Influencia de la Tormenta - Confianza

La Influencia de la Tormenta - Confianza
Quinto mito de la Realidad : Toda verdad contiene la semilla de la Traición
Día 5 // Semana 1 // Mes 12

Hace sólo un día, siendo más específicos la mañana siguiente los ejércitos de la tierra de la tormenta dirigidos por Nathan Baratheon habían sido divididos en tres unidades diferentes, la primera de ellas dirigida por Beren y Almeric, dos de las espadas juramentadas que gozaban con la mayor confianza de parte dle joven Regente ellos conducían a 4.500 hombres al extremo occidental del garfio de Massey. La segunda unidad también compuesta por 4.500 hombres, era comandada por el propio Nathan Baratheon. y avanzaba de frente contra Piedra Tormenta, de alguna forma esta unidad estaba destinada a ser la replica de la unidad comandaba por las dos espadas juramentadas antes mencionadas y por ultimo la tercera unidad estaba compuesta por 1.000 hombres que se había mantenido custodiando y bloqueando el extremo sur del Garfio de Massey.

Durante la mañana ambas unidades se habían separado he iniciado una calculada marcha que buscaba cubrir los espacios trazados de la manera más coordinada posible para que ambos pudiera estar en los puntos deseados cerca de la medía noche. Había nerviosismo en los caballeros, había dado un importante golpe en RefugioEstival, pero muy pocos de esos hombres habían participado de aquella victoria y ahora además de las ansias naturales previas a un combate, estaban sumadas al ansía de demostrar también el valor de los soldados de bastión llevando la gloria a la tierra de la tormenta ahora en tierras extranjeras.

Habían partido con el tiempo justo y el viaje no había tenido muchos contra tiempos, las tierras de la corona eran mucho más simples de transitar de lo que eran las complejas tierras de la tormenta y aunque aquella gran unidad militar no era precisamente fácil de ocultar, los exploradores habían hecho bien su trabajo evitando ser notoriamente divisados en su marcha. Durante gran parte del viaje las unidades marcharon en la formación por defecto de la casa Baratheon, sin embargo a mitad del viaje 500 hombres de armas pertenecientes a la reserva mantuvieron un paso más lento para poder llevar consigo todos los suministros necesarios para el ataque a Piedra Tormenta.

Fue así como cerca de la medía noche, cuando la oscuridad ya reinaba en el Garfio de Massey las tropas dirigidas por las espadas juramentadas de Nathan Baratheon se apostaron en el extremo occidental de de "Piedra Tormenta" La caballería de los Baratheon se dividió en dos grupos de 150 cada uno, en formación de cuña. Entre ambas caballerías se apostaban 650 Arqueros, divididos en cinco grupos diferentes, dos de ellos de 140, oros dos de 135 cada uno y el ultimo un pequeño contingente de 100 arqueros destinados a la exclusiva misión de apuntar a las torres desde las cuales podrían salir cuervos solicitando auxilio. Los hombres de Armas se dispusieron en 7 unidades diferentes, la primera de ella los 500 hombres en reservada que acompaña los suministros necesarios, luego una unidad de 1500 sub dividida en dos grupos de uno de 1000 y otra de 500, para continuar con dos grupos de 500 apostados frente a la caballería, estos portaran las escaleras y arietes necesarios, fuera de estas unidades 200 hombres de armas cumplirán las veces de ingenieros cuya única misión es dividirse en dos grupos de 100 cada uno, para que una ves arribados los suministros construyan dos trabuquetes rústicos con los que atacar la fortaleza. Además de esto una pequeña unidad de hombres de armas compuesta por 350 hombres que se mantendrá montada y oculta ah espera de sus próximas ordenes.

