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Un comienzo fructífero.
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Re: Un comienzo fructífero.
Nuevamente sintió ese subidón de calor haciendo que sus mejillas tomaran ese color carmesí por cómo se estaba llevando la conversación. No estaba nada lista para hablar de todas esas cosas y ahora no sabía cómo escapar. – Pues perdóname pero no eres la persona más parlanchina que conozco. Lo poco o casi nada que se de ti fue por tus compañeros y lo que yo he logrado captar de algunas conversaciones con ellos… ¿Pretendes que ahora entienda que has tenido una vida más difícil que la mía y por eso debo sentirme agradecida de mis problemas? Cada uno tiene sus demonios internos y si bien yo no sé los tuyos tú no tienes porque saber los míos. – Dijo ya con un tono de voz más elevada, respirando igual o más agitada que cuando estaba corriendo en busca de Noche. – Aahh… no sabía que mi actitud fuera ahora un problema. En todo caso es MI problema, no tuyo. – Que tan equivocada podría haber estado como para decidir quedarse ahí en primer lugar ¿Por qué coño lo había hecho?
Aguardo a que Agros terminara de hablar, mientras un huracán iba naciendo desde lo más profundo de su interior. Sobretodo resoban algunas frases dichas por él… “No sabes apreciar la libertad”… “Solo espero que no tengas que pasar por nada de eso”… “Solo exageras”… “Miedo… miedo… miedo”… ¿Qué carajos sabía él de su vida? Se llevo ambas manos a la sien dando un paso hacia atrás mientras cerraba sus parpados con fuerza y soltaba una especie de gruñido de frustración que hizo alertar a Lobo, se giro a su flanco derecho dejando caer sus brazos a sus costados y soltando entonces un pequeño grito de furia. Cerró sus manos en puño, sintiendo como le temblaba el labio inferior solo de haber escuchado eso. Cualquiera pensaría que aquello no era más que una rabieta de alguna jovencilla mimada, pero para ella eran años de frustración, haciéndose las mismas preguntas sin lograr tener una respuesta. Eran años de forzarse a ser indiferente a todo y a todos. Tantos años escondiéndose...
Se apresuro a sacar su navaja y se giro hacía él apuntándole con ella. Los cabellos rojizos caían desordenados sobre su rostro que ocultaban aquellos orbes dilatados y lo carmesí de sus mejillas se confundía con el color de sus cabellos y el sol dándole aquella sombra rojiza. – ¿Te crees con derechos de hablar de algo que no sabes? Tú no sabes nada Agros… nada. – Alargo entonces la fina línea de sus labios en una sonrisa cínica, sin dejar de apuntarle con su navaja, así que al final el no era tan diferente a todos los hombres. – ¿Así que el gran hombre-bestia no le teme a nada? Supongo que yo solo soy un ser insignificante al que puedes desarmar sin ningún problema… - Dijo tan ladina como pudo, intentando controlar su cuerpo pero aun así su mano temblaba aferrándose a la hoja como si se aferrara a la vida misma. – Tienes razón, la decepción me ha llevado a pensar así… la decepción en el hombre que arrasa todo a su paso sin importarle quien este en su camino. Todos tenemos oscuridad en nuestro interior… justo aquí… - Señalo con el filo de la navaja justo a donde apuntaba su corazón, sin importarle que pudiera hacerse daño, apenas creando un hilo rojo en su blanquecina piel.- Y tu… - lo señalo nuevamente.- Tu también tienes lo tienes… - no sabía como el rumbo de la conversación había acabado de esa manera, pero ya no había vuelta atrás. Silbo fuerte esta vez esperando que Noche llegara a su llamado sin demora, caminando de espaldas sin quitar su azulado y furioso mirar de aquel hombre que había desatado a su bestia interior.
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
No había nada discutible en el hecho de que él supiera poco o nada de ella. Mucho de lo que le soltó era cierto y no replicó a ello, no por el solo hecho de que tuviera razón sino porque trataba de mantenerse centrado en el hilo de la conversación que convocó. No necesitaba demasiado detalle literal para saber lo que pasaba. Las respuestas que trataba de discernir las hallaba más en sus reacciones que en sus palabras, y fue en ese momento que se dio cuenta que era mejor seguir ese lenguaje. No vaciló ni varió su posición al ver los dejos que ella mostraba, tal vez por la obvia incomodidad de la plática... Aunque se viera cínico en ese momento sonrió ligeramente pero manteniendo su típica seriedad. Aunque ella se armara y le apuntara directamente con un filo él se mantuvo templado como una imagen épica inamovible, aparte de ser un arma muy corta sabía que ella tenía demasiados nervios como para coordinarla bien y superarle en un combate en ese instante. Omitió referirle ese y otros detalles elementales para dejarla seguir replicando lo dicho anteriormente. Tenía más cautela por la defensiva de Lobo que por la de ella en particular.
