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Reunion en el Aguasnegras
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Reunion en el Aguasnegras
Hacía dos días que una pequeña columna de diez hombres cabalgaba por delante del ejercito que se dirigía al Aguasnegras bajo mi mando. Allí, en un punto intermedio entre las fortalezas y castillos de todos los vasallos de la Corona del Aguasnegras había decidido reunirme con ellos. Los queria bajo mi estandarte en la guerra, ellos podían ayudarme a asegurar esa margen del río para frenar a las tropas de Daeron antes del avance contra la ciudad. Si podía evitar el derramamiento de sangre antes de cruzar el río habría ganado un punto a mi favor para decantar la guerra a mi favor.
Al llegar al punto acordado, cuando el sol se encontraba en su zenit, ordené a mis hombres que prepararan una hoguera y desempaquetaran todos los enseres que habíamos traído en los caballos de carga. Una decena de sillas plegables, comida y bebida y todo lo necesario para la reunión. Mientras dos de mis hombres se encargaban de prepararlo todo a la orilla del río yo fui a prepararme para la reunión. La marcha hacia que la higiene se descuidara y no podía presentarme ante varios señores en aquel estado.
Me aparte unos metros de mis hombres y me zambullí en el río para lavarme, afeitándome y peinándome después. Mi armadura había sido limpiada por uno de los hombres mientras me bañaba y cuando salí del agua esta estaba ya lista. Me vestí y volví al pequeño campamento mientras esperaba a que los nobles llegasen. Allí me esperaban solo cuatro de mis hombres, los otros seis habían sido convenientemente enviados a vigilar los alrededores. Que aquello pudiese salir bien no significaba que fuese a hacerlo con total seguridad.
Si Daeron o alguno de sus lacayos se enteraba de mi posición y la facilidad conque podían apresarme correría un grave peligro. La guerra podía terminar de un solo plumazo si aparecían los soldados del rey asique no iba a correr mas riesgos de los necesarios. De pronto se escucharon varios cascos golpear contra el suelo y los cuatro hombres que había allí miraron hacia el lugar mientras yo miraba al fuego. La rueda comenzaba a girar, pronto sabría cuanta sangre iba a correr antes de cruzar el Aguasnegras y esperaba que fuera poca.
Al llegar al punto acordado, cuando el sol se encontraba en su zenit, ordené a mis hombres que prepararan una hoguera y desempaquetaran todos los enseres que habíamos traído en los caballos de carga. Una decena de sillas plegables, comida y bebida y todo lo necesario para la reunión. Mientras dos de mis hombres se encargaban de prepararlo todo a la orilla del río yo fui a prepararme para la reunión. La marcha hacia que la higiene se descuidara y no podía presentarme ante varios señores en aquel estado.
Me aparte unos metros de mis hombres y me zambullí en el río para lavarme, afeitándome y peinándome después. Mi armadura había sido limpiada por uno de los hombres mientras me bañaba y cuando salí del agua esta estaba ya lista. Me vestí y volví al pequeño campamento mientras esperaba a que los nobles llegasen. Allí me esperaban solo cuatro de mis hombres, los otros seis habían sido convenientemente enviados a vigilar los alrededores. Que aquello pudiese salir bien no significaba que fuese a hacerlo con total seguridad.
Si Daeron o alguno de sus lacayos se enteraba de mi posición y la facilidad conque podían apresarme correría un grave peligro. La guerra podía terminar de un solo plumazo si aparecían los soldados del rey asique no iba a correr mas riesgos de los necesarios. De pronto se escucharon varios cascos golpear contra el suelo y los cuatro hombres que había allí miraron hacia el lugar mientras yo miraba al fuego. La rueda comenzaba a girar, pronto sabría cuanta sangre iba a correr antes de cruzar el Aguasnegras y esperaba que fuera poca.
Daemon Fuegoscuro- Nobleza
Re: Reunion en el Aguasnegras
Seis, eran seis. Farring, Blount, Mallery, Gaunt, Chelsted y Follard. Todos presentes con una guardia que era superior a la del Fuegoscuro por mucho. Todos allí dispuestos a escuchar las palabras del que se había proclamado Rey.
