La Rebelión De Los Fuegoscuro
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Privado Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente...

Mensaje por Myriah Targaryen Lun Ene 14, 2013 5:58 pm

...pero de lo que está mal uno siempre es consciente

Aquel día, tras la ceremonia en el Septo de Baelor, Myriah esperó a que Daeron se acercara hasta ella y sus hijos y volvieran todos juntos a la Fortaleza Roja, pero aquello nunca ocurrió. Daeron indicó a la familia real que ellos retornaran a su hogar, pues él debía de resolver unos asuntos que parecía tener con el Septón Supremo, o al menos debía intercambiar unas palabras con él. Los príncipes no rechistaron a su padre, por lo que comenzaron la caminata hasta el encuentro con el carruaje que debía de llevarlos hasta la fortaleza. Myriah, por el contrario, no dudó en otorgar a su esposo una mirada inquisidora. ¿Qué necesitaba el Rey del Septón Supremo? No pensaba que fuera al contrario, no creía que fuera el emisario de los Siete en la tierra quien dependiera del poder del rey en aquellos momentos. Sin embargo, no preguntó en aquel instante y accedió a la orden de Daeron sin rechistar tampoco, a sabiendas que ambos deberían discutir después los asuntos que llevaban al Rey a quedarse aún más tiempo en el Septo.

Así, pues, Myriah ese día tuvo que hacerse cargo de un par de cosas que necesitaban el visto bueno del rey y en su ausencia, visto que la Mano en aquellos momentos no les era de utilidad, más que nada porque se hayaba camino a Roca Casterly para su juicio ante los vasallos de quien había mandado asesinar. La reina no pudo más que suspirar cuando, tras firmar algunos documentos que le habían entregado como urgentes y mediar entre algunos problemas de la fortaleza, se acordó de Rhaygar. Había sido un buen amigo durante años y aún no le cabía en la cabeza lo que había pasado. Pero, aún así, ya no podía hacer nada. Daeron había hablado y sería Lord Tybolt Lannister quien le otorgara un juicio, quizás injusto, al Velaryon, al antiguo Señor de Marcaderiva, aún sin haber fallecido todavía. La reina se estremeció al plantearse lo que le ocurriría a aquel primo lejano de los Targaryen. La tortura sería peor castigo que la propia muerte.

Cansada de permanecer más tiempo entre los papeles de Daeron, decidiendo que ya continuaría él a su vuelta, mandó que nadie más la molestase aquel día, salvo que fueran visitas urgentes y que necesitaran ver al Rey con la mayor rapidez posible, pero que estas debían presentarse en las habitaciones de Myriah, que hacían las veces de despacho. Y allí estaba cuando, casi una hora después de estar hojeando uno de sus libros de historia favoritos, alguien llamó a la puerta y un guardia se personificó ante ella. Myriah alzó una ceja, sin ni siquiera preguntar a qué se debía aquella intromisión. El guardia habló entonces, con tono neutral.

- Hay alguien que desea hablar con vos, Majestad. Dice que son temas urgentes que desea conversar con el Rey, y dado que no está...

- Que pase – espetó la reina, cerrando el libro de un golpe, cortando las palabras del guardia, que asintió y desapareció poco después por donde había venido. Myriah chasqueó la lengua y se sirvió, en soledad, una copa de vino, al tiempo que las macizas puertas de mader se abrían otra vez y dejaban entrar a un joven alto, de cabellos platinos y ojos violáceos. La reina sonrió levemente, con cordialidad, indicándole un asiento frente a ella, con un gesto de la mano.

- Siento ser yo quien tenga que responder ante vos, pero mi esposo no está disponible en estos momentos... Bienvenido sed de nuevo a la Fortaleza Roja, Lord Tyberius Velaryon, Señor de Marcaderiva.
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Privado Re: Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente...

Mensaje por Tyberius Velaryon Miér Ene 16, 2013 12:57 pm

Había llegado el dia que por fin iba ser recibido por su Majestad, para jurarle fidelidad en persona y así poder saber las razones de mi tio el anterior Lord Velaryon había sido entregado a los Lannister. Mi tío al ser un Velaryon, llevaba la sangre del dragón no entendía, que el Rey hubiera permitido tal insulto y no hubiera al menos hecho un juicio en tierras de la corona.

Había sido un golpe tan duro, que me había costado mucho dirigirlo. Sobretodo teniendo en cuenta que la boda con Everys estaba a punto de producirse y debido a la "temprana muerte" de mi tio ahora yo, al ser el unico varon, debía heredar. Lo bueno, o lo unico bueno de todo ello era que la nueva posición social que tenia me beneficiaba de estar entre iguales ante Lord Hoggs y con ello iria a visitar mucho mas a Aimeé. Pesara mucho a su esposo. Hasta que llegara el dia en que me fuera con ella y no volviera. Pues seria el dia en que comenzaríamos a vivir nuestras vidas.

Había estado esperando de forma paciente, vestido con la rica armadura que le había regalado su tio para las galas importantes. Esto no era una gala, pero si al menos un acto importante decisivo.

Finalmente el permiso se me había dado y procedi a entrar. Nada mas entrar y llegando allí donde estaria el Rey mirando al suelo, sin verle hinque la rodilla y baje la cabeza como gesto de obediencia y respeto.

Pero fue al oir la voz femenina cuando levante la cabeza. No estaba ante Rey, como esperaba sino ante la Reina. No se que pensar de ello. ¿Acaso era una especie de insulto a la Casa Velaryon?.-Majestad, es un honor estar ante vuestra presencia.-Salude, aunque no sin saber muy bien que hacer ahora, nunca había estado ante la realeza.
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Privado Re: Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente...

