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Lealtad de los Vasallos (Faolain Fowler)
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Lealtad de los Vasallos (Faolain Fowler)
Había visto en el Consejo a Faolain abandonar la sala, supuso lo que pasaba y no podía dejar aquello así. Tenía que hablar con ella. Últimamente los vasallos y sus relaciones con ellos estaban muy tensas. Tenía que intentar limar asperezas y quería escucharlos, saber que pensaban e intentar explicarles porqué tomaba aquellas decisiones.
Dorne era un barco, sus remeros pensaban que estaba a la deriva, pero tenían un capitán que cambiaba de rumbo porque quería llegar al mejor puerto.
Acababa de anochecer y había hecho llamar a la Fowler, en la mesa había algunos alimentos escuetos y vino en cantidades considerables. La temperatura era agradable y Maron se encontraba de relativo buen humor. Esperaba mucho de aquella reunión, apenas conocía a su invitada, pero ya iba siendo hora de cambiar esa situación. Esperaba que cuando esa reunión acabase los Fowler estuvieran satisfechos.
Se sentó en la mesa mirando hacia la puerta, cuando un guardia la abrió anunciando la llegada de su invitada, que entró tras él.
Bienvenida Faolain, estás en tu casa.
Dorne era un barco, sus remeros pensaban que estaba a la deriva, pero tenían un capitán que cambiaba de rumbo porque quería llegar al mejor puerto.
Acababa de anochecer y había hecho llamar a la Fowler, en la mesa había algunos alimentos escuetos y vino en cantidades considerables. La temperatura era agradable y Maron se encontraba de relativo buen humor. Esperaba mucho de aquella reunión, apenas conocía a su invitada, pero ya iba siendo hora de cambiar esa situación. Esperaba que cuando esa reunión acabase los Fowler estuvieran satisfechos.
Se sentó en la mesa mirando hacia la puerta, cuando un guardia la abrió anunciando la llegada de su invitada, que entró tras él.
Bienvenida Faolain, estás en tu casa.
Maron Martell- Nobleza
Re: Lealtad de los Vasallos (Faolain Fowler)
El buen humor que me proporciona el entrenamiento, esa sensación de liberación, se entumeció cuando me avisaron de que el Príncipe Maron quería verme...Eso me pasaba por no saber controlar mejor mi furia, si no hubiese salido precipitadamente de la reunión no habría recibido esa invitación, y eso dejaría patente que habría conseguido no alterarme por primera vez en muchos tiempo. Aunque, por suerte, la fría máscara que era la expresión de mi rostro, imperturbable y dura, me servía para esconder mis emociones. Muchos pensaban que no tenía emociones, que era implacable e incluso, despiadada, y en la misma medida, otros mucho pensaban todo lo contrario, o casi, pues todos coincidían en que era dura de corazón e implacable con mis enemigos. Los míos, sabían perfectamente como era, y que para ellos siempre sería una persona en la que confiar, justa según mis principios y criterios y equitativa. Pero Lanza del sol no era Dominio del Cielo, y era más probable que se me conociera por mi paranoia a la hora de no fiarme de nadie, y por mis actitudes en combate y de mando.
Volví a la habitación que me habían asignado con las Muerdesangre colgadas en un hombro y Furia Impía en la otra mano. Si uno no entrena todos los días, acaba perdiendo práctica y lleva mucho tiempo volver a ponerse al día. Tras dejar las armas, empecé a desvestirme, como había doblado el tiempo de entrenamiento había sudado a mares y tenía toda la ropa sucia, debido a la arena que se había pegado a la tela y a la piel húmeda. Hacía mucho que había dejado de olerme a mi misma, por lo que no podría dar datos sobre ello. No me parecía que esa fuera la forma correcta de presentarse frente a un príncipe, por muy poco que respetase los protocolos o los conociera, sabía comportarme con un mínimo de decoro. Me bañé a conciencia y con rapidez, pues no podía hacer tampoco esperar, y cogí lo más adecuado de lo que disponía en aquel momento, y no precisamente un vestido, que estaban todos en Dominio del Cielo...cogiendo polvo. Igualmente, sería estúpido por mi parte intentar aparentar lo que no era, a fin de cuentas, aunque la mona se vista de seda...o al menos eso es lo que yo pensaba. Me puse unos pantalones oscuros, camisa blanca y un corpiño azul oscuro con algún detalle bordado en hilo plateado, y el blasón de los Fowler en un lado. Por lo demás llevaba mis adornos de siempre, una par de pulseras de oro en una muñeca, las dos finas cadenas de oro, una con una uña de halcón, y otra con un anillo con mi sello personal. Por último me solté el pelo y me peine.
Cuando entré en la estancia, esperando una buena reprimenda y una cara de enfado a la que no temía enfrentarme, me quedé totalemnte desconcertada. "¿En mi casa? ¿cómo?", dicho sentimiento no se reflejo en mi pétrea expresión, limitandola a enarcar ligeramente las cejas. Eché un breve vistazo a mi alrededor. Todo aquel cuadro no encajaba en lo que yo entendía como reprimenda, osea, gritos, palabras duras, quizá castigo físico y apechugar con lo hecho, además de cuidarse la próxima vez. "¿Vino?". No entendí nada. No recordaba que nunca me hubieran recibido así tras un arrebato de ira y desde luego, como en casa no era, esas cosas no pasaban. Avancé hasta colocarme al otro lado de la mesa y le miré atentamente. No sabía que demonios pensar.
-Buenas noches, Príncipe Maron- dije con tono formal- Supongo que esto tiene algo que ver con mi precipitada salida de la reunión ¿no es cierto?.- después de ver aquello no lo tenía tan claro.
Volví a la habitación que me habían asignado con las Muerdesangre colgadas en un hombro y Furia Impía en la otra mano. Si uno no entrena todos los días, acaba perdiendo práctica y lleva mucho tiempo volver a ponerse al día. Tras dejar las armas, empecé a desvestirme, como había doblado el tiempo de entrenamiento había sudado a mares y tenía toda la ropa sucia, debido a la arena que se había pegado a la tela y a la piel húmeda. Hacía mucho que había dejado de olerme a mi misma, por lo que no podría dar datos sobre ello. No me parecía que esa fuera la forma correcta de presentarse frente a un príncipe, por muy poco que respetase los protocolos o los conociera, sabía comportarme con un mínimo de decoro. Me bañé a conciencia y con rapidez, pues no podía hacer tampoco esperar, y cogí lo más adecuado de lo que disponía en aquel momento, y no precisamente un vestido, que estaban todos en Dominio del Cielo...cogiendo polvo. Igualmente, sería estúpido por mi parte intentar aparentar lo que no era, a fin de cuentas, aunque la mona se vista de seda...o al menos eso es lo que yo pensaba. Me puse unos pantalones oscuros, camisa blanca y un corpiño azul oscuro con algún detalle bordado en hilo plateado, y el blasón de los Fowler en un lado. Por lo demás llevaba mis adornos de siempre, una par de pulseras de oro en una muñeca, las dos finas cadenas de oro, una con una uña de halcón, y otra con un anillo con mi sello personal. Por último me solté el pelo y me peine.
Cuando entré en la estancia, esperando una buena reprimenda y una cara de enfado a la que no temía enfrentarme, me quedé totalemnte desconcertada. "¿En mi casa? ¿cómo?", dicho sentimiento no se reflejo en mi pétrea expresión, limitandola a enarcar ligeramente las cejas. Eché un breve vistazo a mi alrededor. Todo aquel cuadro no encajaba en lo que yo entendía como reprimenda, osea, gritos, palabras duras, quizá castigo físico y apechugar con lo hecho, además de cuidarse la próxima vez. "¿Vino?". No entendí nada. No recordaba que nunca me hubieran recibido así tras un arrebato de ira y desde luego, como en casa no era, esas cosas no pasaban. Avancé hasta colocarme al otro lado de la mesa y le miré atentamente. No sabía que demonios pensar.
