Conectarse
Últimos temas
Este foro está basado en la saga de George R.R. Martin titulada "Canción de Hielo y Fuego", además sacamos contenido de diversas webs relacionadas como Asshai.com o de Hielo y Fuego Wikia. También traducimos expresamente artículos relacionados de Westeros.org para utilizarlos en Valar Morghulis. Los gráficos, plantillas, reglas y personajes cannon fueron creados por los miembros del Staff por lo que poseemos derechos reservados. No intentes plagiar o tomar algo sin habernos notificado o nos veremos forzados a tomar las medidas necesarias y a efectuar las denuncias correspondientes a Foroactivo.
Lejos de su hogar la Estrella empieza pierde parte de su luz y parece que nadie se da cuenta
2 participantes
Página 1 de 1.
Lejos de su hogar la Estrella empieza pierde parte de su luz y parece que nadie se da cuenta
La calma había vuelto a su vida, una calma relativa puesto que solo era una calma exterior, en su interior se había desatado una tormenta, era como si nubarrones muy oscuros taparan por completo aquel inmenso cielo azul precioso de la tranquilidad y taparan la calidez, la luz de la pequeña estrella. Había perdido la cuenta de cuánto tiempo hacía que había partido de Puertoplácido, pero le parecía una eternidad. Recordar las tranquilas y hermosas tardes junto a sus padres, los largos paseos por las tierras, las historias, las conversaciones… Era como recordar un pasado perfecto. Por un momento se detuvo a pensar, ella no era tan drástica, tan pesimista, nunca lo había sido, ¿por qué le costaba tanto encontrar ese pequeño brillo de esperanza, ese cambio para mejor? Se arrodilló en su habitación y empezó a rezarle a los siete por la pronta llegada de su esposo. Le echaba mucho de menos, notaba como si le faltara algo en su interior, no acababa de entender muy bien porque pero notaba que así era y que no descansaría hasta poder tenerle junto a ella. Aquel día se fue pronto a dormir, le sonrió amablemente a los criados que con tanto cuidado la trataban, por lo visto no les estaba permitido entablar conversación con ella, pero en cuanto pudiera… haría quebrar esa absurda norma.
Se despertó como nueva, había tenido un sueño agradable, un sueño en el que veía brillar varias estrellas en el cielo y al pasar una de ellas fugazmente pedía un deseo a los siete y le era concedido. Una sonrisa iluminó su rostro haciendo que su cabello y su mirada resplandecieran. Aquella iba a ser una mañana distinta, sabía que sería un gran día, lo presentía. Bajó rápidamente a desayunar e intentó hablar con una de las doncellas que la habían ayudado a asearse sin lograr más que alguna que otra pequeña observación sobre el clima del día. Pidió una lira y que prepararan aquel delicado vestido color verde esmeralda para esa tarde junto con su corcel y que avisaran a algún vasallo de que quería conocer parte de las tierras de su esposo.
De regreso a su estancia, observó como la luz que entraba por una de las ventanas abiertas iluminaba su precioso vestido nuevo. Everys acarició con delicadeza la suave tela y se la acercó al rostro para poder impregnarse de su olor, olor a Puertoplácido, a su antiguo hogar. Sí, había tomado la decisión que a partir de ese momento dejaría de pensar en el pasado y simplemente esforzarse por hacer feliz a su marido, amar su nuevo hogar y lograr lo que más deseaba este, darle un heredero. Dejó que el vestido se deslizara con suavidad por sus delicadas y suaves curvas notando como se adaptaba a la perfección a ellas pero sin remarcarlas en exceso. El cuello era lo suficientemente alto para que fuera recatado y su marido no pensara lo que pensó la primera vez que la vio. Con una cálida sonrisa y un leve enrojecimiento de mejillas pidió que le trenzaran su larga melena. Quería estar presentable para la llegada de su marido, fuera cuando fuera. Empezó a tararear una cancioncilla mientras terminaban su peinado, después bajando con calma y con su lira en la mano, se sentó en una de las salas, sabiendo que allí no molestaría a nadie y entonó con esa voz de ángel que los siete la habían proporcionado una melodía al regreso del amor alejado…
“Si pudieras volver, podría deciros lo mucho que os quiero, mi amor…”
Se despertó como nueva, había tenido un sueño agradable, un sueño en el que veía brillar varias estrellas en el cielo y al pasar una de ellas fugazmente pedía un deseo a los siete y le era concedido. Una sonrisa iluminó su rostro haciendo que su cabello y su mirada resplandecieran. Aquella iba a ser una mañana distinta, sabía que sería un gran día, lo presentía. Bajó rápidamente a desayunar e intentó hablar con una de las doncellas que la habían ayudado a asearse sin lograr más que alguna que otra pequeña observación sobre el clima del día. Pidió una lira y que prepararan aquel delicado vestido color verde esmeralda para esa tarde junto con su corcel y que avisaran a algún vasallo de que quería conocer parte de las tierras de su esposo.