Mensaje por Myriah Targaryen Miér Ene 16, 2013 4:44 pm

Myriah alzó una ceja ante la impasividad del ahora Lord Velaryon, parado frente a ella, sin atreverse a hacer ningún otro movimiento. Había hincado la rodilla en el suelo nada más entrar, pero su rostro le había mostrado cierto recelo al alzarse y vislumbrarla a ella. Seguramente esperaba a Daeron, y no le culpaba. Era él quién debía estar allí, en realidad. La mirada de la reina dorniense brilló levemente antes de volver a señarlarle el asiento, que parecía no haber visto siquiera. Ella, por otro lado, se levantó de su propio sillón y tomó entre sus manos el libro que acababa de cerrar. Se acercó, pues, con paso lento y distinguido, a una de las estanterías que decoraban la estancia, donde dormitaban sus queridos libros, dispuestos por temas y orden alfabético a su vez. Y mientras dejaba aquel tomo en su lugar correspondiente, se giró levemente a aquel joven que portaba sangre valyria, la misma que los Targaryen, y volvió a sonreí, con cierta dulzura, a decir verdad. - Relajaos, Lord Tyberius, y sentaos, pues, junto a mí, como familia que sois, en verdad – señaló la mujer, mientras volvía a tomar asiento de nuevo frente a aquella mesa tan llena de papeles como de cuencos con frutas, en su mayoría exóticas, así como una jarra con buen vino dorniense. Myriah a esas alturas parecería una beoda acostumbrada a rodearse de aquella bebida espirituosa, ero en la mayoría de las veces ni siquiera bebía. Sin embargo, en momentos como ese, cuando el ambiente parecía más tenso de lo que en realidad era, quizás porque el nuevo Lord de Marcaderiva no parecía muy elocuente de primeras, sí necesitaba un trago de vino. Así que, sin más, rellenó un par de copas y puso una frente al joven de cabellos platinos.

- Hacía mucho tiempo que no os veía, Lord Tyberius – comenzó a decir para aliviar la tensión que parecía haberse impuesto sobre los hombros del joven, ataviado con una rica armadura. - Quizás no lo recordéis, y no os culpo. Teníais, si no recuerdo mal, solamente un par de días del nombre por aquella época y veníais de la mano de vuestra tía, Lady Irude, que los Siete la tengan en su gloria después de todo – continuó, pese a que las últimas palabras fueron más que un murmullo en el silencio de la habitación. Lady Irude se había suicidado unos diez años después. La habían encontrado a la pobre en la Torre de la Mano, dentro de una bañera. Myriah suspiró. Había sido como una amiga para ella durante los pocos años que compartieron juntas en la corte de los dragones. La misma amistad que había tenido con Rhaygar. Un escalofrío recorrió la espalda de la reina, que desterrando esos pensamientos a otros lugares más oscuros, volvió a hablarle al joven. - Fue el día que la familia Velaryon vino a presentar sus respetos ante su primo, el rey Aegon IV, que acababa de ser padre de la princesa Daenerys., que como veis se lleva pocos años con vos... Y aquí estáis de nuevo, en la Fortaleza Roja, vestido de gala, como Lord de la Casa que os vio nacer – concluyó, dando un largo trago de vino.

No se alegraba lo más mínimo que Tyberius fuera el Señor de Marcaderiva. La razón no residía en que no le cayera en gracia el muchacho, ni que no viera en él las cualidades de un buen señor. Simplemente no podía alegrarse de que nadie usurpara el lugar de Rhaygar, pues eso significaba que él estaba muerto. Otro escalofrío le recorrió el cuerpo, y ella volvió a beber para paliar aquella horrible sensación. Odiaba darse cuenta de que en aquellos momentos la Mano, la que ya no lo era, viajaba custodiado hacia Occidente, para atenerse a las consecuencias de sus actos. Y por eso, seguramente, su sobrino se hallaba frente a ella en aquellos momentos. Suspiró, cambiando su rostro de cordialidad por uno más neutral y miró al joven.

- No estáis aquí para escucharme hablar sobre otros tiempos, si no los que nos conciernen ahora... ¿o me equivoco? ¿Si no por qué deberíais estar aquí, con esas ropas, con determinación? ¿Por qué habríais de hincar la rodilla ante mí, aunque seguramente esperabais a Daeron, si no es para conversar acerca del futuro? – inquirió la bella dorniense, con tono calmado, pese a la gran carga expresiva que tenían sus preguntas. - Lamento, de nuevo, que el Rey no esté aquí en persona para atenderos, pero en su ausencia y al no tener ninguna Mano, pensó inmediatamente – , y por derecho, soy yo quien tiene la obligación, pues, de ser vuestra anfitriona. Así que hablad sin tapujos, Lord Velaryon, y contadme qué buscáis del Rey de Poniente.

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Privado Re: Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente...

Mensaje por Tyberius Velaryon Jue Ene 17, 2013 7:48 am

No hizo falta que la Reina me repitiera dos veces su petición y en cuanto termino, me levante con solemnidad y me senté en frente de ella. No había pasado por alto sus gestos antes de que ella me diera permiso para para poder compartir asiento frente a su presencia. Intentaba saber porque estaba teniendo una audiencia con la Reina y no con el Rey como había pedido. Y si era porque el Rey no había podido reunirse conmigo, porque no decirme que esperara para otro dia y así ser recibido por su majestad pero ya veo que eso no había sido posible. No se exactamente que pensar de ello. Era mi tio quién sabía aguantar mejor esos juegos de política. Yo soy un soldado y cumplo ordenes, no quiero jugar al Juego de Tronos.

