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Un comienzo fructífero.
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Un comienzo fructífero.
__Muy temprano, a horas de la mañana apenas saliendo el sol en el horizonte, cuya luz aún no se veía del todo por las frondosas coronas de árboles que aún brotaban una esencia fresca. Aquellas tierras todavía estaban en proceso de restauración y por ello se veía a los jardineros trabajando desde muy temprano para garantizar las nuevas siembras y conservar las que han crecido. Por otra parte, los guardabosques y vigilantes naturales estaban atentos y en marcha ocasional por los bosques donde rotaban posiciones de campo. Aún les faltaba una hora para cambiar de turno. A esa hora ya salían los recolectores de frutos con mulas y otros caballos de carga a adentrarse en los bosques para sacar las frutas aun frescas, antes de que el calor solar las irradie. Con la venida de ellos por la mañana estaba el regreso de un hombre más entre los pobladores. Habiendo venido de los bosques lejanos y de un viaje no muy lejano se veía un caballo guiado por un hombre desde su silla de montar.
Un rostro menudo con oscuro cabello largo suelto y desordenado, cuyo cuello está abrigado por el bulto plegado de una capucha roja cuya tela cubre parte de su pecho cerca del abdomen. Debajo del telar carmesí lleva una muda negra que viste el resto de su torso y de manera invisible sus brazos que están revestidos por guanteletes de metal, donde el izquierdo es más grueso que el diestro y por tanto diferente a este. Piezas de armadura adicionales como hombreras también con diseños asimétricos, una faja y arnés de cuero y metal a nivel de su cintura cuyas solapas llegan hasta la ingle desde los cuatro lados, placas metálicas como musleras externas que acompañan al pantalón oscuro, y unas escarpas gruesas de cáñamo y pulpa vegetal que sirven como espinilleras y botas de notable grosor. En su torso se cruzaba un cinto de tela fuerte que sostenía y estabilizaba un arma gigante en su espalda, con la longitud de una hoja bastarda y el grosor de un hacha en su hoja de estilizada apariencia y brutales proporciones que la hacían única en todo Poniente. El caballo por su parte llevaba accesorios metálicos como una pechera de cuero que complementaba el soporte de la silla de montar mientras en su lomo llevaba estuches grandes y pequeños sin una carga excesiva. Su presencia no hacía que los demás dejaran sus labores absolutamente, solo saludaban con los Buenos días cuando pasaba cerca de ellos con el paso tranquilo de su caballo.
El jinete pasaba como si fuese uno más en el lugar, sin reverencias ni nada por el estilo. Solamente se acercó a uno de los maestros encargados de la siembra, bajó de su caballo ladeando su cuerpo y saliendo por el lado izquierdo para caer sobre sus pies, flexionándose debidamente para hacerse un tercer apoyo con su mano más grande; Su descenso siempre causaba algo de ruido por el metal de su equipamiento. Una ligera mueca de esfuerzo se le hizo por el descenso pero se levantó con naturalidad para ponerse de pié y ser visiblemente más grande que el agricultor experimentado que aunque tuviera aquel hombre más imponente delante de él no se sentía en peligro alguno. El hombre no llevaba más que una túnica sostenida por cordeles en la cintura y en las mangas, sus pies calzaban botas de cuero, con una expresión amena y una cabellera mediana que pintaba algunas canas.-
-Buenos días, señor. espero que se encuentre muy bien.
-Lo estoy. ¿Cómo se encuentra la siembra y los bosques? -Contestó el jinete con un tono de voz sereno que en cierto modo se notaba sólido como su carácter, pese a no tener la intención de ser severo. Es esa su voz natural.
-La restauración de los bosques ha marchado muy bien. Ya para los siguientes dos meses esperamos tener un progreso bastante fructífero y posiblemente sea la próxima una buena temporada para otras frutas más frescas. -Se veía bastante contento al agricultor en el momento de expresar las buenas noticias.
-Muy bien. Con ello tendremos todos para comer en los próximos tiempos. He de atender otros asuntos. Nos veremos, señor Tann. -Con ello complementó su despedida con una puesta de su mano diestra sobre uno de los hombros ajenos mientras asentía ligeramente.
-Que pase un buen día, señor Fell. -tras recibir el gesto del jinete, el hombre lo completó con un apretón de su mano diestra con la ajena añadiendo una sonrisa para animar a Fell. -Descanse y reponga esos ánimos, el bosque también necesita de nuestra alegría para crecer.
-Ambos retornaron a sus debidos caminos y Agros simplemente caminó haciendo un pequeño chasquido con los labios que el caballo entendió y comenzó a seguir a su jinete que andaba con un paso algo lento, con su semblante cabizbajo y una expresión que mostraba resistirse a manifestar cualquier emoción o pensamiento que circundara en él. No era todo el tiempo que andaba en ese modo pero aquel día tenía algo diferente, y su mente todavía trabajaba en llevar la crisis posterior a la guerra de rebelión y a la guerra de Poniente. Aun no había organizado las visitas debidas ni la rienda de cuentas al reinado que por ello podría considerarlo traidor, y lamentablemente eso amenazaba a toda la gente inocente del lugar. Su lucha por reconstruir el terreno y hacer próspero el lugar de nuevo era una tarea compleja que de no ser por el apoyo de su gente le superaría y lo dejaría en el fracaso. Marchaba en otra dirección que aun vigilada por los guardabosques estaba un poco más desolada y allí decidió abandonar el peso de su espada gigante tirando de la tela que sostenía el nudo superior y con ello solo debía deslizarla hacia fuera ligeramente para que la tela de soporte inferior saliera por la ranura de la hoja. Añadió un giro de muñeca con la diestra para cambiarla de dirección y luego bajarla violentamente contra el suelo enterrando casi la mitad del filo en él.
Tras hacer aquello su cuerpo desvarió un poco y tuvo la necesidad de arrodillarse sin soltar la empuñadura del arma en la que se apoyaba firmemente. Su pecho se ''abría y cerraba'' haciendo notar el agite desesperado que le pedía tomar aire una y otra vez. Trató de mirar hacia el horizonte delante de él pero no veía más allá de lo que los árboles le permitían, aún no llegaba a la aldea. Fue poco después de eso que ahogó un quejido de dolor cerrando los labios y apretando los dientes, se dejó caer de espaldas en el suelo de tierra mirando hacia arriba y volviendo a respirar profundamente con tal de aguantar dolor que en parte era de sus heridas pasadas y por otro lado por lo agotador que supuso aquel viaje de caza. El haber madrugado le empezaba a pasar factura al igual que su precio recurrente por llevar tanto peso encima sin un debido descanso. Lo último que alcanzó a hacer fue rebuscar en su arnés con la mano derecha y tomar de él un órgano animal disecado que servía como botella de agua, abriéndola con los dedos y poniendo el pico filtrado con tela en sus labios, la cual dejaba fluir el agua a través de sus poros no solo para mantenerla limpia sino para moderar la dósis. Se veía tal como un guerrero borracho y cansado, pero la verdad estaba solamente cansado y frustrado sin mucha paciencia para esperar el futuro.
Un rostro menudo con oscuro cabello largo suelto y desordenado, cuyo cuello está abrigado por el bulto plegado de una capucha roja cuya tela cubre parte de su pecho cerca del abdomen. Debajo del telar carmesí lleva una muda negra que viste el resto de su torso y de manera invisible sus brazos que están revestidos por guanteletes de metal, donde el izquierdo es más grueso que el diestro y por tanto diferente a este. Piezas de armadura adicionales como hombreras también con diseños asimétricos, una faja y arnés de cuero y metal a nivel de su cintura cuyas solapas llegan hasta la ingle desde los cuatro lados, placas metálicas como musleras externas que acompañan al pantalón oscuro, y unas escarpas gruesas de cáñamo y pulpa vegetal que sirven como espinilleras y botas de notable grosor. En su torso se cruzaba un cinto de tela fuerte que sostenía y estabilizaba un arma gigante en su espalda, con la longitud de una hoja bastarda y el grosor de un hacha en su hoja de estilizada apariencia y brutales proporciones que la hacían única en todo Poniente. El caballo por su parte llevaba accesorios metálicos como una pechera de cuero que complementaba el soporte de la silla de montar mientras en su lomo llevaba estuches grandes y pequeños sin una carga excesiva. Su presencia no hacía que los demás dejaran sus labores absolutamente, solo saludaban con los Buenos días cuando pasaba cerca de ellos con el paso tranquilo de su caballo.
El jinete pasaba como si fuese uno más en el lugar, sin reverencias ni nada por el estilo. Solamente se acercó a uno de los maestros encargados de la siembra, bajó de su caballo ladeando su cuerpo y saliendo por el lado izquierdo para caer sobre sus pies, flexionándose debidamente para hacerse un tercer apoyo con su mano más grande; Su descenso siempre causaba algo de ruido por el metal de su equipamiento. Una ligera mueca de esfuerzo se le hizo por el descenso pero se levantó con naturalidad para ponerse de pié y ser visiblemente más grande que el agricultor experimentado que aunque tuviera aquel hombre más imponente delante de él no se sentía en peligro alguno. El hombre no llevaba más que una túnica sostenida por cordeles en la cintura y en las mangas, sus pies calzaban botas de cuero, con una expresión amena y una cabellera mediana que pintaba algunas canas.-
-Buenos días, señor. espero que se encuentre muy bien.
-Lo estoy. ¿Cómo se encuentra la siembra y los bosques? -Contestó el jinete con un tono de voz sereno que en cierto modo se notaba sólido como su carácter, pese a no tener la intención de ser severo. Es esa su voz natural.
-La restauración de los bosques ha marchado muy bien. Ya para los siguientes dos meses esperamos tener un progreso bastante fructífero y posiblemente sea la próxima una buena temporada para otras frutas más frescas. -Se veía bastante contento al agricultor en el momento de expresar las buenas noticias.
-Muy bien. Con ello tendremos todos para comer en los próximos tiempos. He de atender otros asuntos. Nos veremos, señor Tann. -Con ello complementó su despedida con una puesta de su mano diestra sobre uno de los hombros ajenos mientras asentía ligeramente.
-Que pase un buen día, señor Fell. -tras recibir el gesto del jinete, el hombre lo completó con un apretón de su mano diestra con la ajena añadiendo una sonrisa para animar a Fell. -Descanse y reponga esos ánimos, el bosque también necesita de nuestra alegría para crecer.
-Ambos retornaron a sus debidos caminos y Agros simplemente caminó haciendo un pequeño chasquido con los labios que el caballo entendió y comenzó a seguir a su jinete que andaba con un paso algo lento, con su semblante cabizbajo y una expresión que mostraba resistirse a manifestar cualquier emoción o pensamiento que circundara en él. No era todo el tiempo que andaba en ese modo pero aquel día tenía algo diferente, y su mente todavía trabajaba en llevar la crisis posterior a la guerra de rebelión y a la guerra de Poniente. Aun no había organizado las visitas debidas ni la rienda de cuentas al reinado que por ello podría considerarlo traidor, y lamentablemente eso amenazaba a toda la gente inocente del lugar. Su lucha por reconstruir el terreno y hacer próspero el lugar de nuevo era una tarea compleja que de no ser por el apoyo de su gente le superaría y lo dejaría en el fracaso. Marchaba en otra dirección que aun vigilada por los guardabosques estaba un poco más desolada y allí decidió abandonar el peso de su espada gigante tirando de la tela que sostenía el nudo superior y con ello solo debía deslizarla hacia fuera ligeramente para que la tela de soporte inferior saliera por la ranura de la hoja. Añadió un giro de muñeca con la diestra para cambiarla de dirección y luego bajarla violentamente contra el suelo enterrando casi la mitad del filo en él.
Tras hacer aquello su cuerpo desvarió un poco y tuvo la necesidad de arrodillarse sin soltar la empuñadura del arma en la que se apoyaba firmemente. Su pecho se ''abría y cerraba'' haciendo notar el agite desesperado que le pedía tomar aire una y otra vez. Trató de mirar hacia el horizonte delante de él pero no veía más allá de lo que los árboles le permitían, aún no llegaba a la aldea. Fue poco después de eso que ahogó un quejido de dolor cerrando los labios y apretando los dientes, se dejó caer de espaldas en el suelo de tierra mirando hacia arriba y volviendo a respirar profundamente con tal de aguantar dolor que en parte era de sus heridas pasadas y por otro lado por lo agotador que supuso aquel viaje de caza. El haber madrugado le empezaba a pasar factura al igual que su precio recurrente por llevar tanto peso encima sin un debido descanso. Lo último que alcanzó a hacer fue rebuscar en su arnés con la mano derecha y tomar de él un órgano animal disecado que servía como botella de agua, abriéndola con los dedos y poniendo el pico filtrado con tela en sus labios, la cual dejaba fluir el agua a través de sus poros no solo para mantenerla limpia sino para moderar la dósis. Se veía tal como un guerrero borracho y cansado, pero la verdad estaba solamente cansado y frustrado sin mucha paciencia para esperar el futuro.
