Preparando estrategias (Daeron)

Arnald miraba con concentración el mapa de Poniente, mientras el suave sol de primavera calentaba la habitación. La guerra ya estaba aquí, su guerra, la que tanto había deseado, la que haría de él un señor de la guerra, uno cuya hazañas los bardos nunca se cansarían de cantar.

-¿Más agua, Ser?-le pregunto un menudo chico de ojos avispados y tres erizos blancos bordados en su jubón.
-Sí, Alan, y trae otro vaso, vino y algo de comer, espero compañía.
- ¿Vino?, como ordene, Ser- y el muchacho desapareció con rapidez tras una puerta.
Espero que se muestre así de rápido en batalla, necesito buenos escuderos.

El Consejero volvió enfrascarse en el mapa, el Norte y el Valle no darían problemas a los intereses de la Corona, por lo menos mientras Los Gemelos permanecieran cerrados, y el Tridente fiel. En Occidente, el León estaba de boda, tranquilo en su madriguera, mientras todos esperamos sus movimientos, al sur, aunque las noticias eran confusas, tras el ataque a Refugio Estival, era evidente que el siguiente paso era Desembarco, el ataque sería inminente. Miró mas abajo, a las cálidas tierras de Dorne, se habian decantado por el Rey Daeron, pero, ¿son capaces de aguantar los ataques Volanties y la lucha en el Dominio, todo al mismo tiempo?, y por otro lado ¿cuantos vasallos del Dominio y las Tierras de la Tormenta se mantendrían fieles a la Corona en esta guerra?, dos preguntas que se antojaban cruciales para el desarrollo de la contienda.
Y el Rey de las Islas del Hierro, sabe el Guerrero que si fuera por Arnald ese titulo ni siquiera existiría, pero si eso trae sus barcoluengos a nuestro lado, que lo disfrute con salud.

Arnald dio un largo sorbo a su vaso y busco, a tientas, la espada que siempre llevaba atada al cinto, apretándola con fuerza. El sonido de las espadas, el olor a batalla, la guerra estaba aquí, su medio natural y el sabría comportarse.

Lord Consejero de Guerra saludó el rey nada más entrar por la puerta de la estancia, bien iluminada y con un buen mapa en el que entablar estrategias, sí, ese era el campo de batalla preferido para Daeron. Ambos se habían citado en aquel lugar para que el consejero estuviera al tanto de las disposiciones dadas por él mismo para la defensa de Desembarco del Rey y casi al mismo tiempo que él entró, rodeado como siempre de dos guardias reales, entró el escudero de Arnald.

Veo que tenéis a un buen muchacho a vuestro servicio, ¿Es también de las tierras de los Ríos? dijo sin percibir cuál era su jubón al estar el chico de espaldas para servir a su señor. Espero que siga vuestros pasos alguna vez, lord Whent. Dicho esto se colocó de pie ante Arnald con ambas manos sobre la mesa, e instando al consejero a mantenerse en pie, pues ya se había levantado para saludarle al entrar en la estancia. Ya veo que habéis estado haciendo vuestras propias elucubraciones en torno a nuestra situación, ¿me equivoco? Entonces sabréis que mi hermano está preparándose para cercar la ciudad que alguna vez espera gobernar...en caso de que lo lograra ¿Qué tipo de perdón solicitaría a Desembarco del Rey por sitiarlo y dejarlo sin comida ni agua hasta su rendición? Por los Siete, ese hombre sabe de estrategia lo mismo que mi caballo de brocados. Suspiró y encargó al muchacho que también le sirviera a él una copa de vino de la que luego bebió, había tenido un buen gusto, el vino sabía bien pues era dorniense, por supuesto. Daeron no pudo evitar pensar en su lady esposa, aislada en Lanza del Sol hasta que todo se tranquilizara. Esto le hizo mirar el mapa con más interés que antes.

Cerca de treinta mil soldados aguardan para matar a ese traidor, y las indicaciones ya están dadas. Mi hijo y su espada juramentada, Lord Mance Blackwood, guardarán los puentes que dan acceso a Desembarco del Rey. Son puntos estratégicos y estarán guarecidos por buenos hombres como os digo, acompañados e inspirados por su propio general. En un puente tropas de mis tierras lideradas por su general, Maekar, y en el otro tropas traídas por el propio Mance, lideradas por él mismo Daeron señaló entonces al Bosque Real con la mano libre. Y aquí he colocado una numerosa tropa de arqueros que se encargarán de que el Camino Real sea un infierno para cualquier enemigo en lo que cruza el Bosque una sonrisa maliciosa apareció en el rostro de Daeron, por los Siete, tenía que ganar esa guerra.