Por primera vez en aquellos tensos momentos decidió que era necesario volver a usar el habla. -Es... asombroso...- No dijo más que eso. No se trataba de una necesidad de razón sino de expresión, y se le veía realmente sincero al decir aquello pese a que pudiera verse como un sarcasmo debido a la situación. Tampoco respondió a varias de sus nuevas cuestiones. No tenía necesidad de desarmarla, reiterando el hecho de que no sentía real amenaza de su parte. Pero en algo de lo siguiente tenía razón; Todo el mundo tiene un límite, todo el mundo tiene instintos de agresión. Más esa agresión surge cuando se necesita proteger la vida y no hay lugar para las palabras, cuando hay un verdadero peligro que no puede resolverse de otra manera. Muchos adoptan la violencia como solución porque no conocen otra cosa. Pero él no, él conocía mucho más que eso y sabía hallar la forma conociendo las causas del suceso. -Impresionante el esfuerzo que pones con tal de seguirte escondiendo con tus tormentos...- Aclaró su expresión anterior imaginando lo diferente que sería si esa fuerza ella la volcara para enfrentar lo que la aqueja.
Gran parte de la fuerza que le contenía de disponer de la violencia eran los recuerdos de su madre, y del amor que ella daba sin esperar nada a cambio, pues ya sentía satisfacción al entregar y veía el retorno de esa entrega como un beneficio adicional solamente. Por supuesto, él no era idéntico pero había aprendido que no hay que arrepentirse de ceder cuando se debe. No era luz y tampoco oscuridad, él simplemente era algo que se quedó en el camino; Un ser humano con virtudes y defectos. Al verla alejarse él empezó a avanzar también a la par suya, o tal vez un poco más debido a su tamaño. No sentía miedo alguno de que los azares del destino pudieran matarle en ese momento. Seguía alerta con Lobo pero no llevaba más arma empuñada que su cuerpo y protecciones. -Llegaré a ti, Thyia. Aunque tenga que morir para ello...- No hablaba exactamente en un sentido literal, pero estaba preparado para seguir adelante... Él también ya se había sumergido hasta el pecho con aquel asunto y no iba a retroceder.
Por primera vez en aquellos tensos momentos decidió que era necesario volver a usar el habla. -Es... asombroso...- No dijo más que eso. No se trataba de una necesidad de razón sino de expresión, y se le veía realmente sincero al decir aquello pese a que pudiera verse como un sarcasmo debido a la situación. Tampoco respondió a varias de sus nuevas cuestiones. No tenía necesidad de desarmarla, reiterando el hecho de que no sentía real amenaza de su parte. Pero en algo de lo siguiente tenía razón; Todo el mundo tiene un límite, todo el mundo tiene instintos de agresión. Más esa agresión surge cuando se necesita proteger la vida y no hay lugar para las palabras, cuando hay un verdadero peligro que no puede resolverse de otra manera. Muchos adoptan la violencia como solución porque no conocen otra cosa. Pero él no, él conocía mucho más que eso y sabía hallar la forma conociendo las causas del suceso. -Impresionante el esfuerzo que pones con tal de seguirte escondiendo con tus tormentos...- Aclaró su expresión anterior imaginando lo diferente que sería si esa fuerza ella la volcara para enfrentar lo que la aqueja.
Gran parte de la fuerza que le contenía de disponer de la violencia eran los recuerdos de su madre, y del amor que ella daba sin esperar nada a cambio, pues ya sentía satisfacción al entregar y veía el retorno de esa entrega como un beneficio adicional solamente. Por supuesto, él no era idéntico pero había aprendido que no hay que arrepentirse de ceder cuando se debe. No era luz y tampoco oscuridad, él simplemente era algo que se quedó en el camino; Un ser humano con virtudes y defectos. Al verla alejarse él empezó a avanzar también a la par suya, o tal vez un poco más debido a su tamaño. No sentía miedo alguno de que los azares del destino pudieran matarle en ese momento. Seguía alerta con Lobo pero no llevaba más arma empuñada que su cuerpo y protecciones. -Llegaré a ti, Thyia. Aunque tenga que morir para ello...- No hablaba exactamente en un sentido literal, pero estaba preparado para seguir adelante... Él también ya se había sumergido hasta el pecho con aquel asunto y no iba a retroceder.