Última edición por Agros Fell el Dom Jun 16, 2013 3:44 pm, editado 1 vez
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
Un pequeño relinchido la hizo levantarse de golpe de su placido sueño. Levemente desorientada de donde estaba se puso a tocar el heno que tenía debajo de sus manos y el leve empujón que Noche le dio por la espalda medio mordisqueándole el cabello fue lo que la hizo reaccionar de donde se encontraba. Anoche sin poder dormir mucho fue a por su caballo a las caballerizas y cepillándolo se quedo dormida ahí. Obviamente estaba lobo a sus pies aun con las patas hacía arriba, totalmente dormido. Soltó una leve risilla para luego estirarse casi gatunamente. Soltó un leve suspiro y empujo a lobo con su pie mientras se ponía de pie y acomodaba su cabello hacia atrás luego de lo revuelto que lo tenía por culpa de Noche. Sacudió sus ropas y se negó siquiera a pensar en irse a bañar para ponerse esos vestidos ridículos y poco prácticos que le habían dado cuando llego a casa Fell. Llevaba pantalones de montar con unas botas oscuras que llegaban debajo de las rodillas y una camisa un tanto masculina de algodón y una capa oscura casi del mismo color de sus botas. Cualquiera que la viera con la capucha, ocultando su cabello y el leve relieve de sus curvas, la pasaría por un chico escuálido, claro, si no miraban lo suficientemente con atención para ver las facciones femeninas de su rostro.
Al salir de las caballerizas, notó que aun no salía el sol, apenas los leves rayos de luz daban un poco de claridad y aquello le parecía perfecto. Salió en busca de un poco de agua para lavarse la cara y estaría lista. Lobo por supuesto estaba aun de flojo y se negaba a salir tan temprano cuando se había pasado seguramente parte de la noche cazando cosas, pero Thyia pensó que tal vez solo era que tenía demasiado consentido al animal así que le silbo para que este ya no siguiera de zángano. Moviendo la cola llegó el animal junto a ella y ahora si no dudo en montarse a Noche para salir de aquel lugar. Dio un último vistazo a la casa y vio que apenas algunas velas anunciaban que ya se estaban levantando. Tal vez otra vez más lograba escaparse de toparse con el hombre-bestia.
Al salir de las caballerizas, notó que aun no salía el sol, apenas los leves rayos de luz daban un poco de claridad y aquello le parecía perfecto. Salió en busca de un poco de agua para lavarse la cara y estaría lista. Lobo por supuesto estaba aun de flojo y se negaba a salir tan temprano cuando se había pasado seguramente parte de la noche cazando cosas, pero Thyia pensó que tal vez solo era que tenía demasiado consentido al animal así que le silbo para que este ya no siguiera de zángano. Moviendo la cola llegó el animal junto a ella y ahora si no dudo en montarse a Noche para salir de aquel lugar. Dio un último vistazo a la casa y vio que apenas algunas velas anunciaban que ya se estaban levantando. Tal vez otra vez más lograba escaparse de toparse con el hombre-bestia.
Se inclino hacía adelante y apretó con sus piernas los costados del semental haciendo que este entendiera el mensaje y empezó a galopar rumbo al bosque. Ahí seguro encontrarían algo de comer y pasaría el día rato practicando con el arco. Aun recordaba las lecciones que Strife, el jinete blanco que había conocido junto con Agros, le había dado. Le había prometido mejorar su técnica para que cuando se volvieran a ver se las enseñara. Lo extrañaba un poco pero igual cada uno tenía caminos distintos. Retiro de sus pensamientos aquel suceso y disfruto de cabalgar sobre Noche y disfrutar de la brisa fresca directo en su rostro, inclinándose un poco más hacía adelante mientras sujetaba las cerdas negras de su caballo lo cual lo único que le indico al semental fue que acelerara el galope. Cuando por fin los primeros rayos del sol le pegaron directo al rostro cerró sus parpados mientras soltaba el agarre muy lentamente, sintiendo como el corcel mantenía el ritmo y por unos instantes, levanto sus manos hacía sus costados sintiendo como si pudiera volar. Tan solo por unos instantes, era completamente libre.
Luego de un rato, por fin descansaba recostada bajo la fresca sombra de un árbol comiendo unas pocas moras silvestres que ahí abundaban. Noche estaba entretenido comiendo algunas otras frutillas y Lobo seguro intentaba sacar de su madriguera a alguna que otra liebre. Sin duda el día iba a ser tranquilo, o al menos eso pensaba ella hasta que escucho el ruido de otro caballo. Se irguió en su lugar, ocultándose detrás del árbol hasta que entrecerró sus parpados y logró reconocer a esa masa enorme que caminaba a un lado del corcel. Chasqueo la lengua y busco con la vista a noche pero estaba muy lejos como para llamarle sin atraer la atención. Volvió su vista al jinete, viéndolo posar su espada en el suelo. Arrugo levemente la nariz con cierta extrañes al verle tumbarse así, por un momento pensó en salir corriendo a ver si no lo habían herido pero se mordió la lengua antes de hacerlo. Le tomo al menos un minuto en decidir si se iba sigilosamente o si simplemente se acercaba a “saludar” después de todo… era lo mínimo luego de que vivía ahí de arrimada.
Tomo las moras que tenía y de manera silenciosa se fue acercando hasta quedar a un metro tal vez, ponerse en cuclillas mientras se metía una mora a la boca. – ¿Disfrutando un descanso o la vejes haciendo estragos? – Dijo ladinamente mientras se metía una nueva mora a la boca.
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
Con pesar había llegado allí, resistiendo cansancio y dolor constante durante toda la velada contra bestias nocturnas que aceptaron su desafío territorial. Había regresado vencedor y a diferencia de cazadores que traen los cuerpos o la piel de sus presas él les hizo una pequeña ceremonia natural y enterró sus cuerpos para que nutrieran a la tierra. Era su forma de honrar a las bestias por la valentía de defender su territorio o luchar por alimentarse, aun cuando eran vencidas. Aquello junto con el recorrido le habían dejado cansado, por la terquedad de no acampar en campo abierto sino de regresar antes del amanecer a su tierra-hogar. Sin un descanso debido, el cuerpo se lo exigía a gritos, siendo por ello que cedió en aquel terreno para descansar de todo el peso que lleva encima. Volviendo al momento presente, tras beber agua hizo a un lado su diestra para dejarla tendida en el suelo también, sin importarle mucho la suerte del contenedor de agua en ese momento. Era un ser humano y el tiempo le empezaba a afectar generalmente, no es negable el hecho de que está envejeciendo. Fue en medio de aquel desvarío que de lo oculto emergió una figura de la que no pudo percatarse, estaba demasiado agotado para siquiera voltearse a mirar o coger un arma y ponerse en defensa. Entonces, en el momento en que vio el rostro claro y la mirada especial de color marino así como aquellos hilos carmesí fue que reconoció que no era enemigo, sino la chica que le ha acompañado desde un buen tiempo del recorrido antes de asentarse en Bosque Alto.
Palabras llenas de sarcasmo pero al mismo tiempo cierta preocupación, porque él sabía que entre ese trato algo rudo había importancia, al menos de su parte. Se le veía desorientación en el rostro y no mucha capacidad de respuesta inmediata. Fue tras un breve espacio de silencio que pudo tomar ''fuerza'' y responder de vuelta. -De haber venido conmigo no estarías levantada tan temprano.- La voz la mantuvo estable a pesar del esfuerzo que le supuso. Por otro lado, el caballo de Agros llevaba algo de carga con frutas y parte del equipamiento del jinete, pero se mantenía tranquilo al momento de acostarse sobre el pasto a descansar con su carga. Agros respiraba de manera amplia para tomar tanto aire como pudiera, necesitaba reponerse para poder andar de vuelta o de lo contrario nadie iba a poder levantarlo. Probó intentando levantar su brazo derecho, que no se alzó más allá de unos 10 centímetros del suelo antes de caer de nuevo. La presión en el hombro diestro le cobraba por todos esos años dominando un espadón exagerado como ese, que a pesar de eso no lo cambiaba por nada. Allí estaba a expensas de la norteña, tal como ese día que recordó donde a punto de ser asesinado ella le salvó. Con esta, tal vez iba a deberle otra y en cierto modo eso le pesaba debido a que era pié perfecto para manipulaciones posteriores. Por el momento, era poco o nada lo que podía hacer. Trataba siempre de mantenerse atento a ella por si hacía o decía algo más.
Palabras llenas de sarcasmo pero al mismo tiempo cierta preocupación, porque él sabía que entre ese trato algo rudo había importancia, al menos de su parte. Se le veía desorientación en el rostro y no mucha capacidad de respuesta inmediata. Fue tras un breve espacio de silencio que pudo tomar ''fuerza'' y responder de vuelta. -De haber venido conmigo no estarías levantada tan temprano.- La voz la mantuvo estable a pesar del esfuerzo que le supuso. Por otro lado, el caballo de Agros llevaba algo de carga con frutas y parte del equipamiento del jinete, pero se mantenía tranquilo al momento de acostarse sobre el pasto a descansar con su carga. Agros respiraba de manera amplia para tomar tanto aire como pudiera, necesitaba reponerse para poder andar de vuelta o de lo contrario nadie iba a poder levantarlo. Probó intentando levantar su brazo derecho, que no se alzó más allá de unos 10 centímetros del suelo antes de caer de nuevo. La presión en el hombro diestro le cobraba por todos esos años dominando un espadón exagerado como ese, que a pesar de eso no lo cambiaba por nada. Allí estaba a expensas de la norteña, tal como ese día que recordó donde a punto de ser asesinado ella le salvó. Con esta, tal vez iba a deberle otra y en cierto modo eso le pesaba debido a que era pié perfecto para manipulaciones posteriores. Por el momento, era poco o nada lo que podía hacer. Trataba siempre de mantenerse atento a ella por si hacía o decía algo más.
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
Cualquier institutriz o lady que hubiera visto el comportamiento de la pelirroja como una verdadera ofensa o algo digno de unos buenos azotes el solo hecho de hablarle de aquella manera a alguien que ahora pertenecía a la nobleza. Claro, si Thyia hubiera recibido el mínimo de educación que lleva cualquier lady lo hubiera sabido. Pero hablamos de la salvajita impertinente que usualmente es una bocazas y suelta lo primero que se le pasa por la mente sin siquiera pensarlo un poco. Así que, si se pensaban que se mordió la lengua al decirle aquello, la respuesta es: No. Siguiendo con su mordaz comentario, se metió una nueva mora a la boca sin apartar su azulado mirar del ajeno mientras, aunque intentara no prestarle atención, se notaba que estaba más que exhausto. No pudo evitar alargar la fina línea de sus labios en una sonrisa un tanto bribona de su parte. Si, si, hay muchas cosas que debería haber hecho al menos para ganarse su lugar en aquella casa pero… tampoco es como si le quitara demasiado. De vez en cuando dormía entre las paredes del lugar pero siempre se encargaba de ganarse su comida haciendo trabajillos diversos o cazándola ella misma. – Oh, perdóneme Lord por no haber estado a su disposición – Dijo con una fingida reverencia, para luego dejarse caer sobre la tierra fresca de aquella mañana con las piernas cruzadas, posando sus codos sobre sus piernas y jugando con la última mora entre sus manos. – Pero prefiero no haberlo hecho si voy a lucir como si me acabaran de dar una paliza. –
Vio de reojo aquel intento inútil de levantarse sin demasiado excito. Se rasco con el dedo índice la mejilla diestra para luego girar levemente su dorso y zamparle la mora en la boca sin demasiada fuerza, solo para que este se quedara con algo en la boca en vez de estar haciendo esfuerzos inútiles. – No se tu pero yo opto por quedarme acá y disfrutar un rato de la placida mañana antes de seguir con el rutinario día. – Enarco una cejar, mirándole nuevamente de reojo mientras se tumbaba igual posando ahora sus brazos a la altura de su nuca para que le quedaran de soporte en la cabeza. Sus orbes se quedaron fijas entre las ramas de los arboles que dejaban filtrar pequeños rayos de sol, escuchando no muy a lo lejos que lobo parecía haber encontrado algo.
– ¿No has pensado que tal vez no necesitas tu caparazón para ir a todos lados?, o ¿es que hasta a la hora de cagar la tienes? – Se quedo pensando en aquello y se giro quedando de costado mirando fijo al jinete. – ¿Acaso cuando te follas a alguien también la traes puesta? – Pregunto entre broma y llena de curiosidad, simplemente intentaba imaginarlo embistiendo a alguna ramera con toda esa embestidura y solo una leve mueca en su rostro reflejaba lo que imaginaba – Eso de ninguna manera debe ser… divertido. – Dijo finalmente regresando a antigua posición mirando hacia el cielo hasta que sintió que se acercaba Lobo y tiraba “algo” a los pies, exigiendo la atención de ella.
