Buscando a la Caron de las Marcas (Persepone Caron y compania)

Por fin había salido de aquel lugar tenia muchas puertas y la salida era complicado para encontrarla... suspiro ante el pensamiento, aunque su "niñera" le había servido de ayuda aunque sea para eso, y no se lo había podido sacar de encima por mas vueltas que hubiera dado alrededor del puerto y de los comerciantes entre puesto y puesto el maldito seguía ahí mirándola con temor, aunque ella suponía que el le tenia mas temor a su señor que a una mujer desquiciada en busca la libertad en una tierra ajena a la propia...


Por eso amaba el mar, pero su amor por el mar era menor que el amor a su difunto esposo, quizás por eso ella se había alejado de el, pero ella suponía que yendo por el camino que iba, junto a Shiera, iba a volver a sus andanzas marítimas, aunque el solo pensamiento la hizo estremecer... que haría su amado Ulises en su lugar, largo un suspiro nostálgico.
Mientras seguía caminando y se adentraba entre los puestos para buscar información de la mujer que al parecer la podría llegar a ayudar a encontrar a los familiares de su reina... esperando que sea así.. aunque no era una tarea fácil ya que la mayoría solo le ofrecía cosas y se hacían los desentendidos sobre el paradero de la Caron....

Al parecer era una mujer importante, pero ella no sabia mucho de ella, sabia que tenia información de esas tierras desconocidas para ella, siguió caminando hasta que extrañamente un niño, que hacia rato la andaba siguiendo, se dio cuenta que ella lo había visto y se puso pálido, empezó a caminar mas rápido y mas nervioso y ella lo empezó a seguir, ese enano seguramente tendría mucha información... hasta que el empezó a correr y ella a el y el guardia a ella una extraña persecución en el medio del comercio del puerto, algo parecido de perro-gato-ratón, el tema seria cual seria cual es cual....
Hasta que lo logro alcanzar...
-Dime enano sabes donde la puedo ubicar - le dijo al niño, que era dentro de todo alto para su edad, tendría unos 10 años, pelo oscuro, ojos claros ropa desgastada y pies descalzos... lo tomo del cuello sin la mínima consideración y lo miro a los ojos con una ceja levantada, sin dar vueltas al asunto... Mientras que el guardia le decía que suelte al niño, que no era nadie en especial, aunque ella lo dudaba realmente, apenas levanto la vista una extraña mujer le llamo la atención, extraña porque para ella todo lo de la antigua era extraño..

Ella había estado corriendo al niño, entre los gritos de la gente el maldito guardia y la mujer que se le acerco para que no lo lastimara... siempre el encuentro en un puerto era algo particular e interesante y mas aquella mujer que había aparecido.. quizás ella supiera decirle algo, había algo divertido y interesante en ella y no era su altura...

Mientras en niño trataba de respirar y contestar la mujer que había visto hace un momento se le acercaba y la miraba curiosa, e incluso le empezaron a brillar los ojos al escuchar lo que ella quería , curiosa quizás metida.. pero esa mujer le caía bien, después de todo era la única que le había querido y podido responder la pregunta... siguió sujetando al muchacho pero soltando el agarre y el guardia sudando en frió y temblando, seguramente no pensó que soltar a una mujer de hierro en aquel lugar era peligroso y menos a ella, después de todo las de marea negra eran así.. o por lo menos ella lo era..

-Esta segura? muy seguro de la información que me acaba de dar Doña?- dijo ella preguntándole a aquella mujer de cabellos dorados, ya no estaba segura de nada, al parecer que la marquesa llegaba mañana, y ella no tenia ni ganas ni voluntad de esperar... aquella mujer le agradaba si que lo hacia, soltó al niño sin una pisca de delicadeza y este quedo de bruces en el piso mientras se quejaba del golpe y se tocaba la garganta tratando de respirar y se quejaba de su nuevo dolor....

Agradeció con la miraba a la mujer y le tiro la bolsa con sus monedas, cerca de 15 monedas de oro, una manera de agradecer a la mujer y le sonrió...