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
Su cabeza daba demasiadas vueltas como para lograr ubicarse. Si no estuviera viendo a Agros de frente podría jurar que estaba cayendo en algún precipicio. Tenía ganas de vomitar y la cabeza parecía estallarle. Más no dejo que aquello la hiciera parecer débil. La última vez que se había puesto así fue el día que nació Noche. Noche… ¿Dónde estaba Noche? Volvió a silbar esta vez intentándolo dos veces pues el primer intento había sido frustrado por su propia desesperación. Ni siquiera podía agudizar sus sentidos para escuchar su galopeo o algún relinchido… lo único que se escuchaba era el viento silbar entre los árboles, su respiración agitada y sobre todo, el gruñido molesto de Lobo que se hacía presente en aquella escena que se había desencadenado entre ambos.
Sin dejar de apuntarle se llevo su mano libre a la cabeza dándose pequeños golpecillos en la sien, riendo aun con nerviosismo, una risa forzada que se mesclaba con los ahogados sollozos que ocultaba dentro de su rabia. Lobo tenía el pelaje erizado y la mirada fija en Agros que seguía hablando aunque a Thyia le fuera demasiado difícil poner en orden las palabras para decirle algo. – ¡¿Que sabes tú?! ¡¿Que sabes tú?!… ¡¿QUE SABES TU?! - Le grito nuevamente, frustrada consigo misma por haber perdido los estribos con él precisamente, ¿por qué tenía él que ver ese lado suyo? Si se había mostrado tan indiferente a la gente que le rodeaba, como es que él nuevamente lograba afectarla tanto. – No tienes idea de todo lo que puedo llegar a esconder – Noche ya se hacía presente en el lugar, no pegado a ellos pero si a una distancia prudente como para interpretar lo que estaba mirando. Thyia giro levemente su rostro para mirar donde estaba su caballo y en solo cuestión de un momento de distracción Agros se acercaba y Lobo se disponía a atacarle.
¡¡¡Alto!!!
Volvió su rostro hacía Lobo el cual se había detenido ante su grito, se le quedo mirando sin dejar de gruñir, intercalando su mirar con el de Agros y ella. Thyia no le quito la vista en ningún momento gruñéndole por igual, por un instante eterno parecían dos animales decidiendo quien era el alfa entre los dos. Segundos después Lobo dio la media vuelta y dándoles la espalda se hecho frustrado. Thyia aun con la cabeza gacha, mirando al suelo apenas sosteniendo el filo en sus manos le pregunto. - ¿Por qué? ¿Por qué arriesgarías tu vida por llegar a mi?... ¿Por qué? – Su voz ya no reflejaba furia, era más bien como un susurro suave, como un ligero ronroneo. La navaja bailaba lentamente dentro de su mano que ya no la sujetaba con fuerza, sino como si este mismo estuviera posado sobre su piel. Era como si el huracán ya hubiera pasado dejando sobre ella solo el vacío y la destrucción.
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
El semblante enfrentado y decidido de Agros se hacía visible en cada paso que daba. Veía en ella la desesperación, la misma desesperación que se le ve a una madre protegiendo a sus crías lanzando zarpas y mordidas desde la madriguera. Totalmente cercada y con poca escapatoria argumental, pues escapatoria física sobraba en aquel bosque próspero. Aunque verla así le transmitía cierta sensación poco agradable sabía que era la única manera de lograr algo realmente. La notaba muy herida, años de decepciones tal como cortadas infectadas que necesitaban ser tratadas aunque dolieran. Él se tomaba una tarea bastante temeraria con ella y se dio cuenta de ello cuando escuchó el crujir de las hojas y el cambio en los gruñidos del Huargo que desde la distancia ya corría para atacarle... Mucho más rápido que cualquier pensamiento Agros encaró al animal y se impulsó con fuerza hacia delante corriendo con el cuerpo inclinado hacia el frente, enseñando los dientes y teniendo los dedos de sus manos entreabiertos y rígidos, así como de su garganta se escuchaba un sonido de esfuerzo por la carrera y por la fuerza contenida que iba a liberar apenas entrara en contacto.
