Casting para Anna Stark

Nombre del Cannon Elegido: Anna Stark
¿Porque lo has elegido?:
El perfil de Anna me ha llamado la atención de sobre manera, es una persona con la que me puedo identificar y creo poder de llevarle en buen rumbo.
Aunque el enfoque que le he dado ha sido desde una perspectiva más íntima, entre un esposo y una esposa, un hombre y una mujer en el casting. Hago mención solo de algunas de sus características de su perfil en el, pero no de manera remarcada tampoco. Creo que la muestro como una mujer afectuosa para con su esposo y, en un torbellino de pensamientos hacia su hijo por nacer.


Casting:

La habitación se mantenía ya apenas a oscuras, de entre las gruesas cortinas que cubrían las ventanas se veían escurrir ya algunos rayos del amanecer. Dos cuerpos, en el principio de su despertar, seguían retozando en la cama.

- mmmm.... - soltó Anna, en suave susurro placentero, cuando sintió unas manos rudas recorrer su desnuda piel delicadamente, sacándola del sueño completamente. Su cuerpo busco instintivamente el del hombre que yacía detrás junto a ella sobre la cama, entre sabanas revueltas, para reducir el pequeño espacio que sentía les separaba.

- ¡oh!– dijo en sorpresa solo unos segundos después, abriendo sus ojos con rapidez, cuando sintió un pequeño malestar en su vientre al deslizarse hacia el cuerpo caliente con quien compartía el lecho. De manera automática llevo una de sus manos sobre aquella voluminosa barriga y sobo de manera cariñosa el lugar donde aquel malestar se había de originado.

Percibió que el cuerpo junto a ella se tenso en manera evidente, deteniendo sus atenciones para con su cuerpo, para luego notar una mano situarse sobre la suya acompañando el movimiento que la misma efectuaba.
- ¿El pequeño bebe ha despertado también o acaso anoche fui demasiado...? - dijo sin terminar la oración en voz divertida Lord Brandon a su oído, sus labios rozando su oreja - Esta vez te ha dejado dormir parte de la noche, no como yo – comento su esposo siguiendo un tono gracioso, dando alusión al encuentro que llevaron la pasada noche, al tiempo que dejaba pequeños besos sobre su mejilla y cuello. 

Anna aún mantenía en movimiento aquella mano sobre su panza – Jajaja – dio ella una pequeña risilla alegre – Se ha comportado... no como tú. Sabe que su madre necesita, dada a su edad, el descanso – contesto ella sintiendo que estaba en efecto descansada aún así luego de las actividades que compartio con su esposo en la cama anoche. 



Anna no decía por decir lo de su edad. A sus cuarenta y un días del nombre ella había podido de quedar embarazada dejando a todos en Invernalia no solo encantados con la noticia sino también sorprendidos.
Su señor esposo estaba en apariencia hinchado de orgullo y eufórico por la noticia, reflejaba en sus ojos a veces la preocupación por su persona, ella lo podía ver.

Desde que se acercaba la fecha del alumbramiento, el bebe dentro de su ser se había vuelto más activo, no dejando ya ni por las noches casi momentos de reposo. Se preguntaba Anna a veces si esto era un indicio de que su tercer hijo o hija iba a traer más trabajo en su crianza. Sus dos anteriores embarazos no habían de sido así. 
Aunque este embarazo era uno peculiar, uno que había tomado a todos por sorpresa, hasta a ella misma cabía remarcar.

De allí aquellos cuidados excesivos que todos le dedicaban por el riesgo existente que no se nombraba, al menos no en su presencia.
Le habían cortaron ya los viajes que con regularidad hacia a los pobladores necesitados de las tierras del norte, alegando que en su estado los mismos presentaban un riesgo. Y como reducido también sus actividades a mínimas alrededor del castillo, dejándole casi solo el bordado como acción no peligrosa. ¡Oh como se alegraba de ser una mujer con una paciencia inagotable!


Volvió al momento, cuando su esposo que seguía asaltando su cuello, le mordió tenuemente. Dio mejor acceso al mismo, extendiéndolo para que él siguiera con sus mimos sobre su piel allí. Su señor acomodo su cuerpo en mejor posición y prosiguió por la línea de su garganta hasta llegar a sus labios, en donde junto los suyos con los de ella en un beso largo y afectuoso.

- ¿Dada a su edad? ¡Pero que dices mujer mía! - exclamó su esposo que paro el beso y de forma tierna acaricio su mejilla con la única mano libre que poseía,  mirándola a los ojos – Si estas más bella que nunca – afirmo dando un frote con su nariz sobre la de ella de manera juguetona. – Y no recuerdo que dieras sonidos de quejas anoche sobre no dejarte descansar – le expuso él volviendo a juntar sus labios sin darle tiempo a ella a darle una respuesta a su evidente provocación.


Anna miro a su señor esposo luego de que el beso terminara, giro solo un poco su torso como cabeza, así aún su estómago yacía de costado y su espalda reposaba sobre el pecho desnudo de él – Vaya mi señor, recuerde que no era la única que producía sonidos – dijo afectada pero siguiéndole el juego, un tenue rubor teñía ambas mejillas por las palabras salidas de su boca. 

- Es una lástima que no tenga más tiempo ahora para hacerte volver a realizar aquellos sonidos– dijo el Lord colocando un último beso sobre los labios de Anna antes de levantarse de la cama – Las tareas del castillo llaman mujer – le expreso con desgano a Anna, dándole a entender que no quería pero si debía de dejarla en esos instantes, mientras terminaba de vestir con sus ropas sin ayuda. – Pero si más tarde...- dijo luego, en estado meditabundo aparente el señor, el cuál le guiño un ojo con picardía y salió de la habitación con grandes zancadas cerrando la puerta detrás de si.


Anna  quedo mirando hacia la puerta de la habitación por donde su señor esposo había salido, aún en cama cubierta por las sabanas y con su mano quieta ahora apoyada sobre su extendido vientre, procesaba las últimas palabras dichas por su marido en su mente, cuando solo segundos después dio con la conjetura que soltó en voz alta - Una promesa de lo más deleitable – Anna sonrió, tomando un extremo de las sabanas, se cubrío el rostro con ellas para ocultar su rostro rojizo y agitado por los pensamientos que su entendimiento le proyectaban.