sea perfecto, gracias hermana

Olyvar tomó asiento y bebió un sorbo de vino, estaba claro que su hermana sabía cómo le gustaba. En ese momento su hermana empezó a hablar y poco a poco fue frunciendo el ceño. No sabía de qué estaba hablando exactamente. ¿cuervo?. Leyó con atención las palabras. ¿cómo coño ha podido enterarse? Si nadie le había avisado, y no pensaba que nadie fuera capaz de eso, solo cabía un espía o que fueran ellos los responsables y trataran de encubrise.

Olyvar volvió a tomar la copa y apenas se mojó los labios antes de volver a sonreir, le había hecho gracia, esa era la hermana que recordaba. Claro que si Sare, necesitaremos tu ayuda, eres una Martell y la tercera en la línea, por delante de mí. Debes de estar en las reuniones, tu punto de vista puede ser fundamental en la defensa de nuestra tierra

Olyvar vio su punto de vista, tenía toda la razón No debemos contestar nada, ese ataque.. hasta que no sepamos algo más no quiero más complicaciones y si vamos a la guerra cualquier cosa que se sepa puede perjudicarnos.

Las siguientes palabra de Sare le indignaron se levantó y golpeó la mesa con su mano. ¿Te has vuelto loca Sarella Martell?, cortarte el pelo para vestirte como un hombre, no somos pusilánimes norteños, por nuestras venas corre la sangre de Nymeria, si te pones al mando de tropa nadie dirá nada, además con el pelo largo está más guapa Olyvar le sonrió y le guiñó un ojo, el momentáneo enfado se le había pasado al golpear la mesa.

Spoiler:

Reuniones, reuniones, entre preparar al ejército, trazar planes con sus capitanes y demás no tenía demasiado tiempo. Hacía un buen día, corría una leve brisa que suavizaba el sofocante calor de Lanza de Sol, algo que le agradaba al mediano de los Martell. Vestía con una camisa de lino color tierra y unos pantalones negros, parecía que llevaba unos días sin prestar demasiada atención a su aspecto, una barba castaña incipiente decoraba su cara, lo cual era raro pues solía gustar de estar afeitado.

- ¿Por qué no la casamos de una vez? Creo que lo que necesita es un santo varón que la soporte y le de lo suyo - dijo entre carcajadas antes de que su hermana abriese las puertas - eso, el vino aguado para mi hermanito, que tiene gustos de señorita

Volvió a carcajear, si bien en su interior tenía una decena de preocupaciones, no podía rechazar una invitación abierta a hacer mofa de sus hermanos. Tomó asiento y dio un buen trago a la copa de vino, colocando las botas sobre la mesa.

- Y bien...

Su mueca se tornó un gesto de preocupación y después de claro descontento al observar el mensaje del cuervo que su hermana le enseñó.

- ¿Cómo saben los putos venados que estamos bajo ataque? - la mirada hacia su hermana fue fulminante - dime que no te has ido de la lengua, Sarella, dime que no has mandado un cuervo a nuestros ENEMIGOS pidiendo auxilio - llevó su mano a la frente, ¿en qué momento se le había ocurrido contarle a Sarella que Dorne se enfrentaba a una amenaza? - ¿quieres jugar a la guerra hermanita? Mañana ven a una de mis galeras, desembarcarás con mis tropas con toda su equipación y si no te ahogas, te habrás ganado un puesto en las galeras, remando como todos los demás

Había luchado, sangrado y burlado al Desconocido en muchas ocasiones por Dorne, ¿creía su hermana que por ser una Martell iba a poder jugar a la guerra?

- Lady Fowler lleva toda su vida luchando y se ha ganado su rango, ha sangrado y matado por Dorne, ¿crees que tú podrías equipararte con ella? Te tomaré en serio cuando vea como degollas a uno de esos hijos de puta con tus propias manos, o como le metes una flecha entre los ojos a un Tyrell - ya había tenido suficientes tonterías por un tiempo, esa era la última - hablaré con Lady Fowler, si quieres de verdad aprender a defender tu patria con las armas, no hay en Dorne una mujer más apta que ella

Lo de entrar en armas era una broma. Veo que tu sentido del humor se ha ahogado en uno de tus múltiples viajes, Mors. No le gustaba nada la forma en que su hermano le hablaba. Si no te importa, guarda ese talante para tus criados, tus remeros y tus putas. A mí me tratas con respeto: soy tu hermana y tu heredera.

