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Trama IV: ¿Me concedéis este baile?
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Trama IV: ¿Me concedéis este baile?
¿Me concedéis este baile?
Trama IV
Trama IV
El olor hacía agua las bocas de los invitados. Con solo verlos, el estómago rugía impaciente; si se probaban, querrían vivir a base de aquellos manjares para el resto de sus vidas. Nunca antes se había visto nada igual. Cada detalle estaba medido y preparado hasta el más ínfimo milímetro. Todo debía ser perfecto, todo era perfecto; tanto, que algunos creyeron que había rebasado la barrera entre la realidad y la ficción. Desde entrantes con el mejor queso, mariscos, elaborados canapés, y otras muchas variedades, hasta la mejor selección de carnes, pescados, verduras y salsas de todo el reino. Tampoco podían olvidarse los postres; dulces de formas y colores hermosos que representaban diversas figuras y escenas sobre las bandejas de una elaboración envidiable. Además, había bebidas al gusto de cada uno de los asistentes al banquete. La música era otra de las grandes maravillas de aquella celebración; las parejas danzaban de un lado a otro sonrientes al son de los instrumentos. Incluso había algunos niños de familias nobles que correteaban dando saltos de un lado para otro, jugando con algunos bufones de la corte que los entretenían para que sus padres pudiesen disfrutar a gusto de la noche. La decoración del gran salón del castillo de Lanza del Sol era exquisita, un regalo para los ojos.
En la mesa principal, los novios presidían el centro; junto a ellos, sus familias. Las mesas siguientes se dispusieron de modo que las casas más importantes y principales quedaran más cercanas a ellos y, al final de la sala, los soldados y algunos sirvientes a los que Daenerys había pedido expresamente que se les permitiese asistir. Unos charlaban, otros bebían y comían, algunos bailaban e incluso proponían brindis por la prosperidad del reino y el nuevo matrimonio. Poco a poco, los representantes de cada casa se fueron acercando para felicitar a la pareja y desearles lo mejor. Algunos incluso llegaron a bromear sobre el encamamiento antes de tiempo, consiguiendo encender las mejillas de la joven dragona, a la que le temblaban las piernas con tan solo oír aquella palabra. Estaba nerviosa; sin embargo, y fuera de toda sospecha, sonreía feliz y alegre.
Varias veces hizo el amago de tomar la copa de oro frente a sí y llevársela a los labios para darle un buen trago al vino -dorniense, por supuesto-, pero todos y cada uno de sus intentos fueron frustrados por la llegada de los invitados que querían conocerla o saludarla. Ella sonreía dulcemente, respondía con palabras amables, daba las gracias y regresaba a su objetivo: el vino. A veces miraba a su esposo, se mordía el labio con una pequeña sonrisita e incluso le dirigía alguna que otra palabra. Pero estaba inquieta, y Maron se había dado cuenta de ello. La hermosa Daenerys se acarició las sienes con el propósito de evitar el dolor de cabeza que parecía acecharla cada cierto tiempo. Quería bailar, pero temía que no le respondiesen las piernas, tropezase y fuese el hazmerreír de todos; o que se desmayase por el agobio. La dragona no podía dejar de pensar en lo que ocurriría horas más tarde; en cómo la llevarían a rastras, la desnudarían por el camino, tocarían su cuerpo y la empujarían dentro de la habitación entre risas y gritos obscenos. Todo era posible aquella noche. ¿Sería capaz de soportar algo así?
Finalmente, decidió que era la hora de hacer lo que le viniese en gana. Y por ello obvió cualquier interrupción, tomó la copa y le dio un largo y nervioso trago al vino. Aquella fue la señal que le dio a entender a Maron que debía hacer algo para detenerla, animarla y que no terminase con todo el vino de la bodega. De fondo, Irya, que se había dado cuenta de la situación, captó la atención del Príncipe y le hizo una seña para que se encargase de su señora. Daenerys pedía ayuda a gritos silenciosos.
