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La Justicia del rey (Baelor, Maekar, Septón Supremo y Mance Blackwood)
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La Justicia del rey (Baelor, Maekar, Septón Supremo y Mance Blackwood)
- Spoiler:
- Hasta que explique a Maekar lo sucedido sólo intervendremos él y yo. Que esto sirva también a Mance y al septón para leer por qué se les ha convocado a este juicio Avisaré en otro spoiler cuando podáis postear los demás.
Estaba en su despacho, con las ventanas cerradas y las cortinas echadas, un ambiente sombrío como sombrío estaba él, sus sentimientos, mientras aguardaba sentado la llegada de Maekar a su despacho, había mandado a un guardia blanco a llamar a Maekar para explicarle lo sucedido. Sabía que montaría en cólera, que sacaría allí mismo la espada si era necesario para ir a cortarle a Baelor la cabeza, pero por ello tenía el rey a dos guardias reales dentro de su despacho, para prevenir aquello de ser necesario. Daeron suspiró mientras con la diestra echaba un trago de vino, efectivamente iba a ser un día largo, dejó la copa en la mesa y apoyó la frente en las dos palmas de sus manos, ciertamente abatido, mientras se apoyaba en el escritorio. Ningún padre debería ajusticiar y condenar a su hijo, a su primogénito, pero el deber a veces es más urgente que la conciencia o el remordimiento.
Padre, tú juzgas a buenos y a villanos, a justos y a traidores, a reyes y a campesinos en igualdad de condiciones. Padre, transmíteme tu sabiduría en este día aciago, en el día en que todo acaba, en el día en que un padre va a perder a un hijo... Con esta breve plegaria esperó en silencio, a que Maekar apareciera.
Daeron Targaryen- Realeza
Re: La Justicia del rey (Baelor, Maekar, Septón Supremo y Mance Blackwood)
Habían entrado en su habitación para avisarlo, de que su padre esperaba por él, frunció el ceño en principio pero dejo la carta que estaba escribiéndole a Sofia y a sus pequeños en aquel momento para ponerse en pie y prepararse para ir a ver a su padre. Le resultó extraño que fueran los capas blancas los que fueran a su encuentro, y que custodiaran la habitación donde su progenitor se encontraba después de ingresar dentro. Vio aquella mirada llena de consecuencias e intenciones de su padre, y frunció el ceño aún más, preocupándose con razón, pues aquellos ojos no auguraban nada bueno, y ya había recibido más de una mala noticia en aquellos tiempos, no sabía si estaba preparado para recibir más golpes tras todo lo acontecido últimamente.
Se sentó delante de su padre esperando en principio que empezase a hablar, pero se extrañó que no estuviera Baelor delante, así que observo con gesto interrogante a su progenitor. – Pensaba que era algo sobre Refugio, pero por que no está aquí mi hermano, que es lo que ha hecho Baelor padre…..- Se puso tenso solo de pensarlo, su hermano se había comportado como un imbécil en aquellos días, y no entendía el porque lo hacía, era su hermano y aun lo adoraba en cierto sentido y manera. Alzo la mirada hacia su padre esperando casi ansioso la contestación de su padre, esperando que su hermano no hubiera hecho una gran gilipollez, no en aquellos tiempos, no con la guerra en las puertas.
Padre…que es lo que ha pasado habla..
Se sentó delante de su padre esperando en principio que empezase a hablar, pero se extrañó que no estuviera Baelor delante, así que observo con gesto interrogante a su progenitor. – Pensaba que era algo sobre Refugio, pero por que no está aquí mi hermano, que es lo que ha hecho Baelor padre…..- Se puso tenso solo de pensarlo, su hermano se había comportado como un imbécil en aquellos días, y no entendía el porque lo hacía, era su hermano y aun lo adoraba en cierto sentido y manera. Alzo la mirada hacia su padre esperando casi ansioso la contestación de su padre, esperando que su hermano no hubiera hecho una gran gilipollez, no en aquellos tiempos, no con la guerra en las puertas.
Padre…que es lo que ha pasado habla..
Maekar Targaryen- Realeza
Re: La Justicia del rey (Baelor, Maekar, Septón Supremo y Mance Blackwood)
Seguramente en el futuro Daeron no se perdonaría que su hijo lo hubiera visto en aquella posición de debilidad, derrumbado sobre el escritorio con la cara entre las manos, pero en aquel momento le dio igual. Esperó hasta que Maekar le vio bien visto y luego se incorporó levemente, sorbiendo por la nariz para luego suspirar y servirse otra copa de vino para sentir algo a parte de la congoja y el enfado que tenía encima, al menos un trago de vino estaría bien.
He pillado a Baelor...bueno, el maestre interceptó un mensaje que me entregó antes de que el cuervo de Baelor volase. Volvió a sorber por la nariz y miró alrededor de forma distraída, como si esperara encontrar algo pero sin saber exactamente qué, quizá un lecho del que despertar de la pesadilla que vivía. En ese cuervo se declara amigo del traidor, Nathan Baratheon, amigo del traidor, Garlan Tyrell y... y se declara prometido de la traidora, Rose Tyrell, asegurando que la ama y que jamás ninguna mujer que yo le coloque como mujer le tocará, que sólo le tocará Rose... Además ofrece asilo a Rose en Bastión de Tormentas como forma de mantenerla segura, revelando una amistad con el Baratheon que luego plasma recordándole a la traidora que se acuerde de transmitirle sus saludos... Daeron notó la voz quebrada por la intensidad del momento, por el recuerdo de la traición de Baelor, le resultaba aún impensable. Se levantó y decidió acabar con aquella sensación, se dirigió a las ventanas y corrió las cortinas, dejando que la iridiscente luz del sol penetrase en la estancia, iluminándola por completo y revelando las motas de polvo que flotaban en el aire. Abrió ambas ventanas y la habitación y todos los allí presentes parecieron respirar. Daeron se colocó de pie ante una de las dos ventanas, con las manos entrelazadas en la espalda mientras el silencio era roto únicamente por el sonido de las gaviotas de la ciudad y de su ajetreo.