Cuando se encontraron ante Daemon Fuegoscuro, los dos primeros, Lord Gaunt y Lord Blount, hincaron la rodilla como cualquiera hiciese ante un Rey. Incluso hicieron saber su disponibilidad al monarca, sabedores de que su ejército se encontraba cercano y de que ahora podrían unirse sin temor alguno a ellos. Lord Farring y Lord Follard fueron los siguientes en llegar y aceptaron de buen grado todo el vino y la comida del Fuegoscuro. Y también aceptaron cambiar su vasallaje con respecto al Fuegoscuro, sabedores de que el ejército de los Dragones se había quedado en desembarco, dejando a su suerte a las fortalezas de los límites.
Los hermanos Chelsted, gemelos, fueron los que llegaron después. Sentaron y comenzaron a charlar con el Fuegoscuro.- Siempre hemos pensado que sois un gran guerrero, mi señor, pero...- Uno de ellos dirigió la vista al otro, que continuó hablando.- ...pero nuestro apcto de lealtad es con el Rey Targaryen. Aunque...- Vuelta al otro.- ...aunque podriamos considerar vuestra oferta si ofrecieseis algo que deseamos desde hace mucho.- Los dos callaron y el primero de ellos habló.- Siempre pensamos en entrar en la Guardia Blanca, pero existe algo que nos echó atrás...- Carraspeó y siguió el otro.- ...el follar. Nos gusta demasiado como para no follar nunca más. Pero vos podéis cambiarlo, eliminar esos votos y hacernos Capas Blancas, y entonces os ayudaremos, Fuegoscuro.
El último fue Lord Mallery, quien cuidaba el único puente en el Camino Dorado. Sin duda era el más importante de todos, al menos estratégicamente. No aceptó vino, no quiso comida, sino simplemente observar al Fuegoscuro.- ¿Por qué he de romper mis votos, Fuegoscuro? Dime porque, y olvídate del honor, olvídate de las mierdas de palabras que usarías con cualquier pueblerino. Se populista con ellos, pero no conmigo.- Serio, directo...era el momento de saber si Fuegoscuro era capaz de actuar como un Rey.
Cuando se encontraron ante Daemon Fuegoscuro, los dos primeros, Lord Gaunt y Lord Blount, hincaron la rodilla como cualquiera hiciese ante un Rey. Incluso hicieron saber su disponibilidad al monarca, sabedores de que su ejército se encontraba cercano y de que ahora podrían unirse sin temor alguno a ellos. Lord Farring y Lord Follard fueron los siguientes en llegar y aceptaron de buen grado todo el vino y la comida del Fuegoscuro. Y también aceptaron cambiar su vasallaje con respecto al Fuegoscuro, sabedores de que el ejército de los Dragones se había quedado en desembarco, dejando a su suerte a las fortalezas de los límites.
Los hermanos Chelsted, gemelos, fueron los que llegaron después. Sentaron y comenzaron a charlar con el Fuegoscuro.- Siempre hemos pensado que sois un gran guerrero, mi señor, pero...- Uno de ellos dirigió la vista al otro, que continuó hablando.- ...pero nuestro apcto de lealtad es con el Rey Targaryen. Aunque...- Vuelta al otro.- ...aunque podriamos considerar vuestra oferta si ofrecieseis algo que deseamos desde hace mucho.- Los dos callaron y el primero de ellos habló.- Siempre pensamos en entrar en la Guardia Blanca, pero existe algo que nos echó atrás...- Carraspeó y siguió el otro.- ...el follar. Nos gusta demasiado como para no follar nunca más. Pero vos podéis cambiarlo, eliminar esos votos y hacernos Capas Blancas, y entonces os ayudaremos, Fuegoscuro.
El último fue Lord Mallery, quien cuidaba el único puente en el Camino Dorado. Sin duda era el más importante de todos, al menos estratégicamente. No aceptó vino, no quiso comida, sino simplemente observar al Fuegoscuro.- ¿Por qué he de romper mis votos, Fuegoscuro? Dime porque, y olvídate del honor, olvídate de las mierdas de palabras que usarías con cualquier pueblerino. Se populista con ellos, pero no conmigo.- Serio, directo...era el momento de saber si Fuegoscuro era capaz de actuar como un Rey.
Valar Morghulis- Admin
Re: Reunion en el Aguasnegras
Había supuesto que la desventaja numérica no sería demasiado problema, poco importaba que fuera con diez o con cien. Si aquellos hombres hubiesen querido matarme hubieran enviado a sus ejercitos a mi encuentro, cosa que no había pasado. Además debía mostrarme seguro pero no intimidante, el miedo no atraia a vasallos leales, solo a vasallos cobardes. Seis buenos hombres a los que debía convencer de la veracidad de mi historia. Si en alguna ocasión había necesitado mi labia y mi carisma era aquella pues dudaba que los seis me aceptaran de buen grado.