La mención del recuerdo de la Reina, sonó vació en mi interior, no me había llevado especialmente bien con mi tía. Me creía demasiado frio, distante y cruel, porque solo me interesaba el arte de la espada. Su mención no produjo ningún sentimiento en mi. Había venido a hablar de mi tio, no de mi tia, pero ella la Reina y yo uno de sus fieles vasallos, así que seguí cayado y espere.

Cuando por fin la Reina iba presentando las preguntas que dejaban entre ver el verdadero asunto de mi presencia allí iba notando como iba creciendo la indignación que había sentido al leer la carta del Rey.-¿Porque?.-Pregunte sin mas, la Reina me había dejado que hablara sin tapujos y eso lo iba a aprovechar.-Porque se le ha negado a mi tio un jucio justo en las Tierras de la Corona. Es un Velaryon, sangre lejana del Rey y aún así se le niega un juicio justo. Ni si quiera un jucio por combate, es un Lord, Mano del Rey y se le ha entregado a ese ese cachorro de León, como si no fuera mas que un mendigo.-Dije dejando entre ver levemente mi indignación, irónicamente estaba haciendo uso de todo lo que me había enseñado mi tio, para no dejar ver mis propios sentimientos de rabia e indignación. Pero mis ojos violetas si dejaban ver que el dragón que también hay en los Velaryon, rugía con furia, deseoso de despedazar al pequeño león. Un juicio por combate y dejaría claro que si mi tio había acabado con el padre, yo lo haría con el hijo.

Después espere a saber que respuesta podía obtener de la Reina, la deseaba mas del Rey, pero tendría que conformarme con lo que me daban
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Privado Re: Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente...

Mensaje por Myriah Targaryen Vie Ene 18, 2013 10:01 am

Myriah entornó los ojos, forzando su vista para perfilar mejor los rasgos del Velaryon, muy parecidos a los de los Targaryen. Sus ojos violetas poseían un brillo que danzaba al compás de los pensamientos del joven. La dorniense, cuya una de sus aficiones favoritas consistía en callar y observar, se había dado cuenta del afán que tenían los valyrios por no dejar entrever sus sentimientos. Y aún así, ella siempre parecía entender lo que pasaba por sus mentes. Pues la palabra era otra cosa, por supuesto, pues siempre había alguien capaz de tergiversar la verdad, pero los ojos nunca mentían. Lo había aprendido quizás de la peor de la maneras, sobreviviendo como podía en la Corte. Los nobles cortesanos la habían mirado millones de veces tal y como lo hacía Lord Tyberius, que quizás creería que sus gestos la engañaban, pero no era así. Sabía que quería al Rey y no a ella. Era de esperar. Así se lo había mostrado el mundo durante veintitrés años en Desembarco del Rey. Esperaban a una Reina dócil, sumisa, que apoyara sus delicadas manos en los hombros de su esposo cuando necesitara comprensión, o que simplemente diera herederos al Trono de Hierro. Parpadeó un par de veces y su rostro se transformó, cruzando la neutralidad que lo marcaba hacía unos segundos atrás por una expresión de irritación repentina. No sabía con quién había ido a dar aquel joven: era una dorniense, una mujer educada para ser Princesa de su pueblo sin la necesidad de depender de ningún hombre.

Cierto era que si bien ella no podía saber lo que pasaba por la mente del joven de ojos violáceos, confiaba en sus instintos. Le había demostrado el profundo rencor que tenía hacia la Corona por el trato al antiguo Lord Rhaygar, pero nada sabía él que el Rey Daeron no había dejado que supiera. No sabía de la leyes que se habían tenido que mirar y revisar miles de veces, de los dolores de cabeza que los Reyes habían tenido para poder salvaguardar la vida de su primo, de su amigo. ¿Qué sabía aquel muchacho de todo ello? Dejó la copa con un golpe seco encima de la mesa, con cierto recelo, pero conservaba las formas, después de todo. Otra cosa no, pero Myriah podía ser la persona más paciente del mundo... Aunque también la más impulsiva y letal.

- Una cosa es hablar sin tapujos, Lord Velaryon, y otra es cuestionar las órdenes de Daeron, el segundo de su nombre, Rey de los Ándalos y los Rhoynar y los Primeros Hombres, Señor de los Siete Reinos y Protector del Reino – siseó Myriah, aún sin saber que ese mismo día habría de enterarse que los Rhoynar se habían independizado por orden de su hermano Maron, Señor de Lanza del Sol. - Queréis explicaciones, y yo os las daré, Lord Tyberius, aunque ni siquiera debiera hacerlo – aseguró, continuando su parlamento, con los ojos oscuros danzando de la misma manera que los violáceos de él habían hecho anteriormente.

- Vuestro tío tuvo su juicio justo, lejos de las miradas de quiénes no importaban para tomar la decisión. Rhaygar Velaryon sabía a lo que se enfrentaba cuando fue llevado ante Daeron, días después de lo acontecido con Lord Damon Lannister, y quizás otras cosas no, pero vuestro tío es un hombre de honor – comenzó explicándole la Reina dorniense, acomodándose en su asiento, mirándole a los ojos. - Las acciones de vuestro tío son alta traición para la corona, pues desobedeció una orden directa del Rey, actuando en contra de la seguridad de, y paso a enumerar todos los presentes: además de los Reyes de Poniente y sus Altezas reales los príncipes Baelor, Aerys, Aelinor y Rhaegel, aquellos que sufrieron en directo las consecuencias de los actos de la Mano fueron Lady Shiera Seastar, hermana de su Majestad y miembro del Consejo de Desembarco del Rey; Maekar Targaryen y su esposa, Sofia, Príncipes de Poniente; Lady Daenerys Martell, hermana de su Majestad y Princesa de Dorne; y, todo esto, sin contar a otras personas que estaban en la ciudad en aquellos momentos, como Lady Alysane Velaryon, su propia hija y vuestra prima, u otros miembros de la Corte, como Lord Hoggs y su esposa, Aimeé, quienes también gozan de la amistad de Rhaygar, por si no lo sabíais.

