La llegada del cóndor

- ¡Abrid las puertas! ¡Abrid las puertas a Santagar! ¡Santagar viene a ver al Príncipe! ¡Rápido, rápido!- Los hombres más adelantados, portando la librea de Bosque Pinto, buscaron que el camino quedase despejado para la comitiva de la que eran avanzadilla, un grupo de unos veinte jinetes que se internaron por las puertas de las murallas serpenteantes con prisa, mucha prisa. Los hombres, los guardias que guardaban Lanza del Sol, dirigieron su vista al norte y entonces vieron la columna de hombres, mujeres y niños que se dirgían a ellos. A juzgar por el número...no eran soldados, no, sino que aquello parecía un...éxodo.


La manos de Azaar buscaban el frescor del agua de la fuente, encontrándolo cuando las hundía, sintiendo el placer del frescor en su cuerpo después de que aquel sol bañase la ciudad con todo su calor. Claro que eso no era suficiente para las ondas provocadas en el estanque, las cuales se hicieron más que visibles. Al alzar la vista la sacerdotisa observó como un grupo de unas diez figuras pasaron de largo por el jardín, con mucha rapidez. Dirigió la vista a Liam, interrogándolo con la mirada.

- Santagar. De Bosque Pintado. Al parecer le corre mucha prisa.- El hombre había observado al comitiva, nerviosa, a zancadas su camino. Dirigió la vista a la joven, la cual pareció estremecerse.- ¿Ya? ¿Ha llegado?- No hubo respuesta sonora, solo el asentimiento con su cabeza.


Ashan Morroqo observa la primera de las caídas, Bosque Pinto, un lugar sin demasiadas defensas, sin demasiados hombres...pero un lugar de Dorne que ahora le pertenecía al fin y al cabo. Sus barcos habían llegado casi sin problemas, aunque habían perdido a unos pocos de ellos. Ahora desembarcaban más y más de ellos, dejando que los hombres pisasen la tierra de Dorne, su conquista. Virtha y Oriol le seguían, detrás, y no tardarían quizás más que unos días. Y entonces...entonces todo sería suyo, de Volantis.

En lo alto, allí lejos, un cóndor vigilaba desde las alturas el desembarco de los hombres de Volantis.


- Barcos y más barcos, montones de ellos mi Príncipe.- Ellías Santagar, un hombre de mediana edad, pero corpulento y al que llamaban el Leopardo del Desierto, hablaba con rapidez y exponía lo ocurrido con sencillez.- Llegaron hace dos días y ante tal cantidad de hombres que se acercaban mandé a la gente irse de allí con todo lo que había de riqueza. Era una locura mantener Bosque Pintado contra...no se...quizás eran más de siete mil hombres o...no se, de verdad.- Se estrujaba las manos por ello.- Pero tened algo claro, mi Príncipe...Eran muchos, y no tenían blasón alguno de dragón. Solo un cóndor. Ese era su símbolo.

Al escuchar aquello, aquel animal, Azaar de Volantis, que se había aparecido en el lugar, dirigió su vista al Príncipe Martell, serena, tranquila...segura.

Estaba ensimismado en sus quehaceres cuando un guardia casi sin aliento le interrumpió instandole a reunirse con Ellías Santagar, al parecer era muy urgente.

El rostro del hombre al entrar en la sala no dejaba lugar a dudas, sus temores se confirmaban, y había sido en Bosque Pintado. No en Lanza, ni Campoestrella, no había sido en la frontera con los Baratheon ni con los Tyrell.

Miró hacia la bruja con una semblante claramente preocupado, ella le mantenía la mirada, su profecía se había cumplido. Azaar tenía razón.

No pudo decir nada, durante unos minutos que se alargaron como si fuesen horas el príncipe sólo pensaba, esbozaba un plan rápido de acción. Una vez ordenados sus pensamientos. Dió las órdenes.

Preparad a mis hombres, partiremos hacia Bosque Pintado a ponerlo bajo sitio, llamad a los 11400 hombres de armas, a los 4550 arqueros y los caballeros restantes, quiero a los 3450 ni uno más ni uno menos. Partiremos de inmediato.

Avisad a Mors de que apoye mi avance por mar, no quiero sorpresas.

Llamad a Olyvar, decidle que ceda 2000 hombres de armas, 1500 arqueros y 500 caballeros para que se unan a las fuerzas de William Dayne, le quiero en el Limonar esperando instrucciones. Mi hermano aguardará aquí con el resto de hombres, Lanza del Sol no puede caer bajo ningún concepto.

Faolain Fowler vendrá con sus hombres a apoyarme a Bosque Pintado.

Acojed a las gentes de Santagar aquí, dadles lo que necesiten y mandad cuervos a todos nuestros vasallos para que esten alerta, que sepan que se han confirmado nuestras sospechas.

No se dejaba nada sin tratar. O quizás si. Miró a la bruja.

