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Un desvío en el camino.
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Un desvío en el camino.
Dos monedas. Ese era el nombre de la taberna que se encontraba cerca de la fortaleza de los Mallery. La pequeña comitiva conformada por el bastardo del Valle, sus dos hombres, la mujer del este y el caballero de Gran Mesa había abandonado el camino de las rosas en cuanto pudieron, dirigiéndose al norte para llegar al camino dorado, otra vía para llegar a Desembarco del Rey. No deseaba proseguir su camino por el lugar en el que Daemon Fuegoscuro pudiese seguirle su pista, aunque intuía que Ryan era capaz de hacérselo saber, pero no hasta que pudiese llegar a un lugar donde existiese posibilidad de enviar un cuervo. Y eso no sería hasta la misma Desembarco del Rey. Y allí él sería quien tuviese sus armas en disposición y no los otros.
Había abandonado a la mujer, durmiendo tranquila. Ya era una hora prudente y la mayoría de hombres y mujeres que quedaban en el lugar dormían. Cerró la habitación por fuera con cuidado, tratando de no despertar a Liana, llevando su mano junto a la hoja de madera para que se escuchase lo más mínimo.
- Te tiene cogido por los huevos...- La voz de Stilian le tomó por la espalda. Al voltearse lo vio sentado en aquel pequeño rellano, en un sillón, mientras se entretenía con unas cartas a las que daba vueltas sobre la mesa y de las que, a veces, tomaba alguna para amontonarla en una de las cuatro divisiones. El solitario. No había mejor juego para él.- Vete a dormir.- Se acerco hasta él, sonriente, y al pasar y dirigirse hacia las escaleras notó como la mano de su hermano quedaba sobre su brazo, haciéndole parar. Le demostró su fuerza...o quizás su apoyo. Nathair notó lo que en verdad era y lo agradeció apostando su mano sobre la de él, dando una palmada.- Duerme, de verdad. Necesito estar despierto un tiempo, luego volveré con ella.
Al bajar al salón reconoció la cerradura de la puerta cerrada. Así se evitaba cualquier intento de robo o saqueo, o al menos daría una posibilidad de defenderse a todo aquel que se lo pensase. La chimenea aún quedaba dispuesta, aunque en sus últimas. El ándalo dirigió sus pasos tras la barra y buscó una botella de licor entre todas aquellas que quedaban alineadas tras la madera que servía de diferenciación entere cliente y dueño. Apostó un vaso de cristal opaco y lo llenó hasta la mitad de aquel licor transparente, casi alcohol puro.
Jugueteó con el vaso, volteándolo hacia un lado. Y hacia otro. Pensaba en beberlo de una vez, o quizás en dos tragos. Así entraría en calor y podría olvidar sus pensamientos sobre la muerte de su padre. Los clanes, decían...pero no terminaba de creérselo. Él era conocedor de las intrigas de la corte de los Arryn y...El ruido al posar un vaso sobre la madera llamó su atención. No estaba solo. Dirigió su mirada en busca de su compañero de madrugada.- Muy tarde para cualquier hombre común.- Alzó el vaso hacia él y bebió un sorbo. Caliente, fuerte como fuego. De dragón.- Maldito sueño que no aparece cuando es encesario...- Farfulló en una sala casi en silencio.
Había abandonado a la mujer, durmiendo tranquila. Ya era una hora prudente y la mayoría de hombres y mujeres que quedaban en el lugar dormían. Cerró la habitación por fuera con cuidado, tratando de no despertar a Liana, llevando su mano junto a la hoja de madera para que se escuchase lo más mínimo.
- Te tiene cogido por los huevos...- La voz de Stilian le tomó por la espalda. Al voltearse lo vio sentado en aquel pequeño rellano, en un sillón, mientras se entretenía con unas cartas a las que daba vueltas sobre la mesa y de las que, a veces, tomaba alguna para amontonarla en una de las cuatro divisiones. El solitario. No había mejor juego para él.- Vete a dormir.- Se acerco hasta él, sonriente, y al pasar y dirigirse hacia las escaleras notó como la mano de su hermano quedaba sobre su brazo, haciéndole parar. Le demostró su fuerza...o quizás su apoyo. Nathair notó lo que en verdad era y lo agradeció apostando su mano sobre la de él, dando una palmada.- Duerme, de verdad. Necesito estar despierto un tiempo, luego volveré con ella.
