Entre los vapores y el calor se trazan los mejores planes (Sarella)

Había sabido finalmente el paradero de su hermana, le sorprendió en parte, aunque lo comprendía. El Sol y la Lanza era la mejor sauna de toda la ciudad en la que después de sudar con el cálido vapor y los baños podías recibir un buen masaje para desentumecer los músculos.

Llegó temprano, antes que llegara Sarella, por lo que decidió aprovechar las instalaciones. Se demoró un poco en el baño de agua caliente antes de pasar a la zona de masajes, donde finalmente la localizó. Estaba tumbada con los ojos cerrados esperando el masaje en su espalda, cuando Olyvar, qu solo lucía una toalla en su cintura le hizo un gesto al masajista para que se largara. En un principio se mostró desconcertado, pero al repetir el gesto el príncipe se marchó sin hacer ruido.

Olyvar tomó un poco de aceite perfumado, olía a las plantas de la naturaleza, recordando, además de los masajes la evocación de las acampadas cuando era un crío, lo fue untando en sus manos, frotándolas para calentarlas antes de colocarlas sobre la espalda desnuda de su hermana, fue moviéndolas suavemente, lentamente buscando los puntos de tensión de su espalda. Su hermana seguía con los jos cerrados, poco a poco fue localizando los nudos en sus músculos y comenzó a trabajar suavemente sobre ellos, mientras a veces le parecía oir como su hermana casi ronroneaba.

Sare, esto que te estoy haciendo me lo tendrás que devolver algún día, no te creas que eres la única Martell a la que le gusta que le den masajes en la espalda…pero no he venido por eso, quería hablar contigo. Sabes que los Caron no pudieron venir a mi día del nombre, creo que sería una buena idea que les hiciéramos una visita, aunque tendremos que hacerlo con discreción, ya sabes que mi presencia en la Tormenta no es demasiado grata, así que tendremos que disimularla, tendremos que pensar algo, tal vez pueda hacerme pasar por uno de tus caballeros, si es que llevamos escolta o podríamos pasar por una pareja de campesinos si es que queremos pasar los dos desapercibidos o…también puedes aportar tú alguna idea. Olyvar continuó con el masaje, sabía que estas circunstancias sería más fácil que accediera o al menos no pusiera tantas pegas. LA verdad que lo único bueno de una boda doble es que estaremos los dos juntos… podré seguir protegiéndote, Sare, y sé que tu me ayudarás….

Algunas mañanas gustaba de darse baños calientes para relajarse: le encantaban el calor, el agua y los vapores de la maravillosa sauna del palacio. Pero ese día le apetecía un masaje, por lo que se tumbó en el mármol a la espera de que su masajista llegara.
En ese lugar se estaba extraordinariamente bien. "Dioses, de pensar que tengo que abandonar esto..." No soportaba la idea de ir a un lugar más frío, fuera de su hogar. "Pero ya mismo seremos independientes. Con suerte, será mi marido quien se traslade aquí para ser plenamente dorniense" Estaba enfrascada en sus pensamientos, con los ojos cerrados y una ligera sonrisa en el rostro. Le encantaba hablar mentalmente consigo misma. En mitad de dicha conversación, notó unas suaves manos en su espalda, masajeándola. Era una sensación tan gratificante, tan placentera...
Sare, esto que te estoy haciendo me lo tendrás que devolver algún día... Sus ojos se abrieron como platos de repente, y el corazón se trasladó a su garganta, latiendo desbocadamente. "Es él..." Maldito hermano, siempre se las ingeniaba para sorprenderla cuando menos lo esperaba. "Dioses, estoy desnuda... y él..." Su hermano seguía hablando mientras su cabeza era un ir y venir de pensamientos atropellados. Intentó relajarse y escucharle lo mejor que pudo.
- ¿Qué harías si me diera la vuelta ahora, hermano? Ni siquiera ella sabía como reaccionaría, pero no podía demostrar que la situación le sobrepasaba. No, ella era demasiado orgullosa para eso. "Si él actúa con normalidad, yo más".
De repente, Olyvar dijo algo que la hizo esperanzarse. - Dime una cosa hermano... dices que no eres bien recibido en las tierras de la Tormenta. En cambio, nuestro pequeño "pacto" exigía el compromiso doble con los Caron. Ahora sí, se dio media vuelta, aunque tapándose el pecho. Se ve que su hermano pensaba que se pasaría toda la conversación tumbada de espaldas. Se sentó, inclinada hacia delante y le dedicó a Olyvar una mirada traviesa. ¿No dejarás a tu querida hermanita desprotegida, verdad? Tendremos que seguir juntos, como bien dices... Pero, si en las tierras de la Tormenta no puedes entrar... ¿significa eso que nuestra futura familia política tendrá su nuevo hogar aquí, en Dorne? Rezó por que la respuesta fuera un sí. Eso sería mejor que un sueño. "Sí, lo más parecido a mi sueño a lo que puedo aspirar..."