De regreso a su estancia, observó como la luz que entraba por una de las ventanas abiertas iluminaba su precioso vestido nuevo. Everys acarició con delicadeza la suave tela y se la acercó al rostro para poder impregnarse de su olor, olor a Puertoplácido, a su antiguo hogar. Sí, había tomado la decisión que a partir de ese momento dejaría de pensar en el pasado y simplemente esforzarse por hacer feliz a su marido, amar su nuevo hogar y lograr lo que más deseaba este, darle un heredero. Dejó que el vestido se deslizara con suavidad por sus delicadas y suaves curvas notando como se adaptaba a la perfección a ellas pero sin remarcarlas en exceso. El cuello era lo suficientemente alto para que fuera recatado y su marido no pensara lo que pensó la primera vez que la vio. Con una cálida sonrisa y un leve enrojecimiento de mejillas pidió que le trenzaran su larga melena. Quería estar presentable para la llegada de su marido, fuera cuando fuera. Empezó a tararear una cancioncilla mientras terminaban su peinado, después bajando con calma y con su lira en la mano, se sentó en una de las salas, sabiendo que allí no molestaría a nadie y entonó con esa voz de ángel que los siete la habían proporcionado una melodía al regreso del amor alejado…
“Si pudieras volver, podría deciros lo mucho que os quiero, mi amor…”
Everys Velaryon.
Re: Lejos de su hogar la Estrella empieza pierde parte de su luz y parece que nadie se da cuenta
Hacia demasiado tiempo que Tyberius no volvía a casa, Marcaderiva. Hacia años que el joven de platinos cabellos había salido de allí hacia las Ciudades Libres, para hacerse un hombre en aquello que mejor se le daba, empuñar una espada y matar con ella.
No había sido hasta pisar las extrañas tierras de las Ciudades Libres y entrar al servicio de una de las compañías cuando había ocurrido eso y lo que podría haber resultado algo traumatico, no había sido así. Se le daba bien, se le daba bien quitar vidas y ademas lo hacia sintiendo placer, el numero de vidas que había arrebatado, había hecho que perdiera la cuenta hace tiempo, pero eso no le había hecho empeorar, a cada año, era mejor, a cada año Tyberius Velarión se había vuelto mas letal y frio.
Hasta la llegada de una mujer de ojos verdes y pelo rojo como la sangre que tantas veces había hecho derramar y todo se había trastocado en el. Después su tio le había ordenado volver a Poniente después de tantos años después y había regresado, para contemplar con impotencia los cambios. Las repentinas muertes de sus primas y la caída en desgracia de mi tío, siendo ejecutado.
Ahora yo debía encargarme de aquello que nunca había deseado y ademas aquello que mas me aborrecía, estar casado con quien no era la mujer que amaba. Desde el regreso a Poniente, había visto a la que era la verdadera dueña de su corazón pero, también había conocido a quién ya era su esposa. Y es que aunque ya había visto a Everys y incluso esta la había complacido en su noche de bodas, no podía dejar verla como una niña.
Todos esos eran los pensamientos de el actual Lord cuando había entrado en la fortaleza de Marcaderiva, habiendo vuelto de Desembarco del Rey, vestido en su armadura de soldado ricamente decorada, los pasos resonaban ante el peso de la armadura. Y así el actual Lord Tyberius Velaryon de la Casa Velaryon, se presentaba ante la mujer que amaba, que tocaba distraída la presencia de marido, que llevaba unos minutos observándola en silencio, aquel que no quería ser Lord y lo era. Aquel que vivía para la guerra y las batallas, pero por primera vez en su vida, no deseaba la que estaba a punto de estallar.
Con ese cacao mental, carraspee para hacerme notar y me quite el casco llevándolo en el brazo.-No me has venido a recibir.-Dije a modo de queja y saludo. No era que me molestara que me hubiera recibido, porque no lo deseaba que hubiera tenido que aguantar esa pantomima, pero yo con cacao mental y ella tocando música, me molestaba sobremanera, casí me enfurecía y eso sobretodo se notaba en mis ojos.