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
La mente de Agros pasaba por alto las primeras palabras. Las consideraba innecesarias sin importar si las dijo por el hecho de importunar o no, no le ofendía para nada su sarcasmo al estar acostumbrado. Aquel dominio era diferente con mucho al resto, puesto que incluso el mismo Lord era tratado como un poblador más. Sin adulaciones excesivas y sin mayores beneficios que los demás, pues él también partía para buscar sus cosas y atender sus asuntos él mismo. Tal vez lo hace tanto por terco como por humilde, pero marcaba con mucho la diferencia al saber que él merecía lo mismo que el resto de su gente. Es la experiencia sobre los estragos de la avaricia y el egoísmo gran parte de lo que le lleva a ser como es, ya que eso en su juventud le costó bastante y casi le cuesta la vida. Volviendo al tema presente, ese sarcasmo parecía un reflejo del pícaro y desafiante jinete blanco, con el que ella había entablado confianza más rápido que con el resto. Iba a decir algo cuando de pronto la mano ajena le puso algo en la boca que olía desde hace un momento; Ese aroma a moras que le advirtió que no había peligro alguno y por tanto comió la fruta prácticamente por inercia. El sabor ácido pero al mismo tiempo con dulzor le dio algo de sensación que le despertó ligeramente más, solo para darse cuenta que ella también se tendió en el terreno, pues ya no la veía delante de su vista orientada hacia arriba.
En aquel momento no se sentía tan cansado ni frustrado como otras veces en que la pesadilla se hace presente. Aquella era una forma de luchar contra el sueño y seguir adelante, por más absurda que pareciera debido a su testarudez. -El bosque y sus elementos son mi rutina. Incluso ahora estoy en ello.- Respondió prácticamente con inercia de soldado, como si contestara un protocolo de manera lineal. Su línea de pensamientos estaba un poco más distraida por los siguientes comentarios ajenos. Una pregunta que en el primer momento no contestó por lo obvia que le parecía, pues eran muchas las ocasiones en el bosque en las que debía hacer parada e ingeniárselas para hacer sin desarmarse demasiado, puesto que eran nómadas y debían estar preparados. Y no solo él, sino los demás aunque no fuesen tan ''armados'' como él. Era algo que ella seguramente imaginaría porque estuvo con los cuatro en esos viajes. Era realmente incómodo, pero eso no quita el hecho de que sea necesario. -No preguntes lo que ya sabes. Esta tierra no necesita herederos de mi parte. Si no fueses tú diría que tienes ganas y por eso estás aquí.- Ahora si contestaba con un aire más personal. Era prácticamente indiferente a esa clase de temas con el aire de provocar o molestar, pero el hecho de que fuese ella quien lo dijera le daba cierto toque ''especial'' que lograba tocarle poco, pero lo lograba al menos. Evitó hacer algo más al momento de notar al canino de gran tamaño cerca de ellos... Era natural en él una especie de instinto al tener una bestia cerca y por ello apretó fuerte los puños.
En aquel momento no se sentía tan cansado ni frustrado como otras veces en que la pesadilla se hace presente. Aquella era una forma de luchar contra el sueño y seguir adelante, por más absurda que pareciera debido a su testarudez. -El bosque y sus elementos son mi rutina. Incluso ahora estoy en ello.- Respondió prácticamente con inercia de soldado, como si contestara un protocolo de manera lineal. Su línea de pensamientos estaba un poco más distraida por los siguientes comentarios ajenos. Una pregunta que en el primer momento no contestó por lo obvia que le parecía, pues eran muchas las ocasiones en el bosque en las que debía hacer parada e ingeniárselas para hacer sin desarmarse demasiado, puesto que eran nómadas y debían estar preparados. Y no solo él, sino los demás aunque no fuesen tan ''armados'' como él. Era algo que ella seguramente imaginaría porque estuvo con los cuatro en esos viajes. Era realmente incómodo, pero eso no quita el hecho de que sea necesario. -No preguntes lo que ya sabes. Esta tierra no necesita herederos de mi parte. Si no fueses tú diría que tienes ganas y por eso estás aquí.- Ahora si contestaba con un aire más personal. Era prácticamente indiferente a esa clase de temas con el aire de provocar o molestar, pero el hecho de que fuese ella quien lo dijera le daba cierto toque ''especial'' que lograba tocarle poco, pero lo lograba al menos. Evitó hacer algo más al momento de notar al canino de gran tamaño cerca de ellos... Era natural en él una especie de instinto al tener una bestia cerca y por ello apretó fuerte los puños.
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
Se incorporo un poco, quedando sentada nuevamente ante la insistencia de Lobo por su atención. Notó igual la tensión que hizo Agros ante la llegada del animal. Si cualquiera viera la actitud de ambos, diría que simplemente no se toleran, y aunque pareciera gracioso, la constante rivalidad que sentía Lobo por aquel hombre era demasiado simpática como para pensar que realmente pudiera existir… pero en realidad, lobo siempre buscaba la manera de llamar la atención de Thyia si es que Agros estaba presente. Volviendo a la vista sobre lo que el animal había llevado a sus pies, ilumino la vista de la ojiazul. Le rasco detrás de las orejas mientras que apegaba su frente a la del lobo dándole un pequeño beso en la húmeda y fría nariz – Gracias… – Le susurro luego de ver aquella gorda liebre que había cazado. Eso sería un perfecto desayuno.
Una ruidosa carcajada salió de sus labiales al escuchar aquello último. No es que se la pasara vigilándolo durante aquella vez que viajaron juntos, incluso trataba de toparse lo menos con él que pudiera. Pero simplemente su cabeza loca daba cosas por sentado o las imaginaba tan grotescas como los animales mismos. Pero que de su boca justo saliera lo de los herederos, la hacía tanto reír como pensar que aquel hombre que tenía frente a ella tal vez tenía gustos por los cuerpos… masculinos. ¿Qué clase de noble no viene con el propósito de hacer más riquezas, tener más poder y engendrar hijos? Bueno, en donde creció llegó a conocer a esos hombres que en vez de buscar una vagina buscaban un trasero escuálido de algunos jovencitos. La risa desapareció de su rostro y volvió a mirarle, casi intentando imaginarlo con los chicos flaquillos que había visto en la casa de las rameras donde había vivido – No… no creo – Susurro como si lo dijera para quitarte esa idea de la cabeza.
– Y no, no para nada. Eso forma en que tienen las mujeres de venir solo a parir no es lo mío. Disfruto demasiado de mi libertad como para tener que venir a rendirle cuentas a alguien solo porque alguien te dicta que le perteneces. Claro, también hay gente con otros gustos que obviamente no logran tener descendencia… pero eso ya es gusto de cada quien – Le planto la liebre muerta en la cara para que pudiera verla antes de que refutase algo sobre su último comentario ladino - Mira, esto sí que es darse la buena vida. Tendremos un desayuno que ni los mismos reyes! – Acto seguido volvió a acariciar la cabeza de Lobo con afecto por tan buena presa que había obtenido.
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
Su instinto iba a cesar con la razón. Fue al darse cuenta de que ella no estaba alarmada ni nada, y que por el contrario estaba más que familiarizada con el animal exclusivo en esa zona. Se relajó casi de inmediato al no haber necesidad de alarmarse... O al menos eso le dejaba ver su limitada percepción. La risa sonora por un momento le caló los oídos sin ahondar en la razón por la cual se rió así de lo que dijo él. Podía deberse a que aún no le quedaba claro que él como líder y representante de esos terrenos no se ponía por encima de ningún habitante de la aldea, quizás no entendía que él tenía libertad declarada para todos al igual que la equidad de derechos de género a diferencia de otros reinos donde predomina la misoginia, la discriminación y la monarquía autocentrista. Aquello en cierto modo era algo nuevo para los habitantes, pero con el tiempo que ha pasado se han ido adaptando y ya se ve a hombres haciendo labores de cocina y a mujeres trabajando en el campo e incluso algunas alistadas en las filas de guardabosques. Todo aquello le hacía pensar respecto a lo que ella dijo.
-Aquí no dejas de ser libre. Tienes una libertad de la que muy pocos gozan en todo Poniente. Jamás te ataré ni encadenaré a este lugar ni a mi.- Hablaba bastante poco, y cuando lo hacía solo salía de su boca lo necesario. Estuvo a punto de preguntar qué fue lo que trajo Lobo, pero allí empezaba a oler un poco la sangre de la presa aunque no logró distinguirla con exactitud hasta el momento en que ella se la puso delante. Una liebre fresca cazada por un huargo estaría en mejor estado que una que fuese cazada a flecha o lanza, pues esos animales tenían formas óptimas y naturales de matar, de las que solía aprender durante su experiencia media de caza. No discutió nada respecto a su opinión sobre la liebre, y su cabeza se ladeó hacia su derecha producto del cansancio que traía y aun no cesaba lo suficiente. Su mirada se quería cerrar y él luchó parpadeando fuerte un par de veces y abriendo los ojos tanto como podía, pero aquello solo sería una esperanza fácilmente aplacada por el agotamiento, solo que él no lo notaba en ese momento. Si tenía hambre, y fue un rugido ahogado en su estómago el que advirtió de su necesidad, quizás en reclamo por comer una sola mora y nada más. Su peso cedido completamente al piso descansaba y aquello también empezaba a rendirlo al sueño progresivamente... Su mente le nublaba la percepción real para inducirlo próximamente a un sueño, si no era interrumpido.
-Aquí no dejas de ser libre. Tienes una libertad de la que muy pocos gozan en todo Poniente. Jamás te ataré ni encadenaré a este lugar ni a mi.- Hablaba bastante poco, y cuando lo hacía solo salía de su boca lo necesario. Estuvo a punto de preguntar qué fue lo que trajo Lobo, pero allí empezaba a oler un poco la sangre de la presa aunque no logró distinguirla con exactitud hasta el momento en que ella se la puso delante. Una liebre fresca cazada por un huargo estaría en mejor estado que una que fuese cazada a flecha o lanza, pues esos animales tenían formas óptimas y naturales de matar, de las que solía aprender durante su experiencia media de caza. No discutió nada respecto a su opinión sobre la liebre, y su cabeza se ladeó hacia su derecha producto del cansancio que traía y aun no cesaba lo suficiente. Su mirada se quería cerrar y él luchó parpadeando fuerte un par de veces y abriendo los ojos tanto como podía, pero aquello solo sería una esperanza fácilmente aplacada por el agotamiento, solo que él no lo notaba en ese momento. Si tenía hambre, y fue un rugido ahogado en su estómago el que advirtió de su necesidad, quizás en reclamo por comer una sola mora y nada más. Su peso cedido completamente al piso descansaba y aquello también empezaba a rendirlo al sueño progresivamente... Su mente le nublaba la percepción real para inducirlo próximamente a un sueño, si no era interrumpido.
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
– No hagas promesas que no sabes si podrás cumplir. – Comento esta vez sin ninguna intención de ser sarcástica o ladina, y es que a muy temprana edad supo que las promesas en realidad solo son para darle falsas esperanzas a la gente aparte de hacerles perder el tiempo pensando que las cosas serán de una manera cuando ni siquiera uno es capaz de controlar el futuro. Solo se puede ver por uno mismo e intentar no perder el camino que se traza. Pensó en no profundizar más en eso y mejor dedicarse a preparar ese delicioso desayuno que les esperaba, pero apenas se iba a parar vio como Agros luchaba con mucho esfuerzo por no dormirse. No pudo evitar sonreír a medio labial y si es que se quedaba dormido ahí con ella cerca es que o era demasiado tonto o tal vez, solo tal vez, le tenía la confianza suficiente como para dejarse en manos de ella. Quién sabe, tal vez solo estaba creándose una idea equivocaba y con el jinete nunca se sabía que pensar. – Duérmete. No te necesito para esto y solo me estorbarías. – Comento ahora si en broma mientras le cerraba los ojos y se levantaba con la liebre en mano.
Busco algunas ramas secas y con la ayuda de lobo pronto tuvo lo suficiente para una fogata. Se ocupo de hacer el fuego primero para que estuviera lo suficientemente vivo para cuando pusiera a asar la liebre. Busco en su bota su fiel navaja y puso manos a la obra. Se encargo de quitar cuidadosamente la piel para usarla en alguna otra cosa y no desperdiciar nada. Ya lobo se encargaría de las viseras y solo quedaría la carne completamente limpia. Si tan solo hubiera ido preparada, tal vez hubiera podido traer alguna cazuela para coser los intestinos y comerse ese delicioso corazón, pero si lobo lo había cazado, justo era que a el le tocara su buena tajada. Tardo un poco en encontrar una vara lo suficientemente adecuada para poner a asar la liebre pero su búsqueda rindió frutos y más tarde ya la carne estaría soltando el delicioso aroma tan singular que tiene. Giró el rostro hacía el hombre que aun estaba ahí tirado y decidió que ya era hora de despertarlo… al fin y al cabo en unos momentos más podrían comer algo.
