Llegada a Roble Viejo

Las órdenes habían sido claras, así que no perdieron el tiempo, se dirigieron a Roble Viejo aunque su deseo hubiera sido el estar presente junto con los demás en las Islas, su misión era otra el de proteger y salvaguardar Dominio y sus costas ante cualquier posible invasión.

Llegar al castillo de Leyne Oakheart y protegerlo era una de encomiendas. Como era su costumbre siempre enviaba un grupo por delante del gran grupo, el cual ya los esperaba más allá de la mitad del camino. Aunque fueron algunos días de viaje, para él parecieron semanas, las ansias de poder llegar y de preparar las cosas.

Durante esos días se mantuvo algo callado, algo más de lo normal, por su mente pasaban algunos recuerdos de lo que era antes, de las batallas que había vivido en otros lugares, trataba de asimilar lo que se aproximaba y sobre todo de controlar el coraje. Algunos pensaron que tenia miedo, pero el miedo no era más su amiga, el miedo estaba de su lado.

Recordó los momentos en que practicaba con la pequeña rosa, cuantas veces le llego a gritar que era un testarudo, que toda su vida le habían enseñado a no tener miedo, y de la nada él le decía que lo tuviera, que tuviera miedo, pero no llegaba a entender porque le pedía eso. Siendo que para él el miedo había estado tanto tiempo a su lado que eran ya viejos conocidos que ya no le había caso, miedo era lo que él llegaba a infundir en sus adversarios, porque el miedo ya no le hacia nada, el miedo trabajaba para él y era algo que conocía bien.

Cuando llegaron y tuvieron a la vista el castillo, reacciono ante las palabras de Kalen. – señor, hemos llegado, al frente el castillo de Lady Leyne Oakheart- dijo algo emocionado el chico

Dio la orden de acelerar el paso hasta llegar al castillo, no paso mucho has que llegaron y entraron los estandartes de los Tyrell primero seguidos de los soldados de verdes capas y escudos con el emblema de la casa de color dorado.

Él se bajo de su caballo y se dirigió a la escalinata que había, donde había una mujer y que sin dudar era a quien tenía que presentar sus respetos e infórmale a que venia.

Los hombres que Lord Garlan había enviado para proteger el Dominio de los piratas y los peligros que pudieses cernerse desde aquel lado, estaban a punto de llegar. Se me había informado de que no tardarían por lo que movilicé a todo el castillo para que tuviese todo dispuesto cunado hicieran aparición, pues llevaban varios días de viaje y estarían cansados y hambrientos sobre todo.

Mi vestido verde con detalles dorados en corpiño cintura y mangas había reposado sobre la cama hasta que mis hombres habían divisado a los caballeros acercarse a la fortaleza, de modo que cuando recibí el aviso acudí a cambiarme con la ayuda de mi doncella y baje rápida a la entrada, donde esperé hasta que cruzaron la puerta.

Una vez allí mi personal no necesitó ningún tipo de orden para cumplir con lo que se esperaba de ellos pues habían recibido todas las ordenes esa misma mañana. Actuaron con eficacia y diligencia y cuando los hombres pusieron pie en tierra to misma me acerqué bajando hasta el primer escalón donde los esperé para darles la bienvenida a mi casa, con voz sería y mirada fría pero sonrisa cordial me mostré de lo más amable. -Sed bienvenidos a Roble Viejo valientes caballeros, los Siete os guíen y protejan en vuestra misión. Vos debéis ser Garret Grimm, mi nombre es Jeyne Oakheart, y soy la Señora de esta casa.-

Observé al hombre que parecía ser quien dictaba las ordenes en aquel grupo, no lo conocía en persona pero Lord Garlan me había informado pues sería quien estaría al mando de las tropas, y una parte de esos hombres eran mis propios hombres. Parecía fuerte y hábil, no me gustaba la guerra, pero esas serían cualidades que necesitaría el general, esperemos que realmente las posea. Lo observé con detenimiento mientras se presentaba, para seguidamente invitarles a pasar, obviamente no iban a quedarse en el patio. -Por favor, permitid que el servicio se ocupe de todo y acompañadme a un lugar donde podáis estar más cómodos y tomar algo de refrigerio si os place. - y con un gesto de la mano, me di la vuelta y esperé que el caballero caminase a mi lado en dirección al interior.