No había sido hasta pisar las extrañas tierras de las Ciudades Libres y entrar al servicio de una de las compañías cuando había ocurrido eso y lo que podría haber resultado algo traumatico, no había sido así. Se le daba bien, se le daba bien quitar vidas y ademas lo hacia sintiendo placer, el numero de vidas que había arrebatado, había hecho que perdiera la cuenta hace tiempo, pero eso no le había hecho empeorar, a cada año, era mejor, a cada año Tyberius Velarión se había vuelto mas letal y frio.
Hasta la llegada de una mujer de ojos verdes y pelo rojo como la sangre que tantas veces había hecho derramar y todo se había trastocado en el. Después su tio le había ordenado volver a Poniente después de tantos años después y había regresado, para contemplar con impotencia los cambios. Las repentinas muertes de sus primas y la caída en desgracia de mi tío, siendo ejecutado.
Ahora yo debía encargarme de aquello que nunca había deseado y ademas aquello que mas me aborrecía, estar casado con quien no era la mujer que amaba. Desde el regreso a Poniente, había visto a la que era la verdadera dueña de su corazón pero, también había conocido a quién ya era su esposa. Y es que aunque ya había visto a Everys y incluso esta la había complacido en su noche de bodas, no podía dejar verla como una niña.
Todos esos eran los pensamientos de el actual Lord cuando había entrado en la fortaleza de Marcaderiva, habiendo vuelto de Desembarco del Rey, vestido en su armadura de soldado ricamente decorada, los pasos resonaban ante el peso de la armadura. Y así el actual Lord Tyberius Velaryon de la Casa Velaryon, se presentaba ante la mujer que amaba, que tocaba distraída la presencia de marido, que llevaba unos minutos observándola en silencio, aquel que no quería ser Lord y lo era. Aquel que vivía para la guerra y las batallas, pero por primera vez en su vida, no deseaba la que estaba a punto de estallar.
Con ese cacao mental, carraspee para hacerme notar y me quite el casco llevándolo en el brazo.-No me has venido a recibir.-Dije a modo de queja y saludo. No era que me molestara que me hubiera recibido, porque no lo deseaba que hubiera tenido que aguantar esa pantomima, pero yo con cacao mental y ella tocando música, me molestaba sobremanera, casí me enfurecía y eso sobretodo se notaba en mis ojos.
Tyberius Velaryon- Casa vasalla
Re: Lejos de su hogar la Estrella empieza pierde parte de su luz y parece que nadie se da cuenta
Al escuchar unos pasos a su espalda, la joven Everys se volteó lentamente disminuyendo la intensidad de su canto. Sus pupilas empezaron a brillar de emoción al encontrarse de nuevo observada por aquellos intensos y preciosos ojos violeta que habían cautivado una parte de su ser desde el primer momento que vio su retrato y aun más una vez tuvo el placer de conocerle en persona. Cerró los ojos unos instantes agradeciendo a los 7 que le hubieran permitido volver a casa sin ningún tipo de rasguño y que volvieran a estar juntos. Escuchó sus primeras palabras, no era la forma más común de saludar pero si algo había empezado a comprender la rubia era que su esposo no solía hacer las cosas como los demás y eso podía ser muy positivo en miles de circunstancias. Dejó con delicadeza la lira en el alfeizar de la ventana y cesó su canto. Podía percibir en aquella mirada un enojo, quizás enfurecimiento quizás simplemente molestia. Ella rápidamente lo atribuyó a que había sido culpa suya e intentó disculparse.
-Perdóneme, mi señor, mi intención era iros a recibir puesto que conozco cuan largo se hace el camino y lo que desea uno regresar a su hogar- Su clara mirada se mantenía fija en la suya implorándole su perdón.
Podía sentir como en su interior había como una pequeña vocecilla que le imploraba que corriera a sus brazos a darle un cálido abrazo y quizás si él lo permitía un tierno beso. Pero al intentar cumplir las órdenes de esa voz desconocida su cuerpo no reaccionó manteniéndose casi fijo en la misma posición, hasta que pocos segundos después sus piernas se pusieron en marcha y dieron algunos pasos acercándose a aquel apuesto caballero. -¿Desea algo, mi señor? Puedo ayudarle a quitarse esa pesada armadura para poder reposar adecuadamente, puedo también si lo desea realizarle un pequeño masaje que podría aliviar cierta carga que sus hombros puedan haber soportado permitiéndole también descansar mejor… Estoy a su entera disposición, para lo que necesite-
No sabía cómo expresar su más profunda felicidad del reencuentro después de la boda, como hacerle ver que como mujer que era podía disponer de ella para lo que más le apeteciese, fuere lo que fuere. Quizás aquello la permitiría otro de sus mayores deseos, poder pasar algo más de tiempo juntos y poderse conocer mejor. La dama pensaba, por supuesto erróneamente, que ese distanciamiento que mantenía desde un principio y que ella solo se había dado cuenta en los últimos encuentros eran porque ella le resultaba una completa desconocida. Esperó su respuesta, sabiendo que no sería nada de lo que tenía pensado. Con toda seguridad se iría de su estancia a descansar solo…..