No quiero jugar a la guerra, pero me gustaría saber en qué momento se repartieron los papeles con las responsabilidades y se decidió que los criados supieran más que la princesa en todo lo que estaba pasando. Estamos en guerra y soy el último mono en mi propia casa. Lo único que os pido, que ni siquiera os lo debería de pedir, es que igual que os llamáis entre vosotros para reuniros, me llaméis también a mí, o me veré obligada a irrumpir por la fuerza. Soy PRINCESA, soy MARTELL, pero parece que mis hermanos no se han dado cuenta. Así que si vais a alegar alguna razón por la cual no pueda estar presente en las diversas reuniones en las que se decide el futuro de MIS tierras, espero que esta no esté relacionada con lo que tengo entre las piernas.

Soy igual de Martell que vosotros, y supero a Olyvar en edad y a ti en tiempo que paso en nuestro palacio. Y no te preocupes, no necesito que me montes en ninguna de tus galeras. Sé perfectamente dónde está mi casa, a diferencia de otros y a diferencia de lo que vosotros queréis evitar.

"Es tu hermana Mors, si le estampas la cabeza contra la mesa se acabaron las reuniones felices de familia" se dijo a sí mismo. Había llegado a una clara determinación, ya sabría que hacer cuando la guerra acabase, abandonar Dorne por una buena temporada.

- Lo primero, sólo tengo dos criados, y comen conmigo cuando estoy en mi casa. No necesito un palacio para fingir grandeza o creerme por encima de los demás por derecho de nacimiento - dijo serenándose - lo segundo, dudo mucho que haya un remero que tenga queja de mi comportamiento, pues un buen general debe saber tratar a sus hermanos de armas. En cuanto a las meretrices, hermanita, podrías sorprenderte de lo dulce y cariñoso que puede llegar a ser tu hermano con las chicas que saben tratarle.

Se levantó de la silla y estiró las piernas, dio unos cuantos pasos buscando una cesta de fruta para echarse una manzana a la boca, llevaba unos días sin probar bocado, bastantes problemas tenía en la cabeza como para tener que soportar más cargas.

- Si crees que por el hecho de ser Martell vas a ser respetada, te equivocas mucho Sarella, haz algo por los dornienses, preocúpate por tu pueblo y no por quién pasa más tiempo en palacio - dijo suspirando - nos hace falta un consejero de rumores y espionaje, muestra a Maron que eres capaz de aportar algo y serás acogida en Dorne.

Dio un par de bocados a una manzana y volvió a su sitio.

- En cuanto a los derechos de sucesión y toda esa mierda, tras la guerra te aseguro que no me verás el pelo en meses, así que, considérate la heredera tras la hija de Maron, puesto que, como siempre he dicho, soy muchas cosas, pero no el señor de Dorne

En ese caso, está visto que tratas mejor a tu servicio que a tu propia familia. Me alegro por ellos. Se había propuesto no perder la calma en ningún momento. Había creado esa reunión con la mejor de sus intenciones, pero se veía que su hermano estaba un poco irascible últimamente. No iba a permitir que la tacharan de desquiciada otra vez. No esta vez.

"No voy a gritarle", se dijo. En vez de gritar, dejó escapar una risa sarcástica. Definitivamente, me has confundido con uno de tus hermanos de armas, a los que se ve que aprecias mucho más que a los de verdad. ¿Que me gane el respeto de Dorne? Yo ya tengo el respeto de Dorne, mientras tú eres cada vez más un extraño aquí. Y ahora vienes imponiendo tus leyes y tu superioridad a todos los que vivimos en esta casa. ¿Consejero de rumores? ¿Pero con quién te crees que estás hablando, Mors? Mientras tú te paseabas de puerto en puerto y eras dulce y cariñoso con todo Poniente, yo estaba aquí ejerciendo las funciones que tú habías dejado inconclusas, y de repente he quedado reducida a un 0 a la izquierda. ¿Y te sorprende que quiera saber el por qué? No te reconozco Mors. De verdad que no te reconozco. No eres el Mors que dejó Lanza del Sol la última vez. Creí recordar que nos llevábamos bien y que no me considerabas ni una extraña ni muchísimo menos una estúpida.

Se dirigió hacia Olyvar y le dio un beso en la mejilla. Muchas gracias por el obsequio, hermano. Parece un poco débil, pero veré que puedo hacer por ella. Las palabras del mediano habían desviado su atención del pequeño, pero no se había olvidado de él. Volvió a dirigirse por última vez a Mors: Y para no creerte el señor de Dorne, créeme, lo disimulas muy bien. Ahora, si no te importa, comportémonos como los adultos que queremos demostrar a todos que somos y dejemos hablar a nuestros hermanos.