Poco tiempo paso hasta que los señores empezaron a aparecer. Lord Gaunt y Lord Blount mostraron su lealtad hincando la rodilla en el suelo, ganando así mi aprobacion mientras les tendia la mano para que se levantaran y se sentaran para disfrutar del vino y la comida. Otros dos llegaron poco después, Lord Farring y Lord Follard que pese a ser algo mas reticentes aceptaron unirse a mi por lo que fueron invitados de igual modo a comer y beber junto a Gaunt y Blount. Ya quedaban menos y de momento los hombres habían respondido mejor de lo que me esperaba a mi llamado.
Aunque claro, no todo podía ser perfecto. Los gemelos Chelsteld fueron sin duda esa pequeña puntilla que anunció que la parte sencilla estaba acabando. Ambos llegaron y hablaron, empezaron con un halago seguido de una negativa. Yo les miraba alternativamente a uno y a otro con las manos apoyadas en mi cinto. Asique lo que querian era un puesto en mi guardia personal, eso podía darselo pese a no saber si lo tenian merecido. Callé durante un segundo y los mire a ambos con una leve sonrisa, malditos jovenes salidos como burros. - ¿Quereis entrar en mi guardia personal? Os lo concedere mas no es la Guardia Blanca, el simbolo de proteccion de los Targaryen morirá con ellos. - les dije invitandoles a acercarse junto a sus vecinos y compatriotas, esperando a comenzar a caminar para continuar hablando. - En mi guardia podréis fornicar, no me importa con quien ni como, eso es cosa vuestra, pero recordad el emblema que portais y a quien defendeis – les dije palmeando sus espaldas y sonriendo para apaciguar un poco la tension – Caballeros, saluden a los dos nuevos miembros de la Guardia Negra – dije nada mas llegar junto al resto de vasallos con los gemelos flanqueandome. Ya era oficial, ambos habían entrado a formar parte de mi guardia si era lo que querían. Ahora a comprobar si estaban a la altura.
Poco tardo en llegar la autentica tormenta. Lord Mallery apareció frío cual estatua, sin aceptar comida o bebida, tratando de atravesarme con la mirada. Sus palabras fueron directas, iguales que un hacha cuando desciende en busca de la carne enemiga en el fragor de la batalla. Yo tenía una copa de vino en la mano y cuando Lord Mallery terminó de hablar bebí antes de responder. - ¿Por que soy el autentico heredero? ¿Acaso no ves la maldita espada que llevo en el cinto? ¿No conociste a mi padre en vida ni oiste todo lo que se hablo en los ultimos días de su vida o tras su muerte? - comence volviendo a dar un sorbo de la copa antes de lanzarla a varios metros en un movimiento tranquilo y gracil, apartando el cabello dorado de mi rostro. - Yo soy el autentico rey, no Daeron. El es tan bastardo como yo, todos lo sabeis. Tambien sabeis Lord Mallery los problemas que han existido durante el reinado de Daeron, la violación de su hermana Daenerys por ejemplo. ¿Pensais seguir a un rey que viola a las mujeres, usurpa tronos y mata nobles a traicion dejando después a su mano cargar con toda la culpa y ser ajusticiada? - mi tono pese a tratar de mantenerme tranquilo iba siendo algo autoritario mientras recordaba todo lo sucedido. Miles de imagenes pasaron por mi mente recordandome bien todo lo sucedido. - Ademas Lord Mallery, ¿Quien ha venido a hablar con vos? ¿Quien esta trayendo aquí su ejercito mientras el otro se esconde en su fortaleza? Hoy he aparecido aquí con solo diez hombres para proteger mi vida de un posible ataque, confiando en todos vosotros y viendo que no me habeis defraudado. Eso si Lord Mallery en Desembarco hace días que sabrán que venia hacia aquí con un ejercito y nadie ha venido a auxiliaros, solo yo, asique si lo que deseais es un rey que os abandona, que traiciona a su propia familia y que no respeta los ultimos deseos de un padre para con su hijo os podeis ir, no os lo impedire – termine al fin, quedandome frente a el mientras lo miraba. Eso era todo lo que pensaba decir, el debía ver la verdad pues no era otra que tan solo yo había ido, no Daeron o cualquiera de los miembros de su infecta familia.
