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La batalla más intensa. (Svenar)
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La batalla más intensa. (Svenar)
Mucha gente piensa al conocerme que, de tener algún defecto, serian tan nimios e irrelevantes que ni siquiera podrían ser tomados como tales, sino más bien como matices encantadores. Esto, obviamente nunca ha sido así, tenía muchos defectos, pero mi belleza, mi encanto y mi particular carácter los enmascaraban con gracia, como una luz brillante y cálida que te hace obviar todo lo demás. Debo decir que tanta alabanza sobre mi aspecto físico al principio me resultaba agradable y me hacía sonrojar, pero con el tiempo acabe cansada y hasta hastiada. Mi bella máscara no solo tapaba lo malo también evitaba que me tomasen en serio y obviaran aquello que deseaba que tuviesen en cuenta de mi. Como mujer que era, mis opciones para cambiar las cosas eran más bien limitadas, por lo que opté por adaptarme, desistí de convencer de nada a nadie. Me limité a ser una dama como la que había sido siempre de cara a los demás, y para mis seres más amados, Svenar y Adrien, aquellos que buscaban conocerme de verdad, les reservaba mi yo completo, más allá de la luz brillante. Y había otra parte, más fría, más oscura, más sinuosa, cruel e implacable, algunas veces había manifestado pequeños brotes de ira e indignación pero solo ellos sabían lo que podía haber más allá.
Me pasaba sobre todo cuando notaba que los míos estaban peligro, amenazados o que iban a ser víctimas de un ataque inminente. Y no digamos ya si les llegaba a pasar algo, aún no se había dado el caso, pero sería capaz de mancharme la sangre. “Las deudas de sangre se pagan con sangre”. Por desgracia, la guerra me empujaba muy cerca de estos límites. Sabía que tanto como mi hermano como Svenar estaban más en peligro que nunca, pero no podía hacer más y eso me exasperaba, por lo que procuraba no pensarlo.
Aquel día había hecho el esfuerzo por terminar lo antes posible todas mis tareas, aunque no había conseguido quedarme libre hasta media tarde. Después de asaltar la cocina la cocina para comerme unos cuantos pasteles de miel, regresé al dormitorio. Me quité la ropa que llevaba con ayuda mi doncella, ya que no alcanzaba a desabrocharme por la espalda y después la despedí. Me desvestí y me colé tras el biombo de madera que ocultaba la entrada a la estancia contigua al dormitorio y que conectaba con él, donde solíamos bañarnos. Había una tina bastante grande y alta, llena de agua muy caliente, tanto que de su superficie se elevaban delicadas espirales de vapor que se disolvían alcanzada cierta altura. Después de recogerme el pelo para que no se me mojara, me enjaboné a conciencia con un jabón que olía ligeramente a lilas, como siempre, me lo tomé con calma, de forma que con movimientos lentos y suaves, acabé con una suave capa de diminutas burbujas irisadas marcando mis curvas y resaltando el suave bronceado de mi piel con un brillo húmedo y sugerente. Fang, se había quedado fuera, en la habitación, los únicos que podrían entrar sin que me enterase eran Svenar y mi hermano.
Tras el primer ritual, me metí lentamente en la bañera, disfrutando del calor del agua y el vapor, que disolvía la espuma de mi cuerpo, haciendo que se deslizara lentamente por mi piel. De espaldas a la entrada, apoyé los brazos cruzados en el borde y cerré los ojos. La luz de la tarde se colaba por la única ventana de la estancia, y arrancaba destellos multicolores a las ponpas que quedaban sobre mi piel y al agua.
Me pasaba sobre todo cuando notaba que los míos estaban peligro, amenazados o que iban a ser víctimas de un ataque inminente. Y no digamos ya si les llegaba a pasar algo, aún no se había dado el caso, pero sería capaz de mancharme la sangre. “Las deudas de sangre se pagan con sangre”. Por desgracia, la guerra me empujaba muy cerca de estos límites. Sabía que tanto como mi hermano como Svenar estaban más en peligro que nunca, pero no podía hacer más y eso me exasperaba, por lo que procuraba no pensarlo.
Aquel día había hecho el esfuerzo por terminar lo antes posible todas mis tareas, aunque no había conseguido quedarme libre hasta media tarde. Después de asaltar la cocina la cocina para comerme unos cuantos pasteles de miel, regresé al dormitorio. Me quité la ropa que llevaba con ayuda mi doncella, ya que no alcanzaba a desabrocharme por la espalda y después la despedí. Me desvestí y me colé tras el biombo de madera que ocultaba la entrada a la estancia contigua al dormitorio y que conectaba con él, donde solíamos bañarnos. Había una tina bastante grande y alta, llena de agua muy caliente, tanto que de su superficie se elevaban delicadas espirales de vapor que se disolvían alcanzada cierta altura. Después de recogerme el pelo para que no se me mojara, me enjaboné a conciencia con un jabón que olía ligeramente a lilas, como siempre, me lo tomé con calma, de forma que con movimientos lentos y suaves, acabé con una suave capa de diminutas burbujas irisadas marcando mis curvas y resaltando el suave bronceado de mi piel con un brillo húmedo y sugerente. Fang, se había quedado fuera, en la habitación, los únicos que podrían entrar sin que me enterase eran Svenar y mi hermano.
Tras el primer ritual, me metí lentamente en la bañera, disfrutando del calor del agua y el vapor, que disolvía la espuma de mi cuerpo, haciendo que se deslizara lentamente por mi piel. De espaldas a la entrada, apoyé los brazos cruzados en el borde y cerré los ojos. La luz de la tarde se colaba por la única ventana de la estancia, y arrancaba destellos multicolores a las ponpas que quedaban sobre mi piel y al agua.
Última edición por Enery Hightower el Lun Feb 18, 2013 2:17 pm, editado 3 veces
Enery Hightower
Re: La batalla más intensa. (Svenar)
Mi día había comenzado con un pequeño pastel en una mano y un largo pergamino con cuentas en la otra. Haciendo memoria, me dí cuenta que casi todos los días del último mes habían comenzado de la misma forma debido a mi maldita avidez por enterarme de absolutamente todas las cosas que ocurrían alrededor de Antigua, loco porque todas las cosas estén en orden y que no falte ni un mísero venado de plata en los cofres, ya sean míos o de los múltiples vasallos que pedían de mi asistencia y cuidado. Así que así fue como transcurrió mi mañana y tarde, sentado en el Salón Principal, con el Maestre Marteras a mi lado, escribiendo los pedidos de los vasallos y de los hombres de a pie que aparecían con recados razonables... el resto simplemente era ignorado. Yo era un hombre de palabra, pero primero tenía que hacer una promesa para cumplirla.... y no le prometería nada a personas que no merecían mi atención, como mercaderes opulentos que se quejan de la cantidad de barcos que pueden atracar en el Puerto y cosas similares. Mi pensamiento era que, pronto, no le quedarían barcos o puertos para atracar.
Cuando la tarde tomó un ritmo insoportable, me disculpé con el Maestre Marteras, pidiéndole que tome las responsabilidades y me mande llamar ni bien surja algo de verdad importante y me dirigí a mi bodega, saqué un vino a medio tomar y me fui hasta mi estudio, donde tomé un par de copas, me relajé y me dije que necesitaba un baño con urgencia. Hacía dos días que no tocaba el agua ni en lluvia, y apestaba, debía admitirlo. Dejó el vino en su lugar y subió un piso más y atravesó la puerta de las Habitaciones Señoriales, donde dormíamos Enery y yo. Mientras me desvestía, pensaba que era una suerte que la Construcción mas alta de Poniente no requiriera usar las escaleras para transportar cosas, ya que contaba con un avanzado sistema de poleas por los cuales se subía la comida, agua y otros materiales no muy pesados. Ése era el caso de los baños de nuestra habitación, el cual estaba siempre lleno de agua en la gran bañera que parecía una pileta.
