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Una visita inesperada. (Adrien)
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Una visita inesperada. (Adrien)
Aquel día salí personalmente, aunque eternamente acompañada por mi guardia y Fang, al puerto, para aprovisionar las despensas del Faro. Me gustaba comprobar el género en persona, y además, si lo comprabas directamente a los capitanes de barco, antes de que llegara a los mercados, salía todo mucho más barato, y estaba aún más fresco. Y además, si se presentaba Lady Hightower en persona, hasta te hacían regalos. Ser Lyonel Beesbury iba prácticamente pegado a mi, metido en su eterna armadura, con una mano en el pomo de la espada y una expresión adusta, a lo que se le podía sumar un ceño que siempre lucía fruncido. Debía tener unos cuarenta y tantos, y era hijo de una rama menor de la casa Florent emparentada con los Beesbury. No sabía que grado de parentesco tenía con él, pero tanto daba. Lo había escogido mi hermano por que era todo un veterano en combate y había trabajado para él como guardaespaldas con resultados sobresalientes. Era un hombre muy celoso de mi seguridad, tozudo y resabiado, pero aprendido a manejarlo bastante bien. Justo a mi lado estaba Ser Lorent, un hombre que apenas arañaba la treintena. Era epítome de la caballerosidad: apuesto, atento, cortes, tremendamente educado y amable. Era el clásico caballero de cuento, con un montón de hermosas palabras en los labios y cierto aire de galante seductor. También elegido mi hermano, no se si para protegerme, o para darme conversación...Aunque Adrien me había asegurado que era muy bueno con la espada y el escudo y brillante en justas.
A los dos últimos los había escogido yo misma. El más grandote, alto y musculoso era Hosco Jalen, poco amigo de las armaduras de metal, y armado con un espadón cuya empuñadura le llegaba a la barbilla. Era también el más silencioso, pero un excepcional guerrero, muy curtido. Y el último era un Bravosi, Hieric, un tipo delgado, de edad indefinida, agraciado y aunque aparentemente no tenía nada destacado aparte de una larga y estrecha espada, era letal, un asesino a sueldo de alta categoría, experto en la danza del agua, dagas y arquería. Me había salvado la vida años atrás bajo el argumento de que tenía los ojos más bonitos que había visto nunca y no podía permitir que desaparecieran. A pesar de ser un tipo...curioso... comprobé que era de fiar y un zalamero encantador muy astuto al que le gustaba la ropa buena y la belleza. Tras ellos iban una decena de guardias bien equipados con el escudo de los Hightower estampado en las capas.
Una vez hechas las compras, me dirigí a la calle principal, la que llevaba directamente desde la puerta principal de las murallas hacia el centro de la ciudad. Aquel era el camino más corto y más pintoresco para llegar al Faro. Me dediqué a curiosear por las diferentes tiendas, además, a los habitantes les encantaba ver de vez en cuando a los nobles de cerca, y mas si era la Señora Hightower. Me abstuve de ir a caballo para desesperación de Ser Lyonel que sospechaba de cualquiera que se nos acercara demasiado...demasiado a su juicio claro. Mientras, Ser Lorent permanecí tras de mi, comentando cosas sobre todo lo que veía para captar mi atención y tenerme entretenida. Los otros dos, permanecian a distancia, visigilantes, Hieric, con su eterna sonrisa.
Ser Lorent me recordaba un poco a mi hermano. Aunque Adrien era más marcial y serio, si era cariñoso y atento conmigo. Hacía días que no me escribía y estaba empezando a preocuparme. Me paré ante un escaparate abarrotado de velas de muy diversos colores, formas y tamaños y suspiré.
A los dos últimos los había escogido yo misma. El más grandote, alto y musculoso era Hosco Jalen, poco amigo de las armaduras de metal, y armado con un espadón cuya empuñadura le llegaba a la barbilla. Era también el más silencioso, pero un excepcional guerrero, muy curtido. Y el último era un Bravosi, Hieric, un tipo delgado, de edad indefinida, agraciado y aunque aparentemente no tenía nada destacado aparte de una larga y estrecha espada, era letal, un asesino a sueldo de alta categoría, experto en la danza del agua, dagas y arquería. Me había salvado la vida años atrás bajo el argumento de que tenía los ojos más bonitos que había visto nunca y no podía permitir que desaparecieran. A pesar de ser un tipo...curioso... comprobé que era de fiar y un zalamero encantador muy astuto al que le gustaba la ropa buena y la belleza. Tras ellos iban una decena de guardias bien equipados con el escudo de los Hightower estampado en las capas.
Una vez hechas las compras, me dirigí a la calle principal, la que llevaba directamente desde la puerta principal de las murallas hacia el centro de la ciudad. Aquel era el camino más corto y más pintoresco para llegar al Faro. Me dediqué a curiosear por las diferentes tiendas, además, a los habitantes les encantaba ver de vez en cuando a los nobles de cerca, y mas si era la Señora Hightower. Me abstuve de ir a caballo para desesperación de Ser Lyonel que sospechaba de cualquiera que se nos acercara demasiado...demasiado a su juicio claro. Mientras, Ser Lorent permanecí tras de mi, comentando cosas sobre todo lo que veía para captar mi atención y tenerme entretenida. Los otros dos, permanecian a distancia, visigilantes, Hieric, con su eterna sonrisa.
Ser Lorent me recordaba un poco a mi hermano. Aunque Adrien era más marcial y serio, si era cariñoso y atento conmigo. Hacía días que no me escribía y estaba empezando a preocuparme. Me paré ante un escaparate abarrotado de velas de muy diversos colores, formas y tamaños y suspiré.
Última edición por Enery Hightower el Dom Feb 24, 2013 8:52 am, editado 1 vez
Enery Hightower
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
Hacia algunas semanas que los ecos de la temible guerra, llegaban constantemente hasta mis oídos en Aguasclaras, y no me gustaba.
No me gustaba mucho motivos, pero sobre todo por que no sabia muy bien donde situarme, después de algunas cavilaciones, de pensarlo de manera detenida, llegue a la conclusión de que si iba a haber una guerra, era mejor escoger un bando.
Yo era un Florent, me correspondía la responsabilidad de asegurar mis posesiones, y por que no, también el Dominio, teníamos claras raíces en el lugar, nuestros antepasados habían sido señores de Aguasclaras y mucho mas.
Tome mi caballo y una leve escolta, no quería llamar la atención, si alguien preguntaba por el señor había dejado orden de que se dijese que estaba algo indispuesto, si volvían a preguntar pasados unos días, que me encontraba muy ocupado con las cosechas, si volvían a preguntar, no responder.
Salimos antes del amanecer a golpe de caballo rumbo al sur, quería reunirme con mi hermana, ella siempre tenia una sonrisa que dedicarme, y un buen consejo que darme, ademas, también quería charlar con su esposo, el era un hombre importante e influyente, quería saber cuales eran sus impresiones y sus pensamientos, eramos familia y debíamos estar unidos.
Llegamos a Antigua tras largas jornadas de viaje, entramos al amparo de la oscuridad, y esperamos pacientemente en una taberna de mala fama hasta que se hizo de día, y con los primeros rayos de sol nos deslizamos por las calles, hasta llegar al castillo de los Hightower.
Al identificarme y hacer llamar a mi hermana, me informaron de que ese día había salido hacia el mercado, una costumbre que había tomado ya viviendo en Aguasclaras.
Sonreí para mi mismo, tenia ganas de verla, muchas.
Nos despedimos con una leve inclinación de cabeza, desechamos la invitación de quedarnos allí a esperar, puesto que el señor tampoco estaba, y francamente tenia demasiadas ganas de verla como para quedarme sentado esperando.
De nuevo en la calle y ya vestidos con nuestras ropas, un jubón de ante, con un cinturón donde portábamos nuestras armas, una cota de mallas debajo de todo ello y unas botas altas, un ligero distintivo en el propio jubón indicaba quienes eramos.
Quien mas quien menos, sabia que eramos Florent, y por tanto familia de su señora, así que nos agasajaban con invitaciones y ofrecimientos, en algunos lugares un tanto obscenos, todos ellos desechados educadamente.
Por fin llegamos al mercado, me entretuve en un puesto donde había multitud de libros, me costaba creer que en una ciudad como aquella no pudiese saciar mis conocimientos en sus famosas bibliotecas, pero aun así, uno nunca sabia lo que podía encontrarse en los puestos ambulantes.
Compre un par de manzanas, una para mi y otro para uno de mis hombres, mi única escolta en aquel momento, pues los otros si habían aceptado la invitación de quedar, ademas, los quería descansados, este no seria un viaje corto.
La encontré en un puesto observando cosas, algunas las tomaba con las manos y sopesaba su calidad, otras directamente y las tocaba. Sonreí y me coloque mejor la capa, de tal manera que me cubriese por completo, me deslice despacio a través de las gentes, fingiendo una leve cogerá, hasta situarme cerca de ella, sus guardias me observaron, dos de ellos me conocían, les guiñe el ojo, los otros dos, al ver lo familiar de la situación se mantuvieron al margen.
Estaba justo sobre ella, cuando susurre en su oído.
-mi señora...tal vez pueda ofreceros algo en mi puesto.
Espera hasta que se giro para abrir la capa y mostrarme, la sonreí ampliamente.
No me gustaba mucho motivos, pero sobre todo por que no sabia muy bien donde situarme, después de algunas cavilaciones, de pensarlo de manera detenida, llegue a la conclusión de que si iba a haber una guerra, era mejor escoger un bando.
Yo era un Florent, me correspondía la responsabilidad de asegurar mis posesiones, y por que no, también el Dominio, teníamos claras raíces en el lugar, nuestros antepasados habían sido señores de Aguasclaras y mucho mas.
Tome mi caballo y una leve escolta, no quería llamar la atención, si alguien preguntaba por el señor había dejado orden de que se dijese que estaba algo indispuesto, si volvían a preguntar pasados unos días, que me encontraba muy ocupado con las cosechas, si volvían a preguntar, no responder.
Salimos antes del amanecer a golpe de caballo rumbo al sur, quería reunirme con mi hermana, ella siempre tenia una sonrisa que dedicarme, y un buen consejo que darme, ademas, también quería charlar con su esposo, el era un hombre importante e influyente, quería saber cuales eran sus impresiones y sus pensamientos, eramos familia y debíamos estar unidos.
Llegamos a Antigua tras largas jornadas de viaje, entramos al amparo de la oscuridad, y esperamos pacientemente en una taberna de mala fama hasta que se hizo de día, y con los primeros rayos de sol nos deslizamos por las calles, hasta llegar al castillo de los Hightower.
Al identificarme y hacer llamar a mi hermana, me informaron de que ese día había salido hacia el mercado, una costumbre que había tomado ya viviendo en Aguasclaras.