Baelor me insultó en la cara cuando le recriminé todo esto, furioso e incrédulo ante lo que nos había hecho... entonces se giró hacia Maekar, revelando el rostro impenetrable y sereno que debería mantener de ahora en adelante.
He acusado a Baelor de alta traición a toda la familia Targaryen y al reino, le he desposeído de Rocadragón y lo he mandado encerrar en sus aposentos, custodiado hasta que se celebre un juicio, en el que estará presente el Septón Supremo, el Gran Maestre y tú, además de lord Mance Blackwood como testigo del las Tierras de los Ríos. Aunque se celebrará un juicio...condenaré a Baelor a ir al Norte, al Muro, a vestir el negro. Lo hizo sin tapujos mirando los ojos de su hijo Maekar mientras él se volvía hacia la ventana. Los guardias reales de la puerta se tensaron, por si el príncipe montaba en cólera, expectantes.
Una traición por parte de mi heredero... de mi propia sangre... vendido al enemigo por una mujer, por una zorra... dijo con rabia y amargura. No olvidó su venganza para con Daemon y Garlan. No... Baelor no quedará impune, el juramento de la Guardia de la Noche romperá lo que quiera que le una a esa mujer y a ella la capturaremos y la daré a cada uno de mis soldados... a todos, a sus escuderos también... hasta a los putos mozos de cuadra si hace falta. Inesperadamente Daeron dió un manotazo a la mesa cercana, tirando 4 o 5 libros allí puestos en fila. ¡Maldita sea! ¡Yo he educado bien a mis hijos! ¿Qué demonio o ser vil le ha llevado a traicionar a su propio padre? ¿A su propia familia? Ahora entiendo por qué dijo tan resueltamente lo de arreglar su matrimonio con la zorra... ¡malditos sean él y el Dominio y todos los que habitan en él! la ira enfurecía al rey hasta límites insospechados, hasta el punto de que los guardias blancos se miraron a la vez, por si no sería a él a quien habría que controlar dado el caso.
He pillado a Baelor...bueno, el maestre interceptó un mensaje que me entregó antes de que el cuervo de Baelor volase. Volvió a sorber por la nariz y miró alrededor de forma distraída, como si esperara encontrar algo pero sin saber exactamente qué, quizá un lecho del que despertar de la pesadilla que vivía. En ese cuervo se declara amigo del traidor, Nathan Baratheon, amigo del traidor, Garlan Tyrell y... y se declara prometido de la traidora, Rose Tyrell, asegurando que la ama y que jamás ninguna mujer que yo le coloque como mujer le tocará, que sólo le tocará Rose... Además ofrece asilo a Rose en Bastión de Tormentas como forma de mantenerla segura, revelando una amistad con el Baratheon que luego plasma recordándole a la traidora que se acuerde de transmitirle sus saludos... Daeron notó la voz quebrada por la intensidad del momento, por el recuerdo de la traición de Baelor, le resultaba aún impensable. Se levantó y decidió acabar con aquella sensación, se dirigió a las ventanas y corrió las cortinas, dejando que la iridiscente luz del sol penetrase en la estancia, iluminándola por completo y revelando las motas de polvo que flotaban en el aire. Abrió ambas ventanas y la habitación y todos los allí presentes parecieron respirar. Daeron se colocó de pie ante una de las dos ventanas, con las manos entrelazadas en la espalda mientras el silencio era roto únicamente por el sonido de las gaviotas de la ciudad y de su ajetreo.
Baelor me insultó en la cara cuando le recriminé todo esto, furioso e incrédulo ante lo que nos había hecho... entonces se giró hacia Maekar, revelando el rostro impenetrable y sereno que debería mantener de ahora en adelante.
He acusado a Baelor de alta traición a toda la familia Targaryen y al reino, le he desposeído de Rocadragón y lo he mandado encerrar en sus aposentos, custodiado hasta que se celebre un juicio, en el que estará presente el Septón Supremo, el Gran Maestre y tú, además de lord Mance Blackwood como testigo del las Tierras de los Ríos. Aunque se celebrará un juicio...condenaré a Baelor a ir al Norte, al Muro, a vestir el negro. Lo hizo sin tapujos mirando los ojos de su hijo Maekar mientras él se volvía hacia la ventana. Los guardias reales de la puerta se tensaron, por si el príncipe montaba en cólera, expectantes.
Una traición por parte de mi heredero... de mi propia sangre... vendido al enemigo por una mujer, por una zorra... dijo con rabia y amargura. No olvidó su venganza para con Daemon y Garlan. No... Baelor no quedará impune, el juramento de la Guardia de la Noche romperá lo que quiera que le una a esa mujer y a ella la capturaremos y la daré a cada uno de mis soldados... a todos, a sus escuderos también... hasta a los putos mozos de cuadra si hace falta. Inesperadamente Daeron dió un manotazo a la mesa cercana, tirando 4 o 5 libros allí puestos en fila. ¡Maldita sea! ¡Yo he educado bien a mis hijos! ¿Qué demonio o ser vil le ha llevado a traicionar a su propio padre? ¿A su propia familia? Ahora entiendo por qué dijo tan resueltamente lo de arreglar su matrimonio con la zorra... ¡malditos sean él y el Dominio y todos los que habitan en él! la ira enfurecía al rey hasta límites insospechados, hasta el punto de que los guardias blancos se miraron a la vez, por si no sería a él a quien habría que controlar dado el caso.
Daeron Targaryen- Realeza
Re: La Justicia del rey (Baelor, Maekar, Septón Supremo y Mance Blackwood)
Lo observo hablar con gesto adusto, y hubo un momento donde simplemente creyó que se estaba quedando con él, que estaba probando que tan fiel era a su hermano, que tan adulto era para afrontar una situación de aquel calibre, pero, su padre mismo era una contradicción a su pensamiento, los ojos ligeramente hinchados y enrojecidos, y las manos temblando, su cuerpo entero temblando, aquello lo dejo completamente fuera de lugar, él nunca había visto a su padre llorar, jamás, y allí estaba la imagen de un rey derrumbado por todo lo que le había venido encima, por el dolor y la necesidad de un apoyo, un apoyo que acaba de traicionarlo vil mente, debía estar completamente derrumbado para mostrarle a él, ese aspecto, a el que nunca había sido el más cercano de sus hijos, ni el heredero más adecuado de su persona.