Tomó aire, temiendo que le faltara, pues durante la explicación, su pulso se había acelerado, quizás presa de la rabia, de cierta forma. No sabía si le disgustaba más el tener que explicarlo que haberlo vivido. Cogió la copa y pasó a darle un sorbo al vino, para aclararse la garganta, antes de continuar. - Por ello mismo, se le quitaron todos sus títulos nobiliarios, se le despojó del señorío de Mercaderiva, así como dejó de ser la Mano del Rey, previo a un castigo muchísimo mayor... La alta traición se paga con la muerte y el Señor de la Roca tenía derecho expreso de reclamar para sí otro juicio en sus tierras – sentenció, aunque odiara aquella forma de hacer las cosas. Pero no podía hacer otra cosa: habían de respetar las leyes. Ahí es donde residía la justicia que Lord Tyberius pedía para su tío, pues las leyes eran para todos iguales, fueran Mano, primo, amigo u otro tipo de relación de ese tipo.

Respiró tranquila y esperó la reacción de Tyberius. Sabía que aquello no había terminado y que sus explicaciones solo darían razón a que hubiera más dudas y muchas preguntas que ella estaba dispuesta a contestar, bajo un precio, por supuesto. Y éste no era más que el rubio platino se figurara que con ella no se jugaba. No era Naerys ni cualquier otra reina Targaryen de los antiguos tiempos. No, no era una dragona de nacimiento ni llevaba en su sangre el fuego valyrio, porque en verdad era el desierto en toda su esencia. Y como tal, era quien domaba el carácter de los de su alrededor, incluído el nuevo Señor de Mercaderiva.
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Privado Re: Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente...

Mensaje por Tyberius Velaryon Sáb Ene 19, 2013 6:49 am

Aunque era mas soldado que politico, sabia reconocer una amenaza cuando la tenia delante, peligro podía tomar muchas formas y cuando la Reina empezo a hablar, por su tono, se hizo muy patente.

Aunque no me gustaba su tono voz, no respondí a su duda sobre mi lealtad al Rey. Mi tio había sido siempre leal a su Rey, yo también lo iba a ser. No veia motivo alguno para ser contrario a esa lealtad. Ademas yo era mas soldado que politico y aunque no era estúpido. Estoy mas acostumbrado a obedecer las ordenes de los superiores. Aunque ahora ya no había muchos mas por encima mio, al ser un Lord.

Después escuche los motivos de la detención y tan terrible juicio iba ser procesado. Dudaba mucho que mio fuera a poner en riego la vida de los Reyes. Cuando empezo a nombrar los nombres de los presentes, ignore la mayoria, sus vidas y existencias me eran vacias para mi, su suerte no me importaba. Pero si que me importo que nombrara a mi prima y cuando nombro el nombre de Aimeé mi corazón se paro. No sabía que pensar. ¿Y si su amada había estado en peligro? ¿y su amada, hubíera muerto?. No podia pensar en eso, esa posibilidad le era un pensamiento horrible.

El resto de sus palabras ya solo fueron oídas, pero no escuchadas, seguia pensando que todo era demasiado estúpido. Había visto demasiadas guerras y batallas, sabia que solo existía la justicia del fuerte y que la muerte era lo que mas igualaba a reyes y campesinos. Pero no iba a discutir con la Reina de Poniente, que iba a saber una mujer, eso no importaba.

-Que desea entonces los Reyes de Poniente de mi.-Dije en un tono tranquilo dejando aparcado, que no cerrado el asunto de mi tio. Los Lannister habían afrentado a los Velaryon, eso no se olvidaría, tiempo al tiempo. Después espere a que la Reina me dijera que se esperaba de mi.
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Privado Re: Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente...

Mensaje por Myriah Targaryen Dom Ene 20, 2013 4:23 pm

Tyberius le respondió con un tono tranquilo, aunque Myriah sabía que, en su interior, menos manso podía estar de cualquier manera. Lo había dicho para contentarla, para no entrar en una discusión en la que podía salir perdiendo. Era la Reina y tenía más poder que él, estaba clarísimo. Hizo un leve mohín con los labios, fruenciéndolos, sin saber qué esperar exactamente de aquel joven de ojos críticos y compostura recta, como cualquier soldado. Porque Tyberius no había sido criado para ser Lord de la Casa Velaryon.

Myriah había sido amiga de Rhaygar y su esposa. Había sido partícipe de la educación que el joven de sangre valyria que la miraba de forma extraña había recibido. Como su hijo Maekar, lo había visto levantar una espada antes de que siquiera entrar en la edad de la pubertad. No dudaba, no obstante, que nunca pudiera llegar a ser un gran Lord de su linaje, pero aún le quedaba mucho para despuntar entre los Señores de Poniente, como había hecho anteriormente su tío, el gran amigo de la reina, quien era de las más perjudicadas con la muerte de aquel hombre que, a sus ojos, había sido mejor líder que el fallecido Aegon y que había enseñado a Daeron más de lo que podrían agradecer. Y ahora marchaba a Roca Casterly para ser sentenciado.