Sonreí para mi mismo, tenia ganas de verla, muchas.
Nos despedimos con una leve inclinación de cabeza, desechamos la invitación de quedarnos allí a esperar, puesto que el señor tampoco estaba, y francamente tenia demasiadas ganas de verla como para quedarme sentado esperando.
De nuevo en la calle y ya vestidos con nuestras ropas, un jubón de ante, con un cinturón donde portábamos nuestras armas, una cota de mallas debajo de todo ello y unas botas altas, un ligero distintivo en el propio jubón indicaba quienes eramos.
Quien mas quien menos, sabia que eramos Florent, y por tanto familia de su señora, así que nos agasajaban con invitaciones y ofrecimientos, en algunos lugares un tanto obscenos, todos ellos desechados educadamente.
Por fin llegamos al mercado, me entretuve en un puesto donde había multitud de libros, me costaba creer que en una ciudad como aquella no pudiese saciar mis conocimientos en sus famosas bibliotecas, pero aun así, uno nunca sabia lo que podía encontrarse en los puestos ambulantes.
Compre un par de manzanas, una para mi y otro para uno de mis hombres, mi única escolta en aquel momento, pues los otros si habían aceptado la invitación de quedar, ademas, los quería descansados, este no seria un viaje corto.
La encontré en un puesto observando cosas, algunas las tomaba con las manos y sopesaba su calidad, otras directamente y las tocaba. Sonreí y me coloque mejor la capa, de tal manera que me cubriese por completo, me deslice despacio a través de las gentes, fingiendo una leve cogerá, hasta situarme cerca de ella, sus guardias me observaron, dos de ellos me conocían, les guiñe el ojo, los otros dos, al ver lo familiar de la situación se mantuvieron al margen.
Estaba justo sobre ella, cuando susurre en su oído.
-mi señora...tal vez pueda ofreceros algo en mi puesto.
Espera hasta que se giro para abrir la capa y mostrarme, la sonreí ampliamente.
Adrien Florent
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
Todo iba bien, hasta que noté algo que empezó a incomodarme. Una presencia se cernía sobre mi por mi espalda, y sin embargo no era ninguna de mis escoltas, eso seguro, no tenían necesidad de acercarse tanto a mi, y sin embargo, tampoco habían detenido al que estaba haciéndolo. Me giré cautelosamente hacia la figura y retrocedí lo que pude hasta darme contra la mesa del puesto. Di un rápido repaso a la figura del hombre que tenía delante, que prácticamente era una figura envuelta en una capa.
-No...-deje escapar con el ceño ligeramente fruncido, mientras llevaba la mano hasta una fina abertura que tenía en el vestido, que me permitía coger la empuñadura de la daga que llevaba oculta.
Pero reconocí su voz prácticamente al instante y una sonrisa se dibujó al momento en mi rostro. Cuando el desconocido se quitó la capucha, mis ojos se iluminaron. Podía obviar que no me hubiese enviado Cuervos durante una larga temporada, porque al menos había venido a verme...sin avisar, pero eso no era tampoco nada nuevo. Pero en vez de darle un abrazo así de primeras, le pegué un empujoncito en el hombro y apreté ligeramnete los labios en una mueca de fingido disgusto.
-¡Eres tonto!- dije con un tono entre travieso e indignado- ¿Y si te hubiese herido por error que?- dije con gesto risueño.
Él sabía a que me refería, a fin de cuentas él había tenido la idea de entrenarme con las dagas. Me reí y abrí los brazos. Le abrace por el cuello y abrace con fuerza. Le llené la mejilla de besos y me aparté un poco. Tenía sentido por que mi escolta no se había movido ni hecho nada. Lorent nos miraba con una sonrisilla en los labios, Hosco permanecía inmutable, como siempre, y Ser Lyonel hasta parecía un poco más relajado. Siempre le había gustado mi hermano y sabía lo diestro que era con las armas, lo cual le tranquilizaba ostensiblemente. Hieric permanecía tras Hosco, con su rostro tranquilo y su eterna sonrisa encantadora. Había otro hombre con mi hermano. Imaginé que su escolta. Suspiré, siempre solía ir un poco ligero de guardaespaldas, o al menos no llevaba toda la que me gustaría.
-¡Me alegro de verte hermanito!.- mi sonrisa se redujo un poco y acerque mi rostro al suyo hasta quedar a unos centímetros de él- Tanto que hasta pasaré por alto que no me enviaras ningún cuervo en estas últimas semanas...-dije con cierto tono de reproche. Entonces me puse de puntillas y le besé en la frente- Me alegro tanto de que estés aquí...- le miré un momento a los ojos y me puse a su lado para tomarle del brazo. Entrelazando los dedos de mi mano sobre su antebrazo.- ¿Volvemos a Torre Alta? ¿O te apetece dar un paseo? Puedo mandar un mensaje a Svenar diciendo que me retraso si es necesario.- no creía que me necesitase, pero si me retrasaba siempre le enviaba mensajes avisando para que no se preocupara.
Tiré de él hasta llevarlo a la calle principal. Mis escoltas, Ser Lyonel y Ser Lorent, hicieron una respetuosa reverencia a mi hermano, Hosco una tensa y escueta y Hieric usaba su elegancia natural para esconder una reverencia distendida y sin entusiasmo, no eran muy dados a la etiqueta esos dos.
-Dime hermano ¿Cómo va todo en Aguasclaras?- comenté de forma que solo me escuchara él. Mientras Ser Lyonel y Ser Florent, iban delante nuestra abriéndonos paso.
Muchas mujeres miraban a mi hermano a hurtadillas, con más o menor disimulo. A mi los hombres ya no me miraban tanto, pues mi marido les intimidaban y sabían que no tenían nada que hacer conmigo. Tanto nobles como plebeyos. Apoyé la cabeza en el hombro de mi hermano, sin soltarle el brazo, y suspiré. Teníamos mucho de que hablar, y sin embargo, presentía que uno de los motivos por los que se había presentado de improviso, era la guerra, o más bien, estaba prácticamente segura. Me sentía segura, como cuando eramos pequeños cuando estaba cerca de mí.
-No...-deje escapar con el ceño ligeramente fruncido, mientras llevaba la mano hasta una fina abertura que tenía en el vestido, que me permitía coger la empuñadura de la daga que llevaba oculta.
Pero reconocí su voz prácticamente al instante y una sonrisa se dibujó al momento en mi rostro. Cuando el desconocido se quitó la capucha, mis ojos se iluminaron. Podía obviar que no me hubiese enviado Cuervos durante una larga temporada, porque al menos había venido a verme...sin avisar, pero eso no era tampoco nada nuevo. Pero en vez de darle un abrazo así de primeras, le pegué un empujoncito en el hombro y apreté ligeramnete los labios en una mueca de fingido disgusto.
-¡Eres tonto!- dije con un tono entre travieso e indignado- ¿Y si te hubiese herido por error que?- dije con gesto risueño.
Él sabía a que me refería, a fin de cuentas él había tenido la idea de entrenarme con las dagas. Me reí y abrí los brazos. Le abrace por el cuello y abrace con fuerza. Le llené la mejilla de besos y me aparté un poco. Tenía sentido por que mi escolta no se había movido ni hecho nada. Lorent nos miraba con una sonrisilla en los labios, Hosco permanecía inmutable, como siempre, y Ser Lyonel hasta parecía un poco más relajado. Siempre le había gustado mi hermano y sabía lo diestro que era con las armas, lo cual le tranquilizaba ostensiblemente. Hieric permanecía tras Hosco, con su rostro tranquilo y su eterna sonrisa encantadora. Había otro hombre con mi hermano. Imaginé que su escolta. Suspiré, siempre solía ir un poco ligero de guardaespaldas, o al menos no llevaba toda la que me gustaría.
-¡Me alegro de verte hermanito!.- mi sonrisa se redujo un poco y acerque mi rostro al suyo hasta quedar a unos centímetros de él- Tanto que hasta pasaré por alto que no me enviaras ningún cuervo en estas últimas semanas...-dije con cierto tono de reproche. Entonces me puse de puntillas y le besé en la frente- Me alegro tanto de que estés aquí...- le miré un momento a los ojos y me puse a su lado para tomarle del brazo. Entrelazando los dedos de mi mano sobre su antebrazo.- ¿Volvemos a Torre Alta? ¿O te apetece dar un paseo? Puedo mandar un mensaje a Svenar diciendo que me retraso si es necesario.- no creía que me necesitase, pero si me retrasaba siempre le enviaba mensajes avisando para que no se preocupara.
Tiré de él hasta llevarlo a la calle principal. Mis escoltas, Ser Lyonel y Ser Lorent, hicieron una respetuosa reverencia a mi hermano, Hosco una tensa y escueta y Hieric usaba su elegancia natural para esconder una reverencia distendida y sin entusiasmo, no eran muy dados a la etiqueta esos dos.
-Dime hermano ¿Cómo va todo en Aguasclaras?- comenté de forma que solo me escuchara él. Mientras Ser Lyonel y Ser Florent, iban delante nuestra abriéndonos paso.
Muchas mujeres miraban a mi hermano a hurtadillas, con más o menor disimulo. A mi los hombres ya no me miraban tanto, pues mi marido les intimidaban y sabían que no tenían nada que hacer conmigo. Tanto nobles como plebeyos. Apoyé la cabeza en el hombro de mi hermano, sin soltarle el brazo, y suspiré. Teníamos mucho de que hablar, y sin embargo, presentía que uno de los motivos por los que se había presentado de improviso, era la guerra, o más bien, estaba prácticamente segura. Me sentía segura, como cuando eramos pequeños cuando estaba cerca de mí.
Enery Hightower
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
Cuando se giro hacia mi, note un halo de felicidad que me inundaba por completo, era una gran sensación poder tenerla frente a mi y sentir eso de nuevo, tras tantos días llenos de preocupaciones y desasosiegos, así que simplemente me deje llevar, y no pude evitar reírme.
Luego nuestros cuerpos se encontraron en un fuerte abrazo, y hay fue cuando note mas que nunca, lo mucho que la echaba de menos, y lo lejos que nos encontrábamos ahora, aun así, era una grata sensación poder pensar, que estuviese donde estuviésemos, o pasásemos por lo que pasásemos, nosotros siempre estaríamos el uno al lado del otro, por que solo bastaba con una llamada para que nos volviéramos a encontrar de nuevo, una vez mas.
Me tomo del brazo y comenzamos a caminar por el mercado, mientras nuestra guardia nos iba abriendo paso, todo el mundo nos miraba, algunos hacían leves inclinaciones de cabeza, muchas damas me dedicaban radiantes sonrisas que siempre eran correspondidas, hasta a las mas descaras les pude dedicar un guiño de ojos, pero las palabras de mi hermana, me sacaron de ese juego de niños, ahora ya tan lejano aquel tiempo.