Estaba listo para aventarse contra el animal y resolver esa pequeña contienda, pero escuchó la voz de Thyia y su cuerpo reaccionó igual que el animal, dando un paso fuerte adelante para frenar su impulso en un ligero derrape, pero manteniendo un flanco por delante por si la bestia no hacía caso. Aquel momento podía parecer gracioso ya que los dos ''perros'' se detuvieron a la orden de ''la maestra''. Agros se puso de nuevo erguido sobre sus pies se dispuso a acercarse mientras escuchó su voz más templada, como triste e intrigada. ''¿Por qué?'' era una de las cuestiones elementales, y esta vez le vio hacerlo con mayor sentimiento y deseo de saber realmente la razón de sus actos. -Yo quiero saber quién fuiste. Y quiero saber quién eres. No estás así sin causa, y posiblemente nadie se ha dispuesto a saberla... Yo si lo haré.- Hizo una pausa terminando de acercarse lo suficiente para extenderle su mano diestra, más pequeña que la otra mano pero envuelta también en una prenda protectora de metal. -Ven. Te contaré todo lo que ellos te dijeron, y más. No cerraré ninguna puerta.- Hablaba en serio, pero no se le escuchaba recio sino más bien un poco contento. Ha logrado más de lo que esperaba conseguir de ella... Tal vez era hora de que ella supiera más de él y por ello esperaba que aceptara o rechazara su disposición.
Estaba listo para aventarse contra el animal y resolver esa pequeña contienda, pero escuchó la voz de Thyia y su cuerpo reaccionó igual que el animal, dando un paso fuerte adelante para frenar su impulso en un ligero derrape, pero manteniendo un flanco por delante por si la bestia no hacía caso. Aquel momento podía parecer gracioso ya que los dos ''perros'' se detuvieron a la orden de ''la maestra''. Agros se puso de nuevo erguido sobre sus pies se dispuso a acercarse mientras escuchó su voz más templada, como triste e intrigada. ''¿Por qué?'' era una de las cuestiones elementales, y esta vez le vio hacerlo con mayor sentimiento y deseo de saber realmente la razón de sus actos. -Yo quiero saber quién fuiste. Y quiero saber quién eres. No estás así sin causa, y posiblemente nadie se ha dispuesto a saberla... Yo si lo haré.- Hizo una pausa terminando de acercarse lo suficiente para extenderle su mano diestra, más pequeña que la otra mano pero envuelta también en una prenda protectora de metal. -Ven. Te contaré todo lo que ellos te dijeron, y más. No cerraré ninguna puerta.- Hablaba en serio, pero no se le escuchaba recio sino más bien un poco contento. Ha logrado más de lo que esperaba conseguir de ella... Tal vez era hora de que ella supiera más de él y por ello esperaba que aceptara o rechazara su disposición.
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
La escena que habia pasado ahí aun la repetía en su mente como en cámara lenta, como si ella estuviera viendo a los tres animales peleándose por la carroña. Pero parecía que el momento clímax había pasado y ahora quedaban las preguntas al aire. Su miraba se mantuvo gacha, mirando el verde pasto bajo sus botas y como si su mente estuviera lejos en aquel momento, deseo no tener las botas para poder sentir la fresca tierra y el cosquilleo de la fina hierba bajo la planta de sus pies. Se deleitaba con la sensación de veces pasadas y disfruto de esos deliciosos recuerdos. Más aun de sentir sus pies enterrándose en la arena cuando estaba cerca de algún río o del mar… la suave arena. Una voz nuevamente la trajo al momento presente. La escuchaba con un eco, como si fuera de algún sueño… luego vio aquella mano, tal vez era de algún monstruo, algún monstruo metálico… metal… metal… Agros. Regreso por completo a la realidad y logro entender las palabras ajenas, fijando su mirar en aquella mano cubierta. Deseo tener algo así que lograra cubrirla por completo y así no tener que sentir nunca más el contacto de algún otro ser humano.