Sin duda su belleza era sobresaliente, al verla solo se aproximó he hizo una reverencia como saludo, subió acompañándola hacia el castillo, los hombre se fueron acomodando y como siempre preparando siempre cuando llegaban a un lugar. Algunos llevaban los caballos y veían que estuvieran bien cuidados, Kalen ya sabia que hacer, preparaba un grupo para ver el lugar y posiblemente hacer algunas adecuaciones, revisar las armerías y que estuviera todo listo.

No llegaban a descansar, del todo, comerían y descansarían, pero sabían cual era su deber. Garret seria informado a tiempo de la situación del lugar en su momento, por lo pronto se pondría al tanto con la señora del castillo.

-así es mi Lady- hizo un ademan y avanzo a su lado –le agradezco la bienvenida a su casa, que estaremos dispuestos a dar la vida por defenderla a toda costa- sin duda no se conocían a pesar de que la casa Grimm no estaba muy lejos del lugar, aunque no dudaba que hubiera escuchado de él con anterioridad, o de su padre.

Llegaron a una sala donde les esperaba una jarra de vino, algo de pan y algo más de comida, solo para amenizar un poco. – me gustaría saber qué noticias a tenido de los piratas o si han tenido algún avistamiento de ellos- ni bien habían llegado y ya se quería poner al tanto de todo.

La vio, a los ojos, hermosos sin duda, pero su deber le indicaba que no se tenía que distraer, tomo una copa y se sirvió algo que beber. Dos e sus hombres le acompañaban, y fue él mimos que les entrego un par de copas con algo de vino pero antes le había entregado uno a ella.

Las palabras del caballero parecía sinceras, lo que me reconfortaba, no por su predisposición pues era su deber, sino por la convicción con las que las dijo. -Los Siete nos deparan un futuro incierto, pero confío en su sabiduría y justicia, para ayudar a nuestros valientes en la lucha y proteger sus vidas cuando aún no sea el momento de emprender el camino con el Desconocido. Os agradezco que protejáis a mi gente de los peligros que acechan desde la costa, los ciudadanos son buena gente y se esfuerzan a diario pero no son guerreros.-

Continué caminando por los pasillos hasta llegar a la sala que habíamos predispuesto para este fin. El caballero y sus hombres comenzaron a reponer fuerzas mientras charlábamos. -Pues al verdad que noticias las que Lord Tyrrell nos ha estado comunicando, supongo que igual tenéis incluso más información que yo. Mis gentes que aún han tenido oportunidad de continuar con algo de comercio me han informado de avistamientos de barcos que no eran de nuestras tropas para todo información poco clara y desordenada, es decir, en principio parece que nada pasa, todo esta en orden, ojala vuestra presencia en la zona sea innecesaria, y nada ocurra.- hablaba serena, calmada. Ahora la seguridad estaba, valga la redundancia, asegurada, y de momento tampoco parecía haber amenazas a la vista así que no había motivos para la preocupación o la prisa.

Agradecí la copa que me ofreció y tras un pequeño sorbo pregunté: - Y bueno, cuales son ahora vuestros planes más inminentes- me interesaba estar al tanto de lo que pensasen hacer en las inmediaciones y de los planes de defensa que preparaban pues Lord Garlan había estado demasiado ocupado organizándolo todo, como para perder el tiempo dando explicaciones que hasta el momento no habían sido necesarias, pero ahora que su espada estaba aquí con las tropas era momento de empezar a plantearse las cosas con más seriedad, y cierta diligencia, prisa no pero las cosas deben hacer bien y a tiempo, sobre todo a tiempo.

Aun de pie, terminaba su copa, saboreando el sabor del vino, no dejaba de verla, mientras escuchaba lo que decía, los dioses algunas veces le parecían algo caprichosos, pero siempre hacían las cosas por algo. Ahora estaba ahí frente a una bella dama, con un encargo que haría aunque no fuera una solicitud del señor de Dominio.