-se que no me hubieses herido, te entrene bien, tan bien como para saber cuando hay una amenaza de verdad y cuando no- la sonreí para tranquilizarla- he estado muy ocupado en los últimos tiempos, se que sabrás disculparme, y puedo prometer que no sucederá de nuevo, para ti siempre tendré tiempo de escribir unas lineas bien trazadas sobre el papel.
Pasamos junto a un par de puestos, donde un hombre vendía las maravillas del acero de sus espadas, con un rápido vistazo pude comprobar que eran unas espadas mas llamativas que útiles, los guardamanos no parecía de mala calidad pero el acero estaba mal templado.
-tendrás que mejor mucho ese acero, se acercan buenos tiempos para vuestro oficio.
Me volví hacia mi hermana para dedicarla una sonrisa de complicidad, mas para tratar de escurrir el bulto de que era lo que ocultaban mis palabras que para otra cosa, el hombre por su parte trato de venderme una, insistiendo en que era un buen acero, finalmente nos deshicimos de el sin demasiado problema.
-Aguasclaras esta bien, aun que tu ausencia se deja notar mucho mi querida hermana, hay días en los que el castillo esta lleno de gente pero me siento solo- sonreí despacio- no tenia que haber dejado que te casaras- bromee divertido riendo un poco- continuemos el paseo, ya habrá tiempo de encontrarnos con tu esposo, quiero estos momento solo para nosotros, te he echado mucho de menos.
Salimos del mercado retirándonos a una parte de la ciudad, algo mas tranquila donde poder conversar, mas tranquilamente.
Luego nuestros cuerpos se encontraron en un fuerte abrazo, y hay fue cuando note mas que nunca, lo mucho que la echaba de menos, y lo lejos que nos encontrábamos ahora, aun así, era una grata sensación poder pensar, que estuviese donde estuviésemos, o pasásemos por lo que pasásemos, nosotros siempre estaríamos el uno al lado del otro, por que solo bastaba con una llamada para que nos volviéramos a encontrar de nuevo, una vez mas.
Me tomo del brazo y comenzamos a caminar por el mercado, mientras nuestra guardia nos iba abriendo paso, todo el mundo nos miraba, algunos hacían leves inclinaciones de cabeza, muchas damas me dedicaban radiantes sonrisas que siempre eran correspondidas, hasta a las mas descaras les pude dedicar un guiño de ojos, pero las palabras de mi hermana, me sacaron de ese juego de niños, ahora ya tan lejano aquel tiempo.
-se que no me hubieses herido, te entrene bien, tan bien como para saber cuando hay una amenaza de verdad y cuando no- la sonreí para tranquilizarla- he estado muy ocupado en los últimos tiempos, se que sabrás disculparme, y puedo prometer que no sucederá de nuevo, para ti siempre tendré tiempo de escribir unas lineas bien trazadas sobre el papel.
Pasamos junto a un par de puestos, donde un hombre vendía las maravillas del acero de sus espadas, con un rápido vistazo pude comprobar que eran unas espadas mas llamativas que útiles, los guardamanos no parecía de mala calidad pero el acero estaba mal templado.
-tendrás que mejor mucho ese acero, se acercan buenos tiempos para vuestro oficio.
Me volví hacia mi hermana para dedicarla una sonrisa de complicidad, mas para tratar de escurrir el bulto de que era lo que ocultaban mis palabras que para otra cosa, el hombre por su parte trato de venderme una, insistiendo en que era un buen acero, finalmente nos deshicimos de el sin demasiado problema.
-Aguasclaras esta bien, aun que tu ausencia se deja notar mucho mi querida hermana, hay días en los que el castillo esta lleno de gente pero me siento solo- sonreí despacio- no tenia que haber dejado que te casaras- bromee divertido riendo un poco- continuemos el paseo, ya habrá tiempo de encontrarnos con tu esposo, quiero estos momento solo para nosotros, te he echado mucho de menos.
Salimos del mercado retirándonos a una parte de la ciudad, algo mas tranquila donde poder conversar, mas tranquilamente.
Adrien Florent
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
Arqueé suavemente las cejas ante su comentario. Estaba claro que le perdonaría el no haberme escrito, pues estaba convencida que tenía muy buenos motivos para ello...como la guerra inminente a la que nos acercábamos de forma inexorable. Estaba muy preocupada por la reunión de los lores, la carta que habíamos recibido a principios de mes...No me fiaba de Garlan Tyrell, en realidad no me fiaba de nadie. En tiempos de odio todo estaba permitido, y temía que Svenar saliera...muy mal parado de todo aquello en el aso de que saliese. Suspiré e intenté alejar esos pensamientos de mi cabeza. Por el momento todo había ido bien, pero que mi hermano también fuera no me agradaba. No podía soportar la idea de perderlos a ambos. Muchas cosas podía salir mal durante aquella reunión.
Salí de mi mutismo cuando Adrien hizo un comentario a un comerciante de armas acerca de los filos que vendía. Me acerqué a mirar y cogí uno de los puñales de elaborada empuñadura dorada que había en el mostrador. No me pareció un arma cómoda, ni bien equilibrada, ni un buen acero, y lo sabía bien por que había empuñado justo lo contrario y especialmente hechas para mi. Le devolví la sonrisa a mi hermano.
Me sentí halagada cuando mencionó que me echaba de menos. También recordé su cara cuando se enteró de que iba a casarme, mientras que mis padres estaban muy contentos por mi conveniente casamiento, el estaba decaído.
-Podríamos ir a un sitio que hay cerca de aquí. Ven...te gustará...-Le cogí del brazo de nuevo y le llevé hasta una calle ancha que conectaba con la principal.
Estaba llena de escaparates de plantas y flores, listas para que las mujeres las compraran y adornaran los balcones de sus casas y las estancias de las mismas con ellas. El aire rebosaba aromas fragantes. Las flores tenían hermosos colores, y resaltaban sobre el verdor general. Al pasar frente a una tienda especialmente grande y luminosa, uno de los chicos que me traía los pedidos por encargo y que me asesoraba acerca de jardinería me regaló un tulipán amarillo. Le dí las gracias con una sonrisa y seguimos caminando hasta un establecimiento bastante grande cuyo cartel era una abeja con unos ojos enormes abrazada a un pedazo de panal que chorreaba miel. El escaparate rebosaba frascos del miel de diferentes clases, dulces que tenían como ingrediente esa maravillosa sustancia. Entramos y rápidamente nos atendió la encargada del local. Aquella tienda pertenecía a uno de mis parientes Beesbury. Mandé a Hieric para que avisara a Svenar de con quien me encontraba, donde y cuando regresaría.
La mujer nos saludó con profundas reverencias, pues era habitual que me pasara por aquel local y sabía perfectamente quien era. Le presenté a mi hermano y por un momento pensé que se desmayaría de la emoción. Al final nos llevó a un reservado y pedí que nos sirviera algo de beber y pasteles de miel. A mi me trajeron té y a mi hermano vino. Tomé asiento en la cómoda silla frente a mi hermano y después de que Ser Lorent probara todo lo que habíamos pedido para evitar los venenos, esperé un rato antes de tocar nada. Era muy escrupulosa con mi seguridad y la de los míos. Me serví una taza de té en una fina taza de porcelana y le dí vueltas con una pequeña cucharilla para que se fuera enfriando. Mi rostro se ensombreció un poco y me puse seria una vez solos.
-¿Te ha mandado Daeron algún cuervo últimamente hermano?- pregunté sin más rodeos.
Podía imaginarme lo que le había prometido de mandarle algún cuervo a cambio de su apoyo. No le pregunté sobre el cuervo de Garlan, seguro que lo había recibido, ya habría tiempo para hablar de ellos más adelante.
Salí de mi mutismo cuando Adrien hizo un comentario a un comerciante de armas acerca de los filos que vendía. Me acerqué a mirar y cogí uno de los puñales de elaborada empuñadura dorada que había en el mostrador. No me pareció un arma cómoda, ni bien equilibrada, ni un buen acero, y lo sabía bien por que había empuñado justo lo contrario y especialmente hechas para mi. Le devolví la sonrisa a mi hermano.
Me sentí halagada cuando mencionó que me echaba de menos. También recordé su cara cuando se enteró de que iba a casarme, mientras que mis padres estaban muy contentos por mi conveniente casamiento, el estaba decaído.
-Podríamos ir a un sitio que hay cerca de aquí. Ven...te gustará...-Le cogí del brazo de nuevo y le llevé hasta una calle ancha que conectaba con la principal.
Estaba llena de escaparates de plantas y flores, listas para que las mujeres las compraran y adornaran los balcones de sus casas y las estancias de las mismas con ellas. El aire rebosaba aromas fragantes. Las flores tenían hermosos colores, y resaltaban sobre el verdor general. Al pasar frente a una tienda especialmente grande y luminosa, uno de los chicos que me traía los pedidos por encargo y que me asesoraba acerca de jardinería me regaló un tulipán amarillo. Le dí las gracias con una sonrisa y seguimos caminando hasta un establecimiento bastante grande cuyo cartel era una abeja con unos ojos enormes abrazada a un pedazo de panal que chorreaba miel. El escaparate rebosaba frascos del miel de diferentes clases, dulces que tenían como ingrediente esa maravillosa sustancia. Entramos y rápidamente nos atendió la encargada del local. Aquella tienda pertenecía a uno de mis parientes Beesbury. Mandé a Hieric para que avisara a Svenar de con quien me encontraba, donde y cuando regresaría.
La mujer nos saludó con profundas reverencias, pues era habitual que me pasara por aquel local y sabía perfectamente quien era. Le presenté a mi hermano y por un momento pensé que se desmayaría de la emoción. Al final nos llevó a un reservado y pedí que nos sirviera algo de beber y pasteles de miel. A mi me trajeron té y a mi hermano vino. Tomé asiento en la cómoda silla frente a mi hermano y después de que Ser Lorent probara todo lo que habíamos pedido para evitar los venenos, esperé un rato antes de tocar nada. Era muy escrupulosa con mi seguridad y la de los míos. Me serví una taza de té en una fina taza de porcelana y le dí vueltas con una pequeña cucharilla para que se fuera enfriando. Mi rostro se ensombreció un poco y me puse seria una vez solos.
-¿Te ha mandado Daeron algún cuervo últimamente hermano?- pregunté sin más rodeos.
Podía imaginarme lo que le había prometido de mandarle algún cuervo a cambio de su apoyo. No le pregunté sobre el cuervo de Garlan, seguro que lo había recibido, ya habría tiempo para hablar de ellos más adelante.
Enery Hightower
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
Caminamos por las calles dejándome llevar por ella, pero sin soltar su brazo, la quería cerca, la echaba mucho de menos y en ese momento, me costaba trabajo, mucho trabajo, el soltar su brazo.