En la mesa principal, los novios presidían el centro; junto a ellos, sus familias. Las mesas siguientes se dispusieron de modo que las casas más importantes y principales quedaran más cercanas a ellos y, al final de la sala, los soldados y algunos sirvientes a los que Daenerys había pedido expresamente que se les permitiese asistir. Unos charlaban, otros bebían y comían, algunos bailaban e incluso proponían brindis por la prosperidad del reino y el nuevo matrimonio. Poco a poco, los representantes de cada casa se fueron acercando para felicitar a la pareja y desearles lo mejor. Algunos incluso llegaron a bromear sobre el encamamiento antes de tiempo, consiguiendo encender las mejillas de la joven dragona, a la que le temblaban las piernas con tan solo oír aquella palabra. Estaba nerviosa; sin embargo, y fuera de toda sospecha, sonreía feliz y alegre.
Varias veces hizo el amago de tomar la copa de oro frente a sí y llevársela a los labios para darle un buen trago al vino -dorniense, por supuesto-, pero todos y cada uno de sus intentos fueron frustrados por la llegada de los invitados que querían conocerla o saludarla. Ella sonreía dulcemente, respondía con palabras amables, daba las gracias y regresaba a su objetivo: el vino. A veces miraba a su esposo, se mordía el labio con una pequeña sonrisita e incluso le dirigía alguna que otra palabra. Pero estaba inquieta, y Maron se había dado cuenta de ello. La hermosa Daenerys se acarició las sienes con el propósito de evitar el dolor de cabeza que parecía acecharla cada cierto tiempo. Quería bailar, pero temía que no le respondiesen las piernas, tropezase y fuese el hazmerreír de todos; o que se desmayase por el agobio. La dragona no podía dejar de pensar en lo que ocurriría horas más tarde; en cómo la llevarían a rastras, la desnudarían por el camino, tocarían su cuerpo y la empujarían dentro de la habitación entre risas y gritos obscenos. Todo era posible aquella noche. ¿Sería capaz de soportar algo así?
Finalmente, decidió que era la hora de hacer lo que le viniese en gana. Y por ello obvió cualquier interrupción, tomó la copa y le dio un largo y nervioso trago al vino. Aquella fue la señal que le dio a entender a Maron que debía hacer algo para detenerla, animarla y que no terminase con todo el vino de la bodega. De fondo, Irya, que se había dado cuenta de la situación, captó la atención del Príncipe y le hizo una seña para que se encargase de su señora. Daenerys pedía ayuda a gritos silenciosos.
Daenerys Martell- Nobleza
Re: Trama IV: ¿Me concedéis este baile?
Después de la boda se dió el gran banquete, en aquel momento el calor no era agobiante, al contrario, el frescor de la noche hacía que se sintiese mejor para poder llevar su ropajes de gala, calzones y jubón azul y plata con el escudo de su casa en el pecho acompañado de unas buenas botas de piel y uan capa que casi llegaba al suelo, eran las ropas que llevaba en el Nido y así se sentíai como lo que era, el Lord de la Montaña.
Los platos estaban deliciosos, no era algo que no pudiese comer por él mismo pero sin duda aquel acopio de ostentosidad, los Siete no bendecirían aquello... pero eran los mortales los que jugaban con el pan y la justicia mientras otros pasaban hambre a las afueras de aquellas paredes.
Cuando ya estaba apunto de reventar por tanta comida se disculpó a sus acompañantes y se acercó hasta el lugar donde se encontraban los tortolitos - Mis señores Martell, es un honor haber podido acudir a vuestra celebración y rezo a los dioses para que vuestro matriomonio sea feliz, largo y duradero. - sacó dos cierres de oro con incrustaciones de piedras preciosas que formaban un Sol atravesado por una lanza y un halcón a su lado - Espero que acepten este pequeño regalo aparte de los que ya os he otorgado anteriormente para que recuerden que los Arryn acudieron y bendecieron esta unión. -
Esperó para escuchar la respuesta de los interlocutores y se acercó a la pista de baile para poder disfrutar de su habilidad bailando y mostrar su cortesía con alguna dama hasta el momento del encamamiento con el que acabaría todo aquello.
Los platos estaban deliciosos, no era algo que no pudiese comer por él mismo pero sin duda aquel acopio de ostentosidad, los Siete no bendecirían aquello... pero eran los mortales los que jugaban con el pan y la justicia mientras otros pasaban hambre a las afueras de aquellas paredes.