Olyvar enarcó una ceja mientras sonreía Muy fácil hermanita, pensar que ya que tas quedado a gusto y que es mi turno para que me des un masajito, yo también tengo la espalda tensa, aunque no sé, eres capaz de echarme encima una de esas lagartijas sin patas que tanto te gustan, y la verdad me gusta un tacto un poco más cálido
Su hermana se dio la vuelta mostrándole sus senos cubiertos, era una suerte. No le gustaba demasiado ver a su hermana desnuda al fin y al cabo era su hermanita mayor, aunque ver unos pechos en Dorne con lo fina que eran muchas de las telas tampoco es que fuera algo novedoso.

Se sentó a su lado sobre el mármol. Bueno lo que es seguro sería tu compromiso, lo mío sería un añadido, por lo que si te quieres librar de mí solo tendrías que susurrárselo al oído de tu futuro maridín. De todas maneras tengo algo en mente para solucionarlo. En ese momento golpeó con su cadera la cadera de ella. No reaccionó como él esperaba, parecía extrañada, por lo que se bajó y tomó a Sarella por encima de la cintura para bajarla, momento tras el cual se tiró en la camilla, apoyando la cabeza sobre sus brazos, se removió inquieto, no estaba demasiado cómodo, por lo que decidió soltarse la toalla, aunque la seguía manteniendo sobre su cuerpo, esta colgaba suelta, si hubiera sido cualquier otra masajista, ya haría tiempo que hubiera estado tirada en el suelo. Sobretodo en la parte de los hombros Sare jamás le había dado un masaje aunque le había parecido oír que era hábil Sabes que nada me impedirá en este mundo protegerte, siempre has sido mi hermana favorita aquella que en las noches de tormenta hacía que no me asustara. Estaré contigo y tendré que estar muerto para evitar que este presente cuando te cases, e incluso así no estés segura de que no aparezca. Olyvar hizo una pausa breve, tenía los ojos cerrados, disfrutando del momento, de la compañía de su hermana Bueno, te lo puedo contar porque sé que nadie va a interrumpirnos, me he encargado de eso. En cierto modo vivirás en Dorne, por lo que entendí tiene previsto abandonar la Tormenta, con lo cual lo de que no soy bienvenido no lo tendrá demasiado en cuenta, le puede hacer el mismo caso que tú a Maron si dices que te tienes que deshacer de las serpientes… bueno puede que mi boda tenga que ser un secreto, lo que me fastidiaría bastante…