Añorando el contacto con el agua, tiré mis ropas lejos y preparé nuevas para usar luego de la limpieza. Marteras y Robben solían bromear con respecto a mis ropas, diciendome que nunca me cambiaba o que tenía varios pares de los mismos diseños... cosa que era ridículo pero que tenía algo de sentido, ya que muchas de mis prendas eran similares. Igualmente, no me dejaba de causar gracia la idea. Mis pensamientos dieron un brusco parate cuando abrí la puerta del baño y lo vi tan repleto de vapores y caluroso. Significaba que alguien lo estaba usando.
Me acerqué a la pileta y la ví. Enery estaba con el pelo recogido y disfrutaba del abrazo de las calurosas aguas mientras pompas de jabón adornaban su precioso y bronceado cuerpo. Debía parecer un idiota, pero me quedé mirándola largo rato hasta que sonreí y carraspee exageradamente para hacerme notar. "Preciosa dama, creo que está ocupando mi baño..." aseguro mientras bajo y me adentro en las aguas de la piscina, sumergiéndome para mojarme de una y suspirar ante el placer de la sensación de librarse de la mugre. Reabrí los ojos y la miré de nuevo con una sonrisa pícara para comenzar a acercarme a ella con cuidado. "Odio estar tanto tiempo en el Gran Salón... más últimamente..." le comento, como era costumbre para mí, hablarle de la política del momento.
Cuando la tarde tomó un ritmo insoportable, me disculpé con el Maestre Marteras, pidiéndole que tome las responsabilidades y me mande llamar ni bien surja algo de verdad importante y me dirigí a mi bodega, saqué un vino a medio tomar y me fui hasta mi estudio, donde tomé un par de copas, me relajé y me dije que necesitaba un baño con urgencia. Hacía dos días que no tocaba el agua ni en lluvia, y apestaba, debía admitirlo. Dejó el vino en su lugar y subió un piso más y atravesó la puerta de las Habitaciones Señoriales, donde dormíamos Enery y yo. Mientras me desvestía, pensaba que era una suerte que la Construcción mas alta de Poniente no requiriera usar las escaleras para transportar cosas, ya que contaba con un avanzado sistema de poleas por los cuales se subía la comida, agua y otros materiales no muy pesados. Ése era el caso de los baños de nuestra habitación, el cual estaba siempre lleno de agua en la gran bañera que parecía una pileta.
Añorando el contacto con el agua, tiré mis ropas lejos y preparé nuevas para usar luego de la limpieza. Marteras y Robben solían bromear con respecto a mis ropas, diciendome que nunca me cambiaba o que tenía varios pares de los mismos diseños... cosa que era ridículo pero que tenía algo de sentido, ya que muchas de mis prendas eran similares. Igualmente, no me dejaba de causar gracia la idea. Mis pensamientos dieron un brusco parate cuando abrí la puerta del baño y lo vi tan repleto de vapores y caluroso. Significaba que alguien lo estaba usando.
Me acerqué a la pileta y la ví. Enery estaba con el pelo recogido y disfrutaba del abrazo de las calurosas aguas mientras pompas de jabón adornaban su precioso y bronceado cuerpo. Debía parecer un idiota, pero me quedé mirándola largo rato hasta que sonreí y carraspee exageradamente para hacerme notar. "Preciosa dama, creo que está ocupando mi baño..." aseguro mientras bajo y me adentro en las aguas de la piscina, sumergiéndome para mojarme de una y suspirar ante el placer de la sensación de librarse de la mugre. Reabrí los ojos y la miré de nuevo con una sonrisa pícara para comenzar a acercarme a ella con cuidado. "Odio estar tanto tiempo en el Gran Salón... más últimamente..." le comento, como era costumbre para mí, hablarle de la política del momento.
Svenar Hightower
Re: La batalla más intensa. (Svenar)
No sentí la puerta abrirse debido a lo absorta que estaba en mis pensamientos , y porque si irrumpiera algún desconocido hubiese escuchado a Fang ladrar como un loco. Pasado un rato, sentí un curioso cosquilleo, la sensación de una presencia, pero no me alarmé porque solo podía ser una persona. Entonces habló justo cuando iba a girarme. Le miré por el rabillo del ojo y esbocé una media sonrisa divertida.
-Mmmm...Y ¿tiene algún inconveniente con que haya ocupado su baño, señor?- comenté con tono risueño.
Entorné los ojos y una enigmática sonrisa se dibujó en mi rostro mientras miraba embelesada como el agua le iba cubriendo el cuerpo desnudo. Entonces nuestras miradas se encontraron. Me perdí en sus hermosos iris durante unos segundos y me mordí ligeramente el labio inferior sin pensarlo. Me había tenido mucha suerte al acabar casándome con él, y no lo decía ya solo por el amor que le procesaba o por como me trataba, si no por asuntos más carnales. Llevaba casi ocho años de matrimonio, y seguía estremeciéndome de gusto cada vez que lo veía desnudo incluso más que el primer día, por que ya tenía un conocimientos bastante completo de lo que podía hacerse en esas condiciones. Y esto era con solo mirar, si me llegaba a tocar en tales condiciones la cosa era mucho más interesante.
Su siguiente comentario me sacó de mi ensimismamiento y dejé escapar un tenue y breve suspiro. La guerra ya prácticamente se olía en el aire, por lo que los comerciantes debían estar muy tensos con respecto a que puertos podrían llevar sus mercancías. Aunque seguro que ya se estaban preparando para lo típico en estos casos. La guerra era una oportunidad de vender artículos de primera necesidad y materia prima para armamento a precios exageradamente altos. En cuanto a pasarse el día en el Gran Salón, yo le prefería tener ahí aburrido, que lejos en el frente en riesgo de muerte constante.
-¿Los comerciantes están un poco revueltos? Yo no me preocuparía mucho de ellos- dije con ironía, puesto que no creía ni mucho menos que fueran dignos de preocupación- son de las criaturas más adaptables del mundo. Seguro que ya están pensando en como sacar tajada de toda esta situación.- cuando ya estaba muy cerca de mí, tomé entre mis manos, con mucho cuidado, un puñado de pompas de jabón que flotaban en la superficie y soplé. Las pompas se desprendieron y flotaron por el aire hacia su rostro. Una explotó al tocarle la nariz y sonreí- ¿Ha pasado algo reseñable hoy?¿cómo están los ánimos entre los vasallos?- recorté la poca distancia que nos separaba.
Nuestros cuerpos se rozaron suavemente cuando le di un beso en los labios, y le hice una cariñosa caricia en el rostro que bajó por su cuello y al separarme le miré intensamente mientras dibujaba círculos en su cuello y hombro con la humedad de su piel. Tenía que estar prohibido en algún lugar resultar tan irresistible.
-Mmmm...Y ¿tiene algún inconveniente con que haya ocupado su baño, señor?- comenté con tono risueño.
Entorné los ojos y una enigmática sonrisa se dibujó en mi rostro mientras miraba embelesada como el agua le iba cubriendo el cuerpo desnudo. Entonces nuestras miradas se encontraron. Me perdí en sus hermosos iris durante unos segundos y me mordí ligeramente el labio inferior sin pensarlo. Me había tenido mucha suerte al acabar casándome con él, y no lo decía ya solo por el amor que le procesaba o por como me trataba, si no por asuntos más carnales. Llevaba casi ocho años de matrimonio, y seguía estremeciéndome de gusto cada vez que lo veía desnudo incluso más que el primer día, por que ya tenía un conocimientos bastante completo de lo que podía hacerse en esas condiciones. Y esto era con solo mirar, si me llegaba a tocar en tales condiciones la cosa era mucho más interesante.
