Regresando a Dominio

Pareció que fueron años los que pasaron desde que llevo a la Rosa al valle y le acompaño de regreso, por todos los lugares que tuvieron que pasar, risas, lagrimas, miedos y sobre todo el conocerse mejor entre los dos fueron cosas que se dieron durante todo ese tiempo.

Ahora ya de regreso a Dominio, con menos compañeros de con los que había partido, no era grato para nadie, pero así era su vida, de ver como algunos hermanos no terminaban el recorrido, ver como el tiempo pasaba ante él y ver como caían hermanos de armas, pero para entonces entendía que el sobrevivir era algo primordial, algo que dependía de él solamente y que eran pocos los que darían la vida por él.

Era hora de presentarse ante su señor, para informar sobre su llegada que para entonces ya sabia que estaría ahí, ya que la pequeña rosa se habría encargado de avisar de su llegada.

Las cosas habían cambiado desde que se fue, la situación en todos lados en los que habían pasado, unos contaban unas cosas y otros algunas versiones de algunos hechos que no estaban aun claros, y sobre todo sobre el partido que se tomaría para ellos.

Cuando llego al despacho de Ser Tyrell, lo saludo.

-espero no interrumpir Señor-

Aquello días estaban siendo más duros de lo esperado, había llegado recientemente de Bastión pero todo se había convulsionado demasiado, lo que pretendía que durase todo el mes lo tenía que haber hecho nada más llegar al recibir las noticias que poblaban Poniente.

Pero aquello podía esperar, al menos durante un periodo breve de tiempo cuando le informaron que Ser Garret Grim, posiblemente su mejor espada y uno de los mejores guerreros del Dominio se encontraba tras la puerta.

Ya le habían informado sobre las bajas que habían producido pero queria oir de boca de su fiel hombre que era lo que había ocurrido y como se habian producido esas bajas - Adelante Ser Garret. - dijo para que éste se aproximara al escritorio tras el que Garlan permanecía sentado tras una pequeña montonera de papeles, mapas y otros papeles que no se llegaban a apreciar.

- Me alegra veros, decidme ¿cómo ha marchado todo? - el soldado parecía cansado pero debía reponerse pues pronto se iniciaría una guerra sin igual, la guerra que llevaría a la verdad y la justicia a triunfar sobre la tiranía de los Targaryen.

Como era de esperarse, siempre rodeado de documentos, mapas y planes para que Dominio siguiera floreciendo, siempre ocupado, pero no lo suficiente para no enterarse de las cosas de interés. El guerrero avanzo y se acercó lo suficiente para poder hablar con él.

-las cosas salieron bien, Señor, aunque en el camino tuvimos algunas bajas- dijo bajando la vista por un momento – durante el viaje que tuvimos hacia el Valle, algunos salvajes, de los clanes que habitan la montaña nos atacaron, no una, si no varias veces, en las batallas que tuvimos con ellos cinco hermanos de armas fueron llamados por los dioses- regreso la vista hacia su señor.

-fueron buenos hombres y fueron llamados cumpliendo con su deber- miro a su señor orgulloso de sus hombres. – Durante la estancia en el Valle, pude notar que la gente de Domino es estimada y considerada como amigos, pero aun ahí hay muchos que juegan a sus propios intereses, pero creo que al final todos defienden el Valle, aunque no hace falta que si ya es una fortaleza difícil de difícil acceso-

-Durante el regreso su hija tuvo la fortuna o desgracia de toparse con algunos Leones y algunos Dragones, pero solo fue momentáneo, mientras bajábamos, ahí nos enteramos que la Mano había mandado a matar a Lord Lannister, por algunos motivos que no logramos enterarnos, al menos yo en lo particular, su hija tuvo algunas platicas con ellos mas reservadas-

Durante su platica, no se dio cuenta cuando empezó a caminar de un lado a otro hasta que volteo a ver a la persona con quien estaba hablando – hay muchas rumores por las calles, pero solo son eso rumores, y hasta el momento nada formal – se detuvo – señor es verdad lo de la guerra?- pregunto con algo de anciedad

Aquellas montañas habían sido siempre un lastre para los Arryn y cuando obtuviese el puesto que se estaba labrando por los Siete que haría algo al respecto... aún no terminaba de entender como el Rey de Poniente no ayudaba a los Arryn para exterminar esa plaga de bárbaros.

Garret estaba herido en su orgullo, eso se podía ver pero las bajas de soldados era en muchos casos inevitable, y si era por proteger a su hija... - ¡Qué los Siete los tengan en gloria! - exclamó a mdo de oración para ser recordados allá donde estuviesen.

Le alegraba escuchar lo que decía, que el Dominio estuviese en buena consideración en el Valle era congratulante y más cuando se habían convertido en buenos aliados. Sin duda la mano de Athys estaba detrás de todo ello, como de que todos remasen en la misma dirección... siempre habían sido demasiado herméticos a Poniente pero ahora daban la cara y el Valle era una pieza fundamental en este juego.

Pero su cara cambió a un tono severo, adusto... su hija había tenido un reservado con los Lannister y con los Targaryen, no esperaba menos por la conversación que había tenido con ella sabía perfectamente lo que había debido ocurrir - No debiste separarte de su lado Ser. Eres su Espada y tenías una misión, los Lannister y los Targaryen son a día de hoy enemigos del Dominio... ¿Qué hubiese ocurrido si matan o secuestran a Lady Rose? - algo nefasto desde luego, aunque aquella reunión lo que parecía era traer buenas nuevas... pero eso aún nadie lo sabía.