¿Tiene que ser justo ahora? Su hermano le había quitado el sitio y pretendía que le devolviera el masaje que no le había pedido. Hizo un gesto con la toalla y por un momento pensó que se la quitaría. Cuanto más cómodo estaba él, más incómoda estaba Sarella. Desde luego, contigo no puede tener una un momento de descanso. Su hermano ni se inmutó: tenía la misma expresión placentera en el rostro que había tenido ella hasta que se dio cuenta de que las manos que masajeaban su espalda eran las de su pequeño príncipe.
Permaneció un eterno instante de pie, tan estática como el mármol, tapándose el pecho, mirando como la espalda de Olyvar pedía respuesta. Pero, para masajearle, debía usar las mismas manos que cubrían su desnudez: no podía taparse y dar un masaje al mismo tiempo. Miró a su alrededor, pero no había más toalla que las que cubrían de cintura para abajo tanto a su hermano como a ella.
- Ni se te ocurra abrir los ojos. Tendría que destaparse, ya que el señor no pensaba moverse de allí. Temía que su espíritu burlón le hiciera darse media vuelta en el momento más inesperado, dejándolos al descubierto tanto a él como a ella. De pequeños se habían bañado desnudos en el río un millar de veces, pero ya no era lo mismo. Sarella era tan descarada y provocadora que mostrar sus senos a cualquier hombre no le daría la más mínima vergüenza, pero con Olyvar todo era diferente. Él la conocía demasiado, y con él no podía disimular que nada le importaba, que él estaría más sorprendido que ella ante su conducta. "Es la única persona capaz de actuar con más naturalidad que yo en las situaciones menos naturales. Incluso en esta".
- No los abras, ¿de acuerdo? Ni se te ocurra, o tu nueva esposa secreta enviudará antes de casarse. Muy despacio, bajó los brazos y puso sus manos sobre su espalda. Tenía la piel cálida y suave, y ella se sentía absolutamente torpe en aquel instante, sin saber como tocarle. Finalmente, respiró hondo y comenzó el masaje.
Le dio un golpe seco en la coronilla. No hables de muertos, ¿estamos? Y menos en broma. Sabes que no me gusta. Si Olyvar moría, ella caería con él. No quería ni pensarlo.
Lo que dijo después la hizo sonreír. Así que mi esposo se muda a Dorne... eso está bien. Espero que le gusten las serpientes. No pensaba dejar de compartir cama con Arena tan fácilmente. Muy bien debía llevarse con su esposo para que el hábito cambiara. No entiendo, ¿por qué en secreto? Si la boda es en Lanza, ¿qué les importa a los señores de la Tormenta? Al fin y al cabo, es aquí donde os corresponde habitar. No tendríais por qué veros las caras de nuevo... Hermano, sigo pensando que es mejor que vengan ellos, más aún tal y como se están sucediendo las cosas. Ni tú ni yo somos de pasar desapercibido, por lo que acabarán por reconocernos allí, y esto seguro que supone un problema. Y si vienen, tendrán más motivos para quedarse aquí definitivamente. Se inclinó lentamente hacia su hermano, casi rozando su espalda con su pecho, y le susurró al oído. Caerán rendidos ante nuestros encantos. Una vez entren en Lanza, no querrán salir.

Olyvar con los ojos cerrados se volvió hacía ella con una amplia sonrisa en sus labios Es por eso que soy tu hermano favorito, nunca te aburres conmigo en ese momento volvió la cara hacía el otro lado, confiando en que pronto sentiría la placentera sensación de un masaje bien dado, pero esta tardó en llegar, por un momento temió que se negara, pero en ese momento llegó la amenaza No te preocupes, no lo haré, no quiero decepcionar a mi futura esposa… En ese momento llegó el masaje, bastante torpe, Olyvar torció el gesto ante el masaje que le estaba dando Menos mal que estoy aquí y he descubierto esto, tendrás que practicar más. Si sabes dar un buen masaje tendrás a cualquier hombre a tus pies, dispuesto a hacer lo que quieras, si sabes de alguien o quieres hacérselo a alguien bien, si no, por el bien de Dorne, tendré que soportar una vez más tu patosidad Olyvar giró la cabeza y con los ojos cerrados le sacó la lengua a su hermana.

