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Háblame del mar, marinero (Mors Martell)
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Háblame del mar, marinero (Mors Martell)
Tras la escenita montada en las alcobas de Maron, Sarella había decidido aislarse con la inocente intención de que todo cayera en el olvido. Llevaba dos semanas sin apenas hablar con ninguno de sus hermanos y casi no sabía como iniciar conversación, pero no estaba del todo incomunicada: sabía que los movimientos de guerra eran cada vez mayores.
Se dirigió hacia los atracaderos, donde sabía que encontraría a su hermano Mors. No pasaba mucho tiempo en Lanza del Sol y quería aprovechar la oportunidad.
¿Sacándole brillo al barco, hermanito? Le dio un beso en la mejilla. ¿Cuándo me vas a dar un paseo por nuestras costas? Lo echo de menos. Tras un rato de charla sobre barcos y mares, decidió que era hora de ir al grano. ¿Podemos hablar en privado un momento, hermano? Se enganchó a su brazo y caminaron por el puerto.
Te vas a reír, pero creo que hemos llegado a un punto en que el más centrado de nosotros eres tú. Efectivamente, se echó a reír. Hermano, sé que se acerca una guerra, pero apenas sé mucho más: Maron se pasa el día reunido y Olyvar... bueno, Olyvar en sus cosas. Y después de lo del otro día, si además les pido explicaciones tengo la sensación de que voy a ser más un estorbo que un apoyo. Estoy totalmente aislada de los asuntos de guerra que todos se traen entre manos, y no debería ser así, soy princesa de Dorne y estar informada es una de mis obligaciones. Además, últimamente te noto demasiado preocupado. Le acarició el rostro y le miró a los ojos. No tengo la sensación de ver en ti al Mors alegre de siempre. Es por eso que me parece que tú ves algo más en este conflicto que nuestros hermanos no ven, y por eso acudo a ti, para que me lo digas. Hermano, te ruego que me seas sincero: ¿a qué nos enfrentamos?
Se dirigió hacia los atracaderos, donde sabía que encontraría a su hermano Mors. No pasaba mucho tiempo en Lanza del Sol y quería aprovechar la oportunidad.
¿Sacándole brillo al barco, hermanito? Le dio un beso en la mejilla. ¿Cuándo me vas a dar un paseo por nuestras costas? Lo echo de menos. Tras un rato de charla sobre barcos y mares, decidió que era hora de ir al grano. ¿Podemos hablar en privado un momento, hermano? Se enganchó a su brazo y caminaron por el puerto.
Te vas a reír, pero creo que hemos llegado a un punto en que el más centrado de nosotros eres tú. Efectivamente, se echó a reír. Hermano, sé que se acerca una guerra, pero apenas sé mucho más: Maron se pasa el día reunido y Olyvar... bueno, Olyvar en sus cosas. Y después de lo del otro día, si además les pido explicaciones tengo la sensación de que voy a ser más un estorbo que un apoyo. Estoy totalmente aislada de los asuntos de guerra que todos se traen entre manos, y no debería ser así, soy princesa de Dorne y estar informada es una de mis obligaciones. Además, últimamente te noto demasiado preocupado. Le acarició el rostro y le miró a los ojos. No tengo la sensación de ver en ti al Mors alegre de siempre. Es por eso que me parece que tú ves algo más en este conflicto que nuestros hermanos no ven, y por eso acudo a ti, para que me lo digas. Hermano, te ruego que me seas sincero: ¿a qué nos enfrentamos?
Sarella Martell
Re: Háblame del mar, marinero (Mors Martell)
Otra mañana de trabajo, se había puesto manos a la obra para comenzar con el adiestramiento de sus tropas, junto a la orilla estaba observando como sus hombres practicaban el desembarco con su equipación, a la cabeza de éstos hombres estaban sus hombres de confianza, expertos en la guerra marítima, con un poco de suerte podría acabar teniendo una tropa anfibia, aunque no sería para ésta guerra que parecía avecinarse inminentemente.
