Fleance Myre

Es considerado la antítesis de la personalidad típica de los hijos del hierro y por tanto, la cara opuesta de su hermano: un hombre optimista, pacífico y educado. Es por este motivo por el que es apodado Fleance Myre “el Intruso”, ya que muchos (tanto hijos del hierro como ciudadanos de las ciudades verdes) siempre han dicho que la esencia de las islas del hierro nunca ha llegado a adherirse a su piel (característica que comparte con sus hijos). Su carácter diplomático y educado le ha valido algún que otro disgusto a su padre por no representar los valores propios de un hijo del hierro, sin embargo, gracias a la ausencia de estos estereotipos, ha conseguido ganarse la confianza de numerosos nobles de las ciudades verdes y por tanto, aumentar el número de rutas de comercio con otros reinos de Poniente, permitiendo a la pequeña casa Myre subsistir en una tierra poco fértil. Gracias a su optimismo, constancia y paciencia ha conseguido ser el instructor de tácticas Navales de los hijos del hierro de las casas más importantes. Su paciencia y diplomacia desaparecen cuando discute con sus hijos.

Aun siendo el hijo menor de la Casa Myre, su padre decidió que sería él quien heredaría su casa, por un lado porque su hermano mayor nunca estuvo interesado en aprender algo más que no fuera el arte de la lucha y las armas, y por otro lado, por el incidente ocurrido en su niñez que le incapacitaría para lucha.

A la edad de 11 días del nombre, mientras practicaba con la espada con uno de los jóvenes esclavos que su padre había traído en uno de sus saqueos, sufrió un descuido que pagaría caro el resto de su vida: el esclavo hundió su espada en la pierna del pequeño noble provocando la pérdida masiva de sangre que desencadenaría la pérdida de conocimiento.
Despertó unos días después con la pierna completamente vendada, a su lado estaba su hermano cuan centinela protegiendo su puesto; con los puños cerrados y mirando al suelo, le confesó que al verle inconsciente en el pavimento, había destripado al chaval por lo que le había hecho. Desde entonces tiene la pierna tocada, no puede cabalgar, ni correr ni saltar sin sentir un dolor punzante en su pierna izquierda. Ya que su cuerpo no funcionaba como debía se dedicó a cultivar su mente, preparándose así para ser un gran lord algún día (ya que empuñar la espada ya le era imposible. Sus estudios se centraban principalmente en tácticas navales, historia de los reinos y casas de poniente, ciertos remedios curativos e idiomas entre otros.

Se casó joven, con una hermosa mujer del dominio, de cabello rubio y piel pálida, pero en el parto de sus gemelos no pudo soportarlo y se la llevó el desconocido. Desde entonces no ha tenido otra mujer, no al menos de un modo serio. Tras el fallecimiento de su esposa, se dedicó en cuerpo y en alma a educar a sus hijos, siendo padre y madre a la vez.
A pesar de la destreza de su hijo con la espada, su incapacidad para adaptarse a la vida que le ofrecía las islas del hierro hacía de su vida una desdicha. Preocupado por la felicidad de su hijo, le hizo la promesa de que en cuanto cumpliera los 13 días del nombre, acordaría con la familia de su difunta esposa, residentes en Altojardín, su tutela, pasando a ser el pupilo de un lord del Dominio.
Con su hija las cosas fueron diferentes. Debido a las ausencias de su mujer y de su hijo (destinado en las ciudades verdes), el único arraigo familiar que le quedaba en las islas era su hija, a la que mimó y convirtió en la hija de sus ojos. Todo lo que ella pedía, lo tendría.

La relación con su hermano fue buena y estable incluso cuando Gerrald abandonó las islas del hierro. A pesar de la distancia que los separaba, siempre contaron con el apoyo del otro, apoyo que se expresaban en las continuas cartas que se enviaban. En las cartas, además de expresarle su favor, le contaba su vida en Lys, su enlace con una prostituta del lugar y el nacimiento de su hija. A pesar de sus continuos intentos para que se produjera un encuentro familiar en las islas y poder así conocer a las nuevas integrantes de la Casa Myre, el encuentro nunca tuvo lugar.
Tras conocer la muerte de su hermano, acudió a Dorne el mismo día en que se le reveló que el Dios ahogado requirió de los servicios de Gerrald como guerrero. Su idea era encontrar y ofrecer a su desconocida familia política una vida en las islas del hierro para poder proteger y cuidar de ellas, pero como éstas nunca llegaron a presentarse al funeral, pensó que su hermano se había inventado toda esa vida que le contaba para que no se preocupara.

Conoció a Qusayra (su sobrina, aunque lo desconocía) pocos meses después de que esta llegara a Pyke. Por aquel entonces la muchacha, aún sin estar acostumbrada a lo que se le venía encima, lloraba cuando estaba sola y solo pedía que la dejarán volver a Lys. Sus lágrimas le tocó el corazón, sus ojos le recordaban a algo lejano pero a la vez muy cercano, no supo por qué pero se encariñó de ella al instante y le contó la vieja historia de Florian y Jonquil para después ofrecerse ser su Florian.