Vio a uno de sus hombres que cargaba una bolsa de cuero, y le pidió algo, simplemente con un ademan. El hombre comprendió y le entrego un documento el cual extendió en la mesa que estaba en la sala, hicieron a un lado la jarra, y efectivamente era un mapa de la región en la que Garlan le había indicado como estaba la situación.

-este es un mapa de la región, y me gustaría que me confirmara la situación que me han presentado?- le solicito a la dama.- aunque pienso poner algunos hombres en el camino a la costa, que nos avisaran de cualquier avistamiento enemigo, nos darán tiempo para poder meter a la gente en el castillo, colocar algunas zanjas con picas, preparar arqueros en las torres- bebió nuevamente de la copa, terminando su contenido.

-De ser posible indicar a los aldeanos que preparen algunas cosas, en caso de ser necesario puedan entrar al castillo lo antes posible- su idea era poder cambiar algunos aldeanos por soldados, esconderlos en las chozas hacerlos pasar por campesinos pero era algo arriesgado y no quería sacrificar a unos cuantos hombres por una sorpresa que no funcionaria si llegaban los calamares quemando las casas.

Muchos otros detalles los tendría que hablar con ella, de cuantos hombres contaban en el castillo, que otra entrada había aparte de la que cruzaron y provisiones cuantas contaba, lo que menos estaba deseando es que llegasen a ser cercados, pero tenían que estar preparados para cualquier cosa.

Posé mi copa, la había vaciado demasiado rápido debido a los nervios, nervios producidos por la preocupación de lo que se nos venía encima, yo no era una guerrera ni una estratega militar, y hacía mis esfuerzos por ocupar como era debido mi lugar como Lady y sobre todo como "Lord" de la casa, aunque no siempre conseguía hacerlo bien. Y ahora estaba allí frente al general de Lord Garlan haciendo como que sabía de algo, pero a pesar de mantenerme fría y totalmente en mi lugar me sentía aterrada, yo no había previsto esto, yo no sabía nada, en el fondo me sentía como una niña asustada. Necesitaba a Mike, ¿donde estaba? estaba al servicio de este hombre pero no estaba aquí estaba cumpliendo con las ordenes que yo misma le había dado, pero ahora lo necesitaba.

Tomé aire antes de centrarme en lo que estábamos hablando, debía hacerlo lo mejor posible. Miré el mapa que acababa de tender sobre la mesa. Al menos eso podía hacerlo. Asentí y le indiqué los puntos exactos donde estaban los pueblos principales, que deberían protegerse de algún modo, pues la gente de las inmediaciones podría entrar en el castillo a una urgencia pero los muros del castillo estaban desgastados por el tiempo, y la amplitud del patio y las estancias no podían acoger tampoco a demasiada gente. No si además había que incluir a los soldados que ya estaban en el castillo y los que Ser Grimm añadiría... esto no pintaba bien, nunca me habían gustado los enfrentamientos y eso ahora me iba a pasar una mala factura. Le expliqué las condiciones de las instalaciones y el entorno, aquello lo conocía al detalle, quizá nunca me hubiese preocupado demasiado por todo lo militar pero en el resto nadie podía reprocharme todos mis esfuerzos por ser una buena señora, algo que la gente solía reconocerme.

Mientras le señalaba le explicaba aquello que e parecía relevante. - Habéis podido ver como se encuentran los alrededores, y al gente que hay en el pueblo, son buena gente, trabajadora y leal, pero no son guerreros, necesitan que les protejan, no proteger. Debo pediros que si está en vuestras manos, y por supuesto e lo que yo pueda ayudar, evitéis que nada les pase. He dedicado mi vida a crear un lugar pacifico, y agradable, un lugar donde estén a gusto y a salvo, no puedo traicionarlos ahora, no puedo fallarlos por algo en lo que se van a ver envueltos de forma indirecta, solo son campesinos y gente común. - hablé con sinceridad, aunque mi tono aún era frío, podía notarse cierto orgullo, en mis palabras, y tal vez de forma inevitable retazos de la desazón que me recorría.