Nos detuvimos delante de una tienda de flores, un chico joven le regalo una flor, mi hermana le dedico una gran sonrisa, una de esas sonrisas que solo ella era capaz de llegar a recrear para alguien.
Entramos luego en un establecimiento, me presento a la dueña, y con la mejor de mi cortesía la salude, para luego sentarnos en una mesa reservada, y alejada de los demás.
Nos trajeron vino para mi, y te para ella, luego también nos trajeron una bandeja con algo de comida, tenia el estomago algo revuelto así que no toque nada, necesitaba descansar primero, pero antes mi mente pedía a gritos un confidente, y agradecí la manera directa de mi hermana de entrar a tratar el tema.
-si, lo hizo no hace mucho, aun no le he respondido, primero quería hablar contigo, aun que tu ahora ya no seas una Florent, el destino de nuestra familia también te afecta, mi intención era la de hablar contigo y con Svenar, mantener una política común, somos familia y me gustaría que estuviésemos en el mismo bando llegado el momento.
Me relaje un poco mas, poder hablar con ella de estas cosas me quitaba un gran peso de encima y lo agradecía, tome un largo trago de vino y luego la mire a los ojos, quizás tratando de discernir que poblaba su mente en aquellos momentos.
-he pensado en responder al rey dándole mi apoyo, recordando le la traición de los Tyrell, y como los criados se han vuelto de nuevo, contra la mano que les da de comer, también he pensado en que si tanto me ofrece como bien dice en su carta, que mejor manera que sellar algo así, que con un matrimonio, yo aun estoy soltero y seria un gran paso.
Deje caer mis palabras poco a poco, esperando que mi hermana las fuese recogiendo con la misma velocidad que lo hacia siempre, y las asimilase para poder darme algún consejo, la decisión final siempre seria mía, pero dos mentes piensan mas que una sola, al igual que cuatro ojos ven mas que dos.
Nos detuvimos delante de una tienda de flores, un chico joven le regalo una flor, mi hermana le dedico una gran sonrisa, una de esas sonrisas que solo ella era capaz de llegar a recrear para alguien.
Entramos luego en un establecimiento, me presento a la dueña, y con la mejor de mi cortesía la salude, para luego sentarnos en una mesa reservada, y alejada de los demás.
Nos trajeron vino para mi, y te para ella, luego también nos trajeron una bandeja con algo de comida, tenia el estomago algo revuelto así que no toque nada, necesitaba descansar primero, pero antes mi mente pedía a gritos un confidente, y agradecí la manera directa de mi hermana de entrar a tratar el tema.
-si, lo hizo no hace mucho, aun no le he respondido, primero quería hablar contigo, aun que tu ahora ya no seas una Florent, el destino de nuestra familia también te afecta, mi intención era la de hablar contigo y con Svenar, mantener una política común, somos familia y me gustaría que estuviésemos en el mismo bando llegado el momento.
Me relaje un poco mas, poder hablar con ella de estas cosas me quitaba un gran peso de encima y lo agradecía, tome un largo trago de vino y luego la mire a los ojos, quizás tratando de discernir que poblaba su mente en aquellos momentos.
-he pensado en responder al rey dándole mi apoyo, recordando le la traición de los Tyrell, y como los criados se han vuelto de nuevo, contra la mano que les da de comer, también he pensado en que si tanto me ofrece como bien dice en su carta, que mejor manera que sellar algo así, que con un matrimonio, yo aun estoy soltero y seria un gran paso.
Deje caer mis palabras poco a poco, esperando que mi hermana las fuese recogiendo con la misma velocidad que lo hacia siempre, y las asimilase para poder darme algún consejo, la decisión final siempre seria mía, pero dos mentes piensan mas que una sola, al igual que cuatro ojos ven mas que dos.
Adrien Florent
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
Cogí una de las pastas con un brillante corazón de miel en la superficie y la mordí. Escuché las palabras de mi hermano...la promesa del rey seguro que consistía en dale el control del Dominio, de forma que los nuevos señores serían los Florent. Yo no era una persona en exceso ambiciosa, además, ya no era una Florent, mi destino estaba unido al de Svenar. Por no mencionar que había sido doncella de Anais. Aunque podía entender el afán de mi hermano por desbancar a los Tyrell, ambos habíamos sido criados bajo los mismos latiguillos, y los ceños fruncidos de padre ante la mención del apellido Tyrell. Pero estaba convencida de que, de las muchas charlas que tuvo mi hermano a solas con él, le recordó con más ahínco el deseo de la familia, su derecho por tener más Gardener. A mi no me habían adoctrinado tanto en esas ideas, pues yo estaba destinada a cambiar de apellido y de casa, pero tenía muy claro que es lo que estaba pensando mi hermano en aquel momento y que realmente ansiaba ese destino, pues le conocía mejor que nadie sobre la tierra.
Tomé la taza por la pequeña asa y bebí un sorbo de la aromática infusión. Aún recordaba como si fuera ayer la cara de miedo y preocupación de mi madre cuando los Tyrell me reclamaron como "doncella- rehén" para su hija cuando tenía unos diez años. Pero sobretodo recuerdo la cara de furia contenida de mi padre, y la rápida y vehemente charla que me dio acerca de lo mucho que debía desconfiar de los Tyrell. Tan pequeña como era, mucha de esa rabia consiguió más impresionarme que calar realmente, por que aún no había desarrollado las destrezas intelectuales suficientes como para entender mucho del odio que se producía a mi alrededor. Estoy convencida, que la propuesta de matrimonio de Svenar fue en parte aceptada para tener una escusa que me sacase de la tutela Tyrell. Aunque debo decir que el recuerdo que guardaba de mi estancia entre ellos no fue hostil.
-Seguro que Svenar también quiere hablar contigo y sin duda...estamos todos en el mismo bando, aunque por razones diferentes... Svenar es amigo personal del Príncipe Baelor.- dejé la taza suavemente sobre su platito- Apoyar a los Targaryen es sin duda lo que más conviene a los Florent. Ambos sabemos cual era el sueño de padre... y de todas las generaciones pasadas desde la caída de los Gardener....- la mención del matrimonio me hizo fruncir ligeramente el ceño- ¿matrimonio? ¿estás pensando en alguien es especial?- no creía que se refiriera a la princesa Aelinor, seguro que su padre ya había prometido su mano a otros aliados e igualmente, no creía que la cosa fuera tan sencilla.- Desde luego, sería muy adecuado que contrajeses matrimonio, teniendo en cuenta que eres su único heredero- "y si dejases un heredero antes de la guerra...pero ya es tarde para eso"- Estoy a favor de enviar ese cuervo al rey...pero a partir de ese momento, debes ser sumamente cauteloso, sabes cual es la tendencia general al Norte del Dominio.
Me metí otra pasta en la boca y me supo amarga, como siempre que la guerra me rondaba la cabeza. Antes que apoyar a Daeron, era fiel a mis seres queridos, y aquella guerra amenazaba con arrancármelos y eso es lo que más odiaba de todo aquello... el no volver a verlos nunca más.
Tomé la taza por la pequeña asa y bebí un sorbo de la aromática infusión. Aún recordaba como si fuera ayer la cara de miedo y preocupación de mi madre cuando los Tyrell me reclamaron como "doncella- rehén" para su hija cuando tenía unos diez años. Pero sobretodo recuerdo la cara de furia contenida de mi padre, y la rápida y vehemente charla que me dio acerca de lo mucho que debía desconfiar de los Tyrell. Tan pequeña como era, mucha de esa rabia consiguió más impresionarme que calar realmente, por que aún no había desarrollado las destrezas intelectuales suficientes como para entender mucho del odio que se producía a mi alrededor. Estoy convencida, que la propuesta de matrimonio de Svenar fue en parte aceptada para tener una escusa que me sacase de la tutela Tyrell. Aunque debo decir que el recuerdo que guardaba de mi estancia entre ellos no fue hostil.
-Seguro que Svenar también quiere hablar contigo y sin duda...estamos todos en el mismo bando, aunque por razones diferentes... Svenar es amigo personal del Príncipe Baelor.- dejé la taza suavemente sobre su platito- Apoyar a los Targaryen es sin duda lo que más conviene a los Florent. Ambos sabemos cual era el sueño de padre... y de todas las generaciones pasadas desde la caída de los Gardener....- la mención del matrimonio me hizo fruncir ligeramente el ceño- ¿matrimonio? ¿estás pensando en alguien es especial?- no creía que se refiriera a la princesa Aelinor, seguro que su padre ya había prometido su mano a otros aliados e igualmente, no creía que la cosa fuera tan sencilla.- Desde luego, sería muy adecuado que contrajeses matrimonio, teniendo en cuenta que eres su único heredero- "y si dejases un heredero antes de la guerra...pero ya es tarde para eso"- Estoy a favor de enviar ese cuervo al rey...pero a partir de ese momento, debes ser sumamente cauteloso, sabes cual es la tendencia general al Norte del Dominio.
Me metí otra pasta en la boca y me supo amarga, como siempre que la guerra me rondaba la cabeza. Antes que apoyar a Daeron, era fiel a mis seres queridos, y aquella guerra amenazaba con arrancármelos y eso es lo que más odiaba de todo aquello... el no volver a verlos nunca más.
Enery Hightower
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
Escuche detenidamente sus palabras sopesándolas según las iba diciendo, mi hermana para alguna de esas gratificantes casualidades de la vida, era mi mejor aliada en todo, ademas, era muy aguda y no se le escapaba una.
Pero yo todo eso ya lo sabia antes de que se casase con su actual esposo, sin embargo en aquella conversación estaba viendo algo mas de ella, quizás mucho mas de lo que esperaba, pero todo ello, me agradaba sobremanera.
Pose mi copa sobre la mesa sin apenas mojar los labios, y acto seguido tome su mano y la sonreí.
-estas distinta, y sin embargo igualmente adorable, Aguasclaras estará en buenas manos en caso de que yo falte.
Su comentario sobre mi descendiente era algo que me gusto, ambos sabíamos que debería de haberme casado hacia mucho tiempo, pero por así decir, yo era un topo solitario la mayor parte del tiempo, y la otra parte del tiempo prefería otras actividades antes que andar de corte en corte lamiendo el culo a cualquier noble dándoselas de importante.
Aun así, ella tenia razón.
-le enviare el mensaje en cuanto vuelva a casa, y por mi parte no os habréis de preocupar, esta todo controlado, soy un hombre muy discreto, temo que hasta ni siquiera los Tyrell sepan quien soy- bromee al final riendo un poco.
Solté su mano con una suave caricia antes de tomar otro trago de vino, observar a mi alrededor, y preguntarme una vez mas, por que me gustaba tanto Antigua.