Su siguiente comentario me sacó de mi ensimismamiento y dejé escapar un tenue y breve suspiro. La guerra ya prácticamente se olía en el aire, por lo que los comerciantes debían estar muy tensos con respecto a que puertos podrían llevar sus mercancías. Aunque seguro que ya se estaban preparando para lo típico en estos casos. La guerra era una oportunidad de vender artículos de primera necesidad y materia prima para armamento a precios exageradamente altos. En cuanto a pasarse el día en el Gran Salón, yo le prefería tener ahí aburrido, que lejos en el frente en riesgo de muerte constante.
-¿Los comerciantes están un poco revueltos? Yo no me preocuparía mucho de ellos- dije con ironía, puesto que no creía ni mucho menos que fueran dignos de preocupación- son de las criaturas más adaptables del mundo. Seguro que ya están pensando en como sacar tajada de toda esta situación.- cuando ya estaba muy cerca de mí, tomé entre mis manos, con mucho cuidado, un puñado de pompas de jabón que flotaban en la superficie y soplé. Las pompas se desprendieron y flotaron por el aire hacia su rostro. Una explotó al tocarle la nariz y sonreí- ¿Ha pasado algo reseñable hoy?¿cómo están los ánimos entre los vasallos?- recorté la poca distancia que nos separaba.
Nuestros cuerpos se rozaron suavemente cuando le di un beso en los labios, y le hice una cariñosa caricia en el rostro que bajó por su cuello y al separarme le miré intensamente mientras dibujaba círculos en su cuello y hombro con la humedad de su piel. Tenía que estar prohibido en algún lugar resultar tan irresistible.
Enery Hightower
Re: La batalla más intensa. (Svenar)
Me sonreí cuando ella respondió a mi "reproche" sobre estar ocupando el baño. Era una cualidad que me sorprendió una vez que la conocí a fondo: su especial capacidad para improvisar el buen humor y hacerme sonreir aún cuando el día había sido especialmente malo. La miré hasta donde el agua lo permitía con ojos brillantes y una media sonrisa en la cara mientras ella se acercaba luego de su pregunta acerca de como venían las cosas y de si había algo para contar. Suspiré, poniendo los ojos en blanco y mirando a un costado, por el ventanal iluminado y haciendo una pequeña mueca de disgusto.
"Claramente ésta gente no tiene conciencia de en que momento vivimos... no podrían ser mas inoportunos con sus pedidos y con sus quejas" aseguro mientras ella se acerca y me acaricia suavemente. Quizás no me di cuenta por estar tan concentrado en rezongar contra los pelmazos que tenía de súbditos, pero ahora mi cuerpo y el de ella se estaban rozando suavemente y de una forma estimulante. Como un sabueso con un pedazo de carne entre las fauces, seguí despotricando "Los precios suben y los buitres rondan los alrededores de los futuros cadáveres... espero con ansia que ésto termine cuanto antes y comience de una vez los encuentros armados, así por lo menos todas éstas molestias y pérdidas de tiempo no fueron en vano..." En mi afán por despotricar, me estaba perdiendo de cosas un poco mas... importantes en ése momento. Ella acariciaba mi rostro y cuello para luego darme un suave beso, al cual respondí con cariño. Pero la cercanía de nuestros cuerpos me estaba jugando en contra.
De repente fui muy conciente de la belleza y el atractivo de mi esposa. Ella era una excelente persona y una espléndida dama, pero nunca me iba a cansar de mirar su increíble físico. Cualquier joven de alrededor del Dominio podría cantar poemas sobre la hermosura de Enery Florent... de hecho, muchos lo hicieron en su momento, antes que se comprometiera conmigo, y aún así, siguen hasta el día de hoy. Sus ojos azules y sus suaves pecas marcando su armonioso y perfectamente distribuido rostro. Su largo cuello que daba comienzo a su cuerpo digno de una diosa, ya que era voluptuoso pero no exagerado. Creía que estaba disimulando bastante bien mis observaciones, pero me traicionó la tentación.
La abracé por la cintura y la atraje contra mi propio cuerpo, completamente desnudo mientras le sonreía con picardía y con los ojos entrecerrados. "Creo que hablé bastante ya..." aseguro para luego recorrer con la yema de mis dedos su espalda, haciendo hincapié en la curva de sus lumbares, donde desembocaban en sus glúteos, masajeándolos y haciendo círculos sobre ella. Mientras tanto, lamía su cuello húmero y brillante hasta llegar a su barbilla y luego introducir mi lengua entre sus labios, explorando su boca en un beso que desboraba lujuria. Mientras estaba en ello, caminaba abrazado a ella hacia uno de los bordes de la piscina, sabiendo que era lo que venía...
"Claramente ésta gente no tiene conciencia de en que momento vivimos... no podrían ser mas inoportunos con sus pedidos y con sus quejas" aseguro mientras ella se acerca y me acaricia suavemente. Quizás no me di cuenta por estar tan concentrado en rezongar contra los pelmazos que tenía de súbditos, pero ahora mi cuerpo y el de ella se estaban rozando suavemente y de una forma estimulante. Como un sabueso con un pedazo de carne entre las fauces, seguí despotricando "Los precios suben y los buitres rondan los alrededores de los futuros cadáveres... espero con ansia que ésto termine cuanto antes y comience de una vez los encuentros armados, así por lo menos todas éstas molestias y pérdidas de tiempo no fueron en vano..." En mi afán por despotricar, me estaba perdiendo de cosas un poco mas... importantes en ése momento. Ella acariciaba mi rostro y cuello para luego darme un suave beso, al cual respondí con cariño. Pero la cercanía de nuestros cuerpos me estaba jugando en contra.
De repente fui muy conciente de la belleza y el atractivo de mi esposa. Ella era una excelente persona y una espléndida dama, pero nunca me iba a cansar de mirar su increíble físico. Cualquier joven de alrededor del Dominio podría cantar poemas sobre la hermosura de Enery Florent... de hecho, muchos lo hicieron en su momento, antes que se comprometiera conmigo, y aún así, siguen hasta el día de hoy. Sus ojos azules y sus suaves pecas marcando su armonioso y perfectamente distribuido rostro. Su largo cuello que daba comienzo a su cuerpo digno de una diosa, ya que era voluptuoso pero no exagerado. Creía que estaba disimulando bastante bien mis observaciones, pero me traicionó la tentación.
La abracé por la cintura y la atraje contra mi propio cuerpo, completamente desnudo mientras le sonreía con picardía y con los ojos entrecerrados. "Creo que hablé bastante ya..." aseguro para luego recorrer con la yema de mis dedos su espalda, haciendo hincapié en la curva de sus lumbares, donde desembocaban en sus glúteos, masajeándolos y haciendo círculos sobre ella. Mientras tanto, lamía su cuello húmero y brillante hasta llegar a su barbilla y luego introducir mi lengua entre sus labios, explorando su boca en un beso que desboraba lujuria. Mientras estaba en ello, caminaba abrazado a ella hacia uno de los bordes de la piscina, sabiendo que era lo que venía...