-Muchas gracias por la información milady y por el consejo... mi nombre es Milah Valenciano, si necesita algo búsqueme o pregúntele a algún guardia y lograra encontrarme.... - dijo ella con una mínima reverencia en señal de respeto y luego se dirigió al muchacho, mientras el se levanta,le dio una patada en el trasero...
- Y tu agradece que tienes tu cabeza pegada a tu cuello, todavía y no estas flotando junto al señor ahogado, mocosos como tu me los devoro en el desayuno y ahora camina y dime donde esta el campamento y capaz que sea buena contigo.. ME HAS ENTENDIDO!!! - le dijo haciéndose la mala al muchacho estaba segura que nadie lo esperaba en casa o se preocupaba de el y eso le molestaba que anden así y mas considerando que no tenia ni 10 años...

El niño la miro con valentía pero temeros, sobándose el trasero salio corriendo en dirección por donde decía la señora rubia, y la apuro, mientras ella se puso a caminar despidiéndose con la mano y dejando atrás al guardia que luego de observar a Milah y luego a Cora y nuevamente a Milah, salió a correr para seguirla el paso a la mujer de hierro que ni se molesto en esperarlo...

Seguía sin acostumbrarse al paisaje que la rodeaba. Al dejar las montañas Rojas atrás el horizonte se había suavizado paulatinamente mientras todo pasaba a ser más verde y más frondoso. El aire se refrescaba al pasar entre las hojas de los árboles y el sol resultaba menos amenazador. Tras quitarse el polvo del camino con un rudimentario balde de agua y haberse limpiado y cepillado bien el pelo, Persefone salió de su pabellón de lona amarilla con pequeñas golondrinas pintadas y se sentó en la puerta sobre un montón de cojines a observar como sus hombres paseaban de aquí para allá, algunos haciendo la ronda, otros preparando la comida, otros charlando animadamente o jugando a las cartas... Sabía que de haber sido hombre, podría haberse sentado entre ellos y compartir sus charlas y sus bromas, pero que por su condición de mujer, ellos no terminarían de aceptarla entre ellos como habían aceptado a Pearse o a Perceval. Había logrado ganarse el respeto de sus hombres, pero seguían percibiéndola lejana, como a la hija o la hermana de su señor. Eran sobreprotectores y cuidadosos en todo lo que se refería a ella, la última Caron, la última linea de continuidad para su Casa.

Con Cirene a su lado, comenzó a trenzar las briznas de hierba para entretenerse, fantaseando con como sería su entrada a la ciudad de Antigua al día siguiente. Ya había hecho varias pulseras de hierba cuando vio que sus hombres se ponían alerta. A sus pies, su perro Torvo comenzó a ladrar con los ojos fijos en el camino que llevaba a Antigua. Persefone se puso en pie y vio a un niño llegar corriendo hasta la entrada de su campamento, donde sus soldados le dieron el alto y le impidieron el paso. Tras el niño caminaba una mujer, y tras la mujer ... ¿Era eso un guardia de los Hightower? Quizá había ocurrido algo, un incidente en Antigua que obligaba al Príncipe a postergar el cónclave. Ordenó que escoltaran a los tres individuos hasta ella, y sus hombres obedecieron.

Cuando los tuvo ante ella, se puso en pie para recibirlos. El niño andaba descalzo y parecía bastante asustado, al igual que el guardia, que tenía pinta de haber corrido por los caminos y haber quedado sin resuello. ¿Había corrido desde la ciudad? Persefone dirigió su mirada hacia la única que parecía serena y calmada, aquella mujer de extrañas vestiduras que no se le antojó de Antigua.

-Mis hombres me han dicho que veníais preguntando por mí y queriendo hablarme... ¿A caso ha ocurrido algo en Antigua? ¿Se ha aplazado la reunión con el Príncipe? -Preguntó, mirando de soslayo al guardia de Antigua, que negó levemente con la cabeza. Eso tranquilizó en cierta medida a Persefone, pero seguía sin saber por qué la requerían entonces. Señaló los cojines en los que había estado sentada con Cirene para que tomaran asiento -Decidme entonces para qué me buscabais... -Dijo, tomando ella asiento y viendo como el guardia decidía mantenerse al margen y apartarse unos cuantos pasos y que el niño parecía no querer aproximarse demasiado a la mujer -Cirene, lleva a nuestro joven amigo a comer algo, y asegúrate de que nos preparan a nosotras una buena jarra de vino dorniense y algo de fruta, creo que esta mujer viene a hablarme de algo -¿Pero de qué? El niño le dedicó una mirada llena de agradecimiento mientras Cirene tiraba de él para llevárselo. No parecían llevarse muchos años, pero Cirene era más alta, porque las niñas siempre crecen antes que los niños. Persefone notaba que sus hombres las observaban con atención, sin aproximarse y sin querer inmiscuirse en la conversación que ambas pudiesen tener, pero atentos, pues todo era sumamente extraño.