-Buenas noches, Príncipe Maron- dije con tono formal- Supongo que esto tiene algo que ver con mi precipitada salida de la reunión ¿no es cierto?.- después de ver aquello no lo tenía tan claro.
Faolain Fowler
Re: Lealtad de los Vasallos (Faolain Fowler)
Era tal cual le habían dicho, bella e impasible. No esperaba menos, la típica mujer dorniense. Difíciles de tratar, con carácter y pasión. Quizás no era la pasión que la mayoría pensaba, no se trataba de amor, o de cariño. Si no de absoluta radicalidad en sus ideales. Fueran los que fuesen. El Príncipe serenó el rostro.
Supones bien y supones mal. No es lo único para lo que os he llamado. Veréis, me consta que no estáis muy de acuerdo con las decisiones que he tomado, pero me gustaría que me explicarais porqué os marchasteis de ese modo delante de todos los vasallos, y espero que entendáis que es un insulto hacia mi persona en toda regla.
Se bebió la copa de vino de un trago sin apenas respirar.
Entenderéis que en circunstancias normales, debería amonestaros de alguna manera. Pero yo sé tan bien como vos que os daría exactamente igual. No parece importaros nada de lo que os rodea. O eso demostráis.
Dejó un segundo para que meditase.
Entonces ¿Qué he de hacer? ¿Cómo podéis compensarme? Porque vuestro deber como vasalla mía era obedecer, y opinar si se pide vuestra opinión, pero me dejásteis en ridículo y no hice nada. Quizás pensarían que soy débil por no castigar ese tipo de actos. Pero cuando los entiendo, lo que soy es "coherente". Sé que esto os parece una locura, no es para menos. Pero expliqué los motivos que me llevaron a tomar esa decisión. No creo en la maldita bruja. Pero no puedo permitirme ignorar una advertencia, venga de quién venga.
Le miró fijamente a los ojos, impenetrables como su rostro. Ni si quiera imaginaba que pensaba en esos momentos.
Lo otro que quiero, es proponeros un acuerdo comercial que nos beneficie a ambos. Si os parece bien por su puesto.
Supones bien y supones mal. No es lo único para lo que os he llamado. Veréis, me consta que no estáis muy de acuerdo con las decisiones que he tomado, pero me gustaría que me explicarais porqué os marchasteis de ese modo delante de todos los vasallos, y espero que entendáis que es un insulto hacia mi persona en toda regla.
Se bebió la copa de vino de un trago sin apenas respirar.
Entenderéis que en circunstancias normales, debería amonestaros de alguna manera. Pero yo sé tan bien como vos que os daría exactamente igual. No parece importaros nada de lo que os rodea. O eso demostráis.
Dejó un segundo para que meditase.
Entonces ¿Qué he de hacer? ¿Cómo podéis compensarme? Porque vuestro deber como vasalla mía era obedecer, y opinar si se pide vuestra opinión, pero me dejásteis en ridículo y no hice nada. Quizás pensarían que soy débil por no castigar ese tipo de actos. Pero cuando los entiendo, lo que soy es "coherente". Sé que esto os parece una locura, no es para menos. Pero expliqué los motivos que me llevaron a tomar esa decisión. No creo en la maldita bruja. Pero no puedo permitirme ignorar una advertencia, venga de quién venga.
Le miró fijamente a los ojos, impenetrables como su rostro. Ni si quiera imaginaba que pensaba en esos momentos.
Lo otro que quiero, es proponeros un acuerdo comercial que nos beneficie a ambos. Si os parece bien por su puesto.
Maron Martell- Nobleza
Re: Lealtad de los Vasallos (Faolain Fowler)
Levanté otro muro de hierro y me tensé de forma apenas imperceptible. Si mi deber era obedecer, el suyo era convencerme con los argumentos adecuados. Me pedía mi opinión pero estaba claro que castigaría cualquier conducta que fuera en contra de su propia postura, aunque no lo hiciera en el momento en que se producía, de eso estaba prácticamente segura, y encima me pedía que tragase tranquilamente con todo aquello. Cerré el puño con fuerza y lo volvía abrir para relajar la tensión. Yo no era la clase de persona que pasaba, como un borrego sin cerebro ni voluntad, por el aro que a alguien se le antojase, yo no era el inútil cabeza hueca de Vaith, ni ninguna casa circundante a Lanza del sol que solo hubiese oído hablar de batallas y visto sangre la justa y sin peligro real. Nadie excepto los marqueños sabíamos que era estar en constante alerta, vigilando que no se colase nada perjudicial para Dorne por nuestra frontera, sin quitar el ojo de encima a los Baratheon y a los caballeros floridos, siempre listos para entrar en combate. Después de la reunión, pensé que me gustaría ver que sucedía con todos aquellos Lores del interior si los marqueños dejásemos pasar tranquilamente a toda la tropa de saqueadores, espías y demás gentuza al resto de Dorne, estarían con mierda hasta el cuello y sin saber como quitársela de encima. Sentí una satisfacción infantil aunque fuera un plan irrisorio que no pensaba poner en practica igualmente. Me mordí el labio inferior por dentro para evitar decir nada y fruncí ligeramente el ceño cuando dijo que tenía que compensarle...Estaba empezando a exasperarme seriamente otra vez, pero claro, no podía decirle que el plan a, era darle la madre de todas las tortas, y que el plan b consistía en salirme de la sala, y por tanto era mucho más elegante y conveniente que el primero. Por otro lado, me molestaba que la gente tuviera una afición tan desmedida a jugar a las adivinanzas. Si quería algún tipo de compensación concreta podría decirlo y punto, me sentía como una imbécil jugando a decir cosas al azar hasta que finalmente les daba por soltar lo que querían relamente o conseguía acertar por mi cuenta...pues no pensaba entrar en esa dinámica. Además, a mis ojos, estaba sacando las cosas de quicio, en mis reuniones siempre había alguno que se desmadraba, pero lo normal teniendo en cuenta que la mayoría de mis oficiales y espadas juramentadas eran temperamentales, y si me sintiera insultada por cada salida de tono, no tendría seguidor alguno.
Igualmente, no había ido hasta allí para buscarme más problemas, si no en parte, para conseguir información sobre la bruja, asi que entrar en cólera no me ayudaría demasiado a alcanzar ese objetivo. Cogí aire, lo mantuve unos momentos en los pulmones y lo dejé escapar lentamente. Segía manteniendome impertérrita pero estaba cerca de dejar de estarlo.
- Me interesan muchas cosas, otra cosa es que las exteriorice- aseveré con tono anodino e inflexible- No sé que queréis de compensación- ladée ligeramente la cabeza- Pero acabo de acceder a mandaros cuatro mil de mis hombres para que participen en este...lo que sea si es que sucede. Y los voy a comandar yo, pues ellos también son mi familia, y si los mando hacia un futuro incierto yo, como su comandante, debo dar ejemplo y no los dejaré en la estacada- no levante la voz en ningún momento, pero si se podía apreciar cierta tensión. Además, con esas palabras dejaba claro que sí lo hacía no era por que el así lo hubiera dicho, si no por que yo cuidaba de los mios y protegería mis tierras como Dorne contra cualquiera de sus enemigos. Mi familia había sido de las primeras en apoyar a Nymeria y honraría eso, pero no por ello iba a actuar como una marioneta en manos de absolutamente nadie y menos ante tal fuente de información, yo tampoco me doblegaba- La visión de la bruja en si no es el problema, si no todo lo que su presencia conlleva. Es bastante normal que todos estén de uñas con la situación- "excepto los Lores peleles de las casas borrego y los que ya están tramando algo para aprovechar la situación... siempre hay alguien tramando algo desagradable en algún lugar, es el signo de los tiempos"- Independientemente de que haya algunos que prefieran autoengañarse y mirar para otro lado- "...como Vaith, que hombre más jodidamente inútil" apoyé las manos con suavidad en la mesa- Las cuestiones que realmente preocupan son que le ha pedido a cambio de sus servicios, y por qué lo ha hecho, ¿qué le importa a ella lo que pase con Dorne? Y no me digáis que lo hace por caridad por que eso no existe en los tiempos que corren y menos relacionado con una casa gobernante- le sostuve la mirada con mi típico aire inamovible y decidido.