Bueno su hermana parecía que no le había entendido NO, no se muda a Dorne, nos mudamos nosotros a su tierras, para que puedas seguir mangoneándome lo que quieras, y ahora por partida doble, como mi hermana mayor y como mi señora ya que en cierta medida seré tu vasallo, en un futuro esas tierras serán Dorne, aunque claro si te hartas de mí siempre me puedes mandar a Lanza. Tu boda será en Canto Nocturno, es lo normal ya que serás su señora, la mía ya se verá aunque si quieres lo podemos hacer en Lanza si no quieres acompañar a tu pobre hermanito en ese lance. Tú no tendrás problemas, el único que puede tenerlos soy yo. Su hermana siguió hablando a lo que Olyvar lanzó una buena carcajada antes adoptar un tono de fingida superioridad Hermanita yo no sé tú, pero yo estoy seguro que puedo dejar más que complacida a mi futura mujer, con mi lengua, con mis manos con mis…bueno ya te imaginas, una sola noche conmigo y la tendré deseando que llegue la noche para que cumpla con ella mis deberes de esposo, que por cierto a ver si en la selección tienes en cuenta que también pueda darme placer a mí, también podrías susurrarle algún consejo o sugerencia….. Olyvar soltó un suspiro, tenía que comentarle algunas cosas a su hermana y lo mejor era que abandonara esta conversación Anda hermanita será mejor que cambiemos de posición, me estoy sintiendo incómodo y temo que si sigues no pueda moverme en varios días, te seguiré dando yo el masaje.

Olyvar se tomó un poco de tiempo para reestructurar sus pensamientos y contárselo a Sarella Esto no se lo puedes contar a nadie, si Maron se entera de que lo estoy difundiendo me cortará la cabeza… Dentro de poco habrá guerra en Poniente entre dragones, lo ideal hasta hace poco era permanecer neutrales, pero las cosas se han complicado en los últimos tiempos, por lo que me contó tu futuro maridín, los venados se han aliado con los floripondios, sabes lo que eso representa, ambos podrían aliarse contra nosotros y más si el Fuegoscuro piensa que Dorne es suyo por el tiempo que estuvimos unidos. Tenemos pocos soldados y necesitamos las tropas de los Caron, son muchos soldados y odian tanto a los floripondios como a los cornudos. A veces pienso que lo del cuervo contra mí es que están buscando una excusa para atacarnos o romper los pactos firmados entre Nathan y Maron.. Necesitamos esa alianza.

"No quiero a cualquier hombre" Mientras su hermano estaba en la gloria, ella se sentía cada vez más incómoda, peor aún cuanto más hablaba él de lo que quería hacer o dejarse hacer con sus conquistas. Recuerda nuestro pacto, hermano: No quiero un marido cuyas tierras en un futuro sean Dorne, sino uno que sea YA dorniense. Si queréis esa alianza, la tendréis, sabes que te di mi palabra. Pero tú también me diste la tuya. Para cuando su hermano se levantó del bloque de mármol, ella ya había dejado de darle el masaje. La situación cada vez le hacía menos gracia, y si por algo se caracterizaba Sarella era por su incapacidad para disimular cuando estaba enfadada. No, déjame. Dijo sacudiéndose de las manos de su hermano cuando este intentó intercambiar el turno de masajes. No estoy de humor. Olyvar, me estás decepcionando, y eso me enfurece y me entristece. Hicimos un trato, creí que tenías en cuenta mis sentimientos, que no solo mirabas la política y me utilizabas como moneda de cambio como hace nuestro hermano. Por un momento pensé que querías verme feliz y que serías capaz de sacrificarte por mi, pero veo que solo era una tapadera para tener a alguien a quien follarte todas las noches sin tener que esconderte. El muy ingenuo pensaba que no le veía saliendo a escondidas de las habitaciones de sus doncellas, y viceversa.

Se levantó y se fue a la esquina opuesta de la sauna, dándole la espalda. Las lagrimas amenazaban con salir despedidas de sus ojos sin miramientos, y no quería que su hermano viera semejante espectáculo. Volvía a sentir que le estaban ocultando información, que la estaban manipulando a su antojo, y esta vez por parte de la persona a la que más quería en el mundo, lo cual era doblemente doloroso.