Cuando ya estaba apunto de reventar por tanta comida se disculpó a sus acompañantes y se acercó hasta el lugar donde se encontraban los tortolitos - Mis señores Martell, es un honor haber podido acudir a vuestra celebración y rezo a los dioses para que vuestro matriomonio sea feliz, largo y duradero. - sacó dos cierres de oro con incrustaciones de piedras preciosas que formaban un Sol atravesado por una lanza y un halcón a su lado - Espero que acepten este pequeño regalo aparte de los que ya os he otorgado anteriormente para que recuerden que los Arryn acudieron y bendecieron esta unión. -
Esperó para escuchar la respuesta de los interlocutores y se acercó a la pista de baile para poder disfrutar de su habilidad bailando y mostrar su cortesía con alguna dama hasta el momento del encamamiento con el que acabaría todo aquello.
Invitado- Invitado
Re: Trama IV: ¿Me concedéis este baile?
Después de la entrega de regalos había ido en busca de su dama para que ambos fueran juntos a la boda y claro al banquete nupcial que se celebraba después de este, sonrió observando todo aquello, bien era cierto que había sido precioso, pero el dorado y rojo Lannister sin duda casarían mejor con el negro y rojo Targaryen, así que estaba decidido a que su boda fuera mas espectacular, cosa que sabia seguramente también pensara su joven dama, si bien no pudo acompañarlo aquella mañana en la entrega privada de regalos por parte de la familia, se aseguro que estuviera a su lado en el momento del banquete, dejando claro que sus casas pronto se unirían sin importar que pudieran pensar los demás asistentes, aunque al ser una de las hijas de unas de las principales casas de poniente no deberían quejarse demasiado.
Comió casi a desgana, le parecía excesiva la cantidad de alimentos que pasaban por delante de sus ojos, de los que apenas probaba uno o dos bocados, antes de que se le sustituyera por otro nuevo, así que en cuanto escucho a los músicos tomo la mano de su amada para sacarla a la pista de baile y disfrutar de la música, aunque también compartió un par de bailes con todas las damas de su casa y con la recién estrenada esposa de su tío. Era un buen bailarín, pero cuando vio a su dama cansada no se negó a llevarla a refrescarse un poco pendiente de ella en todo momento, como debía estar, sin hacer demasiado caso a las insinuaciones de alguna que otra joven dama que allí estaba y que le hacia mas que ojos, pues había sentido algún que otro tocamiento a su zona trasera, aunque no sabia de quien en particular, mientras se movía entre la cantidad ingente de gentes del lugar.
Y dentro de poco el momento crucial… - Sonrió mirando a su dama besándole la mano, sabiendo que en cualquier momento, cuando la señora esposa o el esposo se cansara de todo aquel jaleo de risas y bailes, pedirían la siguiente parte de la boda de cualquier noble en poniente, el encamamiento- Eres casi parte de la familia, participaras en el encamamiento de Maron? .. – Y claro la pregunta era otra encubierta sobre su propio permiso para participar el mismo, en el de su Tía.
Comió casi a desgana, le parecía excesiva la cantidad de alimentos que pasaban por delante de sus ojos, de los que apenas probaba uno o dos bocados, antes de que se le sustituyera por otro nuevo, así que en cuanto escucho a los músicos tomo la mano de su amada para sacarla a la pista de baile y disfrutar de la música, aunque también compartió un par de bailes con todas las damas de su casa y con la recién estrenada esposa de su tío. Era un buen bailarín, pero cuando vio a su dama cansada no se negó a llevarla a refrescarse un poco pendiente de ella en todo momento, como debía estar, sin hacer demasiado caso a las insinuaciones de alguna que otra joven dama que allí estaba y que le hacia mas que ojos, pues había sentido algún que otro tocamiento a su zona trasera, aunque no sabia de quien en particular, mientras se movía entre la cantidad ingente de gentes del lugar.