Sabía que probablemente no me diría, pero igualmente hice las preguntas, a fin de cuentas encontraba el tema muy de mi incumbencia, ya que para empezar estaba salpicándome la visión de la furcia roja y que me dijera que no se fiaba de ella no llegaba a tranquilizarme demasiado, aún había mucho camino por andar.
- La tensión se palpa en el ambiente, ya están todos alterados. Esa es la situación, y casi siempre es peor de lo que parece. Ojalá de verdad el ataque llegue a producirse...A ver si con eso conseguís eclipsar lo que dijisteis en la reunión. No me andaré por las ramas...-dejé caer como si tal cosa- Os habéis cubierto de mierda y amenaza con caeros mucha más.- apoyé la mayor parte de mi peso en la pierna derecha. Las cosas claras, así todo era mucho más sencillo y se ahorraba mucho tiempo.
Igualmente, no había ido hasta allí para buscarme más problemas, si no en parte, para conseguir información sobre la bruja, asi que entrar en cólera no me ayudaría demasiado a alcanzar ese objetivo. Cogí aire, lo mantuve unos momentos en los pulmones y lo dejé escapar lentamente. Segía manteniendome impertérrita pero estaba cerca de dejar de estarlo.
- Me interesan muchas cosas, otra cosa es que las exteriorice- aseveré con tono anodino e inflexible- No sé que queréis de compensación- ladée ligeramente la cabeza- Pero acabo de acceder a mandaros cuatro mil de mis hombres para que participen en este...lo que sea si es que sucede. Y los voy a comandar yo, pues ellos también son mi familia, y si los mando hacia un futuro incierto yo, como su comandante, debo dar ejemplo y no los dejaré en la estacada- no levante la voz en ningún momento, pero si se podía apreciar cierta tensión. Además, con esas palabras dejaba claro que sí lo hacía no era por que el así lo hubiera dicho, si no por que yo cuidaba de los mios y protegería mis tierras como Dorne contra cualquiera de sus enemigos. Mi familia había sido de las primeras en apoyar a Nymeria y honraría eso, pero no por ello iba a actuar como una marioneta en manos de absolutamente nadie y menos ante tal fuente de información, yo tampoco me doblegaba- La visión de la bruja en si no es el problema, si no todo lo que su presencia conlleva. Es bastante normal que todos estén de uñas con la situación- "excepto los Lores peleles de las casas borrego y los que ya están tramando algo para aprovechar la situación... siempre hay alguien tramando algo desagradable en algún lugar, es el signo de los tiempos"- Independientemente de que haya algunos que prefieran autoengañarse y mirar para otro lado- "...como Vaith, que hombre más jodidamente inútil" apoyé las manos con suavidad en la mesa- Las cuestiones que realmente preocupan son que le ha pedido a cambio de sus servicios, y por qué lo ha hecho, ¿qué le importa a ella lo que pase con Dorne? Y no me digáis que lo hace por caridad por que eso no existe en los tiempos que corren y menos relacionado con una casa gobernante- le sostuve la mirada con mi típico aire inamovible y decidido.
Sabía que probablemente no me diría, pero igualmente hice las preguntas, a fin de cuentas encontraba el tema muy de mi incumbencia, ya que para empezar estaba salpicándome la visión de la furcia roja y que me dijera que no se fiaba de ella no llegaba a tranquilizarme demasiado, aún había mucho camino por andar.
- La tensión se palpa en el ambiente, ya están todos alterados. Esa es la situación, y casi siempre es peor de lo que parece. Ojalá de verdad el ataque llegue a producirse...A ver si con eso conseguís eclipsar lo que dijisteis en la reunión. No me andaré por las ramas...-dejé caer como si tal cosa- Os habéis cubierto de mierda y amenaza con caeros mucha más.- apoyé la mayor parte de mi peso en la pierna derecha. Las cosas claras, así todo era mucho más sencillo y se ahorraba mucho tiempo.
Faolain Fowler
Re: Lealtad de los Vasallos (Faolain Fowler)
Faolain quizás no había entendido el motivo de la reunión, pero porque Maron se estaba andando con rodeos. Tenía que probar una cosa...
¿Qué cosas os interesan? No os andéis con rodeos, quiero oírlas. Y ya se que habéis accedido a mandarme esas tropas. Igual que el resto de vasallos, pero si fuerais como el resto de vasallos no os habría hecho llamar.
Se puso serio y se fue acercando a ella sin dejar de mirarla a los ojos.
¿Autoengañarse? ¿Qué queréis decir con eso? No me ha dicho el precio, eso es lo que me intriga. Pero de todos modos eso debería daros igual, porque el que debe pagarlo, soy yo.
Se encontraba a menos de un metro de la mujer. Le molestaban los últimos comentarios que estaba haciendo, ¿Dudaba de él? Qué se creía que era Maron, un refinado señor de Poniente que no daba pie con bola. Sentado en su sillón dándo órdenes absurdas y obligando a sus seguidores a cumplirlas. Su respiración se fue acelerando.
No te he llamado para que me digas lo que ya sé.
Quería algo diferente. Algo que necesitaba. Y se estaba enfadando, lo que era el primer paso para conseguirlo, o quizás no.
Comenzó a andar hacia ella deprisa, y en un gesto rápido sostuvo su mandíbula con fuerza.
¿Quién te crees que soy? ¿Qué una bruja me ha lavado el cerebro? me insinúas una rebelión, no te andes con rodeos, sabes lo que quiero y lo quiero ahora. Fui a las malditas Marcas, luché codo con codo con mis hombres contra ese puto Rey Buitre, sangré con ellos, perdí hermanos con ellos, tuve sed, hambre, frío, miedo. No me quedé sentado mirando. Dudas de mis decisiones ... es fácil dudar desde fuera de ellas. Métete un día en mi piel, siente la desconfianza de los hombres y mujeres que defiendes y cuya seguridad te mantiene en vela todas las noches, toma decisiones y ten el valor para no apartar la mirada cuando se ejecutan. Aguanta las miradas, los insultos, el odio, la codicia y la puta envidia todos los días y entonces entenderé lo que insinúas.
Tenía las fosas nasales abiertas y el ceño totalmente fruncido. Ahora vería si Faolain Fowler sabía interpretar a su Príncipe, o si era una vasalla más a la que no debía tener en cuenta.
Esperó su reacción, sin soltar su rostro manteniendo su mirada clavada en aquel rostro inexpresivo y sus ojos fríos como el hielo puro.
¿Qué cosas os interesan? No os andéis con rodeos, quiero oírlas. Y ya se que habéis accedido a mandarme esas tropas. Igual que el resto de vasallos, pero si fuerais como el resto de vasallos no os habría hecho llamar.
Se puso serio y se fue acercando a ella sin dejar de mirarla a los ojos.