Una vez resueltas sus dudas prioritarias le miré por un instante se podía notar la tensión en el aire, eran momentos importantes, el peligro acechaba en el mar y me atemorizaba que llegase a tierra y finalmente hasta las puertas de Roble Viejo, ojala fuese mi padre el que estuviese aquí, él siempre hacia bien las cosas, ahora veía claro mi error, siempre me negué a casarme pensando que yo podía hacerlo sola, pero cuanto me había equivocado, esto estaba diseñado a la medida de un Lord, no de una Lady, debería haberse encargado mi esposo, sino hubiese sido tan terca como para no casarme, y ahora todo el mundo pagaría por mis errores... me había portado como una cría, e iba a decepcionar a mi padre, justo lo que siempre temí. -Siento no daros mejores noticias pero esto es todo lo que puedo aportaros. Aún así os ofrezco mi ayuda en todo lo que consideréis que puedo prestaros, pedidme y si está en mi mano, obtendréis. Además, no si si Lord Tyrell os habrá informado, seguramente Mike no lo ha hecho, pero Mike Colina, que ahora está bajo vuestras ordenes ha sido, es y será mi mano derecha, mi castellano y mi Capitán de la Guardia, si necesitáis algo que creáis que no podéis encontrar en mí, podéis contar con él. Respondo por él, como podría responder de mi misma.- Y así era, Mike era para mi casi como un segundo padre, incluso había recibido reprimendas suyas, tal y como haría un padre. Aunque ahora que lo había enviado al frente de nuestras tropas, temía por su vida, rezaba a los Siete por que le devolviesen sano y salvo cunado todo esto acabase. Sin él... estaría perdida.

Una vez acabé con mi exposición pedí que me rellenaran la copa y le di un nuevo sorbo mientras escuchaba al caballero, necesitaba calmarme, pero tampoco podía beber mucho, pues tenía que mantenerme lúcida.

La miro, no podía ocultarlo, a pesar de que se llegaba a notar serena, el miedo mostraba su olor, un olor con el que él había sabido identificar en los demás. Se pudo percatar que las condiciones que le rodeaba, los detalles que le daba no eran muy alentadores, sobre todo que en el tiempo no habría mucho con el que se pudiera contar.

La mayoría de la gente era campesina, sabia trabajar la tierra y cuidar de sus animales. Los pocos guardias que había en el castillo serian de ayuda sin duda. Solo esperaba que Mike llegara para saber mas detalles de lo que se podría hacer. En su mente le vinieron varias cosas por hacer, arreglar las cosas que fueran indispensables para la seguridad del castillo, por otro lado las mujeres y niños deberían de ser prioridad a proteger, eran algunas aldeas algunas lejos otra no tanto.

-la prioridad en este momento es la gente- dijo terminándose su vino, cosa rara en él, ya que en otro momento solo le hubiera importado enfrentar al enemigo – mandaremos algunos hombres mensajeros a las aldeas para que preparen, de todas formas los hombres que estén disponibles ayudaran a fortalecer los muros, aremos mas grande la zanja que alrededor de los muros y colocaremos algunas trampas con picas que cubriremos con algo de paja y hojas- tomo la jarra y sirvió un poco más de vino a ella, vio como bebió y se sirvió aun mas él

Los nervios se podían respirar, vio alrededor de la sala, una de las mozas parecía estar mas pálida, que el cuadro que estaba a su lado, el miedo rondaba entre ellas, las preocupaciones invadían a la flor del roble, las mortificaciones eran algo que se esperaban, y que aumentarían aun con el tiempo, en la hora del enfrentamiento si se llegaba a dar seria el pánico que las visitaría, algo que ya había vivido. –lo ha hecho bien mi Lady, y en la forma que nos podría ayudar aun más es demostrando calma, siendo fuerte ante la posibilidad de que la guerra llegue a estos lugares, aun más estando a nada de la costa, demostrandole a los suyos confianza, eso les dará valor a ellos también- bebió y en ese momento llegaba Kalen.