- Cinco minutos de descanso, chicos. Tenéis que actuar todos a la vez, recordad que si uno sólo la caga, moriremos todos y donde quiera que vayamos, estaré pateándole los huevos - gritó a sus hombres, con las consiguientes carcajadas de éstos, los cuales aceptaban de buena gana los comentarios de su señor.
Todavía tenía la cota de cuero húmeda, dado que había capitaneado varios simulacros de desembarco desde el amanecer, cuando vio venir a su hermana. Casi se muere ante el comentario de que era el más "centrado" de su familia.
- Si padre te escuchase decir eso se volvería a morir, Sarella. ¿Has estado bebiendo vino del Rejo? Te he dicho muchas veces que es una mierda en comparación con el nuestro y que afecta la cabeza. - la acompañó sonriente, aunque la joven pudo ver que su mirada era mucho más gris que antaño, el brillo que antes solía tener se había transformado en cierta sensación de preocupación.
Ambos caminaron unos minutos hasta el caserón en el que, por lo general solía encontrarse Mors cuando no estaba en la mar, podía divisarse toda la bahía, no tenía decoración más que vegetación autóctona y una gran fuente interior.
- El Desconocido viene a Dorne a llevarse almas con él, hermana. Toda esa mierda de la guerra de los Targaryen y los Fuegoscuro, la bruja y sus predicciones de desastre, tengo la sensación de que acabará mal - su tono cambió, mientras servía dos vasos de vino, uno pequeño que ofreció a su hermana y otro más generoso que se sirvió a sí mismo - cuando la guerra azote Dorne, tus tres hermanos podrán morir, debes estar preparada para ello y, en el caso que suceda, deberás ser quien gobierne Dorne
Sarella sabía claramente que su hermano no confiaba en Myriah, la veía como una Targaryen, una prolongación de su odioso marido.
- Confío en que si morimos los tres, tu serás una gran Señora. Confío en tí. - hizo una pausa para responder a sus preguntas - no se a qué nos enfrentamos, ni de donde vendrán, pero si lo que esa hija de puta roja dice es verdad, será lo suficientemente fuerte como para borrarnos del mapa
- Cinco minutos de descanso, chicos. Tenéis que actuar todos a la vez, recordad que si uno sólo la caga, moriremos todos y donde quiera que vayamos, estaré pateándole los huevos - gritó a sus hombres, con las consiguientes carcajadas de éstos, los cuales aceptaban de buena gana los comentarios de su señor.
Todavía tenía la cota de cuero húmeda, dado que había capitaneado varios simulacros de desembarco desde el amanecer, cuando vio venir a su hermana. Casi se muere ante el comentario de que era el más "centrado" de su familia.
- Si padre te escuchase decir eso se volvería a morir, Sarella. ¿Has estado bebiendo vino del Rejo? Te he dicho muchas veces que es una mierda en comparación con el nuestro y que afecta la cabeza. - la acompañó sonriente, aunque la joven pudo ver que su mirada era mucho más gris que antaño, el brillo que antes solía tener se había transformado en cierta sensación de preocupación.
Ambos caminaron unos minutos hasta el caserón en el que, por lo general solía encontrarse Mors cuando no estaba en la mar, podía divisarse toda la bahía, no tenía decoración más que vegetación autóctona y una gran fuente interior.
- El Desconocido viene a Dorne a llevarse almas con él, hermana. Toda esa mierda de la guerra de los Targaryen y los Fuegoscuro, la bruja y sus predicciones de desastre, tengo la sensación de que acabará mal - su tono cambió, mientras servía dos vasos de vino, uno pequeño que ofreció a su hermana y otro más generoso que se sirvió a sí mismo - cuando la guerra azote Dorne, tus tres hermanos podrán morir, debes estar preparada para ello y, en el caso que suceda, deberás ser quien gobierne Dorne
Sarella sabía claramente que su hermano no confiaba en Myriah, la veía como una Targaryen, una prolongación de su odioso marido.