Una de las ayudantes de cocina que viajaban en su séquito fue la encargada de llevarles el vino y la fruta y de ofrecerle una copa de agua fresca al guardia, que la aceptó con evidente agrado. Cuando ya estuvieron servidas, Persefone estudió a su visitante con la mirada. No la reconocía, ni llevaba ningún blasón que pudiera identificarla como mensajera de ninguna casa. ¿De quién se trataba entonces?

-Me tenéis intrigada, mujer... Decidme quién sois y por qué me buscabais -Su exigencia estaba teñida de amabilidad y hospitalidad, y tampoco se esforzó en disimular su curiosidad. Con la copa en la mano se limitó a observarla con atención, esperando una explicación, acariciando a Torvo entre las orejas para mantenerlo tranquilo a sus pies.

-Sois una mujer que le gusta llevar las riendas Milady... - murmuro ella en voz alta mientras por fin observaba el perfil de la marquesa...
Cuando iban llegando al lugar, ella iba con paso firme, y rápido meneando las caderas, con su vestido (el que había elegido la reina) un vestido que constaba de un corsé y puntilla, pollera larga hasta las rodillas, que ahora ambos extremos de los costados de sus piernas tenían dos tajos que iban del muslo hasta el final de la tela en sus tobillos, donde se veían sus piernas en medias negras y unas botas cortas en sus pies, siempre la comodidad ante todo...

Al entrar al campamento, el niño había llamado la atención de todos y había puesto alerta a los hombre y guardias que estaban en aquel campamento y como era natural la miraban raro, por sus facciones y sus ropas obviamente, estaba completamente segura que si la hubieran visto con sus ropas hubiera sido peor, largo una risita entre dientes mientras se acercaba a donde estaba la marquesa...

Espero a que ella diera las ordenes y volvió a sonreír...
-Neh tu también te vas, como vez no necesito niñera - le gruño al guardia que la miró con un poco de miedo, realmente el simple hecho de tener a ese singular personaje era molesto y el lo sabia, odiaba que la vigilaran y no pensaba hablar en frente de el, el entonces capto el mensaje, haciéndole una reverencia respetuosa a la Caron, observo de reojo a Milah, medio dudoso se despidió y salió atrás del niño y la muchacha en busca de comida...

-Milady, soy Milah Valenciano vengo de la marea negra, como vera soy una mujer e hierro al servicio de Shiera greyjoy, no soy una dama de compania , ni doncella, soy una especie de guardiana que vela por el bienestar de la reina.... - dijo ella acelerando y presentado se a la Caron, ya que veía que tenia bastante curiosidad a que clase de mujer era ella misma y tenia razón para dudar después de todo ella no era una mujer cualquier era una mujer de la guerra y de alta-mar, y volviéndose a ella le sonrió a la mujer que la miraba queriéndole sacar toda la información posible, definitivamente eso era buena noticia, una mujer como ella seguramente quería estar en todo y saberlo todo, para ella eso significaba que su camino no había estado errado después de todo.

-Mi misión aquí, podría llamarse de esa manera era encontrarla Milady, y no suelo tener mucha paciencia y menos para esperar a su llegada hasta mañana, vera mi reina esta en busca de los hijos de su fallecido primo, y me gustaría saber si usted, que me han dicho que en su calidad de marquesa podría brindarme dicha información, una información muy importante y valiosa para mi y mi reina, si me podría ayudar en esto y guiarme hacia donde quiero ir, se podría arreglar con alguna clase de negocio o intercambio, en estos días semejante información no es gratis y lose... Pero a mi pesar es algo que necesito con urgencia- dijo ella mirándola, directamente a los ojos sin parpadear ni dar vueltas, esperaba que ella pudiera acceder a lo que ella le pedida porque realmente era necesario y realmente repudiaba tener que ir a los sectores bajos con las sabandijas a buscar información que la mayoría de las veces solo encontraba una buena pelea y solamente eso.. Ademas si no iba de frente con la marquesa, no iba a poder conseguir una respuesta y ella odiaba las vueltas y considerando que no podía perder el tiempo, no sabia cuanto era el tiempo que contaba, no sabia como iba las negociaciones de Shiera y debía aprovechar aquel que tenia a su mano...