Y dentro de poco el momento crucial… - Sonrió mirando a su dama besándole la mano, sabiendo que en cualquier momento, cuando la señora esposa o el esposo se cansara de todo aquel jaleo de risas y bailes, pedirían la siguiente parte de la boda de cualquier noble en poniente, el encamamiento- Eres casi parte de la familia, participaras en el encamamiento de Maron? .. – Y claro la pregunta era otra encubierta sobre su propio permiso para participar el mismo, en el de su Tía.
Maekar Targaryen- Realeza
Trama IV. ¿Me concedéis este baile?
El alarde de ostentación de los cocineros de los Martell hizo las delicias del joven heredero al Valle, intento probar casi todas las salsas, a pesar de que la mayoría eran mucho mas picantes de las que solía tomar en el Valle. Comió bastante, tanto de carne como de pescado, y bebió disfrutando de las mejores cosechas de vino dorniense; por supuesto los postres fueron para el joven Arryn la guindilla, tartas con limón y pasteles gigantes, trufas decoradas y todo tipo de manjares dulces.
En su mesa sentado con los miembros de su casa, paso su tiempo charlando con los jóvenes, Ser Lucas Coldwater se sentó a su lado y rieron bastante. Desde allí Marcus vio a su padre Lord Athys saludar a los novios y entregarles un presente en nombre del Valle, la hermosa novia parecía estar algo tensa, supuso que seria por el inminente encamamiento.
Mientras su padre se alejaba, se alzo y le tendió una mano a su hermana melliza, esta rápidamente se la cogió y se dirigieron a la pista de baile. Después de varios bailes, acompaño a su hermana a sentarse, cuando volvió junto a Lucas, este lo reto diciendo: -No os atreveréis a sacar a bailar a nadie que no sea vuestra hermana, Ser Arryn. Los hombres de la mesa rieron ante la provocación.
Pensó en sacar a Lady Ryella Hunter, vasalla de la casa Arryn , apretó los labio intentando ignorar las risas, en ese momento Maekar Targaryan dejaba a la novia junto a su señor esposo, entonces le toco a el sonreír.
Marcus tomo su copa bebió un trago, y le dijo a Lucas:
-Os habéis reído muy pronto, mi señor.-Le sonrió suavemente. -Olvidáis que los Arryn siempre Vuelan Alto. Con esto se levanto y de dirigió a la mesa de los novios, podía sentir las miradas de los hombres en el.
Cuando llego a la altura de la pareja, se inclino como correspondía a su rango.
-Mi señor Martell, espero que los Siete bendigan esta unión, con muchos hijos e hijas y que dure hasta el fin de los tiempos. Espero que el regalo de mi casa haya sido de su agrado, y aun arriesgo de parecer osado, ruego me permitáis bailar con vuestra señora esposa. El joven Príncipe de Dorne, asintió con la cabeza, con lo que Marcus se volvió hacia Daenerys Martell.-Mi señora, estáis hermosa y es para mi Ser Marcus Arryn, Heredero del Nido de Águilas, un honor conoceros personalmente.
El joven clavo sus ojos en los de ella, y sonriendo le dijo:
-¿Me concedéis este baile?- Y le tendió una mano galantemente.
En su mesa sentado con los miembros de su casa, paso su tiempo charlando con los jóvenes, Ser Lucas Coldwater se sentó a su lado y rieron bastante. Desde allí Marcus vio a su padre Lord Athys saludar a los novios y entregarles un presente en nombre del Valle, la hermosa novia parecía estar algo tensa, supuso que seria por el inminente encamamiento.
Mientras su padre se alejaba, se alzo y le tendió una mano a su hermana melliza, esta rápidamente se la cogió y se dirigieron a la pista de baile. Después de varios bailes, acompaño a su hermana a sentarse, cuando volvió junto a Lucas, este lo reto diciendo: -No os atreveréis a sacar a bailar a nadie que no sea vuestra hermana, Ser Arryn. Los hombres de la mesa rieron ante la provocación.
Pensó en sacar a Lady Ryella Hunter, vasalla de la casa Arryn , apretó los labio intentando ignorar las risas, en ese momento Maekar Targaryan dejaba a la novia junto a su señor esposo, entonces le toco a el sonreír.
Marcus tomo su copa bebió un trago, y le dijo a Lucas:
-Os habéis reído muy pronto, mi señor.-Le sonrió suavemente. -Olvidáis que los Arryn siempre Vuelan Alto. Con esto se levanto y de dirigió a la mesa de los novios, podía sentir las miradas de los hombres en el.