Los ejércitos estaban dispuestos y a lo lejos sólo se lograban escuchar algunos perros ladrar, hasta que ese silencio lo rompió Almeric, la espada juramentada de Nathan quien alzo la voz por sobre todos cuando los ejércitos ya estuvieron detenidos y formados frente a la fortaleza -¡HERMANOS! estamos hoy aquí no para pelear entre nosotros, ¡NO! eso ya es cosa del pasado, hoy nos paramos en tierras de la corona frente a un opresor y quienes lo protegen... Nathan Baratheon, nuestro señor, les ha dado una oportunidad y en cambio ellos han escupido la ayuda que se les ha presentado... por aquello han de Cae- Almeric nunca había tenido precisamente el don para hablar en las cortes, pero siempre parecía haber tenido el Don para llegar a los soldados por su forma simple de hablar y lo directo de sus palabras -¡POR LA TORMENTA Y SU SEÑOR...! Arqueros 1 y 3... ¡¡FUEGOS!!- de inmediato tras su voz se pudo escuchar como su voz hacía eco entre los diferentes capitanes de las unidades... Arqueros 1 y 3 Fuego... Una y Otra vez hasta que de pronto los hombres apuntaron primero al suelo encendiendo sus flechas llameantes y el Zumbido de 275 flechas se tornó ensordecedor mientras que iluminaba el cielo nocturno del Garfio de Massey -¡¡ARQUEROS 2 y 4... FUEGO!!- los dos grupos restantes repitieron el mismo proceso anterior dejando caer exactamente 275 flechas llameantes sobre la fortaleza de los Massey - Arqueros 5... ¡Atención... bajad todo lo que vuele sobre el cielo de la fortaleza... ¡SEÑAL... FLECHA DE FUEGO AL SUR!- Gritó finalmente soltando la señal que anunciaba a Nathan que la batalla había comenzado y que había llegado la hora de comenzar a desarrollar aquel plan ten cuidadosamente desarrollado durante días para evitar hacer demasiado grande la perdida de vidas de hombres de al tormenta.

La Primera Oleada de ataques se resumió a repetir la oleada en 5 ocasiones soltando un total de 2750 flechas sobre la fortaleza de los Massey, una vez terminado el ataque los escudos de los hombres de la tormenta comenzaron a sonar impetuosos anunciando que los hijos de la tormenta habían llegado y mientras estuvieran en la fortaleza nadie dormiría.

Altivo y fuerte se alzaba en la oscuridad de la noche como la imagen de los grandes señores de la antigüedad, a pesar del rostro juvenil que se empeñaba en esconder bajo la barba de algunos días se mostraba poderoso frente a los hombres que dirigía, y es que entre las historias de la tierra de la tormenta corrían las de él, la de un hombre que había nacido para luchar y alzar a la tierra de la tormenta una vez más hasta el punto que siempre le había correspondido, cada uno de los hombres presentes le miraba de alguna forma, algunos con admiración, otros con cierto recelo, incluso algunos con cierta envidia en sus ojos, pero si todos lo miraban con respeto puesto que aquel hombre que ahora avanzaba entre sus hombres sobre un corcel completamente negro se había ganado a pulso aquel respeto, se había levantado como un líder confiable y además poseía aquel don tan esquivo en los Baratheon, el poder hablar e inspirar a sus hombres. Y es que Nathan Baratheon se había puesto a la cabeza de sus ejércitos, su armadura negra cubierta por el manto amarillo y la espalda cruzada en su espalda, eran signos inequívocos de que el señor de la tormenta estaba en aquel campo.

-El viento está calmo esta noche Aenea… Espero contar hoy con la misma precisión que te hizo leyenda en la batalla del desfiladero- Dijo Nathan mientras su caballo avanzaba en el espacio creado entre el primer y segundo grupo de arqueros -¡Claro mi señor, por la tierra de la tormenta y por vos, como Siempre!- Seguido de sus palabras escucho el grito de apoyo de los hombres que se encontraban cerca de él y luego de inclinarse para dar un par de palmadas en el hombro del hombre que había identificado como Aenea continuo su cabalgata hasta llegar al pasillo conformado entre los grupos de Arqueros y la segunda unidad de Hombres de Arma, ahí se volvió a detener frente a dos hombres -Azthan, hijo de Aztheon… agradezco a los siete tenerte de mi lado, tú padre por poco me mata en la batalla de los nidos, si vos sos la mitad de vuestro padre ¡Que Tiemblen los Vasallos de la corona!- Nathan volvió a conducir su caballo entre los hombres entre los vítores de algunos de sus hombres y las palabras de aliento de otros tantos que buscaban ser ellos quienes inspiraran confianza en el joven Lord que ahora avanzaba para ponerse al frente de sus hombres -¡FUEGO EN EL NORTE!- se escucho gritar desde uno de los extremos de la formación anunciando que la señal ya había sido avistada por parte de los vigías destinados a esta función, cosa que obligó a Nathan a espolonear a su caballo para avanzar hasta el frente de sus hombros donde la mayoría de ellos pudiera escucharle.