Decidme pues, lord Whent, ¿tenéis algo que aportar de vuestra propia cosecha? dicho esto echó otro trago de vino.

Como esperaba, el Rey entro en la habitación a la hora acordada. Se mostraba tranquilo, lo que no impedía ver un punto de tristeza en sus ojos. Demasiado peso para los hombros de un solo hombre.
Le sorprendió que el Rey se fijara en su escudero, parecía siempre atento a los pequeños detalles

-Si, Alteza, es el heredero de la Casa Wode, cercana a mi terrenos, el no lo sabe, pero le debo mucho a esa familia.

Tras el pequeño comentario, el Rey comenzo con las esplicaciones, que Arnald fue memorizando, y marcando en el Mapa, hasta que el Rey pregunto su opinión.

-Mi Alteza, llevo un tiempo dando vueltas a la estrategia que deberiamos seguir, tengo varias ideas al respecto. Lo primero que tenemos que hacer es vaciar los graneros, granjas, almacenes de todas aldeas, pueblos cercanos, y si fuera necesario, castillos, tendriamos que exigirle a Rosby, Stokeworth, Hayford y demás que nos den sus escedentes-hizo un pausa para beber agua- y no se si estará de acuerdo, pero creo que, en caso de retirada, Mance y Maekar deberían quemar y arrasar todo a su paso, para intentar dificultar el asedio a los Fuegoscuro lo maximo posible.

Por otro lado, y hablando de lo estrictamente militar, es necesario que se limpie todo la zona del Aguasnegras, desde las Torres de los Tornos hasta la Puerta Real, para que la normal acumulación de embarcaciones no sirva de puente a las tropas enemigas. He mandado reforzar y reparar cualquier problema que haya en las puertas, se están realizando esfuerzos para armar hasta los dientes cada una de ellas: brea, aceite, trabuquetes, ballestas de asedio, poniendo especial incapie en las Puertas por donde se supone vendría el grueso del ataque de los Tyrell: la Puerta Real, la del León y la de los Dioses.-Arnald cogió aire, dejando que el Rey pensará sobre sus palabras-lo único que le pido, Alteza, es que si ve necesario salir a defender las murallas contra sus enemigos, me deje ir al mando, quiero ir delante, quiero los campos regados por la sangre traidora.
- Quiero lo que siempre he querido, mi guerra.

El rey escuchó lo que lord Whent le comentaba respecto a sus disposiciones y al saneamiento en lo concerniente a la guerra que ya había empezado. Aquello le pareció bien, un rey no debería hacer las cosas por sí mismo, tan sólo en casos necesarios, pues un rey no tenía que mandar limpiar un lodazal sino que era la labor de un consejero. Y allí estaba lord Arnald, ejerciendo su labor como debía de ser, ello le hizo sentir orgullo del caballero.

Tenéis razón en lo que decís y me alegro de que hayáis mandado poner las defensas a punto, Arnald, es algo necesario. También lleváis razón en que debemos sanear la desembocadura del río, era un detalle que había escapado en mi estrategia. Hacedlo, y no sólo eso sino que deberíamos proporcionar un hogar provisional al populacho que vive en la orilla del río o en su desembocadura. Nuestros enemigos podrían causarles mucho mal de quedarse allí, quizá lo correcto sería asentarlos al norte de la ciudad, entre Desembarco y Rosby, hay tierras libres y campos de labranza, allí podían sustentarse un tiempo... Además de que pueden servir de mano de obra en algún menester que sea necesario de forma urgente, por supuesto.

Echó un trago de su copa y llevó sus maquinaciones un poco más allá. No tenía ni idea de cómo estaría todo en Dorne, si su flota había llegado bien o no, y si Harrald había logrado su objetivo en las Escudo y en el Dominio. Dioses, tanta incomunicación le mataba. Si Harrald ha cumplido su labor en el Dominio, Garlan debería darse cuenta de que sus tierras están desprotegidas, entonces él o Daemon regresarán para protegerlas... es lo lógico, y también sería lo lógico que aprovechásemos ese momento para marchar sobre las tropas del Dominio. Tenemos buenos hombres, bien armados con buen acero y son numerosos, será posible hacerlo dijo con tranquilidad. ¿Sabéis algo de las demás casas? ¿Os ha llegado algún tipo de informe? Hace mucho que mi hermano Brynden no me manda nada...espero que le esté yendo bien. Yo contactaré con Maron Martell, para que me diga si mi flota ha llegado y si le ha servido bien.