Cuando llego a la altura de la pareja, se inclino como correspondía a su rango.
-Mi señor Martell, espero que los Siete bendigan esta unión, con muchos hijos e hijas y que dure hasta el fin de los tiempos. Espero que el regalo de mi casa haya sido de su agrado, y aun arriesgo de parecer osado, ruego me permitáis bailar con vuestra señora esposa. El joven Príncipe de Dorne, asintió con la cabeza, con lo que Marcus se volvió hacia Daenerys Martell.-Mi señora, estáis hermosa y es para mi Ser Marcus Arryn, Heredero del Nido de Águilas, un honor conoceros personalmente.
El joven clavo sus ojos en los de ella, y sonriendo le dijo:
-¿Me concedéis este baile?- Y le tendió una mano galantemente.
Última edición por Marcus Arryn el Mar Oct 02, 2012 3:04 am, editado 1 vez
Marcus Arryn- Nobleza
Re: Trama IV: ¿Me concedéis este baile?
El banquete estaba saliendo redondo, todo parecía en su lugar, en su punto. No habían descuidado ningún detalle y la gente parecía disfrutar. Maron estaba nervioso, tras el enlace se había relajado, pero conforme iban pasando las horas volvía a acelerarse su pulso.
Prefirió no pensar en ello.
Mi señora ¿Os encontráis bien? Os noto tensa, dejad esa copa de vino, ya habéis bebido suficiente. Disfrutad de la boda, ¿Os apetece bailar?
Daenerys aceptó, el dorniense no estaba seguro de la apetencia de su ahora esposa, pero ella sabía igual que él que les vendría bien a ambos. Cogió con delicadeza su mano y la condujo al centro del lugar habilitado para el baile. La orquesta se preparó y comenzó a tocar con un ritmo pausado y armónico que facilitó las cosas.
Maron bailaba bien aunque no era su especialidad, pero realmente poco le importaba, ese era su día y lo disfrutaría de principio a fin. Daenerys en cambio parecía haber nacido para aquello, se movía con fluidez y cada gesto por sencillo que pareciera, se le antojaba único.
Estáis preciosa Daenerys, y hoy me habéis hecho el hombre más feliz de los siete reinos. No os defraudaré.
Le susurró mientras terminaban el baile abrazados bajo la atenta mirada del resto de invitados que aplaudieron cuando hubo terminado la música. Con paso lento volvieron al lugar que les correspondía. Mucho más relajados y sutilmente sin que se diese cuenta, apartó la copa de oro de delante suyo mientras distraída paseaba la mirada por la gran sala.
Contestó cortésmente a las palabras de Lord Arryn, y aceptó la petición de Marcus, Daenerys estaba espectacular y era la principal protagonista del enlace, no sería la última vez que la propusiesen bailar, pero de todos modos la dragona parecía contenta y se desenvolvía perfectamente en esos protocolos.
Prefirió no pensar en ello.
Mi señora ¿Os encontráis bien? Os noto tensa, dejad esa copa de vino, ya habéis bebido suficiente. Disfrutad de la boda, ¿Os apetece bailar?
Daenerys aceptó, el dorniense no estaba seguro de la apetencia de su ahora esposa, pero ella sabía igual que él que les vendría bien a ambos. Cogió con delicadeza su mano y la condujo al centro del lugar habilitado para el baile. La orquesta se preparó y comenzó a tocar con un ritmo pausado y armónico que facilitó las cosas.
Maron bailaba bien aunque no era su especialidad, pero realmente poco le importaba, ese era su día y lo disfrutaría de principio a fin. Daenerys en cambio parecía haber nacido para aquello, se movía con fluidez y cada gesto por sencillo que pareciera, se le antojaba único.
Estáis preciosa Daenerys, y hoy me habéis hecho el hombre más feliz de los siete reinos. No os defraudaré.
Le susurró mientras terminaban el baile abrazados bajo la atenta mirada del resto de invitados que aplaudieron cuando hubo terminado la música. Con paso lento volvieron al lugar que les correspondía. Mucho más relajados y sutilmente sin que se diese cuenta, apartó la copa de oro de delante suyo mientras distraída paseaba la mirada por la gran sala.