Se ve que lo que tengo entre las piernas me hace mucho más tonta que mis hermanos varones, porque sigo sin entender nada. Dices que no eres bien recibido en las Tierras de la Tormenta, pero que nos mudaremos allí, por supuesto, antes de que declaren su favor hacia Dorne. Soltó una risa seca. Por más que lo intentaba, nada le cabía en la cabeza. ¿No es mejor entonces que sean ellos quienes vengan? ¡Podrían boicotear nuestras bodas! ¡Podrían atacar Las Marcas si se enteran de que estamos allí! Es mucho más fácil que el acuerdo de unir las tierras de los Caron a Dorne se firme en Lanza, que para eso es la capital, y no fuera, y de paso se evitan riesgos innecesarios. Nadie va a atacar aquí a los Caron, mientras que nosotros allí somos el blanco perfecto. E insisto: NO pienso casarme antes de asegurarme de que mi esposo es un dorniense en todos los aspectos, por lo que me da igual donde sea la boda o donde vivamos, pero DEBE ser con un hombre que pertenezca a Dorne. Esa era una de las partes de nuestro trato. Lo que corría por sus venas empezaba a teñirse de veneno, y su hermano lo estaba notando. Cuando se enfadaba, la mirada de Sarella era tan fría como la de sus vívoras, aunque su sangre era mucho más caliente. Y la otra parte del trato consistía en que tú contrajeras matrimonio también con una de sus hermanas, y eso solo lo sabemos tú y yo. ¿Crees que el Caron esta de brazos cruzados esperando que el marido de sus hermanas llame a su puerta? Como sigamos hablando sin llevar nada a cabo, se nos van a adelantar, y entonces sí que no me caso, ¡no me caso! Sarella llevaba los tratos a raja tabla. Cualquier mínima variación podía hacer que se echara atrás, más si la modificación tenía que ver con una de las partes importantes de dicho plan.

No me interesan los enfados de ese hombre. Yo quiero un dorniense, no un hombre al que le caen mal los Baratheon. Soy una Martell, y como tal no pienso doblegarme ante algo solo potencialmente real. Yo no compro promesas, sino hechos. Y no intentes galantearme con el hecho de que voy a ser tu señora. Yo no quiero ser tu señora, Olyvar. No... yo quiero... Suspiró y volvió a darle la espalda. Creí que al menos tú me entenderías.

Olyvar suspiró, desde luego la cosa no estaba yendo como había planeado. Hermana, serán dornienses, aunque al principio sea un secreto, yo tampoco me fio demasiado de los pactos verbales, casi ni me fio de los escritos…. Aunque te puedes fiar de la mía, a ti jamás te fallaré, ni te mentiré. Sare, siempre podrás contar conmigo como sé que podré contar contigo.
La reprimenda de su hermana no le gustó, en parte porque tenía razón . Se levantó mientras se ajustaba la toalla y dio un golpe en la pared, en la que apareció una pequeña puerta, Olyvar cogió una túnica corta, de blanco algodón. Es más o menos de tu talla y no preguntes que hace aquí Olyvar forzó una sonrisa triste, se iba a abrir ante su hermana como hacía meses o tal vea años que no hacía. Sare, me importa tu felicidad, me importa más de lo que piensa, si supiera que alguien te pegara, ese hombre se podría dar por muerto, no importaría las consecuencias o lo que me pasara. Si estás enamorada de alguien dímelo y hablaré con Maron, convencerle para que negocie más duramente y te puedas casar con quién tú quieras. Yo desde pequeño acepté que jamás me podría casar por amor, que con un poco de suerte a lo mejor nos caeríamos bien y no necesito casarme para tener una mujer todas las noches, no necesito esconderme, las cocinas, las tabernas, los pasillos. No sé si lo has notado, pero no me faltan pretendientes, ni me faltarían si careciera del título de príncipe, lo mismo que podrías hacer tú