Acerco un poco más su mano, cual temeroso animal que duda antes de tener contacto con un humano. Pocos centímetros es lo que le separaban de aceptar sus palabras, pero antes de que eso pasara, decidió alejarse otra vez. – No. – apego su mano hacía ella, mirándola como si hubiera podido sentir lo frío que era él. – Si lo que quieres es satisfacer tu curiosidad tendrás que buscar otro que te cuente historias entretenidas para dormir. – Levanto entonces el rostro, limpiándose la cara con su antebrazo para quitar las últimas gotas de lo que fue aquel silencioso llanto. – No fui nadie, ni soy nadie… - Guardo su navaja en su cinturón para tenerla a la mano y respiro profundamente. No era aquella la respuesta que deseaba, aunque… ¿Qué respuesta quería en realidad? Tal vez solo quería un motivo para quedarse… pero era claro que esperaba demasiado. – Sabes hombre-bestia… soy como tú. Jamás me quito mi armadura, porque sin ella… logras sentir la calidez de las personas… y duele más. Ahora te entiendo Agros… - sonrió casi de manera infantil.- Desearía haber pensado en eso hace mucho tiempo… tal vez ahora las cosas hubieran sido diferentes.-
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
... No sabía bien qué pensar al respecto. Pero se debe volver un poco hacia atrás para que dichas palabras tengan sentido. Estaba dispuesto a hablar de sí mismo, al menos lo necesario para aclarar cosas y compartir otras. Pero luego de unos segundos pensando notó en su mirada la curiosidad por saber, pero luego su repentino alejamiento le hizo saber que todavía no estaba receptiva totalmente. Era como si simplemente no quisiera saber nada, aún percibía cierto temor. Otra vez estaba resignada y la situación se hacía un poco fuerte para su paciencia; Realmente le ponía a prueba. Estuvo a punto de decir algo, pero su intención no pasó de un leve sonido ahogado en su garganta. No era fácil cuando decía él una cosa y ella interpretaba lo que quería de esas palabras... Lo único que no ha interpretado mal en ningún momento son los gestos. -No...- Palabra simple pero con una pausa ligeramente prolongada, como si de nuevo aguantara lo que iba a decir. No era nada fácil de esa manera, y solo la estaba haciendo más difícil. Pero una mula y un fundamentalista lucen dóciles al lado de él, y no por lo dificultoso iba a ceder en ese momento.
Allí, donde las palabras ajenas terminaron es que siguieron las suyas. -No eres como yo. No lo has entendido, y no lo harás con tu resignación constante. Yo conozco una forma en la que seguro no serás nadie, y seguro no sentirás de nuevo el contacto humano como dices ahora...- Aguardó un poco, sin acercarse de nuevo a ella. No suspiró pero si tomaba respiros un poco más amplios debido a lo frustrante que empezaba a ser. -Si mueres ya no tendrás que sentir el tacto de nada ni de nadie. Tampoco serás nadie después de morir... Puede que no sepas ni lo que quieres, pero si en verdad eso quieres dilo y yo cumpliré tu deseo.- Le ponía algo nervioso la idea de tener que recurrir a tales métodos para que entendiera. Quería ser bien terca, y él bien sabía que eso podía matarla sin que a ella le importara y sin saber jamás todo lo que se niega a aprender. Prefería matarla habiéndole enseñado que imaginarla o verla morir en incertidumbre. Su diestra no empuñaba ningún arma, pero cerró sus puños con fuerza esperando la contesta de ella ante la nueva cuestión.
Allí, donde las palabras ajenas terminaron es que siguieron las suyas. -No eres como yo. No lo has entendido, y no lo harás con tu resignación constante. Yo conozco una forma en la que seguro no serás nadie, y seguro no sentirás de nuevo el contacto humano como dices ahora...- Aguardó un poco, sin acercarse de nuevo a ella. No suspiró pero si tomaba respiros un poco más amplios debido a lo frustrante que empezaba a ser. -Si mueres ya no tendrás que sentir el tacto de nada ni de nadie. Tampoco serás nadie después de morir... Puede que no sepas ni lo que quieres, pero si en verdad eso quieres dilo y yo cumpliré tu deseo.- Le ponía algo nervioso la idea de tener que recurrir a tales métodos para que entendiera. Quería ser bien terca, y él bien sabía que eso podía matarla sin que a ella le importara y sin saber jamás todo lo que se niega a aprender. Prefería matarla habiéndole enseñado que imaginarla o verla morir en incertidumbre. Su diestra no empuñaba ningún arma, pero cerró sus puños con fuerza esperando la contesta de ella ante la nueva cuestión.
