Trama VI: La caravana

Los últimos preparativos se estaban haciendo a la luz de las antorchas, en las horas previas al amanecer. Unos doscientos hombres partirían en la expedición, ochenta arqueros y ciento veinte hombres de armas, además de una protección de diez caballeros. Partirían desde la fortaleza oriental, construida para la expedición del rey buitre, cerca de la frontera con las tierras de la Tormenta, y el destino final sería la fortaleza occidental, construida para el mismo fin cerca de la frontera con el Dominio. Ahora mismo esa fortaleza estaba en mano de los hombres de William, después de que las tropas Martell se replegaran a la fortaleza oriental.

Había dispuesto que una parte de los hombres que componían esa expedición fueran de los que hacía apenas unos días que habían regresado, conocían aquella zona, y la otra de los acantonados en su fortaleza, para que siempre anduvieran por caminos conocidos. Pronto partirían.

Repetiré las instrucciones tantas veces como haga falta hasta que queden claras. El camino que se escogerá será cercano a la frontera. Los caballeros podéis realizar patrullas de vez en cuando, aunque no demasiadas ya que se supone que protegéis a comerciantes y arrieros indefensos. Olyvar sonrió ante esa frase, estaba claro que si los hombres del rey buitre les atacaban se iban a llevar una sorpresa mayúscula cuando descubrieran la verdad Vosotros, los indefensos, tenéis que tener claro que si os vigilan no deben de olerse nada, no quiero armas a la vista, tal vez algún puñal, pero nada de arcos, lanzas o espadas, pero eso no quiere decir que no las tengáis que tener a la mano. Os pueden atacar en cualquier momento y en ese momento rebelareis vuestra identidad como luchadores de Dorne. Quiero dejar claro una cosa. Esta misión tiene tres objetivos, acabar con los hombres del Rey Buitre, para que los caminos y las aldeas sean más seguro y obtener información, así que cualquier papel que lleven los cadáveres deberá ser incautado, las monedas tendréis que decir cuantas os habéis encontrado y de donde son, pero se repartirán entre los hombres Dorne no usaba las mismas monedas que el Dominio o la Tormenta, por lo que dependiendo de las monedas podían darle una pista sobre sus escondrijos. Pero también necesitamos información, así que si podéis capturar a alguno…habrá recompensa, pero solo si está en condiciones de hablar. Como tercer objetivo es llevar algunos de los suministros aportados por Lady Helena para la guerra. Puede que haya que repetir el viaje varias veces. ¿Tenéis alguna duda?, si no es así partiréis al amanecer. Por cierto solo los caballeros protectores podrán llevar símbolos Martell y si algún comerciante desea unirse.. puede que sea una buena idea admitirlo, pero tenerlos vigilados

Mientras planeaba esta treta estuvo tentado de unirse a ella, de participar activamente, pero finalmente decidió no hacerlo, hubiera mediodescabezado a sus tropas y el pajarraco podía aparecer en otro sitio. Salió de la tienda, pensando si alguno de los otros nobles presentes iba a veros partir, a hablarles. Él había cumplido.

El cielo se puso finalmente de un tomo mediogrisaceo aunque aún faltaba para el amanecer, en ese momento se pusieron en marcha, tenían que estar ya en ruta al amanecer. Hombres de Dorne, espero veros triunfantes a la vuelta, que la Madre y los Siete os protegan. Partid

Maron se había infiltrado entre los hombres, oculto tras una de las capas que le hacían ver como si fuera un mercader, mezclado entre el resto de soldados como si fuera uno más. Siempre le echaban la bronca cuando era joven diciéndole que su manera de hacer las cosas era poco ortodoxa. Pero no era estupidez ni locura, era su manera de ver las cosas. Meterse en la piel de un soldado, mezclarse entre sus hombres y saber que pensaban, que decían y en que condiciones vivían.

Ninguno de los demás sabía nada, quizás William lo sospechara, le conocía bien. Pero había dado orden a sus sirvientes de que si alguien preguntaba, se había ido con una patrulla la tarde anterior en dirección occidental, para preparar la llegada de la caravana. Iba con dos de sus soldados de mayor confianza camuflados con el. Llevaba la coraza que le habían regalado en su boda, grebas y brazaletes reforzados con cuero, una espada semicurva anudada al cinto bien oculta bajo los ropajes pero de fácil acceso en caso de necesitarlo.