En ese momento Olyvar bufó Hermanita, sé que eres mucho más inteligente que Mors por ejemplo, sácale del mar y sus barquitos y de poco se puede hablar. Tú comprendes lo que nos está pasando y lo que implicará. Sare tú presencia será pública, la mia tendrá que ser un poco más discreta, puede qwue me tenga que pasar por tu escolta o que me venga a vivir unos meses a Lanza, aunque volveré para que puedas seguir atormentándome a gusto y una cosa en Canto estarás más protegida que en cualquier otro lugar, incluso Lanza, tiene buenos muros y soldados para defenderla, aunque claro carecen de algún genio táctico Olyvar comenzó a mirarse las uñas, esperando un comentario medio sarcástico de su hermana Si, está esperando sabe que para consumar su venganza nos necesita y que nosotros le necesitamos, esperará para encasquetarme a su hermana, de la misma manera que nosotros tendremos que ir a su puerta. Lo haremos por Dorne. Ese hombre nos jurará fidelidad o no te tendrá en su tálamo, te lo juro por el cariño que te tengo. Olyvar asintió, comprendía el estallido, era en parte por eso por lo que tanto la apreciaba Partiremos en un par de días y no te preocupes que si no te gusta no te casarás

Siempre he confiado en ti, Olyvar. A veces creo que demasiado. Su hermano le tendió una túnica, la cual recogió con el ceño fruncido y la mirada clavada en el suelo. Se la puso mientras lo oía hablar. No necesito que me defiendas de ningún golpe: bien sabes que sé defenderme sola. Pero poco puedo hacer por mi propia defensa si me manejáis a vuestro antojo. De repente, su hermano dijo algo que no se esperaba. Enamorada... Él creía que era el único que se había resignado a no casarse por amor. Que equivocado estaba...
Olyvar... Dijo con un suspiro. No sigas por ahí, de verdad. No... no estoy... yo no estoy enamorada de nadie, Olyvar. No es que no quiera casarme con ese hombre en concreto, sino que la idea del matrimonio en general no me gusta, sea con quien sea. "No, sea con quien sea no". Y aunque pudiera casarme con la persona que amo, quiero decir, si quisiera a alguien... eso solo pueden hacerlo los... en fin, algunos reyes. Era consciente de que lo que estaba diciendo no tenía ningún sentido, pero tenía miedo de que decirlo más claro le diera a su hermano las pistas suficientes para que se sembrara el caos entre ellos. Además, tú mismo estás diciendo que esa alianza es necesaria y toda esta historia política de siempre... Así que así será: iré, le conoceré, y si él, tú y yo queremos, nos casaremos... Pero insisto hermano, ya sabes que soy dura de entendederas, y que nunca me doblego ni rompo un pacto ya hecho, sea con quien sea, sea hablado o por escrito, sea inmediato o prolongado... Y tú y yo seguimos teniendo un pacto que no olvidaré tan fácilmente. Iré allí y me casaré siempre que oiga a mi futuro esposo jurar ante nosotros, ante sus hombres y ante los dioses que será dorniense. Y tú vendrás conmigo: como hermano, como guarda personal o como bufón, me da igual, pero vendrás, y saldrás de allí tan comprometido como yo.
Decidió respirar hondo y dejar atrás su ira. Al fin y al cabo, era Olyvar, su pequeño príncipe, y si él no era capaz de aplacar sus enfados, ¿quién si no lo haría? Se acercó a él, mucho más cómoda por llevar su cuerpo casi al completo tapado, y entrelazó sus manos con las de él. ¿De verdad estaremos meses separados? Nunca antes se había separado de Olyvar. Llevaban juntos desde que él nació. Prométeme que será temporal, Olyvar. No quiero la sobreprotección de Canto Nocturno. Allí me sentiré muy sola, y... "y solo tú puedes calmarme esa soledad" y me gustaría al menos tener a uno de mis hermanos cerca. Le dedicó esa mirada que sabía que enternecía a su hermano. No quería abandonar Lanza, pero, sobre todo, no quería abandonarlo a él.