¿Autoengañarse? ¿Qué queréis decir con eso? No me ha dicho el precio, eso es lo que me intriga. Pero de todos modos eso debería daros igual, porque el que debe pagarlo, soy yo.
Se encontraba a menos de un metro de la mujer. Le molestaban los últimos comentarios que estaba haciendo, ¿Dudaba de él? Qué se creía que era Maron, un refinado señor de Poniente que no daba pie con bola. Sentado en su sillón dándo órdenes absurdas y obligando a sus seguidores a cumplirlas. Su respiración se fue acelerando.
No te he llamado para que me digas lo que ya sé.
Quería algo diferente. Algo que necesitaba. Y se estaba enfadando, lo que era el primer paso para conseguirlo, o quizás no.
Comenzó a andar hacia ella deprisa, y en un gesto rápido sostuvo su mandíbula con fuerza.
¿Quién te crees que soy? ¿Qué una bruja me ha lavado el cerebro? me insinúas una rebelión, no te andes con rodeos, sabes lo que quiero y lo quiero ahora. Fui a las malditas Marcas, luché codo con codo con mis hombres contra ese puto Rey Buitre, sangré con ellos, perdí hermanos con ellos, tuve sed, hambre, frío, miedo. No me quedé sentado mirando. Dudas de mis decisiones ... es fácil dudar desde fuera de ellas. Métete un día en mi piel, siente la desconfianza de los hombres y mujeres que defiendes y cuya seguridad te mantiene en vela todas las noches, toma decisiones y ten el valor para no apartar la mirada cuando se ejecutan. Aguanta las miradas, los insultos, el odio, la codicia y la puta envidia todos los días y entonces entenderé lo que insinúas.
Tenía las fosas nasales abiertas y el ceño totalmente fruncido. Ahora vería si Faolain Fowler sabía interpretar a su Príncipe, o si era una vasalla más a la que no debía tener en cuenta.
Esperó su reacción, sin soltar su rostro manteniendo su mirada clavada en aquel rostro inexpresivo y sus ojos fríos como el hielo puro.
Maron Martell- Nobleza
Re: Lealtad de los Vasallos (Faolain Fowler)
No me andaba con rodeos, simplemente no quería decirle que me interesaba, eso era asunto mio. Pero claro, era evidente que el ambiente empezaba a tensarse, y eso afectaba a mis nervios, sin embargo, no era ninguna idiota impulsiva y aún guardaba ciertos resquicios de cordura, a pesar de que cada vez estaba más molestaba y amenazaba con tornarse ira.
-Me interesa Dominio del cielo, mis tierras y hasta el último ser humano que vive en ellas. Me interesa Dorne, me interesa estar preparada en todo momento por lo que pueda pasar. Protejo a los míos de todo cuanto intente hacerles daño y defiendo la herencia de mis antepasados tal y como ellos lo hicieron antes que yo.
Era un resumen básico, no iba a entrar en detalles. Me quedé quieta en el sitio, tensa pero sin mover un músculo. No me intimidaba, pero no iba a actuar de forma acabara perjudicándome yo misma, pues sabía perfectamente quien ostentaba el poder y que palabra prevalecería. Enarqué ostensiblemente una ceja cuando preguntó quien se autoengañaba, "¿Hemos estado en reuniones diferentes o que?". Tenía la suficiente experiencia en peleas como para saber cuando se me venía encima una tormenta, y yo no era de las que se achantaba. Podía enfadarse, crisparse, todo lo que le diera la gana, y le aguanté la mirada sin que se me moviera un pelo.
-Creo recordar que alguien dijo en la reunión que creían que habían sido los espías de Dorne los que había proporcionado esa información, a eso yo no llamo autoengañarse.- dije de forma contundente y clara.
Lo que si me sorprendió fue que realmente dijera que no me incumbía el pago de la bruja. Era la casa reinante, su influencia era muy fuerte, hasta yo, que era de una casa vasalla, sabía que una simple decisión sobre mi vida personal, una palabra mía, tenía peso, aunque fuera mínimo, en las personas que estaban bajo mi cuidado y mando. Y tampoco me hacía gracia que me tuteara, debo añadir, no nos conocíamos ni teníamos ese grado de confianza, pero ese era el menor de los problemas en aquel momento.
-Depende de lo que os pida- dije esbozando a una tensa media sonrisa.
Me estaba crispando los nervios, y sentía como me empezaba a arañar el pecho la fiera de la furia contenida. No le estaba atacando y sin embargo se ponía a la defensiva, a fin de cuentas solo tanteaba el terreno, no había dicho nada que no supieran ya todos o no pensasen, aunque quiza era eso lo que le molestaba, que lo dijera en voz alta y sin ningún tipo de problema.
-Y no os estoy diciendo lo que ya sabéis, si no confirmando que sabemos lo mismo- dije en un tono duro y tajante.
La cosa iba de mal en peor, hasta un niño podía darse cuenta que cada vez estaba más y más molesto y yo no estaba mucho mucho más contenta. Seguí clavada al suelo cuando se acercó a mi, sin amedrentarme, y sentí el impulso de empujarle y de darle el rodillazo en la entrepierna cuando me cogió de la mandíbula. Apreté los labios y noté como todos los músculos del cuello y los hombros se tensaban y tiraban hacia atrás. La dura máscara de mi expresión se resquebrajó y un chispazo de fría furia atravesó mis iris como dardos afilados. Y de verdad que yo ya me había perdido en esa conversación, lo estaba exagerando todo muchísimo, y decía cosas que poco tenían que ver con mi propio hilo argumental, y si las había deducido de mis palabras...por algo sería. En realidad, daba la impresión de que eran ideas que rondaban su cabeza, y estaba claro que se la había comido mucho. Y además estaba dejando patente que no tenía ni idea de que clase de vida llevábamos en la frontera, que no tenía ni idea de quien era yo ni de todo lo que había tenido que pasar durante mis años de vida. La furia me cegó y aparté su mano de mi cara, apretándole la muñeca con fuerza y apartándole de un tirón violento y decidido. ¿Se atrevía a alegar que yo no le comprendía cuando no sabía una mierda sobre mi vida? ¿que creía? ¿que yo vivía en el mundo de las hadas y los pajaritos?. Mis facciones se contrajeron en una mueca de ira contenida, cortante como el frio de la noche del desierto. "Tú a mi, ni se te ocurra ponerme un solo dedo encima" era el mensaje de mi mirada, además de grandes dosis de indignación.