Svenar Hightower
Re: La batalla más intensa. (Svenar)
El contacto con su cuerpo me hizo suspirar, y sin pesarlo, le rodeé el cuello con los brazos, estrechando el abrazo, y sentí como mis senos entraban en directo contacto con su piel, aplastándose un poco y resaltando el canalillo. Acaricié con mi aliento sus labios y le mordí con gesto travieso la oreja como respuesta cuando comentó que ya no había nada más que decir. Su lengua en mi cuello y el beso que tocó mis labios me hizo sentir un agradable cosquilleo en la tripa, y calor en la entrepierna. Le correspondí , poniendo en él todo el deseo y la pasión que conseguía despertar en mi. Entrelacé mi lengua con la suya y cerré los ojos y el angulo para disfrutar de la agradable sensación que me embargó.
Empezamos a retroceder, y yo seguí aferrada a su cuerpo y besandole con creciente pasión e intensidad, hasta que dí con el borde de la piscina. Entonces separé mis labios de los suyos apenas unos milímetros, rozándolas y acariciándolos con mi cálido aliento. Le mordí el labio inferior con suavidad, pero con cierto gesto juguetón. Me separé un poco más y le miré a los ojos intensamente. Sabía lo que íbamos a hacer y debo decir que la idea me gustaba y mucho, aunque si me hubiese oído decir algo así mi septa, seguro la habría dado un ataque. Le dediqué una tenue pero amorosa sonrisa y roce mi nariz con la suya en un gesto de cariño.
Le lamí los labios de forma lenta, como si los saboreara y bajé hasta su cuello, dándole cálidos besos y pequeñas mordidas mientras le acariciaba la nuca con la yema de los dedos. A los pocos segundos, sentí como el ansia me invadía, mis caricias se volvieron más insistentes e intensas y al volver a mirarle a la cara, me mordí el labio inferior, soltándolo lentamente y contoneé mi cuerpo contra el suyo en un gesto casi casual, un gesto cuyo calor y caricia me arrancaron un delicado gemido y noté como se endurecían los pezones y se me erizaba la piel. Le guiñe un ojos con gesto pícaro, y le dí un breve pero intenso y profundo beso, como si fuera a devorarlo.
A un después de tantos años, seguía sin creerme la suerte que había tenido, y jamás hubiese imaginado, que tras esa fría apariencia hubiese un hombre tan cautivador, dulce y atento, y eso solo mentando lo primero que se me venía a la cabeza. Por no mencionar lo ocultaba su gris vestimenta, que más atractivo y sugerente no podía ser para mis sentidos. Todo esto, sumado al afecto y al amor incondicional que le procesaba, convertía todo aquello en una experiencia indescriptible.
Empezamos a retroceder, y yo seguí aferrada a su cuerpo y besandole con creciente pasión e intensidad, hasta que dí con el borde de la piscina. Entonces separé mis labios de los suyos apenas unos milímetros, rozándolas y acariciándolos con mi cálido aliento. Le mordí el labio inferior con suavidad, pero con cierto gesto juguetón. Me separé un poco más y le miré a los ojos intensamente. Sabía lo que íbamos a hacer y debo decir que la idea me gustaba y mucho, aunque si me hubiese oído decir algo así mi septa, seguro la habría dado un ataque. Le dediqué una tenue pero amorosa sonrisa y roce mi nariz con la suya en un gesto de cariño.
Le lamí los labios de forma lenta, como si los saboreara y bajé hasta su cuello, dándole cálidos besos y pequeñas mordidas mientras le acariciaba la nuca con la yema de los dedos. A los pocos segundos, sentí como el ansia me invadía, mis caricias se volvieron más insistentes e intensas y al volver a mirarle a la cara, me mordí el labio inferior, soltándolo lentamente y contoneé mi cuerpo contra el suyo en un gesto casi casual, un gesto cuyo calor y caricia me arrancaron un delicado gemido y noté como se endurecían los pezones y se me erizaba la piel. Le guiñe un ojos con gesto pícaro, y le dí un breve pero intenso y profundo beso, como si fuera a devorarlo.
A un después de tantos años, seguía sin creerme la suerte que había tenido, y jamás hubiese imaginado, que tras esa fría apariencia hubiese un hombre tan cautivador, dulce y atento, y eso solo mentando lo primero que se me venía a la cabeza. Por no mencionar lo ocultaba su gris vestimenta, que más atractivo y sugerente no podía ser para mis sentidos. Todo esto, sumado al afecto y al amor incondicional que le procesaba, convertía todo aquello en una experiencia indescriptible.
Enery Hightower
Re: La batalla más intensa. (Svenar)
No sabía si era el calor de los vapores desprendidos por el agua o si era por el contacto tan cercano con la piel y las curvas de mi esposa... pero todo mi cuerpo se estremecía ante el aumento constante de la temperatura. Respondí a su contrataque, entrelazando mi lengua con la de ella y torciendo el cuello para llegar mas profundo dentro de su boca. Su aliento contra mi piel mojada me hacía exhalar largos supiros por la nariz para así no tener que romer el contacto entre nuestros labios. Mis manos acariciaban sus lumbares, sintiendo la suave piel bronceada entre las puntas de mis dedos y me dispuse a bajar para acariciar sus nalgas y muslos, masajeándolas suave y lentamente, deleitándome con su roce.
Nos separamos levemente cuando llegamos al borde de la piscina y nos miramos con ardor y lujuria reflejados en nuestros ojos como aceros brillantes. Ella se acercó a morderme los labios y yo lamí los de ella en respuesta para luego sentir como bajaba, lamiendome el cuello y acariciándome la nuca con sus dedos. Sus caricias se volvían cada vez mas ansiosas y fogosas, por lo que no pude evitar hacer lo mismo, apretando sus glúteos mas de la cuenta, rozando mi virilidad contra su estómago y mordí su cuello y barbilla con ardor. Luego de que lamiera mis labios sentí su cuerpo apretándose contra el mío en un seductor contoneo. No pude mas que gruñir y levantarla suavemente para luego dejarla caer lentamente sobre mi virilidad, penetrándola de a palmos.
Un largo suspiro se escapó de mi boca al sentirme abriendome paso en sus interiores húmedos y apretados. Mis pupilas se movieron varias veces hasta que cerré los ojos, tocándo el fondo de su ser. Exhalé largamente y le acaricié el rostro para despues morderle los labios y bajar lamiendo hasta sus preciosos pechos. Eran fantásticos. Sugerentes y amplios, pero nunca desproporcionados, erguidos como dos montañas. Una de mis manos comenzó a masajear el derecho y mis labios apresaron el izquierdo, mordiendo y succionando... delineando sus pezones ávidamente.
Mis caderas se movían solas a un ritmo lento, aplastándo el cuerpo de ella contra la piedra, embistiéndola debajo del suave roce del agua, ahora intranquila por el movimiento de nuestras anatomías. De vez en cuando levantaba la cabeza de entre sus pechos para mirarla a los ojos... a esa fuente de mi adoración... la única que pudo y podría alguna vez romer las murallas de mi fortaleza...
Nos separamos levemente cuando llegamos al borde de la piscina y nos miramos con ardor y lujuria reflejados en nuestros ojos como aceros brillantes. Ella se acercó a morderme los labios y yo lamí los de ella en respuesta para luego sentir como bajaba, lamiendome el cuello y acariciándome la nuca con sus dedos. Sus caricias se volvían cada vez mas ansiosas y fogosas, por lo que no pude evitar hacer lo mismo, apretando sus glúteos mas de la cuenta, rozando mi virilidad contra su estómago y mordí su cuello y barbilla con ardor. Luego de que lamiera mis labios sentí su cuerpo apretándose contra el mío en un seductor contoneo. No pude mas que gruñir y levantarla suavemente para luego dejarla caer lentamente sobre mi virilidad, penetrándola de a palmos.