-Perdóneme, mi señor, mi intención era iros a recibir puesto que conozco cuan largo se hace el camino y lo que desea uno regresar a su hogar- Su clara mirada se mantenía fija en la suya implorándole su perdón.
Podía sentir como en su interior había como una pequeña vocecilla que le imploraba que corriera a sus brazos a darle un cálido abrazo y quizás si él lo permitía un tierno beso. Pero al intentar cumplir las órdenes de esa voz desconocida su cuerpo no reaccionó manteniéndose casi fijo en la misma posición, hasta que pocos segundos después sus piernas se pusieron en marcha y dieron algunos pasos acercándose a aquel apuesto caballero. -¿Desea algo, mi señor? Puedo ayudarle a quitarse esa pesada armadura para poder reposar adecuadamente, puedo también si lo desea realizarle un pequeño masaje que podría aliviar cierta carga que sus hombros puedan haber soportado permitiéndole también descansar mejor… Estoy a su entera disposición, para lo que necesite-
No sabía cómo expresar su más profunda felicidad del reencuentro después de la boda, como hacerle ver que como mujer que era podía disponer de ella para lo que más le apeteciese, fuere lo que fuere. Quizás aquello la permitiría otro de sus mayores deseos, poder pasar algo más de tiempo juntos y poderse conocer mejor. La dama pensaba, por supuesto erróneamente, que ese distanciamiento que mantenía desde un principio y que ella solo se había dado cuenta en los últimos encuentros eran porque ella le resultaba una completa desconocida. Esperó su respuesta, sabiendo que no sería nada de lo que tenía pensado. Con toda seguridad se iría de su estancia a descansar solo…..
Everys Velaryon.
Re: Lejos de su hogar la Estrella empieza pierde parte de su luz y parece que nadie se da cuenta
Aún percibiendo en la mirada de Everys la búsqueda de su perdón, no hice ningún gesto como tal de que fuera a perdonarla. No tenia intención de ello, ademas me parecía una falta de tiempo, por lo cual lo mejor era dejarlo pasar.
Su predisposición a ayudarme e incluso a complacerme en aquello que yo le pidiera, en cierta forma me gusto, pero también me enervo, seguía casado con la misma niña que había conocido en Puertoplacido, parecía que no había forma alguna de que madurara a una mujer digna de su posición.-Ven.-Llame haciendo un gesto con la mano, para que se acercara hasta mi.-Ayúdame a quitarme la armadura, pero ten cuidado.-Le tenia demasiado aprecio a esa armadura, si veía que Everys se ponia patosa con ella, la reprendería.
Aunque después me di la vuelta, para ella pudiera ir desatando las correas que ataban la armadura, cuando hubo desprendido la parte de la coraza de mi y dejada puesta apoyada en la pared sin incidente, hice un gesto con la mano, para indicarle, como debía quitar la cota de malla, mientras pienso lo que tengo que decir, noto como los dedos inexpertos de Everys pelean contra las ultimas correas y con dificultad retira la pesada cota.-He visto al Maestre, al entrar me ha dicho que no estas embarazada.-Comente con frialdad, después de la boda, como se esperaba de mi había yacido con ella, aunque no había sido mi ultima vez, desde antes del día de mi partida a Desembarco del Rey.-Eso es bueno, ahora no deseo un hijo.-Comente en el mismo tono, sin importarme si eso podía dolerle a Everys.