Contestó cortésmente a las palabras de Lord Arryn, y aceptó la petición de Marcus, Daenerys estaba espectacular y era la principal protagonista del enlace, no sería la última vez que la propusiesen bailar, pero de todos modos la dragona parecía contenta y se desenvolvía perfectamente en esos protocolos.
Maron Martell- Nobleza
Re: Trama IV: ¿Me concedéis este baile?
Una boda, un baile, un banquete en honor de la feliz pareja y esperar, donde se supone que la felicidad debe abundar sin ser pasajera en cada minusculo rincon. No puedo decir qué tenía muchas ganas de asistir, más bien era por mera etiqueta y obligación.
Mi padre me pedía que asistiera y que no hablara de mis niños,ante mi insistencia su explicación fué clara y convincente; yo no debía hablar de mis pequeños para que no me los robasen y yo, yo obedecia como buena hija que era.
Mi querida tia Daenerys era la festejada en esta ocasión, tan bella y radiante como siempre, pero la conocía tán perfectamente como a sus ojos del color de las violetas, como para saber que esta boda no la hacía feliz en lo más mínimo. Claro que eso era mio, mi secreto, nadie lo sabría, no, solo yo y mis pequeños por que asi debía ser, los secretos son mejores en uno solo y yo no debo confiar en nadie, no; las personas suelen ser malas, poco sinceras y algunas veces no puedes confiar ni en tu familia para ciertos detalles. Yo no me atrevía a decirle a mi padre que esta boda era algo absurda, solo rogaba en mi interior, que jamás tuviese que pasar por algo igual. Yo era feliz en mi estado de niñez y mis pequeños esperaban grandes cosas de mi, con un marido controlando mis pasos, poco podría hacer, yo no había nacido para tener un señor sobre de mi. Con mi padre y hermanos mi mundo ya era lo suficientemente hombre, no necesitaba más en mi vida.
con un vestido que mi madre me había mandado escojer y hacer para la ocasión, cuyo pesado cinto de metal dorado y apretado apenas me permitia respirar incomodamente, dandome un áspecto que mi madre describia como "Bellisimo" y que mi mente me gritaba "incomodo", me paseaba por el lugar, tratando de dar suaves sonrisas de cortesia al que me saludaba y al que me encontraba la mirada. Estaba alerta, agradecida de que mis pequeños se ocultaran en mis pensamientos, ahi, muy en el fondo, para no ser vistos por nada ni nadie, para que jamás me los quitasen. Así mire cada platillo que iba llegando y llendose ,aquellos que iban siendo consumidos por cada selecto paladar.Yo casi no tome nada, la comida no me apetecía, menos en un día como este, aún si madre lo llamaba un día especial.
En cuanto la múscia comenzo y las miradas se pusieron como siempre en los festejados, aproveche para mantenerme oculta entre las multitudes, pensativa, tratando de que mi madre no me encontrase y obligase a mi padre a ponerme a alguien a bailar conmigo. lo de las burlas y los miedos por mi "Locura" llegaban a ser incomodos, y en esta fiesta, no buscaba aquello en absoluto.
Bailar con un hombre era lo que menos me interesaba. ¿Quien querría bailar con un apuesto caballero cuando tu corazón esta en el pensamiento con tus pequeños alados, que habran de iluminar las tinieblas?.
Mi padre me pedía que asistiera y que no hablara de mis niños,ante mi insistencia su explicación fué clara y convincente; yo no debía hablar de mis pequeños para que no me los robasen y yo, yo obedecia como buena hija que era.