Se acerco sigilosamente para ponerse de rodillas apuntando estas hacía la cabeza del jinete y que sus manos quedaran a los costados casi a la altura de sus orejas. Lo observo dormir por unos momentos, fijando su azulado mirar a cada facción de aquel recio rostro. No recordaba si algún momento lo habría tenido así de cerca pero, jamás se había fijado en sus facciones… incluso dormido parecían que estuviera en una lucha constante, sus orbes se movían por debajo de sus parpados como si estuviera soñando algo… tal vez alguna pesadilla. “Lo mejor será despertarlo” Pensó nuevamente, así que con su dedo índice empezó a picarle la mejilla y luego la nariz y continuo con la frente hasta que el hombre-bestia abriera sus ojos; mechones sueltos se movían traviesos sobre su rostro, cayendo natural ante aquella posición de la pelirroja. – O despiertas o me lo comeré todo yo y te dejaré aquí tirado para que venga algún cuervo y te saque los ojos. – Dijo sin dejar de picarle el rostro y hacerle cosquillas con su cabello. Muy tentada estuvo a incluso hacerle algunas trensitas en el cabello para darle la grata sorpresa cuando despertara, pero eso ya sería mejor en otra ocasión porque ahora lo que quiera era comerse ese pedazo de carne que estaba en el fuego.
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
No era de hablar demasiado, ya se ha dicho. Pero de lo que ella le cuestionó de sus palabras él si estaba más que seguro. Ese es su ejemplo como líder de aquellas tierras y es su ideal el respetar la voluntad y el derecho ajeno. Simplemente sería muy absurdo querer tenerla a cualquier precio, prisionera o retenida por la fuerza para no hacer más que ganarse su desprecio. No le parecía racional algo así a él. Tampoco es que tuviera muchas fuerzas para ponerse a cuestionarla, y tampoco para ayudarle... A pesar de ello no estaba intranquilo porque sabía bien la molestia que le causaba a ella las intenciones tan abiertas de ayudarle a hacer algo, por razones aún algo extrañas. Además, no había problema en dormir en los bosques porque en las cercanías al pueblo no suelen haber depredadores salvajes debido a la guardia de campo presente en distintos puntos. Y si, confiaba lo suficiente en ella para saber que no le haría nada ''estúpido'' mientras durmiera, por ello tampoco se opuso a que le cerrara los ojos, y tampoco es que pudiera hacerlo.
Inconsciente de lo que sucedía alrededor, su mente se sumergió en un sueño bastante incierto y poco coherente. ''Recuerdos revueltos de su mente que aun con buena memoria veía imágenes con rapidez, como el rostro de sus hermanos que se imaginó al momento de ser arrojado al agua en un saco, y luego sus caras después de muertos. Luego cabalgaba en un lugar oscuro, pues podía oír el galope del caballo sobre un terreno algo irregular, extrañamente su cuerpo no le dolía por el peso de su arma principal y equipos, era como en los años anteriores en los que solo vivía para cazar bestias y dar balance a los pueblos junto a los demás jinetes. Pero de inmediato se sintió caer, y por instinto su cuerpo buscó prepararse para aterrizar, notándose un poco el movimiento brusco de sus brazos y tronco en la realidad, pues se había ladeado y arqueado hacia dentro para ''aterrizar bien''. Fue después de eso en su sueño que extrañamente no hubo impacto, sino que estaba de nuevo en tierra, pero no en pié sino acostado. Al mirar hacia arriba veía la muy alta figura de un caballo que lucía gigante, pero sus pezuñas eran como antorchas con ardiente fuego que dejaban su huella imborrable en la tierra, así como las crines y la cola también llameantes imponían temor al igual que el aire de brasa que despedía de su nariz conforme respiraba. Un jinete, vestido igual que él y con un arma igual lo miraba, pero no había rostro sino un profundo abismo en la capucha levantada. Lo otro que notó rápidamente es que el cuerpo de una mujer vestida de blanco y sangrante estaba en el regazo del jinete, cuya cabeza caía tanto como el cuello le permitió y Agros distinguió el rostro de su madre, tal como lo recuerda desde su juventud y aquello le asombró a pesar de que no era la primera vez con esa imagen. Su cuerpo intentó levantarse, pero tan rápido como lo intentó el caballo alzó una de sus patas delanteras, mucho más grande que la de un animal normal y con una gran fuerza que terminó por quitarle toda la visión por el exceso de luz llameante, a lo cual concluyó que fue un aplastamiento seco... O casi''
Ante la última imagen del sueño él se alzó de pronto, pero fueron sus reflejos tan internalizados los que le hicieron detenerse antes de que él se diera cuenta por qué debía hacerlo. Estaba de cara a Thyia con la suya en frente, y fue poco después de ello que se dio cuenta de una sensación algo incómoda en su nariz, pues había tropezado con el rostro ajeno aunque sin una fuerza que lastimara. Muy cerca de sus ojos azules que se detuvo a observar sin tener en cuenta en ese momento lo imprudente que eso podía ser, también estaba respirando algo agitado por la impresión del sueño. Seguramente lo que ella le iba a decir sería interrumpido, a menos que decidiera decirlo luego de aquel despertar. No tenía nada para decirle en ese momento, solo oler que la comida estaba terminada y darse cuenta de que durmió por un buen rato. La miraba fijo y con mejor atención que antes, se encontraba ahora en una condición más decente que cuando llegó.
Inconsciente de lo que sucedía alrededor, su mente se sumergió en un sueño bastante incierto y poco coherente. ''Recuerdos revueltos de su mente que aun con buena memoria veía imágenes con rapidez, como el rostro de sus hermanos que se imaginó al momento de ser arrojado al agua en un saco, y luego sus caras después de muertos. Luego cabalgaba en un lugar oscuro, pues podía oír el galope del caballo sobre un terreno algo irregular, extrañamente su cuerpo no le dolía por el peso de su arma principal y equipos, era como en los años anteriores en los que solo vivía para cazar bestias y dar balance a los pueblos junto a los demás jinetes. Pero de inmediato se sintió caer, y por instinto su cuerpo buscó prepararse para aterrizar, notándose un poco el movimiento brusco de sus brazos y tronco en la realidad, pues se había ladeado y arqueado hacia dentro para ''aterrizar bien''. Fue después de eso en su sueño que extrañamente no hubo impacto, sino que estaba de nuevo en tierra, pero no en pié sino acostado. Al mirar hacia arriba veía la muy alta figura de un caballo que lucía gigante, pero sus pezuñas eran como antorchas con ardiente fuego que dejaban su huella imborrable en la tierra, así como las crines y la cola también llameantes imponían temor al igual que el aire de brasa que despedía de su nariz conforme respiraba. Un jinete, vestido igual que él y con un arma igual lo miraba, pero no había rostro sino un profundo abismo en la capucha levantada. Lo otro que notó rápidamente es que el cuerpo de una mujer vestida de blanco y sangrante estaba en el regazo del jinete, cuya cabeza caía tanto como el cuello le permitió y Agros distinguió el rostro de su madre, tal como lo recuerda desde su juventud y aquello le asombró a pesar de que no era la primera vez con esa imagen. Su cuerpo intentó levantarse, pero tan rápido como lo intentó el caballo alzó una de sus patas delanteras, mucho más grande que la de un animal normal y con una gran fuerza que terminó por quitarle toda la visión por el exceso de luz llameante, a lo cual concluyó que fue un aplastamiento seco... O casi''
Ante la última imagen del sueño él se alzó de pronto, pero fueron sus reflejos tan internalizados los que le hicieron detenerse antes de que él se diera cuenta por qué debía hacerlo. Estaba de cara a Thyia con la suya en frente, y fue poco después de ello que se dio cuenta de una sensación algo incómoda en su nariz, pues había tropezado con el rostro ajeno aunque sin una fuerza que lastimara. Muy cerca de sus ojos azules que se detuvo a observar sin tener en cuenta en ese momento lo imprudente que eso podía ser, también estaba respirando algo agitado por la impresión del sueño. Seguramente lo que ella le iba a decir sería interrumpido, a menos que decidiera decirlo luego de aquel despertar. No tenía nada para decirle en ese momento, solo oler que la comida estaba terminada y darse cuenta de que durmió por un buen rato. La miraba fijo y con mejor atención que antes, se encontraba ahora en una condición más decente que cuando llegó.
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
La palabra imprudente estaba pegada en la frente de la pelirroja casi con sangre, aunque fuera invisible para todo el mundo, estaba ahí. Aunque ella no se percatara de eso, cada una de sus acciones gritaban a todo pulmón las tonterías que cometía… como en este caso en ir a despertar al hombre que descansaba en el camino. Bien podría haberlo hecho gritándole o pateándole un pie con el suficiente cuidado para solo despertarlo. Pero no, era como imposible para ella no ir a fijarse en él de cerca y picotearle la cara. Sin duda eran pesadillas lo que tenía porque esa manera de estar agitado no podría ser otra. ¿O estaría soñando que follaba con algún harem chicas y… chicos? Pensó la joven sin prestar atención hasta que el suave toque de la piel ajena con la propia la hizo regresar su vista hacía los orbes que ahora le miraban fijamente. Esa sin duda sería la primera vez que se miraban de esa manera y que poco había faltado para que él estrellara su nariz contra su frente. No supo si fue el autocontrol de él sobre su cuerpo o una simple fichada de suerte… en realidad no podía pensar demasiado puesto que aquellos ojos que no se quitaban de frente suya estaban consumiéndola, como si se reflejara en ellos. Los escasos centímetros de distancia le dejaban sentir la tibia respiración agitada que al momento de exhalar movían los pequeños cabellos rojizos de su frente que caía sobre él.
A pesar del momento tan… “inusual” que estaba pasando, donde por un momento se pensara que el tiempo se detuvo… paso justamente lo contrario. No logró desviar su vista hasta que escucho muy cerca de su oído el gruñido constante de “algo”. ¿Qué es ese ruido? Pensó apenas prestándole atención al gruñido cuando este se hizo más intenso. Entonces fue que logró sentir aquella viscosa sustancia que caía sobre su ante palma. Giró lentamente su rostro y se topo con el hocico de lobo que había estado atento a la escena y por supuesto no le había gustado nada. Consciente entonces Thyia de la situación volvió su rostro hacía Agros y como si entonces hubiera visto al diablo se tiro hacía atrás cayendo de espaldas. Rápidamente como si aquello no hubiera pasado, se levanto enseguida sacudiéndose el trasero y yendo hacía donde estaba la liebre asándose. – Vaya, pensé que jamás despertarías. Un poco más y me lo comía todo y te dejaba ahí tirado. – Saco su navaja y arranco una de las patas del animal y se dejo caer junto al fuego propinándole una gran mordida a la carne. – Ahí esta… come algo si no lobo se encargara de quitarle lo demás. – Dijo con la boca llena de comida, limpiándose apenas con su antebrazo. – Te lo dije, como los mismos reyes. – Comento estas ves señalándolo con aquel pedazo de comida en la mano.
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
Un despertar repentino para abandonar el tormento de una pesadilla. No le había salido tan mal después de todo, ya que no tropezó con ella como pudo haberlo hecho. Por varios segundos fijos se mantuvo detallando la mirada azul que en cierto modo le hipnotizaba y tentaba a quedarse fijo en ella, y así lo hizo hasta oír el gruñido de la criatura cercana que no parecía muy agradada con la presencia del jinete, y no era para menos ya que desde que se conocieron él y Lobo siempre estuvieron listos para matarse, de no ser por la intervención de Thyia y los demás jinetes. Quizás era extraño para el can que ella estuviera tan cerca del tipo que siempre durante el viaje buscaba evitar. Agros no se alarmó ni empuñó su arma, pues eso podía agitar a Lobo y crearse una tragedia con la caída de uno de los dos. Desde ahí acostado, el huargo de pié se veía tan grande como el caballo de fuego de sus pesadillas. Ella entonces fue que al parecer se dio cuenta que Lobo le pedía atención o le reclamaba en plan de ''Estás muy cerca de ese tipo'' y eso resultó en el alejamiento repentino y algo torpe de su parte. En ese momento, Agros también aprovechó para ponerse en pié, también como si aquel cansancio pasado hubiese desaparecido casi por completo, apenas una leve queja por el peso que llevaba encima pero nada más.
Su estómago fue el que le reclamó a él, no por territorio ni por ''celos'' como el lobo sino por la imperiosa necesidad del hambre. Vio que ella sacó una pieza de la liebre asada que ya estaba con un color dorado, específicamente una pierna y comía al tiempo que le invitaba a él a comer. Lo pensó unos segundos viendo que Lobo no era tonto y no iba a quemarse por buscar la comida, por lo tanto el jinete tenía el paso libre al tener la ventaja de poseer pulgares a diferencia del huargo. Como si nada, haciendo uso de su diestra mano tomó la vara que asaba al animal, alzándola como si de una espada se tratase. Con ello tuvo suma facilidad no de cortar una pieza sino de morder directamente uno de los costados del dorso de la liebre, a la altura de su vientre pero del lado contrario, de las partes más carnosas de casi cualquier animal cuadrúpedo. Debía admitir que ella si sabía cocinar muy bien, mejor que los intentos de comida que él hace. Tras saborear e ingerir el bocado pudo hablar. -He de admitir que tienes buen gusto al cocinar.- Y en ello siguió comiendo de aquella región de la criatura, tratando de no ''babear'' el resto por si acaso eso era capaz de quitarle el apetito a ella; Se había adueñado de la comida fácilmente.