- Confío en que si morimos los tres, tu serás una gran Señora. Confío en tí. - hizo una pausa para responder a sus preguntas - no se a qué nos enfrentamos, ni de donde vendrán, pero si lo que esa hija de puta roja dice es verdad, será lo suficientemente fuerte como para borrarnos del mapa
Mors Martell
Re: Háblame del mar, marinero (Mors Martell)
Se echó a reír escandalosamente. Bueno, no sé si serás el más centrado, pero al menos eres el más ingenioso.
Fueron caminando hacia una casita algo descuidada, llena de vegetación salvaje, pero con una fuente detrás de la cual se le fueron los ojos. Mientras su hermano hablaba, pasó las manos por el agua como un niño que hace una travesura a escondidas de sus padres: era ver una fuente y sentir la irrefrenable tentación de mojarse las manos. Estaba embelesada por su belleza cuando de los labios de su hermano salió una palabra que la hizo volver a la realidad de una sacudida. "Morir..." Recibió la frase tan brusca como una bofetada. "...Tus tres hermanos podrán morir..."
Mors, ni lo mentes, por favor. "...Tus tres hermanos podrán morir..." Eso no va a ocurrir. Desvió la mirada, intentando convencerse a sí misma de que esa frase nunca había sido pronunciada, y nunca podría pasar. "...Tus tres hermanos podrán morir..." No. Si había acudido a Mors era precisamente para poner los pies en la tierra y dejarse de pataletas de cría: era princesa, y una Martell para más señas, y se avecinaba una guerra. No podía doblarse. No podía romperse. "...Tus tres hermanos podrán morir..."
Yo no quiero ser señora de ninguna parte: el señor es Maron, y lo hace estupendamente. Yo estoy bien como estoy. Así que dejemos de hablar de cosas que no van a ocurrir. "...Tus tres hermanos podrán morir..."
Precisamente sobre esa señora quería preguntarte: la he visto dando vueltas por el castillo en un par de ocasiones y nuestro hermano anda algo... trastornado, desde que habló con ella. Algo me huele mal, Mors. Suficiente tenemos con pelearnos con los malditos ponienteños como para tener encima que aguantar dioses falsos y pantomimas. No me puedo creer que Maron les de crédito. Viendo que su hermano no parecía tan convencido como ella, se quedó mirándolo fijamente. Dime que no es cierto. Dime que Maron también desconfía de ella, o me veré obligada a robarte uno de tus remos para darle con él en la cabeza. ¿Se puede saber que siete infiernos le ha dicho?
Se cruzó de brazos y miró a Mors con incredulidad. ¿Borrarnos del mapa? No puedes estar hablando en serio... Esto es DORNE hermano. Vivimos en la maravilla de Poniente. Si tiene que desaparecer algo, que sea el resto del mapa. Oh dioses, ¿tú también la crees? Creo que el remo lo tendré que utilizar también contigo, entonces. ¿Insinúas que no estamos lo suficientemente preparados para afrontar la que se nos viene encima? Suspiró. He oído cosas muy extrañas sobre esa mujer. Dicen que habla con el fuego, o que ve cosas o qué se yo. Cada historia que escucho sobre ella me parece más descabellada. No os dejéis llevar por ella, no son más que idioteces. A saber si no la envían para confundiros y que nos autodestruyamos. Puso sus manos en las de su hermano y lo miró fíjamente. "...Tus tres hermanos podrán morir..." Esto es Dorne. Somos fuertes. Somos poderosos. La victoria será nuestra.
Fueron caminando hacia una casita algo descuidada, llena de vegetación salvaje, pero con una fuente detrás de la cual se le fueron los ojos. Mientras su hermano hablaba, pasó las manos por el agua como un niño que hace una travesura a escondidas de sus padres: era ver una fuente y sentir la irrefrenable tentación de mojarse las manos. Estaba embelesada por su belleza cuando de los labios de su hermano salió una palabra que la hizo volver a la realidad de una sacudida. "Morir..." Recibió la frase tan brusca como una bofetada. "...Tus tres hermanos podrán morir..."
