Nuevas órdenes soldado (Garret Grimm)

Garlan estaba ultimando todo antes de su partida, en pocos días pondría rumbo al oeste pero antes tenía que dejar al mando de la división del oeste a su mejor Espada. Ser Garret Grimm, había sido llamado para presentarse ante el Lord y de eso no hacía mucho pero sabía que no tardaría en llegar, aquel caballero no le había fallado nunca y estaba seguro de que no lo haría ahora.

Su misión iba a ser complicada, en un principio claro, nadie aseguraba cuales iban a ser los pasos de los Greyjoy y los piratas de las Islas pero si la información dada por Lord Hightower era cierta había de que preocuparse y Garlan no iba a quedarse impasible mientras unos indeseables intentaban saquear su pueblo... aunque lo cierto era que también debía acudir al este a luchar contra el usurpador.

Como era común Garlan permanecía en su despacho con montones de mapas y papeles mientras a un lado permanecía una copa con una jarra de Dorado del Rejo, aguardando también una copa vacia para su oficial, su objetivo era peligroso quizá nunca volviese a tener una oportunidad así para disfrutar de un caldo como ese...

Los días habían pasado, casi cuatro semanas desde su llegada a Dominio, y los días habían pasado, se dedico a descansar los primero dos, a beber, a disfrutar de las mujeres, era uno de sus vicios, pero sobre todo el pasarse horas en las guardas, practicando, afilando sus espadas como aquel que acaricia a sus perros.

El aviso de que era requerido ante el señor de Dominio, le indicaba que el momento había llegado, el momento por el que había estado entrenando esos últimos días, por el que se había pasado horas viendo mapas y platicando con sus amigos.

Durante todos esos días los disfruto como si fueran los últimos, pero no están en sus planes que lo fueran, tenía pensado regresar por otra ronda de cerveza o de un buen vino. Tomo sus espadas y cada una las guardo, delicadamente en sus fundas, acomodo su armadura y se dirigió a la reunión.

Enfrentar a los krakens, seria una tarea dificil, una en la que no podia fallar, era lo unico que tenia en mente, pero aun tenia que saber que era lo que en realidad tenia planeado su señor.

Estaba tranquilo y a la ves con muchas ganas de saber que es lo que tenia preparado su señor. Abrió la puerta y lo vio en su escritorio como de costumbre

-solicito mi presencia mi Señor-

- Si. - respondió a su pregunta, serio. Prestando en su Espada toda la atención.

- Acercaos y tomad algo. - dijo ofreciéndole una copa y señalándole una frasca que había encima de la mesa, colocada justo para la presencia del joven Grimm. - Hoy marchais de Altojardín. -

Cuando ya había tomado el refrigerio comenzo a darle la que sería su misión, no era fácil, quizá no llegase a hacer gran cosa, pero si los piratas tenían lo que tenían que tener y pisaban el continente deberían enfrentarse a una de las mejores espadas del Dominio y entonces se demostraría a que se dedicaban los piratas... a la victoria fácil, a escapar de la hombría que significaba enfrentarse de igual a igual.

- Ser Garret, os he designado para que dirijáis un ejército que cabalgara al norte, a Roble Viejo. Con la misión de defender la región de posibles desembarcos piratas. - Le soltó la noticia y paró para que reflexionase, para que supiese lo que se le venía encima y por supuesto para saber como respondería

- Tenemos noticias, más o menos creibles, sobre los hombres del hierro. Al parecer atacaran las islas y las costas del Dominio. A pesar de ser un pueblo libre han decidido, como no podía ser de otro modo, unirse al usurpador y con ello retractar lo que ya sabíamos... los piratas son traicioneros y faltos de honor. -

Se reclino en su silla, con un gesto sombrío, por dentro sabía que aquel paso era inevitable que Harrald aprovecharía la menor ocasión para arrebatarle sus islas pero a su vez aquel sería el paso que le haría perder la cabeza a la altura del cuello pues era un acto de guerra que jamás se olvidaría y por el que las islas pagarían un alto precio.

Y sin más espero... espero a que su hombre mostrase su opinión, pues siempre había tenido libertad de hacerlo aunque su única opción fuese la que le ordenaba su señor.

Las Islas, el lugar donde había crecido y vivido un tiempo antes de salir a explorar el mundo que conocía, lugar donde su familia vivía. Pero al parecer su posición tenia que ser en otro lado, entendía la importancia que podría significar si esos piratas llegaban a internarse a tierra.

-¿me gustaría preguntar por qué Roble Viejo y no en las Islas?- dijo algo serio, solo para estar seguro de su entendimiento.

Pero aun así deseaba saber quien se encargaría de hacer frente a esos barbajanes en el mar, un terreno que el conocía bien, pero esos tenían ventaja aun así.

Muchas otras cosas se le vinieron a la mente, de cuantos hombres dispondría, a quien correspondía el castillo de Roble Viejo y muchas otras, pero una a una de sus preguntas serían contestadas. Bebió del vino que le había ofrecido su señor, sin duda era bueno.

Se levanto y vio el mapa que tenia su señor en la mesa, no estaban las Islas de Roble Viejo, como unos dos o tres días de camino, pero siendo varios serian hasta cinco días de camino.

La pregunta era algo entendible, pues su familia se encontraba allí, pero precisamente había dejado todos los hombres en las islas y no los había convocado a partir hacia el este por ese motivo, ellos mismos debían defenderse de los piratas. Garlan no podía proporcionar más hombres con tantos frentes abiertos, sabía que ellos darían todo por evitar la invasión de los Greyjoy... pero ¿y si fracasaban?, lo que jamás podía permitir es que os Greyjoy tomasen el continente, en el mar no podía hacerles frente pero jamás se arriesgarían a pisar tierra firme si un ejército de verdad les esperaba.

- Las islas cuentan con los mismos hombres que contaban antes de mi llamada. Sin embargo Roble Viejo ha quedado muy diezmado pues sus hombres partirán hacia el este para la toma de Desembarco del Rey, no podemos permitir que los Greyjoy invadan la costa y corten el Camino del Océano. Es vital mantener nuestras vías de comunicación y sustento. - Además de que si enviaba un ejército de 5000 hombres a una isla y la sitiaban estarían muertos en unos meses... tarde o temprano la flota del Dominio haría aguas, necesitaban hacerse con el poder del Reino para plantar cara a los Greyjoy.

- Lady Oakheart espera tu llegada, manteneos en las inmediaciones y proteged los caminos ante posibles incursiones. Y sobretodo vigilad el mar, quiero que informes a Altojardín de todo movimiento sospechoso y si requieres más hombres háznoslo saber. - giró el mapa para que pudiese observarlo, había dos rutas marcadas, una que marchaba hacia los Ríos y otra que iba directamente a Desembarco del Rey - El Rey Daemon y yo mismo cabalgaremos hacia Desembarco, será un camino duro pero haremos justicia... pues aquellos que cabalgan contra la voluntad de los Siete sufrirán su ira. ¿Teneis alguna pregunta más, Ser?. -

Entrelazó los dedos esperando la respuesta del joven caballero, pues él era una de las piezas clave de este juego, no quería que se marchara sin saber cual era su papel.