-¿Y quien creéis que soy yo?- bufé sin levantar mucho la voz, pero mi tono rebosaba furia contenida, y era tenso y peligroso. Retrocedí apenas un paso- Y eso de la rebelión es estúpido, no sé que mierda habéis estado pensando pero si tenéis esas paranoias es que estáis peor que yo. ¡Nadie va a ir a la guerra civil por una maldita bruja!- gruñí, ya estaba bien de tanta tontería- Nadie dice que os haya lavado el cerebro, eso lo decís vos, no pongáis palabras en mi boca o en mi pensamiento que no se han pronunciado o que no sabéis si existen!- bramé, aún conteniendo mi cólera- ¿Y a que cojones viene lo del buitre ahora?, no os he criticado para nada en relación a ese tema, joder. Yo hablo del aquí y del ahora. Y vivo en esas malditas Marcas, ¿y qué creéis? ¿qué yo nací siendo querida? Se perfectamente lo que es el desprecio, he sufrido la humillación de los demás, he visto el odio y las ansias asesinas en ojos de muchos hombres y mujeres hacia mi persona, y yo también luchaba por ellos, aunque no creyesen en mi, aunque que creyeran que no era apta. ¡Pero me gané mi lugar!, asi que no digáis que no entiendo lo que es todo eso, por que lo sé perfectamente, !es mi maldita forma de vida!. Yo salgo todos los días ahí fuera, a pasar frío, hambre, y lo que haga falta pues es mi deber, porque quiero proteger a esa gente que hay tras la jodida frontera. Es mucho más fácil y menos doloroso luchar por hombres que te odian que con aquellos que te valoran y respetan, pues la herida que deja cada una de sus muertes es imborrable y son esas heridas las que impulsan a mejorar, para todos podamos seguir luchando por lo que defendemos- no lamentaba mi destino, recorría los caminos que me habían tocado con la cabeza bien alta, asumiendo mi responsabilidad y asumiendo que esos hombres me seguían por que nos unía una causa común y por que asumían la muerte en el mismo grado que yo- Decís que yo no os entiendo, pero ¿me entendéis vos a mi acaso? Apenas sabéis mi nombre, eso lo habéis dejado bien claro- me acerqué lentamente hasta quedar a apenas treinta centímetro, apreté los puños con fuerza, para evitar levantarlos y darle una buena ostia, y por la expresión de mi rostro, era algo probable- Yo he visto morir a las dos personas que más amaba frente a mis ojos, y murieron por esta tierra, ¡¿Has visto a tú madre agonizar frente a tus ojos sin poder hacer nada por ella?! ¡¿Has visto a algún hermano recibir una herida mortal cuando era tú deber proteger su vida?!...¡Se lo que es ganar y se lo que es fracasar sin remedio!- no había dolor en mis ojos, eso solo estaba en lo profundo de mi alma, en esa herida que nunca se cerraría, que ya llevaba años infectada y que jamás dejaría de doler, pero no lo mostraría al mundo. En mis ojos había resignación, experiencia, una superviviente, que honraba la memoria de sus muertos. Solo me tembló ligeramente el labio inferior al sentir la herida de Feral y apreté los labios- ¿Quien no entiende a quien, Príncipe?- él no podía comprenderme, y no buscaba que lo hiciera de la misma forma que yo tampoco comprendía el dolor de la muerte de la dragona, perder una esposa en un parto no era ni remotamente parecido a ver agonizar a alguien entre tus brazos y observar como se le escapa la vida por causa del veneno o de un mal nacido, ni mancharte con su sangre...una muerte violenta. Me aparté de él con la cara contraída de ira helada. Sus muertes solo habían traído dolor, ni hijos ni ninguna cosa agradable, solo la imagen perpetua de su muerte en mi mente, ningún consuelo, nada, solo el vacío de la perdida- Yo lucho porque no haya más dornienses como yo...en la medida de lo posible. Para que tengan un lugar seguro al que llamar hogar sin temor- yo no me consideraba ejemplo de nada, me limitaba a cumplir con el legado de los míos.- Yo entiendo bastante bien "esa piel" de la que habláis, la llevo puesta. Dejad de autocompadeceros y asumid lo que os ha tocado vivir. Y si lo que buscáis es alguien que haga eco de vuestras palabras y os siga ciegamente os estáis equivocando de persona. Yo no dudaré en expresar mi descontento, no dudare en dudar, no dudare en en señalar los errores que veo, porque todos somos falibles y vos, no sois diferente al resto de los mortales por muy Martell que seáis. Y si no os gusta lo que oís- volví a recomponer mi hermética expresión, mucho más fría, lejana y dañina- No preguntéis, y punto.- me fui a girar pero antes le miré con furiosa determinación, de clara advertencia- Y como se te vuelva a ocurrir ponerme un solo dedo encima, no me contendré. Te partiré la cara o lo que haga falta y no me arrepentiré ni un pelo, quedas advertido.- “y el que avisa no es traidor”. Las advertencias o amenazas siempre las hacia de tú...no se por que.
Giré sobre mis talones, no podía mentar a Feral y mantener la agonía de su muerte sobre mi conciencia apartada mucho tiempo. También recordaba a mi madre, el asunto del veneno quedó en familia, solo nosotros conocíamos la verdad, pero aún, después de tanto tiempo, me estremecía la visión de los ojos vidriosos de mi madre, mientras gritaba y se retorcía entra atroces dolores,... Esas muertes, me habían convertido en quien era en aquel momento, no había vuelta atrás, y cumpliría con mis responsabilidades y cuidaría su legado como la forma de cuidar su recuerdo. Yo no era una persona de muchas palabras ni hábil ni cortés usándolas, pero las empleaba cuando tenía algo que decir, cuando algo me importaba, cualquiera que me conociera lo suficiente. Podía no haber dicho nada, podía haberme ido directamente y punto sin alterarme e importándome una mierda todo, pero me importaba todo aquello.
-Y sigo sin saber que mierda queréis, pero ya me envaréis una nota si os da la gana decirlo sin adivinanzas de por medio.
Me dirigí hasta la puerta a paso rápido y decido, tiré del pomo para abrir y sali. Ya no tenía más que decir, y la única idea que gobernaba mi mente era la de recoger mis cosas y no volver a pisar Lanza del sol, a no ser que fuera total y absolutamente indispensable. Si no era bien recibida pues me quedaba en mi casita que estaba mucho más a gusto y todos contentos.
-Me interesa Dominio del cielo, mis tierras y hasta el último ser humano que vive en ellas. Me interesa Dorne, me interesa estar preparada en todo momento por lo que pueda pasar. Protejo a los míos de todo cuanto intente hacerles daño y defiendo la herencia de mis antepasados tal y como ellos lo hicieron antes que yo.
Era un resumen básico, no iba a entrar en detalles. Me quedé quieta en el sitio, tensa pero sin mover un músculo. No me intimidaba, pero no iba a actuar de forma acabara perjudicándome yo misma, pues sabía perfectamente quien ostentaba el poder y que palabra prevalecería. Enarqué ostensiblemente una ceja cuando preguntó quien se autoengañaba, "¿Hemos estado en reuniones diferentes o que?". Tenía la suficiente experiencia en peleas como para saber cuando se me venía encima una tormenta, y yo no era de las que se achantaba. Podía enfadarse, crisparse, todo lo que le diera la gana, y le aguanté la mirada sin que se me moviera un pelo.
-Creo recordar que alguien dijo en la reunión que creían que habían sido los espías de Dorne los que había proporcionado esa información, a eso yo no llamo autoengañarse.- dije de forma contundente y clara.
Lo que si me sorprendió fue que realmente dijera que no me incumbía el pago de la bruja. Era la casa reinante, su influencia era muy fuerte, hasta yo, que era de una casa vasalla, sabía que una simple decisión sobre mi vida personal, una palabra mía, tenía peso, aunque fuera mínimo, en las personas que estaban bajo mi cuidado y mando. Y tampoco me hacía gracia que me tuteara, debo añadir, no nos conocíamos ni teníamos ese grado de confianza, pero ese era el menor de los problemas en aquel momento.
-Depende de lo que os pida- dije esbozando a una tensa media sonrisa.
Me estaba crispando los nervios, y sentía como me empezaba a arañar el pecho la fiera de la furia contenida. No le estaba atacando y sin embargo se ponía a la defensiva, a fin de cuentas solo tanteaba el terreno, no había dicho nada que no supieran ya todos o no pensasen, aunque quiza era eso lo que le molestaba, que lo dijera en voz alta y sin ningún tipo de problema.
-Y no os estoy diciendo lo que ya sabéis, si no confirmando que sabemos lo mismo- dije en un tono duro y tajante.