Volvió a observar a la Caron esperando una respuesta pacientemente....

Una Mujer del Hierro. Persefone la observó entonces aún más intrigada, preguntándose que podía llevar a su campamento a aquella mujer al servicio de Shiera Greyjoy. Estudió no solo sus vestiduras, sino sus gestos y su porte tratando de sacar algo en claro mientras se mantenía tranquila sobre sus cojines y seguía acariciando a Torvo, enredando los dedos en el espeso pelaje del animal. Escuchó atentamente las palabras de Milah, y con el ceño fruncido caviló un instante. Shiera Greyjoy buscaba a los hijos de su familiar fallecido... ¿Quizá los del príncipe Maekar? Eran los únicos que se le venían a la mente.

-Es poco lo que puedo aportar, me temo... ¿Os referís a los hijos del difunto Maekar? -Persefone se recostó contra los cojines, pensativa y extrañada por aquella pregunta -Con la guerra, la independencia y el tener que hacerme cargo de Canto Nocturno, es poco el tiempo que he tenido para prestar atención a asuntos que no tuvieran directa relación conmigo o con mis tierras... Todo cuanto quedó tras las fronteras es totalmente difuso... Lo único que puedo aportaros son conjeturas, ni siquiera conozco el nombre de los niños... A penas soy consciente de su existencia, así que creed si os digo que no tengo ni idea de donde pueden estar. Son varias las posibilidades... Si no me equivoco, podrían estar en Dorne, con la familia de su abuela materna, o en Rocadragón, que es donde se han retirado con los Targaryen tras el desastre de Desembarco... Quizá en Occidente, la madre es una Lannister... -Jugueteó con su copa, haciendo que el vino se removiera en el fondo. La verdadera pregunta era... ¿Para qué quería Shiera Greyjoy encontrar a esos pequeños? No quiso sacar conclusiones precipitadas, pero tampoco preguntó en voz alta aquella duda, entre otras cosas, porque acertaba a imaginar unos cuantos motivos por los que valdría la pena encontrar a esos niños.

-Lo que estoy segura es que la reina Shiera no tiene por qué preocuparse por esos niños... Los tenga quien los tenga, estará ocupándose muy celosamente de que no les pase nada malo -Dijo con despreocupación, aunque en el fondo era una frase certera que buscaba despertar algún tipo de reacción en la Mujer del Hierro. ¿Los querían como rehenes o para protegerlos? ¿Para tener en su poder a una pequeña rama cercana al trono de Hierro o para hacerlos desaparecer y dejar a los Dragones rojos más cerca de la extinción? Si sus informaciones no eran erróneas, Shiera Seastar apoyaba a los Targaryen... ¿Pero y Shiera Greyjoy? Quizá la lyseña prefería una corona propia que ser la hermana o la tía de un rey del trono de Hierro. Así que observó a Milah tratando de evaluarla una vez más.

Milah, escucho atentamente a la marquesa dudando, con su ceja arqueada todo el tiempo, decía que no sabia y la información que ella tenia era muy diferente, algo bastante particular...

-Marquesa, resulta que la información que yo tengo es muy diferente a la que usted me acaba de decir, que esos niños no están justamente a salvo... igual, Milady, disculpe mi atrevimiento, pero usted huele igual a un marino que esta que no lo tire por la borda, entre salvar su vida y la  vida de su capitán... es decir, me esta pasando información inexacta...no se cuales sean sus dudas con respecto a mi reina, pero solo ella quiere poner a salvo a la única familia sanguínea que tiene... esto no tiene nada que ver  con alianzas o favoritismos hacia determinadas familias, mi señora, espero que entienda que la vida de esos niños corre peligro realmente... - Murmuro ella, mientras caminaba cerca de la marquesa observándola acariciar su mascota, había algo que no le cerraba y ya se estaba impacientando, si era así que ella no sabia su ubicación tendría que re ver sus contactos en aquel lugar para re-verificar la información, se lo debía a Shiera, debía encontrar a esos niños.