Al bajar al salón reconoció la cerradura de la puerta cerrada. Así se evitaba cualquier intento de robo o saqueo, o al menos daría una posibilidad de defenderse a todo aquel que se lo pensase. La chimenea aún quedaba dispuesta, aunque en sus últimas. El ándalo dirigió sus pasos tras la barra y buscó una botella de licor entre todas aquellas que quedaban alineadas tras la madera que servía de diferenciación entere cliente y dueño. Apostó un vaso de cristal opaco y lo llenó hasta la mitad de aquel licor transparente, casi alcohol puro.
Jugueteó con el vaso, volteándolo hacia un lado. Y hacia otro. Pensaba en beberlo de una vez, o quizás en dos tragos. Así entraría en calor y podría olvidar sus pensamientos sobre la muerte de su padre. Los clanes, decían...pero no terminaba de creérselo. Él era conocedor de las intrigas de la corte de los Arryn y...El ruido al posar un vaso sobre la madera llamó su atención. No estaba solo. Dirigió su mirada en busca de su compañero de madrugada.- Muy tarde para cualquier hombre común.- Alzó el vaso hacia él y bebió un sorbo. Caliente, fuerte como fuego. De dragón.- Maldito sueño que no aparece cuando es encesario...- Farfulló en una sala casi en silencio.
Nathair Arryn- Otros
Re: Un desvío en el camino.
-¡¡Moveoooos!!!-
El paso es lento, proliferan las quejas por cansancio. Algunos ríen y otros beben. Mantienen el paso, ha sido un viaje largo. Y más lo va a ser todavía.
-¡¡Rápido ratas de estercolero!!-
-¡¿No habéis oído al jefe?! ¡Moveos damiselas virginaleso o no volvereis a ver una miaja de pan jamás! ¡¡MAS RÁPIDO!!- Repitió Rinarld, mis órdenes uno de mis subalternos de mas alto reconocimiento.
El extraño cuerno sonoro de alguna remota criatura de las islas del verano suena en la profundidad tocada por uno de sus habitantes. Era común que la tocasen cuando les hacía avanzar a marchas forzadas. Su sonido, indefinido, variante con la vibración era reconocible entre cualquier otro ruido existente. Significaba que la compañía avanzaba.
-Xhalxa. Ven.- El gran hombre de tez oscura como un cuervo se acercó a mi desde su posición.- Me parece estupendo que a tus cenizas humanas les guste la música, pero si desvelan nuestra posición y algún señorzuelo de los valle nos ataca tu perderás la lengua primero. Así que hazlos callar o aprende a tocar el tambor.-
-Ja, ja. Busca un par de liras myrienses y montemos una compañía de bardos... JA, JA, JA. Voy a callar esos cuernos jefe, las funalas de leche de este continente llorarían al pensar que he perdido la lengua.- Dice Xhalxa con su característico acento de las islas del Verano. Habla mejor la lengua de Poniente que el alto valyrio, conociendo una lengua de bárbaros será mas sencillo aprender otra.
Xhalxa era uno de mis 5 subalternos, él era un salvaje de las Islas del Verano. Lideraba una pequeña tribu en la isla, fueron derrotados por una tribu rival y los restos de su tribu vagaron entre los continentes hasta que yo los encontré. Muchos piensan que los hombres de las islas del Verano son mas parecidos a animales que a humanos, no se cuanta inteligencia albergan como raza, pero su pegada es fuerte, su rabia innegable y poseen una latente pasión por la violencia. Rinarld y Pariengo eran otros dos de mis subalternos mas importantes, ambos eran compatriotas braavosi, ambos jaques notorios venidos a menos, viejos compañeros de batalla, mis mas fieles entre mis hombres, o en eso confío. Rinarld es un hombre gordo y calvo, con un gran bigote, sigue llevando sus viejas ropas llamativas de Braavos aunque la dejásemos atrás hace ya muchos años; Pariengo era diferente, como yo siempre vestía con ropa descuidada (casi harapos), era mas analítico aunque igualmente juerguista. De los dos Pariengo era el buen esgrimista, y Rinarld era el que inspiraba mas liderazgo. Otro de mis subalternos mas importantes era Moloqir, un ex Capa de de Tigre, nacido en Astapor en la Bahía de los Esclavos, criado y adiestrado para la batalla y vendido a los triarcas de Volantis como Guardia. Propenso a la violencia, guerrero feroz y repleto de ira por los nobles y los ricos. Son característicos sus tatuajes en forma de rallas atigradas de un color verde. Capa de Tigre es un nombre que le hace justicia, y sus amos cometieron un error al tratar a un tigre como a un gato; él, junto a otros Capas de Tigre se liberaron desatando una gran violencia y liberaron a varios esclavos huyendo de las proximidades de la Bahía de los Esclavos hacia el oeste. Ya formaba parte de la Guardia Valerosa de Shimbala cuando yo los conocí pero nunca fueron demasiado afines al conformismo del Tyroshi. El último de mis subalternos es compatriota de Shimbala, un pirata Tyroshi llamado Nadir Shaaron que hostigaba los barcos mercantes en la costa occidental de Essos. Eran el soporte marítimo de la Compañía de mi viejo líder Shimbala antes de que lo matase. Pese a que era un viejo amigo de Shimbala, la promesa de mayor oro y gloria desde la caída de mi predecesor ha mantenido avivada su codicia infinita. Destaca en batalla junto con sus compañeros pirata por su barba tintada de un vivo color verde y rojo a rallas y un brillante yelmo con forma de halcón que probablemente haya robado. Estos cinco hombres mas cercanos constituían la maquinaria que mantenía mi Legión Profana unida y que mantenía, a través de sus líderes, todos sus elementos bajo mis órdenes.