Poco tiempo paso hasta que los señores empezaron a aparecer. Lord Gaunt y Lord Blount mostraron su lealtad hincando la rodilla en el suelo, ganando así mi aprobacion mientras les tendia la mano para que se levantaran y se sentaran para disfrutar del vino y la comida. Otros dos llegaron poco después, Lord Farring y Lord Follard que pese a ser algo mas reticentes aceptaron unirse a mi por lo que fueron invitados de igual modo a comer y beber junto a Gaunt y Blount. Ya quedaban menos y de momento los hombres habían respondido mejor de lo que me esperaba a mi llamado.
Aunque claro, no todo podía ser perfecto. Los gemelos Chelsteld fueron sin duda esa pequeña puntilla que anunció que la parte sencilla estaba acabando. Ambos llegaron y hablaron, empezaron con un halago seguido de una negativa. Yo les miraba alternativamente a uno y a otro con las manos apoyadas en mi cinto. Asique lo que querian era un puesto en mi guardia personal, eso podía darselo pese a no saber si lo tenian merecido. Callé durante un segundo y los mire a ambos con una leve sonrisa, malditos jovenes salidos como burros. - ¿Quereis entrar en mi guardia personal? Os lo concedere mas no es la Guardia Blanca, el simbolo de proteccion de los Targaryen morirá con ellos. - les dije invitandoles a acercarse junto a sus vecinos y compatriotas, esperando a comenzar a caminar para continuar hablando. - En mi guardia podréis fornicar, no me importa con quien ni como, eso es cosa vuestra, pero recordad el emblema que portais y a quien defendeis – les dije palmeando sus espaldas y sonriendo para apaciguar un poco la tension – Caballeros, saluden a los dos nuevos miembros de la Guardia Negra – dije nada mas llegar junto al resto de vasallos con los gemelos flanqueandome. Ya era oficial, ambos habían entrado a formar parte de mi guardia si era lo que querían. Ahora a comprobar si estaban a la altura.
Poco tardo en llegar la autentica tormenta. Lord Mallery apareció frío cual estatua, sin aceptar comida o bebida, tratando de atravesarme con la mirada. Sus palabras fueron directas, iguales que un hacha cuando desciende en busca de la carne enemiga en el fragor de la batalla. Yo tenía una copa de vino en la mano y cuando Lord Mallery terminó de hablar bebí antes de responder. - ¿Por que soy el autentico heredero? ¿Acaso no ves la maldita espada que llevo en el cinto? ¿No conociste a mi padre en vida ni oiste todo lo que se hablo en los ultimos días de su vida o tras su muerte? - comence volviendo a dar un sorbo de la copa antes de lanzarla a varios metros en un movimiento tranquilo y gracil, apartando el cabello dorado de mi rostro. - Yo soy el autentico rey, no Daeron. El es tan bastardo como yo, todos lo sabeis. Tambien sabeis Lord Mallery los problemas que han existido durante el reinado de Daeron, la violación de su hermana Daenerys por ejemplo. ¿Pensais seguir a un rey que viola a las mujeres, usurpa tronos y mata nobles a traicion dejando después a su mano cargar con toda la culpa y ser ajusticiada? - mi tono pese a tratar de mantenerme tranquilo iba siendo algo autoritario mientras recordaba todo lo sucedido. Miles de imagenes pasaron por mi mente recordandome bien todo lo sucedido. - Ademas Lord Mallery, ¿Quien ha venido a hablar con vos? ¿Quien esta trayendo aquí su ejercito mientras el otro se esconde en su fortaleza? Hoy he aparecido aquí con solo diez hombres para proteger mi vida de un posible ataque, confiando en todos vosotros y viendo que no me habeis defraudado. Eso si Lord Mallery en Desembarco hace días que sabrán que venia hacia aquí con un ejercito y nadie ha venido a auxiliaros, solo yo, asique si lo que deseais es un rey que os abandona, que traiciona a su propia familia y que no respeta los ultimos deseos de un padre para con su hijo os podeis ir, no os lo impedire – termine al fin, quedandome frente a el mientras lo miraba. Eso era todo lo que pensaba decir, el debía ver la verdad pues no era otra que tan solo yo había ido, no Daeron o cualquiera de los miembros de su infecta familia.
Daemon Fuegoscuro- Nobleza
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