- ¿Qué quieren los Reyes de Poniente? – preguntó, acomodándose en el sillón, con una ceja alzada, contestándole con la misma construcción que él había utilizado. Carraspeó su garganta, antes de continuar. - Solamente un par de cosas: que seáis leal a la Corona en estos tiempos que nos rodean, que Marcaderiva siempre esté de parte de los Targaryen y por último... – calló, tomando aire, escrutando con la mirada los gestos del joven - Que ni se os ocurra tomar ningún tipo de represalias contra Lord Tybolt Lannister, Señor de la Roca,«el cachorro de león» como vos decís

La relación entre Occidente y las Tierras de la Corona era poco estable, quizás a punto de quebrar, pese a que habían accedido a entregarle al Velaryon. Nadie sabía cómo reaccionaría a partir de entonces el nuevo Lord de los leones, pero no necesitaban, por el momento, que Tyberius se atreviera a tocarle un solo cabello rubio de su cabeza, o al menos que lo intentara. Debía preservarse la paz lo máximo posible.
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Privado Re: Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente...

Mensaje por Tyberius Velaryon Lun Ene 21, 2013 7:50 am

Asentí cuando la Reina hablo sobre aquello que se esperaba de mi. Lo aceptaba, porque no quedaba otra.-Dadlo por hecho, mi Reina.-Comente, aunque sin poder evitarlo esboce una leve sonrisa.-Mi tío a sido leal a Corona y yo seguiré su camino.-Comunique respetuosamente.

Cuando nombro a Tybolt, sonreí sin malicia esperando a que entendiera que me parecía graciosa la petición al menos en cierto punto.-Los dorados cabellos de el cachorro no sufrirán ningún daño por mi o mis hombres.-Respondí con ironía, pero dejando claro que no iba a ocurrir, era lo que me pedía.

Aunque en verdad por la cabeza lo que hacia era rezar a los dioses para que si tan convulsos eran los días futuros, esperaba, no deseaba que el en una batalla se pudiera encontrar con el y así poder arrancarle su dorada cabeza, con su melena. El león adornaría una de mis picas. Una oportunidad y vengaría a mi tío. No olvidaría, no perdonaría.
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Privado Re: Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente...

Mensaje por Myriah Targaryen Lun Ene 21, 2013 9:41 am

La sonrisa del joven no logró tranquilizar los ánimos de la reina en lo más mínimo. Sentía que se escapaba algo de más manos, aún sin saber verdaderamente el qué, lo que le producía cierto recelo para con el rubio. Myriah no se fiaba del honor del Velaryon así como tampoco se fiaba de que no fuera a aprovechar la oportunidad de arremeter contra el nuevo león si ésta se le presentaba, por alguna casualidad. Y no era porque no creyera que aquel soldado convertido del día a la mañana en político careciera de integridad moral. No, de hecho pensaba que tuviera más de la que demostraba. Ese era el problema: cualquier persona en su sano juicio echaría a correr tras aquel que haría los Dioses sabían qué contra un familia, contra el único padre que había conocido. Hasta Myriah, llegada la ocasión, lo hubiera hecho. Y ganas, en parte, le daban.

Pero ella sabía bien que su lugar en el campo de la batalla estaba en la retaguardia, no en al frente de los ejércitos. Eso se lo dejaba a sus hijos, incluso a Daeron si la ocasión así lo merecía. Y ella, mientras, tal y como estaba haciendo en aquel momento, debía maniatar las situaciones de forma que pudiera tenerlas lo mayor controladas posibles, pues si había algo que odiaba la reina era, no obstante, no poder abarcarlo todo y que se quedaran lazos sueltos. Y el Velaryon tenía pinta de poder convertirse en uno si el destino no se tornaba en su contra, cosa que Myriah, sin desear el mal al prójimo, anhelaba con todas sus fuerzas. Les faltaba tener que vigilar, cual niño pequeño, al Tyberius, con la que se avecinaba.

- Me alegra escucharlo, Lord Tyberius - aseguró, con una leve sonrisa, sin mostrar en su rostro ningún ápice de preocupación, pues no debería por la situación. ¿Cómo iba a dudar la reina de un fiel vasallo suyo? Como había dicho, Rhaygar lo había sido y él solamente seguiría sus pasos, pero Tyberius olvidaba que su tío estaba camino de encontrarse con la muerte en aquellos precisos instantes. Carraspeó su garganta antes de volver a hablar. Tenía que ganarse la confianza del joven, la confianza de la corona, y por ello habría de preguntarle lo que había dejado entrever a Aimeé semanas antes. - Y si me permitís, me gustaría pediros un favor un tanto... personal, por así decirlo - dejó en el aire, con cierto halo de misterio junto a ella.
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Privado Re: Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente...

Mensaje por Tyberius Velaryon Lun Ene 21, 2013 11:29 am

Los ojos brillaban cuando escuche como la Reina de Poniente aceptaba mis palabras. Por dentro de mi cabeza rece aún con mayor fervor para que los Siete me concedieran mis deseos y en batalla, donde los titulos solo eran palabras y donde se demostraba la verdadera justicia, donde mi tio recibiría el verdadero salvoconducto de su inocencia, bañada con sangre de leones. Para sus adentros ante la Reina de Poniente en silencio lo juraba y por los Siete y su sangre de dragón que lo haría.

