De caza en la árboleda.

- Es una lástima, de haber sido consciente de vuestra situación os habría acogido en Invernalia -ya poco podía hacerse y a pesar de los golpes que le había dado la vida John era un buen hombre y de seguro su hijo no pasaría por las mismas penurias que él, eso era algo que agradecer a los dioses. Además no es como si en aquel tiempo Anna hubiera tenido demasiado poder, si no le salían mal las cuentas por entonces ya era Lady Stark pero apenas se había asentado en tal puesto y comenzado con sus múltiples viajes de un lado a otro del norte, estar enterada de la situación de una única persona escapaba a sus posibilidades incluso ahora y no tenía sentido reprocharse. Después de todo, por muchos errores que John hubiese cometido éstos le habían hecho crecer y convertirse en el hombre que tenía frente a ella.

- Todos hacemos cosas de las que nos arrepentimos tarde o temprano -mencionó antes de volver a sonreírle- Si decides traerlo de vuelta ten por seguro que siempre habrá un lugar en Invernalia para él, y si te ocurriera algo mi familia le cuidará pues estoy segura que querrá conocer la tierra de su padre -le prometió con extrema sinceridad. Anna siempre había gustado de los niños y lo único que lamentaba era no haber tenido más, no se negaría en ningún momento a tener a otro infante bajo su protección. Tras ello un nuevo sonrojo, esta vez de pena, apareció en las mejillas de la fémina pues con la conversación se había olvidado por completo de que había perdido a su guardia- Dioses... seré despistada, Ser Thomas estará buscándome como loco -comentó apenada mientras se levantaba y espolsaba las ropas, silbando para que Fang dejara de intentar atrapar a los peces que pasaban cerca de ella y dirigiéndose hacia su yegua.

Dudo mucho mi señora que en el caso de que hubierais sabido de mi situación hubierais podido hacer algo, era muy inquieto y seguramente me hubiera escapado para buscarme a mi mismo o algo similar…. No sufráis por todo aquello es agua pasada…ahora todo esta bien… - Sonrió inclinando suavemente la cabeza y mirando largamente a la dama.

Os tomare la palabra en cuanto a lo de cuidar a mi familia se trata señora, no creo que tenga una mejor oportunidad para darles una vida feliz que vuestra propia palabra… -Sonrió levemente y la ayudo a ponerse en pie e ir ambos hasta donde se encontraban los caballos, tomo las riendas de ambos y ayudo a la dama a subirse en este para que ambos fueran en busca del caballero de este que seguramente estaría desesperado buscando a su señora, pues el mismo lo estaría si a su cuidado dejaran a alguien y de repente desapareciera de su vista y protección.

Observo al caballero delante en una explanada y le dio un suave golpecito al caballo de la dama mirándola ir – Ha sido un placer conoceros…nos veremos de nuevo..