Un largo suspiro se escapó de mi boca al sentirme abriendome paso en sus interiores húmedos y apretados. Mis pupilas se movieron varias veces hasta que cerré los ojos, tocándo el fondo de su ser. Exhalé largamente y le acaricié el rostro para despues morderle los labios y bajar lamiendo hasta sus preciosos pechos. Eran fantásticos. Sugerentes y amplios, pero nunca desproporcionados, erguidos como dos montañas. Una de mis manos comenzó a masajear el derecho y mis labios apresaron el izquierdo, mordiendo y succionando... delineando sus pezones ávidamente.
Mis caderas se movían solas a un ritmo lento, aplastándo el cuerpo de ella contra la piedra, embistiéndola debajo del suave roce del agua, ahora intranquila por el movimiento de nuestras anatomías. De vez en cuando levantaba la cabeza de entre sus pechos para mirarla a los ojos... a esa fuente de mi adoración... la única que pudo y podría alguna vez romer las murallas de mi fortaleza...
Svenar Hightower
Re: La batalla más intensa. (Svenar)
Suspiré, excitada por el contacto de su miembro contra mi cuerpo. Sonreí cuando me mordió el cuello y me lamí el labio superior ante las sensaciones que despertaba en mi cuerpo. Le abracé la cintura con la piernas cuando me levanto y le miré con deseo. La entrada lenta y gradual de su miembro me arrancó un largo y sensual gemido de placer sobre los labios de Svenar. Mi cuerpo se estremeció, me mordí el labio y eché la cabeza hacia atrás cuando tocó el fondo de mi ser. Volví a mirarle, era una sensación única, sentía su presencia en cada centímetro, colmada y con ganas de más. Le mordí con ardor cuando se abalanzó sobre mis labios y enredé los dedos de una de mis manos en sus cabellos y le mordí con gesto travieso na oreja antes de que bajase hacia mis senos.
Delicados y sugerentes gemidos escapan de entre mis labios entreabiertos con cada deliciosa embestida, que generaba olas de placer que lamían mi cuerpo como un beso ardiente. Le acaricié la nuca con las uñas, y las primeras vertebras del cuello, y el tacto de su boca en mis senos me hizo apretar un poco el contacto de mis dedos sobre su piel. Sentí un escalofrío muy agradable cuando me mordió el pezón y aumenté la cadencia y sonoridad de mis gemidos, que acariciaban los sentidos. Al mirar un momento hacia abajo mi mirada se cruzó con la suya, le quería y le deseaba tanto que no sería capaz de describirlo con palabras. No había estado con más hombres, pero puedo jurar que no deseaba y ni soñaba con nadie que no fuera él. Entrecerré ligeramente los ojos y esbocé una pequeña y juguetona sonrisa. Levanté su rostro, me acerqué a sus labios, soplé sobre ellos suavemente y amagué un beso, pero en realidad, deposité besos siguiendo la linea de la mandíbula y le mordí y lamí la oreja mientras la acariciaba con mi aliento y mis gemidos ansiosos con toda la intención de provocarle.
Volví a sus labios y le bese con una pasión voraz, le mordía y exploraba su boca, poniendo en el contacto el torrente de sentimientos y emociones que me embargaban. Mientras mis manos acariciaban y se aferraban a su espalda con gesto posesivo. Apreté las piernas, estrechando el abrazoo que nos unía para lograr más profundidad y gemí extasiada.
Delicados y sugerentes gemidos escapan de entre mis labios entreabiertos con cada deliciosa embestida, que generaba olas de placer que lamían mi cuerpo como un beso ardiente. Le acaricié la nuca con las uñas, y las primeras vertebras del cuello, y el tacto de su boca en mis senos me hizo apretar un poco el contacto de mis dedos sobre su piel. Sentí un escalofrío muy agradable cuando me mordió el pezón y aumenté la cadencia y sonoridad de mis gemidos, que acariciaban los sentidos. Al mirar un momento hacia abajo mi mirada se cruzó con la suya, le quería y le deseaba tanto que no sería capaz de describirlo con palabras. No había estado con más hombres, pero puedo jurar que no deseaba y ni soñaba con nadie que no fuera él. Entrecerré ligeramente los ojos y esbocé una pequeña y juguetona sonrisa. Levanté su rostro, me acerqué a sus labios, soplé sobre ellos suavemente y amagué un beso, pero en realidad, deposité besos siguiendo la linea de la mandíbula y le mordí y lamí la oreja mientras la acariciaba con mi aliento y mis gemidos ansiosos con toda la intención de provocarle.
Volví a sus labios y le bese con una pasión voraz, le mordía y exploraba su boca, poniendo en el contacto el torrente de sentimientos y emociones que me embargaban. Mientras mis manos acariciaban y se aferraban a su espalda con gesto posesivo. Apreté las piernas, estrechando el abrazoo que nos unía para lograr más profundidad y gemí extasiada.
Enery Hightower
Re: La batalla más intensa. (Svenar)
Cada una de mis embestidas dentro de su ser me volvían cada vez mas loco. Éso, sumándole sus gemidos constantes y el continuo roce entre nuestros cuerpos harían que alguien mas débil de voluntad cayera rendido a sus pies... en parte así estaba yo. Si alguien en éste mundo era capaz de lograr que yo hiciera lo que ella quería, ésa era Enery. Gruñí cuando sentí sus dientes en mi cuello y orejas y sus uñas rozando mi nuca, entrelazándose en los cabellos. La miré con verdadera adoración luego de ésto y respondí con avidez a su beso, explorando su tan conocida boca, pero siempre distinta para mí. Arrastre mi lengua contra la de ella y toqué su paladar, torciendo el cuello para profundizar aún mas el contacto.
Cuando me separé estaba casi sin respiración, todavía sosteniéndola por la cintura y por el trasero para que la unión sea profunda y se mantenga de ésa forma, siguiendo con las largas penetraciones, pero lentas y pausadas, buscando estimular desmedidamente su humedad. Cuando abrazó sus piernas a mi alrededor, solté la mano que la tenía por la cintura y acaricié sus pechos, su estómago y, por fin, rocé su clítoris, masajeándolo y pellizcándolo. Entrecerré mis ojos y mordí sus labios al tiempo que hacía que mis caderas aumentaran las cadencias de sus embestidas a un ritmo medio. Me mordí las muelas ante el aumento repentino del placer y el calor que me invadían.
Yo había estado con varias mujeres en mi vida... sobre todo en mi adolescencia, pero ninguna había logrado sacarme tanto de mí, atraerme tanto ni aparecer ante mí como alguien tan sensual como ella... La volví a besar ávidamente, ahora poniéndome yo contra la pared de la piscina, para no hacerle daño con la velocidad del coito.
Cuando me separé estaba casi sin respiración, todavía sosteniéndola por la cintura y por el trasero para que la unión sea profunda y se mantenga de ésa forma, siguiendo con las largas penetraciones, pero lentas y pausadas, buscando estimular desmedidamente su humedad. Cuando abrazó sus piernas a mi alrededor, solté la mano que la tenía por la cintura y acaricié sus pechos, su estómago y, por fin, rocé su clítoris, masajeándolo y pellizcándolo. Entrecerré mis ojos y mordí sus labios al tiempo que hacía que mis caderas aumentaran las cadencias de sus embestidas a un ritmo medio. Me mordí las muelas ante el aumento repentino del placer y el calor que me invadían.
Yo había estado con varias mujeres en mi vida... sobre todo en mi adolescencia, pero ninguna había logrado sacarme tanto de mí, atraerme tanto ni aparecer ante mí como alguien tan sensual como ella... La volví a besar ávidamente, ahora poniéndome yo contra la pared de la piscina, para no hacerle daño con la velocidad del coito.