- Es el momento de la verdad y la justicia. A no ser que Daeron comprenda su error y reconozca sus pecados.- dijo a modo de respuesta, su semblante demostraba lo serio de la situación y lo importante... aquello pasaría a la historia y aquellos dos hombres iban a ser parte de ella. - Los Siete siempre pasan factura, y los años de tiranía de los Targaryen llegan a su fin. Y Ser Garret Grimm, Espada de Lord Garlan Tyrell va a ser uno de los heroes de esta contienda... - dijo sonriendo para animar al soldado que parecía algo alicaido.

El comentario del Señor de Dominio le hizo sonreír un poco, entendía de este comentario que las cosas que había escuchado, no eran de todo falsas. Enderezo la cabeza y empuño su espada – no mi señor, no me separe de su hija completamente, siempre estuve a distancia prudente- era verdad y aun así la rosa, ahora tenia espinas, espinas que él se había encargado de afilar más de las que la vida le había dado.

Habían algunas cosas que el Señor de Dominio, pudiera que no estuviera de acuerdo, pero era algo que mantendría con su hija, hasta que fuera el momento en que su padre pudiera saber, pero su lealtad no le permitía tenerle secretos a su Señor.

-Aparte, su hija ya no es la misma niña de antes- hizo una pausa – durante le viaje, le enseñe algunos trucos, trucos que pueden ayudarle a mantenerse con vida- solo hizo ese comentario, ya que no le diría que trucos serían los que la rosa había estado aprendiendo por parte de él.

En ese viaje habían cambiado varias cosas en ella, ya no era la misma que había regresado, había afilado las espinas, desde su partida hasta su llegada al Nido y su regreso. Habían aprendido mucho ambos, para él el control sobre su temperamento.

Ahora en este regreso las noticias se confirmaban, el comentario de su Señor, le daba la nueva buena, la guerra, que para algunos no era algo grato, para él era algo que corría en sus venas, desde sus días con sus hermanos de sangre, la guerra era algo parte de él.

-mi Señor, me honra y tiene siempre mis espadas a su servicio- dijo haciendo una reverencia

A una distancia prudente, sabía que sería así, pero jamás podría estar a una distancia suficiente para evitar que las lenguas afiladas de los enemigos se clavaran en su mente... - Me alegra escuchar eso, sabía que podía confiar en vos, Ser. -

Pero del mismo modo sabía lo que le contaba, sabía que su hija no era la misma y no por el mero hecho de que ser Garret le hubiese enseñado "algún truco", eso no le serviría para caer en las redes de las falsedades y mentiras... y si... su hija ya había empezado a cambiar, tanto que ni la habia reconocido en su charla anterior. Ella ajena a todo mundo anteriormente le había ofrecido una corona... una corona de espinas sin duda. - Lo sé. - dijo seco, como arrepentido de haber provocado ese cambio, aunque sabía perfectamente que no era a lo que se refería. - Pero es mi hija quien debe elegir su camino, los Siete la guíen. -

Sonrió ante el ofrecimiento, no podía esperar menos la verdad, pero saber que tendría a uno de sus mejores hombres a su lado era un alivio... aunque lo que tenía preparado para él era algo más que eso. Para él tenía una misión que no podía fallar - Es un honor escucharos. Contaré con su espada y con las de su Casa, se que la Casa Grimm luchará contra los Greyjoy con fiereza. En cuanto a vos... os daré las órdenes oportunas cuando sea el momento. Por ahora si no tenéis buenas nuevas podeis marchar. -

Era momento de entrenar, descansar, beber y follar... pronto Ser Garret tendría una misión, una de las más importantes para Garlan pensando con su corazón

Las palabras de su Señor, le demostraron gratitud al avisarle que contaba con él y que así sería. Al mencionar a la casa del calamar solo hizo una mueca demostrando ansiedad, aunque nada de sorpresa. La casa Grimm tenía buenos marinos y eran tan capaces de enfrentar a una flota como la de la casa Greyjoy.

Aunque con anterioridad había escuchar que ellos eran los marinos, por vivir en islas y estar siempre a la mar, se habían olvidado que los Grimm también vivían en unas islas y que la mayoría de su gente eran marinos tan despiadados como los calamares salados. Aunque esos que habían hablado sin saber, ya no podrían pensar más, ya que estaban pudriéndose bajo tierra.

-el kraken no sabrá que le corto los brazos- dijo con una sonrisa

Casi como una orden su señor le indico que se marchara, que disfrutara de esos días, como siempre lo había hecho antes de partir a una batalla. Sonreír un momento con los amigos antes de partir a la guerra, un momentos para estar y disfrutar de las mujeres que podría ser la ultima vez y para empezar a practicar y afilar las espadas que pronto seria usadas.

Sin mas saludo a su Señor y dio la vuelta para poder empezar los preparativos. Mandar algún cuervo a su isla, para que preparan todo. Posiblemente navegaría nuevamente o recorrería los campos sobre su caballo regando sangre a su paso, cortando algunas cabezas o desmembrando algunos otros.