Escucho todo lo que su padre tenía que decirle más sereno de lo que el mismo se había imaginado que estaría nunca, simplemente aquel ser, aquel hombre que estaba encerrado en una de sus habitaciones esperando destino, no era su hermano, su hermano Baelor, jamás hubiera hecho nada de aquello, Baelor sería el mejor gobernante de todo poniente desde Aegon el conquistador…o eso pensaba en su más tierna infancia, ahora lo veía, y como todo hombre tenía imperfecciones, imperfecciones que no le hacían mejor que aquel bastardo que había atacado Refugio Estival, o aquel que tan alegremente se proclamaba rey de los dragones, siendo un simple bastardo. Miro a su padre y sintió la punzada de la traición atravesándolo, porque y como era capaz de decir aquello tan alegremente por cuervo, como era posible, que …no lo entendía, y no lo comprendería nunca, pero era lo mejor, no dejaría que muriese su hermano, no sería capaz de aquello, pero el muro, era una buena solución, y confiaba en su padre, jamás lo había visto tan derrotado, jamás, lo había visto tan débil y frágil, se acercó a él ofreciéndole su hombro, él nunca había sido el apoyo de nadie, y en aquel momento, tenía que empezar a serlo.
Padre….nos has criado bien, pero hay hombres, y hombres y algunos se dejan llevar por el coño de una mujer cuando no debiera ser así…más siendo príncipes y futuros reyes de poniente, si estuviera con ella, a la larga seria su mujer la que gobernaría….quizás…- Tomo aire frenando un poco y apretando el hombro de su padre con la mano mirándolo con gesto adusto y serio- Habéis hecho lo mejor padre…allí estará bien y lejos de cualquier problema, quizás con el tiempo reflexione, seguirá siendo tu hijo y tu su padre, pero allí estará bien…y no dará problemas….Estoy contigo padre…ya nos fallamos mutuamente una vez, y eso no volverá a pasar…no voy a dejarte solo en esta guerra, ni en ninguna otra..
Ahora fue su turno para separarse y apoyarse en la ventana mirando desde allí hacia afuera observando las costa y la gente trabajar en sus quehaceres diarios, se quedó pensativo unos segundos antes de mirar hacia su padre. – El tiempo apremia, y hay mucho que hacer y una guerra que ganar…cuanto antes mejor padre…cuanto antes mejor.
Escucho todo lo que su padre tenía que decirle más sereno de lo que el mismo se había imaginado que estaría nunca, simplemente aquel ser, aquel hombre que estaba encerrado en una de sus habitaciones esperando destino, no era su hermano, su hermano Baelor, jamás hubiera hecho nada de aquello, Baelor sería el mejor gobernante de todo poniente desde Aegon el conquistador…o eso pensaba en su más tierna infancia, ahora lo veía, y como todo hombre tenía imperfecciones, imperfecciones que no le hacían mejor que aquel bastardo que había atacado Refugio Estival, o aquel que tan alegremente se proclamaba rey de los dragones, siendo un simple bastardo. Miro a su padre y sintió la punzada de la traición atravesándolo, porque y como era capaz de decir aquello tan alegremente por cuervo, como era posible, que …no lo entendía, y no lo comprendería nunca, pero era lo mejor, no dejaría que muriese su hermano, no sería capaz de aquello, pero el muro, era una buena solución, y confiaba en su padre, jamás lo había visto tan derrotado, jamás, lo había visto tan débil y frágil, se acercó a él ofreciéndole su hombro, él nunca había sido el apoyo de nadie, y en aquel momento, tenía que empezar a serlo.
Padre….nos has criado bien, pero hay hombres, y hombres y algunos se dejan llevar por el coño de una mujer cuando no debiera ser así…más siendo príncipes y futuros reyes de poniente, si estuviera con ella, a la larga seria su mujer la que gobernaría….quizás…- Tomo aire frenando un poco y apretando el hombro de su padre con la mano mirándolo con gesto adusto y serio- Habéis hecho lo mejor padre…allí estará bien y lejos de cualquier problema, quizás con el tiempo reflexione, seguirá siendo tu hijo y tu su padre, pero allí estará bien…y no dará problemas….Estoy contigo padre…ya nos fallamos mutuamente una vez, y eso no volverá a pasar…no voy a dejarte solo en esta guerra, ni en ninguna otra..
Ahora fue su turno para separarse y apoyarse en la ventana mirando desde allí hacia afuera observando las costa y la gente trabajar en sus quehaceres diarios, se quedó pensativo unos segundos antes de mirar hacia su padre. – El tiempo apremia, y hay mucho que hacer y una guerra que ganar…cuanto antes mejor padre…cuanto antes mejor.
Maekar Targaryen- Realeza
Re: La Justicia del rey (Baelor, Maekar, Septón Supremo y Mance Blackwood)
- Spoiler:
- Tras este post ya pueden intervenir los demás. El juicio se celebrará por la tarde en la sala del trono, un evento íntimo, con poca gente. Creo que para que el orden de posteo sea coherente, tras este post debería postear Baelor, Maekar y después el Septón Supremo. Lord Mance creo debería postear como testigo de lo que ve, después de los principales implicados en esto. Yo hablaré por el Gran Maestre tan sólo como testigo de lo que aconteció con la carta en el despacho de Daeron, para nada más.
Esta tarde será el juicio contra Baelor. Dijo con un tono monocorde, que los dioses juzguen si ha obrado mal ante sus ojos, porque ante los hombres sí que lo ha hecho.
-------------------
La sala del trono estaba sólo ocupada por las personalidades más influyentes cercanas al monarca. Concretamente el Gran Maestre a la izquierda del Trono de Hierro, testigo de lo acontecido en el despacho con Baelor, el Septón Supremo a la diestra del Trono, como testigo de un juicio con los Siete, los guardias reales al pie del trono un poco más allá de las escaleras que daban acceso a él y finalmente Maekar, a un lado de los guardias reales y como testigo simbólico de los príncipes Targaryen acompañado por lord Mance Blackwood como testigo de las tierras de los ríos del juicio que allí se celebraba.
La voz del Gran Maestre se escuchó antes de ninguna otra, exponiendo el caso que allí se celebraba.