-Marquesa lo que le diré es información que me ha sido otorgada, pero esa información, ni se yo misma si es real... estoy justamente averiguando quien miente realmente...   - dijo ella plantándose  mirando directamente a la marquesa, demostrándole  la verdadera motivación de sus actos, mas allá de lo que ella creía sobre su reina, y sobre sus motivos, esa era la realidad poner a salvo a estos niños... la política y la diplomacia que representaban tanto a su reina, no tenían la mínima cavidad en este asunto....


-Si realmente tiene dudas de mis palabras, marquesa, mañana cuando arribe a la ciudad, vaya junto a Svenar Hightower, que allí junto a el esta mi reina y su acompañante Milady Keira,  es lo que yo tengo que decir al respecto , espero que usted deje sus dudas tontas de lado y acceda a ayudar, realmente ... - fue lo ultimo que dijo levantando la miraba y mirándola a los ojos directamente con intensidad y sin duda en su mirar... 


Era una mujer de hierro, una mujer del mar, sabia lo que quería e iba por el, si era necesario usarías sus viejas técnicas de pirata... "Toma todo lo que puedas y nunca devuelvas" Sonrió con añoranza a viejas aventuras y espero su respuesta...

Mantuvo el gesto mientras escuchaba las palabras de la isleña, con los dedos aferrando el collar de cuero de Torvo con fuerza, ya que el perro se había tensado al ver a la mujer ponerse en pie y caminar hacia ella. Pero Torvo era un buen perro, no se movería un ápice mientras Persefone no le soltara del collarín. Suspiró con pesadumbre y ladeó la cabeza, sin tener muy claro a qué se refería Milah. "Aquí a lo único que huele es a desesperación" pensó Persefone para sus adentros, volviendo a llevarse la copa a los labios y mirando a Milah con despreocupación desde sus cojines -Claro que mi información es inexacta, Milah, no tengo ni idea de lo que estamos hablando -¿Qué se suponía que debía saber ella de esos dos niños Targaryen?

-Desconozco cuales serán vuestras fuentes, ni la información que poseéis, pero os aseguro que ha mis oídos no ha llegado nada sobre esos niños -Comenzó a decir, inclinándose para dejar la copa en la pequeña mesita que tenía frente a ella. "Tampoco me interesa. Ya tengo suficientes cosas en las que pensar, y esos niños no son nada mío". Volvió a recostarse en los cojines con toda la calma del mundo, pero con Torvo aún fuertemente sujeto por el pescuezo. En realidad, ni siquiera sabía por qué se estaba dejando interrogar, era evidentemente una perdida de tiempo, pero así se mantenía entretenida, y de paso se enteraba un poco de que iba todo aquello -Explicadme por qué parecéis tan convencida de que puedo seros de ayuda -Frunció el ceño intencionadamente para expresar su desconcierto, aunque verdaderamente lo único que le interesaba era seguir midiendo las reacciones de la isleña. -No guardo duda ninguna hacia vuestra reina, y si sus intenciones son tan nobles como decís para con esos niños, rogaré a los Siete para que terminen quedando en buenas manos,sanos y salvos, lejos de cualquier amenaza -Volvió a mencionar la seguridad de los pequeños, tratando de repetir la reacción que Milah había tenido al mencionarla con anterioridad. Se había puesto nerviosa y había saltado de los cojines, caminando hacia ella mientras, aseguraba que esos niños estaban en peligro, y que solo deseaban velar por ellos pidiendo expresamente que preguntara al Príncipe Svenar por las causas de aquella búsqueda. Persefone tenía claro que no iba a perder el tiempo hablando de niños ajenos a ella durante el cónclave en Antigua, pero no lo mencionó. Esos niños no tenían por qué ocupar su tiempo ni su pensamiento. Eran piezas valiosas de un antiguo juego cuyo tablero había sido desquebrajado en un montón de añicos. Que se los debatieran cuanto quisieran, ella no tenía intención de meterse en medio y tomar partido, demasiadas cosas en las que pensar tenía ya.

