Preparando las defensas. (Vasallos y generales de Dorne)

Por fin terminó de escribir las cartas con las instrucciones para sus capitanes y generales. Había tardado varias noches reuniéndose con unos y otros, estudiando Lanza y sus alrededores, las fronteras con el Dominio y con las Tormentas, y parecía estar todo bien preparado, aunque quedaban algunas cosas por pulir.

La primera medida y la más importante, había sido mandar un par de barcos a las ciudades libres, barcos sin el emblema dorniense, para investigar si las sospechas que aquella bruja les había anunciado eran reales. Estaba a la espera de su regreso, pero las defensas no podían esperar.

En el puerto se instalarían escorpiones para lanzar astas a los barcos atacantes en caso de que llegasen hasta allí. Se prepararían unos pequeños muros de adobe para cubrirse de los posibles virotes de los asaltantes. Y desde ese mismo día las guardias se doblarían, en cuanto se vieran un número considerable de velas en el horizonte, se haría llamar a la guardia a través de cuernos que cada uno de los vigilantes llevaría anudados al cinto.

Las murallas de Lanza serían reforzadas con matacanes, y baúles preparados para albergar toda clase de munición, piedras, flechas, aceite para prender fuego a las mismas, así como un par de vendas y gasas para hacer torniquetes rápidos.

La frontera quedaba cerrada para todo amigo de Fuegoscuro, Baratheon, Tyrell, y demás traidores tendrían prohibido el paso. Al mínimo intento de cruzar por sus tierras, ya fuera un pequeño contingente como si fuera un verdadero ejército, se comunicaría directamente a Lanza y los marqueños y demás vasallos fronterizos tenían plena libertad de acción contra dicha fuerza.

Los oasis en los desiertos, se prepararían para albergar fuerzas considerables, con víveres y todo tipo de avituallamiento, así como empalizadas. En cada uno, habría un envenenador preparado para que, en caso de tener que abandonar la situación porque no se pudiese mantener a raya al enemigo. Se envenenaría el agua. El veneno no permanecería eternamente en el oasis pero lo justo para que los atacantes se quedasen sin el preciado líquido.

Y por último, todos los niños de familias nobles que así lo quisieran (entre ellos Liria y los dos hijos de Maekar) serían llevados a Bondadivina, dónde sería protegidos por las fuerzas nativas del lugar. Alejados de la costa de tal forma que se mantuvieran a salvo en caso de una invasión por mar, y lejos de la frontera en caso de que la invasión fuera por tierra.

A partir de ese momento, los generales que quisieran y que confiaran en él, entrarían en sus estancias para discutir sus órdenes. Así como para ver la cantidad de soldados que se cederían a las fuerzas Martell para comandarlas, en caso de no querer participar directamente en la defensa.

El problema radicaba en que muchos de ellos, ni si quiera confiaban en él, debido a quieén le había advertido. Ese día se comprobaría quién estaba al lado de Maron y quién no. Ya ajustaría cuentas con los segundos cuando todo acabase, tanto si los rumores de Azaar eran ciertos, como si no.