Su estómago fue el que le reclamó a él, no por territorio ni por ''celos'' como el lobo sino por la imperiosa necesidad del hambre. Vio que ella sacó una pieza de la liebre asada que ya estaba con un color dorado, específicamente una pierna y comía al tiempo que le invitaba a él a comer. Lo pensó unos segundos viendo que Lobo no era tonto y no iba a quemarse por buscar la comida, por lo tanto el jinete tenía el paso libre al tener la ventaja de poseer pulgares a diferencia del huargo. Como si nada, haciendo uso de su diestra mano tomó la vara que asaba al animal, alzándola como si de una espada se tratase. Con ello tuvo suma facilidad no de cortar una pieza sino de morder directamente uno de los costados del dorso de la liebre, a la altura de su vientre pero del lado contrario, de las partes más carnosas de casi cualquier animal cuadrúpedo. Debía admitir que ella si sabía cocinar muy bien, mejor que los intentos de comida que él hace. Tras saborear e ingerir el bocado pudo hablar. -He de admitir que tienes buen gusto al cocinar.- Y en ello siguió comiendo de aquella región de la criatura, tratando de no ''babear'' el resto por si acaso eso era capaz de quitarle el apetito a ella; Se había adueñado de la comida fácilmente.
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
Actuar con naturalidad, actuar con naturalidad. Se repetía en su mente mientras hincaba el diente en aquella carne jugosa, incluso a pesar de que había quedado de bastante buen sabor. Se concentro en ello intentando no recrear en su mente aquel momento tan… “extraño” para ella. Le ponía nerviosa de una manera que no sabía que pensar. No era que le molestara… es solo que sus peores formas de ser salían a la vista con la compañía del jinete; como sus malos modales, las maldiciones y sobre todo las impertinencias. Que se creía aquel para perturbarla de esa manera. Menos mal que Lobo se había percata de su distracción y había puesto fin a la escena tan desagradable. ¿En verdad le molestaba su distracción o que les hubiera interrumpido? Prefirió no pensar en eso y volvió a arrancar otro pedazo de carne de la pierna que había tomado. En eso ya le vio acercarse y tomar por completo la liebre lo que hizo que se le quedara mirando con la boca abierta, incluso con comida adentro de ella. En ese momento pensó que tal vez para ella era demasiada comida y cayó en cuenta que para aquella bestia la liebre era apenas un tentempié. Se terminaría de comer lo que tenía y ya resolvería que buscar para más tarde. Igual el hambre se le había escapado de tantos líos que se hizo en la cabeza por un momento.
– Bueno, desde muy pequeña me encargo de mi propia comida. Algo tenía que aprender en todo este tiempo ¿No? – Lo que si no había aprendido eran modales para no hablar con la boca llena pero no empezaría con ellos ahora. Le gustaba al menos con eso sentirse en confianza con Agros, no sabía si él estaba comiendo así por ella, o lo que fuera, pero le gustaba poder ser ella sin que estuvieran corrigiéndola todo el tiempo, criticándola o incluso burlándose de la “salvajita” como algunos le decían. Y no es que le pesara eso, pero odiaba terminar tirando su comida porque se lanzaba a desgreñar o a patearle el culo al que le jodiera la existencia. – Esperemos al menos eso te sirva para llenar el buche. La traías atrasada ehh… – mascullo nuevamente y al terminar de chupar el hueso se lo aventó a Lobo que lo atajo con el hocico en el aire. Se recargo un poco hacía atrás sosteniéndose con una mano mientras que con la otra se daba pequeños golpecillos en la barriga soltando un pequeño eructo lo suficientemente audible. – Aahhh… muuucho mejor. – Dijo dándose por satisfecha, aunque empezaba a necesitar algo con que pasar lo que había comido.
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
No era de criticar la forma de alimentarse porque aunque él fuese criado por un tiempo con modales y demás elementos de la etiqueta él sabía que eso al final era apariencia y nada más. Ella no le hacía ningún daño con la forma en que comía y por ello la dejaba tranquila; Es más, su forma de comer era más ''brutal'' que la de Thyia al igual que su hambre era mucho más extensa debido a su metabolismo que le mantenía en buena forma pese a la edad que poseía. En ello se parecía al jinete pálido que aún más viejo que Agros pelea como un joven cercano a los veinte años. No tenía ningún resentimiento con el huargo, de algún modo lo entendía y respetaba su opinión tal como la de un ser humano. Asintió ante su comentario, le parecía muy bien hecho que aprovechara su tiempo en cosas útiles para su vida; Eso lo valoraba mucho más que a una persona que solo se llena de bienes materiales como si no hubiera un mañana. Él devoraba la liebre bocado a bocado, pero cada bocado parecía el de un gigante depredador, pues en unos cinco mordiscos ya media liebre había perdido la capa dorada de la cocción reemplazada por el jugoso tejido blanco de su interior. Al igual que ella, se sentía libre en ese momento donde podía comer como en los bosques y demás terrenos salvajes en sus tiempos como nómada, la cual era la época que mejor recordaba de toda su vida. -Esto y unas frutas serán suficiente para aplacar el hambre. Luego podremos ir a por más en la ciudad.-
Dijo aquello con tranquilidad. A pesar de estar hambriento el buen sabor de la comida por extraño que parezca le hacía sentir más satisfecho y distraía esa necesidad de llenar ''el buche''. Se daba tiempo de saborear una buena comida, una buena carne asada a la brasa como le encantaba comerla. ¿Ella le leía la mente o le conocía tan bien para darle aquel gusto? No lo sabía y tampoco pensó mucho en ello. Lo que si hizo fue caminar hacia donde estaba su caballo, ahora dormido porque también estaba cansado por la madrugada de caza. Con su mano derecha, envuelta en ese guantelete ligero de metal acarició cerca de las crines a su montura negra antes de revisar uno de sus estuches y bultos donde tenía agua y algunas frutas cítricas que le agradaban, como las naranjas. Sin preguntar ni nada sacó otra vejiga de agua que usaba como reserva y se acercó hacia Thyia agachándose con una rodilla en tierra para extenderle la bebida tapada. Aquello era el menor gesto que podía hacer para agradecerle por la comida al menos.
Dijo aquello con tranquilidad. A pesar de estar hambriento el buen sabor de la comida por extraño que parezca le hacía sentir más satisfecho y distraía esa necesidad de llenar ''el buche''. Se daba tiempo de saborear una buena comida, una buena carne asada a la brasa como le encantaba comerla. ¿Ella le leía la mente o le conocía tan bien para darle aquel gusto? No lo sabía y tampoco pensó mucho en ello. Lo que si hizo fue caminar hacia donde estaba su caballo, ahora dormido porque también estaba cansado por la madrugada de caza. Con su mano derecha, envuelta en ese guantelete ligero de metal acarició cerca de las crines a su montura negra antes de revisar uno de sus estuches y bultos donde tenía agua y algunas frutas cítricas que le agradaban, como las naranjas. Sin preguntar ni nada sacó otra vejiga de agua que usaba como reserva y se acercó hacia Thyia agachándose con una rodilla en tierra para extenderle la bebida tapada. Aquello era el menor gesto que podía hacer para agradecerle por la comida al menos.
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
– Bueno, te diré que antes de que tú hicieras tu dichosa aparición, yo ya me había comido un par de frutillas que había por ahí. Pero supongo que igual podríamos encontrar algo más para que el señor este satisfecho. – Comento con una leve reverencia mal hecha y totalmente fingida. Quedándose en su mismo lugar mientras le veía devorar la comida. Era extraño pero en cierta forma sentía esa pisca de orgullo de saber que le había gustado, más por el hecho de saberse autosuficiente para hacer muchas cosas en las que consideraban a las mujeres unas ineptas o que simplemente no era algo “fino” en una chica. Admitámoslo, Thyia era orgullosa por naturaleza y más por su independencia.
Mientras Agros terminaba de comer, Thyia se dedico a pensar en donde intercambiaría la piel. Era pequeña pero no había malgastado nada y estaba completamente limpia; podría cambiarla por unos dos días de pan y si tenía suerte incluso podría hacerse de una garrafa de algún vino barato. Su favorito. Soltó un suspiro largo con una sonrisilla en sus labios de saber que ya tenía lo del día, el mañana otra historia sería pero eso le importaba poco. Todo el tiempo había vivido al día y no empezaría a cambiar justo ahora. Ensimismada en sus pensamientos estaba que apenas se percato del movimiento del jinete cuando ya lo tenía arrodillado brindándole algo para tomar. Pegó un pequeño brinco de la sorpresa y se regaño internamente por tener esa maña de relajarse demasiado cuando estaba con él. ¿Y si hubiera habido una emboscada? ¿O alguna bestia que los atacara? Negó con la cabeza a la vez que alargaba su mano para tomar lo que le era ofrecido. Un pequeño acto contradictorio para cualquiera que la viera pero se apresuro a agarrarlo antes de que pensara que se negaba a tomar algo. Rápido se lo llevo a la boca tomando un gran trago de este que por supuesto al darse cuenta de que era agua se lo escupió por completo en la cara.
Pareció una eternidad el tiempo que le tomo articular palabra. Dándose cuenta de lo que había hecho. Se llevó la mano a la boca y sin poder evitarlo soltó una carcajada bastante audible luego de ver la finta mal encarada de Agros bañado de agua. – ¿Agua? Me das… ¿Agua? ¿Es que los hombres como tú no toman algo más fuerte? – Dijo entre risas, tapándose la boca en un intento inútil de calmarse. Se limito a dejar el agua a un lado y con sus manos intentar limpiar el exceso de agua del ajeno aun con risillas incontroladas. – Al menos me hubieras dicho… no sé. Tú tienes la culpa. – Nuevamente le echaba la culpa por su impertinencia, dejándolo en paz para entonces ahora si tomar agua consciente de lo que era. Mirándolo de reojo aun ahogando las risas con el agua.
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
Completamente de acuerdo se mostró con la aclaración de su acompañante, pues posiblemente esas frutillas que comió fueron moras como la que le dio horas antes a él. Con tranquilidad extendió la bebida para que ella tomara libremente, y su intención era levantarse de inmediato a la entrega. Pero fue por verse tentado a seguirla mirando fijamente que se quedó en aquella baja posición y ''recibió su merecido'' con una buena aspersión de agua escupida. Su bufanda, su capucha, parte de su armadura, pero por sobre cualquier otra cosa su rostro estaba bañado con el agua recibida. Por varios segundos mantuvo la mirada baja notándose el hinchar y encoger de su pecho al respirar, y despacio fue alzando de nuevo su mirada para devolvérsela a ella, que en lugar de retractarse de alguna manera y pensar en lo que hizo lucía burlesca y bien risueña por ello. Si normalmente traía el rostro ''sólido'' en su expresión, esa solidez era ahora doble o tal vez triple, pues en su mueca era ligeramente visible la presión en sus dientes que acompañaba a la cara de ningún amigo que se trae. Ninguna de sus palabras le hizo una pizca de gracia, y liberó parte de la carga dando una mordida nueva a la liebre, en la zona de las costillas donde fue sonora la fractura de varias costillas del animal a manos de los dientes del jinete que las trituraron con fuerza.
Mientras ella intentaba limpiarle o secarle en vano, él no mostraba cambio alguno en su semblante. Era ese momento donde nobles como su padre o sus viles hermanos la estarían haciendo gritar de terror con cualquier atrocidad que se les ocurriera hacerle a una ''niña alzadita'' como ella. Era ese el eje de que muchos actuaran como salvajes en todo Poniente. Pero Agros era diferente con mucho; Él vivió muchos de esos maltratos en presencia y en carne propia y repudiaba cualquier intento violento de represión. Siempre en su mente tenía presente los recuerdos de su madre benevolente y comprensiva a pesar de que a diario era golpeada y ultrajada en ocasiones... Traicionar su pacto personal con ella era traicionar su esencia, y fue por ello que a sus hermanos les dio el debido sepulcro pese a lo que hicieron. Fueron esas fuerzas y varias más las que hacían que no la matara por lo que acabó de hacer. Un largo espacio de silencio se hizo para calmarse, pero fue aún después de su intento de ser paciente que todavía la sentía aguantarse la risa y encima culparlo por ser escupido; Aquello le hizo estallar internamente.
Con el débil filamento de paciencia que le quedó se levantó de su lugar, dio una mordida más a la liebre y tiró el resto en dirección al huargo. Acudió a donde su espada estaba clavada. Apretó el mango fuertemente con su diestra y con un firme tirón hacia arriba la sacó del terreno que en su lugar tenía una zanja gruesa por la tierra arrancada por su filo. Del sonido que hizo el metal rozando con la tierra se despertó el caballo negro y cargado mirando en dirección al jinete. Mientras se ponía el arma colgada a la espalda de un arnés especial cruzado se quedó mirando en dirección opuesta a donde ella se hallaba tomando agua. Trataba de pensar más en aquel legado de sentimiento e igualdad con los demás. A sus espaldas cerró los ojos y bajó su cara ligeramente siendo la única manifestación visible de sus pensamientos.