-señor, los hombres ya están acomodados, hemos revisado el lugar y hay algunas cosas que requieren ser reparadas, la armería parece estar completa y lista para lo que disponga, señor- dijo Kalen mientras miraba al frente

-bien, que hagan suficientes flechas, y arcos, que entregaremos a todo aquel que pueda cazar, lo mismo será clavar una flecha en una liebre que en un pirata, mas si su vida corre peligro- miro a la dama – prepara un grupo y que se prepare para ir a la costa, que avisen si ven calamares merodeando, también un grupo de campesino harán lo siguiente- volvió a beber de su copa y le indico a Kalen frente a Lady Jayne donde serian hechos los pozos.

En el camino harían tres, en forma de triangulo, tratando de dividir y de forzar al enemigo a pasar por dos tramos donde los arqueros los tendrán a su merced, en los árboles colocarían vigías. A las aldeas mas cercanas se les dará prioridad de que las mujeres y niños puedan llegar al castillo, a las alejadas se les equiparan con unos hombres, espadas y arcos. Vio en el norte el bosque su dedo se poso en el mapa en eso solo vio a Kalen – si los piratas desembarcan lo harán cerca del castillo por la costa en este punto, es lo mas viable, entre el bosque y el catillo, toma algunos aldeanos que conocen mejor el lugar y traten de hacer complicada la entrada por el lado del bosque, forzaremos que sigan el camino más fácil hacia el castillo donde los esperaremos- la idea seria guardar algunos hombres en el castillo, donde enfrentarían al enemigo – mantén siempre guardias del lado de la costa cualquier avistamiento de algún barco enemigo darán la señal para que las aldeanas con sus hijos entren al castillo y nos preparemos para cualquier enfrentamiento-

Kalen hizo una reverencia a la flor del roble y se dirigió a cumplir al patio para empezar hacer sus indicaciones, tomando algunos aldeanos para indicar algunas obras de reparación, algunos otros soldados para ir a la costa y unos mas para ir a las aldeas y por último los campesinos que irían al bosque con él no sin antes dejar las indicaciones en la armería.

Garret miró a la dama – y ¿en donde se encuentra su mano derecha Mike?- preguntó ya que le tendría algunas preguntas más que hacerle.

Observé al caballero, pues me miraba con bastante insistencia, algo se le pasaba por la cabeza pero no lo expresaba en voz alta, lo que me hacía sospechar que no estaba muy seguro de las opciones que teníamos contra los Greyjoy si estos decidían llegar a tierra. ¿Hasta qué punto sería mala la situación si de verdad él tenía sus reservas de que esto fuese a salir bien? Eso no me tranquilizaba precisamente.

Y ahí estábamos de pie frente a frente mirándonos cada uno con sus preocupaciones en la mente. Finalmente habló, y aunque en cierto modo tenía razón todo lo que incumbía a sus planes significaba que si algo ocurría la muerte llegaría con ello, no podía soportar esa idea, pero ¿Qué otra cosa podía hacer yo? – Por supuesto lo primero es la gente, ¿sino que lo sería? Tendré que ocuparme de que la gente no lo vea como un riesgo, si creen que corren peligro no sé cómo podríamos controlar su miedo, y en el castillo no cabrían, así que enviaré algunas de las tropas que me quedan con vuestros mensajeros, eso inspirará la confianza de la gente en que todo… va bien. – Sin lugar a duda nada iba bien pero dudaba que ni una décima parte de la gente pudiese entrar en el castillo, con lo cual cuanto más lejos de la zona que parecía ser el foco del peligro, estuvieran mejor. Si los piratas llegaban, me encontrarían con tropas, no con gente débil e inocente que sufriría las malas formas y el desorden arrasador que dejaban estos a su paso.