-Nadir. Cuando lleguemos a la ciudad mas cercana envía un cuervo a los sodomitas de tus piratas al otro lado del mar Angosto. Diles que no se excedan al piratear. Puede ser que los necesitemos dentro de poco. No podemos ir a pie siempre o la mitad de estos hombres de mazapán se quedarán sin pies antes de llegar a Antigua.- Digo al pirata Tyroshi.
-Ssi, Pirazzo, les enviaré un cuervo en lo pronto, pero sseguro que un halcón llegaría antess...-
-Si, sin duda lo haría, pero... Comprate un halcón tu mismo con la sangre que gotee de tus alfanjes, (*en Alto Valyrio) ¿entendido? (*) Hasta entonces, envía cuervos.- Digo al Tyroshi, que rió alto y retrocedió un par de filas hasta sus hombres.
(* en Alto Valyrio)-Deberíamos detenernos ahora. Lo hombres necesitan un descanso para emborracharse y jugar a algo. Llevamos demasiado tiempo sin un trabajo, explotarles ahora puede ocasionar que tengamos que cortar alguna cabeza.- (*) Dice Pariengo acercándose a mi. Su consejo era por lo general el mas acertado.
(* en Alto Valyrio)-Si, deberías descansar un poco... Estamos en la Tierra de los Mallery así que acamparemos. Sin ruidos. Mmm... Conozco la mayoría de regiones de este asqueroso continente pero nadie podría hablarnos mejor de oportunidades que sus paisanos. -(*) Medito unos instantes sin hablar con nadie, escuchando el ruido de fondo, las pisadas de los hombres, el entrechocar de las alabardas de los norvosi a mi espalda, las risas y las réplicas.
-¡¡ALTO!!-
-¡Deteneos perros!- Repite Rinarld con un sonido profundo de garganta.
(* en Alto Valyrio)-Monta el campamento aquí, deja que se diviertan un poco los hombres. Pero no quiero fugas; un asesinato o una violación ahora llamaría demasiado la atención. Mantén a los perros sujetos hasta que algún reyezuelo nos contrate.- Digo a Rinarld que sonríe y comienza a dar órdenes a la Compañía al tiempo que saca una botella de lo que parece ser coñac de peras de Tyrosh.- Pariengo, busca al engañabobos pentosi y busquemos a los nativos de la zona.- (*)
Un gesto con la cabeza es suficiente, Pariengo se mueve con rapidez a buscar a Denario Sahrma, un estafador de Pentos, nos contrató con engaños y luego nos trató de convencer de que no debía pagarnos. Fue muy convincente, pero no acostumbro a escuchar a nadie que no me interese. Sin embargo, me gustó su desparpajo, de modo que le perdoné su vida a cambio de que sirviera como mi asistente en la Legión Profana hasta mi muerte. Aceptó, la otra opción era una muerte inmediata...
No hay demasiado en las proximidades a donde acampamos de modo que tenemos que andar durante unos minutos. A nuestro alrededor solo hay algunas atalayas viejas y casas de granjeros medio derruidas. Finalmente, como una leve luz mas adelante, encontramos una taberna cercana a la fortaleza de la Casa Mallery. No parece gran cosa como taberna.
Dos monedas... Con un poco de suerte encontraremos unas ramera con ese precio a la que clavarle mi espada sin filo muy profundo. No veo una mujer desde hace semanas, ya estoy cansado de solo oler sudor de hombres.
Nos dirigimos a la taberna. Golpeo con fuerza tres veces a la puerta. Finalmente abre un hombre barrigudo con el pelo oscuro y de sonrisa agradable.