-¡Hijos de la Tormenta!- grito cuando quiso llamar la atención de gran parte de sus ejércitos, los más cercanos lo escucharon y guardaron silencio en posición firme contagiando de esta manera al resto de la unidad que comprendía que algo estaba pasando al frente e intentaban escuchar que era lo que tenía que decir -La marcha nos ha llevado lejos de nuestros hogares… pero lo hacemos por una justa causa- Nathan hizo una ligera pausa mientras cambiaba la posición de su caballo para observar como a lo lejos se podía ver como el cielo del garfio de Massey -¡¡Hoy comenzamos una campaña en tierras extranjeras para demostrar a un rey traidor y arrogante… un rey que hace oídos sordos a los llamados de su pueblo y voltea el rostro para no ver lo que está ocurriendo… un rey que viola a su propia sangre y escupe la cara de su aliado… Pero nosotros, los hijos de la tormenta diremos no más… hoy pelearemos contra ese rey y aquellos que quieren protegerlo… Piedra Tormenta será sólo el comienzo del fin de los Targaryen!!- Nathan hizo una pausa al desenfundar su espada y alzarla en el aire al mismo tiempo que sus soldados rompían la garganta en gritos que anunciaban el comienzo de la batalla -¡¡PELEAD HIJOS DE LA TORMENTA… PELEAD POR VUESTRA TIERRA Y POR VUESTRAS FAMILIAS… POR LA TORMENTA!!- el grito de la tormenta que realizó Nathan al aire fue el primero de miles que siguieron a una sola voz, un grito que se contagio en cada una de las unidades por largos minutos en que todo lo que se escucho en el extremo frontal de la fortaleza era… “por la tormenta… por la tormenta”… una y otra vez hasta que la voz de Nathan volvió a sonar fuerte por sobre el resto -¡ARQUEROS 1 y 2… FUEGO!- El mismo procedimiento que se había repetido antes en el extremo occidental se repitió, los arqueros comenzaron a descargar sus flechas una y otra vez -¡TERCER GRUPO DE ARQUEROS… DISPARAD A TODO LO QUE VUELE!… Ingenieros montad rápido!- finalizadas las 5 rondas de disparos 1500 flechas habían surcado los aires para impactar en la fortaleza de Piedra Tormenta iniciando de ese modo el asedio a la fortaleza de los Massey.

Un nuevo asedio por parte de los Baratheon había comenzado, antes lo habían hecho en RefugioEstival y ahora Nathan en primera persona se había propuesto asediar Piedra Tormenta, había enviado mensajeros a este señor de tierras de la corona y él había obviado sus llamados así que ahora acudiría el mismo… junto a 9.000 de sus hombres dispuesto a incendiar desde las bases a Piedra Tormenta. Nathan destino a algunos de sus hombres al igual que Almeric para estar atentos en caso de ver solicitud de dialogo de parte de los Massey después del abrupto despertar que le había obsequiado él.

Las lluvias de flechas se sucedieron durante horas de la noche una y otra vez a horarios dispares obligando de esta forma a los Massey a centrar su atención en dos frentes diferentes de ataque, Almeric por occidente atacaba de manera incansable y por el frente los hacia Nathan. Dos horas después de iniciado el asedio la gran cantidad de hombres destinado a la construcción de 4 simples estructuras dio sus frutos y los rústicos Trabuchet estuvieron listos para acompañar con fuego las flechas llamantes. todo esto al compas del 50% de los hombres que alternaba los tiempos para chocas sus escuchados con sus espadas y lanzas provocando la incertidumbre por parte del enemigo, no los dejarían descansar, aquella noche sería eterna para ellos, ignorar el llamado de la tormenta les costaría todo -Grupos de 10… encender antorchas a 10 metros hacia los dos extremos, simularemos longitud para hacer creer a nuestros enemigos que somos aún más, mostrémosle a los massey cual es el temor que se siente en la guerra… la despuntar el alma regresar para reagrupar- Ordeno Nathan cuando las flechas y los Trabuchet invadían una y otra vez la fortaleza.