Observé que mientras yo terminaba mi copa él hacía lo propio con la suya, y ambas eran llenadas de nuevo. Mientras uno de sus hombres se acercaba comentó algo que me molesto en cierto modo, ¿acaso me tomaba por una niñita débil y llorona? Pero no era momento de ser orgullosa, la prioridad era mi gente, supongo que serán las palabras que tenía preparadas como a tantas otras jóvenes Ladys que habían quedado solas en sus fortalezas mientras sus maridos y señores partían a la guerra dejándolas solas y asustadas con todo el peso de una casa. Escuché con atención la información que traía su hombre, ¿la armería? ¿Acaso Mike no había llevado todo lo necesario? Me preocupé pues siempre había considerado a Mike muy capaz, pero hacía tiempo que no enfrentaba situaciones de este tipo, y podía haber descuidado algo, pero por otro lado era posible que hubiese dejado las cosas listas por si algo ocurría que las pocas tropas que quedaban atrás en el castillo y las tierras en general estuviesen bien aprovisionada, Mike era de esos así que me decante por esa opción. Aunque las palabras de ser Grimm volvieron a chirriarme cuando se dedicó a dar órdenes en mi casa sin ningún tipo de consulta hacia mi persona. Por eso no había tomado esposo aún, no soportaba la idea de que alguien tomase el control de mi casa y a mí me tomase por una mera esposa que se dedica a tener hijos, yo había sido la señora de la casa diez años… y ningún hombre conocería todo tan bien como yo, aunque hacía varios minutos hubiese pensado que debía haberme casado para enfrentar un momento como este de guerra. Por su mirada parecía creer que yo estaba de acuerdo con quedarme aparte como si no fuese nadie… pero volví a tomar aire, eran las tropas que Lord Tyrrell habían enviado para proteger a mi gente y ahora eso era todo lo que importaba.

Observé cómo le daba explicaciones a su hombre haciendo mis propias cábalas en silencio, si siguiendo el camino que el indicaba, era el más directo, pero aún así sería alrededor de un par de horas a pie, lo que nos permitiría estar preparados mucho antes de que llegaran. Pero la idea de quedarnos encerrados en el castillo no me inspiraba mucha alegría precisamente. Pero no quise interrumpir, así que una vez su hombre se fue apenas me dio tiempo de decir nada cuando preguntó por Mike, algo que me preocupó sobre manera. Lo miré atónita, esto sí que no lo podía esconder de ningún modo pero intenté serenarme y seguidamente volví hablar. – Supongo que lo habréis dejado con el resto de mis tropas, pues lo envíe a Altojardín con casi todos los hombres de armas que tenía, 1000 de mis mejores hombres, por orden de Lord Garlan, el cual los asignó bajo nuestro mando. Por su información supuse que todos ellos viajarían de regreso a casa con vos para asentarse en la costa y la frontera para protegernos de los ataques de piratas, y Mike sería uno de los generales directamente bajo vuestras órdenes. Tal vez Lord Tyrrell no os dijo quien era, y Mike tampoco se molestaría en hacerlo, pues en ocasiones no es hombre de muchas palabras, cumple con el cometido que se le encomienda y si no le preguntan, no se molesta en hacer comentarios banales. Supongo que lo encontréis en el campamento entonces.- Lo que suponía aclarado el tema de Mike, o eso esperaba, pues suponía que si algo le hubiese ocurrido yo hubiese sido informada, además era un hombre fuerte y aún no era demasiado mayor.

Pero mis preocupaciones eran otras, y no podía dejarlas de lado, así que miré a ser Garrett y pregunté sin miramientos. – Perdonad que vuelva sobre lo mismo, pero mientras escuchaba vuestra conversación con vuestro hombre he pensado en que tal vez… ¿Podríamos evacuar las zonas que puedan encontrarse en el camino de los piratas? Veréis aquí la gente es humilde, pero podemos encontrar con facilidad familias que tienen familias o relaciones de amistad y familiaridad con otras familias que se ubican lejos de la costa, por lo que había pensado en que como aún no hemos tenido noticas de un posible ataque y solo conocemos la posible amenaza, aún podríamos organizar algún tipo de… traslado o aviso, para que las familias que tienen otro lugar al que ir, se mudasen. De forma que si movemos a la gente de esta zona, a esta otra, solo habría que proteger las zonas del castillo y las que están lejos de la costa a las cuales a los piratas les costaría incluso algún día entero en llegar. He oído que los piratas toman esposas de sal, arrasan las tierras y queman las casas, no me gustaría dejar gente desprotegida a su merced si puedo evitarlo. ¿Qué opináis? – Todas mis palabras fueron acompañadas de movimientos sobre el mapa con mi mano derecha señalizando e indicando mis propuestas, mientras la mano izquierda sostenía la copa aún a medias. Yo no era una estratega pero no podía ni debía quedarme parada mirando, sin más. Cuando además de la gente común también mis hermanas estaban en peligro.