-¿Que queréis? Estábamos a punto de cerrar. A estas horas no es sensato mantener Dos Monedas abierto en esta zona, se comenta que hay bandidos por aquí.- Dice el dueño de la taberna con gesto preocupado al ver nuestras armas.
-Pues con más motivo, señor. Estamos perdidos por estas zonas. Venimos del extranjero, mi nombre es Albagos Mérites, soy un comerciante de Pentos. Me dirigía a Lannisport desde Desembarco del Rey para tratar un negocio próximo.- Dice casi al instante el astuto estafador pentosi Denario Sahrma.
-Mmm, de Desembarco dice usted. Y por que no ir directamente a Lannisport a través del mar. Los puertos están abiertos a las Ciudades Libres.- Dice el tabernero algo desconfiado.
-¿Uno no se hace rico gastando transbordo verdad? Llegar a Lannisport por mar implicaría rodear todo el Sur, eso implica permisos de paso, transbordo, mas alimento, mas salarios para los marineros y mas mar, me marean los barcos en realidad. Si, son necesarios para cualquier negocio, ya lo se, pero cuanto menos esté en cubierta mejor. Usted ya sabe.- Dice Denario con una sonrisa de oreja a oreja mientras reproduce un mensaje que a oídos suenas casi memorizado por la continuidad que le otorga. - No se preocupe por estos dos hombres armados mi buen señor. Se que parecen violentos sacos de carnes que solo saben pensar en malas acciones. - Aprecio cierto regusto en la frase que acaba de decir Denario, suena a sinceridad real, las mejores mentiras son las que tienen parte de verdad, y de verdad pienso que Denario odia el estilo de vida mercenario.- Pero la verdad es que estos buenos hombres son mis protectores. Las mejores espadas de Braavos mi buen señor. No le entenderán ni la mitad de lo que diga pues solo entienden Alto Valyrio pero pondrán su espada, y su sangre, a su servicio si le da un buen sueldo.- Dice Denario de nuevo encantadoramente creíble.
-De acuerdo, mi nombre es Janos Tyberin.- Dice el tabernero ya confiado. Nos mira a nosotros con un último gesto de desconfianza.- Pero dejad las armas en la habitación nada mas entrar. Aquí no habrá amenaza ninguna.
-Si... lo haremos lo más... rápida, que pueda se, mi (* en Alto Valyrio) ¿señor?- (*) Digo, fingiendo no saber hablar su lengua como un idiota. Siento que de verdad Denario disfruta con esto. A su manera es divertido.
-Vamos caballeros. entremos al calor de este agradable sitio.- Dice Denario entrando en la taberna.- Consumiremos algunas bebidas antes de dormir. Ya sabes usted, para entrar en calor. En mi tierra el clima es mas caluroso je, je, je.-
-Procuren no hacer ruido, la mayoría de personas empezaran a dormirse en breve. Consuman lo que quieran. Mañana pagaran lo conveniente.- Dice el tabernero mientras cierra el cerrojo de salón principal y le da una llave a Denario.- Es la cuarta puerta a la derecha. Buenas noches.-
El tabernero se marcha a descansar y miro a Pariengo y al estafador pentosi.
-Bien. Esperemos un poco a ver si baja alguien interesante. Si en la hora del lobo nadie ha bajado tendremos que... bueno, tocar a cada puerta a preguntar ¿verdad Pariengo? Ja, ja, ja.- Le digo mirandole a los ojos al tiempo que el me muestra una sonrisa de mercenario bastante sucia.
-¿Como aquella vez en Lorath? entendido, ja, ja, ja.- Dice Pariengo llevándose las manos a los respectivos pomos de sus armas.
-Bien, esperemos.- Digo arrancando el tapón de una botella que ponía "Dorado del Rejo", nunca he probado el vino de Poniente. Es suave, demasiado blando, pero será suficiente. -Esperemos que los hombres se lo pasen mejor que nosotros... -
Pasan los minutos sin demora. El vino me produce un cosquilleo en las manos. Denario habla con Pariengo sobre muchas de sus mas ingeniosas estafas. Ambos se rien en la inmensidad. Entonces se oyen un pasos. Alguien baja. Denario para de contar cosas, se relaja y sonrie, es su pose natural ante los cambios, mientras que los demás desconfiamos y analizamos, parecemos inquietos y observamos, para él es el momento en el que parece mas relajado; en parte no me gusta, pero es un hombre útil.
Por la puerta entra un hombre solo. Complexión fuerte, parece bastante seguro, algo solitario. Tiene algo en lo que pensar. Más sencillo de abordar si está solo. Es probable que podamos sacarle algo que nos sea útil de este tosco continente. Necesito mantener a mis hombres, y las promesas ya empiezan a dar paso al hambre.