La cosa iba de mal en peor, hasta un niño podía darse cuenta que cada vez estaba más y más molesto y yo no estaba mucho mucho más contenta. Seguí clavada al suelo cuando se acercó a mi, sin amedrentarme, y sentí el impulso de empujarle y de darle el rodillazo en la entrepierna cuando me cogió de la mandíbula. Apreté los labios y noté como todos los músculos del cuello y los hombros se tensaban y tiraban hacia atrás. La dura máscara de mi expresión se resquebrajó y un chispazo de fría furia atravesó mis iris como dardos afilados. Y de verdad que yo ya me había perdido en esa conversación, lo estaba exagerando todo muchísimo, y decía cosas que poco tenían que ver con mi propio hilo argumental, y si las había deducido de mis palabras...por algo sería. En realidad, daba la impresión de que eran ideas que rondaban su cabeza, y estaba claro que se la había comido mucho. Y además estaba dejando patente que no tenía ni idea de que clase de vida llevábamos en la frontera, que no tenía ni idea de quien era yo ni de todo lo que había tenido que pasar durante mis años de vida. La furia me cegó y aparté su mano de mi cara, apretándole la muñeca con fuerza y apartándole de un tirón violento y decidido. ¿Se atrevía a alegar que yo no le comprendía cuando no sabía una mierda sobre mi vida? ¿que creía? ¿que yo vivía en el mundo de las hadas y los pajaritos?. Mis facciones se contrajeron en una mueca de ira contenida, cortante como el frio de la noche del desierto. "Tú a mi, ni se te ocurra ponerme un solo dedo encima" era el mensaje de mi mirada, además de grandes dosis de indignación.
-¿Y quien creéis que soy yo?- bufé sin levantar mucho la voz, pero mi tono rebosaba furia contenida, y era tenso y peligroso. Retrocedí apenas un paso- Y eso de la rebelión es estúpido, no sé que mierda habéis estado pensando pero si tenéis esas paranoias es que estáis peor que yo. ¡Nadie va a ir a la guerra civil por una maldita bruja!- gruñí, ya estaba bien de tanta tontería- Nadie dice que os haya lavado el cerebro, eso lo decís vos, no pongáis palabras en mi boca o en mi pensamiento que no se han pronunciado o que no sabéis si existen!- bramé, aún conteniendo mi cólera- ¿Y a que cojones viene lo del buitre ahora?, no os he criticado para nada en relación a ese tema, joder. Yo hablo del aquí y del ahora. Y vivo en esas malditas Marcas, ¿y qué creéis? ¿qué yo nací siendo querida? Se perfectamente lo que es el desprecio, he sufrido la humillación de los demás, he visto el odio y las ansias asesinas en ojos de muchos hombres y mujeres hacia mi persona, y yo también luchaba por ellos, aunque no creyesen en mi, aunque que creyeran que no era apta. ¡Pero me gané mi lugar!, asi que no digáis que no entiendo lo que es todo eso, por que lo sé perfectamente, !es mi maldita forma de vida!. Yo salgo todos los días ahí fuera, a pasar frío, hambre, y lo que haga falta pues es mi deber, porque quiero proteger a esa gente que hay tras la jodida frontera. Es mucho más fácil y menos doloroso luchar por hombres que te odian que con aquellos que te valoran y respetan, pues la herida que deja cada una de sus muertes es imborrable y son esas heridas las que impulsan a mejorar, para todos podamos seguir luchando por lo que defendemos- no lamentaba mi destino, recorría los caminos que me habían tocado con la cabeza bien alta, asumiendo mi responsabilidad y asumiendo que esos hombres me seguían por que nos unía una causa común y por que asumían la muerte en el mismo grado que yo- Decís que yo no os entiendo, pero ¿me entendéis vos a mi acaso? Apenas sabéis mi nombre, eso lo habéis dejado bien claro- me acerqué lentamente hasta quedar a apenas treinta centímetro, apreté los puños con fuerza, para evitar levantarlos y darle una buena ostia, y por la expresión de mi rostro, era algo probable- Yo he visto morir a las dos personas que más amaba frente a mis ojos, y murieron por esta tierra, ¡¿Has visto a tú madre agonizar frente a tus ojos sin poder hacer nada por ella?! ¡¿Has visto a algún hermano recibir una herida mortal cuando era tú deber proteger su vida?!...¡Se lo que es ganar y se lo que es fracasar sin remedio!- no había dolor en mis ojos, eso solo estaba en lo profundo de mi alma, en esa herida que nunca se cerraría, que ya llevaba años infectada y que jamás dejaría de doler, pero no lo mostraría al mundo. En mis ojos había resignación, experiencia, una superviviente, que honraba la memoria de sus muertos. Solo me tembló ligeramente el labio inferior al sentir la herida de Feral y apreté los labios- ¿Quien no entiende a quien, Príncipe?- él no podía comprenderme, y no buscaba que lo hiciera de la misma forma que yo tampoco comprendía el dolor de la muerte de la dragona, perder una esposa en un parto no era ni remotamente parecido a ver agonizar a alguien entre tus brazos y observar como se le escapa la vida por causa del veneno o de un mal nacido, ni mancharte con su sangre...una muerte violenta. Me aparté de él con la cara contraída de ira helada. Sus muertes solo habían traído dolor, ni hijos ni ninguna cosa agradable, solo la imagen perpetua de su muerte en mi mente, ningún consuelo, nada, solo el vacío de la perdida- Yo lucho porque no haya más dornienses como yo...en la medida de lo posible. Para que tengan un lugar seguro al que llamar hogar sin temor- yo no me consideraba ejemplo de nada, me limitaba a cumplir con el legado de los míos.- Yo entiendo bastante bien "esa piel" de la que habláis, la llevo puesta. Dejad de autocompadeceros y asumid lo que os ha tocado vivir. Y si lo que buscáis es alguien que haga eco de vuestras palabras y os siga ciegamente os estáis equivocando de persona. Yo no dudaré en expresar mi descontento, no dudare en dudar, no dudare en en señalar los errores que veo, porque todos somos falibles y vos, no sois diferente al resto de los mortales por muy Martell que seáis. Y si no os gusta lo que oís- volví a recomponer mi hermética expresión, mucho más fría, lejana y dañina- No preguntéis, y punto.- me fui a girar pero antes le miré con furiosa determinación, de clara advertencia- Y como se te vuelva a ocurrir ponerme un solo dedo encima, no me contendré. Te partiré la cara o lo que haga falta y no me arrepentiré ni un pelo, quedas advertido.- “y el que avisa no es traidor”. Las advertencias o amenazas siempre las hacia de tú...no se por que.
Giré sobre mis talones, no podía mentar a Feral y mantener la agonía de su muerte sobre mi conciencia apartada mucho tiempo. También recordaba a mi madre, el asunto del veneno quedó en familia, solo nosotros conocíamos la verdad, pero aún, después de tanto tiempo, me estremecía la visión de los ojos vidriosos de mi madre, mientras gritaba y se retorcía entra atroces dolores,... Esas muertes, me habían convertido en quien era en aquel momento, no había vuelta atrás, y cumpliría con mis responsabilidades y cuidaría su legado como la forma de cuidar su recuerdo. Yo no era una persona de muchas palabras ni hábil ni cortés usándolas, pero las empleaba cuando tenía algo que decir, cuando algo me importaba, cualquiera que me conociera lo suficiente. Podía no haber dicho nada, podía haberme ido directamente y punto sin alterarme e importándome una mierda todo, pero me importaba todo aquello.
-Y sigo sin saber que mierda queréis, pero ya me envaréis una nota si os da la gana decirlo sin adivinanzas de por medio.
Me dirigí hasta la puerta a paso rápido y decido, tiré del pomo para abrir y sali. Ya no tenía más que decir, y la única idea que gobernaba mi mente era la de recoger mis cosas y no volver a pisar Lanza del sol, a no ser que fuera total y absolutamente indispensable. Si no era bien recibida pues me quedaba en mi casita que estaba mucho más a gusto y todos contentos.
