Casting de:Bjorn Greyjoy

Hace tiempo deseaba hacer el pj de un pirata, he llevado varios pjs a lo largo de mi aventura en el rol de cancion, pero jamas a un navegante, no habia encontrado a un pj a mi gusto y pienso que Bjorn lo es, me gusta su personalidad y por lo que leo de los otros Greyjoy la trama es intensa y me encantaria participar de ella

-¡Virad a barlovento!, gritó a sus marineros para colocar su dromón, con trieres de triple fila de remeros, tres hombres por remo, se situó de forma ventajosa con respecto a la embarcación capitana, a la vez que sus otras naves hicieron lo propio para embestir a las restantes navíos, iba a vengar la muerte de su esposa, aquella cuyos gemidos no le arrullarían en las noches de luna llena. Evaluó sus opciones.

Averno, como surgida de los más profundas simas de la morada del Ahogado, de velas negras, con un Kraken plateado en la cuadrada, con inusitada rapidez se vio inundada de armamento en una plataforma de combate en medio de la cubierta, una serie de pequeñas maquinas para arrojar piedras, dos ballestas que lanzaban flechas incendiaras, dos pequeños sifones manuales por los cuales se podría proyectar aceite hirviendo.

-¡Levad los parapetos!, Borj estaba fuera se sí, una de las pocas veces que no pensaba controlarse, el dolor, la amargura, el vacío que le había producido su perdida, - ¡qué cojones sucede!, ¡sois más lentos que babosas!, señaló a las naves de la Liga de Sal que habían refugiado en el pequeño estrecho. La nave capitana enemiga intentaba huir, sin embargo no era veloz, parte de sus remeros se habían perdido en el choque anterior. Harrald se estaba ocupando con parte de la flota, de las naves dispersas, los Drumm y los otros componentes de la Liga pagarían cara su osadía, pero esa nave era suya, los haría arder ente miles de llamas, los precipitaría hacia los riscos calcídicos donde los tiburones se darían un buen festín. Sus ojos recorrieron la cubierta de la nave, allí estaba Donnor Saltcliffe, el que ordenó el ataque al barco de su esposa, cercada por las llamas, en una muerte horrible sin que él pudiera hacer el menor movimiento para salvarla. Respiró hinchando sus pulmones, -¡todos a los parapetos!, ¡preparar las horcas para el abordaje!, ¡las hoces para cortar los aparejos¡, ¡hijos de mala madre! ¡Bocaquebrada! ¡El viento esta en amura de babor!, su paciencia tenía un límite muy corto en ese momento, en tres zancadas alcanzó el puente de mando, con un puñetazo en el estomago desplazó al timonel, -¡ocupa tu puesto de combate!... Retirad las velas. Gritó a las otras naves, ¡posición cinco de ataque!

Con el viento en amura de babor, metió el timón en orza, ciñó las vergas bajas y se preparó para embestir al navío, en una hábil maniobra. Golpearía la proa de la nave, para romperla, apoyado por dos dragones. Un pequeño enjambre de barcazas rodearon el dromón de la Liga, los hombres protegidos por una barrera de escudos de madera intentaban evitar las saetas ardiendo, gracias los pequeños núcleos de brea que envolvían sus puntas triangulares, la primera fila de arqueros con las saetas más pesadas, broadheads, las llamaban, de perfil amplio y plano con las superficies largas del corte, especiales sobre todo para rebanar y cortar la carne, tejidos y músculos, incendiadas, -¡hijos de puta, esa puntería! ¡Parecéis una puta de los verdes de cacería! ¡No estáis paseando por un bosque!, ¡jodidos maricones, voy a tener que enseñaros como se dispara con arco! ¡Mi sobrina es mejor que cualquiera de vosotros!, ¡Qué digo, mi sobrina!, un pilluelo del puerto puede acertar, ser más preciso que vosotros.

El espolón de hierro de más de dos metros de longitud de su dromón, ochenta centímetros de anchura hizo un blanco perfecto. Los golpes de las otras dos naves por babor y estribor completaron la faena. El gigantesco dromón, tembló, el boquete de la Boca del Inferno por estribor, rompió el parapeto de escudos redondos, y comenzó a lanzar los ganchos, La Serpiente Alada, con su espolón de bronce abrió una brecha entre la segunda y tercera línea de remeros, se retiró y las dos placas se quedaron en el casco, los gritos de los heridos resonaban en el interior como un eco amargo de carne desgarrada, la madera antes recubierta por el espolón de metal rezumaba sangre y vísceras, la proa del navío se había partido entre el espolón y la madera.

Soltó el timón, las pesadas flechas iniciales habían hecho su trabajo, las dos ballestas gigantes apuntaron a las velas, que no habían sido recogidas, su núcleo de brea hizo lo necesario, la pericia de Percy Flecharota, hizo arder la vela plateada con la serpiente de nueve cabezas de los de Acantilado de la Sal. La tela ardió con celeridad, los palos húmedos necesitaron un poco más del graso mejunje. -¡Palotieso, sujeta el timón!, pero como un pirata no como un jodido maricón de mierda.

-¡Preparad las horcas!, ¡arrojad las jarcias!, ¡¡¡AL ABORDAJE!, con sus dos espadas en mano, saltó al barco con un objetivo fijo, un punto de mira, la ira, el dolor, la venganza, los gritos de los hombres, la carne quemada con ese olor tan característico, una maniobra que le seccionó el muslo, el Saltcliffe, chocó su espada con la cota de malla anillada, tan densa como la piel de un tiburón, un descuido y le desarmó, ¡Sujetadle! Atadlo al palo… cubridle de aceite… ¡Morirás como ella… con las llamas lamiendo tu piel, .¡Cabrón!, eres mi sacrificio al Ahogado, ella sonreirá… en su mundo de las profundidades.

Desarmados los hombres del isleño, sin posibilidad de otra salida se rindieron, -¡malditos cobardes!, amarrarlos al remo, no merecen una muerte digna, rematad a los heridos no quiero inútiles en mis filas. Se volvió al Averno, con una amarga sonrisa, la venganza no mitigó su dolor, ¡incendiar la nave, que arda lentamente!, disfrutó del panorama, el Saltcliffe murió con dignidad, sin un grito, él, simplemente soñó con los brazos de agua, con el sabor de sus besos, con su mirada azul cobalto… el mar se tragó el dromón, los pequeños restos de la madera quemada llegarían a la costa, los tiburones devoraban los cuerpos de los caídos al mar, su venganza sólo había comenzado… quedaba el Drumm, esa rata había huido, pero le estaría esperando, Thalas tendría otra ofrenda con la que alegrar al Ahogado.