Un gesto con la mirada es suficiente. El hombre se sirve un copa. Los tres nos levantamos ruidosamente. Él es consciente de nuestra presencia, andamos despacio hacia él.
-Es una noche demasiado fría y hay demasiado silencio como para bebe solo ¿ no crees?. Somos comerciantes de sedas de Pentos. Mi nombre es Federcio Montante y este es mi compatriota Giaremo Blason, venimos de Braavos. Este caballero que huele a perfume es Albagos Mérites, de Pentos. Proveedor. Decidnos, ¿como está la cosa en este maravilloso continente en el que vives? ¿O me he equivocado de época para elegir comerciar?- Digo con tranquilidad, mi elocuencia era mucho menor que da de Denario, pero también poseía cierto carisma.
El paso es lento, proliferan las quejas por cansancio. Algunos ríen y otros beben. Mantienen el paso, ha sido un viaje largo. Y más lo va a ser todavía.
-¡¡Rápido ratas de estercolero!!-
-¡¿No habéis oído al jefe?! ¡Moveos damiselas virginaleso o no volvereis a ver una miaja de pan jamás! ¡¡MAS RÁPIDO!!- Repitió Rinarld, mis órdenes uno de mis subalternos de mas alto reconocimiento.
El extraño cuerno sonoro de alguna remota criatura de las islas del verano suena en la profundidad tocada por uno de sus habitantes. Era común que la tocasen cuando les hacía avanzar a marchas forzadas. Su sonido, indefinido, variante con la vibración era reconocible entre cualquier otro ruido existente. Significaba que la compañía avanzaba.
-Xhalxa. Ven.- El gran hombre de tez oscura como un cuervo se acercó a mi desde su posición.- Me parece estupendo que a tus cenizas humanas les guste la música, pero si desvelan nuestra posición y algún señorzuelo de los valle nos ataca tu perderás la lengua primero. Así que hazlos callar o aprende a tocar el tambor.-
-Ja, ja. Busca un par de liras myrienses y montemos una compañía de bardos... JA, JA, JA. Voy a callar esos cuernos jefe, las funalas de leche de este continente llorarían al pensar que he perdido la lengua.- Dice Xhalxa con su característico acento de las islas del Verano. Habla mejor la lengua de Poniente que el alto valyrio, conociendo una lengua de bárbaros será mas sencillo aprender otra.
Xhalxa era uno de mis 5 subalternos, él era un salvaje de las Islas del Verano. Lideraba una pequeña tribu en la isla, fueron derrotados por una tribu rival y los restos de su tribu vagaron entre los continentes hasta que yo los encontré. Muchos piensan que los hombres de las islas del Verano son mas parecidos a animales que a humanos, no se cuanta inteligencia albergan como raza, pero su pegada es fuerte, su rabia innegable y poseen una latente pasión por la violencia. Rinarld y Pariengo eran otros dos de mis subalternos mas importantes, ambos eran compatriotas braavosi, ambos jaques notorios venidos a menos, viejos compañeros de batalla, mis mas fieles entre mis hombres, o en eso confío. Rinarld es un hombre gordo y calvo, con un gran bigote, sigue llevando sus viejas ropas llamativas de Braavos aunque la dejásemos atrás hace ya muchos años; Pariengo era diferente, como yo siempre vestía con ropa descuidada (casi harapos), era mas analítico aunque igualmente juerguista. De los dos Pariengo era el buen esgrimista, y Rinarld era el que inspiraba mas liderazgo. Otro de mis subalternos mas importantes era Moloqir, un ex Capa de de Tigre, nacido en Astapor en la Bahía de los Esclavos, criado y adiestrado para la batalla y vendido a los triarcas de Volantis como Guardia. Propenso a la violencia, guerrero feroz y repleto de ira por los nobles y los ricos. Son característicos sus tatuajes en forma de rallas atigradas de un color verde. Capa de Tigre es un nombre que le hace justicia, y sus amos cometieron un error al tratar a un tigre como a un gato; él, junto a otros Capas de Tigre se liberaron desatando una gran violencia y liberaron a varios esclavos huyendo de las proximidades de la Bahía de los Esclavos hacia el oeste. Ya formaba parte de la Guardia Valerosa de Shimbala cuando yo los conocí pero nunca fueron demasiado afines al conformismo del Tyroshi. El último de mis subalternos es compatriota de Shimbala, un pirata Tyroshi llamado Nadir Shaaron que hostigaba los barcos mercantes en la costa occidental de Essos. Eran el soporte marítimo de la Compañía de mi viejo líder Shimbala antes de que lo matase. Pese a que era un viejo amigo de Shimbala, la promesa de mayor oro y gloria desde la caída de mi predecesor ha mantenido avivada su codicia infinita. Destaca en batalla junto con sus compañeros pirata por su barba tintada de un vivo color verde y rojo a rallas y un brillante yelmo con forma de halcón que probablemente haya robado. Estos cinco hombres mas cercanos constituían la maquinaria que mantenía mi Legión Profana unida y que mantenía, a través de sus líderes, todos sus elementos bajo mis órdenes.