Faolain Fowler
Re: Lealtad de los Vasallos (Faolain Fowler)
Bueno, son ellos los que se auto engañan yo no. Yo he sido sincero y eso parece ser que es lo que ha molestado. ¿Qué querían, que les dijera que habían sido nuestros espías? Me culpan por ser sincero, porque les mareo. Si quizás hago cosas contradictorias, porque le doy mil y una vueltas a las cosas antes de decidir qué es lo mejor para los míos.
Dijo señalándose el pecho con el dedo índice dejando claro que lo hacía con el corazón.
Y me da igual lo que coño pida, si tiene razón. Pagaré el precio que haga falta si se salvan los hijos de Dorne, que parece que hay más de uno que eso no lo entiende. Y los dornienses me quieren, les he demostrado que estoy a su lado, y ellos si me lo agradecen, son esa panda de gandules del consejo los que no. Los señores hace tiempo que no comparten la opinión del pueblo llano.
Faolain no se apartó bruscamente, ni le golpeó que era lo que esperaba ganarse, pero su mirada decía más de lo que sus gestos hacían. Hasta ese momento sus ojos eran igual de inexpresivos que su rostro. Ahora inspiraban ira.
Entonces molesta, vomitó todo lo que realmente pensaba, que era precisamente lo que Maron iba buscando. Era obvio que había sufrido, su manera de ser lo dejaba bastante claro. Y aunque a ojos del dorniense eso no justificada su “odio” al Martell o al menos ese hastío que parecía sentir, podía entenderla. Quizás como la gran mayoría pensaba que a Maron se lo habían dado todo hecho. En cualquier caso era una mujer dura. Pero se había ofendido. No le dejó ni responder y se dispuso a abandonar la estancia.
Maron se dio la vuelta con el rostro contraído y le cerró la puerta de un portazo. Dejando su mano en el marco de la misma a escasos centímetros de su rostro con un sonoro ruido que se habría oído a varios metros de distancia. Se acercó a ella y le dio un leve beso en la comisura de los labios sin mirarla a los ojos, pero acariciando con el pulgar de la otra mano la mandíbula que antes sujetara, todo ello con el mismo gesto duro que tenía instantes antes debido a lo tenso de la situación.
Apartó la mano lentamente y se dio la vuelta.
Eso era lo que quería, sinceridad radical. Sé que me seguiríais y así haréis a una muerte bastante probable sin pestañear, y sabía que teníais una opinión bastante dura sobre mí. Pero como la mayoría de vasallos, criticáis superficialmente, yo me rodeo de unos pocos, los que de verdad me interesan. Quería ofreceros un puesto como consejera personal mía, a vos y a William porque sóis los únicos que me respetáis pero no me tenéis miedo. El respeto lo premio, el miedo lo confirmo. Si queréis el cargo, es vuestro, y lo queráis o no avisad a William del mismo, sé que él no lo rechazará. Tener dos consejos es mejor que tener uno.
Disculpadme si os he causado dolor o si he sido inoportuno, tenía que llevaros al límite para confirmar vuestra lealtad y si de verdad sois lo que aparentáis ser. Supongo que no querréis estar mucho más tiempo aquí, sobre la mesa tenéis un acuerdo comercial entre los Fowler y los Martell para intercambiar materias.
Y tranquila, no os volveré a tocar.
Se sirvió una copa de vino bien cargada, y se la bebió de un trago. Tenía una ligera sospecha de quién era Faolain, pero distaba mucho de la realidad, al igual que tenía una opinión de lo que pensaba sobre Maron, otra cosa en la que estaba equivocado. No se compadecía, la verdad la opinión de sus vasallos poco le importaba, hacía tiempo que la mayoría había demostrado ser sólo cobardes. Pero había unos cuantos que merecían la pena y en esos casos, sus opiniones si importaban.
Dijo señalándose el pecho con el dedo índice dejando claro que lo hacía con el corazón.
Y me da igual lo que coño pida, si tiene razón. Pagaré el precio que haga falta si se salvan los hijos de Dorne, que parece que hay más de uno que eso no lo entiende. Y los dornienses me quieren, les he demostrado que estoy a su lado, y ellos si me lo agradecen, son esa panda de gandules del consejo los que no. Los señores hace tiempo que no comparten la opinión del pueblo llano.
Faolain no se apartó bruscamente, ni le golpeó que era lo que esperaba ganarse, pero su mirada decía más de lo que sus gestos hacían. Hasta ese momento sus ojos eran igual de inexpresivos que su rostro. Ahora inspiraban ira.
Entonces molesta, vomitó todo lo que realmente pensaba, que era precisamente lo que Maron iba buscando. Era obvio que había sufrido, su manera de ser lo dejaba bastante claro. Y aunque a ojos del dorniense eso no justificada su “odio” al Martell o al menos ese hastío que parecía sentir, podía entenderla. Quizás como la gran mayoría pensaba que a Maron se lo habían dado todo hecho. En cualquier caso era una mujer dura. Pero se había ofendido. No le dejó ni responder y se dispuso a abandonar la estancia.
Maron se dio la vuelta con el rostro contraído y le cerró la puerta de un portazo. Dejando su mano en el marco de la misma a escasos centímetros de su rostro con un sonoro ruido que se habría oído a varios metros de distancia. Se acercó a ella y le dio un leve beso en la comisura de los labios sin mirarla a los ojos, pero acariciando con el pulgar de la otra mano la mandíbula que antes sujetara, todo ello con el mismo gesto duro que tenía instantes antes debido a lo tenso de la situación.
Apartó la mano lentamente y se dio la vuelta.
Eso era lo que quería, sinceridad radical. Sé que me seguiríais y así haréis a una muerte bastante probable sin pestañear, y sabía que teníais una opinión bastante dura sobre mí. Pero como la mayoría de vasallos, criticáis superficialmente, yo me rodeo de unos pocos, los que de verdad me interesan. Quería ofreceros un puesto como consejera personal mía, a vos y a William porque sóis los únicos que me respetáis pero no me tenéis miedo. El respeto lo premio, el miedo lo confirmo. Si queréis el cargo, es vuestro, y lo queráis o no avisad a William del mismo, sé que él no lo rechazará. Tener dos consejos es mejor que tener uno.
Disculpadme si os he causado dolor o si he sido inoportuno, tenía que llevaros al límite para confirmar vuestra lealtad y si de verdad sois lo que aparentáis ser. Supongo que no querréis estar mucho más tiempo aquí, sobre la mesa tenéis un acuerdo comercial entre los Fowler y los Martell para intercambiar materias.
Y tranquila, no os volveré a tocar.
Se sirvió una copa de vino bien cargada, y se la bebió de un trago. Tenía una ligera sospecha de quién era Faolain, pero distaba mucho de la realidad, al igual que tenía una opinión de lo que pensaba sobre Maron, otra cosa en la que estaba equivocado. No se compadecía, la verdad la opinión de sus vasallos poco le importaba, hacía tiempo que la mayoría había demostrado ser sólo cobardes. Pero había unos cuantos que merecían la pena y en esos casos, sus opiniones si importaban.