Cuando también hubo terminado de retirar la cota de malla, aún con esta en los brazos de Everys, la cogí por brazo, con cierto cuidado, por no hacerla daño, pues no era mi intención y hice que se girara para mirarme.-La Reina me ha pedido que me encargue de la seguridad de la princesa en Rocadragón y no cuanto tiempo nos llevara eso, recoge lo imprescindible, vendrás conmigo.-Después guarde unos instantes de silencio, aunque no había terminado de hablar y antes de que Everys comentara nada, proseguí.-Hay algo mas, se ha declarado la guerra, no voy a darte explicaciones, ni tampoco las necesitas ahora, pero atiéndeme, no es un juego de niños nada de lo que hagamos en adelante, así que obedecerme en todo lo que te pida, porque si no voy a estar siendo tu guardián, si me incordias, durante la guerra, te mandare de regreso a Puertoplacido y que sea tu padre, quien se encargue de ti.-Expete, queriendo dejar claro, lo que en verdad era una orden sin duda alguna, estaba mas que dispuesto a enviarla a Puertoplacido, si se volvia un estorbo.-¿Lo has entendido, obedecerás?.-
Su predisposición a ayudarme e incluso a complacerme en aquello que yo le pidiera, en cierta forma me gusto, pero también me enervo, seguía casado con la misma niña que había conocido en Puertoplacido, parecía que no había forma alguna de que madurara a una mujer digna de su posición.-Ven.-Llame haciendo un gesto con la mano, para que se acercara hasta mi.-Ayúdame a quitarme la armadura, pero ten cuidado.-Le tenia demasiado aprecio a esa armadura, si veía que Everys se ponia patosa con ella, la reprendería.
Aunque después me di la vuelta, para ella pudiera ir desatando las correas que ataban la armadura, cuando hubo desprendido la parte de la coraza de mi y dejada puesta apoyada en la pared sin incidente, hice un gesto con la mano, para indicarle, como debía quitar la cota de malla, mientras pienso lo que tengo que decir, noto como los dedos inexpertos de Everys pelean contra las ultimas correas y con dificultad retira la pesada cota.-He visto al Maestre, al entrar me ha dicho que no estas embarazada.-Comente con frialdad, después de la boda, como se esperaba de mi había yacido con ella, aunque no había sido mi ultima vez, desde antes del día de mi partida a Desembarco del Rey.-Eso es bueno, ahora no deseo un hijo.-Comente en el mismo tono, sin importarme si eso podía dolerle a Everys.
Cuando también hubo terminado de retirar la cota de malla, aún con esta en los brazos de Everys, la cogí por brazo, con cierto cuidado, por no hacerla daño, pues no era mi intención y hice que se girara para mirarme.-La Reina me ha pedido que me encargue de la seguridad de la princesa en Rocadragón y no cuanto tiempo nos llevara eso, recoge lo imprescindible, vendrás conmigo.-Después guarde unos instantes de silencio, aunque no había terminado de hablar y antes de que Everys comentara nada, proseguí.-Hay algo mas, se ha declarado la guerra, no voy a darte explicaciones, ni tampoco las necesitas ahora, pero atiéndeme, no es un juego de niños nada de lo que hagamos en adelante, así que obedecerme en todo lo que te pida, porque si no voy a estar siendo tu guardián, si me incordias, durante la guerra, te mandare de regreso a Puertoplacido y que sea tu padre, quien se encargue de ti.-Expete, queriendo dejar claro, lo que en verdad era una orden sin duda alguna, estaba mas que dispuesto a enviarla a Puertoplacido, si se volvia un estorbo.-¿Lo has entendido, obedecerás?.-
Tyberius Velaryon- Casa vasalla
Temas similares
» Cuando el faro pierde su luz...
» Empieza el juego ( Mance Blackwood)
» Lejos del Valle (Lucas, Leana, Lyanna y Ryella)
» Peregrinación (Parte I)
» Nadie mas fiero que nosotros. [0/2]
» Empieza el juego ( Mance Blackwood)
» Lejos del Valle (Lucas, Leana, Lyanna y Ryella)
» Peregrinación (Parte I)
» Nadie mas fiero que nosotros. [0/2]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Vie Mar 20, 2015 10:13 pm por Invitado
» SONS OF ANARCHY | NORMAL
Lun Oct 13, 2014 8:57 am por Invitado
» University of Cambridgre +18 # Nuevo
Mar Abr 08, 2014 11:45 pm por Invitado
» Spelling a Spell - Nuevo! {Afiliación Elite}
Vie Ene 24, 2014 4:39 pm por Invitado
» Life in NEW YORK +18 - Tumblr Promocional
Sáb Ene 04, 2014 11:07 pm por Invitado
» Naruto New World (A.Élite)
Lun Dic 09, 2013 2:37 pm por Invitado
» Looking For You
Dom Dic 08, 2013 12:26 pm por Invitado
» Anime Rol [Élite]
Miér Nov 13, 2013 10:10 pm por Invitado
» O.W. {Foro rol Naruto/Inuyasha-Yaoi/Yuri/Hetero} normal
Vie Oct 25, 2013 3:16 pm por Invitado