Las palabras de la dama hicieron eco en la mente de Garret, miro el mapa y vio como el delicado dedo se movía por él –¿a cuanto tiempo quedan los poblados más cercanos?- tendría que aceptar que la idea de ella tenía un punto a favor, que si los piratas llegaban al castillo podrían pelear sin mortificaciones de los más débiles, pero si lo hacían tendría que mandarlos sin escolta alguna, no podía desperdiciar a los hombres haciendo labores de ese tipo, siendo que lo que necesitaba eran guerreros.

No había garantía de que llegaran a lugares a salvo, ya que en los camino no faltarían los ladrones que intentarían hacer algo y aprovecharse de la situación. – ¿en cuanto tiempo puede organizar la salida de los aldeanos, para que alejen lo mas posible de estos lugares y vayan a otros lugares un tanto mas seguros?- tenía que ver todas las posibilidades y cualquier comentario o consejo seria bien recibido, no se podía dar el lujo de menospreciar el comentario de alguien que conoce mejor el lugar, aunque él hubiera pasado por esos lugares varias veces antes, el tiempo había pasado y ya no era como lo llego a ver, cuando hacia los viajes con su padre. – a visa a Kalen que espere a nuevas indicaciones- le dijo al otro soldado que aun permanecía en la sala, ya solo quedaban los dos, frente al mapa en la mesa con las copas de vino.

-no, Lord Garlan no me menciono al hombre que mencionas- de hecho solo le menciono que venían algunos hombres de los que habían mandado ella en representación de su casa, pero las cosas hicieron que regresaran para poder defender su propio hogar.-podría ser que las preocupaciones de todo lo que se avecina evitara que me informara de su guarda en cargado pero me pondré de acuerdo con él en algunas otras cosa siendo usted siempre informada y esperando su autorización- dijo en tono amable

Si el traslado de las personas se realizaba que era lo mas probable, aun quedaba la situación de la familia de la casa, aun estaban las dos hermanas de la dama regente del castillo y sobre todo ella. Podría mandarla con sus hermanas a Dominio con una escolta, pero por lo que se podía ver ella no partiría, o podría solo enviar a sus hermanas.

Sonreí ligeramente, un tanto aliviada cuando preguntó por la distancia hacía los otros puntos, parecía que existía al posibilidad de poner en practica la idea, lo que me tranquilizaba un poco. - Depende de lo cargados que vayan, y la velocidad a la que puedan desplazarse, pero los más cercanos a un paso lento supongo que unas cuantas horas. Pero la mayoría lo han recorrido más veces con lo cual ellos mismos podrían aproximar lo que tardaran.

Le observé mientras él continuaba mirando el mapa y haciendo preguntas, - supongo que podría poner a los guardias que quedan en la fortaleza y cercanías a prepararles, mientras estéis aquí no les necesito, una vez que los aldeanos partan regresarían aquí. Lo que supondría que muchos partirían hoy mismo, otros más rezagados, o con más cosas que preparar en caso de hijos menores o la disponibilidad de animales de carga partirían mañana con las primeras luces. Creo que prácticamente todos podrían haber salid de aquí antes de que el sol esté en su cenit mañana, al fin y al cabo solo llevaran lo imprescindible.- Me mantuve en silencio mientras daba nuevas ordenes al último hombre de la sala.

Entonces una vez a solas me aclaro que exactamente debido a todos los preparativos no había sido presentado a Mike, pero aquello no tenía nada de particular tampoco. Ahora que las cosas parecían ir calmándose y organizándose, aquello me pareció algo bastante poco importante y sonreí algo más relajada. - No tiene importancia, Mike debería haberse presentado ante vos al menos, pero tiene fácil solución. Y no os preocupéis. aquello que acordéis con mi capitán tiene mi beneplácito.