Seguia ensimismado en mis pensamientos de justicia y venganza, cuando la Reina me saco de ellos con sus palabras, que me dejaron sorprendido y no pude evitar alzar una ceja al principio, con desconfianza. ¿Que iba a querer la Reina de mi?, ademas siendo según decía algo personal me hizo desconfiar al instante. No era porque viera una trama politica entre medio, que a buen seguro que la había sino como todo buen soldado sabe, todo se consigue luchando y mas el poder hacer un favor personal de una Reina, pero como había dicho antes, me había ofrecido a servir fielmente a la Corona y no podía negarme ahora, ademas no iba a negar que me picaba la curiosidad.

-Decidme mi Reina ¿en que puedo serviros?.-Pregunte, esperando saber la respuesta.
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Privado Re: Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente...

Mensaje por Myriah Targaryen Mar Ene 22, 2013 4:27 pm

Myriah apoyó su columna en el decorado y cómodo sillón en el que se hallaba sentada. Levantó levemente la cabeza antes de presentarle a Lord Tyberius su propuesta, que más sencilla no podía ser. No había hablado aún con Daeron sobre la cuestión, pero estaba completamente segura de que aceptaría, por el bien de su pequeña Aelinor, que se estaba pudriendo poco a poco entre los muros de la Fortaleza Roja llena de estandarte de dragones. Estandartes que, por otra parte, no hacían si no recordarle aquella extraña fijación por aquellos animales mitológicos alados que tan arraigados yacían en la sangre Targaryen. En la de éstos y en la de los Velaryon. Myriah sacudió la cabeza antes de hablar.

- Quiero que sepáis que lo que voy a pediros no es del todo vinculante, que os podéis negar en todo momento y que, pudiera ser, que finalmente no se llevara a cabo, pero lo mejor en estos tiempos que corren es prevenir, por supuesto – comenzó la reina su explicación, con gesto relajado y apelando a la comprensión del joven. Esperaba que aceptara lo que le proponía, pese a que no cabía duda de que había una ínfima posibilidad de que se negara. Desechó esa posibilidad y continuó con la propuesta. - Estoy pensando mandar a mi hija, a la excelentísima Princesa Aelinor a Rocadragón, hogar de los Targaryen antes de que lo fuera Desembarco del Rey. Como bien sabéis, la fortaleza está emplazada en la isla del mismo nombre, la gemela de la que ahora es vuestra. Así que esto es sencillo: necesito que os ocupéis, en parte, del bienestar que Aelinor, como vasallo y familia que sois. No pido que viváis en la isla ni con ella ni con quien ha de acompañarla, una joven de mi confianza, pero si necesitaría 50 ó 60 hombres de los vuestros, más cercanos a la fortaleza, puesto que ahora mismo no podemos prescindir de ninguno de nuestros hombres - concluyó Myriah.

Los hombres no los tenían porque aún se estaban reagrupando tras las batallas de las Marcas y tras la últimas revueltas en la ciudad. Todo era un caos en el ejército Taragryen y Myriah debía atar todos los cabos para que Aelinor y Aimeé estuvieran lo más seguras posibles en Rocadragón, si es que no pasaba nada que les impidiera ir. Se humedeció levemente los labios antes de hablar. - Comprended que el asunto es de máxima importancia, si nos atenemos a que se pone la seguridad de la Princesa en juego. Es por eso que ya no os lo pido como Reina, si no como madre de vuestra prima.
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Mensaje por Tyberius Velaryon Dom Ene 27, 2013 5:37 am

Era algo bastante cómico la situación que estaba viviendo ahora delante de la Reina de Poniente. Mi tio me había enseñado que una Reina o Rey no piden favores, solamente ordenan. Y el resto como obedecemos. Por eso mientras escucho como me lo pide la Reina de Poniente, miro con cierto perplejidad, se notaba demasiado que no era una dragona. Por mucho que lo intentara jamas estaría a la altura.

-Dadlo por hecho, mi Señora. Sera un honor ser el elegido para cuidar de la seguridad de la Princesa. Pondré todos los medios a la disposición de la Casa Velaryon, para su protección.-Dije con el mismo tono que habla un soldado a su superior, tras recibir una orden, para mi no era un favor sino una orden, así me lo había enseñado mi tio para cuando trataba con la Realeza. Aunque si ellos lo consideraban un favor, espero que con el tiempo llegado el momento ellos devolviera el favor.

Pero recopilando las palabras de la Reina, caí en la cuenta de había dicho que habría mas gente en la comitiva de la princesa. Es necesario saber quienes son, por si son gente importante.-Majestad, si no os importa, me gustaría conocer la identidad de quién mas va a acompañar a la Princesa, por simple curiosidad.-Indague educadamente, no queriendo parecer cotilla, aunque cierta curisosidad si que tenia.

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Mensaje por Myriah Targaryen Dom Ene 27, 2013 5:36 pm

La perplejidad de Tyberius hizo que Myriah sonriera, incluso más todavía cuando él aceptó de buen grado ser el protector de Aelinor en Rocadragón. No sabía a ciencia cierta lo que pensaba de ella en aquellos momentos, pero tenía la ligera sospecha que todo giraba en torno a unas cuantas cosas de las que Myriah, quizás y si todo funcionaba como esperaba, podría vanagloriarse minutos después. ¿La creía débil? ¿La creía sumisa? En todo caso, creería que era lo que saltaba a la vista: una mujer y para mayor escarnio, extranjera, portadora de los genes ancestralmente contrarios a los de las gentes de Valyria, a los antepasados Velaryon. Y lo era, estaba claro, pero Myriah carecía de estupidez y poseía, en realidad, una mente mucho más astuta de lo que se creía fuera de las paredes de aquella fortaleza. No era un simple muñeco al lado de Daeron, quien había vislumbrado a lo largo de los años que era algo más que parte de un trato que había acercado al rebelde Dorne al lado de la Corona Targaryen. La dorniense era la reina, gobernante por derecho de Poniente y pese a que no pareciera trascender, lo ejercía como tal. Y el Velaryon quizás habría de aprenderlo a la fuerza.