-Nadir. Cuando lleguemos a la ciudad mas cercana envía un cuervo a los sodomitas de tus piratas al otro lado del mar Angosto. Diles que no se excedan al piratear. Puede ser que los necesitemos dentro de poco. No podemos ir a pie siempre o la mitad de estos hombres de mazapán se quedarán sin pies antes de llegar a Antigua.- Digo al pirata Tyroshi.
-Ssi, Pirazzo, les enviaré un cuervo en lo pronto, pero sseguro que un halcón llegaría antess...-
-Si, sin duda lo haría, pero... Comprate un halcón tu mismo con la sangre que gotee de tus alfanjes, (*en Alto Valyrio) ¿entendido? (*) Hasta entonces, envía cuervos.- Digo al Tyroshi, que rió alto y retrocedió un par de filas hasta sus hombres.
(* en Alto Valyrio)-Deberíamos detenernos ahora. Lo hombres necesitan un descanso para emborracharse y jugar a algo. Llevamos demasiado tiempo sin un trabajo, explotarles ahora puede ocasionar que tengamos que cortar alguna cabeza.- (*) Dice Pariengo acercándose a mi. Su consejo era por lo general el mas acertado.
(* en Alto Valyrio)-Si, deberías descansar un poco... Estamos en la Tierra de los Mallery así que acamparemos. Sin ruidos. Mmm... Conozco la mayoría de regiones de este asqueroso continente pero nadie podría hablarnos mejor de oportunidades que sus paisanos. -(*) Medito unos instantes sin hablar con nadie, escuchando el ruido de fondo, las pisadas de los hombres, el entrechocar de las alabardas de los norvosi a mi espalda, las risas y las réplicas.
-¡¡ALTO!!-
-¡Deteneos perros!- Repite Rinarld con un sonido profundo de garganta.
(* en Alto Valyrio)-Monta el campamento aquí, deja que se diviertan un poco los hombres. Pero no quiero fugas; un asesinato o una violación ahora llamaría demasiado la atención. Mantén a los perros sujetos hasta que algún reyezuelo nos contrate.- Digo a Rinarld que sonríe y comienza a dar órdenes a la Compañía al tiempo que saca una botella de lo que parece ser coñac de peras de Tyrosh.- Pariengo, busca al engañabobos pentosi y busquemos a los nativos de la zona.- (*)
Un gesto con la cabeza es suficiente, Pariengo se mueve con rapidez a buscar a Denario Sahrma, un estafador de Pentos, nos contrató con engaños y luego nos trató de convencer de que no debía pagarnos. Fue muy convincente, pero no acostumbro a escuchar a nadie que no me interese. Sin embargo, me gustó su desparpajo, de modo que le perdoné su vida a cambio de que sirviera como mi asistente en la Legión Profana hasta mi muerte. Aceptó, la otra opción era una muerte inmediata...
No hay demasiado en las proximidades a donde acampamos de modo que tenemos que andar durante unos minutos. A nuestro alrededor solo hay algunas atalayas viejas y casas de granjeros medio derruidas. Finalmente, como una leve luz mas adelante, encontramos una taberna cercana a la fortaleza de la Casa Mallery. No parece gran cosa como taberna.
Dos monedas... Con un poco de suerte encontraremos unas ramera con ese precio a la que clavarle mi espada sin filo muy profundo. No veo una mujer desde hace semanas, ya estoy cansado de solo oler sudor de hombres.
Nos dirigimos a la taberna. Golpeo con fuerza tres veces a la puerta. Finalmente abre un hombre barrigudo con el pelo oscuro y de sonrisa agradable.
-¿Que queréis? Estábamos a punto de cerrar. A estas horas no es sensato mantener Dos Monedas abierto en esta zona, se comenta que hay bandidos por aquí.- Dice el dueño de la taberna con gesto preocupado al ver nuestras armas.