Svenar Hightower
Re: La batalla más intensa. (Svenar)
Respiré profundamente cuando nos separamos para recuperar el aire del tiempo que había pasado sin respirar. Le devolví la mirada, que me sobrecogió y me hizo depositar un pequeño y suave beso sobre sus labios. Era difícil resistir aquel ritmo tan despiadamente lento y sensitivo, durante las primeras sesiones había caído de lleno en aquel juego tan estimulante, pero con la práctica gané cierta capacidad de resistencia. Sin embargo, seguía siendo deliciosamente irresistible, muy intenso y pasional. Despertaba en mi un instinto salvaje, ansioso y voraz que araña el pecho como una fiera hambrienta como intentaba resistirme demasiado, era increiblemente placentero.
Cuando sentí el tacto cálido de su mano sobre mis senos y como descendía por mi cuerpo, supe lo que iba a hacer. Una chispa de deseo y lujuria se encendió en mi mirada y entrecerré ligeramente los ojos. Inmediatamente mi cuerpo se tenso ante la ola de placer, la cadencia e intensidad de mis gemidos se disparó y arqueé suavemente la espalda, echando la cabeza hacia atrás, de forma que se me soltó la horquilla y mi larga melena cayó por mi espalda en una suave onda dorada tenuemente iluminada por el sol crepuscular. Clavé levemente las uñas en su espalda y suspiré muy agitada sobre sus labios húmedos. El aumento de sus embestidas invadía mi cuerpo y mi mente de fuertes ráfagas de excitación que aumentaban increíblemente mi temperatura corporal...¿o era el vapor?. Sentía como mis fuerzas cedían ante su avance, demasiados frentes abiertos...esto era la guerra. Aparte su mano de mi clítoris y le lancé una mirada depredadora.
Me acomodé mejor y seguí su ritmo lo mejor que pude en mi situación. Me lamí los labios de forma sugerente, buscando provocarle, sin dejar prácticamente de gemir. Ataqué su cuello sin piedad, dejandole leves marcas rojizas y le pasé las uñas por el hombro, provocandole unas suaves lineas rojizas que no tardarían en borrarse. Le dediqué una mirada tierna pero desafiante al mismo tiempo y le lamí y mordí los labios entre gemidos y suspiros. Las paredes de la vagina se cerraron suavemente contra su miembro, aumentando el contacto.
Cuando sentí el tacto cálido de su mano sobre mis senos y como descendía por mi cuerpo, supe lo que iba a hacer. Una chispa de deseo y lujuria se encendió en mi mirada y entrecerré ligeramente los ojos. Inmediatamente mi cuerpo se tenso ante la ola de placer, la cadencia e intensidad de mis gemidos se disparó y arqueé suavemente la espalda, echando la cabeza hacia atrás, de forma que se me soltó la horquilla y mi larga melena cayó por mi espalda en una suave onda dorada tenuemente iluminada por el sol crepuscular. Clavé levemente las uñas en su espalda y suspiré muy agitada sobre sus labios húmedos. El aumento de sus embestidas invadía mi cuerpo y mi mente de fuertes ráfagas de excitación que aumentaban increíblemente mi temperatura corporal...¿o era el vapor?. Sentía como mis fuerzas cedían ante su avance, demasiados frentes abiertos...esto era la guerra. Aparte su mano de mi clítoris y le lancé una mirada depredadora.
Me acomodé mejor y seguí su ritmo lo mejor que pude en mi situación. Me lamí los labios de forma sugerente, buscando provocarle, sin dejar prácticamente de gemir. Ataqué su cuello sin piedad, dejandole leves marcas rojizas y le pasé las uñas por el hombro, provocandole unas suaves lineas rojizas que no tardarían en borrarse. Le dediqué una mirada tierna pero desafiante al mismo tiempo y le lamí y mordí los labios entre gemidos y suspiros. Las paredes de la vagina se cerraron suavemente contra su miembro, aumentando el contacto.
Enery Hightower
Re: La batalla más intensa. (Svenar)
El agua de la piscina ahora presentaba un aspecto mas movido, con muchas olas atravesando lu espacio de aquí para allá, producto del vaivén de nuestros movimientos. Sus gemidos y mis exclamaciones de placer se elevaban por todo el cuarto, resonando en sus paredes, volviendo hacia nosotros aún mas fuertes. Yo agradecía que la puerta estuviera cerrada y que el sonido no pasara a los pasillos que conducían a nuestras habitaciones porque de seguro sería desesperante que todo el mundo escuchara como su Señor y Señora se abandonaban a los placeres mundanos de ésa forma y con tanta fogosidad. Con éso en mi cabeza me sonreí antes de besarla nuevamente y limpiar mi mente de pensamientos tan complicados para el momento que estaba viviendo.
Mi virilidad parecía que explotaría en cualquier momento. Tanto era el calor, humedad estrechez y placer que estaba recibiendo que casi era doloroso, y aún mas cuando ella apartó mi mano de su zona erógena y comenzó a moverse ella misma mientras me arañaba sensualmente. Mis ojos estaban nublados y húmedos, pero no dejaba de mirarla a ella. Ahora su cabello estaba libre, cayendo en cascadas doradas por su espalda. Me sonreí y enterré mi cabeza entre sus pechos nuevamente, mordiendo su canalillo y subiendo lentamente su increiblemente erguida y firme piel de su seno izquierdo hasta su pezón, deleitándome con dibujarlo con la lengua y tirando de él con mis dientes.
Mientras tanto, me apoyaba completamente contra la pared de la piscina, embistiéndola ahora mas rápido y penetrandola hasta las paredes de su útero, rozándo los confines de su ser. Subí mi boca de nuevo, suplantándola por mi mano en su pecho y la otra en sus nalgas y la besé larga y apasionadamente, haciendome dueño de su lengua y de sus labios, mordiendo y succionando. Estaba increíblemente cerca, pero había despertado su lado mas competitivo y salvaje y yo lo sabía tras varios años de compartir la cama en noches un poco ... movidas, por lo que me negaba a terminar ahora, por lo menos no hasta hacerlo mas interesante...
Mi virilidad parecía que explotaría en cualquier momento. Tanto era el calor, humedad estrechez y placer que estaba recibiendo que casi era doloroso, y aún mas cuando ella apartó mi mano de su zona erógena y comenzó a moverse ella misma mientras me arañaba sensualmente. Mis ojos estaban nublados y húmedos, pero no dejaba de mirarla a ella. Ahora su cabello estaba libre, cayendo en cascadas doradas por su espalda. Me sonreí y enterré mi cabeza entre sus pechos nuevamente, mordiendo su canalillo y subiendo lentamente su increiblemente erguida y firme piel de su seno izquierdo hasta su pezón, deleitándome con dibujarlo con la lengua y tirando de él con mis dientes.
Mientras tanto, me apoyaba completamente contra la pared de la piscina, embistiéndola ahora mas rápido y penetrandola hasta las paredes de su útero, rozándo los confines de su ser. Subí mi boca de nuevo, suplantándola por mi mano en su pecho y la otra en sus nalgas y la besé larga y apasionadamente, haciendome dueño de su lengua y de sus labios, mordiendo y succionando. Estaba increíblemente cerca, pero había despertado su lado mas competitivo y salvaje y yo lo sabía tras varios años de compartir la cama en noches un poco ... movidas, por lo que me negaba a terminar ahora, por lo menos no hasta hacerlo mas interesante...