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
Abrió sus parpados completamente, casi sin parpadear. Estaba sorprendida ante sus palabras, sobretodo porque hubiera esperado eso de cualquier persona… menos de él. Pero bien se lo merecía, siempre se había dicho jamás esperar nada de nadie y este había sido un mal momento para empezar. Había sido una completa estúpida y esto jamás lo olvidaría. - ¿Ah si? Mira que conveniente… Eh aquí el Lord Agros señor de estas tierras tan caritativo y benévolo. – Dijo aquello moviendo lentamente su mano hacía el cinturón donde había guardado su navaja. Cuando hubo agarro el mango de este, dio un paso atrás. – Pero lamento informarle señor que yo no era nadie cuando me tope con ustedes… mi mera existencia era indiferente para usted y ahora así será… de todas las personas que quieren matarme, solo será una más porque por mucho que se llene la boca de decir que soy una esclava de mis tormentos, no le daré el gusto de satisfacerse con mi sangre. – Respiro profundamente, aferrando su mano al mango de su navaja sin apartar la mirada del ajeno, notando como este cerraba con fuerza sus puños dispuesto a dar el primer golpe mortal si así se lo proponía.
- Conozco mejores métodos para no tener que darme sus lecciones de moral nunca más. - Dicho aquello, ya tenía ubicado el punto exacto y la respiración perfecta para de un solo movimiento sacar su navaja y lanzarla hacía Agros, apuntando hacía su cuello. Sabía que era lo suficientemente inteligente para evitar el golpe con su brazo cubierto pero esa distracción le daría la posibilidad de trepar a Noche y largarse de ahí. Lanzado el cuchillo, silbo con fuerza para alertar a Noche que ya estaba casi listo. Su agilidad le daría ventaja sobre el armado. Se agarro de las cerdas de noche y con el mismo impulso que llevaba al correr brinco para poder montar a su caballo. Por supuesto Lobo se había percatado de todo y salió corriendo detrás de ellos, no sin antes lanzarle un gruñido amenazador. Nada la pararía, solo haría una pequeña parada en las caballerizas para sacar una pequeña bolsa con monedas que había ganado haciendo algunos trabajillos y con eso podría comprar comida para el viaje. No esperaba que su ida de aquel lugar fuera de esa manera, pero más valía tarde que nunca. Y aquello ya había sido demasiado para una despedida y suficiente lección para no volver a confiar en nadie.
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
La tensión en general lo estaba llevando lejos. En cierto modo él tampoco se creía que llegaran a ese punto donde se miraran de frente tan fijo y dispuestos a jugarse la vida. Esas palabras que oía seguían llenas de repudio creciente que empeoraba cada vez más. ¿Tanto así le odiaría de ahora en adelante? Al parecer así fue y así iba a ser, tal como lo dijo. Lo que no perdía de vista sus ojos era a su figura, que hacía movimientos discretos con la mano a donde se alojaba el arma pequeña con la que fue apuntado antes. Unos cinco metros no eran la distancia adecuada para usarla si pretendía hacerle daño, pero aún con ello no le perdía la atención en absoluto... -...Ingenua...- Palabra que solo fue un susurro entre dientes. De nuevo la adrenalina le hacía tener mayor agudeza y le preparaba para el combate si es que iba a darse. Hubo rechazo a la propuesta, fue predecible desde el momento en que tenía cerca su arma.
Las últimas palabras de ella casi le distrae de manera letal. Fue el ver la tensión en su cuerpo extenderse por su brazo lo que le hizo percatarse muy apenas del reflejo del filo lanzado hacia él. La corta distancia no le iba a permitir una reacción burlesca o muy sobrada, por lo cual batió hacia abajo y frente a sí su brazo izquierdo prácticamente por reflejo y muy poco después del ataque para desviarlo con la manopla de metal y roca hacia el suelo. Su cuerpo se ladeó bastante pero se flexionó y apoyó la mano zurda del suelo para no perder balance junto con la diestra extendida del lado contrario e inclinada hacia arriba como contrabalance, pues no tenía la espada consigo ni contaba con su peso para esa función. En ese tiempo que él se hizo el apoyo ella había corrido y tomado su caballo, ante lo cual solo le dio tiempo de levantarse y mirarla huir, sin tomar muy en cuenta la ''despedida'' del huargo. Podría darle caza por el bosque como si de una bestia salvaje se tratase; Estaba equipado y aún algo de energías le quedaban. Pero fue su sentido común el que le hizo desistir de seguirla. Había fracasado y se le había ido, a su suerte como siempre.