-Pues con más motivo, señor. Estamos perdidos por estas zonas. Venimos del extranjero, mi nombre es Albagos Mérites, soy un comerciante de Pentos. Me dirigía a Lannisport desde Desembarco del Rey para tratar un negocio próximo.- Dice casi al instante el astuto estafador pentosi Denario Sahrma.
-Mmm, de Desembarco dice usted. Y por que no ir directamente a Lannisport a través del mar. Los puertos están abiertos a las Ciudades Libres.- Dice el tabernero algo desconfiado.
-¿Uno no se hace rico gastando transbordo verdad? Llegar a Lannisport por mar implicaría rodear todo el Sur, eso implica permisos de paso, transbordo, mas alimento, mas salarios para los marineros y mas mar, me marean los barcos en realidad. Si, son necesarios para cualquier negocio, ya lo se, pero cuanto menos esté en cubierta mejor. Usted ya sabe.- Dice Denario con una sonrisa de oreja a oreja mientras reproduce un mensaje que a oídos suenas casi memorizado por la continuidad que le otorga. - No se preocupe por estos dos hombres armados mi buen señor. Se que parecen violentos sacos de carnes que solo saben pensar en malas acciones. - Aprecio cierto regusto en la frase que acaba de decir Denario, suena a sinceridad real, las mejores mentiras son las que tienen parte de verdad, y de verdad pienso que Denario odia el estilo de vida mercenario.- Pero la verdad es que estos buenos hombres son mis protectores. Las mejores espadas de Braavos mi buen señor. No le entenderán ni la mitad de lo que diga pues solo entienden Alto Valyrio pero pondrán su espada, y su sangre, a su servicio si le da un buen sueldo.- Dice Denario de nuevo encantadoramente creíble.
-De acuerdo, mi nombre es Janos Tyberin.- Dice el tabernero ya confiado. Nos mira a nosotros con un último gesto de desconfianza.- Pero dejad las armas en la habitación nada mas entrar. Aquí no habrá amenaza ninguna.
-Si... lo haremos lo más... rápida, que pueda se, mi (* en Alto Valyrio) ¿señor?- (*) Digo, fingiendo no saber hablar su lengua como un idiota. Siento que de verdad Denario disfruta con esto. A su manera es divertido.
-Vamos caballeros. entremos al calor de este agradable sitio.- Dice Denario entrando en la taberna.- Consumiremos algunas bebidas antes de dormir. Ya sabes usted, para entrar en calor. En mi tierra el clima es mas caluroso je, je, je.-
-Procuren no hacer ruido, la mayoría de personas empezaran a dormirse en breve. Consuman lo que quieran. Mañana pagaran lo conveniente.- Dice el tabernero mientras cierra el cerrojo de salón principal y le da una llave a Denario.- Es la cuarta puerta a la derecha. Buenas noches.-
El tabernero se marcha a descansar y miro a Pariengo y al estafador pentosi.
-Bien. Esperemos un poco a ver si baja alguien interesante. Si en la hora del lobo nadie ha bajado tendremos que... bueno, tocar a cada puerta a preguntar ¿verdad Pariengo? Ja, ja, ja.- Le digo mirandole a los ojos al tiempo que el me muestra una sonrisa de mercenario bastante sucia.
-¿Como aquella vez en Lorath? entendido, ja, ja, ja.- Dice Pariengo llevándose las manos a los respectivos pomos de sus armas.
-Bien, esperemos.- Digo arrancando el tapón de una botella que ponía "Dorado del Rejo", nunca he probado el vino de Poniente. Es suave, demasiado blando, pero será suficiente. -Esperemos que los hombres se lo pasen mejor que nosotros... -
Pasan los minutos sin demora. El vino me produce un cosquilleo en las manos. Denario habla con Pariengo sobre muchas de sus mas ingeniosas estafas. Ambos se rien en la inmensidad. Entonces se oyen un pasos. Alguien baja. Denario para de contar cosas, se relaja y sonrie, es su pose natural ante los cambios, mientras que los demás desconfiamos y analizamos, parecemos inquietos y observamos, para él es el momento en el que parece mas relajado; en parte no me gusta, pero es un hombre útil.
Por la puerta entra un hombre solo. Complexión fuerte, parece bastante seguro, algo solitario. Tiene algo en lo que pensar. Más sencillo de abordar si está solo. Es probable que podamos sacarle algo que nos sea útil de este tosco continente. Necesito mantener a mis hombres, y las promesas ya empiezan a dar paso al hambre.
Un gesto con la mirada es suficiente. El hombre se sirve un copa. Los tres nos levantamos ruidosamente. Él es consciente de nuestra presencia, andamos despacio hacia él.