Príncipe Baelor Targaryen, hijo de Daeron Targaryen, señor de los ándalos y los primeros hombres, señor de los Siete Reinos y Protector del Reino, se te ha convocado hoy para ser juzgado ante los dioses y los hombres acusado de... el anciano vaciló un poco al ir a decir aquello, pero la mirada entornada de Daeron le fulminó y el anciano achacó su pausa a un carraspeo de garganta propio de la edad. Acusado de alta traición a la Corona y al Reino por su Majestad, Daeron II Targaryen. ¿Cómo os declaráis?
El silencio volvió a inundar la sala mientras el rey, sentado ceremonialmente en el trono miraba a su hijo que se mostraba altivo, altivo incluso a sabiendas de que había obrado mal, sabiendo que los había traicionado a todos ellos, no podía terminar de creérselo.
Daeron Targaryen- Realeza
Re: La Justicia del rey (Baelor, Maekar, Septón Supremo y Mance Blackwood)
Habían pasado varios días de la última vez que vio a su padre, de hecho, de la última vez que vio a alguien más del castillo que no fueran los guardias que llevaban comida a su habitación. La mitad no la tocaba, había adelgazado un poco más no mucho, se alimentaba pero las ganas de comer eran muy pocas, su barba crecía sin control, no era muy grande pero denotaba una desalineación que no había permitido muchas veces. Ahora la mayor parte del tiempo lo que hacía era escribir, ya que en su habitación no tenía mucho más y no tenía como contactar con el mundo exterior, unas páginas de un libro vacío que tal vez jamás nadie vería. El cual dejó escondido debajo de del suelo de su propia habitación, tal vez alguna vez alguien lo vería, o ardería junto con la fortaleza.
Tocaron a su puerta luego de un momento, anunciaron que estaban preparando todo que en poco tiempo empezaría el juicio. Baelor dejó de lado el libro que llevaba y miró una vez más por la ventana, sin responder nada, solo se limitó a cambiarse y prepararse para el momento.
Pasó el tiempo con velocidad, pues no se dio cuenta de que, en un momento a otro, ya abrían la puerta los guardias para escoltarlo hacia donde sería su juicio, privado claro que ahora parecía ser la vergüenza de la familia.
No lo habían esposado, más si lo mantenían bien vigiado de cerca, no le permitieron ningún objeto que contengan alguna punta o filo ¿De qué temían? Seguía siendo Baelor, no un asesino. No prestó atención a aquello y simplemente caminó hasta que llegaron a la puerta que daba al Salón del Trono, abriéndola y dando paso a miradas de culpa, asombro, entre otras. No había mucha gente, como seguro había esperado Baelor que sería, guardias, algunos testigos, septon, Maestre, generales y el rey.
Llegó hasta el lugar que le correspondía a él y se quedó parado ahí, mirando a los presentes, con serenidad, sin bajar la mirada a nadie. Escuchó la pregunta con tranquilidad y se detuvo un momento a pensar la respuesta. Una vez las acomodó en el orden que le parecía, levantó la mirada al Maestre, luego al rey. – Me declaro culpable de haber intentado buscar la paz por medios distintos a lo convencional, me declaro culpable de haber amado a una mujer que a los ojos de mi padre es una traidora a pesar de que nunca se mostro a favor de quién su propio padre profesa y que estuvo en las situaciones más difíciles que la familia ha afrontado, culpable de haber intentado convencer al rey de buscar la paz por la diplomacia y no por las armas. Me declaro culpable de haber intentado salvar vidas mediante un acuerdo que podía ser tratado, si es por eso por lo que se me acusa… Entonces si, creo que soy culpable, gran Maestre. – La voz resonante de Baelor se escuchó en toda la sala del trono, fuerte para que todos lo oyeran. Luego de hablar, aún detenía su mirada en aquellos que lo acusaban, sin pestañar siquiera.
Tocaron a su puerta luego de un momento, anunciaron que estaban preparando todo que en poco tiempo empezaría el juicio. Baelor dejó de lado el libro que llevaba y miró una vez más por la ventana, sin responder nada, solo se limitó a cambiarse y prepararse para el momento.
Pasó el tiempo con velocidad, pues no se dio cuenta de que, en un momento a otro, ya abrían la puerta los guardias para escoltarlo hacia donde sería su juicio, privado claro que ahora parecía ser la vergüenza de la familia.
No lo habían esposado, más si lo mantenían bien vigiado de cerca, no le permitieron ningún objeto que contengan alguna punta o filo ¿De qué temían? Seguía siendo Baelor, no un asesino. No prestó atención a aquello y simplemente caminó hasta que llegaron a la puerta que daba al Salón del Trono, abriéndola y dando paso a miradas de culpa, asombro, entre otras. No había mucha gente, como seguro había esperado Baelor que sería, guardias, algunos testigos, septon, Maestre, generales y el rey.
Llegó hasta el lugar que le correspondía a él y se quedó parado ahí, mirando a los presentes, con serenidad, sin bajar la mirada a nadie. Escuchó la pregunta con tranquilidad y se detuvo un momento a pensar la respuesta. Una vez las acomodó en el orden que le parecía, levantó la mirada al Maestre, luego al rey. – Me declaro culpable de haber intentado buscar la paz por medios distintos a lo convencional, me declaro culpable de haber amado a una mujer que a los ojos de mi padre es una traidora a pesar de que nunca se mostro a favor de quién su propio padre profesa y que estuvo en las situaciones más difíciles que la familia ha afrontado, culpable de haber intentado convencer al rey de buscar la paz por la diplomacia y no por las armas. Me declaro culpable de haber intentado salvar vidas mediante un acuerdo que podía ser tratado, si es por eso por lo que se me acusa… Entonces si, creo que soy culpable, gran Maestre. – La voz resonante de Baelor se escuchó en toda la sala del trono, fuerte para que todos lo oyeran. Luego de hablar, aún detenía su mirada en aquellos que lo acusaban, sin pestañar siquiera.