Era la ciudad mas hermosa que yo había visto jamas, y eso que había viajado mucho, aun así, Antigua era la ciudad en la que pensaba con mayor frecuencia, quizás motivado por el echo de que alli habitaba la persona que mas me importaba sobre la faz de la tierra.
Los siete la protejan siempre, a ella y a sus seres queridos.
-la verdad es que no había pensado aun en nadie, pero lo que voy teniendo claro poco a poco, es que mi sueño idealista de casarme por amor, se vera truncado por un matrimonio de conveniencia, que tal vez no este tan mal, tu mi querida hermana has encontrado el amor en Svenar, los siete le protejan siempre.
La mire a los ojos y luego hice un breve comentario bastante rápido, casi sin darle la verdadera importancia que tenia.
- he dejado por escrito que en caso de morir en la guerra, o de morir sin tener sucesor legitimo, tu y Svenar heredéis Aguasclaras, me gusta este vino, es de vuestra cosecha?
Pero yo todo eso ya lo sabia antes de que se casase con su actual esposo, sin embargo en aquella conversación estaba viendo algo mas de ella, quizás mucho mas de lo que esperaba, pero todo ello, me agradaba sobremanera.
Pose mi copa sobre la mesa sin apenas mojar los labios, y acto seguido tome su mano y la sonreí.
-estas distinta, y sin embargo igualmente adorable, Aguasclaras estará en buenas manos en caso de que yo falte.
Su comentario sobre mi descendiente era algo que me gusto, ambos sabíamos que debería de haberme casado hacia mucho tiempo, pero por así decir, yo era un topo solitario la mayor parte del tiempo, y la otra parte del tiempo prefería otras actividades antes que andar de corte en corte lamiendo el culo a cualquier noble dándoselas de importante.
Aun así, ella tenia razón.
-le enviare el mensaje en cuanto vuelva a casa, y por mi parte no os habréis de preocupar, esta todo controlado, soy un hombre muy discreto, temo que hasta ni siquiera los Tyrell sepan quien soy- bromee al final riendo un poco.
Solté su mano con una suave caricia antes de tomar otro trago de vino, observar a mi alrededor, y preguntarme una vez mas, por que me gustaba tanto Antigua.
Era la ciudad mas hermosa que yo había visto jamas, y eso que había viajado mucho, aun así, Antigua era la ciudad en la que pensaba con mayor frecuencia, quizás motivado por el echo de que alli habitaba la persona que mas me importaba sobre la faz de la tierra.
Los siete la protejan siempre, a ella y a sus seres queridos.
-la verdad es que no había pensado aun en nadie, pero lo que voy teniendo claro poco a poco, es que mi sueño idealista de casarme por amor, se vera truncado por un matrimonio de conveniencia, que tal vez no este tan mal, tu mi querida hermana has encontrado el amor en Svenar, los siete le protejan siempre.
La mire a los ojos y luego hice un breve comentario bastante rápido, casi sin darle la verdadera importancia que tenia.
- he dejado por escrito que en caso de morir en la guerra, o de morir sin tener sucesor legitimo, tu y Svenar heredéis Aguasclaras, me gusta este vino, es de vuestra cosecha?
Adrien Florent
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
Tamborileé con los dedos de una mano sobre la pulida superficie de la mesa, generando leves pulsaciones sordas. Estaba intranquila, Svenar mi hermano, las dos personas a las que más amaba caminaban hacia un mañana oscuro y tremendamente incierto. Me sumía en una honda preocupación y angustia. No quería perder a ninguno de los dos, no quería sentir la inmensa pena y dolor de su marcha, y sobre todas las cosas...No quería tener que dedicar mi vida a saldar tales deudas...algo que no dudaría en hacer. Sonreí y le devolví el apretón con gesto dulce cuando me tomó de la mano.
-No te sucederá nada.- aseguré- Eres un gran guerrero. Regresaras.- no me estaba inventando nada.- No hay nadie mejor para Aguasclaras que tú, hermano.
Mi hermano era un guerrero formidable, lo único que me preocupaba era esa afición suya al combate, lo veía muy temerario. Pero si los Targaryen perdían la guerra... moriríamos todos. Sí el caía, era probable que nosotros lo hiciéramos con él. Gran parte de nuestra fuerza se basaba en la discreción y en nuestra unión fiel. Todo quedaba en familia. Me reí ante su comentario...la verdad es que estaría muy bien que los Tyrell ignorasen a nuestra familia, eso nos daría mucha ventajas.
-No dudo de tú discreción hermano. No solo eres buen guerrero, también eres muy inteligente- sonreí abiertamente y me incorporé. Me incliné por encima de la mesa y le di un beso en la frente antes de volver a sentarme- Si permanecemos juntos, nos podemos proteger los unos a los otros.
A mi el trono de Altojardín me era indiferente, yo sería una Hightower hasta el día de mi muerte, aunque entendía el afán de mi hermano, y yo lo protegería en la medida de mis posibilidades. Tanto a él como a mi marido, sin importarme en absoluto el apellido o la ascendencia del agresor, supuesto amigo o enemigo declarado. Cogí otra pasta de miel y di vueltas a mi té con la diminuta cucharilla.
-Bueno hermano, como tú mismo has dicho, nunca se sabe. Yo me considero extraordinariamente afortunada. Conozco a otras mujeres que también se casaron por conveniencia y se han encontrado con hombres muy diferentes a Svenar. Pero eso no tiene por que pasarte a ti. Tú eres un hombre educado, agradable y bien parecido...Sería difícil no cogerte cariño- le guiñé un ojo con gesto risueño.
Su comentario dejó la taza que había levantado, suspendida sobre mis labios. Volví a dejarla lentamente sobre el platito y observé fijamente los brillos del líquido con los ojos ligeramente entrecerrados. Al levantar la vista para mirarle, cogí aire lentamente y lo expulsé a la misma velocidad. Entendía que quisiera dejarlo atado todo bien atado, pero si algo le sucedía a él y Daemon ganaba la guerra, lo mejor que podía pasarnos era el exilio, aunque lo más probable es que nos mataran a todos. No era ninguna estúpida llena de ideas y esperanzas vacías, sabía perfectamente como funcionaba el mundo, y tenía una idea bastante aproximada de lo que iba a pasarme si fracasábamos. No temía por mi, no temía a la muerte, solo al dolor de la perdida y la sed de sangre.
-No te preocupes hermano. Hablalo con Svenar, te aseguro que nadie pondrá un dedo en Aguasclaras si yo puedo evitarlo. Y a ti tampoco, te lo aseguro- nadie, ni siquiera yo, era aún consciente de lo lejos que podía llegar mi odio.
-No te sucederá nada.- aseguré- Eres un gran guerrero. Regresaras.- no me estaba inventando nada.- No hay nadie mejor para Aguasclaras que tú, hermano.
Mi hermano era un guerrero formidable, lo único que me preocupaba era esa afición suya al combate, lo veía muy temerario. Pero si los Targaryen perdían la guerra... moriríamos todos. Sí el caía, era probable que nosotros lo hiciéramos con él. Gran parte de nuestra fuerza se basaba en la discreción y en nuestra unión fiel. Todo quedaba en familia. Me reí ante su comentario...la verdad es que estaría muy bien que los Tyrell ignorasen a nuestra familia, eso nos daría mucha ventajas.
-No dudo de tú discreción hermano. No solo eres buen guerrero, también eres muy inteligente- sonreí abiertamente y me incorporé. Me incliné por encima de la mesa y le di un beso en la frente antes de volver a sentarme- Si permanecemos juntos, nos podemos proteger los unos a los otros.
A mi el trono de Altojardín me era indiferente, yo sería una Hightower hasta el día de mi muerte, aunque entendía el afán de mi hermano, y yo lo protegería en la medida de mis posibilidades. Tanto a él como a mi marido, sin importarme en absoluto el apellido o la ascendencia del agresor, supuesto amigo o enemigo declarado. Cogí otra pasta de miel y di vueltas a mi té con la diminuta cucharilla.
-Bueno hermano, como tú mismo has dicho, nunca se sabe. Yo me considero extraordinariamente afortunada. Conozco a otras mujeres que también se casaron por conveniencia y se han encontrado con hombres muy diferentes a Svenar. Pero eso no tiene por que pasarte a ti. Tú eres un hombre educado, agradable y bien parecido...Sería difícil no cogerte cariño- le guiñé un ojo con gesto risueño.
Su comentario dejó la taza que había levantado, suspendida sobre mis labios. Volví a dejarla lentamente sobre el platito y observé fijamente los brillos del líquido con los ojos ligeramente entrecerrados. Al levantar la vista para mirarle, cogí aire lentamente y lo expulsé a la misma velocidad. Entendía que quisiera dejarlo atado todo bien atado, pero si algo le sucedía a él y Daemon ganaba la guerra, lo mejor que podía pasarnos era el exilio, aunque lo más probable es que nos mataran a todos. No era ninguna estúpida llena de ideas y esperanzas vacías, sabía perfectamente como funcionaba el mundo, y tenía una idea bastante aproximada de lo que iba a pasarme si fracasábamos. No temía por mi, no temía a la muerte, solo al dolor de la perdida y la sed de sangre.
-No te preocupes hermano. Hablalo con Svenar, te aseguro que nadie pondrá un dedo en Aguasclaras si yo puedo evitarlo. Y a ti tampoco, te lo aseguro- nadie, ni siquiera yo, era aún consciente de lo lejos que podía llegar mi odio.
Enery Hightower
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
Observe sus dedos tamborileando sobre la mesa, en un gesto quizás nervioso, de esos que no le conocía a mi hermana, tal vez hubiese desarrollado algún tipo tic nervioso, tal vez para desahogar toda la presión a la que sin duda una persona como ella, se veía sometida en los últimos tiempos.
Pose mi mano sobre la suya para detener ese movimiento, con la otra mano roce su rostro y la mire detenidamente a los ojos y sonreí.
-tratas de autoconvencerte o de convencerme de que somos intocables?- reí un poco para quitarle un poco de importancia a todo aquello- la guerra se avecina, eso es algo obvio para todos, y en la guerra muere gente, pero te aseguro que no entra en mis planes el morir joven, ni tampoco permitir que mi hermana pequeña acabe viuda, Svenar y yo iremos a cumplir con nuestras obligaciones cuando llegue el momento, pero sin duda volveremos, nos sentaremos en esos jardines tan bonitos que tenéis, y celebraremos una gran fiesta por nuestra victoria, y entonces nos reiremos juntos de estos momento previos a la tormenta, en la que todo son nervios y temores, te lo prometo.
La guiñe un ojo como hacia cuando eramos pequeños y trataba de convencerla de algo.
Ella siempre había sido una mujer muy inteligente, no era nada nuevo, y siempre había sido enormemente complicado el tratar de convencerla de algo en lo que no creía, hasta el punto de darlo por imposible.