Escuchó las instrucciones que daba su hermano asintiendo y grabándoselas. Repitiéndose el plan en la cabeza, tenía que funcionar. Eran hombres más que suficientes, y en caso de que salieran las cosas mal, cogería un caballo y regresaría.

Además una vez transcurrida la acción, desvelaría su identidad para demostrar a sus soldados que el luchaba hombro con hombro con ellos. Darles coraje y valentía y revindicar que aquella guerra era tan peligrosa para unos como para otros. Seguro que sabrían apreciarlo, era algo que los nobles no solían hacer, por mucho que formasen parte de los ejércitos. Algunos se limitaban a observar como sus soldados ejecutaban órdenes, otros, muy pocos. Luchaban junto a ellos infundiéndoles valor. Maron mezclaba ambas cosas, tenía dotes de líder y estratega, le habían educado así. Pero también le habían entrenado como un soldado. No sabía pensar o actuar de otra forma.

Transcurrido un tiempo, todos ocuparon sus puestos y la caravana partió. Él iba en uno de los carros sentado conduciendo un mulo bien cubierto por sus dos hombres que iban en la carga entre un montón de atrezos que simulaban mercancías.

Eran muchos, tantos que por un momento Maron pudo hasta temer por su vida. Los hombres los atacaron en una garganta, apareciendo de la nada y atacando con arcos. Los hombres iban vestidos con armaduras de cuero o de placas, y claro, los hombres de los dornienses, aún preparados, no habían esperado ese ataque pero...bueno, al fin y al cabo eran un grupo de casi doscientos hombres, era lógico que no fuesen a atacar en clara desventaja. Sin embargo fue cuando el Príncipe de Dorne se mostró cuando sus hombres atacaron con más ansías, comenzando a rechazar los ataques del enemigo y ganando terreno, consiguiendo que se pusiesen en retirada y sus mismos arqueros pudiesen dirigir sus flechas a aquellos que huían, que eran muchos, bastantes en verdad.

El ataque había venido dado cerca de las estribaciones de la Casa Blackmont, cerca de la Sombra del Buitre, allí donde el nombre era el más adecuado. La verdad es que nadie sabía quien podía ir detrás de todo aquello, era claro pero...¿Cuántos hombres podían contarse entre los cadáveres? ¿Quizás más de cien? Si, sin duda. Aunque también había aliados caídos, hombres buenos que habían dado su vida buscando la protección de Dorne. La cuestión era si, en aquella Escaramuza del Ala Rota, como sería llamada, habían conseguido ese objetivo.

Spoiler:

Había pasado miedo, no iba a negarlo pero sólo los valientes podían decir que conocían el miedo. Su superioridad numérica era considerable y eso había hecho que cayesen muy buenos hombres, jóvenes Dornienses que luchaban por que la unidad de sus tierras siguiera intacta.

Maron solo recibió varias magulladuras y un pequeño corte algo más profundo en un costado, todo sin importancia, en cuanto regresase le curarían y en unos días no quedaría más que una pequeña cicatriz, si es que quedaba algo.

Una vez terminada la breve batalla se puso al mando de la "caravana" que ya no era tal y dió las órdenes pertinentes.

Nuestros cadáveres llevadlos en los carros. Los suyos decapitadlos y colgadlos aquí mismo en estacas, que los traidores vean lo que hacemos con ellos. Coged a los enemigos que esten vivos, atadlos nos seran de gran ayuda cuando les hallamos arrancado hasta la última gota de información. Que vayan andando detras de los carros, ni una gota de agua, si la quieren la tendrán que ganar hablando.

Le dieron el caballo de uno de los 3 jinetes caidos y emprendieron la tediosa marcha de regreso, aún más pesada con el cansancio y las heridas, pero había sido una victoria y más que la victoria en sí, la información que habían conseguido y conseguirían les sería muy preciada.