Ya nada podía hacer para cambiarlo, y cabizbajo se postró frente a la escena recogiendo la navaja que intentó matarlo y guardándola en uno de sus estuches del cinturón. Tantos pensamientos surcaban de nuevo por su mente... Esa extraña sensación de que algo se le desprendía internamente era algo incomprensible para él. Aún agachado y con rodilla en tierra miró hacia el cielo, bloqueado por las copas de los árboles que apenas dejaban ver la luz ténue que llegaba por la mañana. -No sé, Madre... No sé más que herir a mi gente... Soy el último de la casta que te traicionó. Algún día se terminará...- La impotencia le provocaba rabia y de esa rabia adquirió una fuerza instantánea para levantar su puño pesado (el zurdo) y golpear el suelo violentamente, acompañado dicho golpe con un grito aguerrido que luego de exclamar se callaba entre respiros agitados. Se puso de pié nuevamente. Nada había cambiado con su furiosa descarga. -Pronto terminará... De un modo u otro.- Su expresión quería quebrarse, pero entre respiros y dientes apretados no dejó que cediera, y con la cabeza gacha y cuerpo jorobado con el peso de su conciencia marchó hacia su espada para sacarla del terreno, ponerla de nuevo con los cintos a su espalda y subir a su caballo, pero sin el ánimo guerrero de antes... Marchando entonces con un galope tranquilo sin rumbo fijo, hasta que su figura se perdió en la espesura boscosa.
-Fin de escena.
Las últimas palabras de ella casi le distrae de manera letal. Fue el ver la tensión en su cuerpo extenderse por su brazo lo que le hizo percatarse muy apenas del reflejo del filo lanzado hacia él. La corta distancia no le iba a permitir una reacción burlesca o muy sobrada, por lo cual batió hacia abajo y frente a sí su brazo izquierdo prácticamente por reflejo y muy poco después del ataque para desviarlo con la manopla de metal y roca hacia el suelo. Su cuerpo se ladeó bastante pero se flexionó y apoyó la mano zurda del suelo para no perder balance junto con la diestra extendida del lado contrario e inclinada hacia arriba como contrabalance, pues no tenía la espada consigo ni contaba con su peso para esa función. En ese tiempo que él se hizo el apoyo ella había corrido y tomado su caballo, ante lo cual solo le dio tiempo de levantarse y mirarla huir, sin tomar muy en cuenta la ''despedida'' del huargo. Podría darle caza por el bosque como si de una bestia salvaje se tratase; Estaba equipado y aún algo de energías le quedaban. Pero fue su sentido común el que le hizo desistir de seguirla. Había fracasado y se le había ido, a su suerte como siempre.
Ya nada podía hacer para cambiarlo, y cabizbajo se postró frente a la escena recogiendo la navaja que intentó matarlo y guardándola en uno de sus estuches del cinturón. Tantos pensamientos surcaban de nuevo por su mente... Esa extraña sensación de que algo se le desprendía internamente era algo incomprensible para él. Aún agachado y con rodilla en tierra miró hacia el cielo, bloqueado por las copas de los árboles que apenas dejaban ver la luz ténue que llegaba por la mañana. -No sé, Madre... No sé más que herir a mi gente... Soy el último de la casta que te traicionó. Algún día se terminará...- La impotencia le provocaba rabia y de esa rabia adquirió una fuerza instantánea para levantar su puño pesado (el zurdo) y golpear el suelo violentamente, acompañado dicho golpe con un grito aguerrido que luego de exclamar se callaba entre respiros agitados. Se puso de pié nuevamente. Nada había cambiado con su furiosa descarga. -Pronto terminará... De un modo u otro.- Su expresión quería quebrarse, pero entre respiros y dientes apretados no dejó que cediera, y con la cabeza gacha y cuerpo jorobado con el peso de su conciencia marchó hacia su espada para sacarla del terreno, ponerla de nuevo con los cintos a su espalda y subir a su caballo, pero sin el ánimo guerrero de antes... Marchando entonces con un galope tranquilo sin rumbo fijo, hasta que su figura se perdió en la espesura boscosa.
-Fin de escena.
Agros Fell- Casa vasalla
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