Era mi hermana, supongo que la tozudez iba implícito en la sangre, pero sin embargo su tozudez, tenia filtraciones, por las que podía ver mucho mas que yo, por eso siempre recurría a sus sabios consejos.
Tome mi copa y eche un largo trago antes de coger una de las pastas de miel que había en una pequeña bandeja cerca de mi hermana, la probé y al instante quede hipnotizado por su sabor.
-no solo es la ciudad mas hermosa que he visto, si no que encima tiene la comida mas exquisita, cualquiera pensaría que escogiste a Svenar aposta, solo para que tu hermano pudiese paladear las delicias de esta gran ciudad.
Bromee de nuevo, tratando de arrancarle una sonrisa, me encantaba esa sonrisa, era sinónimo de tranquilidad, de protección, era como una manta en mitad de una tormenta de nieve.
Pose mi mano sobre la suya para detener ese movimiento, con la otra mano roce su rostro y la mire detenidamente a los ojos y sonreí.
-tratas de autoconvencerte o de convencerme de que somos intocables?- reí un poco para quitarle un poco de importancia a todo aquello- la guerra se avecina, eso es algo obvio para todos, y en la guerra muere gente, pero te aseguro que no entra en mis planes el morir joven, ni tampoco permitir que mi hermana pequeña acabe viuda, Svenar y yo iremos a cumplir con nuestras obligaciones cuando llegue el momento, pero sin duda volveremos, nos sentaremos en esos jardines tan bonitos que tenéis, y celebraremos una gran fiesta por nuestra victoria, y entonces nos reiremos juntos de estos momento previos a la tormenta, en la que todo son nervios y temores, te lo prometo.
La guiñe un ojo como hacia cuando eramos pequeños y trataba de convencerla de algo.
Ella siempre había sido una mujer muy inteligente, no era nada nuevo, y siempre había sido enormemente complicado el tratar de convencerla de algo en lo que no creía, hasta el punto de darlo por imposible.
Era mi hermana, supongo que la tozudez iba implícito en la sangre, pero sin embargo su tozudez, tenia filtraciones, por las que podía ver mucho mas que yo, por eso siempre recurría a sus sabios consejos.
Tome mi copa y eche un largo trago antes de coger una de las pastas de miel que había en una pequeña bandeja cerca de mi hermana, la probé y al instante quede hipnotizado por su sabor.
-no solo es la ciudad mas hermosa que he visto, si no que encima tiene la comida mas exquisita, cualquiera pensaría que escogiste a Svenar aposta, solo para que tu hermano pudiese paladear las delicias de esta gran ciudad.
Bromee de nuevo, tratando de arrancarle una sonrisa, me encantaba esa sonrisa, era sinónimo de tranquilidad, de protección, era como una manta en mitad de una tormenta de nieve.
Adrien Florent
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
Ya no era una niña, sabía que no eramos, ni mucho menos, invulnerables. Pero sentía tan impotente, tan tremendamente inútil, que resultaba doloroso y frustrante. Ni siquiera había tenido hijos, si me quedaba sola en el Faro, no tendría nada que proteger, no había sido capaz de dar a la casa el heredero que debía haber nacido ya hace años, y si Svenar y Adrien se iban allá donde yo no podía hacer nada por protegerlos...¿qué me quedaba? ¿quedarme mano sobre mano en el Faro, o en cualquier otro lugar?. ¿Y si los mataban? Solo me quedaría mi odio, corrosivo, letal e implacable, y mi vida estaría dedicada a cobrarme la deuda de sangre...con intereses. Miré atentamente a mi hermana y enarqué ligeramente las cejas cuando me guiñó un ojo, como cuando eramos pequeños y yo era mucho más permeable a sus palabras. Por aquel entonces, creía con facilidad cualquier cosa que el me decía, pero después descubrí que se equivocaba y era tan falible como yo, o como cualquier otro humano. Aún así, su fuerza como guerrero y su inteligencia eran sobresalientes...pero, ya la niña había dado paso a una mujer realista y preocupada por los suyas.
-Ojalá yo también fuera una guerrera...podría hacer...algo- eché la taza a un lado. Ya no tenía más hambre. Se me había quitado el poco apetito que podría tener- No he tenido hijos...-y mis esperanzas de darle a Svenar el heredero que tenía que haberle dado hace ya tiempo estaban amenazadas. Mi expresión se ensombreció- Si Svenar muere...la casa quedara sin herederos. Y si los Fuegoscuro llegasen a alcanzar la victoria...- en aquellos momentos, me daba cuenta del poquísimo poder que teníamos las féminas, toda nuestra fuerza quedaba circunscrita a dar herederos y a camelarnos a los hombres para que nos cedieran un poco del que tenían ellos- Espero que todo salga bien hermano. Que sea como dices, que los dos regreséis sanos y salvos y podamos reconstruir lo posible de este baño de sangre.- respiré profundamente- Las piezas se mueven, ya están prácticamente todas en sus posiciones, pero la locura de los hombres es impredecible. Sin embargo, confío en las fuerzas que sumáis tú y Svenar, y no me refiero solo a tropas, si no a vuestras capacidades en general. Pero estamos dentro de el Dominio, nos llevaremos el golpe más contundente.
O al menos eso es lo que yo creía, sin tener demasiada idea de estrategia militar y sin tener información concreta y fiable sobre la situación e intereses de las fuerzas de ambos bandos. Esbocé una tenue sonrisa. Cambiando de tema hacia derroteros menos escabrosos. Miré la bandeja de pastas y mi sonrisa se amplió un poco.
-Para mi hermanito siempre lo mejor, faltaría más. Y si quieres, cuando vayamos al Faro, te prepararé tu postre favorito para después de la cena, como cuando vivía en Aguasclaras.- me puse un mechón de pelo tras la oreja y esboce una pequeña sonrisa- Me alegra que estés aquí.- dando a mis palabras una gran carga emocional.- Así, me siento como cuando me salvaste en el bosque.- recordaba claramente la sangre, y vi como daba muerte a mis agresores. Me quedé muy impresionada, por todo, pero sobre todo, por la enorme destreza de mi hermano. Todos muertos y a él apenas un leve rasguño. Era como...un héroe de cuento. Y después llegó Svenar, no mentiré y diré que era mi amor soñado...no lo era, al menos no al principio ni entremedias. Pero lo quería mas de lo que jamás hubiera querido a mi sueño encarnado. Pero el lugar de mi hermano siempre sería suyo, mi heroe querido, el que siempre velaba por mi y yo por él, y nadie jamás, ni aunque yo fuera inmortal, ocuparía ese lugar que solo le pertenecía a él- Ojalá las cosas fueran un poco más fáciles de vez en cuando...-dije miradole a los ojos.
-Ojalá yo también fuera una guerrera...podría hacer...algo- eché la taza a un lado. Ya no tenía más hambre. Se me había quitado el poco apetito que podría tener- No he tenido hijos...-y mis esperanzas de darle a Svenar el heredero que tenía que haberle dado hace ya tiempo estaban amenazadas. Mi expresión se ensombreció- Si Svenar muere...la casa quedara sin herederos. Y si los Fuegoscuro llegasen a alcanzar la victoria...- en aquellos momentos, me daba cuenta del poquísimo poder que teníamos las féminas, toda nuestra fuerza quedaba circunscrita a dar herederos y a camelarnos a los hombres para que nos cedieran un poco del que tenían ellos- Espero que todo salga bien hermano. Que sea como dices, que los dos regreséis sanos y salvos y podamos reconstruir lo posible de este baño de sangre.- respiré profundamente- Las piezas se mueven, ya están prácticamente todas en sus posiciones, pero la locura de los hombres es impredecible. Sin embargo, confío en las fuerzas que sumáis tú y Svenar, y no me refiero solo a tropas, si no a vuestras capacidades en general. Pero estamos dentro de el Dominio, nos llevaremos el golpe más contundente.
O al menos eso es lo que yo creía, sin tener demasiada idea de estrategia militar y sin tener información concreta y fiable sobre la situación e intereses de las fuerzas de ambos bandos. Esbocé una tenue sonrisa. Cambiando de tema hacia derroteros menos escabrosos. Miré la bandeja de pastas y mi sonrisa se amplió un poco.
-Para mi hermanito siempre lo mejor, faltaría más. Y si quieres, cuando vayamos al Faro, te prepararé tu postre favorito para después de la cena, como cuando vivía en Aguasclaras.- me puse un mechón de pelo tras la oreja y esboce una pequeña sonrisa- Me alegra que estés aquí.- dando a mis palabras una gran carga emocional.- Así, me siento como cuando me salvaste en el bosque.- recordaba claramente la sangre, y vi como daba muerte a mis agresores. Me quedé muy impresionada, por todo, pero sobre todo, por la enorme destreza de mi hermano. Todos muertos y a él apenas un leve rasguño. Era como...un héroe de cuento. Y después llegó Svenar, no mentiré y diré que era mi amor soñado...no lo era, al menos no al principio ni entremedias. Pero lo quería mas de lo que jamás hubiera querido a mi sueño encarnado. Pero el lugar de mi hermano siempre sería suyo, mi heroe querido, el que siempre velaba por mi y yo por él, y nadie jamás, ni aunque yo fuera inmortal, ocuparía ese lugar que solo le pertenecía a él- Ojalá las cosas fueran un poco más fáciles de vez en cuando...-dije miradole a los ojos.
Enery Hightower
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
Acerca de lo que era la vida, muchos sabios tenían multitud de dilemas y técnicas experimentales para poder explicarla, lo mas curioso de todo es que la vida de cada uno era completamente distinta de la de otro, pero aun así, aseguraban tener unas pautas a través de las cual, regir como era la vida de la gente en general.
Pues menuda tontería, había pensado siempre, y lo seguiría haciendo durante mucho mas tiempo, la vida de la gente era imposible regirla por un patrón general, y por tanto, ni una vida era buena en extremo ni la otra era mala, por tanto, todas eran ambas cosas a la vez, y a su vez, esa mezcla entre ambas, dejaba constancia de que fuéramos capaces de disfrutar de las cosas buenas y superar las malas.
Tome otra de las galletas y mastique tranquilamente tras escuchar a mi hermana, se la veía bastante taciturna en el tema de dar descendencia a su marido, no me podía quedar de brazos cruzados, viendo como una sombra se adueñaba de su rostro.
-hermana, vos le daréis los hijos que tanto anhela, tendrá descendencia, y tu unos hijos preciosos, no me cabe ninguna duda de que así sera, es mas, como tenemos confianza, me apuesto lo que quieras a que antes de que acabe el año, estas esperando un niño, digamos, un caballo? Tengo uno precioso en mis establos, me recuerda a ti, es precioso, tranquilo, pero con mucho carácter.