Azaar, os debo una disculpa, acompañadme, os quiero cerca mío.

Dadle a esta mujer un caballo que sea rápido. Llamad a las armas, pagarán caro cada palmo de tierra que ensucien con su presencia.

Era una fuerza numerosa, si de verdad eran 7000 invasores, la diferencia de número no era tan grande. Pero ellos luchaban por su hogar y en su terreno, no había mayor ventaja que esa.

Le avisaron rápidamente, ni siquiera le había llegado el rumor cuando le comunicaron que su presencia era necesaria, por los pasillos comenzaba a oírse ataque y Bosquepinto.

Entró en la sala a tiempo para oír el resumen de las ordenes que había dado a su hermano. MAron, cumpliré tus órdenes y me encargaré de la defensa de Lanza, pero hay una cosa, creo que primero tendríamos que ver si esos bastardos pretenden algo más que Bosquepinto, debemos asegurar las colinas y el camino de la costa y de paso, siete mil hombres son demasiados, necesitaran suministros y o bien le s llega por mar, por lo que Mors podría tener algo que decir o bien los cogen de los alrededores con lo que tendrán que mandar partidas que pueden ser presa fácil para nuestros hombres si no conocen el camino. Una cosa, si han transportado tanto hombres, puede que sus barcos hayan quedado semidesiertos, por lo que a lo mejor con un golpe de mano… nos vendría bien. De todas maneras creo que la colina sería un buen punto para establecer una base, aunque tú eres el que manda

Estaba, como casi siempre, en el puerto, de un lado para otro preparando el contingente armado de Dorne. Una flota que, a pesar de ser escasa, era bastante más numerosa de lo que había previsto, merced a los diferentes vasallos de su hermano. Solía revisar individualmente cada una de las galeras, en ésta ocasión sin su mano derecha, pero, raudo como un rayo, Talbot entró en el puerto agitado.

- Mi señor, ha ocurrido. Han atacado Bosquepinto, los Santagar se refugiarán en Dorne por mandato de vuestro hermano.

Sonrió, pero ésta vez no era una sonrisa sincera, había tenido malos presentimientos en las últimas semanas. Conspiraciones, brujerías, un enemigo fantasma acechando Dorne, discusiones entre sus hermanos, demasiadas intrigas para un sólo mes.

- Maldita bruja, al final tendrá razón - gruñó - prepara a los hombres, es hora de morir o matar por Dorne. Yo mismo les hablaré en el puerto, pero antes tengo que ir a ver a Maron.

Caminó tranquilo, contrastando con la febril actividad que había en el puerto, el joven dorniense echó mano a una manzana de un centro frutal y subió hasta la posición de sus hermanos, los cuales parecían esperar que el almirante hiciese acto de presencia.

- ¿Tenemos noticias de quienes y cuantos son? - dijo mientras mordía una manzana - estamos listos para desangrar a los invasores desde el mar, ¿qué estrategia seguirás Maron?.

Recapacitó sobre sus palabras. Dividir las fuerzas así era una locura. Santagar sólo había visto una fuerza de unos 7000 hombres. Si esa era la fuerza invasora la invasión era una estupidez absoluta. Debían de ser más. Y si ya había caído Bosquepinto, una ciudad con puerto y aunque pequeña bien podía guardar un ejército. Seguramente la mayor parte del ejercito restante, desembarcaría allí o por la zona.

Una vez toda la fuerza hubiera desembarcado. A saber a donde irían. Las posibilidades eran infinitas. Pero lo que estaba claro era que había que acudir a Bosquepinto. Pero no él sólo.

Mors entró en la estancia con una extraña calma.

Hermano, lo que acaba de decir Olyvar es muy inteligente. Esos hombres han venido en barco. Para aprovechar su capacidad la tripulación será mínima. Esperaremos a que William y Faolain vengan, y excepto la fuerza de Olyvar que se quedará guardando la capital y corazon de Dorne. El resto tendremos que avanzar. Salir sin protección allí es un suicidio.

Cuando vengan tu avanzaras por mar, intenta coger su flota entre el mar y el puerto, que no tengan escapatoria. Quema esos barcos, no captures ni uno. Quiero que ardan.

Llamó a uno de los guardias.


Traedme mapas lo más detallados de la región de Bosquepinto y alrededores. Mandad exploradores que me informen de cualquier movimiento que hagan esos hijos de puta. Y en cuanto lleguen William y Faolain, avisadme. Porque Partiremos a Bosquepinto.

Gruñó hacia su interior, si tenían que esperar a William y a Faolain les permitiría al invasor acantonarse en Bosquepinto, algo que contrariaba al mediano de los Martell.

- Si dejamos que se acantonen en Bosquepinto, podrán reforzar una cabeza de puente en caso de que sea la antesala de una invasión, Maron - dijo arqueando las cejas - deberíamos hacer una misión punitiva, para llevarnos por delante a cuantos más invasores podamos, atacarles desde el mar y desde tierra a la vez, dejandoles entre dornienses, antes de que se refuercen.