Mors, ni lo mentes, por favor. "...Tus tres hermanos podrán morir..." Eso no va a ocurrir. Desvió la mirada, intentando convencerse a sí misma de que esa frase nunca había sido pronunciada, y nunca podría pasar. "...Tus tres hermanos podrán morir..." No. Si había acudido a Mors era precisamente para poner los pies en la tierra y dejarse de pataletas de cría: era princesa, y una Martell para más señas, y se avecinaba una guerra. No podía doblarse. No podía romperse. "...Tus tres hermanos podrán morir..."
Yo no quiero ser señora de ninguna parte: el señor es Maron, y lo hace estupendamente. Yo estoy bien como estoy. Así que dejemos de hablar de cosas que no van a ocurrir. "...Tus tres hermanos podrán morir..."
Precisamente sobre esa señora quería preguntarte: la he visto dando vueltas por el castillo en un par de ocasiones y nuestro hermano anda algo... trastornado, desde que habló con ella. Algo me huele mal, Mors. Suficiente tenemos con pelearnos con los malditos ponienteños como para tener encima que aguantar dioses falsos y pantomimas. No me puedo creer que Maron les de crédito. Viendo que su hermano no parecía tan convencido como ella, se quedó mirándolo fijamente. Dime que no es cierto. Dime que Maron también desconfía de ella, o me veré obligada a robarte uno de tus remos para darle con él en la cabeza. ¿Se puede saber que siete infiernos le ha dicho?
Se cruzó de brazos y miró a Mors con incredulidad. ¿Borrarnos del mapa? No puedes estar hablando en serio... Esto es DORNE hermano. Vivimos en la maravilla de Poniente. Si tiene que desaparecer algo, que sea el resto del mapa. Oh dioses, ¿tú también la crees? Creo que el remo lo tendré que utilizar también contigo, entonces. ¿Insinúas que no estamos lo suficientemente preparados para afrontar la que se nos viene encima? Suspiró. He oído cosas muy extrañas sobre esa mujer. Dicen que habla con el fuego, o que ve cosas o qué se yo. Cada historia que escucho sobre ella me parece más descabellada. No os dejéis llevar por ella, no son más que idioteces. A saber si no la envían para confundiros y que nos autodestruyamos. Puso sus manos en las de su hermano y lo miró fíjamente. "...Tus tres hermanos podrán morir..." Esto es Dorne. Somos fuertes. Somos poderosos. La victoria será nuestra.
Sarella Martell
Re: Háblame del mar, marinero (Mors Martell)
Escuchó a su hermana y media sonrisa sarcástica iluminó el rostro del mediano de los varones Martell. Seguía viéndola como una niña, como aquella que dejó en Lanza de Sol antes de partir a Costa Salada cuando era un joven o como aquella que le acogió tras la batalla de Rocagrís en la que casi muere
- Me agrada que estés tan confiada en las fuerzas de Dorne, hermana, sólo falta que nuestros enemigos y nuestro ejército también lo esté - dio un buen trago al vino - vivimos en un mundo en guerra, Sarella. Los aliados de los Fuegoscuro no son nuestros enemigos de momento, y no tengo todas conmigo de que ese psicópata Targaryen no intente ocupar nuestras tierras una vez concluya la batalla - miró fijamente a su hermana - estamos solos, y los reinos vecinos están esperando un momento de debilidad para hacerse con nuestras tierras, no lo olvides nunca.
Maron... empezaba a convertirse en un dolor de cabeza, y tenía la sensación de que su hermano mayor acabaría en las redes de aquella sacerdotisa roja, lo cual podría ser fatídico para Dorne.