Baelor Targaryen- Realeza
Re: La Justicia del rey (Baelor, Maekar, Septón Supremo y Mance Blackwood)
Observo a su hermano entrar con aquel aspecto tan desmejorado, que le hicieron fruncir ligeramente el ceño, no le gustaba ni lo más mínimo el aspecto que presentaba su hermano en aquel momento, espero al lado de su padre en el trono mirándolo andar, sabía que sería altivo, que no se dejaría pisotear en aquel momento aunque su aspecto no diera a entender lo mismo. A cada paso que daba para acercarse, mas sentía como se tensaba su cuerpo, seguía sintiéndose terriblemente traicionado por su hermano, por todo, había roto su figura de hermano perfecto y les había vendido a sus enemigos, les había traicionado en todos los sentidos, habidos y por haber.
Cínico….- No pudo evitar que aquellas palabras traspasaran sus labios cuando lo escucho hablar de aquella manera, apretando la mano sobre la espada que siempre le acompañaba, como podía ser tan irremediablemente cínico y regodearse de aquella manera, en su tremenda honorabilidad, que nada tenía de honorable, los había vendido, los había traicionado, les habría vendido a todos con tal de tener a Rose, lo sabía, lo veía en sus ojos, y aquello era lo que más le dolía, que fuera capaz de todo aquello por una mujer, y no sería capaz de hacer lo mismo por la familia que siempre había estado a su lado. Aparto la mirada de su hermano, no sabiendo cómo reaccionar o sentirse en aquel momento.
Soltó un suspiro y segundos después la alzo de nuevo para clavar sus ojos en los de su hermano apoyando la mano en el hombro de su padre, dándole un ligero apretón, para infundirle fuerza y serenidad, sabía que la necesitaba en aquel momento, para el era su hermano, pero para su padre era su hijo, el jamás sería capaz de hacerle aquello a Nymeria o Aemon, se le partiría el alma antes de poderle hacer aquello a sus hijos, había que ser muy fuerte para hacer aquello, fueras quien fueras, y aun más si era hacerlo por el bien del reino que tenías en tus manos.
Cínico….- No pudo evitar que aquellas palabras traspasaran sus labios cuando lo escucho hablar de aquella manera, apretando la mano sobre la espada que siempre le acompañaba, como podía ser tan irremediablemente cínico y regodearse de aquella manera, en su tremenda honorabilidad, que nada tenía de honorable, los había vendido, los había traicionado, les habría vendido a todos con tal de tener a Rose, lo sabía, lo veía en sus ojos, y aquello era lo que más le dolía, que fuera capaz de todo aquello por una mujer, y no sería capaz de hacer lo mismo por la familia que siempre había estado a su lado. Aparto la mirada de su hermano, no sabiendo cómo reaccionar o sentirse en aquel momento.
Soltó un suspiro y segundos después la alzo de nuevo para clavar sus ojos en los de su hermano apoyando la mano en el hombro de su padre, dándole un ligero apretón, para infundirle fuerza y serenidad, sabía que la necesitaba en aquel momento, para el era su hermano, pero para su padre era su hijo, el jamás sería capaz de hacerle aquello a Nymeria o Aemon, se le partiría el alma antes de poderle hacer aquello a sus hijos, había que ser muy fuerte para hacer aquello, fueras quien fueras, y aun más si era hacerlo por el bien del reino que tenías en tus manos.
Maekar Targaryen- Realeza
Re: La Justicia del rey (Baelor, Maekar, Septón Supremo y Mance Blackwood)
Se removió inquieto en la silla, incómodo ante el desagradable papel que debía jugar en aquella obra.
Apenas conocía a los hijos del rey, y cuando el heraldo se anunció en el Gran Septo con el mensaje del soberano, leyó con incredulidad el pliego de acusaciones contra aquel que llevaba el mismo nombre que el Rey Santo. Le intrigaba sobremanera la intimidad del juicio, acostumbrado a las grandes ceremonias destinadas a aleccionar y desalentar a los traidores y derrotistas, porque el secretismo podía significar dos motivaciones opuestas en la voluntad del monarca. O una excesiva magnanimidad o un excesivo celo.
Athila estudió al joven Targaryen en silencio, dejando que se defendiese con palabras gallardas pero fútiles de las graves acusaciones del maestre. Al parecer actuaba empujado por el deseo de paz, y por el deseo carnal. El primero era admirable, pero insensato. El camino a los infiernos estaba empedrado de buenas intenciones. El segundo era, sencillamente, mezquino. Por el amor a una rosa Baelor sería servidor de un millar de espinas. El Septón Supremo negó con la cabeza. El traidor añadía con su soberbia insulto al dolor.
Carraspeó ligeramente, antes de tomar la palabra.
- Baelor Targaryen... - el Septón miró a los ojos al acusado, mientras jugaba con el anillo en forma de estrella de siete puntas, único signo de su rango que solía mostrar en público, y optó por pasar por alto, de momento, las arrogantes palabras del príncipe - Como ya habeis oído, habeis sido acusado de alta traición y felonía, y para probarlo nos ha sido descrito el contenido una carta firmada por vos en la que de manera inequívoca conspiráis contra vuestro legítimo rey, en connivencia con los enemigos del reino y de la Fe. A juzgar por vuestras encendidas palabras, reconocéis pues ante los Siete que esta carta era verdadera, que la habíais escrito de vuestro puño y letra, y en ella expresábais libremente vuestra voluntad.
Apenas conocía a los hijos del rey, y cuando el heraldo se anunció en el Gran Septo con el mensaje del soberano, leyó con incredulidad el pliego de acusaciones contra aquel que llevaba el mismo nombre que el Rey Santo. Le intrigaba sobremanera la intimidad del juicio, acostumbrado a las grandes ceremonias destinadas a aleccionar y desalentar a los traidores y derrotistas, porque el secretismo podía significar dos motivaciones opuestas en la voluntad del monarca. O una excesiva magnanimidad o un excesivo celo.
Athila estudió al joven Targaryen en silencio, dejando que se defendiese con palabras gallardas pero fútiles de las graves acusaciones del maestre. Al parecer actuaba empujado por el deseo de paz, y por el deseo carnal. El primero era admirable, pero insensato. El camino a los infiernos estaba empedrado de buenas intenciones. El segundo era, sencillamente, mezquino. Por el amor a una rosa Baelor sería servidor de un millar de espinas. El Septón Supremo negó con la cabeza. El traidor añadía con su soberbia insulto al dolor.