Svenar Hightower
Re: La batalla más intensa. (Svenar)
Clavé mi ardorosa y voraz mirada en la suya, con la contraída en un gesto de profunda excitación. Aumenté la presión de mis piernas entorno a su cuerpo por puro instinto. Sonreí cuando le vi atacar uno de mis pezones y tirar de él, de forma que le mordí la oreja con gesto travieso. El contacto directo con el fondo de mi ser era casi superior a mis fuerzas, ya no era capaz de pensar, mi mente estaba inundada por olas constantes de excitación y placer, que cuando parecían que no podía ir a más acababa alcanzando nuevas y más elevadas cotas de placer. Hice descender una de mis manos desde su hombro, y de ahí por el brazo que llevaba hasta mi trasero. Lamí el rasguño que le que había hecho en el hombro de forna lenta y sinuosa y seguí mordiendo y besando su cuello hasta tirar suavemente del lóbulo de su oreja.
Le devolví el beso con pasión y luché por seguirle el ritmo entre gemidos ahogados, chasquidos húmedos, y mordidas. Exploraba su boca con un ansia enfermiza y voraz, cambiando constantemente el angulo del cuello para profundizar. Le di pequeños mordiscos en los labios y tiré de ellos ligeramente. El sonido de nuestros gemidos y demás exclamaciones de placer rebotaban contra las paredes y acariciaban mis sentidos, despertando aún más mis deseos ya de por sí muy encendidos, y le mordí el cuello, y el hombro. Sentía como si fuese a entrar en combustión espontanea. Me eché hacia y me mojé el pelo en las agitadas aguas de la bañera, aflojando un poco la presión de mis piernas.
Cuando volví a subir, el agua se escurría por mi cabello empapado formando finas betas transparentes que hacían brillar mi piel con un suave fulgor acuoso. Me estremecí de gusto, había alcanzado prácticamente mi límite, mi cuerpo solo respondía a los impulsos. Me coordine lo mejor que supe con él y la vagina estrechó aún más el contacto, lo que me hizo gemir exageradamente y rogarle cerca de su oído que no parase y creo que menté también a los siete, aunque no estoy segura. Clavé suavmente mis uñas en su espalda y pegué mi cuerpo al suyo, cuando me abordó un orgasmo muy intenso.
Le devolví el beso con pasión y luché por seguirle el ritmo entre gemidos ahogados, chasquidos húmedos, y mordidas. Exploraba su boca con un ansia enfermiza y voraz, cambiando constantemente el angulo del cuello para profundizar. Le di pequeños mordiscos en los labios y tiré de ellos ligeramente. El sonido de nuestros gemidos y demás exclamaciones de placer rebotaban contra las paredes y acariciaban mis sentidos, despertando aún más mis deseos ya de por sí muy encendidos, y le mordí el cuello, y el hombro. Sentía como si fuese a entrar en combustión espontanea. Me eché hacia y me mojé el pelo en las agitadas aguas de la bañera, aflojando un poco la presión de mis piernas.
Cuando volví a subir, el agua se escurría por mi cabello empapado formando finas betas transparentes que hacían brillar mi piel con un suave fulgor acuoso. Me estremecí de gusto, había alcanzado prácticamente mi límite, mi cuerpo solo respondía a los impulsos. Me coordine lo mejor que supe con él y la vagina estrechó aún más el contacto, lo que me hizo gemir exageradamente y rogarle cerca de su oído que no parase y creo que menté también a los siete, aunque no estoy segura. Clavé suavmente mis uñas en su espalda y pegué mi cuerpo al suyo, cuando me abordó un orgasmo muy intenso.
Enery Hightower
Re: La batalla más intensa. (Svenar)
Las cosas estaban fuera de control. Sus gemidos y caricias, sus arañazos en mi cuerpo siendo lamidos por su lengua... toda ella estaba colmando mis sentidos, como si se estuviera grabando a fuego en mi cerebro con cada embestida que yo daba y cada arremetida con la que ella se sincronizaba. Mis jadeos se volvían cada vez más audibles y tuve que rechinar las muelas varias veces para mantener una postura más o menos digna, mi conciencia todavía sin estar subyugada por los sentidos. La miré a los ojos con ardor, y cuando ella bajó a besarme, le respondí largamente, entrelazando mi lengua con la de ella y cambiando el ángulo del cuello cada vez que ella lo hacía, para así profundizar todo lo que se podía, y respirando por la nariz, para no tener que separarnos.
Cuando ella tiró el cabello hacia atrás, tuve acceso completo a todo su cuerpo, maravillándome con la preciosa visión de sus senos resplandeciendo con la luz y el agua, las líneas de su cuerpo bronceado marcadas por los diversos reflejos... se veía como una deidad, y allí abajo se sentía como una. Acerqué mi boca a su estómago, levantándola levemente por las nalgas, y me dediqué a besárselo y mordérselo largamente mientras que mis manos presionaban su pecho izquierdo y la mantenían en su lugar. Luego ella levantó su cabeza mojada, su dorado cabello pegándose a su cuerpo y resaltando su belleza. Sonreí y la dejé caer de nuevo sobre mi virilidad, abriéndome paso dentro de ella. Enery me abrazó y me comenzó a atacar mi cuello y orejas, pidiéndome que no parara y nombrando a los Siete uno por uno en un ataque de éxtasis.
No haciendo mucho caso a mis propias exclamaciones, la apreté contra mí por el trasero, mordí largamente sus pechos y continué embistiendo, cuando, de repente, sus paredes se contrajeron con violencia y ella clavó sus uñas en mi espalda en un grito que anunció el orgasmo. Como no podía ser de otra forma, la violencia del mismo provocó que mi sexo no soportara más al abrazo y sucumbió bajo ella, liberando mi contenida carga en un largo orgasmo. Sin poder evitarlo, mordí más de la cuenta su pecho y luego caí extenuado, apoyándome en el borde de la piscina jadeando pesadamente con ella sobre mí, acariciándole el cuerpo todavía.
Había sido violento y sensual... muchos dirían que los nobles no saben cómo hacerlo, pero no saben de qué hablan. No sabía de dónde había sacado sus trucos Enery, pero no me quejaba en absoluto. Con ése comentario en mente, la abracé fuerte y le acaricié el cabello.
"Espero que los criados hayan estado lejos...." comenté divertido.
Cuando ella tiró el cabello hacia atrás, tuve acceso completo a todo su cuerpo, maravillándome con la preciosa visión de sus senos resplandeciendo con la luz y el agua, las líneas de su cuerpo bronceado marcadas por los diversos reflejos... se veía como una deidad, y allí abajo se sentía como una. Acerqué mi boca a su estómago, levantándola levemente por las nalgas, y me dediqué a besárselo y mordérselo largamente mientras que mis manos presionaban su pecho izquierdo y la mantenían en su lugar. Luego ella levantó su cabeza mojada, su dorado cabello pegándose a su cuerpo y resaltando su belleza. Sonreí y la dejé caer de nuevo sobre mi virilidad, abriéndome paso dentro de ella. Enery me abrazó y me comenzó a atacar mi cuello y orejas, pidiéndome que no parara y nombrando a los Siete uno por uno en un ataque de éxtasis.
No haciendo mucho caso a mis propias exclamaciones, la apreté contra mí por el trasero, mordí largamente sus pechos y continué embistiendo, cuando, de repente, sus paredes se contrajeron con violencia y ella clavó sus uñas en mi espalda en un grito que anunció el orgasmo. Como no podía ser de otra forma, la violencia del mismo provocó que mi sexo no soportara más al abrazo y sucumbió bajo ella, liberando mi contenida carga en un largo orgasmo. Sin poder evitarlo, mordí más de la cuenta su pecho y luego caí extenuado, apoyándome en el borde de la piscina jadeando pesadamente con ella sobre mí, acariciándole el cuerpo todavía.
Había sido violento y sensual... muchos dirían que los nobles no saben cómo hacerlo, pero no saben de qué hablan. No sabía de dónde había sacado sus trucos Enery, pero no me quejaba en absoluto. Con ése comentario en mente, la abracé fuerte y le acaricié el cabello.