- No creo en más dioses que el mar, la sal, el buen vino y las tetas de la mujer dorniense. No creo en sacerdotes, rezar es una pérdida de tiempo. Sin embargo, nuestro hermano parece creerse los cuentos de esa zorra roja, si sus predicciones son verdad, no me extrañaría que se convirtiese a su fe. De ser un engaño, espero poder utilizar su cuerpo de mascarón de proa del dromón "Princesa Sarella" si algún día lo construimos
Había viajado lo suficiente por Essos como para ver como los seguidores de aquella fe trataban a los no creyentes, en caso de que Maron se convirtiese no pasaría un día más en la península, había cosas por las cuales no estaba dispuesto a pasar.
- Sarella, en las guerras muere gente, y tus hermanos somos soldados de Dorne, por lo que hay posibilidad de morir, como puedes intuir - caminó hacia un pequeño cajón extrayendo un sobre lacrado con el escudo de los Martell y se lo pasó - ésta son mis voluntades en caso de que fallezca, el maestre de Lanza de Sol tiene un sobre igual, en caso de que no vuelva serás la encargada de hacerlo público.
Quizá sería demasiado para su hermana, pero estaba buscando una dosis de realidad, y la estaba encontrando.
- Me agrada que estés tan confiada en las fuerzas de Dorne, hermana, sólo falta que nuestros enemigos y nuestro ejército también lo esté - dio un buen trago al vino - vivimos en un mundo en guerra, Sarella. Los aliados de los Fuegoscuro no son nuestros enemigos de momento, y no tengo todas conmigo de que ese psicópata Targaryen no intente ocupar nuestras tierras una vez concluya la batalla - miró fijamente a su hermana - estamos solos, y los reinos vecinos están esperando un momento de debilidad para hacerse con nuestras tierras, no lo olvides nunca.
Maron... empezaba a convertirse en un dolor de cabeza, y tenía la sensación de que su hermano mayor acabaría en las redes de aquella sacerdotisa roja, lo cual podría ser fatídico para Dorne.
- No creo en más dioses que el mar, la sal, el buen vino y las tetas de la mujer dorniense. No creo en sacerdotes, rezar es una pérdida de tiempo. Sin embargo, nuestro hermano parece creerse los cuentos de esa zorra roja, si sus predicciones son verdad, no me extrañaría que se convirtiese a su fe. De ser un engaño, espero poder utilizar su cuerpo de mascarón de proa del dromón "Princesa Sarella" si algún día lo construimos
Había viajado lo suficiente por Essos como para ver como los seguidores de aquella fe trataban a los no creyentes, en caso de que Maron se convirtiese no pasaría un día más en la península, había cosas por las cuales no estaba dispuesto a pasar.
- Sarella, en las guerras muere gente, y tus hermanos somos soldados de Dorne, por lo que hay posibilidad de morir, como puedes intuir - caminó hacia un pequeño cajón extrayendo un sobre lacrado con el escudo de los Martell y se lo pasó - ésta son mis voluntades en caso de que fallezca, el maestre de Lanza de Sol tiene un sobre igual, en caso de que no vuelva serás la encargada de hacerlo público.
Quizá sería demasiado para su hermana, pero estaba buscando una dosis de realidad, y la estaba encontrando.
Mors Martell
Re: Háblame del mar, marinero (Mors Martell)
Pues claro que estoy confiada. Capitaneando vosotros las tropas, no debería haber ningún problema. Dio un sorbito al vino con una sonrisa. En eso no te equivocas. Ese cuñado nuestro es un psicópata... pero aunque nos pese, es el esposo de nuestra hermana, y el rey. Puso los ojos en blanco. Si es que lo llevo diciendo toda la vida: Dorne está mejor sola, y no dependiendo de un rey que nos mete en guerras. Se suponía que eso quería hacer nuestro hermano, independizarse... no sé si no se le habrá olvidado hablando con la mujer de las llamas.
¡Mors! Miró a su hermano con reproche. No seas blasfemo. ¿Y que es eso de que vas a adornar un barco que lleva mi nombre con una bruja roja? Soltó una carcajada. Qué cosas tienes, hermanito. Le revolvió el pelo.