Mientras ella intentaba limpiarle o secarle en vano, él no mostraba cambio alguno en su semblante. Era ese momento donde nobles como su padre o sus viles hermanos la estarían haciendo gritar de terror con cualquier atrocidad que se les ocurriera hacerle a una ''niña alzadita'' como ella. Era ese el eje de que muchos actuaran como salvajes en todo Poniente. Pero Agros era diferente con mucho; Él vivió muchos de esos maltratos en presencia y en carne propia y repudiaba cualquier intento violento de represión. Siempre en su mente tenía presente los recuerdos de su madre benevolente y comprensiva a pesar de que a diario era golpeada y ultrajada en ocasiones... Traicionar su pacto personal con ella era traicionar su esencia, y fue por ello que a sus hermanos les dio el debido sepulcro pese a lo que hicieron. Fueron esas fuerzas y varias más las que hacían que no la matara por lo que acabó de hacer. Un largo espacio de silencio se hizo para calmarse, pero fue aún después de su intento de ser paciente que todavía la sentía aguantarse la risa y encima culparlo por ser escupido; Aquello le hizo estallar internamente.
Con el débil filamento de paciencia que le quedó se levantó de su lugar, dio una mordida más a la liebre y tiró el resto en dirección al huargo. Acudió a donde su espada estaba clavada. Apretó el mango fuertemente con su diestra y con un firme tirón hacia arriba la sacó del terreno que en su lugar tenía una zanja gruesa por la tierra arrancada por su filo. Del sonido que hizo el metal rozando con la tierra se despertó el caballo negro y cargado mirando en dirección al jinete. Mientras se ponía el arma colgada a la espalda de un arnés especial cruzado se quedó mirando en dirección opuesta a donde ella se hallaba tomando agua. Trataba de pensar más en aquel legado de sentimiento e igualdad con los demás. A sus espaldas cerró los ojos y bajó su cara ligeramente siendo la única manifestación visible de sus pensamientos.
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
Ahora si la había liado, por completo. Y es que la cara que tenía anunciaba que la paciencia se le había acabado posiblemente demasiado tiempo atrás. Tal vez su mente le pasaba una mala jugaba pero hubiera jurado que bufaba como un toro listo para embestir al que se pusiera en frente. Más en vez de decirle algo o soltarle alguna bofetada, se levanto y se desquito con la comida mordiendo la liebre con fiereza para luego lanzarle lo que quedaba a Lobo el cual por supuesto no le hizo el feo y lo atajo casi en el aire. Más el hombre-bestia siguió su camino hasta su caballo el cual se levanto apenas le escucho moverse hacia él y más con el sonido que produjo al levantar aquella enorme espada de la tierra. Por acto instintivo se llevo la mano a la espalda como si quisiera sacar una flecha pero recordó que no las tenía consigo y soltó un juramento. Justo cuando las cosas se ponían pesadas y la amenaza estaba inminente frente a ella, se encontraba totalmente desarmada. Pero, él no la atacaría de esa manera… tal vez solo la quiera golpear y arrastrarla tan lejos de sus tierras como fuera posible. Al final de cuentas, se estaba planteando el hecho de que ya no tenía más pretextos para quedarse en ese lugar y lo mejor sería marcharse antes de dejar que alguien la corra de algún lugar.
La flecha, el arco, el caballo negro de Agros… “¡Noche!” Todo se le junto en ese momento y se percato que desde que habían llegado ahí su caballo se había ido por ahí a comer frutillas y no había regresado, ni siquiera le había escuchado. Su corazón empezó a bombear más rápido sintiendo un hueco enorme en su pecho que casi le robo el aliento. “¿Y si le había pasado algo?" Era un caballo listo pero… “¿Estaría siempre a salvo sin que ella cuidara de él?” Se fue levantando de su lugar mientras esas preguntas cruzaban por su mente ya sin siquiera prestar atención al hombre-bestia que estaba junto a su cabello dándole la espalda. Sin pensarlo más salió hecha una estampida hacía el bosque donde había visto por última vez a su caballo. Por supuesto Lobo salió detrás de ella y pronto los dos corrían entre los árboles. – Lobo… Noche!... Ya!!! – Le grito al huargo que claro entendió y corrió en dirección ajena buscando al corcel. Mientras tanto Thyia corría y cada tanto silbaba a su fiel amigo intentando llamarle. Se detuvo en seco pues escucho como un leve galopeo, giro sobre su mismo eje en todas direcciones buscando de donde provenía mientras se desesperaba más y más.
No muy lejos de ahí, Noche había estado buscando su propio alimento. La joven de cabellos de fuego estaba bastante bien cuidada con lobo que sin duda no dejaría que el jinete se le acercara demasiado y a su vez aquel hombre grande cuidaría que nadie más se le acercara a su atolondrada humana. Más un olor indescriptible llamaría más su atención no muy lejos de donde estaba y tan bien reconocía dicho olor que no dudo en ir pronto a donde el llamado de la naturaleza. Pronto se encontraría con una yegua blanca como la misma nieve que se encontraba en su ciclo estral, dejando que sus feromonas se hicieran cargo del trabajo. Por su parte Noche al descubrirla, no tardo en iniciar el cortejo. La miraba constantemente, como cualquier macho que mira a la hembra que esta apunto de brindarle su semilla. Se paseaba delante de ella elegantemente, relinchando y alzándose para dejar ver su majestuosidad. Solo hacía falta que la yegua aceptara el cortejo para que Noche hiciera su trabajo de semental dando paso al llamado de la naturaleza.
Lejos estaba Thyia de saber lo que en realidad ocurría con su fiel compañero de juegos que a pesar de todo, seguía teniendo su instinto animal.
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
No era totalmente consciente de lo que hacía ella a sus espaldas tras dejar la cercanía. Todo con tal de no darle un mérito trágico al título de Hombre-Bestia puesto especialmente por Thyia como una descripción resumida de él. Su caballo negro a pesar de no tener nombre era bastante fiel y atento, y allí estaba de pié aguardando una nueva señal física de su jinete. Mientras meditaba fue que se dio cuenta de una perturbación que se reflejó en la chica, a la cual solo notó irse corriendo cual cebra perseguida por un gatosombra al momento de volverse y mirarla. En ese momento el que más parecía ser el depredador era él mismo; Siempre armado y preparado aguardando lo peor. En realidad solo parece haber aceptado que su destino es morir al igual que todos los de su línea de sangre, ya que es el último Fell de la casta ancestral original. Aunque se hubiera quedado al razonar que ella posiblemente no quiera estar cerca, y tampoco es que él tuviera muchas ganas en ese momento de acercarse como lo hizo antes, sus pies sin esperar comando ya estaban haciendo marchar el cuerpo de Agros con rapidez, tal como si el deber llamara. Solo puso su guante zurdo en el agarre intermedio de la silla de su caballo y al tirar ligeramente hacia abajo, el equino se alzó sobre sus patas traseras sirviendo eso de provecho para que el jinete agarrado fuera alzado por su montura para ayudar a su salto de impulso para subir.
En el mismo movimiento de alza Agros ya estaba sentado y aferrando la rienda para que al bajar ya estuviera listo y con un solo impulso saliera de pique a la carrera. Tomó una dirección paralela a la ajena y siempre manteniéndose atento a su imagen y a su voz circundaba alrededor sin galopar muy rápido, sólo para asistir a su búsqueda en un radio más amplio. Tal vez con su rodeo podía estarla confundiendo, pero él no tenía la más mínima idea de que buscaba al caballo; No fue sino hasta escucharla decir ''Noche'' que se dio cuenta de ello; Ahora si tenía un objetivo claro para buscar. También desinformado de la posición real del animal siguió el rastreo; Era en estos momentos donde deseaba tener un sabueso consigo, pero no era tan bueno para las bestias; Ya con suerte podía manejar al caballo. A él ya había dejado de importarle lo ocurrido hace unos momentos con Thyia, el verla así tan agitada y desesperada era algo a lo que no estaba acostumbrado y le preocupaba. Aunque ella no se lo pida o le eche a pedradas él igual salió a ayudarla a su manera... Un compañero les necesitaba y no iba a elegir faltar a su ''rescate''. Él podía orientarse reconociendo patrones arbóreos y distintas posiciones estratégicas al menos para no perderse durante la búsqueda.
En el mismo movimiento de alza Agros ya estaba sentado y aferrando la rienda para que al bajar ya estuviera listo y con un solo impulso saliera de pique a la carrera. Tomó una dirección paralela a la ajena y siempre manteniéndose atento a su imagen y a su voz circundaba alrededor sin galopar muy rápido, sólo para asistir a su búsqueda en un radio más amplio. Tal vez con su rodeo podía estarla confundiendo, pero él no tenía la más mínima idea de que buscaba al caballo; No fue sino hasta escucharla decir ''Noche'' que se dio cuenta de ello; Ahora si tenía un objetivo claro para buscar. También desinformado de la posición real del animal siguió el rastreo; Era en estos momentos donde deseaba tener un sabueso consigo, pero no era tan bueno para las bestias; Ya con suerte podía manejar al caballo. A él ya había dejado de importarle lo ocurrido hace unos momentos con Thyia, el verla así tan agitada y desesperada era algo a lo que no estaba acostumbrado y le preocupaba. Aunque ella no se lo pida o le eche a pedradas él igual salió a ayudarla a su manera... Un compañero les necesitaba y no iba a elegir faltar a su ''rescate''. Él podía orientarse reconociendo patrones arbóreos y distintas posiciones estratégicas al menos para no perderse durante la búsqueda.
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
El sonido de un caballo se escuchaba más cerca, cerró los parpados para concentrarse más en el sonido hasta que logró descifrar de donde venía. Giro hacía su flanco derecho y ahí lo vio… era nada más y nada menos que Agros con su resplandeciente corcel negro que al parecer estaba dando vueltas por el lugar. – ¿Que carajos está haciendo?... – Se pregunto en voz alta antes de caer en cuenta que tal vez lo que aquella bestia hacía era… ¿Ayudarla? No pudo evitar hacer una mueca y escupir hacía su costado izquierdo, soltando una maldición. Otra cosa que tendría que deberle. Pero agradecía internamente un par de ojos más que le ayudaran. Aunque también hubiera sido más fácil tomarle “prestado” el caballo y hacer las cosas ella misma, así como le gustaban, sin tener que andar debiendo favores que odiaba.
Una vez que supo de quien eran los galopes que había escuchado, se dirigió al lado contrario de este ampliando así la sección de búsqueda. Solo podía escuchar su respiración agitada así como los latidos de su corazón acelerado por la carrera que llevaba encima. No muy lejos de ahí debería estar Noche, podía sentirlo en los huesos. Corrió por largo rato como si lo hiciera en círculos hasta que un relinchido la atrajo. ¿Será que…? Pensó rápidamente. Y se apresuro a correr hacía donde venía. Aun así, se preguntaba cómo es que Noche se había alejado tanto de ella… la última vez que lo había hecho fue porque…
Y entonces lo vio.
Ese momento incomodo en que vez a tu fiel amigo en situaciones en las que no te gustaría ver nunca aun así se tratase de algún animal. Se sintió tonta y aliviada a la vez por haber temido lo peor sin pensar que no importa cuánto se entiendan ella y Noche, no deja de ser un animal y tener sus instintos naturales los cuales al parecer logra satisfacer demasiado bien. Por un momento, se quedo hipnotizada viendo aquel acto salvaje, impresionada, curiosa. Una vez ya había tenido la suerte de ver las crías de Noche y esta vez con aquella hermosa yegua, sin duda tendría las más hermosas criaturas. Se abrazo a sí misma aun riendo entre dientes para luego darse vuelta y regresar por donde vino, su amigo necesitaba privacidad. Apenas dio un paso y se acordó de Agros… ¿tendría que avisarle o dejarlo que siguiera buscando por su lado y ella irse? Después de todo, habían tenido un pequeño altercado y no sabía si lo mejor era poner distancia en esos momentos.
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
Estaba atento en ambos flancos y por delante de sí, así como de vez en cuando llevaba a su caballo a girarse y caminar en reversa un poco para vigilar a su espalda. Hacía gala de las habilidades básicas que se le entrenan a un caballo en manejo avanzado. Marcando todavía una distancia amplia alrededor de ella era como la luna misma orbitando la tierra como forma de tener una visión más cercana que ella y en lo posible anticiparle en la búsqueda si le encontraba primero. Sin embargo, ella había hecho casualmente un avance rápido, moviéndose como gacela entre los espesos árboles del bosque. Así por azar había avanzado por un trecho que le era más fácil a una persona y obligaba a un jinete a tener que bordear un poco para ponerse a la par, pero también lo había hecho en el momento en que él se ''alejaba'' de ella en la orbitación. Agros buscó el mejor camino para él y su montura, todo con tal de no perder de alcance a Thyia que estaba detenida cuando él logró ver el suceso, pero desde un ángulo diferente.