Mi querida tia Daenerys era la festejada en esta ocasión, tan bella y radiante como siempre, pero la conocía tán perfectamente como a sus ojos del color de las violetas, como para saber que esta boda no la hacía feliz en lo más mínimo. Claro que eso era mio, mi secreto, nadie lo sabría, no, solo yo y mis pequeños por que asi debía ser, los secretos son mejores en uno solo y yo no debo confiar en nadie, no; las personas suelen ser malas, poco sinceras y algunas veces no puedes confiar ni en tu familia para ciertos detalles. Yo no me atrevía a decirle a mi padre que esta boda era algo absurda, solo rogaba en mi interior, que jamás tuviese que pasar por algo igual. Yo era feliz en mi estado de niñez y mis pequeños esperaban grandes cosas de mi, con un marido controlando mis pasos, poco podría hacer, yo no había nacido para tener un señor sobre de mi. Con mi padre y hermanos mi mundo ya era lo suficientemente hombre, no necesitaba más en mi vida.
con un vestido que mi madre me había mandado escojer y hacer para la ocasión, cuyo pesado cinto de metal dorado y apretado apenas me permitia respirar incomodamente, dandome un áspecto que mi madre describia como "Bellisimo" y que mi mente me gritaba "incomodo", me paseaba por el lugar, tratando de dar suaves sonrisas de cortesia al que me saludaba y al que me encontraba la mirada. Estaba alerta, agradecida de que mis pequeños se ocultaran en mis pensamientos, ahi, muy en el fondo, para no ser vistos por nada ni nadie, para que jamás me los quitasen. Así mire cada platillo que iba llegando y llendose ,aquellos que iban siendo consumidos por cada selecto paladar.Yo casi no tome nada, la comida no me apetecía, menos en un día como este, aún si madre lo llamaba un día especial.
En cuanto la múscia comenzo y las miradas se pusieron como siempre en los festejados, aproveche para mantenerme oculta entre las multitudes, pensativa, tratando de que mi madre no me encontrase y obligase a mi padre a ponerme a alguien a bailar conmigo. lo de las burlas y los miedos por mi "Locura" llegaban a ser incomodos, y en esta fiesta, no buscaba aquello en absoluto.
Bailar con un hombre era lo que menos me interesaba. ¿Quien querría bailar con un apuesto caballero cuando tu corazón esta en el pensamiento con tus pequeños alados, que habran de iluminar las tinieblas?.
Invitado- Invitado
Re: Trama IV: ¿Me concedéis este baile?
William se encontraba en una mesa cercana a aquella en la que estaban ubicados los novios.
La Targaryen era muy bella sin duda y parecia muy candida. Pero no podia dejar de preguntarse si toda aquella candidez no seria una fachada que esconderia el Fuego y la Sangre de los Dragones.
Maron parecia feliz habiendo hablado ya con el pudo concluir que estaba locamente perdido por aquella muchacha. Si seria para bien o para mal el tiempo lo diria, y si fuera para mal tendria sin duda que intervenir por el bien de su casi hermano.
Cogió una copa de vino dorniense y se acercó a los novios realizando una reverencia.
- Mi señora os habeis llevado al mejor hombre de Dorne. -Rió ya algo animado por la bebida y con gestos cordiales.
Se dirigió a los invitados de las mesas cercanas y energicamente propusó un brindis por el enlace.
- VIVA LOS NOVIOS! VIVA DORNE! TARGARYEN Y MARTELL!
Tras esto realizó una nueva reverencia guiñandole un ojo a Maron y se encaminó en busca quizás de una buena charla de estrategia militar o lo que surgiese.
La Targaryen era muy bella sin duda y parecia muy candida. Pero no podia dejar de preguntarse si toda aquella candidez no seria una fachada que esconderia el Fuego y la Sangre de los Dragones.
Maron parecia feliz habiendo hablado ya con el pudo concluir que estaba locamente perdido por aquella muchacha. Si seria para bien o para mal el tiempo lo diria, y si fuera para mal tendria sin duda que intervenir por el bien de su casi hermano.
Cogió una copa de vino dorniense y se acercó a los novios realizando una reverencia.
- Mi señora os habeis llevado al mejor hombre de Dorne. -Rió ya algo animado por la bebida y con gestos cordiales.
Se dirigió a los invitados de las mesas cercanas y energicamente propusó un brindis por el enlace.
- VIVA LOS NOVIOS! VIVA DORNE! TARGARYEN Y MARTELL!
Tras esto realizó una nueva reverencia guiñandole un ojo a Maron y se encaminó en busca quizás de una buena charla de estrategia militar o lo que surgiese.
William Dayne- Casa vasalla
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