Maron Martell- Nobleza
Re: Lealtad de los Vasallos (Faolain Fowler)
Al parecer pincharme hasta hacerme saltar de ira estaba convirtiéndose en un deporte en Lanza del sol. Ya me había olido que me estaban provocando, pero igualmente puse los ojos en blanco. Tenía una forma bastante curiosa de ofrecer a la gente un puesto de consejero, y no digamos el método de la entrevista en general. No se sí la gente se pensaba que se me tenía que meter el dedo en las llagas para tener una conversación conmigo o que, pero desde luego, en aquel momento estaba lo suficientemente mosqueada como para no pensar con claridad, y no digamos ya tomar decisiones tras lo que acababa de decirme, estaba indignada, cansada y furiosa, muy mala combinación. Necesitaba irme, bien lejos, relajarme y ver las cosas con perpectiva, y desde luego eso no lo conseguiría al momento mágicamente. Cuando le vi acercarse más de lo que mi propio carácter toleraba, fruncí el ceño y le empujé hacia atrás.
-¡¡¡Ey, ey!!! ¿Pero no habéis oído lo que os acabo de decir?- le pegué un empujón sin miramientos y le fulminé con la mirada con una mezcla de ira y sorpresa.
Iba a tener que especificar más y delimitar claramente mi espacio personal. ¿Qué se había creído?, yo no era ninguna niñata a la que se le hiciera el culo agua ante un beso de un príncipe, o de cualquier otro hombre, yo tenía otras ideas y otras expectativas, y poco interés tenían en romances, por algo me llamaban the Golden Maiden, muchos creían que seguía siendo doncella, nada más alejado de la realidad, lo que pasaba es que era muy discreta y reservada con mi vida personal y no me caracterizaba por ser promiscua, y aún menos desde la muerte de Feral. Me giré hacia la mesa, recogí el pergamino con el tratado de comercial, lo enrolle y volví a la puerta.
-Os daré una respuesta a ambas cosas cuando no sienta deseos de estrangularos ¿Puedo irme ya?- lo dije dando a entender que me iba a ir si o si.Puse la mano sobre el picaporte, tiré- ¡Ah!...se me olvidaba- de un rápido movimiento le pegué un golpe con el puño cerrado en un lado de la mandíbula, no con toda mi fuerza, ni para dejarle una herida, pero si para dejarlo aturdido unos momentos por la velocidad del movimiento. Era una pequeña muestra de mi advertencia anterior. A mi se me respetaba- Seréis Príncipe, pero ya os advertí que pasaría si os tomabais tales confianzas conmigo.- a cualquier otro le hubiese rota la nariz de un golpe, pero con un Príncipe no podía tomarme esas libertades y además, solo era una advertencia, para que viera que cumplía lo que decía. Dado mi nivel de recelo hacia las personas en general y que era bastante reservada, un beso era algo que había que ganarse.
enfilé por el pasillo para marcharme. Seguía con la intención de poner tierra de por medio. me habían echado sal en una vieja herida y necesitaría tiempo para recomponer mis ideas. Iba a estar una temporadita irascible.
-¡¡¡Ey, ey!!! ¿Pero no habéis oído lo que os acabo de decir?- le pegué un empujón sin miramientos y le fulminé con la mirada con una mezcla de ira y sorpresa.
Iba a tener que especificar más y delimitar claramente mi espacio personal. ¿Qué se había creído?, yo no era ninguna niñata a la que se le hiciera el culo agua ante un beso de un príncipe, o de cualquier otro hombre, yo tenía otras ideas y otras expectativas, y poco interés tenían en romances, por algo me llamaban the Golden Maiden, muchos creían que seguía siendo doncella, nada más alejado de la realidad, lo que pasaba es que era muy discreta y reservada con mi vida personal y no me caracterizaba por ser promiscua, y aún menos desde la muerte de Feral. Me giré hacia la mesa, recogí el pergamino con el tratado de comercial, lo enrolle y volví a la puerta.
-Os daré una respuesta a ambas cosas cuando no sienta deseos de estrangularos ¿Puedo irme ya?- lo dije dando a entender que me iba a ir si o si.Puse la mano sobre el picaporte, tiré- ¡Ah!...se me olvidaba- de un rápido movimiento le pegué un golpe con el puño cerrado en un lado de la mandíbula, no con toda mi fuerza, ni para dejarle una herida, pero si para dejarlo aturdido unos momentos por la velocidad del movimiento. Era una pequeña muestra de mi advertencia anterior. A mi se me respetaba- Seréis Príncipe, pero ya os advertí que pasaría si os tomabais tales confianzas conmigo.- a cualquier otro le hubiese rota la nariz de un golpe, pero con un Príncipe no podía tomarme esas libertades y además, solo era una advertencia, para que viera que cumplía lo que decía. Dado mi nivel de recelo hacia las personas en general y que era bastante reservada, un beso era algo que había que ganarse.
enfilé por el pasillo para marcharme. Seguía con la intención de poner tierra de por medio. me habían echado sal en una vieja herida y necesitaría tiempo para recomponer mis ideas. Iba a estar una temporadita irascible.
Faolain Fowler
Re: Lealtad de los Vasallos (Faolain Fowler)
Lo he oído perfectamente, sí podéis marcharos, me urge más el acuerdo comercial. El otro asunto hasta que no termine lo que se nos viene encima no tendrá ninguna utilidad.
Parecía molesta pero a la vez parecía haber ignorado el beso, lo cual aliviaba a Maron, su pensamiento se interrumpió cuando dijo el "¡Ah ...! . Le golpeó la mandíbula. Le dolió aunque sabía que se había contenido y no dijo nada porque era más que evidente que se lo había ganado.
De los errores se aprende, pero no cometáis el error de creer que no me había enterado o de que no sabía lo que iba a suponer. No soy ningún tonto mi señora.
Se sostuvo el mentón con una mano gesticulando con la boca, no tenía ninguna lesión grave, aunque le había hecho un poco de sangre. Rellenó la copa de vino se enjuago y se terminó de nuevo la copa.
Esperaré impaciente vuestra respuesta. Tened buenas noches y descansad que falta nos hará los días próximos.
Cogió la copa volviéndola a rellenar, arrastró su silla hasta el alféizar y se sentó a contemplar la noche, sólo bebería un par de copas más y dormiría. Estaba agotado física y mentalmente.
Supuso que necesitaría bastante tiempo para pensarse lo que le acababa de proponer, de hecho probablemente lo rechazase sólo por el beso. Maron no le caía nada bien por lo que el hecho de pasar demasiado tiempo con el no la agradaría. Pero no era su "amistad" lo que buscaba, si no consejos buenos y sinceros. Los Dioses tendrían que decidir, él ya había hecho lo que estaba en su mano.
Parecía molesta pero a la vez parecía haber ignorado el beso, lo cual aliviaba a Maron, su pensamiento se interrumpió cuando dijo el "¡Ah ...! . Le golpeó la mandíbula. Le dolió aunque sabía que se había contenido y no dijo nada porque era más que evidente que se lo había ganado.
De los errores se aprende, pero no cometáis el error de creer que no me había enterado o de que no sabía lo que iba a suponer. No soy ningún tonto mi señora.
Se sostuvo el mentón con una mano gesticulando con la boca, no tenía ninguna lesión grave, aunque le había hecho un poco de sangre. Rellenó la copa de vino se enjuago y se terminó de nuevo la copa.
Esperaré impaciente vuestra respuesta. Tened buenas noches y descansad que falta nos hará los días próximos.
Cogió la copa volviéndola a rellenar, arrastró su silla hasta el alféizar y se sentó a contemplar la noche, sólo bebería un par de copas más y dormiría. Estaba agotado física y mentalmente.
Supuso que necesitaría bastante tiempo para pensarse lo que le acababa de proponer, de hecho probablemente lo rechazase sólo por el beso. Maron no le caía nada bien por lo que el hecho de pasar demasiado tiempo con el no la agradaría. Pero no era su "amistad" lo que buscaba, si no consejos buenos y sinceros. Los Dioses tendrían que decidir, él ya había hecho lo que estaba en su mano.
Maron Martell- Nobleza
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