"Espero que los criados hayan estado lejos...." comenté divertido.
Svenar Hightower
Re: La batalla más intensa. (Svenar)
Jadeé, mi pecho subía y bajaba pesadamente. El lazo que ejercían mis piernas entorno a su cuerpo se aflojó. Le rodeé el cuello con los brazos y apoyé la cabeza en su hombro, cerca del cuello, mientras recuperaba el aliento. El sexo era una actividad única, apasionante, que encerraba muchos misterios, asi que le había pedido a mi antigua sirvienta un poco de asesoramiento, aunque debo decir que no me hizo mucha falta, una vez excitada te sale solo lo que te tenga que salir. Con eso y práctica (y yo tenía bastante tras casi ocho años de matrimonio) ya cogías mucha seguridad, determinación y soltura, imagino que cada cual a su modo. Si hubiese sabido al casarme que llegaría a querer y a desear tanto a mi marido y que las actividades conyugales con él iban a ser así, me habría animado desde la primera noche. Pero no me quejaba, las cosas había ido a su ritmo y con buena letra...aunque me preocupaba bastante haber alcanzado los veinticuatro y seguir sin hijos, aunque nunca se lo había confesado a Svenar, seguro que él lo habría pensado, ya que era más mayor que yo.
Mi aliento acariciaba su húmeda piel, y como su cuerpo estaba pegado al mio podía percibir claramente el vaivén de su pecho. Solté las piernas e hice pie en el fondo de la piscina, pero no solté el agarre de mis brazos. Cerré los ojos y respiré profundamente, dejando escapar el aire lentamente de entre mis labios y me quedé varios largos segundos acurrucada entre sus brazos. Me sentía tan amada, protegida y a gusto cuando estaba con él, que me daba una rabia tremenda que me lo fueran a quitar por que no se quien quería un poco más de poder. Este pensamiento me produjo que frunciera ligeramente el ceño, pero sus palabras me devolvieron a la realidad y ahuyenté tales pensamientos de mi cabeza. Le miré tiernamente a los ojos y sonreí.
-!Uy¡ seguro que alguna vez nos han oído- dije con expresión risueña- Y seguro que a más de uno le hemos dado mucha envidia...-añadí con un tono suave y un poco pícaro antes de acercarme a sus labios y besarle de forma lenta.
Le acaricie la mejilla con cariño y cerré los ojos al tiempo que apretaba mi cuerpo contra el suyo, disfrutando de su calor y tacto. Al separarme, le guiñe un ojo y le abracé .
-Te amo...-le dijo de forma sincera y amorosa al oido.
Le dí varios besos en el cuello y suspiré. Cuando volví a mirarle, ladeé ligeramente la cabeza y le dediqué mi mas esplendorosa sonrisa. Lo haría todo por él. Entonces miré un momento hacia abajo y enarqué una ceja la marca de sus dientes en uno de mis pechos.
-Menos que solo los ves tú...-levanté la vista. Divertida- Si no se preguntarían como puedo tener un mordisco en ...tal lugar.- me reí alegremente.
Mi aliento acariciaba su húmeda piel, y como su cuerpo estaba pegado al mio podía percibir claramente el vaivén de su pecho. Solté las piernas e hice pie en el fondo de la piscina, pero no solté el agarre de mis brazos. Cerré los ojos y respiré profundamente, dejando escapar el aire lentamente de entre mis labios y me quedé varios largos segundos acurrucada entre sus brazos. Me sentía tan amada, protegida y a gusto cuando estaba con él, que me daba una rabia tremenda que me lo fueran a quitar por que no se quien quería un poco más de poder. Este pensamiento me produjo que frunciera ligeramente el ceño, pero sus palabras me devolvieron a la realidad y ahuyenté tales pensamientos de mi cabeza. Le miré tiernamente a los ojos y sonreí.
-!Uy¡ seguro que alguna vez nos han oído- dije con expresión risueña- Y seguro que a más de uno le hemos dado mucha envidia...-añadí con un tono suave y un poco pícaro antes de acercarme a sus labios y besarle de forma lenta.
Le acaricie la mejilla con cariño y cerré los ojos al tiempo que apretaba mi cuerpo contra el suyo, disfrutando de su calor y tacto. Al separarme, le guiñe un ojo y le abracé .
-Te amo...-le dijo de forma sincera y amorosa al oido.
Le dí varios besos en el cuello y suspiré. Cuando volví a mirarle, ladeé ligeramente la cabeza y le dediqué mi mas esplendorosa sonrisa. Lo haría todo por él. Entonces miré un momento hacia abajo y enarqué una ceja la marca de sus dientes en uno de mis pechos.
-Menos que solo los ves tú...-levanté la vista. Divertida- Si no se preguntarían como puedo tener un mordisco en ...tal lugar.- me reí alegremente.
Enery Hightower
Re: La batalla más intensa. (Svenar)
Me reí de sus palabras, imaginando nuestras exclamaciones de éxtasis siendo escuchadas en todo el Faro. Le di un corto beso y acaricié su espalda, sintiendo su cálido y excitante cuerpo contra el mío. Respondí a su lento y sensual beso con uno propio, disfrutando los restos del orgasmo bajo la caricia de su anatomía y la del roce del agua. Escuché su declaración y le sonreí.
"Yo tambien te amo Mi lady..." creía que era la tercera o cuarta vez que se lo decía, pero tenía la sensación que era un momento para hacerlo... de hecho, tenía la sensación que no habría mejor momento que éste en mucho tiempo. Enarqué una ceja cuando ella se refirió a la mordida y me reí, acariciándole el rostro. "Me tomo ciertas licencias que otros no pueden siquera soñar..." aseguré, pasándole una mano por dicha zona mientras que volvía a besarla con pasión. Luego me quedé pensativo mirando el techo de la habitación. Ella no sabía que yo tenía conocimiento de su preocupación sobre sus capacidades para concebir... yo lo sabía tanto como ella, ya que estaba muy preocupado por el asunto. No deseaba otra cosa que poder tener un heredero para El Faro, y ahora el tiempo se nos acababa.
Igualmente, de alguna forma, estaba tranquilo. Presentía que, en ése aspecto, todo saldría bien al final, por más que la Guerra nos consumiera, el Faro de Antigua tendría un Hightower que les iluminara el camino en un futuro... Ésto pensaba, cuando me quedé dormido con la persona que mas amaba entre mis brazos.
"Yo tambien te amo Mi lady..." creía que era la tercera o cuarta vez que se lo decía, pero tenía la sensación que era un momento para hacerlo... de hecho, tenía la sensación que no habría mejor momento que éste en mucho tiempo. Enarqué una ceja cuando ella se refirió a la mordida y me reí, acariciándole el rostro. "Me tomo ciertas licencias que otros no pueden siquera soñar..." aseguré, pasándole una mano por dicha zona mientras que volvía a besarla con pasión. Luego me quedé pensativo mirando el techo de la habitación. Ella no sabía que yo tenía conocimiento de su preocupación sobre sus capacidades para concebir... yo lo sabía tanto como ella, ya que estaba muy preocupado por el asunto. No deseaba otra cosa que poder tener un heredero para El Faro, y ahora el tiempo se nos acababa.
Igualmente, de alguna forma, estaba tranquilo. Presentía que, en ése aspecto, todo saldría bien al final, por más que la Guerra nos consumiera, el Faro de Antigua tendría un Hightower que les iluminara el camino en un futuro... Ésto pensaba, cuando me quedé dormido con la persona que mas amaba entre mis brazos.
Svenar Hightower
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