Arnald escuchó hablar al Rey enchido de orgullo.

-Entonces, alteza, me pondré manos a la obra inmediatamente, escribiré las ordenes necesarias y mis escuderos las repartirán por la ciudad. No podemos perder tiempo.

Arnald siguió escuchando las cavilaciones del Rey, que lo pusieron al tanto del día a día de la Guerra.
-No conozco mas palabras sobre los movimientos de nuestros aliados que las suyas, Alteza. Si puedo hablarle con franqueza, mas vale que los Martell y los Greyjoy respondan con firmeza a nuestras necesidades bélicas, o las cosas se pondrán difíciles. Si no se lo ofrece alguna nada más, creo que debemos ponernos a trabajar para defender a sus súbditos.

Arnald estaba deseando ponerse a trabajar, y que la batalla comenzara.

Spoiler:

Y los vamos a defender, lord Whent, no dudéis de que así se hará y no hay una defensa más acérrima que la de un dragón atenazado por sus enemigos. Cuando todo esto acabe el emblema de mi casa supondrá pesadillas para muchos que me han traicionado, conocerán el miedo que experimentaron con mi tatarabuelo Aegon I... ya veréis. Dicho esto el rey echó otro trago de vino y miró largo rato el mapa. Hay algo que no os he dicho. Como sabéis, mi hijo Maekar está organizando la defensa del puente sur, el que da acceso a la Puerta del Lodazal, es un lugar comprometido y seguro que Tyrell atacará por ahí, pero lo he hecho llamar para comunicarle algo que he madurado y que también compartiré con vos.

Daeron se paseó por la estancia y al ver que no era su habitual despacho hizo llamar a un criado, al cual encargó que trajera de su despacho el tomo titulado "Estrategia y poliorcética de los Siete Reinos". Hecho esto dio un breve respiro a la situación tensa hasta que su enviado regresara.

Y decidme, Arnald, ¿Qué producen vuestras tierras? ¿Son ricas en fruta? ¿Ganado? ¿Cereal? ¿Tienen ríos que corten el paisaje o son llanuras? Habladme. Así transcurrió un rato hasta que al cabo de un cuarto de hora aproximadamente, el criado regresó, visiblemente cansado pues parecía que le había costado encontrar lo que Daeron le había mandado, algo que no le sorprendió, pues era un libro que guardaba bien para que los ojos no deseados no lo hojeasen.

Bien, lord Whent, mirad esto Daeron puso el tomo antiguo sobre el mapa y lo abrió, buscando la página indicada. Hecho esto se aproximó, dado que las letras eran pequeñas y estaban juntas para ahorrar espacio y leyó:

Se dice que la espada puede a la lanza, que la lanza puede a la maza, que las placas pueden a la malla y el arco a la honda. Un jinete bien armado vale como cinco hombres de a pie, pues con el caballo arrolla a dos, con la lanza ensarta a otro y con la espada quebranta el cráneo de los dos restantes antes de que pueda ser vulnerable por la falta de empuje de su montura. La acometida es la clave. Echad a una nutrida tropa de jinetes contra una fila de infantes y se abrirán paso como una llama en un pergamino. El terror y la desorganización cundirá entre el enemigo que temerá la muerte.

Daeron señaló entonces el esquemático dibujo que aparecía debajo de las palabras que había leído, donde se mostraba una carga de caballería. Para ninguno de nosotros es una sorpresa una carga de caballería, mi señor, pero en este caso sería realmente útil si la utilizásemos convenientemente... dejó intrigado a lord Whent que miraba atento el libro, como intentando desentrañar lo que Daeron quería decir, pero este esperó, a que Maekar apareciera para comunicar sus planes.

Las palabras del Rey hicieron sonreír al Consejero

-¿Mis tierras?, son fértiles señor, muy fértiles. Los terrenos de la familia se encuentran entre un recodo del Tridente y el comienzo del Camino Alto, que sube a las Montañas de la Luna. Se planta de todo, desde frutales, a cereal, incluso conseguimos cultivar algún curioso fruto traído de mas allá del Mar Angosto... y la carne de nuestros cerdos, criados en la montaña, es famosa por su sabor, haré traer el más grande de mis tierras para que pruebe tal delicia.-Arnald sintió un poco de nostalgia al hablar de su tierra- Y también abundan los murciélagos, de ahí mi escudo, las cuevas cercanas están llenas de ellos...y de hierro, algo que mi padre nunca supo explotar...