Llegado a ese punto de la conversación, no pude seguir sentado frente a ella y me levante para sentarme a su lado y rodear la con mis brazos, saltándome cualquier tipo de protocolo, le di un beso, y un fuerte achuchon como hacia ella.
Entonces nombro lo sucedido tantos años atrás con aquellos seres despreciables, desde aquel momento siempre habia querido desenterrar esos recuerdos de mi mente, trasplantarlos a cualquier otro lugar donde jamas encontrarlos, sin embargo, siempre me volvían a alcanzar, y la sensación de culpabilidad me golpeaba con fuerza.
Pero estaba allí para disfrutar de un momento con mi hermana, estaba allí para contarnos cosas, chismes a fin de cuentas, pero siempre como antaño, como cuando eramos felices y todo iba bien.
-Que tal es tu vida por aquí hermana?
Deje de sonreír la y le pregunte con gesto cariñoso, quería saber que ella estaba bien, que era sumamente feliz, y que sus días estaban llenos de dicha.
Esa sin duda era la mayor victoria.
Pues menuda tontería, había pensado siempre, y lo seguiría haciendo durante mucho mas tiempo, la vida de la gente era imposible regirla por un patrón general, y por tanto, ni una vida era buena en extremo ni la otra era mala, por tanto, todas eran ambas cosas a la vez, y a su vez, esa mezcla entre ambas, dejaba constancia de que fuéramos capaces de disfrutar de las cosas buenas y superar las malas.
Tome otra de las galletas y mastique tranquilamente tras escuchar a mi hermana, se la veía bastante taciturna en el tema de dar descendencia a su marido, no me podía quedar de brazos cruzados, viendo como una sombra se adueñaba de su rostro.
-hermana, vos le daréis los hijos que tanto anhela, tendrá descendencia, y tu unos hijos preciosos, no me cabe ninguna duda de que así sera, es mas, como tenemos confianza, me apuesto lo que quieras a que antes de que acabe el año, estas esperando un niño, digamos, un caballo? Tengo uno precioso en mis establos, me recuerda a ti, es precioso, tranquilo, pero con mucho carácter.
Llegado a ese punto de la conversación, no pude seguir sentado frente a ella y me levante para sentarme a su lado y rodear la con mis brazos, saltándome cualquier tipo de protocolo, le di un beso, y un fuerte achuchon como hacia ella.
Entonces nombro lo sucedido tantos años atrás con aquellos seres despreciables, desde aquel momento siempre habia querido desenterrar esos recuerdos de mi mente, trasplantarlos a cualquier otro lugar donde jamas encontrarlos, sin embargo, siempre me volvían a alcanzar, y la sensación de culpabilidad me golpeaba con fuerza.
Pero estaba allí para disfrutar de un momento con mi hermana, estaba allí para contarnos cosas, chismes a fin de cuentas, pero siempre como antaño, como cuando eramos felices y todo iba bien.
-Que tal es tu vida por aquí hermana?
Deje de sonreír la y le pregunte con gesto cariñoso, quería saber que ella estaba bien, que era sumamente feliz, y que sus días estaban llenos de dicha.
Esa sin duda era la mayor victoria.
Adrien Florent
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
Esbocé una sonrisa cuando comento que me regalaría un caballo si finalmente quedaba embarazada antes de terminar el año. Yo no compartía su optimismo, llevaba unos cinco años sin haber conseguido concebir, a pesar de que los Maestres que me habían revisado aseguraban que no sufría, en principio, de infertilidad, ni de enfermedad alguna que me impidiera tener hijos. Y tampoco creía que los dioses me estuvieran castigando, a ninguno de los dos. Para colmo, la guerra nos separaría durante mucho tiempo, y no digamos ya si moría en el conflicto...él o yo, o los dos, nunca se sabía. Intenté apartar estos pensamientos tan negativos de mi mente. Aun con todo, todavía guardaba la esperanza de tener hijos. Mostré una visión más positiva, a fin de cuentas teníamos que aprovechar aquel momento, pues el futuro era oscuro, sangriento e incierto.
-¡Vaya! Erion se pondrá celoso como traiga otro caballo- dije con gesto risueño
Entonces se sentó a mi lado y me abrazó. Le devolví el gesto con gusto y cariño. Era tan reconfortante como cuando era pequeña y me disgustaba o me entristecía por algún motivo. Siempre conseguía aliviar mi malestar. Apoyé la cabeza en su hombro durante el tiempo que duró el abrazo y respiré profundamente. Era agradable volver a tener a mi hermano conmigo, me había costado mucho acostumbrarme a una vida de casada que incluía no vivir en la misma casa que él y verle solo de vez en cuando. Al separarnos, me preguntó por mi vida.
-Pues...no puedo quejarme. Este lugar, la Ciudadela, la colección de libros Svenar...Es la cuna del conocimiento hermano.- dije embargada de un sentimiento muy profundo e intenso de satisfacción y excitación ante la gran cantidad de caminos que se habían abierto ante mi al llegar a Antigua.- He aprendido muchísimo, y Svenar siempre me trae libros y me ayuda a ganarme a los Maestres...-aunque ya tenía yo por mi cuenta bastante habilidad para metermelos en el bolsillo, como había hecho con el Maestre de mi hermano- Estoy aprendiendo muchísimas cosas. He conseguido que un maestre astrónomo me permita contribuir y participar en su investigación, y soy mecenas de un alquimista.- comenté con entusiasmo. Sabía tantísimas cosas...y aún me quedaban tantas por descubrir- Aquí, soy feliz hermano, tengo mis libros, tengo mis fuentes de conocimiento, a ti a Svenar, a Fang, a mi animalitos en general...Y no he dejado la música de lado. Aún sigo practicando y componiendo.- le sonreí, pues recordaba aquella vez que me presenté el día de su ascensión a Lord de Aguasclaras, con una partitura para arpa, con una pieza compuesta por mi especialmente para él.- He compuesto algo nuevo...¿te gustaría escucharlo?.- comenté con ilusionado entusiasmo.
Me puse en pie y le tomé de la mano hasta que salimos de la sala, donde hacia guardia mi escolta. Llamé a la encargada para que nos abriera el auditorio, la sala donde se servían cenas músicos, que era un sala amplia con varias mesas entorno a un escenario. Me trajeron un arpa cuando la pedí y me acomodé en una de las sillas y me apoyé el ornamentado instrumento en el hombro. Pasé con suavidad los dedos por las cuerdas, arrancándole algunas notas y contuve la respiración. Me invadió aquella sensación de concentración profunda y emoción contenida que me embargaba siempre que tocaba y comencé con la canción , era lenta, pero clara y ligera como gotas callendo sobre la lisa superficie de un estanque en mitad del silencio del bosque estival. Cambiaba de ritmos más lentos a más rápidos, la música fluía, era tan sencillo para mi sacarle una melodía al arpa, como si fuera algo innato, y simplemente me dejaba llevar. Mis dedos se movian ligeros, rápidos y precisos por las cuerdas, como en una caricia. Y al final, cuando terminé la melodía, en vez de parar, toqué la que le había compuesto hacía años, solo para él. El río fluye en ti
Eras más enérgica y alegre que la anterior, que era más soñadora y melancólica, y arrancaba a mi memoria retazos de mi niñez. Cuando terminé, me levanté y realicé una reverencia como lo hacían los artistas, luciendo una amplia sonrisa y sintiendo el hormigueo de la música en mi cuerpo.
-¡Vaya! Erion se pondrá celoso como traiga otro caballo- dije con gesto risueño
Entonces se sentó a mi lado y me abrazó. Le devolví el gesto con gusto y cariño. Era tan reconfortante como cuando era pequeña y me disgustaba o me entristecía por algún motivo. Siempre conseguía aliviar mi malestar. Apoyé la cabeza en su hombro durante el tiempo que duró el abrazo y respiré profundamente. Era agradable volver a tener a mi hermano conmigo, me había costado mucho acostumbrarme a una vida de casada que incluía no vivir en la misma casa que él y verle solo de vez en cuando. Al separarnos, me preguntó por mi vida.
-Pues...no puedo quejarme. Este lugar, la Ciudadela, la colección de libros Svenar...Es la cuna del conocimiento hermano.- dije embargada de un sentimiento muy profundo e intenso de satisfacción y excitación ante la gran cantidad de caminos que se habían abierto ante mi al llegar a Antigua.- He aprendido muchísimo, y Svenar siempre me trae libros y me ayuda a ganarme a los Maestres...-aunque ya tenía yo por mi cuenta bastante habilidad para metermelos en el bolsillo, como había hecho con el Maestre de mi hermano- Estoy aprendiendo muchísimas cosas. He conseguido que un maestre astrónomo me permita contribuir y participar en su investigación, y soy mecenas de un alquimista.- comenté con entusiasmo. Sabía tantísimas cosas...y aún me quedaban tantas por descubrir- Aquí, soy feliz hermano, tengo mis libros, tengo mis fuentes de conocimiento, a ti a Svenar, a Fang, a mi animalitos en general...Y no he dejado la música de lado. Aún sigo practicando y componiendo.- le sonreí, pues recordaba aquella vez que me presenté el día de su ascensión a Lord de Aguasclaras, con una partitura para arpa, con una pieza compuesta por mi especialmente para él.- He compuesto algo nuevo...¿te gustaría escucharlo?.- comenté con ilusionado entusiasmo.
Me puse en pie y le tomé de la mano hasta que salimos de la sala, donde hacia guardia mi escolta. Llamé a la encargada para que nos abriera el auditorio, la sala donde se servían cenas músicos, que era un sala amplia con varias mesas entorno a un escenario. Me trajeron un arpa cuando la pedí y me acomodé en una de las sillas y me apoyé el ornamentado instrumento en el hombro. Pasé con suavidad los dedos por las cuerdas, arrancándole algunas notas y contuve la respiración. Me invadió aquella sensación de concentración profunda y emoción contenida que me embargaba siempre que tocaba y comencé con la canción , era lenta, pero clara y ligera como gotas callendo sobre la lisa superficie de un estanque en mitad del silencio del bosque estival. Cambiaba de ritmos más lentos a más rápidos, la música fluía, era tan sencillo para mi sacarle una melodía al arpa, como si fuera algo innato, y simplemente me dejaba llevar. Mis dedos se movian ligeros, rápidos y precisos por las cuerdas, como en una caricia. Y al final, cuando terminé la melodía, en vez de parar, toqué la que le había compuesto hacía años, solo para él. El río fluye en ti
Eras más enérgica y alegre que la anterior, que era más soñadora y melancólica, y arrancaba a mi memoria retazos de mi niñez. Cuando terminé, me levanté y realicé una reverencia como lo hacían los artistas, luciendo una amplia sonrisa y sintiendo el hormigueo de la música en mi cuerpo.