-Es una noche demasiado fría y hay demasiado silencio como para bebe solo ¿ no crees?. Somos comerciantes de sedas de Pentos. Mi nombre es Federcio Montante y este es mi compatriota Giaremo Blason, venimos de Braavos. Este caballero que huele a perfume es Albagos Mérites, de Pentos. Proveedor. Decidnos, ¿como está la cosa en este maravilloso continente en el que vives? ¿O me he equivocado de época para elegir comerciar?- Digo con tranquilidad, mi elocuencia era mucho menor que da de Denario, pero también poseía cierto carisma.
Invitado- Invitado
Re: Un desvío en el camino.
- Comerciantes...- Había sido él quien había quedado en Puerto Gaviota durante años observando a comerciantes, estafadores o traficantes. No, aquellos hombres no eran nada de esas tres cosas. Todos se encontrarían cerca de su barco, no en lo más interno de Poniente. Lo más parecido sería a traficantes, si, pero tampoco los veía de tal forma.- N...puede ser, pero no de Pentos. Sino de más al Norte.- Aquello era hasta una ofensa para él. Reconocía los acentos de aquellos que vivían en el este debido a los largos tratos que debía realizar en aquel puerto al que le recluyó su padre tras la guerra.- Pues decidme que hacéis tan alejados de puerto. Sin duda un muy buen negocio...- Tomó cuatro vasos más y los dejó en la barra que lo separaba de los otros tres. Comenzó a llenar los vasos. Con una botella en las manos podía resultar tan complicado de pillarle como con una espada.
Dio unos tres golpes con la botella en la madera antes de servir el licor.- Sino, se asienta.- Explicó. Seguramente no conociesen de aquel licor que se solía hacer en los campos del Dominio, tan llenos de color y vida ahora que era la primavera, a la que había dado paso el invierno, aquella que quedaba casi permanente en el lugar, regando con sol y buenas temperaturas a las cosechas tanto de trigo y maíz como de aquellos árboles que diesen el fruto necesario para el licor. Tomó el vaso con sus dedos y dio un sorbo, manteniendo la distancia de los hombres.- Tomad. Bebed. Aprovechad que ese hombre que gobierna aquí duerme tranquilamente.- Sonrió, al parecer la mar de tranquilo.
- Habrá guerra, por supuesto que podréis comerciar. Siempre que hay guerra se necesita de todo menos...telas.- Se encogió entonces de hombros.-Se prefieren las armas, la madera, los barcos o los...- Su ceja derecha se alzó por el siguiente comentario.- ...hombres.- Entonces dirigió su mirada por encima de los hombres, hacia la jamba de la puerta de entrada, donde observó al pelirrojo de Stilian, casi un calco de él...exceptuando que su constitución era mucho mayor. Para él era el cuarto vaso.- Pero de todas maneras, si queréis algún tipo de comercio con sedas...- Suspiró tratando de encontrar el mejor lugar para ello.- ...seguramente podríais probar suerte en la corte. Las muchachas estarán ansiosas por tener nuevos trapos con los que salir de sus torres.
Dio unos tres golpes con la botella en la madera antes de servir el licor.- Sino, se asienta.- Explicó. Seguramente no conociesen de aquel licor que se solía hacer en los campos del Dominio, tan llenos de color y vida ahora que era la primavera, a la que había dado paso el invierno, aquella que quedaba casi permanente en el lugar, regando con sol y buenas temperaturas a las cosechas tanto de trigo y maíz como de aquellos árboles que diesen el fruto necesario para el licor. Tomó el vaso con sus dedos y dio un sorbo, manteniendo la distancia de los hombres.- Tomad. Bebed. Aprovechad que ese hombre que gobierna aquí duerme tranquilamente.- Sonrió, al parecer la mar de tranquilo.
- Habrá guerra, por supuesto que podréis comerciar. Siempre que hay guerra se necesita de todo menos...telas.- Se encogió entonces de hombros.-Se prefieren las armas, la madera, los barcos o los...- Su ceja derecha se alzó por el siguiente comentario.- ...hombres.- Entonces dirigió su mirada por encima de los hombres, hacia la jamba de la puerta de entrada, donde observó al pelirrojo de Stilian, casi un calco de él...exceptuando que su constitución era mucho mayor. Para él era el cuarto vaso.- Pero de todas maneras, si queréis algún tipo de comercio con sedas...- Suspiró tratando de encontrar el mejor lugar para ello.- ...seguramente podríais probar suerte en la corte. Las muchachas estarán ansiosas por tener nuevos trapos con los que salir de sus torres.
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