Vio desde un poco más lejos debido a la altura que le brindaba estar montado y rápidamente recogió y tiró de la rienda hacia un lado para que su equino ni pensara competir con él. Con ello dio vuelta y se regresó por donde vino reencontrándose con Thyia rápidamente. Por el contrario de lo pensado él no se distanció de ella. Había dejado de dar importancia a lo sucedido anteriormente y se puso de su lado izquierdo haciendo marchar despacio a su caballo. -Está bien, ¿Verdad?- Le preguntó de manera tranquila. Su voz no tenía el más mínimo cólera ni molestia. Podía notar en la mirada de ella la calma que había vuelto y aquello lo tranquilizaba también a él. Lo próximo que hizo fue apartarse ligeramente de su costado y liberar sus pies de los estribos de la silla para saltar y dejarse caer abajo sobre los pies, luego sobre sus rodillas y luego sobre su brazo izquierdo, en secuencia de un pequeño instante. No evitó sentir una queja ligera por aterrizar así, pero se levantó resistiendo bien el peso que llevaba encima. Se puso de pié para tomar la rienda de su caballo desde abajo y marchar al lado de ella, también a pié. -Hablaremos los dos. Hay cosas que quisiera preguntarte...- Abrió la plática con tranquilidad esperando su respuesta con especial atención en su persona.
Vio desde un poco más lejos debido a la altura que le brindaba estar montado y rápidamente recogió y tiró de la rienda hacia un lado para que su equino ni pensara competir con él. Con ello dio vuelta y se regresó por donde vino reencontrándose con Thyia rápidamente. Por el contrario de lo pensado él no se distanció de ella. Había dejado de dar importancia a lo sucedido anteriormente y se puso de su lado izquierdo haciendo marchar despacio a su caballo. -Está bien, ¿Verdad?- Le preguntó de manera tranquila. Su voz no tenía el más mínimo cólera ni molestia. Podía notar en la mirada de ella la calma que había vuelto y aquello lo tranquilizaba también a él. Lo próximo que hizo fue apartarse ligeramente de su costado y liberar sus pies de los estribos de la silla para saltar y dejarse caer abajo sobre los pies, luego sobre sus rodillas y luego sobre su brazo izquierdo, en secuencia de un pequeño instante. No evitó sentir una queja ligera por aterrizar así, pero se levantó resistiendo bien el peso que llevaba encima. Se puso de pié para tomar la rienda de su caballo desde abajo y marchar al lado de ella, también a pié. -Hablaremos los dos. Hay cosas que quisiera preguntarte...- Abrió la plática con tranquilidad esperando su respuesta con especial atención en su persona.
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
Camino apenas unos cuantos pasos más la pelirroja antes de toparse de nuevo con el hombre-bestia. Dudo en su darse la media vuelta y simplemente pasar de él o enfrentarle. Después de todo, había intentado ayudarle en la búsqueda de Noche y eso tampoco lo podía pasar desapercibido. Camino en silenció con él a su costado izquierdo mientras apretaba la mandíbula con fuerzas, simplemente no le salía nada que decir. Además, tampoco es como si ella le hubiera pedido ayuda. También estaba el hecho de que se supone que estaba furioso con ella. ¿Para que la había seguido entonces? Aunque, que él le preguntara si estaba bien, la destanteo. Esperaba todo menos esa pregunta. Su ceño fruncido se relajo así como su mandíbula. Se detuvo a la par de él para responderle. – Estoy bien. Al final fue en vano que me preocupara luego de ver lo bien que la estaba pasando Noche – Comento sin deseos de ser sarcástica… solo irónica con su propia situación. Le vio bajar del caballo dando un paso lejos para no interponerse en aquel movimiento brusco, aun no se acostumbraba a verle tan… “enorme”.
Una vez que estuvo abajo, empezó a caminar con él a su lado. Se llevo las manos a su espalda entrelazando sus dedos mientras caminaba. Le había escuchado, pero no entendía de que quería hablar. ¿De lo pasado anteriormente? ¿Querría tal vez que se disculpara? ¿Le iba a pedir que se marchara de sus tierras? Miles de preguntas cruzaron por su mente mientras caminaba aun sin atreverse a responderle. Pronto Lobo les alcanzo y se situó al lado libre de Thyia levemente cansado… al parecer el también había encontrado a Noche y decidió entonces ir a lado de ella. Cuando el silencio ya se hizo incomodo, miro a su alrededor y vio una pequeña colina cerca de ahí que daba una sombra perfecta bajo un árbol. – Ahí – Dijo señalando el lugar – Si quieres hablar hablaremos ahí, que esa corretiza no ha sido gratis. – Comento mientras se dirigía al lugar, esperando que este lo siguiera. Cuando por fin estuvo ahí se tiro en el suelo recostándose un segundo, estirándose gatunamente y luego se volvió a sentar mientras se acercaba más al árbol para recargarse en el. – Bien, ¿de qué quieres hablar? –
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
Lo que podía considerarse lo peor de ese momento ya había pasado. Entendió que tanto ella como su caballo estaban bien, y con ello estaba tranquilo. Su molestia de hace rato no era nada comparada con el gusto que sentía de que se encontraran en buen estado. No le importaba que ella no naciera en la aldea o sus alrededores, sino que estuviera lo mejor posible allí o en cualquier otro lugar. No llamaba él ''pasarla bien'' a estar copulando solamente sino al hecho de encontrar gusto en lo que se hace. Procuró seguir ignorando lo molesto que le volvía a ser el peso en su cuerpo, aunque no tanto como hace unas horas. El bajón de la adrenalina que sintió hace unos momentos hacía que los achaques retornaran a él, pero aguantaba con tal de mantener la compostura... Ya podría encontrar luego forma de descansar. Andar con el huargo cerca ya no le hacía sentir en alerta, sino más bien lo tranquilizaba el hecho de contar con los ''sensores'' de un animal bueno para la caza; Con ello no habría quien les tomara por sorpresa. Bien entonces mantuvo con ello su atención en Thyia, y en la forma de su rostro que podía ver de perfil. Le había tomado gusto a contemplarla.
Entonces escuchó y entendió la intención de ella luego de unos segundos de silencio. Allí dirigió sus pasos gruesos que a pesar de su peso no sonaban tanto para como podrían hacer ruido. Realmente sus pies lucían gigantes, como patas de elefante con aquellas escarpas puestas; Raro era que Thyia no le hacía burla respecto a ellas. Soltó la rienda de su caballo que estaba a un lado de él, y dejó que ella se pusiera a gusto en aquel árbol frondoso, optando él por simplemente ponerse cerca suyo, de pié y delante de ella. El pesar que contenía le llevó a soltar un suspiro algo amplio antes de continuar. -Lo haré tan simple como pueda a pesar de que no todo sea sencillo. No ha pasado desapercibida tu presencia en la aldea. No soy yo el único que ha notado desinterés en ti, como si te importara poco vivir o morir, irte o quedarte. Se que no sientes este lugar como tu hogar, y posiblemente jamás lo sientas como tal. Lo primero que quiero saber es tu razón para quedarte cuando pudiste haberte ido sin decir nada. ¿Hay algo que te motive a estar aquí o no lo hay?- ¿Simple? Eso no le salió tan simple como dijo que sería, pero cuando él empieza a hablar y a dejar que sea su sentido y razón los que le dirijan las palabras estas pueden extenderse demás, pero a la vez siente que hace falta decir esas cosas. Esa era la primera cuestión que deseaba saber... Nunca se había dedicado a hablar o conocer sobre los motivos de ella, y menos de los propios. Al menos ya dio el primer paso para ello.
Entonces escuchó y entendió la intención de ella luego de unos segundos de silencio. Allí dirigió sus pasos gruesos que a pesar de su peso no sonaban tanto para como podrían hacer ruido. Realmente sus pies lucían gigantes, como patas de elefante con aquellas escarpas puestas; Raro era que Thyia no le hacía burla respecto a ellas. Soltó la rienda de su caballo que estaba a un lado de él, y dejó que ella se pusiera a gusto en aquel árbol frondoso, optando él por simplemente ponerse cerca suyo, de pié y delante de ella. El pesar que contenía le llevó a soltar un suspiro algo amplio antes de continuar. -Lo haré tan simple como pueda a pesar de que no todo sea sencillo. No ha pasado desapercibida tu presencia en la aldea. No soy yo el único que ha notado desinterés en ti, como si te importara poco vivir o morir, irte o quedarte. Se que no sientes este lugar como tu hogar, y posiblemente jamás lo sientas como tal. Lo primero que quiero saber es tu razón para quedarte cuando pudiste haberte ido sin decir nada. ¿Hay algo que te motive a estar aquí o no lo hay?- ¿Simple? Eso no le salió tan simple como dijo que sería, pero cuando él empieza a hablar y a dejar que sea su sentido y razón los que le dirijan las palabras estas pueden extenderse demás, pero a la vez siente que hace falta decir esas cosas. Esa era la primera cuestión que deseaba saber... Nunca se había dedicado a hablar o conocer sobre los motivos de ella, y menos de los propios. Al menos ya dio el primer paso para ello.
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
Y aquella es una de las razones por las cuales quería estar sentada y cómoda cuando empezaran a hablar. Había rehuido tanto a esa pregunta que ahora el hecho de que fuera él quien se la hacía la ponía de nervios. Sintió un leve escalofrío por toda su espalda y soltó el aire contenido que hasta ese momento se dio cuenta lo tenía. Encogió sus pies para abrazarlos y posar su mentón en una de sus rodillas mientras meditaba la mejor manera de responder aquello. Ciertamente tenía mucha razón en que las cosas de ese lugar no tenían nada que ver con ella, y para que tomarse la molestia de encariñarse a un lugar si ella no pertenecía ahí. Sin mencionar el hecho de que no podía quedarse demasiado tiempo en un lugar. ¿Qué pasaría cuando él diera con ella? ¿Qué pasaba si se empezaba a sentir parte de ese lugar y al final llegaban a por ella? Sería mucho más doloroso. Se mordió su labio inferior sintiendo como una pequeña gota de sudor caía por su sien. Era el momento de agarrar al toro por los cuernos.
– Yo… yo ciertamente no lo sé. – Se encogió de hombros ladeando su rostro para mirarle de frente. – La verdad no tenía ninguna intención de quedarme. Pero Lobo estaba herido y Noche ya necesitaba un buen descanso… luego simplemente fue lo más cómodo para mí. Sé que no soy parte de este lugar y sobretodo que he estado invadiendo tus tierras, pero ciertamente no tenía otro lugar a donde ir. – Soltó una leve risilla, llevando su mano hasta su cabello y revolviendo ligeramente este de manera que cayeran unos mechones rojizos sobre su porcelano rostro. Sin duda ya no tenía más pretextos para no marcharse. Quiso decirle todo, contarle sus razones para su comportamiento pero lo último que quería era la lastima de alguien o mostrarse débil. – Justo anoche había decidido partir mañana, hoy salí temprano para buscar suficiente comida para el viaje. – Mintió. – Aahh y tranquilo, prometo no robarme nada. – Dijo con una leve risa nerviosa, levantándose de un tirón para ponerse frente a él y hacerle una burlona reverencia como acostumbraba. – Agradecida estoy por su hospitalidad mi lord – Dicho aquello se dio media vuelta lista para salir corriendo.
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
Cabe mencionar que para él tampoco fue fácil tomar la valía y la decisión de hacer aquella pregunta que aun no tan compleja no dejaba de ser pesada. Había dejado de lado muchos hechos ocurridos con ella, y como muchas veces deja de lado el llamado orgullo con tal de arreglar las cosas. Se centró bastante no solo en escucharla, sino en ver sus reacciones ante la cuestión, con tal de hallar en ellas lo que no se halla en las palabras que se oyen. Su historia le era en parte conocida, eran algunas de ellas cosas que ya se habían hablado y algunas que él sospechó pero no se centró en develar. Tenía la paciencia necesaria para ponerse en su lugar y tratar de comprenderla, pero a la vez sabía que varias de sus actitudes eran algo altaneras y poco aprobables con respecto al sentido... Lo raro es que en sus palabras no había nada qué reprobar, todo se veía legítimo y con lógica. Era la interpretación de ella de su cometido en aquel lugar, la cual no era totalmente la misma que Agros había interpretado, y menos la que tenía pensada para ella. -Te sientes como intrusa de un lugar que tú también salvaste. De no ser por ti, creo que muchos acá incluyéndome a mi estaríamos muertos...-
Hizo una pausa breve para razonar sus palabras siguientes, aquellas a las que aún no respondía. -Si no tienes a donde ir ¿Para dónde pensabas partir? ¿A cualquier lugar o ninguna parte? ¿Te gusta vivir a la deriva sin saber a donde irás?- La mentirilla que lanzó estaba pendiendo de un hilo con esas interrogantes que la rodeaban. Tal como a un pícaro que intenta escapar la rodeaban y si fallaba en alguna iba a ser atrapada. Lo siguiente que hizo en otro momento le habría hecho gracia, pero precisamente en ese momento y hacerlo con burla no era propio. Un discreto movimiento desajustó la cinta que sostenía el filo pesado y con un rápido movimiento de su mano diestra la sacó como si fuese a rebanar, pero caso contrario a eso la oscilación del filo no amenazaba a Thyia, y de nuevo el arma fue enterrada en el suelo con fuerza. Aquel gesto no solo era para marcar una pausa algo autoritaria, sino para deshacerse de la carga que soportaba su espalda, al menos por ese momento donde la plática podía hacerse larga. -Que te quede clara una cosa. Estas tierras no son mías, ni soy el señor al que debes reverenciar. Yo, y cada habitante pertenece a estas tierras, no al revés. No soy egoísta ni desconsiderado, pero no necesito de esas reverencias para sentir tu agradecimiento...- Pausó sus palabras para avanzar un paso adelante, poniéndose más cerca de ella y bajando su mirada para poder encontrar la suya debido a la diferencia de estaturas que era muy notable. -Si quieres agradecer de alguna manera, empieza por aprender de este lugar y a comprenderlo antes de concluir con prejuicios sobre él. No tengo por qué seguir diciendo lo obvio. En caso de que no quieras hacer el esfuerzo puedes irte si crees que te irá mejor fuera de aquí.- El dejo en su voz se acentuaba un poco más en ese momento. No era neutro como todo el rato y sus labios abrieron un poco dejando ver sus dientes juntos y su mirada seria, que esta vez no eran por ningún dolor en su cuerpo.