- Me alegra oír eso, Lord Tyberius. Mucho, además – aseguró la mujer que venía de las indómitas arenas del desierto sureño, antes de, con una sonrisa tranquila, rebuscar entre una pila de papeles que tenía encima de aquella mesa. - ¡¡Owen!! – gritó, mientras seguía buscando. Menuda cantidad de cosas que, en verdad, podía tener encima de aquel mueble. La puerta se abrió, dejando paso al guardia de la puerta que había acudido a la llamada de su señora, el mismo que anteriormente había dado paso a Lord Velaryon. Myriah levantó la mirada levemente, comprobando que era quien buscaba. - Ve y busca a Ser Gwayne Corbray y tráemelo aquí. Dile que lo necesito con urgencia – aseguró, con una ceja levantada y Owen, sin más dilación, salió de la estancia, en busca de aquel Guardia Real que tan poco congeniaba con Myriah. Pero era exactamente lo que necesitaba la reina en aquellos momentos. Nadie más cercano a Daeron y más alejado que ella para ser testigo de aquel trato que estaba a punto de emprender.

Encontró por fin un pergamino virgen, sin ningún tipo de marca o escritura encima de él, y tomando pluma y tinta, comenzó a escribir con letra clara lo que pretendía obtener del Velaryon, en silencio. Tan solo levantó la mirada cuando el joven de ojos violetas preguntó curioso quién más acompañaba a la joven princesa. Myriah sonrió y cabeceó ligeramente. - Alguien de mi entera confianza, os lo aseguro Lord Tyberius. Por esa persona no habréis de preocuparos. Lady Aimeé Hoggs será una compañía exquisita – señaló, antes de que la puerta volviera a abrirse y Ser Corbray hiciera acto de presencia. Su mirada lo decía todo: no le gustaba la reina ni un pelo, y aquel sentimiento era más que mutuo. Sin embargo, la ocasión lo requería. La reina sonrió, con cierta expresión falsa, mientras el Guardia Real hacía una pequeña reverencia, servicial, a ella y a Lord Velaryon. Myriah miró, de nuevo, a aquel familiar lejano que era Tyberius, después de garabatear su firma en el papel, que pasó primero al Guardia para que diera su visto bueno. Éste leyó el papel un par de veces y negó con la cabeza. - Ciento cincuenta, majestad. Estamos en circunstancias extraordinarias - dijo, y Myriah asintió, pidiendo de vuelta el pergamino con un ademán de su mano, tachando el anterior número y colocando cien hombres en vez de cincuenta.

- Sé que con Daeron no tendríais problema alguno en cerrar este acuerdo de forma oral, como suelen hacer los señores, pero sé que soy reticente conmigo, y no os culpo lo más mínimo. Por eso mismo, en presencia de Ser Gwayne como testigo, os pediría que firmarais este trato tal y como he hecho yo.... Toda prevención es poca si es por la seguridad de mi hija, aunque no dudo de vuestra lealtad – comentó, mirándolo con aspecto inocente. El papel, el cual le pasó en aquel momento, rezaba lo siguiente, en forma de la caligrafía de Myriah:

En el día presente del año 189 desde la conquista de Aegon I Targaryen se hace constar:

que Lord Tyberius Velaryon, Señor de Mercaderiva, cede de forma indefinida la suma de 50 150 de sus hombres para la seguridad de la su Alteza Real la princesa Aelinor Targaryen, hija de los Reyes de Poniente, de los Seis Reinos, de los Ándalos y los Primeros Hombres Daeron II Targaryen y Myriah Targaryen. Los hombres serán puestos a disposición de la Corona desde este preciso instante, estando conformes las dos partes. Queda pues esto pactado, frente a un testigo pertinente, Ser Gwayne Corbray, miembro de la Guardia Real, de total confianza de la Corona.

Firmado,
Myriah Targaryen, nacida Myriah Nymeros Martell.
Reina de Poniente, de los Seis Reinos, de los Ándalos, de los Primeros Hombres y Princesa de Dorne y los Rhoynar

- ¿Trato hecho, Lord Tyberius? - preguntó con una sonrisa totalmente amable en el rostro, señalando la pluma para que firmara el escrito.
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Privado Re: Nadie sabe lo que hace mientras actúa correctamente...

Mensaje por Tyberius Velaryon Sáb Feb 02, 2013 4:16 am

La alegría de mi respuesta positiva fue recibida por mi con absoluta frialdad, aunque cuando de repente llamo a alguien mas cuando estaba buscando algo, no pude hacer otra cosa que ponerme en tensión. Pues eso no me lo esperaba y me hacia no comprender bien la situación. Finalmente y sin decir nada cuando entre el llamado, yo me levanto también del asiento observo la situación a la espera de saber bien que ocurre exactamente.

Me sorprendió la necesidad que tenia la Reina en una conversación como esa de repente llamar a un Guardia Real, siento curiosidad e intriga por saber a donde me va a llevar tan extraña situación. Mientras observo como la Reina en un pergamino virgen empieza a escribir algo, pero sin querer cotillear, miro hacia la puerta hasta que hace acto de presencia el Guardia Real llamado. Observo como ella le pasa el pergamino a el y el comentario que este hace, que aunque me hacer percibir de que puede ir todo esto, me sigo manteniendo a la espera expectante.