Carraspeó ligeramente, antes de tomar la palabra.
- Baelor Targaryen... - el Septón miró a los ojos al acusado, mientras jugaba con el anillo en forma de estrella de siete puntas, único signo de su rango que solía mostrar en público, y optó por pasar por alto, de momento, las arrogantes palabras del príncipe - Como ya habeis oído, habeis sido acusado de alta traición y felonía, y para probarlo nos ha sido descrito el contenido una carta firmada por vos en la que de manera inequívoca conspiráis contra vuestro legítimo rey, en connivencia con los enemigos del reino y de la Fe. A juzgar por vuestras encendidas palabras, reconocéis pues ante los Siete que esta carta era verdadera, que la habíais escrito de vuestro puño y letra, y en ella expresábais libremente vuestra voluntad.
Última edición por Athila Mooton el Mar Mar 12, 2013 6:09 am, editado 1 vez
Athila Mooton- Sacerdote
Re: La Justicia del rey (Baelor, Maekar, Septón Supremo y Mance Blackwood)
Habían convocado a Mance que poco o nada tenía que ver con aquel asunto. Pero como mero testigo. Para que corroborase que el juicio sería justo y el Príncipe Baelor, realmente había escrito aquella carta con la que le acusaban.
No había tenido ocasión de tratar demasiado con el chico de edad muy cercana a la de Mance. Pero según procedía el juicio, tampoco tendría ocasión en el futuro.
Al menos la propuesta de Daeron era mandarlo al muro. Por traición la pena normal era la ejecución, por lo que Baelor podría sentirse satisfecho. Al menos en parte. Pero Mance no podía evitar pensar si todo aquello no era más que la locura de un muchacho enamorado. No lo justificaba, ya que el amor es un sentimiento que debe pertenecer al hombre y no al revés. Y éste no puede cegaros y alejarnos de nuestras obligaciones.
Él amaba a Jeyne, o al menos eso creía y apenas podía verla debido a su condición de espada jurada de Maekar. De un modo u otro, había obrado mal e iba a ser castigado.
Mance permaneció callado observando la escena, no participaría, simplemente daría fe de que todo se desarrollaría con normalidad, guardandose sus opiniones a favor o en contra.
No había tenido ocasión de tratar demasiado con el chico de edad muy cercana a la de Mance. Pero según procedía el juicio, tampoco tendría ocasión en el futuro.
Al menos la propuesta de Daeron era mandarlo al muro. Por traición la pena normal era la ejecución, por lo que Baelor podría sentirse satisfecho. Al menos en parte. Pero Mance no podía evitar pensar si todo aquello no era más que la locura de un muchacho enamorado. No lo justificaba, ya que el amor es un sentimiento que debe pertenecer al hombre y no al revés. Y éste no puede cegaros y alejarnos de nuestras obligaciones.
Él amaba a Jeyne, o al menos eso creía y apenas podía verla debido a su condición de espada jurada de Maekar. De un modo u otro, había obrado mal e iba a ser castigado.
Mance permaneció callado observando la escena, no participaría, simplemente daría fe de que todo se desarrollaría con normalidad, guardandose sus opiniones a favor o en contra.
Mance Blackwood- Casa vasalla
Re: La Justicia del rey (Baelor, Maekar, Septón Supremo y Mance Blackwood)
- Spoiler:
- Una pequeña aclaración al post del Septón. Desgraciadamente cuando Baelor salió de mi despacho, arrojó la carta al fuego, por lo que no disponemos de ella físicamente, tan sólo recordar el maestre y yo recordamos lo que ponía y son las pruebas que presentamos, para que Baelor no crea que es mi palabra contra la suya.
Daeron se agitó en el trono y por un momento apretó las espadas retorcidas que conformaban los posabrazos del trono. Parecía furioso con lo que había escuchado por parte de Baelor, lo miró a los ojos y estudió su expresión y su rostro descuidado, desaliñado. "Una vez fue mi hijo primogénito y ahora se ha convertido en un mártir. Por una mujer. Por una traidora" Suspiró tras escuchar la intervención del Septón y de Maekar y antes de que el Maestre añadiera los cargos enumerados, él se aprestó a hablar.
No os esforcéis maestre, sois un hombre sabio pero seré yo quien enumere los cargos ya que soy yo quien acusa a mi hijo. Quiero que seáis el testigo del juicio que galardona a la avanzada edad. El Maestre asintió y se acomodó en su asiento, expectante. Entonces el rey miró a Baelor, con la corona de oro y rubíes refulgiendo con la luz filtrada por las ventanas ornadas con maravillosos colores, brillando a la par que la del Septón Supremo, de cristal, como si denotaran sobre las otras cosas la presencia del juicio de los dioses y la presencia del primer hombre de Poniente que al fin y al cabo era él en los asuntos terrenales.
Baelor Targaryen, frente a tu disertación, yo expongo que lo que has cometido es traición, debido al escribir a la hija del segundo traidor al reino después de Daemon Fuegoscuro, que es el primero de todos los traidores que viven en mi reino dijo remarcando claramente la palabra MI, acordándose de las peticiones de Garlan Tyrell. En tu misiva le jurabas tu amor, declarabas que estábais prometidos... y asegurabas que nunca te tocaría una mujer que yo te encomendase como tu honorable esposa, en este caso, lady Silvia Tully dijo mirando hacia Mance, de alguna manera los Ríos también estaban implicados en ello, pues con aquella misiva su hijo había despreciado a una de las ladies más importantes de aquellas tierras y el Blackwood debía tomar nota de aquellos detalles. ¿"Por qué me has obligado a hacer esto? Por qué me torturas a formular contra ti una condena? Tu madre me golpeará por esto, llorará e intentará arañarme el rostro desesperada por condenar a su primogénito, pero así debe ser, es la justicia del rey y no se puede ver empañada por las lágrimas de una mujer." Así que continuó formulando los cargos.