Otra vez esa palabra... se le clavaba un cuchillo en el estómago cada vez que la oía. No podía concebir la vida sin sus hermanos. Cerró los ojos un instante y, cuando los abrió, se encontró un sobre lacrado tendido hacia ella. Lo miró con el ceño fruncido, temiendo lo que era. "No, por favor... No es justo, esto no debería pasar"...Mors... "No, tengo que controlarme. No puedo echarme a llorar, no soy una niña. Es precisamente lo que quiero demostrar". Cogió la carta de manos de su hermano con delicadeza, sin atreverse a levantar la mirada, y respiró hondo. Gracias por confiar en mí, hermano. Lo... lo haré. Te lo prometo. "No, no lo haré, porque no va a ocurrir... no puede ocurrir... pero si ocurriese..." Sonrió. Lo haré.
¡Mors! Miró a su hermano con reproche. No seas blasfemo. ¿Y que es eso de que vas a adornar un barco que lleva mi nombre con una bruja roja? Soltó una carcajada. Qué cosas tienes, hermanito. Le revolvió el pelo.
Otra vez esa palabra... se le clavaba un cuchillo en el estómago cada vez que la oía. No podía concebir la vida sin sus hermanos. Cerró los ojos un instante y, cuando los abrió, se encontró un sobre lacrado tendido hacia ella. Lo miró con el ceño fruncido, temiendo lo que era. "No, por favor... No es justo, esto no debería pasar"...Mors... "No, tengo que controlarme. No puedo echarme a llorar, no soy una niña. Es precisamente lo que quiero demostrar". Cogió la carta de manos de su hermano con delicadeza, sin atreverse a levantar la mirada, y respiró hondo. Gracias por confiar en mí, hermano. Lo... lo haré. Te lo prometo. "No, no lo haré, porque no va a ocurrir... no puede ocurrir... pero si ocurriese..." Sonrió. Lo haré.
Sarella Martell
Re: Háblame del mar, marinero (Mors Martell)
Mors le devolvió la sonrisa, y acercó una bandeja con fruta, cogió una manzana y le ofreció otra a su hermana.
- Sarella, me da igual que el rey sea nuestro cuñado - dijo mientras daba un bocado a la manzana - si no fuese marido de nuestra hermana y padre de nuestros sobrinos, sería el primero que querría su cabeza sobre una pica, antes incluso que ese bastardo del Fuegoscuro
Aquel desgraciado había violado a la difunta esposa de su hermano, además de haber humillado repetidas veces Dorne. Sin embargo, la sangre dorniense corría por las venas de sus hijos, así como por las de su mujer, suficiente para no alzar nunca su espada contra él.
- La sacerdotisa roja me preocupa también, no se por qué ha venido justo ahora a Dorne - aunque realmente, lo que le preocupaba era quién habría podido traer a aquella bruja a la península - pero lo averiguaré, no te quepa duda de ello - por un segundo puso los ojos en blanco - [b]espero que la normalidad vuelva a Dorne pronto, celebrar una fiesta como antaño, sin preocupaciones de que nos quieran invadir o que nuestros vecinos se levanten en armas.
- Sarella, me da igual que el rey sea nuestro cuñado - dijo mientras daba un bocado a la manzana - si no fuese marido de nuestra hermana y padre de nuestros sobrinos, sería el primero que querría su cabeza sobre una pica, antes incluso que ese bastardo del Fuegoscuro
Aquel desgraciado había violado a la difunta esposa de su hermano, además de haber humillado repetidas veces Dorne. Sin embargo, la sangre dorniense corría por las venas de sus hijos, así como por las de su mujer, suficiente para no alzar nunca su espada contra él.
- La sacerdotisa roja me preocupa también, no se por qué ha venido justo ahora a Dorne - aunque realmente, lo que le preocupaba era quién habría podido traer a aquella bruja a la península - pero lo averiguaré, no te quepa duda de ello - por un segundo puso los ojos en blanco - [b]espero que la normalidad vuelva a Dorne pronto, celebrar una fiesta como antaño, sin preocupaciones de que nos quieran invadir o que nuestros vecinos se levanten en armas.
Mors Martell
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