Su hermana volvía a requerirles. Últimamente no estaba nunca tranquila, pero en aquellos tiempos, era imposible estarlo. Los había hecho llamar, seguramente para volver a "reñirles".

Olyvar había sido astuto. A Sarella le encantaban los regalos.

Entró y todo se desarrolló muy deprisa. Se limitó a escuchar y antes de darse cuenta estaban Mors y ella tirándose los trastos a la cabeza.

SHHHHHHHH. ¡Silencio! ¿Pero que pasa aquí?

Alzó las manos para calmar el ambiente.

Sarella como bien ha dicho Olyvar, aquí tienes los mismos derechos que un varón, no tienes porque hacer las gilipolleces que hacen en Poniente. Pero Mors también tiene razón. Si quieres más responsabilidades. Tendrás que demostrarme que vales para ello. No por ser una Martell vas a disfrutar de unos privilegios que no merezcas, y no me malinterpretes, no digo que no los merezcas. Simplemente quiero que me lo demuestres. Lee entre líneas lo que te ha dicho Mors, eres buena con los venenos. Tienes don de gentes y eres astuta. No tengo consejero de los rumores como lo llaman en la corte de Desembarco. Y me sería de gran utilidad, además hay un hombre que podría ayudarte en tu tarea. Prueba y si te lo ganas. Tendrás un hueco de peso en nuestras reuniones. Puedes acudir a ellas, tu sangre te da derecho.

He sido yo quién las ha convocado, así que si te tienes que enfadar con alguién que sea conmigo. No consideré el llamarte, por no preocuparte demás. No sabía que te podías sentir infravalorada. Acude a todas las que quieras, ven conmigo al mando de las tropas si quieres. Pero para tener un puesto como tienen Olyvar y Mors, lo único que tienes que hacer es ganártelo. Por suerte o por desgracia para unos u otros, el señor de Dorne soy yo. Con todo lo que ello conlleva.

Se colocó detrás de Maron y rodeó sus hombros con sus brazos para darle un beso en la mejilla. Gracias hermano. Al menos tú sabes decir las cosas con palabras bonitas. Lanzó una mirada fulminante a Mors.

En ningún momento hice esta reunión con la intención de enfadarme con nadie, ¿por qué siempre pensáis así de mí? Hizo un puchero. Si sois lo más importante que tengo...

Hermano, agradezco que no quisieras preocuparme, pero precisamente ahí es a donde quiero llegar: no soy una niña y estamos en guerra, ¿por qué sobreprotegerme de esa manera? Por supuesto que me preocupo, pero igual que os podéis preocupar vosotros, ni más ni menos. Eso es lo que quiero decir. No pretendo que me regaléis cargos, sería más un estorbo que una ayuda, lo que quiero es que se me tenga en cuenta y se me informe como miembro de esta familia que soy.

Con lo referente a los venenos... bueno, llevaba tiempo pensando la utilidad que iba a darles. Y en cuanto a lo de Consejero de Rumores... Siento si te he malinterpretado, Mors, pero siempre he considerado ese cargo como "el cotilla de la corte", y me parece poco menos que una tontería de Poniente... pensé que me estabas dando el cargo como quien le da a un perro las sobras, pero si realmente todos lo consideráis tan importante... veré qué puedo hacer... Siempre había considerado Consejero de Rumores un cargo poco honroso que desempeñaban personas con demasiadas ínfulas y poca inteligencia. No sabía si realmente sus hermanos lo consideraban tan útil o simplemente querían encasquetarle un cargo para que se quedara callada... Supuso que solo le quedaba una forma para terminar de convencerse. ¿Qué opinas tú, Olyvar?

Mientras tú te paseabas de puerto en puerto y eras dulce y cariñoso con todo Poniente, yo estaba aquí ejerciendo las funciones que tú habías dejado inconclusas, y de repente he quedado reducida a un 0 a la izquierda.

Aquello era demasiado, ¿tenía que soportar que su hermana menospreciase la tarea que había llevado a cabo para Dorne? ¿Pero quién se creía?

- Si crees que encargarse de la defensa marina de los dornienses consta de "pasearse de puerto en puerto" es que te has convertido en una necia, hermana - dijo con un tono seco, tajante - alguien que, además, a pesar de vanagloriarse de vivir en palacio, no sabe el verdadero poder de la información y el peso del "Consejero de Rumores" en un reino

Se levantó y dirigió su mirada hacia Maron y Olyvar, aquella reunión era una absurda pérdida de tiempo, aunque, claro, ellos no tenían que soportar que Sarella insultase su tarea para con el reino.