Hizo una pausa breve para razonar sus palabras siguientes, aquellas a las que aún no respondía. -Si no tienes a donde ir ¿Para dónde pensabas partir? ¿A cualquier lugar o ninguna parte? ¿Te gusta vivir a la deriva sin saber a donde irás?- La mentirilla que lanzó estaba pendiendo de un hilo con esas interrogantes que la rodeaban. Tal como a un pícaro que intenta escapar la rodeaban y si fallaba en alguna iba a ser atrapada. Lo siguiente que hizo en otro momento le habría hecho gracia, pero precisamente en ese momento y hacerlo con burla no era propio. Un discreto movimiento desajustó la cinta que sostenía el filo pesado y con un rápido movimiento de su mano diestra la sacó como si fuese a rebanar, pero caso contrario a eso la oscilación del filo no amenazaba a Thyia, y de nuevo el arma fue enterrada en el suelo con fuerza. Aquel gesto no solo era para marcar una pausa algo autoritaria, sino para deshacerse de la carga que soportaba su espalda, al menos por ese momento donde la plática podía hacerse larga. -Que te quede clara una cosa. Estas tierras no son mías, ni soy el señor al que debes reverenciar. Yo, y cada habitante pertenece a estas tierras, no al revés. No soy egoísta ni desconsiderado, pero no necesito de esas reverencias para sentir tu agradecimiento...- Pausó sus palabras para avanzar un paso adelante, poniéndose más cerca de ella y bajando su mirada para poder encontrar la suya debido a la diferencia de estaturas que era muy notable. -Si quieres agradecer de alguna manera, empieza por aprender de este lugar y a comprenderlo antes de concluir con prejuicios sobre él. No tengo por qué seguir diciendo lo obvio. En caso de que no quieras hacer el esfuerzo puedes irte si crees que te irá mejor fuera de aquí.- El dejo en su voz se acentuaba un poco más en ese momento. No era neutro como todo el rato y sus labios abrieron un poco dejando ver sus dientes juntos y su mirada seria, que esta vez no eran por ningún dolor en su cuerpo.
Agros Fell- Casa vasalla
Re: Un comienzo fructífero.
Claro que era una intrusa, no pertenecía a ningún lugar, era una bastarda que no valía para nadie ni una simple moneda. Lo de salvarle la vida, no lo veía como tal, simplemente había estado en el lugar correcto al momento correcto. No quería justo eso, que se sintiera comprometido con ella por la obligación. Tenía que salir de ahí, para que seguir retrasando lo inevitable. No le veía el caso a responder sus interrogantes cuando ni ella misma sabía que quería. ¿Pero que otra cosa le quedaba? Sabía muy bien quién era y como tal no estaba en el libro de la vida el que ella tuviera un hogar como los demás, su familia eran Noche y Lobo y nada más. Así estaba bien, no necesitaba a nadie más ¿O sí? – Dijiste que jamás me atarías a ningún, que era tan libre como cualquier otro ciudadano de tus tierras, entonces ¿por qué te importa a donde vaya o si no tengo planeado algo? Hasta donde se tu también estuviste viviendo por muchos lados antes de decidir regresar a tu hogar… ¿Entonces para que me preguntas si me gusta vivir a la deriva? No necesito que nadie se esté preocupando por mí. – Dijo ya con cierto recelo por su interrogatorio, claramente a la defensiva. Prefirió mejor largarse de ahí antes de seguir contestando sus incomprensibles preguntas.
Más su singular “escapatoria” se vería frustrada al escuchar ese ruido tan peculiar de su enorme arma. La había escuchado en otra ocasiones cuando desenfundaba listo para el ataque o simplemente para posarla en algún punto. Rápidamente se giro preparada para todo y fue justo cuando lo vio enterrar su espada en la tierra con bastante fuerza. Se quedo paralizada por unos instantes, no por miedo sino por la impresión de verle tan… dominante, obligándola a detenerse y escucharle. Sus mejillas se encendieron mientras cerraba con fuerza sus manos en puño y apretaba la mandíbula. Tuvo que escucharle y supo entonces que se había puesto así por su descarado acto. Su respiración se había agitado un poco, sintiendo como su pecho subía y bajaba más profundamente al momento que él se acercaba a ella. Cuando por fin lo tuvo de frente, la diferencia de estaturas era notable más aquello no la intimido. Levanto el rostro recia, fijando su azulado mirar en él de forma retadora, demostrándole que no le temía por mucho que fuera más grande y más fuerte. Aunque, nuevamente lo tenía de frente… podía sentir el impacto de su presencia tan cerca de ella. Era tan pequeña en comparación a él, pero aquello jamás la había detenido a nada. – No pensé que te ofenderías tan fácil… te he dicho y hecho cosas peores y siempre estabas tan… “pasivo”. – Entrecerró sus parpados, intento descifrarle con la mirada para saber sobre que terreno estaba caminando, pero con él era tan difícil… la ponía de nervios por alguna extraña razón.
- Jamás seré como la demás gente que vive en estos lugares. Siempre seré la bastarda salvaje que no pertenece a ningún lugar. Además… - Hizo una pausa antes de poder continuar, relajando sus hombros y soltando un suspiro que al final la hizo desviar su azulado mirar. – él vendrá por mi y si no quieres que se derrame más sangre sobre tus tierras, será mejor que me vaya. No importa donde este, él vendrá por mi… lo sé. ¿Dime entonces que caso tiene que esforzarse por un hogar en el que ni siquiera podré quedarme? – Aquella era su lucha, su pelea interna y nadie podía salvarla de eso. Demasiado había pasado él por sus tierras como para que sus demonios llegaran a ese lugar, y lo ensombrecieran. No lo permitiría.
Thyia- Ciudadano
Re: Un comienzo fructífero.
De nuevo ella entendía las cosas como le daba la gana. Tal vez por falta de referentes o por necedad que puede ser reflejo de un miedo al cambio, a salirse de lo cotidiano. En el momento justo había decidido reaccionar y funcionó bien el gesto con el arma para mantenerla allí sin tener que recurrir a otra cosa. Aquello le sugería que estaba mejor ''entrenada'' para entender lenguaje corporal o mensajes físicos que palabras. Se puso a pensar si en su vida se ha llevado tantas decepciones así para no creer en lo que alguien le dice aún cuando esa persona ha mostrado honestidad por un tiempo notable... Eso ya se verá en los próximos instantes. ¿Que si estaba molesto? Si lo estaba, y era su turno de responder en consecuencia. Pero su expresión de seriedad era bastante buena confidente para no revelar más de lo que necesitara saber ella. -No sé de donde vienes exactamente pero tú si sabes que yo vine de aquí. Lo que no sabes es cómo terminé fuera ni todo lo que tuve que pasar y hacer antes de organizar la vuelta. Con esa actitud que tienes jamás serás capaz de hacer frente a tu verdad...- Al menos que decidiera cambiar, le faltó decir. Por su parte, su destino en el pasado era estar condenado a la miseria como un desheredado, luego era estar condenado a una muerte indigna y cobarde, luego era luchar y ganarse la vida en tierras ajenas, aprender a enfrentar y vencer, ganarse un lugar y llevarlo con honra y firmeza. Luego de todo eso y mucho más es que decidió regresar... Él asume que mucho de eso ella no lo sabe.
Fue en su palabras siguientes que notó su resignación. Varias de las sospechas que tenía se iban confirmando poco a poco. Recordó que quedaron palabras sin contestar; Tal vez sus impulsos le hicieron saltarse un paso. -Y si sientes cadenas con querer saber de ti entonces no sabes apreciar la libertad. Si te sientes atada o presa quedándote aquí no sabes lo que es vivir en una jaula con apenas algo de comer o beber, o sin nada de eso. Solo espero que no tengas que pasar por nada de eso para entenderlo...- Y de verdad no quería que le pasara cosa tan terrible. Era por ello que seguía debatiendo y luchando para que al menos se mostrara más dispuesta a recibir apoyo. Poco después fue que entendió que se podía tratar de una persecución, ¿Era ella una clase de ''delincuente'' de alguna ciudad o reino? Le sonaba bastante por eso de ''No pertenecer a ningún lugar'' y por autodenominarse de tal manera. -¿De verdad crees que unos bandidos podrán asolar este lugar tan fácil? Creo que solo exageras para que otros teman y eviten involucrarse en ello...-
Agros hablaba no solo con el coraje guerrero sino con sabiduría de líder. Bien sabía que tener el simbólico poder sobre las tierras era solo el comienzo y lo más difícil no es llegar sino mantenerse. Fueron bastantes las veces que estando con los Jinetes enfrentaron bandidos y soldados enemigos tanto en los bosques como en ciudades. No entendía cómo de manera lógica ella pensaba que él iba a flaquear cuando las cosas se pusieran difíciles. No nacían nuevos gestos en él, pero a medida que indagaba se iba sintiendo mejor... Lo que parecía ser el caso contrario a ella que se mostraba más nerviosa. -No lo sé, pero posiblemente sea la decepción la que te lleva a pensar así. Pero ahora, debes entender que es diferente. Tú y tus compañeros han tenido apoyo desde que nos encontramos. ¿Qué te hace pensar que ya no lo tendrás? Al menos de mi parte, no será el miedo el que me lleve a dejarte a tu suerte. Y no es por atadura alguna que lo digo, ¿Sabes?- Tomó una buena porción de aliento y lo liberó poco después en un suspiro cargado. -Es porque así lo elijo hacer...- Aclaró por último, dejando ahora el tiempo para que ella respondiera nuevamente. Reiterando hechos, Agros se sentía cada vez menos pesado en el momento de hablar... Casi ignoraba el peso de sus atavíos en ese momento.
Fue en su palabras siguientes que notó su resignación. Varias de las sospechas que tenía se iban confirmando poco a poco. Recordó que quedaron palabras sin contestar; Tal vez sus impulsos le hicieron saltarse un paso. -Y si sientes cadenas con querer saber de ti entonces no sabes apreciar la libertad. Si te sientes atada o presa quedándote aquí no sabes lo que es vivir en una jaula con apenas algo de comer o beber, o sin nada de eso. Solo espero que no tengas que pasar por nada de eso para entenderlo...- Y de verdad no quería que le pasara cosa tan terrible. Era por ello que seguía debatiendo y luchando para que al menos se mostrara más dispuesta a recibir apoyo. Poco después fue que entendió que se podía tratar de una persecución, ¿Era ella una clase de ''delincuente'' de alguna ciudad o reino? Le sonaba bastante por eso de ''No pertenecer a ningún lugar'' y por autodenominarse de tal manera. -¿De verdad crees que unos bandidos podrán asolar este lugar tan fácil? Creo que solo exageras para que otros teman y eviten involucrarse en ello...-
Agros hablaba no solo con el coraje guerrero sino con sabiduría de líder. Bien sabía que tener el simbólico poder sobre las tierras era solo el comienzo y lo más difícil no es llegar sino mantenerse. Fueron bastantes las veces que estando con los Jinetes enfrentaron bandidos y soldados enemigos tanto en los bosques como en ciudades. No entendía cómo de manera lógica ella pensaba que él iba a flaquear cuando las cosas se pusieran difíciles. No nacían nuevos gestos en él, pero a medida que indagaba se iba sintiendo mejor... Lo que parecía ser el caso contrario a ella que se mostraba más nerviosa. -No lo sé, pero posiblemente sea la decepción la que te lleva a pensar así. Pero ahora, debes entender que es diferente. Tú y tus compañeros han tenido apoyo desde que nos encontramos. ¿Qué te hace pensar que ya no lo tendrás? Al menos de mi parte, no será el miedo el que me lleve a dejarte a tu suerte. Y no es por atadura alguna que lo digo, ¿Sabes?- Tomó una buena porción de aliento y lo liberó poco después en un suspiro cargado. -Es porque así lo elijo hacer...- Aclaró por último, dejando ahora el tiempo para que ella respondiera nuevamente. Reiterando hechos, Agros se sentía cada vez menos pesado en el momento de hablar... Casi ignoraba el peso de sus atavíos en ese momento.
Agros Fell- Casa vasalla
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