Si eliminaban la amenaza de Bosquepinto, se ahorrarían un frente abierto, no quería enemigos instalados en el propio Dorne, era una amenaza para la península y un insulto abierto para la soberanía del reino.

- Maron, por otro lado... si logramos asaltar barcos y encontramos alguno de buena calidad, sería mejor idea capturarlos y hacerlos nuestros, sobre todo teniendo en cuenta como está nuestra flota.

Aquello de "quemar las naves" sonaba demasiado a cierta sacerdotisa de Volantis, por lo que no pudo evitar mirarla de reojo.

"No me gustas, zorra roja"

Poco a poco fue reuniéndose más gente, su hermano, William y pronto vendrían más, pero no pensaba esperar.

Sobre los barcos, estoy de acuerdo con William, si podemos hacernos con ellos es mejor que quemarlos, lo que tenemos que estar seguros es que no vuelvan a ser una amenaza, si los eliminamos, podemos recuperar cierta tranquilidad, ya que sin esos barcos dificultaremos una nueva invasión y podremos asediar con más tranquilidad la fortaleza. Olyvar hizo una pausa mientras observaba el mapa. Que uno de esos cerdos esté hoyando el suelo de Dorne es una vergüenza y un insulto, pero no podemos cegarnos y atacar a locas, lo primero que tendríamos que hacer es montar una base, creo que este punto es interesante Olyvar señaló un punto en el mapa, volvió la cabeza e hizo un gesto a uno de los sirvientes para que le trajera vino, aguado, como a él le gustaba Sería un punto de fácil defensa y desde el que podríamos controlar las rutas de posible expansión, tanto al sur como al norte, disponer patrullas, empezar a acumular vituallas, podremos atacar y sorprender a cualquier columna enemiga, esta es nuestra tierra, sabemos movernos mucho mejor y aprovechar el terreno. ¿hay cuevas barrancos o algo por la zona?…. Lo típico, en cuanto a mí, comenzaré a fortificar Lanza

No se acantonarán en BosquePinto. Es una ciudad demasiado pequeña. Lo que querían era un desembarco fácil y lo han tenido. Temo que para cuando movilicemos nuestras fuerzas ya no se encuentren allí. Sería absurdo montar una base en una pequeña fortificación. Si cometen ese error. Haremos lo que dice Olyvar. Una pequeña base para organizarnos en alguna colina para poder ver lo que tenemos a nuestro alrededor. Y les cortamos los suministros. Antes de que nos demos cuenta saldrán a enfrentarse a nosotros o si son unos cobardes se rendirán. Porque lo que dices... atacar directamente por tierra aunque nos apoyes tu por mar. Con unas defensas bien preparadas sería estrellarse. No, es mejor tener paciencia y que la cuenta atrás corra a nuestro favor.

Pensó lo de los barcos. Tenían razón.

Pero los que no capturemos que queden inutilizados, no quiero que salga ni uno solo intacto de esa bahía. Y Mors, ten cuidado. Nuestros invasores siempre han sido famosos por sus navíos...

Se giró hacia Olyvar.

La capital está en tus manos. Si necesitas ayuda, mándanos un cuervo. Nosotros haremos lo propio. Y si temes que sea capturado manda un jinete con el mensaje. Es más lento pero quizás mas seguro. Hermano. Prefiero ver Lanza reducida a cenizas que en manos ajenas. Si atacan, resiste todo lo que puedas y pide ayuda. Si el asedio a Bosquepinto debe esperar que espere. Pero nuestro orgullo, que es ésta ciudad. No debe caer.

- Una parte de la flota quedará en la retaguardia protegiendo Lanza del Sol, Benedit Gargalen se hará cargo de la retaguardia y mantendrá entretenidos a nuestros atacantes de querer hacer un ataque sincronizado a nuestra ciudad

Confiaba en Benedit, era un buen heredero de su padre y, como en todos los Gargalen, era para Mors como un hermano, de forma que no dudaría que daría su vida si hacía falta por derrotar a los invasores.

- Las tropas estarán preparadas para tu partida, Maron, en caso de que nuestra ofensiva fracase, los supervivientes se reunirán en un punto de encuentro y acudirán al encuentro de las tropas terrestres

Había trazado el plan concienzudamente, de hecho llevaba días estudiando día y noche la orografía de la costa de Dorne junto a sus capitanes, de forma que podía presumir conocer la península mejor que la palma de su propia mano.

- Si salimos vivos de ésta, pienso visitar hasta el último burdel de Dorne, lo juro. - carcajeó, y se encaminó hacia el puerto, había mucho que hacer, reuniría a sus hombres y daría las indicaciones necesarias para partir a la par que Maron hacia lo desconocido.