Enery Hightower
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
La escuchaba contarme las maravillas de su nueva vida, y sentí una mezcla de emociones, por un lado me alegraba de que fuera feliz, por otro la añoraba mucho, los días que pasamos allí, en el hogar, jamas se borrarían de mi rostro, y muchas veces pensaba que ser lo que era, o al menos en parte era gracias a ella, habíamos llegado a un punto en el que eramos un ente único, nos compenetrábamos tan bien, que el día que me entere de su matrimonio, monte en cólera, y acabe luchando con muchos de mis soldados en un entrenamiento feroz, que solo termino cuando agotado y sudoroso, nadie a mi al rededor quería continuar.
Ese día me gane el respeto y la lealtad incondicional de mis hombres, una reprimenda por parte de mi padre, por un comportamiento tan infantil y absurdo, un sonrisa por parte mi madre, y una palabra de mi hermana, que me tranquilizo.
-siempre estaremos juntos Adrien.
Sabia que no era cierto, pero me reconforto lo suficiente para ser capaz de comportarme como era debido el día de su boda, ser un buen hermano en un día tan especial para ella, era algo importante, y aun es hoy el día que la recuerdo allí delante del septon.
Me guio hasta una sala donde comenzó a tocar una canción, con el arpa que le habían entregado, la melodía era preciosa, era como una nana para dormir a los bebes que seguro que tendría con Svenar, era una canción tranquilizadora.
La sonreí ampliamente, cuando termino comente.
-veo que ya has pensado en las canciones de cuna.
Luego continuo tocando para mi deleite, y no pude por menos de llegar a emocionarme al escuchar la canción, que ella había compuesto para mi, hacia tantos años, el día de mi nombramiento como caballero, le debía tantas cosas, que serian impagables.
Cuando termino la aplaudí despacio, la sonreí ampliamente y me acerque a ella, la tome por las manos y se las bese, para luego abrazarla.
- te quiero hermana, para siempre.
Ese día me gane el respeto y la lealtad incondicional de mis hombres, una reprimenda por parte de mi padre, por un comportamiento tan infantil y absurdo, un sonrisa por parte mi madre, y una palabra de mi hermana, que me tranquilizo.
-siempre estaremos juntos Adrien.
Sabia que no era cierto, pero me reconforto lo suficiente para ser capaz de comportarme como era debido el día de su boda, ser un buen hermano en un día tan especial para ella, era algo importante, y aun es hoy el día que la recuerdo allí delante del septon.
Me guio hasta una sala donde comenzó a tocar una canción, con el arpa que le habían entregado, la melodía era preciosa, era como una nana para dormir a los bebes que seguro que tendría con Svenar, era una canción tranquilizadora.
La sonreí ampliamente, cuando termino comente.
-veo que ya has pensado en las canciones de cuna.
Luego continuo tocando para mi deleite, y no pude por menos de llegar a emocionarme al escuchar la canción, que ella había compuesto para mi, hacia tantos años, el día de mi nombramiento como caballero, le debía tantas cosas, que serian impagables.
Cuando termino la aplaudí despacio, la sonreí ampliamente y me acerque a ella, la tome por las manos y se las bese, para luego abrazarla.
- te quiero hermana, para siempre.
Adrien Florent
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
Le dediqué mis sonrisa más esplendorosa y le devolví el abrazo con todo mi amor de hermana. Sus palabras me calaron profundamente, aunque no me pillaron por sorpresa por que siempre había sido así, ambos sabíamos que nunca dejaríamos de tenernos el afecto que nos teníamos, pero jamás me cansaría de escucharselo decir.
-Yo también hermanito. Siempre y pase lo que que pase, siempre te querré y podrás contar conmigo- susurre cerca de su oído con clara sinceridad.
Le di varios besos en la mejilla y mantuve el abrazo un rato más, a fin de cuentas, no sabía cuando podría darle otro semejante. Pensé que ojalá las cosas fueran más fáciles, que aquel mundo estuviera más enfocado para el bienestar de las personas y no para los intereses y las ambiciones para unos pocos. Pero claro, siempre hacemos lo mismo no podemos esperar que las cosas cambien...y los seres que deberían dar ejemplo nunca iban a darlo. Al separarnos le sonreí y le di un beso en la frente poniendome de puntillas.
-Por cierto...-comenté, y esbocé una pequeña sonrisa entre risueña y traviesa- Tendré que empezar a buscarte una esposa. ¿No te ha estado fastidiando madre con este asunto? Es muy propio de ella.
Aún recordaba con toda claridad el interés de mi madre por encontrarme un buen partido cuando florecí. No paraba de señalarme hombres importantes y de narrarme sus hazañas, sus virtudes, sus títulos, la gloriosa historia de su casa...Al final me felicitó por haber llamado la atención de un hombre tan relevante de importancia como lo era Svenar, aunque yo realmente no hubiese hecho absolutamente nada, existir y ya. Después de que estableciera el compromiso no me dejó en paz ni un segundo hasta el día que me casé y me marché. Debo decir que lo único positivo de marcharme fue que finalmente dejé de oir constantemente sus consejos, los mismos una y otra vez. Me acomodé el vestido adecuadamente y bajé del escenario de un saltito.
-Dime ¿hay alguna dama que te guste? Si salimos con bien de todo este baño de sangre, necesitaras urgentemente una esposa, y entonces tú matrimonio será una cuestión de "Estado"- me aclaré la garganta e imité el tono de voz de nuestro padre cuando nos reunía para aleccionarnos sobre nuestros deberes.- Tenéis que honrar a vuestra casa, tenéis que conseguir un matrimonio adecuado y dejar descendencia, las necesidades de la Casa son los primero bla bla bla...- incluso imité sus gestos. Me senté en una silla entre risas y suspiré.- Bienvenido a mi mundo.
-Yo también hermanito. Siempre y pase lo que que pase, siempre te querré y podrás contar conmigo- susurre cerca de su oído con clara sinceridad.
Le di varios besos en la mejilla y mantuve el abrazo un rato más, a fin de cuentas, no sabía cuando podría darle otro semejante. Pensé que ojalá las cosas fueran más fáciles, que aquel mundo estuviera más enfocado para el bienestar de las personas y no para los intereses y las ambiciones para unos pocos. Pero claro, siempre hacemos lo mismo no podemos esperar que las cosas cambien...y los seres que deberían dar ejemplo nunca iban a darlo. Al separarnos le sonreí y le di un beso en la frente poniendome de puntillas.
-Por cierto...-comenté, y esbocé una pequeña sonrisa entre risueña y traviesa- Tendré que empezar a buscarte una esposa. ¿No te ha estado fastidiando madre con este asunto? Es muy propio de ella.
Aún recordaba con toda claridad el interés de mi madre por encontrarme un buen partido cuando florecí. No paraba de señalarme hombres importantes y de narrarme sus hazañas, sus virtudes, sus títulos, la gloriosa historia de su casa...Al final me felicitó por haber llamado la atención de un hombre tan relevante de importancia como lo era Svenar, aunque yo realmente no hubiese hecho absolutamente nada, existir y ya. Después de que estableciera el compromiso no me dejó en paz ni un segundo hasta el día que me casé y me marché. Debo decir que lo único positivo de marcharme fue que finalmente dejé de oir constantemente sus consejos, los mismos una y otra vez. Me acomodé el vestido adecuadamente y bajé del escenario de un saltito.
-Dime ¿hay alguna dama que te guste? Si salimos con bien de todo este baño de sangre, necesitaras urgentemente una esposa, y entonces tú matrimonio será una cuestión de "Estado"- me aclaré la garganta e imité el tono de voz de nuestro padre cuando nos reunía para aleccionarnos sobre nuestros deberes.- Tenéis que honrar a vuestra casa, tenéis que conseguir un matrimonio adecuado y dejar descendencia, las necesidades de la Casa son los primero bla bla bla...- incluso imité sus gestos. Me senté en una silla entre risas y suspiré.- Bienvenido a mi mundo.
Enery Hightower
Re: Una visita inesperada. (Adrien)
Deje que me arropara con su tierno abrazo cuando bajo de la tarima, hacia tiempo que no la sentía tan cercana, y dadas las circunstancias, entendía que pasaría mucho tiempo antes de poder volver a sentir sus brazos entorno a mi, sus besos sobre mis mejillas, encendidas, de pura alegría.
La sonreí ampliamente antes de bajar un poco la mirada, para luego alzarla de forma divertida.
-si, madre saque ese tema de manera bastante recurrente y frecuente, digamos que de alguna manera es el tema que se saca cuando se aburren, ella y las chismosas de sus damas de compañía, pero sin duda, sabe al igual que yo, que es algo que me tomare con calma.
No pude evitar reírme a carcajadas, como nunca desde que deje la niñez, al ver la imitar la voz de nuestro padre, sus gestos, y sus formas de expresarse.
-si padre, así sera- conteste entre risas, de nuevo la rodee con mis brazos y le di un tierno beso sobre la frente antes de arroparla, esta vez yo a ella, entre mis brazos- espero encontrar una buena esposa, tener familia y ser feliz, pero todo suena tan lejano, que prefiero no pensar en ello, ademas, ya tengo mi propia familia, os tengo a ti y a Svenar, y eso es mucho mas de lo que la mayoría podría decir.
Estaba completamente de acuerdo con esa afirmación, el tenerles a ellos era algo muy importante para mi, de suma vitalidad, ellos eran mi apoyo, y esperaba que lo siguieran siendo, cuando todo aquello hubiese acabado, como así esperaba que sucediese.
La sonreí ampliamente antes de bajar un poco la mirada, para luego alzarla de forma divertida.
-si, madre saque ese tema de manera bastante recurrente y frecuente, digamos que de alguna manera es el tema que se saca cuando se aburren, ella y las chismosas de sus damas de compañía, pero sin duda, sabe al igual que yo, que es algo que me tomare con calma.
No pude evitar reírme a carcajadas, como nunca desde que deje la niñez, al ver la imitar la voz de nuestro padre, sus gestos, y sus formas de expresarse.
-si padre, así sera- conteste entre risas, de nuevo la rodee con mis brazos y le di un tierno beso sobre la frente antes de arroparla, esta vez yo a ella, entre mis brazos- espero encontrar una buena esposa, tener familia y ser feliz, pero todo suena tan lejano, que prefiero no pensar en ello, ademas, ya tengo mi propia familia, os tengo a ti y a Svenar, y eso es mucho mas de lo que la mayoría podría decir.
Estaba completamente de acuerdo con esa afirmación, el tenerles a ellos era algo muy importante para mi, de suma vitalidad, ellos eran mi apoyo, y esperaba que lo siguieran siendo, cuando todo aquello hubiese acabado, como así esperaba que sucediese.
Adrien Florent
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