Escucho las palabras que luego esta me dirige, pero viendo el devenir de los acontecimientos, se a que se refiere antes de que me de el pergamino, un contrato. Lo cojo cuando me lo da y lo leo con rapidez, aunque me dedico a releerlo varias veces y levanto la vista solo cuando me pregunta. Había algo que no me gustaba en pergamino, pero en parto lo hago para esconder cierta sonrojez al pensar que podre estar muchas horas y días a solas con Aimeé, como tanto hemos deseado juntos.

-Hay una cosa que no entiendo.-Digo con tranquilidad, dejando de atender el pergamino.-"¿A disposición de la Corona?"-Claramente por mi tono de voz no me gusta esa expresión usada en el pergamino. Pues a mi entender la Corona lo que esta haciendo es arrebatarme hombres bajo mi mando y tenerlos bajo el suyo sin importar su procedencia. Y eso como soldado de muchas batallas es algo que claramente no gusta.-Preferiría que si no es impertinencia, esos 100 hombres quedaran bajo mi mando personal y yo mismo me trasladare a Rocadragón para disponer el mejor sistema de seguridad, para la Princesa. Mi Reina a los soldados no les gusta que se les ceda como ganado, ademas responderán al 200% en la seguridad de la princesa, si están bajo el mando de alguien que conocen y respetan.-Explico con tranquilidad, esperando que tal cambio de palabras, no sea un inconveniente para la Reina y acepte.
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Mensaje por Myriah Targaryen Mar Feb 26, 2013 3:28 pm

El Velaryon, tal y como preveía Myriah, era un hombre inteligente, creado para la guerra, que no parecía achantarse con rapidez ante las peticiones de su reina. La dorniense medio sonrió con las palabras del rubio y miró de reojo a Ser Corbray, que pareció entender el juego de Myriah, por el gesto torcido que colocó en su rostro. La reina, en efecto, estaba tanteando la fiabilidad del joven. Y si algo sabía a esas alturas es que del Velaryon no confiaba para nada. Quizás se equivocaba, y esperaba que así fuera, pero había algo en los ojos violáceos de aquel joven que le inspiraba cierto temor. Era una extraña sensación de que, a la larga, Tyberius le traería problemas. Myriah chasqueó la lengua y alzó las cejas, sin acritud, mientras sacudía la cabeza de un lado al contrario. Podía ordenárselo simplemente... De hecho, debía.

- No lo entendéis, Lord Tyberius, o no parecéis llegar a atisbar lo que verdaderamente va a ocurrir en Poniente de un día a otro - dijo, con cierto tono autoritario, pese a que su voz sonaba cálida, amable, como si danzara entre el vaivén de sensaciones contradictorias que se testaban en la habitación. - Va a haber guerra, una muy cruenta y despiadada. Vos, como vasallo que sois, habréis de responder ante el Rey en el campo de batalla, con vuestra persona, con vuestros hombres. Decís que a los soldados no les agrada ser cedidos y me parece correcto, pero aquí estamos hablando de la seguridad de la Princesa de Poniente, Lord Velaryon, y cuando tengáis que responder ante mi esposo... ¿Estáis seguro que esos hombres atenderán a sus obligaciones? Permitidme que sea escéptica, pero no he de fiarme de nadie, y mucho menos por lo que se pone en juego.

Myriah echó hacia delante su cuerpo, invandiendo el espacio con su exótica figura, acercándose al Velaryon.

- Podría ordenároslo y no lo he hecho, Lord Tyberius. He creído conveniente que seáis vos quien decidáis sobre ello. Así que hacedlo rápido, pues el tiempo apremia - aseguró finalmente, con cierto brillo extraño en sus ojos oscuros, uno que denotaba que a la reina podía acabársele la paciencia antes de lo que se imaginaban todos. Y Myriah impaciente era algo digno de temer.
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Mensaje por Tyberius Velaryon Mar Feb 26, 2013 4:53 pm

Podián decir lo que quisieran de las mujeres dornienses, que si podían gobernar, por encima de los hombres, que si podián llevar armas y empuñarlas, seguramente podrian hacer eso y mucho mas decentemente, pero no sabían de guerra y Myriah Targaryen Reina de los Siete Reino lo dejaba patente con su comentario. Es que acaso no entendía la importancia que tiene para los soldados el tener confianza en su comandante. No puedo hacer otra cosa que callar y rezar a los Siete porque no esta mujer que tengo delante la que gobierne en caso de alguna desgracia le ocurriera a mi legitimo Rey.

Chasquee la lengua y antes de hablar ladeo la cabeza, nada convencido.-No tengáis duda alguna de que se perfectamente lo que se avecina Majestad, he visto suficientes guerras y batallas, para oler en el aire cuando una esta próxima, pero es por eso mismo por lo que soy tan reticente.-Sigo siendo claro, tal cual ella misma me a permitido.-Si los hombres están bajo el mando de un hombre que conocen, respetan y admiran no importan quien sea el enemigo, lucharan hasta la muerte, contra el mismísimo Desconocido si hace falta.-Explique, sin inmutarme, por tener que enrollarme un poco mas.-Si no voy a poder estar entonces con mis hombres, permitirme al menos dejar a alguien de confianza al mando.-Era lo mínimo que podía pedir, para dejar a mis hombres, en lugar desconocido. A eso al menos, tendría que decirme que si.
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