En tu misiva exponías que ella estaría a salvo en Bastión de Tormentas, el hogar del otro traidor a la Corona, Nathan Baratheon, señor que ha tomado a bien la hostilidad contra nuestra familia, acercándose a la causa del Alto Traidor, Daemon Fuegoscuro, ahora autoproclamado rey de forma herética en el Dominio y alabado por la demencia de Garlan Tyrell. Si tanto la amas, y si tanto confiabas en mi capacidad diplomática, le hubieras ofrecido alojamiento en Desembarco del Rey, bastión de la Fe y del Rey. Pero no, has reptado entre traidores amando a la hija de un traidor... Dices que ella no apoya a su padre, ni la causa del mismo entonces Daeron de forma muy gráfica señaló al Gran Maestre como máximo responsable de los cuervos y los mensajes. Aún espero su declaración de intenciones firmada por ella para con la Corona y el Reino, pero no lo ha hecho sino que en cambio prefiere resguardarse en Altojardín mandándote a ti como un burdo heraldo, un maldito mensajero, a transmitirme lo que piensa su dichoso padre. Lo mirara por donde lo mirara, lo de Baelor era descabellado, era alta traición por cada costado, por cada parte, tenía que reprimirse muchísimo para no mandarlo ejecutar allí mismo, pero entonces no sería él, y ningún padre debería condenar a muerte a su hijo.
Sea esta asamblea testigo de lo que digo, los dioses son testigos de que Baelor Targaryen ha preferido lidiar con el Dominio que con mis tierras. A pesar de que reviste sus intenciones de pacíficas y honorables, hemos visto que su carta estaba siendo mandada en secreto, oculto de mi y de todos los que habitamos en esta Fortaleza Roja, sólo los dioses instaron al Gran Maestre a ir a la Torre de Cuervos en aquel momento y descubrir todo esto, la traición debe ser erradicada y por tanto condenada en todas sus formas.
El rey se alzó del trono, mientras los presentes lo miraban y señaló a Baelor Targaryen con el dedo índice de la mano izquierda. Normalmente la mano de la justicia del Rey era la diestra, pero Daeron había declarado el estado de guerra, por lo que ahora la justicia estaba en la zurda y en la diestra estaba en aquel momento la defensa del reino. Todo era ideología y simbolismo, ambos bien cuidados y premeditados en actos públicos.
Yo, Daeron Targaryen, segundo de mi nombre, rey de los ándalos y los primeros hombres, rey de los Siete Reinos y Protector del Reino hago efectiva esta sentencia. Condeno al reo acusado de alta traición, Baelor Targaryen, a tomar los votos de la guardia de la Noche y servir en el Muro como hermano juramentado, defendiendo de por vida el reino al que ahora ha traicionado con sus actos y palabras en la sombra. Debido a esto, pido al Septón Supremo que revoque su condición de Ser, pues ha desoído los votos de la caballería al vulnerar la seguridad de todo el Reino con sus argucias, ha desoído a su padre y ha amado en secreto a una mujer considerada enemiga del reino con la que incluso se ha prometido. Tras hacerse efectiva esta sentencia, Baelor será recluído en una celda de Desembarco del Rey, con todo lo necesario para vivir, hasta que la reina regrese de Dorne y vea por última vez a su hijo antes de marchar al Muro. Por último, el huevo de dragón que el príncipe posee será requisado, pues no es merecedor de poseer tan antigua reliquia de la familia Targaryen, a la que ha dado la espalda. "Mira lo que has logrado con tu diplomacia, Baelor Targaryen, a veces la diplomacia es buena pero no cuando el enemigo te ha escupido a la cara. Te avisé de ello delante de tu hermano y aún así nos has traicionado a todos."
Hechas las acusaciones Daeron se sentó en el Trono y suspiró, aquello era demasiado fuerte, pero sin mostrar su desasosiego se apoyó en el posabrazos mientras esperaba que el Septón ratificase o no, la revocación del título de Ser de Baelor. "Sangre y Fuego" escuchó decir en su cabeza.
Daeron Targaryen- Realeza
Re: La Justicia del rey (Baelor, Maekar, Septón Supremo y Mance Blackwood)
- Spoiler:
- Creo que le toca contestar a otros, pero visto el retraso, ya lo hago yo.
El rey no había otorgado al acusado, su propio hijo, ni siquiera la oportunidad de defenderse. ¿Pero quién lo haría, en estos días oscuros de guerra y malos hados, con un traidor? En esos momentos seguramente Daeron no veía a su alrededor más que conspiraciones, conjuras y el brillo de los puñales. ¿De quién fiarse? Consejeros, cortesanos, caballeros, todos podían ser, después de todo, serpientes ocultas en la maleza del halago, la adulación y la falsa lealtad. Pero la propia sangre... era sin duda la peor traición de todas, y la pasión, si no la razón, asistían al monarca en su airado discurso. Dicen que un rey siempre está solo.
Pocas cosas hay más ciertas.
El Septón Supremo se levantó de su sitial, con aire solemne. No vestía los ropajes propios de su cargo, ni más atributos que el anillo en forma de estrella de siete puntas. Sin embargo su altura, su corpulencia y lo penetrante de su mirada lo hacían, a su manera, una visión también imponente.
- Ser Baelor Targaryen... - habló con voz baja pero firme, y en el silencio de la sala sonó como el tañido grave de una campana - Jurasteis ante los Siete, por vuestro honor y vuestra vida. Tomasteis los votos, aceptasteis el sacrificio, os coronasteis con la servidumbre. Anochecisteis como un hombre corriente y amanecisteis como caballero ungido. Prometisteis ser valiente, honorable, fiel a vuestra palabra y leal a vuestro señor y a la Fe.
Guardó silencio unos instantes, sin dejar de mirar al acusado.
- Está escrito en el libro del Padre, "guardaos de los falsos y los traidores, que acudirán a vosotros vestidos de ovejas, pero en su interior son lobos rapaces. Por sus frutos los conocereis". No habeis sido valiente, ni honorable, ni fiel a vuestra palabra al actuar a espaldas de vuestro señor el rey, al conspirar contra su reino y su voluntad. Pero si esto no fuera suficiente abyección, habeis mancillado el juramento ante los Siete al arrodillaros ante el hereje, ante el blasfemo. Por tanto, en el nombre de la Iglesia, del Dios Único y de sus siete rostros, proclamo que desde este día en adelante no os sea otorgado el título de ser, ni podais invocar sus privilegios. Baelor Targaryen, os declaro perjuro.