-Cada vez me quedan menos dudas, eso tenedlo por seguro -Lo mas tonto de la situación no eran sus dudas, eso estaba quedando bastante claro... Seguía sin saber por qué se suponía que ella debía de saber algo sobre los dos sobrinos de Shiera Greyjoy -De veras que estoy deseando saber que os ha hecho pensar que yo podría arrojar algo de luz sobre este asunto... Son mis tierras sobre las que gobierno, y esos niños no las han pisado jamás. Lo que ocurra fuera de ellas, escapa a mi control... Y en estos últimos meses tan caóticos, también a mi atención -Y en aquel instante se levantó de sus cojines y se puso a la altura de Milah, con su enorme perro clavado junto a ella -Yo no puedo hacer más.

Ella observaba atentamente las reacciones de la marquesa, y sus palabras estaba nervioso y preocupada por el bien de los pequeños, pero la realidad era otra al parecer después de todo, siguió observándola mientras ella hablaba acariciando su mascota, por dentro ella suspiro, al parecer su camino ahí había sido en vano y no quedaba mas que otra cosa, debería haber ido a donde, pero terca que era solamente había escuchado su razón y no su instinto nunca debería hacerle caso a su razón.. era un hecho..

-"Marquesa, la única ayuda que me podría llegar a brindar usted es la de la información, pero por lo que veo es algo que usted no posee "- suspiro en alto ya le dolía la cabeza estaba cansada y harta, todo el desastre del puerto y ahora esto, necesita un buen trago de ron y rápido...

A veces ese era el tema con relacionarse con la aristocracia no podían dar nada concreto política e intereses, siempre lo mismo.

Luego que la marquesa le explicara que ella no podría hacer nada con nada, ya que los niños no se había acercado a sus tierras no era tema de ella, "Típico" pensó, a lo que la marquesa se paro y se acerco a ella para decirle lo que ya sabia que iba a decirle...

-"Bueno Caron, al parecer que mi visita a sido completamente en vano. volveré por donde vine y no le daré mas problemas" - le dijo ella arqueando una de sus cejas, como era natural cuando estaba molesta o no le gustaba algo..  

Empezó a encaminándose hacia afuera, dándole la espalda a la marquesa...

Al fin, la Mujer del Hierro pareció comprender que no iba a lograr sacar nada en claro, y rindiéndose a lo evidente, asumió que su visita había sido totalmente en balde. Persefone asintió levemente con la cabeza, confirmando así de nuevo que no tenía nada de lo que informar respecto a esos niños. Seguía sin entender por qué parecía su visitante tan convencida de que los niños corrían peligro, y seguía sin entender por qué había sentido la necesidad de recorrer el camino que separaba la ciudad de Antigua de su campamento para preguntárselo a ella. Había más marqueños por llegar a Antigua, algunos más cercanos a Dorne que ella... Pero Milah no parecía muy dispuesta a responder a aquello; quizá era lo justo, ella no podía darle información de los niños, y por lo tanto, la isleña no tenía por qué revelarle ningún tipo de información, ni aunque esta fuera totalmente errónea.

-No me habéis generado ningún problema, me ha gustado recibir vuestra visita, llevaba varios días sin ver a nadie que no perteneciera mi séquito -Además, era la primera vez que veía una Mujer del Hierro en su vida, y había resultado una experiencia enriquecedora para Persefone, que comenzaba a vislumbrar las diferentes formas de fuerza que las mujeres podían llegar a adquirir -No os he podido ayudar arrojando pistas nuevas sobre el caso, pero os he ayudado a descartar información errónea... Y a veces para encontrar algo lo mejor es retirar la paja antes de ponerse a buscar de nuevo -Dirigió a la mujer una suave sonrisa mientras que con un gesto ordenaba a Torvo que tomara asiento de nuevo -Marchad pues, Mujer del Hierro, os queda camino hasta Antigua -"Y que los Dioses decidan el destino de esos niños, pues no esta en mi mano cambiarlo", pensó mientras la observaba girarse y caminar hacia la salida de su campamento.