El Consejero sacudió la cabeza intentando apartar de su memoria ciertos recuerdos, cuando el criado del Rey llegó con un pesado tomo entre las manos. Arnald escucho a lectura del monarca con atención, que consiguió hacer aparecer una sonrisa en su rostro. No es un cobarde, desde luego, no piensa quedarse esperando dentro de la ciudad, como haría la mayoría. Arnald toqueteó el pomo de la espada con inquietud.

-Estoy deseando que nos cuente ese plan suyo, Alteza.

Un emisario llegó al despacho y entró cuando el rey le dio permiso. Alteza, Lord Consejero dijo inclinándose levemente ante ambos. El príncipe Maekar está organizando la defensa de los puentes tal y como vos le ordenásteis y excusa su presencia en este momento. Dicho el escueto mensaje volvió a inclinarse ante ambos y marchó raudo. Daeron arqueó las cejas con cierto gesto de fastidio y miró a la mesa. Bueno, no pasa nada, vos pues seréis quien lleve a cabo esta empresa que os voy a encomendar. Escuchad pues, lord Whent.

Dicho esto, Daeron volvió al mapa, sobre el cual las miradas de ambos se fijaron. Cogió un carboncillo negro y trazó un círculo sobre el puente norte que daba acceso a la ciudad, allí donde se encontraba Mance Blackwood con sus hombres. Aquí se encuentra vuestro paisano, Mance Blackwood, con una tropa destacada de unos 1.700 hombres a pie, para guarecer el puente si fuera necesario, al igual que mi hijo Maekar en el puente sur, puente en cuyas cercanías se han avistado las tropas Tyrell. Precisamente este hecho nos proporcionará la ventaja que necesitamos. Mi hijo tiene la misión de derrumbar el puente en caso de ser necesario para así impedir el acceso del ejército enemigo al entorno de Desembarco del Rey y las mismas órdenes tiene lord Mance Blackwood, pero ahora bien... guardó silencio para trazar una línea que envolvió el Bosque Real, pasando por el Camino Real hasta las orillas del Aguasnegras, punto donde se encontrarían ahora las tropas Tyrell.

Mi intención es envolver al enemigo, acorralarlo contra el Aguasnegras. Vos seréis quien parta de la ciudad con una nutrida tropa de hombres de armas a caballo y de caballeros profesionales así como con hombres a pie y marcharéis al punto donde se encuentra lord Mance, reuniéndoos ambos allí. Entonces le diréis que deje al mando en el puente a alguien de su confianza y ambos partiréis con esa nutrida tropa por esta línea que he trazado, envolviendo el Bosque Real justo por su límite y llegando al Camino Real justo por este camino que os he indicado.

Allí deberéis identificaros, pues aposté arqueros a ambos lados del camino para tender emboscadas a las tropas enemigas, que espero que hayan surtido efecto. Recoged a aquellos arqueros, que son unos 1000 y llevadlos con vosotros. Debéis neutralizar al ejército Tyrell por el sur, ejercer sobre ellos la presión de una pinza. Por un lado, desde la otra orilla, mi hijo impedirá que pasen a Desembarco y vos por el otro lado los embestiréis, haciéndolos retroceder y tirándolos al río, para que las aguas ahoguen a esos hombres y los arqueros de mi hijo acribillen a flechazos a los que intenten nadar... los tiburones se darán un gran festín cuando esos cadáveres lleguen al mar. Y bien, ¿Cómo lo véis? ¿Tenéis alguna duda?

-Y bien, ¿Cómo lo véis? ¿Tenéis alguna duda?

Arnald oteó el mapa, siguiendo la linea trazada por el Rey. El plan era bueno, muy bueno. Acorralarían al ejercito enemigo contra los acantilados del Aguasnegras, lanzandoles al mar para que los dioses hicieran lo que quisieran con ellos.

-Alteza, con este plan, y si el Guerrero se mantiene a nuestro lado, deberíamos aplastar a las tropas enemigas. Como sugerencia, creo que esos mil arqueros deberían disparar desde la linde del Bosque Real -señalo en el mapa cuatro puntos- divididos en 4 grupos de 250 hombres, formados en dos lineas. Dentro del bosque la caballería no podrá cargar contra ellos, y así los arqueros podrán seguir haciendo daño hasta que nuestros hombres cargen.
Por lo demás, Alteza, el plan me parece ingenioso, tenemos tropas bien armadas, y Blackwood es un gran general. Si lo ejecutamos con correción, seremos imparables-Arnald apuró el ultimo trago de agua- Una cosa mas, gracias por confiar en mi para encabezar el ataque-Arnald miró al Rey con una pizca de emoción-juro que no dejaré un traidor con vida, o moriré en el intento.