Cerró los puños, e hizo una pausa antes de continuar.
- Sin embargo, en el libro de la Madre está escrito "perdonaré a mi hermano no una vez, no siete veces, sino setenta y siete veces siete". Por tanto y en virtud del servicio que prestareis a este reino, yo declaro que si en el plazo de siete años a contar desde este mismo día, siete caballeros ungidos hablan por vos ante mí o mis sucesores, y sus palabras son probadas ciertas, yo mismo o aquel que habrá de sucederme volveremos a ungiros con los óleos sagrados.
Se sentó de nuevo, con el ceño fruncido y expresión meditabunda.
Athila Mooton- Sacerdote
Re: La Justicia del rey (Baelor, Maekar, Septón Supremo y Mance Blackwood)
Estaba desquiciado, estaba fuera de sí, fuera de toda cordura, la guerra lo estaba volviendo otra persona que no era y Baelor por intentar ayudarlo se había convertido en una víctima de esa suerte de locura que estaba profetizando aquel que era el “protector” del reino.
Simplemente el “príncipe” permaneció callado, ya no tenía nada que decir, el señor de señores había hablado y responderle sería como hablar con una pared, hablar solo con el trono que estaba ahí. Giró su vista a los presentes, quedando un segundo a ver a Maekar… Tan cercano se hizo de nuevo a su padre, lo perdonó tan fácilmente. Luego siguió su vista, casi ni escuchando lo que decía Daeron, sus pensamientos pasaban por otra parte, aunque su atención volvió a ellos cuando pudo escuchar una voz distinta a la de Daeron, el septón nuevamente hablaba.
Hablaba de dioses y de cargos. Dioses… Cargos. Ya nada importaba, Baelor ya no creía en los falsos 7, en los antiguos, en el ahogado, en quien sea, ya no tenía por qué… No le debía nada a nadie, solo creía en lo que él mismo pensaba. Sonaría algo egocéntrico, pero al parecer todos juzgan de esa forma, Baelor tenía que unirse al sistema o desaparecer. No había palabra alguna que cambiara nada, era solo el juicio del más fuerte y hacía valer aunque sea una estupidez.
Terminó sonriendo de lado. – Se lo agradezco, Gran Septón. – Inclinó la cabeza. – Pero ni yo ni nadie se arrodillará ante nadie en mi nombre. – Agregó antes de que pudieran decir algo. – Valiente, fui, honorable, fui, fiel y leal también. Todos pueden verlo desde distintos puntos de vista, pero los que están arriba siempre abarcan la mayor visión e imponen su juicio, ¿No? – inclinó la cabeza a un lado, era hora de terminar aquel circo, ya su sentencia estaba dada, no sabía ni que hacía ahí parado. – Creo haber defendido con mi pecho lo que he hecho. Por lo que mis rodillas no tienen que aguantar ningún peso. Será para otros eso de arrodillarse. – Comentó con una sonrisa más, observándolos. – Os deseo suerte y prosperidad en lo que resta de vuestra vida. A todos los presentes. Y si me disculpan, tengo que retirarme a mis nuevos aposentos brindados por nuestro gran Rey. – Comentó con ironía, casi. Sin decir más se dio media vuelta e imaginó que los guaridas lo seguirían, por lo que fue escoltado de buena manera también. No quería oír más, no quería saber más nada de los que estaban allí. Algún día los vería en los 7 infiernos, o donde sea que acaben… A algunos más prontamente que otros. Era hora de pagar por lo que había hecho, sea bueno o sea malo, ni los 7 juzgarán eso.
Simplemente el “príncipe” permaneció callado, ya no tenía nada que decir, el señor de señores había hablado y responderle sería como hablar con una pared, hablar solo con el trono que estaba ahí. Giró su vista a los presentes, quedando un segundo a ver a Maekar… Tan cercano se hizo de nuevo a su padre, lo perdonó tan fácilmente. Luego siguió su vista, casi ni escuchando lo que decía Daeron, sus pensamientos pasaban por otra parte, aunque su atención volvió a ellos cuando pudo escuchar una voz distinta a la de Daeron, el septón nuevamente hablaba.
Hablaba de dioses y de cargos. Dioses… Cargos. Ya nada importaba, Baelor ya no creía en los falsos 7, en los antiguos, en el ahogado, en quien sea, ya no tenía por qué… No le debía nada a nadie, solo creía en lo que él mismo pensaba. Sonaría algo egocéntrico, pero al parecer todos juzgan de esa forma, Baelor tenía que unirse al sistema o desaparecer. No había palabra alguna que cambiara nada, era solo el juicio del más fuerte y hacía valer aunque sea una estupidez.
Terminó sonriendo de lado. – Se lo agradezco, Gran Septón. – Inclinó la cabeza. – Pero ni yo ni nadie se arrodillará ante nadie en mi nombre. – Agregó antes de que pudieran decir algo. – Valiente, fui, honorable, fui, fiel y leal también. Todos pueden verlo desde distintos puntos de vista, pero los que están arriba siempre abarcan la mayor visión e imponen su juicio, ¿No? – inclinó la cabeza a un lado, era hora de terminar aquel circo, ya su sentencia estaba dada, no sabía ni que hacía ahí parado. – Creo haber defendido con mi pecho lo que he hecho. Por lo que mis rodillas no tienen que aguantar ningún peso. Será para otros eso de arrodillarse. – Comentó con una sonrisa más, observándolos. – Os deseo suerte y prosperidad en lo que resta de vuestra vida. A todos los presentes. Y si me disculpan, tengo que retirarme a mis nuevos aposentos brindados por nuestro gran Rey. – Comentó con ironía, casi. Sin decir más se dio media vuelta e imaginó que los guaridas lo seguirían, por lo que fue escoltado de buena manera también. No quería oír más, no quería saber más nada de los que estaban allí. Algún día los vería en los 7 infiernos, o donde sea que acaben… A algunos más prontamente que otros. Era hora de pagar por lo que había hecho, sea bueno o sea malo, ni los 7 juzgarán eso.
Baelor Targaryen- Realeza
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