Garret tomo de nuevo su copa y la volvió a llenar – bien mi Lady, le agradecería si organiza esa tarea, ver que los aldeanos puedan estar en mejores lugares, podrá disponer de su guardia, los mínimos indispensables para tal labor, pero en cuanto puedan regresaran a mi, para disponer de ellos en otros asuntos-

Era claro que ella les podría ayudar en ese sentido, sabia mas sobre los aldeanos que ellos mismos que acababan de llegar al lugar, por otro lado no dudaba que ella se sentiría con la responsabilidad de ver que su gente este a salvo.

Era una mujer que a pesar de todo, sabia lo que hacia, no por nada estaba al frente de su casa y parecía que muchos dudaban de sus cualidades, pero el Grimm, pretendía mejor averiguar un poco mas de ella, pero sobre todo tratar de aprovechar todo lo que sabia y que le pudiera ser de utilidad para defender esas tierras de posibles ataques.

-me gustaría que me indicara cuales son las rutas que hay entre los bosques, algunas otras que hay para llegar a este castillo desde la costa, alguna otra información que me pudiera proporcionar seria de ayuda-

Le solicito, tanto para aprender los terrenos en los que estaba llegando y porque no para estar un rato mas con ella.

El general estuvo de acuerdo con mi idea, la verdad que me sentí aliviada, cuanto más lejos del peligro estuviese la gente más tranquila me sentiría yo. Sonreí, claramente animada porque hubiese aceptado: - No os preocupéis, dispondré todo a la mayor brevedad, y las gentes se habrán ido mañana antes del almuerzo, para el anochecer mis hombres estarán de vuelta para ocuparse de las labores que les corresponden aquí.

Después tomé un poco más de la copa, que casi estaba vacía, ya llevaba unas cuantas, en realidad había perdido la cuenta de cuantas eran, así que lo mejor sería dejarlo de lado un rato. Y escuché los nuevos interese de Ser Garret, y observé el mapa con detenimiento unos instantes. - Pues a ver, están: el camino por el que habéis llegado, que va a terminar aquí, el camino del mar, que es el más frecuentado, y después estos de aquí, que vienen de las costas, ambos llegan y pasan por Roble Viejo. Además del camino que tomarán los aldeanos para dirigirse al interior. Y por la zona de bosque hay otro camino, no es muy cómodo de usar, a decir verdad no se suele hacer, pero está ahí. -Le fuí indicando por el mapa, las diferentes rutas, y las direcciones y conexiones de todos ellos. Cuanto más supieran de la zona, mejor protegido estaría todo.

- Aunque los caminos más usados como ya le he dicho son el que va ale interior, el del mar, y de los dos más comunes a la costa, este de aquí es el más rápido cómo y directo al puerto. Y aunque no sé mucho de estrategias, yo diría que si los hombres del hierro legasen a desembarcar en mis tierras sería este camino el que seguirían, aunque tomen el el que tomen de los dos, sabríamos un par horas antes que se dirigen hacia a aquí y por cual de los dos, pues desde la zona más alta del castillo podría apreciarse una cantidad importante de gente moviéndose por ellos. No así si se mueven en grupos pequeños de unos 5 hombres, pero si son más... si podríamos verlos.- Aquello lo sabía bien pues cuando mi padre aún vivía y se desplazaba al puerto yo solía subir a otear el horizonte del camino hasta que regresaba. Y al venir acompañado de su guardia podía estar lista para recibirlo cunado llegase. Hacía mucho tiempo que no hacía aquello, quizá alguna vez esperando ver regresar a Mike, pero ni siquiera las recordaba. Le traía demasiados recuerdos pensar en ello.

Miré al hombre que iba a proteger mis tierras y a mi gente, era apuesto y me escuchaba con atención, parecía estar realmente interesado en todo lo que le estaba explicando ojala la poca información militar que yo podía aportarle sirviese en sus propósitos. - ¿Y bien, que opináis? Me gustaría saber, como pensáis disponerlo todo ahora que estáis aquí, si no os importa, así tal vez sepa el mejor modo para ayudaros en todo esto.