- Hermanos, no se vosotros, pero no tengo tiempo para juegos - se dirigió entonces hacia Maron - si la crees capacitada para ser Consejera de los Rumores, te apoyaré. Con un poco de suerte, Sarella se de cuenta de la oportunidad que se está brindando y, de paso, estudie la ley dorniense y como castiga actos como notificar eventos de guerra al enemigo, tal y como ha hecho ella con Valerie Baratheon, en tiempos bélicos - tras esto caminó hacia la puerta, hundiendo su mano en el cabello castaño que, sin lugar a dudas dejaba que desear en cuanto a limpieza. Debería darse una ducha, además de relajarse.

Su tono era una mezcla entre enfado contenido y la más profunda de las decepciones, había luchado para que piratas y atacantes no atacaran a dornienses como su hermana, la cual lo agradecía de aquella manera, quizá irse al frente no fuese tan mala solución.

- Con un poco de suerte me matan en Bosquepinto y no tengo que escuchar más gilipolleces, sobre mi tarea para con Dorne. Hasta la próxima, hermanos. - tras ésto abrió la puerta y salió hacia el exterior, había quedado con los hermanos Gargalen y el heredero de los Dalt, tres hombres esenciales en su plan de atacar al enemigo.

 
Olyvar medio sonrió ante las palabras de Mors Hermanito, no hace falta estar casado para eso,lo sabes, ¿no? Él también se sumó a la broma, era la mejor manera de entrar los cuatro más o menos alegre. En eso su hermana abrió la puerta y le ofreció el vino.
Vaya, vaya su hermano se la estaba devolviendo aunque el comentario sobraba decidió pasarlo por alto y continuar con pullas [color=yellow]Sare, échale a nuestro hermano un poco de sal en el suyo, parece que lo prefiere así, a lo que está acostumbrado.
Bebió un poco de vino mientras contemplaba la habitación, era espaciosa y tenía algunos terrarios para la mascotas de su hermana, recordaba los tiempos en que iba a cazar lagartijas para ofrecérselas a su hermana, sin embargo su atención pronto se desvió al altercado que estaba teniendo Sarella y Mors, decidió posicionarse con su hermana, al fin y al cabo era con quién mejor se llevaba, a la que más quería de sus hermanos, la que siempre le había cuidado. Y sumado a esto, Sarella tenía razón. Vamos hermanito, cuando quieras te enseñaré a pelear, a buscar agua en el desierto, o moverte por las montañas, para que seas un verdadero guerrero, algo más que un simple chofer de mar… Cada uno tiene su función, Maron gobernar, tu dominio es el mar y con eso salvaguardas Dorne, yo me encargo de la Tierra y Sarella…Sare se encarga de velar que haya un Martell en Lanza siempre. ¿Cuánto tiempo la hemos dejado sola sabiendo que nos cubriría las espaldas, Maron en Desembarco tras ser herido, Mors, tú en barco en el mar, yo en las marcas luchando contra los restos del Rey Buitre y coordinando, mandando nuestras órdenes y cuervos, creo que ya ha demostrado sobradamente su valía.
Olyvar se movió para colocarse detrás de Sarella, en un intento de demostrar que la apoyaba, le colocó una mano en la espalda, la notaba caliente a través de la delgada tela. dentro de poco partirán Maron y Mors a la guerra y los dos nos quedaremos aquí, defendiendo Lanza y creo que serás una magnífica encargada de los rumores, no se trata solo de enterarse de los cotilleos, sino también de interpretarlos, o saber provocarlos si llegara el caso, hay que ser una persona inteligente, y en eso hermanita eres buena. Tendremos que trabajar los dos juntos, yo a veces soy demasiado directo y si tú das una imagen más pública será mejor. Los dornienses apreciaran que sea la mayor la que gobierne mientras estáis fuera y los de fuera se confiaran y te infravaloraran por ser mujer, saldremos ganando. Para reforzar esa impresión tal vez sería una buena idea trasladar parte de las operaciones a las inmediaciones de tu cuarto, montar una mesa de operaciones.

En ese momento Mors decidió dar la espantada, después trataría de alcanzarlo y razonar con él. Mientras tanto se terminó su copa y decidió volver a llenársela. Bueno parece que tendré que hablar con él después, tenemos que estar unidos, es por Dorne entonces se volvió hacía su hermana Bueno hermana, si quieres responsabilidades las tendrás, pero como todo tiene su contrapartida, me tendrás que soportar mucha horas todos los días…

Puede que hasta mandara poner un camastro para echar un zorrillo de vez en cuando y bueno, también podía utilizarse para otra cosas….